Pelea y castigo
* * *
Los meses comenzaron a pasar como un rayo, mientras la vida seguía su curso. Pronto llegó el invierno, llevando tormentas de aguanieve que hicieron al castillo muy frío. El tiempo parecía haberse suspendido, mientras los días para que las vacaciones de navidad, comenzaran.
Ese día, Lily y cía caminaban por los pasillos, platicando animadamente mientras se dirigían hacia el Gran Comedor.
—Le pediré a papá que vallamos a La Madriguera, quisiera pasar las fiestas con todos ustedes. Muero de ganas de ver a la abuela Molly y al abuelo Arthur. ¡También quiero saber que nos mostraran los tíos Fred y George!
—¡Eso sería genial! —Exclamó Victoire con emoción—. ¡Ojalá si puedas ir!
Lily asintió y miró hacia el frente. Su vista automáticamente se fijó en una pelinegra que estaba sentada en una ventana, leyendo apaciblemente un libro. Frunció el ceño al notar las gafas de montura redonda que utilizaba ésta para leer. Se acercó a ella, ignorando la petición de su prima para que no fuera y se plantó frente a ella, inclinándose para tomar los anteojos.
—Qué boba te ves con esto —Le dijo, inspeccionando el objeto—. Acentúa más tu apariencia de rata de biblioteca.
—¡Devuélvemelas! —Exclamó Eileen ceñuda.
—Y si no quiero ¿Qué? —Se burló—. ¿Qué harás?
—¡No te he hecho nada!
—Me molesta que utilices esto —Respondió con desprecio—. No te lo mereces.
—¿De qué rayos hablas?
—Que no me agradas —Resumió— No me agrada nada de ti.
—El sentimiento es mutuo —Siseó Eileen, levantándose y abriendo su palma. A su alrededor se había formado una multitud que observaba con picardía—. Ahora, dame mis gafas, Lilian.
—¿O qué? ¿Me acusaras con tu padre?
—¿Qué si lo hago?
—Eres una niña de papi.
—Mira quien habla, la chiquilla mimada. Lástima que tu padre no éste aquí, para ver en lo que su "princesa" se ha convertido. —Lily le miró con advertencia—. Oh ¡Pobre Harry Potter! Enterarse que su hija es una vil abusadora.
—Por lo menos no estoy sola siempre.
—¿Y? Mejor sola que mal acompañada.
—¡Serpiente!
—¡Gorila!
—¡Retráctate! —Ordenó, ofendida.
—¡Nunca!
Lily tomó las gafas de Eileen y las partió en dos ante la mirada horrorizada de la niña. Sus ojos se llenaron de lágrimas al verlas caer al suelo, donde a la mica se le hizo una grieta. Esas gafas habían sido un regalo de su abuelo Albus, que le había dicho que pertenecieron a su madre.
—Oh, mírenla… es una llorona —Se burló Lily—. ¿Te irás a llorar al baño como Myrtle?
Eileen se abalanzo furiosa sobre ella, ambas cayeron al suelo donde empezaron a golpearse con los puños y a jalarse los cabellos.
—¡Suéltame, salvaje! —Espetó la Gryffindor—. ¡Quítate!
—¡Eres una bestia gorda! —Exclamó la Slytherin, luego hizo una mueca de dolor al sentir la patada de la otra. Contratacó pateándole también.
—¡Ya verás, tonta!
—¡En tus sueños, alimaña!
Los niños comenzaron a gritar "pelea" mientras observaban divertidos. Victoire les miraba preocupada, al igual Rosie. Una figura se hizo paso entre la multitud, seguida de Alina Nott (que sonreía malévolamente) y se acercó. Las dos niñas Gryffindor palidecieron al verla.
—¡Pero qué sucede aquí! —Les riñó McGonagall—. ¡Por Dios! —Tomó a ambas niñas por los brazos y las separó, estas se soltaron queriendo golpearse nuevamente, por lo que las separó usando la varita—. ¡¿Estamos en la era de las cavernas acaso?! ¡Son señoritas por el amor a Morgana!
—¡Ella ha empezado! —Dijo Eileen, llorosa.
—¡Es mentira!
—¡Claro que sí! ¡Yo no le hice nada y ha roto las gafas de mi madre!
La mujer miró las gafas en suelo y luego la miró a ella, en cierta parte enternecida de que defendiera su objeto preciado, entristecida de que no supiera de quien eran realmente y enojada de que hubiera recurrido a los golpes. Luego miró a Lily, que no había negado la acusación, a ella la miró con reprobación, por haber iniciado una pelea y con lástima, porque no sabía que había roto las gafas de su propio padre…
—¡Pero ésta no es manera de resolver los problemas! ¡Las reglas se hicieron para algo! ¡Y también estamos los mayores!
