La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

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Neki Snape
Explota calderos
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Neki Snape


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MensajeTema: No me dejes ir 13   No me dejes ir 13 I_icon_minitimeMar Jun 16, 2015 2:45 pm

El reencuentro
*  *  *


Aquel treinta de Diciembre la nieve caía tranquilamente, amontonándose en las ramas de los abetos y formando montañas blancas en el suelo. Un solitario copo de agua cristalizada se tomó su tiempo en descender, aterrizando en una naricita pequeña y respingona, que estaba un poco roja por el frio. El color verde de los irises era brillante y hermoso, los ojitos expresivos hicieron el visco y arrugó la nariz, sacudiéndose la fría partícula con el dedo enfundado en un guante blanco.

—¿El Gran Comedor?
—Ajá.

Dumbledore tenía las manos sujetas en la espalda, mientras miraba el jardín lleno de nieve. Su barba lucía un poco más opaca que la blancura predominante y su túnica azul brillante contrastaba con el ambiente.

—¿Una cena romántica?
—Sip.
—¿Para dos?
—Para dos.
—No creo que…
—Yo creo que sí.
—¿Afrontaran las consecuencias?
—Completamente.

Lily jamás podría considerarse dudosa, si algo nacía en su mente, lo hacía y ya. Tomaba cada castigo con la barbilla en alto y hasta se enorgullecía de sus planes. Y recientemente lo había demostrado al darle un filtro amoroso, robado del armario de su padre, a Filch para que se le declarara a Madame Pince, que terminó en un armario con nada de ropa y un viejo celador encima al día siguiente. Sí, Lily portaba con orgullo el apellido Potter y hasta los merodeadores estarían orgullosos.

—Haré lo que pueda.
—¿Te habían dicho antes que eres el mejor abuelo del mundo?

El anciano sonrió afablemente. Por esa sonrisa y esa mirada todo valía la pena.

*  *  *

La puerta de Greamuld Place se abrió.

El pasillo de entrada estaba oscuro, así como el resto de la casa, que en general lucía tenebrosa. Claro que toda la propiedad había sido limpiada con anticipación para que sus habitantes estuvieran cómodos. Una figurita blanca y bajita salió de la penumbra.

—Bienvenido, señor —Dijo, haciendo una reverencia a las tres personas—. ¿Su viaje ha sido bueno?
—Hola Kreacher —Saludó Harry con alegría, sí, se alegraba de volver a verlo—. Sí, gracias.

El elfo no había cambiado nada, bueno, casi nada. Ya no llevaba una tela mugrienta cubriéndole, sino una limpia y el relicario de Regulus seguía reluciente, colgando de su huesudo cuello.

—Buenas tardes —Dijo Bailey, sonriéndole al elfo que lo miró con desconfianza.
—H-Hola —Saludó temerosa Eileen.
—Te presento a Eileen, Kreacher —Dijo Harry—. Es mi hija.
—Un placer conocer a la amita.
—Nos quedaremos aquí un par de días, espero no seamos una molestia.
—No amo, cómo cree.
—¿Todo ha estado bien?
—Sí, amo.

Harry asintió y miró el lugar con añoranza. Hacía mucho que no iba a esa casa, pues antes le abrumaban los recuerdos que le traía. Ahora en cambio, podía contra ellos. Los tres caminaron para ir a la salita, Eileen miró la cortina roja cerrada, que antaño cubría el retrato de Walburga Black. Un ruidito proveniente de ella le sobresaltó y se apresuró a tomar la mano de su padre, que le miró con una sonrisa divertida.

—Estoy en casa —Suspiró Harry, mirando a su alrededor. Imágenes de él y sus amigos, vinieron a su mente, acompañadas de Sirius, Remus, la Orden del Fénix y también Severus Snape.

*  *  *

Eileen entró corriendo al recibidor y tomó camino a las mazmorras, dejando a Harry atrás. Ya había avisado a Lily que había llegado e iba a su encuentro. Bajó las escaleras como bólido, ignorando la petición de su padre de que tuviera cuidado.
Apenas iba a medio pasillo cuando Lily dobló del otro y ambas chocaron la una contra la otra, cayendo de sentón al suelo. Las dos se miraron y comenzaron a reír.

