La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 6. Soportaria cualquier cosa...

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PlatinumAlchemist

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MensajeTema: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 6. Soportaria cualquier cosa...   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 6. Soportaria cualquier cosa... I_icon_minitimeMiér Nov 28, 2012 4:18 pm

Sexto capitulo y ya vamos por la cuenta regresiva!!!!

Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal?

Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape.

Categoría: Harry Potter

Personajes: Harry Potter, Severus Snape,

Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama

Clasificación: NC-17

Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon.

Desafío: Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2012

Capitulo: 6/12

Completa: Si

Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.[/size]

¿Deberiamos Pasar al Plato Principal?


Soportaria cualquier cosa... menos el hecho que seas tu quien busque sus labios...



Harry alcanzo a sus amigos en los jardines del campus y se sentó junto a Neville y Hermione. Ambos cobijados bajo la sombra de los álamos y rodeados de apuntes y libros por todos lados. Pero no parecían estar precisamente estudiando, pues Neville estaba muy sonrojado y Hermione apenas podía contener sus risitas.
-¿Qué? ¿Qué les pasa?- pregunto Harry curioso por la actitud de Neville. Neville negó con la cabeza mientras esquivaba la mirada del ojiverde y Hermione aumentaba sus risas.

Como compañero de banca, Harry había notado que hacia un poco de tiempo el castaño actuaba raro. Se volvió más reservado y siempre perdido en sus pensamientos. Sobre todo en Farmacología. Y si Harry era maltratado durante esa clase, Snape le cargaba aun más la mano al pobre de Neville. Esperaba el peor momento para hacerle cualquier pregunta aun si no tuviera relación con la clase, o si era un tema que aun no veían. Para alguien tan listo como Harry, si se aplicaba lo suficiente podía salir a flote. Pero en contraste con el, el tímido Neville se hundía como un martillo en el fondo del mar. No era culpa de Neville, pues a Harry le constaba que su amigo se esforzaba e incluso le pidió asesorías a Hermione. Pero simplemente era un negado para Fármaco.

-N…no… no e-es nad…nada.- tartamudeo Neville esquivando los ojos de su amigo.

-no me digas que no es nada. A mi no me engañas. Estas tartamudeando y eso no te pasaba desde primer semestre.- dijo Harry ahora realmente picado con lo que fuera que le estuviera pasando a su amigo.

-Awww vamos, Nev! Es Harry, podemos confiar en el.- dijo Hermione divertida y cogiendo a neville por la camisa y le miraba alegre.- el no dirá nada, ¿verdad Harry?

-Ándale, Neville. Te juro que no le voy a decir a nadie. –Neville le miro con desconfianza un segundo pero Harry mirándole de una manera tan honesta como le fue posible consiguió ablandarle. Haciéndole una seña para que se acercara y Harry obedeció sonriente. En lo que Hermione volteaba a los dos lados para asegurarse que no hubiera moros en la costa.

-Cr…creo que-e me gu-gusta el pro-profesor Sn-Sna-Snape.- le soplo neville al oído en un hilo de voz casi inaudible. La sonrisa de Harry se congelo, al igual que todo su cuerpo ante esa confesión. Y al parecer Neville lo interpreto como una invitación para seguir charlando sobre su enamoramiento hacia su maestro.

-Awww! ¡¿No te parece lindo, Harry?!- No, a decir verdad no, Hermi. Pensó Harry cuando Hermione chillo emocionada por la declaración del chico y lo abrazaba diciéndole que debía esforzarse y lo mucho que ella le apoyaría en hacer realidad su amor.

Una punzada en el estomago atravesó a Harry cuando escucho la decidida y honesta confesión de su amigo. Volvió la mirada a su amigo y observo sus mejillas coloreadas, sus ojos avellana brillando como si fueran dos estanques y sobre todo, el atractivo natural del chico. Quedo muy atrás aquel chico regordete y torpe, pues su amigo había dado un tremendo estirón y sus músculos se habían desarrollado naturalmente. Además su personalidad tranquila y humilde era capaz de derretir el más frio bloque de hielo en Groenlandia. Neville era una persona dócil e incapaz de dañar a nadie ni siquiera con su pensamiento.

Para Harry su amigo era muy especial. Se conocieron desde el curso de inducción a la universidad y desde entonces tenían una conexión muy especial. Además descubrieron que ambos compartían no solo el mismo día de cumpleaños, el color favorito de ambos era el turquesa, les enloquecía el helado de choco menta, tenían la manía de irritarse si las sabanas que cubría el colchón de sus camas se corría, peor aun si tocaban el molesto colchón. Ambos odiaban dormir con almohada pero no podían dormir si no abrazaban algo, también venían del mismo lugar natal. Compartían eso y mil cosas más…

Neville, el dulce y tierno Neville… ¿Porque también tenemos que compartir esto? Se sintió culpable cuando la envidia le corroyó desde su interior pero acepto que aun más que Draco Malfoy, Harry debía de cuidarse de Neville Longbottom. Ahora que su amigo sin proponérselo, seria su peor rival.

