Luna Llena de la LecheEnterrado entre libros y libros polvosos, papá se dio a la tarea de averiguar qué clase de enfermedad le aquejaba. Visiones extrañas eran el principal síntoma, sentimientos incomprensibles el segundo. Después de engullir tantos libros como pudo —y acabar con un fuerte dolor de cabeza—, se dio por vencido. Ningún libro hablaba sobre aquellas extrañas manifestaciones y, atormentado por su locura, decidió buscar ayuda en la única persona que podría abrirle la mente y le diera una pista del dichoso hilo rojo.
—Hermione, estoy enloqueciendo.
Ella le miró sobre el borde de su ejemplar de Magos y Brujas famosos del siglo XVII, donde tenía la cara enterrada. Sus ojos color caramelo brillaron misteriosamente.
—Cuéntame tu problema.
—Siento cosas —Explicó papá un poco histérico—. Cosas que no debería sentir.
—A eso se le llama pubertad, Harry.
—No, no lo entiendes… —Se alborotó el cabello que más despeinado no podía estar—. Sé que es la pubertad pero esto es distinto, es como si tuviera lombrices y taquicardia al mismo tiempo. Además, esta ese dichoso hilo rojo que no paro de ver y todo cuando estoy cerca de él, creo que me estoy volviendo esquizofrénico o…
—¿Has dicho “cerca de él”? —Intervino Hermione, papá hablaba tan rápido que apenas estaba procesando—. ¿De quién estás hablando?
Papá miró su regazo y se apretujó las manos, jugando con sus dedos.
—Bueno… pues… del profesor S…
Hermione le cubrió la boca al instante y miró por toda la sala común, esperando que nadie les hubiera escuchado. Papá le miró exaltado y ella le arrastró hacia un lugar apartado de todos los demás.
—Oh, por Merlín, había estado esperando que me lo dijeras.
—¡Hmm-hmmm-hm!
—Oh, lo siento —Papá tomó aire exageradamente.
—¿Qué te lo dijera? ¿A qué te refieres con eso?
—¡Que te gusta el profesor Snape! —Dijo en un susurro la castaña. Papá casi se ahoga con su propia saliva.
—¡A mí no me gusta el profesor Snape! —Respondió en el mismo tono, asustado de esas palabras. Pero en cuanto las dijo, supo que no era cierto.
—Te he estado observando, Harry Potter ¡Soy tu mejor amiga! ¡Claro que te gusta!
—¡Pero yo no te estaba hablando de eso! ¡Te estaba diciendo que tengo alucinaciones!
—Sí, con el profesor —Recalcó ella.
—¡No! —Negó papá con la cabeza—. ¡Bueno, sí! ¡Pero no de esa forma! Veo un hilo rojo. Lo vi en su meñique hace unas semanas, también la primera vez que lo conocí, frente a su despacho.
—¿Un hilo rojo? —Hermione hizo una mueca graciosa—. ¿Dónde he escuchado eso antes?
—¿Se te hace conocido? ¿Qué crees que pueda ser?
Ella le dijo que en ese momento no lo recordaba pero que le diría si llegara a saberlo. Luego de su charla papá se lanzó a su cama, sintiendo el corazón retumbarle en los oídos. Tenía la sensación de haber hecho un gran descubrimiento.
* * *
La siguiente falta le dio a papá una pista de qué era lo que debía buscar entre sus libros. Taciturno, reservado, inteligente, oscuro, desapariciones en Luna Llena. El libro que Madame Pince puso delante de él fue algo que ya esperaba.
«Licantropía»
—Se puede reconocer a un licántropo cuando está en su forma humana de muchas maneras —Leyó en voz baja, después de haber ojeado un poco—. Al igual que todos los caninos, sus oídos son muy sensibles a los sonidos agudos y al contacto, además que los licántropos tienen mejor oído, esto les afecta a niveles que les molesta o les duele. En cuanto a la personalidad son… —Frunció el ceño inconscientemente—. Muy reservados, algunos no sociables, con ego grande o, en cambio, demasiado emocionales, racionalistas, masones en su mayoría, y muy inteligentes.
»Viven en manadas, "familias" de entre cinco y doce, no más ni menos, sin embargo se presenta el caso de los lobos solitarios o las manadas plásticas, "grupos de lobos sin manada". Conocen el mundo, saben diversos idiomas y sus conocimientos sobre cultura en general son sorprendentes, y su madurez es avanzada para su edad tratándose de los adolescentes. Sus sentimientos son más fuertes de lo normal y aman incondicional y perdidamente, pero solo una vez, olvidan muy rápido para no sufrir, les cuesta mucho perdonar.
Papá atrajo la imagen mental del profesor a su mente, algunas características no articulaban pero la mayoría de ellas aplicaba perfectamente.
—Generalmente poseen piel morena o blanca pálida, sus ojos tienen algo que cautiva y atrae…
Ese día, papá salió de la biblioteca convencido de que Severus Snape era un licántropo. Y lo comprobaría en la siguiente luna.
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