PlatinumAlchemist
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| Tema: ¿ Deberíamos pasar al plato principal? Capitulo 7. Tiene tiempo que yo ya te conozco... Miér Nov 28, 2012 4:19 pm | |
| Sexto capitulo y ya vamos por la cuenta regresiva!!!! Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape. Categoría: Harry Potter Personajes: Harry Potter, Severus Snape, Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama Clasificación: NC-17 Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon. Desafío: Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2012 Capitulo: 7/12 Completa: Si Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.[/size] ¿Deberiamos Pasar al Plato Principal? Tiene tiempo que yo ya te conozco, aunque para ti no existo...
Terminando la reunión en el salón de usos múltiples, con sus colegas profesores para discutir los parámetros del sorteo que se llevaría acabo la siguiente semana. Severus por petición de la profesora McGonagall se vio obligado a llevar un informe con los resultados acordados al despacho del director. Puesto que aunque el anciano convoco la dichosa reunión, se le ocurrió faltar de ultima hora. Alegando un compromiso muy importante.
Salió del salón de computo con el informe recién redactado y una copia del compilado con las formas de los demás profesores. Y como el hombre detallista que era, coloco finalmente las hojas en una carpeta antes de salir al pasillo y dirigirse al fin al despacho de Dumbledore.
Mientras caminaba por el pasillo se fijaba en el hermoso paisaje. El cielo de pronto se oscureció y la nieve apenas estaba empezando a caer. Se podía observar a los pocos estudiantes que estaban en los jardines regresando por refugio al campus o partiendo apresurados hacia sus casas. Viéndolos sonrió levente pues se le vinieron a la mente varios recuerdos de cuando el mismo fue estudiante y todos los bellos momentos que habia pasado en esta misma escuela, Para cuando se dio cuenta ya se encontraba en los asensores y con la suerte de encontrarse con uno vacío y disponible se metio en el. pulso el botón correspondiente al piso al que se dirigía, cerrándose automáticamente las puertas y el aparato empezó su marcha al son de “God save The Queen”. Resoplo ligeramente divertido. Cambridge sigue igual de tradicionalista. Ni siquiera se toman la molestia de cambiar la música de fondo del elevador… Cuando llego al piso deseado, Severus salió caminando tranquilamente y entro a la dirección de Medicina.
-Buenas tardes. -le dijo Severus a Argus Filch. El incompetente secretario del director. Este salto de la silla, siendo sorprendido con una revista de Playboy en la mano. – Déjese de andar perdiendo el tiempo en sus porquerías y vaya a entregarle esta carpeta al director. Dígale que es el reporte de la reunión de profesores en el salón A-4. No puedo creer que Dumbledore tenga a este rabo verde aquí.
-Ss-si cla-claro, Profesor Ss-Snape…-Filch se levanto de su escritorio dando tumbos y casi tropezando con un librero sin despegar la mirada de los filosos ojos de Snape. Toco suavemente la puerta que habia al fondo y cuando se escucho un Adelante entro en la oficina. Fueron pocos los segundos que tardo dentro del despacho cuando salió del mismo y regreso a su escritorio asustado cuando el intimidante docente se cruzo de brazos.
-El director Dumbledore le agradece su Ayuda y le pide perdón por f-faltar a la r-reu-reunión.- se encogió tembloso Filch sin despegar la mirada de sus zapatos para no encontrarse con los agrios ojos negros de Severus Snape. Si hay algo peor que los ignorantes, son los incompetentes. Por desgracia el mundo esta plagado de ellos, calentando lugares, malgastando el aire y por supuesto ocupando puestos que no se merecen. Severus salió del despacho echando humo. Recordando como seres como Argus Filch estaban dentro de su amada universidad solo porque era pariente lejano de Arthur Weasley, el blandengue y absurdamente misericordioso rector.
Severus continúo su camino, mientras seguía maldiciendo a toda la peste que habia en el mundo. Irritado, decidió que desquitaría un poco de su molestia caminando por lo que se encamino hacia las escaleras. Sus botas resonaban por todo el pasillo y el fluir de su capa con el viento le acompañaba. Entre mas se acercaba a las escaleras le pareció escuchar un jadeo entre cortado.
¿Qué? ¿Acaso ya no hay limites aquí? Alguien hubiera tenido la delicadeza de decirme. para próxima me tirare a Harry en el laboratorio sin problemas. esperando encontrar a algún par de amantes en pleno encuentro, apretó el paso. Pero en vez del par de adolecentes en pleno acto indecoroso se encontró con uno de sus alumnos sino mal lo recordaba, de la carrera de medicina.