-No te preocupes, Neville. ¡Harry y yo te ayudaremos en todo!-¿Qué? ¿Por qué yo? Pensó Harry mientras era estrujado por la chica en un abrazo grupal.

-Muchas gracias, chicos. No esperaba que aceptaran esto.- la cálida sonrisa que Neville le dirigió hizo aun mas difícil para Harry poder sostener su mascara de falsa alegría.

-Si, Nev… no te preocupes, puedes contar con nosotros.- Harry se esforzó por lograr escupir eso de su garganta reseca. Pero arrepintiéndose a cada segundo por haber preguntado.

Hermione continúo interrogando a Neville sobre las múltiples virtudes que enloquecían al castaño. Mientras Harry tenía que contenerse para no taparse los oídos y no continuar escuchando los cumplidos idealistas de Neville hacia su profesor. Y Harry escuchando, intentando mantenerse al margen.

-Hermione, ¿no quedamos que iríamos a la biblioteca? Tengo dudas en la materia de parasitología y necesito que me ayudes. – corto Harry sin poder contenerse y seguir escuchando mas. Haciéndole una seña a Hermione recordándole el proyecto que ambos tendrían juntos y deseando que a su amiga no se le ocurriera también invitar a Neville.

-tienes razón, lo había olvidado. Perdona Neville pero debemos irnos.- respondió Hermione captando el mensaje. Harry respiro aliviado. Levantándose y sacudiéndose el polvo de sus pantalones le tendió la mano a su amiga para ayudarle a levantarse

-claro, nos vemos después.- se despidió Neville levantándose también y extendiéndole amablemente a Harry los libros que se le habían quedado en el suelo.

-Claro Nev, hasta luego.- Se despidió Harry tomando los libros entre sus manos y emprendiendo marcha. Sin tener la mínima cortesía de esperar a Hermione, quien por despedirse de su amigo se había retrasado y ahora correteaba para alcanzarle.

Mucho rato después, ambos chicos estaban concentrados y ocultos tras una montaña de libros polvorientos. Hermione y Harry trabajaban arduamente en el ensayo que les conduciría a la victoria. Cada uno hojeando un libro tras otro mientras tomaba apuntes sobre lo que les seria útil para su trabajo.

Harry debía aceptar que la idea de su amiga era muy interesante. Un ensayo sobre Mitología griega en la edad media y su relación con la Medicina. Sobre todo enfocado a los orígenes etimológicos de diversos conceptos acunados por la Medicina. Seria un poco complicado y extenso, pero era un tema que le parecía fascinante. Ahora Harry se encontraba hojeando unos libros sobre los principales dioses de los griegos y su amiga otro de seres fantásticos. Ambos descartando aquellos que no le parecían relevantes.

-este… Hermi… ¿Por qué no le contaste a Neville sobre el ensayo?- pregunto Harry intrigado, pues en su interior realmente temía que la chica quisiera ayudar a su amigo hasta el punto de darle su lugar como practicante.

-mmm no lo se Harry. Tú eres mi compañero para esto y no vi necesario decirle.
Después de todo ambos queremos el puesto. Y solo hay dos vacantes. –Contesto Hermione indiferente.- quiero a neville y pero también quiero el puesto. Claro que le ayudare como amiga, pero es muy diferente como rival. Mas vale prevenir. Pero eres libre de decirle si quieres. Solo no le digas nuestro tema.

-no, yo solo decía. Pero tienes razón. Creo que le diré mañana…en la tarde…o cuando hayamos avanzado un buen tanto…-rio Harry nerviosamente, aliviado por ser compañero de Hermione. Lo sentía por Neville, pero Harry tampoco estaba dispuesto a cederle su lugar.

-Buenas tardes. Disculpen, jóvenes. ¿Alguno de ustedes es Harry Potter?- pregunto la anciana bibliotecaria, Madame Pince a ambos.

-si, soy yo. ¿Se le ofrece algo?-pregunto Harry interesado. Pues era raro que la octogenaria se dignara a charlar con algún estudiante sin razón aparente.

-le busca el director Dumbledore en su despacho. Quiere hablar con usted y al parecer es urgente.-le contesto la anciana con indiferencia y sin esperar respuesta por parte del chico se fue hacia su lugar.