—¡Hola! —Exclamaron al mismo tiempo.

Unos pasos se escucharon y enseguida Harry apareció en las escaleras, a Lily le brillaron los ojos y se levantó de un salto para correr hacia él. El ojiverde la miró con emoción y abrió los brazos para recibirla en ellos y abrazarla con tanta efusividad que casi parecían querer volverse uno mismo.

—Mi Lily —Suspiró—. Te he extrañado tanto.
—¡Y yo a ti papá!

Por el mismo pasillo donde saliera Lily una figura negra apareció, siguiendo intrigado a su hija que había salido del despacho de repente. Eileen, que miraba la escena de su hermana y su padre, se giró para encontrarse de frente con la mirada negra de Severus. Sonrió y él le correspondió el gesto. La niña se acercó a él con timidez y le rodeó con sus bracitos, él también la estrechó con mucha suavidad. Al separarse, notaron que eran observados.

Harry y Severus se miraron fijamente, el segundo apretó la mandíbula.

—Snape.
—¿Potter?

El ojiverde notó que Severus tenía una expresión más que sorprendida, cómo si desconfiara de lo que sus ojos veían.

—¿Qué hace aquí?

*  *  *

—¡Dijiste que tu padre sabía que vendríamos a cenar! ¡Pero ese hombre de allá abajo pareciera haber visto al mismísimo Conde Drácula!
—Bueno… yo dije que sí… y que estaba de acuerdo… —Respondió Eileen, encogiéndose de hombros—. El sí era en futuro, que lo sabría… y que estaba de acuerdo… bueno, yo sí lo estaba… ¿Es algo, no?
—¡Eileen!
—¿Qué querías que hiciera? ¡El plan es de Lily!
—¡Oye! ¿Por qué me echas el muerto a mí?
—¡Porque es cierto!
—Pues para la próxima inventa el plan tú y déjame a mí echarte la culpa —Gruñó.

Harry gimió con desesperanza y se tiró sobre el sofá de la cama de Lily, revolviendo más su cabello. Estaban en la habitación donde cumplían su castigo, alejados lo más posible de Snape.

—Es obvio que él no me quiere aquí, no sé porque acepte esto… me detesta.

Lily le tomó de las mejillas, haciendo que le mirara.

—Por Dios, eres Harry Potter ¿Eso te dice algo?
—Lily…
—¡Él no te detesta! ¡No seas cobarde!
—¡Óyeme no, yo no soy ningún cobarde!
—¡Pues demuéstralo! ¡Hazle saber quién es el que manda!
—Sí —Afirmó Harry con decisión—. Es cierto… debe saber quién manda.
—¡Eso!
—¡Él manda! —Exclamó Harry, alzando el puño.
—¡Exac…! ¿Qué? ¡No! ¡Tú eres el que manda!
—¿Eh?... Oh, sí… ¡Yo mando!

Eileen negó con la cabeza. Si en esas estaban, no podía imaginarse que clase de futuro tenían.

*  *  *

—¿Por qué tengo que vestir ridículamente elegante? Sólo es una cena… Además no me entusiasma ir.

Eileen acomodó el cuello de la camisa de su padre con cariño, más no respondió nada. Estaban frente al espejo y Severus se veía realmente bien. La niña había elegido un color gris oscuro para la parte de arriba y un pantalón negro. Jamás había visto a su padre tan guapo y se enorgullecía de que ella le hiciera ver así. Jaló el banquito donde estaba trepada y se puso detrás de él, sujetando su negra cabellera con una cinta.

—¿Estas bromeando, verdad? —Inquirió—. Me veo estúpido.
—Claro que no, te vez de lo más apuesto.

Snape torció el gesto y sacó unos mechones del amarre, Eileen sonrió satisfecha, eso le daba un toque más natural. Se bajó del banquito y se acomodó bien el vestido. Era de tul en un color verde azulado muy lindo. Su cabello tenía un moñito del mismo color atado en la parte trasera, mientras caía libremente sobre sus hombros.