-Señor Malfoy ¿se encuentra bien?- a penas logro atraparlo antes que se estampara contra el suelo. Inmediatamente se sintió estúpido. Era obvio que el chico no estaba bien. Los jadeos que escucho en realidad eran los intentos de su alumno por jalar aire a sus pulmones con sus labios perturbadoramente azules y se agarraba el pecho con fuerza. Severus batallo para sostener al rubio pero al fin lo logro, cogiéndole de la cadera para que las leves convulsiones no fueran a tirarle.
-Señor Malfoy. Por favor responda. –intento hacerle reaccionar cuando pareció que el joven hacia un intento para decirle algo, aunque solo fueran balbuceos incomprensibles. Intento tantear los bolsillos del chico, con la vaga esperanza que tuviera algún medicamento a la mano. Al no encontrar nada, intento no caer en la desesperación y recordando que se debía hacer ante un ataque de lo que creía era Hiperventilación.
Sin mayor tiempo que perder, hizo lo primero que se le ocurrió. Y trago hondo. Rodeo la nuca del chico con un brazo hasta coger su nariz entre sus dedos para apresarla. Perdóname Harry… pensó antes de jalar todo el aire que pudiera en sus pulmones choco sus labios contra los del chico y le empezó a pasar todo el aire como le fue posible. Simulando la función de la bolsa de papel, inhalo y exhalo el aire dentro de los pulmones de Draco. Enojado lo apretó contra si cuando el debilitado chico empezó a darle de manotazos y le mantuvo así un par de minutos cuando pareció que al fin los temblores bajaban. Se separo del chico y cuando levanto la cabeza vio que encima por encima de ellos se encontraba nada mas ni nada menos que Harry. No le veía la cara, pero era obvio a quien le pertenecía esa silueta.
-Potter, ayúdame con Malfoy.- Aun sobrecogido por los leves jadeos que le quedaban al inconsciente rubio, Severus no recayó en la situación comprometedora en la que le habían descubierto. Estupefacto, vio como Harry hecho a correr sin mirar atrás.- ¡POTTER! ¿A DONDE VA?
-¡ALGUIEN AYUDEME!-siguió gritando el pelinegro cuando cayó en cuenta que Harry había huido. Pero ahora no tengo tiempo para sufrir por ti Harry. Los temblores parecían volver, Draco aun estaba pálido y empezaba a sudar frio. Nervioso pero convencido que era lo mejor, cogió a Draco en brazos y corrió lo más rápido que le permitían sus temblorosas piernas y su delicada carga hasta la enfermería. Durante el camino miraba de reojo al chico para comprobar que siguiera respirando. Y casi tropieza con una escalera cuando Draco entreabrió los ojos. Pero esta vez sus ojos no eran dos perlas grises sino estaba seguro que sus pupilas se habían vuelto verticales, como las de un reptil y eran color amarillo ámbar.
Draco empezó a recobrar la conciencia poco a poco. Levanto sus manos, llevándoselas a los ojos para intentar cubrirse de la molesta luz que le lastimaba los ojos. Donde estoy… asustado por no saber la respuesta, intento incorporarse, fallando pues nuevamente el mareo le invadió.
-no se esfuerce, señor Malfoy.- Draco se sobresalto cuando sintió la presión sobre su hombro de una mano grande pero se calmo al reconocer la voz de su querido Severus y su inconfundible aroma llenando el ambiente.
-¿Qué estoy haciendo aquí?- pregunto Draco, sonrojándose ligeramente cuando su profesor le ayudo a incorporarse.
-Tuvo un ataque de asma en las escaleras. Ahora estamos en la enfermería.- le respondió Severus de modo cortante.-Ya han intentado informar a su casa, pero como nadie contesto les han dejado un mensaje.
-¿y usted fue quien me encontró?-nuevamente pregunto Draco, tomándole de la mano. Tal vez de un modo demasiado efusivo pues Snape se mostro ligeramente incomodo.- ¿verdad que fue usted quien me ayudo?
-Si, señor Malfoy. Le encontré casi desmayado sobre las escaleras. Y le recomendaría que si sale, al menos debería tener la delicadeza de cargar un miserable inhalador. Que tenga un buen día. –termino Snape, soltándose de Draco y cogiendo su abrigo salió de la enfermería.