-pues con esa actitud yo diría que es de vida o muerte, Harry. Será mejor que te apresures. Yo me quedare a trabajar otro rato.- hablo Hermione despidiéndose de Harry con un beso en la mejilla.

-Gracias Hermi. Yo en la noche veré que puedo adelantar. ¿Mañana aquí a la misma hora para seguir?-le contesto Harry cuando se separaron y tomando sus cosas se dirigió hacia la oficina de su Director de carrera a ver que era tan importante.



Blaise llego a la cafetería caminando tranquilamente. Atravesó la puerta y busco con la mirada a cierta cabecita rubia. Hasta que la encontró en el centro de las mesas, rodeado de lo que se catalogarían las chicas mas guapas del campus reunidas a su alrededor como moscas a la miel. El moreno contuvo una risa cuando al acercarse distinguió la mezcla de molestia y asco proveniente del ojigris cuando alguna de las chicas se le arrimaba demasiado. Mientras se acercaba noto que el chico no solo era objeto de fijación por las mujeres ahí reunidas, sino muchos de los hombres ahí presentes también admiraban al rubio. Y a él lo trituraban con la mirada mientras se acercaba hacia donde estaba.

-Cuanto tardas.- gruño el chico mientras le soltaba un manotazo a lavender Brown que tocaba su cabello.- ¿y bien? ¿Porque siguen aquí? ¡A volar!

Draco las despacho groseramente y curiosamente en vez de ofenderse, las chicas se fueron riendo tontamente y lanzándole besitos al rubio antes de salir por la puerta de la cafería. Blaise arqueo una ceja confundido por la fijación de todos para con Draco. A penas una semana y medio mundo parecían caer en una especie de embrujo.

- ¿ya conseguiste lo que te pedí?- susurro Draco acortando las distancias. Blaise malhumorado saco su cartera de entre los bolsillos de sus pantalones y le paso un papelito al chico por encima de la mesa.- ¿Y sobre lo otro que averiguaste?

-bueno, en realidad no mucho. – Blaise se alejó incomodo por la cercanía con el ojigris.-Harry Potter es un chico que viene de provincia… creo que de algún lugar de Durham o algo por el estilo. Ahora vive con su tía loca y trabaja en una cafetería cercana durante los fines de semana. Obtuvo el “Premio Ingles” de hace 5 años, por lo tanto, como te podrás imaginar es todo un cerebrito. Es buen amigo del hijo del rector y de Granger, la chica esa que creo que es una genio o algo por el estilo.

-¿y?- pregunto Draco. Blaise se sintió confundido por un momento ante la cara de interrogante del chico hasta que recordó a lo que se refería.

-no tiene novia. Hace poco termino con la hermana de Weasley. Por cierto, esta buenísima la niña, ese Potter debe estar loco. O a lo mejor gay. –continuo Blaise. Cuando el moreno recalco lo ultimo, Draco se levanto bruscamente de la mesa y salió de la cafetería hecho una furia-¿Qué? ¿Qué fue lo que dije?

Que tipo más extraño. Pensó Blaise al verlo salir dejando a su paso una estela de suspiros tanto por parte de chicos como de chicas. Pero aun así como me pone, el muy idiota. Finalizo Blaise mientras se ponía en marcha por donde había salido Draco dispuesto a alcanzarlo, así fuera al fin del mundo. Cuando llego al estacionamiento, por donde creyó haber divisado al rubio, descubrió que estaba vacío. Sin la menor seña de alguien en kilómetros. Extrañado, Blaise se fue por otra dirección en busca de Draco.




Draco estaba en las escaleras del edificio “A”, con los ojos cerrados pero el resto de sus sentidos alerta. Abrió sus diamantes grises cuando estuvo seguro de que Blaise se alejó lo suficiente y salió en dirección a su objetivo en ese mismo complejo.

No había avanzado mucho cuando se sintió intoxicado con el molesto hedor que provenía seguramente de la mezcla de perfumes baratos que provenían de las mujeres que se le aproximaban en cada esquina. En sus baratos y patéticos intentos de ligar con el o llevárselo a sus camas. Asqueado, saco de entre su chaqueta un pañuelo blanco perfumado con suaves aromas a lavanda y ámbar, se apoyó en el barandal mareado.

Dejo pasar un rato hasta que habiendo pasado sus nauseas y el pasillo se despejo un poco. Quitando el trozo de tela, olfateo el aire en busca de algo. A penas lo encontró, continuo con su trayecto hasta que vio a su objetivo doblando justamente en dirección al elevador más cercano.