—Pero… ella… ella… —Sollozó Eileen, mientras se agachaba para recoger sus gafas.
—Llorona —Murmuró Lily, que le miraba fastidiada.
—¡Silencio señorita Potter! ¡Las dos están castigadas! —Vociferó Minerva—. ¡Esto es intolerable!
—¡Pero profesora! —Protestó Eileen.
—Pero nada señorita Snape, su padre sabrá de esto —Lily sonrió burlonamente—. Ni tan feliz señorita Potter, le enviaré una lechuza a su padre hoy mismo.
La sonrisa de Lily se borró automáticamente y miró asustada a la mujer. Ésta les indicó que les siguieran, ambas se marcharon tras de ella, sabiendo que esta vez si no se salvaban.
* * *
—Yo puedo encargarme de esto —Dijo Snape a Minerva, mientras las dos niñas eran atendidas por Madame Pomfrey y se miraban con odio mal contenido—. Déjalo en mis manos.
—No, Snape —Increpó la mujer—. Has demostrado no tener bajo control a… —Bajó la voz hasta convertirla en un susurro—. ¡A tus hijas!
—Minerva…
—¡Te lo advertí! Y cómo Sub-Directora tengo más autoridad que tú, además, fui yo quien las detuvo. Yo impondré el castigo.
—Está bien —Suspiró cansinamente—. No me entrometeré.
—Bien.
Ambos se volvieron a las dos niñas y les miraron.
—Papá, yo te juro que no…
—Guarde silencio, señorita Snape —Respondió el hombre duramente. Ella bajó la mirada y Lily sonrió victoriosa. En eso, el profesor también le miró, reprobatoriamente. Ella también bajo la mirada, avergonzada.
—Sus detenciones durarán hasta las vacaciones —Continuó McGonagall—. Serán suspendidas por las fiestas, pero al volver seguirán con ellas. Y tendrán que abandonar sus salas comunes hasta entonces.
—¿Qué? —Preguntaron las dos al unísono.
—Serán trasladadas a una habitación privada —Las niñas parecieron aliviadas—. Que tendrán que compartir.
Las miradas de horror en los dos rostros, indicó el desagrado que tenían ante tal situación. Snape se retiró sin decir palabra alguna, dándole el permiso a la mujer de proceder como mejor le pareciera. Eileen y Lily le miraron, tristes por la decepción que él mostraba en el rostro.
* * *
—¡Qué pocilga! —Exclamó Lily, dejándose caer en una cama. Eileen no dijo nada, solo se sentó en la suya y dejó un pañuelo en la mesita de noche. Luego fue donde su baúl para sacar un pijama y comenzar a cambiarse. La Gryffindor le observó atentamente.
El pijama de nubes que la niña se estaba colocando, le alborotó las ganas de decir un comentario mordaz, más decidió ahorrárselo al mirar la expresión triste de la Slytherin. Eileen se volvió hacia ella en ese momento, para buscar algo más en su baúl, Lily alcanzó a ver una pequeña marca en su clavícula izquierda.
Se levantó como impulsada por un resorte y se acercó a ella, Eileen retrocedió, asustada por su cercanía y cayó al suelo.
—¿Q-Qué?
—Quédate quieta.
Lily retiró la tela de la blusa y revisó la marca concienzudamente. La otra niña le miró recelosa.
—¿Qué haces? —Por toda respuesta, Lily comenzó a desvestirse. Eileen se sonrojó y le miró alarmada—. ¡Oye!
—¡No grites! —Exclamó la leona. Se quitó la blusa del uniforme, quedando en una de tiritas—. Mira.
Eileen no lo hizo, en cambio volvió la cara, ceñuda y se cerró el pijama con brusquedad.
—Déjame en paz Potter ¿No te basta con lo que me has hecho y ahora quieres que te trate como si nada pasara?
—¡Snape, mírame! ¡Es enserio! —Exclamó Lily, exasperada.
—No.
Se metió a la cama y se cubrió con las mantas hasta la cabeza. Lily bufó.
—Bien.
Se dirigió a su propia cama y se puso el pijama, malhumorada. Se volvió a tirar sobre ella y miró a su alrededor con una mueca. La habitación era de lo más fea, las paredes eran grises y hacía un poco de frío. Tenía una gran ventana que, en el día, dejaría entrar mucha luz pero en ese momento, la noche era opacada por nubes negras. Las camas eran endoseladas y de los colores de su casa, igual a las propias.
Miró a Eileen una vez más, pensando que quizá era una coincidencia que ella tuviera una marca muy parecida a la suya… No podrían ser… ¿O sí? Negó con la cabeza imperiosamente.
—"No seas tonta Lilian, solo son coincidencias…" —Pensó—. "Eso no puede ser…"
Sopló la vela que era lo único que iluminaba el lugar y se metió entre las mantas, poco tiempo después se olvidó de todo.
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