—¿Listo para la venda?

*  *  *

—La capa, no olvides la capa —Decía Lily—. Tienes que quitártela dramáticamente.
—¿No estás exagerando un poco?
—Me he dado cuenta de que papá no se impresiona fácilmente, debes robar el protagónico.
—Claro, doctora del amor —Ironizó—. ¿También quieres que me le lance encima?
—Si es posible, sí —Asintió Lily con firmeza.

Harry la miró, su vestido rosa pálido le sentaba de maravilla, también era de tul y el lacito de su cabello se veía adorable. Ella había hecho una rabieta para ponérselo pero su hermana había insistido. Estaba nervioso por tener que pasar tiempo con aquel hombre pero feliz de pasarlo también con sus dos hijas.

—Definitivamente no sé de donde saliste tú… pero bueno ¿qué más falta?
—Solo la venda.


*  *  *

—¿En dónde estamos?
—Tranquilos —Dijeron ambas, empujando la puerta del comedor y jalando la mano de sus dos padres—. Ya llegamos

Les quitaron las vendas con mucho cuidado y ambos se irguieron, mirando el lugar con asombro puro y un poco de incomodidad. El Gran Salón estaba decorado de una forma muy parecida a como lo estuvo en el baile de navidad en el cuarto año de Harry. Una pequeña mesa cuadrada estaba en el centro, decorada con velas y rosas. La iluminación provenía de un candelabro que colgaba del techo, su luz era tenue y del techo caía nieve que se regaba por el suelo. Ambos hombres notaron que solo había dos puestos en ese lugar.

—¿Y esto? —Preguntó el azabache.
—¡Lo hice yo sola! —Exclamó Lily. Harry, Severus, e incluso Eileen, le miraron con una ceja alzada—. Está bien, el abuelo me ayudó.

Una sonrisa divertida se asomó en los labios de Harry y Eileen, en contraste con el ceño fruncido de Severus.

—¿Por qué solo hay dos puestos? —Dijo con voz fría.
—Bueno… —Dijo Eileen—. Esa… esa es la otra sorpresa.  
—Nosotras no cenaremos con ustedes —Añadió Lily—. Estaremos con el abuelo…

Severus arrugó levemente la nariz, queriendo arrancar cada hebra de cierta barba blanca. ¿Ese vejete de pacotilla estaba jugando a la casamentera o qué?

—Pero… ustedes dijeron que… —Balbuceó Harry, pasando saliva con dificultad.
—Bueno, bueno —Se apresuró a decir Eileen—. Nosotras nos retiramos… ¡Disfruten la cena!

Y salieron, cerrando las puertas y dejando a los dos lado a lado, mirando la entrada con consternación. ¡Esas niñas eran peor que el demonio!

—Esperemos que funcione —Dijo Eileen—. Es nuestra última oportunidad, si esto no funciona no sé qué lo hará.
—Ten fe —Animó Lily.
—¿Listas, damitas?

Ambas se voltearon a ver a Dumbledore, que lucía una túnica dorada. Sonrieron y se colgaron de su brazo.

—¿Podremos ver todo?
—Por supuesto —Sonrió el anciano—. En primera fila y con cena incluida. Como les dije antes mis niñas… uno tiene sus mañas.

*  *  *

Harry miró de reojo a Snape, que hizo lo mismo y enseguida ambos desviaron la mirada, luego suspiró. Se volteó hacia el mayor y sintió la boca seca al verle lucir tan elegante y apuesto. El aspecto de su cabello le daba un aire casual que hacía latir su corazón.

—Si quiere me voy —Musitó débilmente—. No es necesario todo esto, podemos decir que lo hicimos y ya.
—¿Cree que se tragaran ese cuento? Desgraciadamente son más listas de lo que aparentan —Respondió con resignación—. Además, se han esforzado mucho… no sería correcto rechazar su obsequio.

El azabache asintió.

—Entonces… hagámoslo.