Para cuando llego se dio cuenta con decepción que estaba cerrado, memorizo el piso a donde iba y salió corriendo hacia las escaleras más cercanas. Hasta detecto nuevamente ese olor que tanto estaba buscando pero muy cerca de su objetivo estaba aquel sujeto, su asquerosa peste le delataba…

¿Qué demonios hace ese ahí? pensó mientras le inundaba el pánico. Esos dos no podían estar solos, no podían encontrarse. ¡NO! ¡EL NO LO PERMITIRIA! Aun si tenia que destrozarle con sus propias manos. Concentrándose en sus piernas, y en no perder de vista el aroma que tanto buscaba concentro lo que le quedaba de energías en correr tanto como pudiera en ese frágil cuerpo.

Aun si debía revelar que soy en realidad. Llego hasta el lugar con jadeando por el esfuerzo y casi se sintió desfallecer. Con los ojos cerrados y viendo luces de colores intento apoyarse del barandal de la escalera, fallando y casi hubiera dado de bruces contra el frio suelo cuando se encontró con un par de fuertes brazos que le detenían antes que se lastimara. Le hubiera gustado ver quien le había detenido para golpearlo por su atrevimiento pero sus ojos nublados se lo impedían.

-Señor Malfoy. ¿Se encuentra bien?- entre su mareo y el calor de sus brazos era como si esa profunda voz cantara la mas tierno de las nanas para el. Y le hubiera gustado contestar de no ser porque su cerebro y su garganta no se ponían de acuerdo entre hiperventilar o contestarle. Ya no fue capaz de seguir escuchando lo que le decían pues el zumbido que invadía los oídos le impidió seguir consiente. Pero entre su inconciencia le pareció sentir algo prensándole la nariz fuertemente hasta hacerle daño. Intento quitárselo pero una fuerte presión sobre sus labios y como algo cálido invadía su boca hasta lo más recóndito de sus entrañas.



Harry con la cabeza gacha, venia saliendo de su encuentro con el Director de Carrera para delimitar algunos detalles sobre el intercambio que había solicitado desde el semestre pasado. Este viaje a Francia venia haciéndole ilusión desde hacia mucho, quizás desde que entro a la carrera. Pero al parecer su cerebro y sus emociones no se ponían de acuerdo en su sentir. Por un lado, se sentía contento de que su intercambio hubiera sido aceptado al fin por la dirección de la universidad. Pero por otro lado un nudo que le iniciaba desde la boca del estomago y que le terminaba hasta la garganta le había impedido gritar de emoción… y tuvo que contenerse sino seguro que se echaba a llorar ahí mismo frente al consternado Director Dumbledore.

Por favor, señor Director, deme un poco de tiempo para pensarlo… responderle ahora es un poco complicado… le contesto al anciano antes de salir del despacho y excusándose con que llegaría tarde a su trabajo, salió lo mas rápido que sus temblorosas piernas le permitían.

Tomo el camino opuesto al elevador, a esta hora estaría lleno de gente y deseando despejarse un poco tomaría las solitarias escaleras. Continúo caminando como un autómata hasta que llego a su destino y sintió como si aquel nudo que se encontraba atorado en sus entrañas explotara en su interior. Incluso sus ojos llenos de lágrimas intentaban negar lo que veían pues no podía apartar la mirada del espectáculo que se montaba frente a las escaleras mientras su corazón se desgarraba.

Frente a él estaba su amado profesor, con Draco cobijado en sus brazos. Su maestro lo cogía fuertemente de la cadera con un brazo mientras con el otro le apresaba el rostro. Draco se estremecía y se cogía de la solapa del saco de Snape. Harry deseo arrancarse los oídos cuando les escucho gemir entre el beso. Encabronado, Harry avanzo decidido a separarles aunque fuera a la fuerza, pero Draco se le adelanto intentando apartar a manotazos a su profesor. Pero este forcejeo con el rubio para no soltarle. Como si solo necesitara de sus labios para respirar.

Esto fue el colmo para el corazón de Harry. Podía escuchar sus más tiernas fantasías romperse como si fuera el cristal. Junto con todos sus ideales para estar junto a su amado de los ojos negros. Soportaría su indiferencia o sus burlas. Soportaría cualquier intento de seducción del ojigris para con su profesor, pues este jamás se daba por eludido. Soportaba incluso los flirteos de otras compañeras hacia Snape.

Todo menos esto… al fin su cuerpo pareció responderle. Y negando con la cabeza retrocedió, intentando engañarse a si mismo que no era realidad. No mientras seas tu quien busque sus labios…

Sin saber como lo hizo, corrió, corrió hasta cualquier salida. Con el corazón destrozado en mil pedazos y conteniendo los sollozos que pugnaban por escapar de su garganta y gritar a los cuatro vientos su dolor. Harry estaba tan encerrado en su propio dolor que ignoro los gritos de auxilio que provenían de las escaleras.



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