Majo-san Vencedor de Voldemort
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| Tema: El árbol de ciruelas en flor. Capítulo 3: El médico y esos chicos curiosos. Miér Mar 29, 2023 9:55 pm | |
| Capítulo 3: El médico y esos chicos curiosos.
-¡Padrino! -gritaron entrando a la consulta médica de manera escandalosa. -Draco -dijo el hombre en reconocimiento, viendo con su rubio ahijado entraba seguido de sus amigos- y los Weasley, como siempre -dijo con voz cansada-. Saben que no me gusta que entren de esa forma a mi consulta -dijo viendo nuevamente a la señora Madison, que estaba aun con una mano en su pecho, por el susto que le causaron los adolescentes al entrar de manera tan apresurada- ¿No ven, acaso, que estoy con una paciente? -Lo sentimos mucho, señora Madison, ¿Cómo está Cler? -preguntó mientras movía sus cejas de manera sugerente. George Weasley, alto y algo fornido y con una increíble y seductora mirada. -Fuera de aquí, todos -dijo el doctor, con voz firme. -Pero padrino… vimos a alguien en la casa del director Dumbledore. -¿Alguien desconocido? -Sí, una preciosura de cabello largo y negro -dijo Ron, haciendo figuras con ambas manos, como si remarcaran las curvas de un cuerpo femenino bien esculpido. -¿Y… por casualidad vieron a esa preciosura a la cara? -preguntó el hombre, mientras le extendía a la mujer una prescripción médica y la despedía con un asentimiento. -No -dijo Fred, hermano gemelo de George, pero este llevaba la cabeza casi rapada… una apuesta perdida con su hermano mayor. -Por lo que no saben cómo es la “preciosura”. -No necesitamos verla, pero si saber su nombre y edad -le dijo Draco. -Dejen de decir idioteces -dijo el hombre poniéndose de pie y caminando a la ventana. Su mirada se centró en las personas que estaban por las calles. Sonrió de lado y puso su dedo índice en la ventana- ¿Es acaso esa la preciosura de quien me hablan? -preguntó cruzándose de brazos, mientras sentía como el viento se cortaba y los chicos casi lo botaban. -Sí, es ella -dijo Draco, deleitándose con el pantalón corto de la chica y que mostraban sus largas y lizas piernas, el cabello ahora lo llevaba suelto, y podían ver menos que cuando la vieron ser abrazada por el director en la entrada de la casa del hombre. -Son unos verdaderos idiotas -dijo el médico, mientras se sacaba la bata blanca y la dejaba sobre la silla de la entrada-. Pues la “preciosura” se llama Harry Potter, es chico, y es el único nieto del director Dumbledore -dijo deleitándose con la cara de infarto que tenían los cuatro jóvenes en su despacho-. Yo iré a saludar, cosa que también podrían hacer ustedes, de todos modos, Harry tiene su edad. … …
Harry miraba para ambos lados, tratando de acostumbrarse rápidamente a la distribución de los diferentes negocios, para saber dónde encontrar todo lo que podía necesitar. -Buenos días, director -dijo una voz a sus espaldas y se giró para poder ver quien llamaba así a su abuelo. Harry sabía que su abuelo era el director del único colegio que había en el pueblo. Los jóvenes que terminaban sus estudios debían viajar para ir a la universidad. El hombre que estaba frente a ellos debía tener entre treinta y cuarenta años. Alto, un metro ochenta, por lo menos, cabello negro, acomodado prolijamente en una coleta en la nuca. Ojos negros y profundos, que le miraban intensamente. -Severus, hijo, que bueno que te veo -le dijo el director-. Te quiero presentar a mi nieto, Harry -dijo mirando al joven-. Él es Severus Snape, el mejor médico que tenemos en Hogsmeade -dijo apuntando al galeno. -Y el único, director -dijo el hombre y su mirada se centró en el joven-. Un gusto, señor Potter -dijo el hombre de manera formal-. Ya veo porque encandilaste a los jóvenes del pueblo. -¿Cómo? -preguntó, saliendo de su ensoñación. Esos ojos le habían absorbido de manera alarmante. Vio como el hombre miraba sobre sus hombros y Harry se inclinó un poco a la derecha para ver tras Severus- ¿Y ellos son…? -preguntó alzando una ceja. -El rubio que debe estar devorándote con la mirada es mi ahijado, Draco. Los pelirrojos son los Weasley, unos pocos de toda esa gran familia. Imagino que luego conocerás a todos los demás. -¿Y ellos dijeron algo de mí? -Algo sobre una “preciosura” que llegó a la casa del director -dijo divertido, por el sonrojo del joven. -Pues no soy “una preciosura” -dijo algo molesto, cruzándose de brazos. -Fue lo que les dije -dijo con aire desinteresado-, pero no puedes culparlos por quedar encandilados. -Veo que te ganaste unos cuantos admiradores, Harry -dijo el anciano- ¿O no, Severus? -Evidentemente -dijo sin tomar en cuenta las molestas miraditas escrutadoras que solía mandar Dumbledore. Desde sus años en el colegio, Severus siempre supo que el anciano era un metiche en cuestiones de la vida sentimental de los demás, y no dudaba que ahora haría lo mismo con Harry. Estaba seguro de que no descansaría hasta encontrarle una novia o un novio.
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