Majo-san Vencedor de Voldemort
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| Tema: El árbol de ciruelas en flor. Capítulo 4: Un vaso de refresco junto al ciruelo. Miér Mar 29, 2023 9:57 pm | |
| Capítulo 4: Un vaso de refresco junto al ciruelo.
Harry se había divertido mucho, tenía que admitirlo, el doctor Snape era un ser admirable, y los chicos que pensaron que era una chica, ahora estaban muertos de vergüenza en la sala de la casa de su abuelo. No entendía porque, pero el doctor se había propuesto el que se presentaran como era debido y ahora el lugar estaba lleno de chicos de diferentes edades. Su fiesta de bienvenida, había dicho su abuelo cuando despertó y vio el lugar lleno de olores de diferente índole, dulces, salados, refrescos, cervezas con y sin alcohol y sándwich de todo tipo. -Y cuéntanos, Harry, como es la vida en la ciudad -le preguntó un tal Percy, uno de los tantos Weasley que había y que parecía tener mucho interés en la vida de ciudad. De hecho, era el único que se había mostrado interesado en ir allá. -Supongo que lo mismo que acá, pero con más contaminación y cosas por el estilo. -¿Hay muchas tiendas de ropas? -le preguntó Ginny, la única chica de la familia Weasley. -Sí, por todos lados, y de todos los tipos. -¿Te quedaras por mucho tiempo acá, Harry? -preguntó Draco, mientras insistía en sentarse lo más junto a él posible. -No, en realidad sólo vengo por una temporada, luego tengo que volver a hacerme cargo de los negocios de la familia. -Pero eres muy joven -dijo Ron, que estaba en las mismas que el rubio, franqueándolo por el lado derecho. -Lo sé, pero alguien tiene que hacerlo. -Dejen de atosigarlo -dijo Severus, llegando al grupo de chicos que tenía prácticamente encerrado a Harry- ¿Me acompaña, joven? -le pidió levantándolo del sillón, sin esperar que respondiera siquiera y lo sacó de la casa mientras que los demás se dispersaban y se ponían a comer, conversar o bailar. -Gracias -dijo Harry, luego de que le “Salvara” de la ronda de preguntas a la que había sido sometido desde que empezara la fiesta. -No es nada -caminaron por el jardín y llegaron al ciruelo que tanto le gustaba a Harry-, pero debes entender que no pasan muchas cosas por el pueblo y si llega un visitante de la ciudad, es como si un carnaval hubiera arribado. -Entiendo -le dijo al tiempo en que se dejaba caer y recibía un vaso de manos del médico-. ¿Vives hace mucho tiempo acá? -Nací en este pueblo -se sentó a su lado-. De hecho, fui compañero de escuela de tus padres. -¿Enserio? -preguntó sorprendido. Se imaginaba que el hombre había llegado aquí, siguiendo su vocación. No era para nada parecido a la gente de ese lugar. Un halo de ministerio le rodeaba. -¿Tanto te sorprende? -Bien. No es como los demás -dijo sorbiendo de su vaso. -Eso es porque estuve muchos años fuera. Cuando terminé mis estudios básicos aquí, partí para abrirme a nuevos horizontes. Estudié, me casé, tuve un hijo y enviudé. -Lo siento -dijo apenado. -No tienes que hacerlo. Amaba a mi esposa, pero un accidente en barco me la arrebató hace muchos años. -¿Y su hijo? -Stephan tiene dieciocho años, lo tuve mientras estudiaba en la facultad de medicina. Era joven en ese entonces y conocí a la que fue mi mujer en ese mismo lugar. Ahora él se encuentra estudiando también en la ciudad. Quiso seguir mis pasos en la medicina y ahora estudia pediatría. -Supongo que lo echará de menos -dijo cabizbajo, recordando a sus padres y cuanto los extrañaba. -Sí. Es algo muy difícil, tomando en cuenta que lo crie solo, así que viví por muchos años sólo con él. -Me imagino -le dijo levantando la mirada- ¿Sabes? Este ciruelo me trae muchos recuerdos. -Me contó tu abuelo que siempre te gustó de niño. -Eso y que casi me mato -dijo divertido-. Era muy pequeño y subí para sacar una flor para mamá. Perdí el equilibrio y caí muy fuerte. No recuerdo nada, pero luego de eso desperté con esta cicatriz. Severus vio cómo se corría el cabello de la frente y rebelaba una cicatriz en forma de rayo, pero le impresionó como los ojos de Harry se veían grandes y brillantes. -Wow -dijo absorto. -Sí, es una buena marca. -Lo digo por tus ojos. Son realmente preciosos. -Oh, sí -dijo sintiéndose tímido-, son iguales a los de mi madre. -Sí, pero los tuyos se ven algo tristes. -Supongo que no me repongo de la muerte de mis padres, pero en verdad, no es algo muy importante, ya se me pasara. -No lo creas así, de hecho, extrañarlos está bien… llorarlos, es tan natural como respirar, por lo que, si tienes ganas de llorar y recordarlos, nadie te lo puede impedir. Harry le sonrió agradecido. No era la primera persona que se lo decía, pero si el primer extraño que lo hacía. -Gracias, Snape. -Ahora, creo que es mejor que volvamos a la casa o tus admiradores me querrán matar por tener tu atención. Harry vio a la entrada y notó como los chicos miraban hacia ellos con falso disimulo, y Draco con Ron casi se peleaban por salir por la puerta. -No me interesan los niños -dijo Harry para luego ponerse de pie-, así que ellos no tienen la más mínima oportunidad conmigo. -Bien, entonces me encargaré de dejárselos claro. Si Harry notó un cambio en la voz de Severus, no dijo nada y caminó tras él en dirección a la casa.
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