Si Severus en ese momento se hubiera dignado a mirar a Draco descubriría que cara ya no parecía tan delicada ni inocente pues sus rasgos se transformaron en otros mas finos, sus cejas de alargaron y delinearon de mayor manera. Las piernas se le alargaron y se tornearon aun más. Sus ojos se alargaron verticalmente como las de un reptil y pasaban de ser un gris perla a tornarse color ámbar. Pero no, Severus salió de ahí sin mirar atrás ni mucho menos se percato de las lágrimas que ahora fluían de los ojos amarillos de Draco.
Al día siguiente Harry, llego al salón desde muy temprano. Para su sorpresa la causa de su desvelo no era su intruso nocturno de ojos negros que le asaltaba durante los sueños, pues no logro pegar el ojo en toda la noche. Ni siquiera había terminado de salir el sol y el chico ya se encontraba en su banca. Intentando concentrarse en su parte del trabajo que tenia con Hermione.
Dejo de lado su volumen del Diccionario de Mitología Griega y romana. Harto de las historias sobre encuentros amorosos entre diosas, elfos, ninfas, sátiros, humanos y demás criaturas que terminaban en un acoston y como resultado tenían otra criatura más estrafalaria que la anterior. Releyó lo que llevaba avanzado del trabajo y sin ganas de corregirlo lo dejo también. Bueno, 15 paginas en una noche. Hermi no se puede quejar…
Pero si le preguntaban, no tenia ni la más puta idea de que decían las 15 paginas. Y que mas me da si es un ensayo de mitología o un ensayo de lo mucho que me gusta comer Crunchy Nut con leche caliente… ¿Cómo podía trabajar así? Si por mas que batallaba no dejaban de pasarle por la cabeza una y otra vez las imágenes de Neville confesándole su enamoramiento por su profesor, las falsas promesas de apoyo incondicional que le hizo, la posibilidad de irse a Francia pero sobre todo el recuerdo vivo del apasionado encuentro que Harry presencio entre su amado maestro y el hijo de puta de Malfoy.
Tu también eres un grandísimo hijo de puta… pensó Harry cuando recordó la manera tan posesiva en la que Snape se aferraba a Draco. Apoyo los codos sobre la mesa y se tiro de los cabellos para no llorar. Ni de lejos te forzaron y seguramente ni te hiciste del rogar… pero ojala que te aproveche…
-¡Te lo juro que lo vi con mis propios ojos!-chillo Parvati Patil seguida de su gemela Padma. Entrando al salón y sentándose rápidamente para seguir chismorreando. Harry se apoyó en la mesa, dispuesto a dormirse antes que escuchar tonterías de chicas.- El profesor Snape cruzo todo el patio central cargando a Draco. Como si Draco fuera una novia. ¡Fue tan romántico!
-¿Quién diría que detrás de alguien tan enigmático y hosco hubiera alguien tan gallardo y masculino?- dijo Padma emocionada.
¿Qué carajo? pensó Harry. Enojado se levanto de su banca y sin importar todo el ruido que hizo la silla de metal al caerse contra el duro piso salió por la puerta. Tanta era su furia contenida que se olvido de llevar consigo sus cosas pero eso era mejor a desquitarse con ese par de chismosas.
Paso por los pasillos, la biblioteca, cafetería, gradas e incluso por los jardines. Pero en todos lados era lo mismo. Todo el mundo parecía enganchado al tema del momento. Nadie se lo podía creer aun pero el aterrador y cruel Snape recorrió los jardines con el voy a vomitar… bello Draco Malfoy en brazos. Eran cada vez menos los incrédulos y casi medio mundo pareció estar seguro de que había un romance entre alumno y profesor. Algunos asqueados y sorprendidos mientras que las chicas parecían estar entre emocionadas o deprimidas. Y por supuesto muchos y muchas celosos por alguno de los dos.
Enfermo de celos Harry se dirigió al único lugar que estaba seguro que nadie le encontraría. Corrió tanto como sus fuerzas se lo permitían hasta el ala Sur. Escalando la torre mas alejada, subió por sus solitarias escaleras. Hasta llegar al ultimo escalón y toparse con una imponente puerta de metal forjado con grabados de siglo XVII. Tanteo entre sus pantalones y encontró lo que por fin estaba buscando. Una llave con grabados similares a los de la puerta que le habían regalado Fred y George en segundo año. Los traviesos chicos supieron sacarle provecho a su estatus como hijos del rector para poder robar un par de copias de la llave maestra de casi todo el campus. Pero por desgracia por las reformas al campus, su llave aun funcionaba con aquellas puertas que tenían un grabado así.