Severus comenzó a caminar hacia la mesa, donde esperó a que Harry le alcanzara. El ojiverde se quitó la capa dudosamente, aunque ni se notó su indecisión, dejando ver su atuendo. Snape se estremeció. El menor iba totalmente de negro, hasta parecía que habían intercambiado papeles. Su camisa era entallada, al igua que su pantalón. Todo Harry estaba más suculento que la cena. ¿Dónde se había metido el chiquillo del que había sido profesor?
Harry colocó su capa en el respaldo de su silla y se sentó a un lado de Snape.

—Y bien… ¿Qué ha sido de su vida, Snape? —Preguntó nervioso, mirando su cena.
—Nada interesante, debo decir.
—¿Eileen se ha portado bien?
—Más que bien, es un ángel —Sonrió tenuemente, Harry se mordió el labio inferior levemente—. ¿Y Lily?
—Bueno… Lily es… digamos que sigue el camino de Fred y George.
—Esos Weasley no son buena influencia. Siempre lo supe.
—Lily ni los conocía cuando comenzó a pintar gatos del vecindario —Suspiró Harry—. Es muy talentosa, desde que era un bebé comenzó a levitar cosas y cambiarlas de color.
—¿Seguro que ha estado bien al pendiente?
—Claro que sí, la llevo conmigo a donde sea.
—Vaya, que consuelo —Ironizó el pocionista.

Harry sonrió. Por un buen rato estuvieron charlando sobre trivialidades, relatándose anécdotas de sus hijas. Al menos eso tenían en común. La cena pasó a segundo plano, por lo que los platos desaparecieron. Momento después, el postre apareció.

—Vaya, se han esmerado —Comentó Harry, mirando la tarta de cerezas en su plato—. Esto se ve muy bien.
—Creo saber quien preparó esto.
—¿Sí?
—Ajá, cierto elfo llamado Dobby.
—Oh, vaya…

Harry llevó una cucharada a su boca y la explosión de sabor de hizo tomar otra. El gesto de placer en su rostro provocaba que Snape le mirara fijamente. El ojiverde llevó una cereza a su boca, en un gesto natural para él, pero desbordante de provocación para su acompañante.

—"Condenado Potter" —Pensó Severus, apretando la cuchara de más—. "¿Tiene que hacer esas muecas?"

Soltó la cuchara, sintiendo que su mano se entumía y ésta fue a dar al suelo. Harry miró el objeto y se agachó para recogerlo, Snape también lo hizo y ambos quedaron frente a frente.

El aroma a cerezas que provenía de los labios de Harry le inundó los sentidos, estaban a unos centímetros del otro y sus respiraciones chocaban entre sí. Ambos se hundieron en la profundidad de los brillantes ojos, que demostraban el anhelo oculto. Del candelabro que colgaba encima de sus cabezas, comenzó a crecer un brote de muérdago, dejando caer una hojita que pasó entre ellos. Ambos miraron hacia arriba y luego volvieron a la posición original. Harry comenzó a acercarse de forma inconsciente, no siendo dueño de su cuerpo en ese momento. Severus admiró cada facción de él, eran más maduras, más marcadas… Harry era un hombre hecho y derecho.
Cuanto había Harry soñado y anhelado ese momento, el momento de volver a estar así de cerca de ese hombre que le nublaba los sentidos. Cuantas noches deseándole… y ese deseo seguía allí, vivo aún después de tantos años. Cuando sus labios se rozaron etéreamente, el azabache volvió a soltar la cuchara, que hizo ruido al tocar el suelo. Snape entonces pareció despertar, se aclaró la garganta y se alejó. Harry hizo lo mismo.

Por unos minutos todo fue silencio, un silencio incómodo en el que Harry recordó que estaba comprometido y que ahora Bailey debía ocupar su mente, no Snape. El pocionista no podía formar parte de su futuro, tal y como lo habían decidido tiempo atrás… cuando acordaron no volver a verse.

—Me… me gustaría que Eileen pudiera pasar la vacaciones de verano conmigo.

Severus levantó la vista del plato y le miró.

—¿Todas?
—Si es posible… las tendrá casi todo el año junto a usted, creo que es justo.
—Pero en calidad de profesor no puedo estar junto a ellas todo el tiempo.
—Solo las vacaciones de verano —Insistió Harry—. Las de invierno Lily puede quedarse.
—Quizá… podremos hablarlo más adelante con ellas…
—Vale…

Ambos no hallaban que más decirse, todo era tan extraño… cómo si el tiempo no hubiera pasado y fueran aún alumno y profesor.

—¿Cómo se enteró que era Lily?
—Su nariz —Se mofó el ojinegro—. Arruga la nariz.
—Sí, eso hace —Sonrió Harry—. Y Eileen infla las mejillas.
—Justo como usted.
—Sí, exacto… ¿Snape?
—¿Sí, Potter?

Harry jugueteó con sus dedos y evitó mirarle.

—¿Hicimos lo correcto?
—¿A qué se refiere?
—Al separarlas… Eileen está muy molesta por eso… decía que todo era más importante para mí que ella… y me avergüenza saber que no hemos sido buenos padres.
—¿Hemos sido? —Inquirió—. Eso lo dirá por usted, yo he criado a mi hija cómo se debe.
—¿Lily no le recrimino nada?
—No lo sé —Respondió receloso—. Me estaba hablando en parcel, ahora que recuerdo.
—¿También le habló en parcel?
—Bonita cosa les heredó.
—Oiga, yo no controlo eso.
—Claro…
—Sigue siendo un insufrible, Snape —Gruñó.
—Lo mismo digo, Potter.

Ambos se dedicaron a ver hacia otro lado.

*  *  *

—¿Qué rayos les pasa a esos dos? —Soltó Lily confundida—. ¡Iban tan bien!
—No entiendo su razonamiento —Murmuró Eileen—. En un momento se besan y al otro pelean.
—Yo sí sé lo que sucede —Comentó Albus—. Pero me tomará años explicarles… y creo que ya es hora de que vuelvan antes de que terminen odiándose uno al otro.

Ambas niñas asintieron y salieron del despacho para ir al comedor.

—¿Nos extrañaron? —Preguntó Lily, trepándose al regazo de Severus—. ¿Verdad?
—Claro, amor —Contestó Severus—. Mucho.
—¿Se divirtieron? —Interrogó Eileen, abrazando a Harry.

Ambos hombres se miraron y se forzaron a asentir.

—¿Les gustó la cena? ¡Yo ayudé a Dobby a hacerla!
—Estuvo deliciosa, cariño —Sonrió Harry—. Muchas gracias.

Los cuatro se pusieron a charlar, uno con el otro, mientras esperaban a que dieran las doce. Harry no podía evitar mirar a Snape, que se veía demasiado bien en su papel de padre. Antes de que se escucharan las campanadas que indicaban el inicio de un nuevo año, las niñas anunciaron que tenían una sorpresa más. Todos se encaminaron a la salida, frente al lago donde, al dar la medianoche, unos juegos pirotécnicos se alzaron en el cielo.
Lily y Eileen se tomaron de las manos de sus padres y, a su vez, ambas entre sí. Se sonrieron la una a la otra, ahora sí que parecían una familia.

A lo lejos, tres personas le observaban.

Desde la ventana, Dumbledore y McGonagall se enviaban una mirada cómplice, al parecer la bruja había sido la encargada de aquel espectáculo. Ambos sonrieron al ver que las niñas entrelazaban las manos de sus dos padres, que desviaban la mirada mientras intentaban no soltarse.
A su vez, desde la entrada del castillo… Bailey quería desearles año nuevo tan siquiera, así que se había aparecido solo para eso, más no podía despegar la mirada de aquella linda escena.

Su cara era de total tristeza.


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MensajeTema: Re: No me dejes ir 13   No me dejes ir 13 I_icon_minitimeMar Jun 23, 2015 7:29 pm

ah sisi que pena bailey en serio..XDhahahah ni yo me la creo..ok regresando al principio ahahah ese harry si el sabe sev es el que manda..XD ahahhaha ahhh y lo vuelvo a repetir es mas sensei cambie los nombres por cabeza dura uno y cabeza dura dos..porque este par se complicaron las cosas ellos solitos...casi casi lo puedo jurar..T_T
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