Inserto la llave, girándola hasta que escucho un crujido en la cerradura y como se corría la chapa. Empujo con toda su fuerza la pesada y herrumbrada puerta metálica, llenando la torre con el intenso chirrido de la puerta al moverse hasta que fue capaz de abrir un pequeño espacio por el que pasar. Se escabullo a duras penas por el estrecho espacio y haciendo un último esfuerzo salió de la abertura. Cayendo sobre el frio suelo de granito.
El viento helado pego contra su rostro y Harry abrió la boca impactado por el magnifico paisaje que se mostraba ante sus ojos. Avanzo un poco temeroso y sujeto fuerte al barandal, sobrecogido por la impresión. Había escuchado hablar de esta torre por parte de los gemelos, pero lo que ellos le contaron se quedaba corto comparado con la hermosa vista que tenia no solo de la universidad, sino del pueblo entero. Desde lo alto podía ver el Jesús Green, la mansión Anglesey Abbey y a lo lejos se podía divisar la Reserva Natural Wicken Fen. Todo desde tan alto que Harry pensó que si levantaba un poco el brazo alcanzaría a tocar las nubes con la punta de sus dedos.
Apoyándose sobre el barandal Harry dejo pasar las horas mientras cantaba las canciones que escuchaba de su iPod. Nadie sabía que Harry amaba cantar. Siempre cuidándose que nadie le escuchara ni por accidente. Pero aquí, en lo que parecía el último rincón del mundo Harry cantaba tanto como se le antojaba. Nadie imaginaria el variado gusto musical que tenia. Las canciones de metal las cantaba tan fuerte como su garganta lo soportara, el rock lo gritaba a viva voz, las baladas románticas en susurros incluso bailaba al son de la bachata.
Era como si por primera vez no tuviera miedo al ridículo ni a las apariencias. Por un momento no tenía que ser el estudiante perfecto, amoroso hijo, amigo confiable, complaciente novio ni dinámico empleado. Solo era Harry. El chico al que le gustaba comer el cereal con leche caliente, odiaba las sabanas mal colocadas, se comía la fruta que ponían en los bordes de los vasos, en casa caminaba descalzo sin importar que tanto frio hacia, disfrutaba de los baños con agua caliente en la madrugada, se chiqueaba si en un lugar no le atendían rápido, era algo olvidadizo, no le gustaban las multitudes ni llamar la atención como muchos creían, ingenuo rayando en lo idiota, aventurero e impulsivo. ¿Realmente soy tan raro? Cuando para el era tan simple y sencillo… Lastima que nadie le querría solo por ser el… Jamás… pensó Harry dejando caer una solitaria lágrima.
Severus dio por terminada la clase de Bioquímica y Biología Molecular a los alumnos de primer semestre. Y yo creí que los de quinto eran malos. Gruño socarronamente cuando le quito de entre las manos a Dennis Creevey que hacia un último esfuerzo por escribir cualquier tontería que se le ocurriera en su hoja casi en blanco. Poniéndolo sobre una pila de hojas maltrechas las medio acomodo y metio en su bolso. Se colgó su maleta al hombro y salió del salón. Seguido de cerca por un sequito de alumnos a los que les negaba recibir su examen con la mano.
-Lastima, jóvenes. Era un examen de 50 minutos y no es mi problema si ustedes usaron su valioso tiempo en cotillear antes que ponerse a estudiar.- respondio Snape sin tentarse el alma ante la mirada de suplica de los chicos.- tal vez esto les sirva para saber que ahora estan en la universidad.
Su día habia estado de perros. El maldito despertador no sono a tiempo. Al levantarse le dolía todo el cuerpo, como si un montón de jugadores de Rugby hubieran entrenado sobre su espalda. Misteriosamente la luz en su casa empezaba a falsear y por culpa del cansancio derramo café ardiendo sobre su camisa. Como si el dolor aun palpitante sobre su piel y arruinar su camisa de seda preferida no fuera suficiente, también llego quince minutos tarde a su primera clase con los de quinto. No solo odias a los incompetentes, también a los holgazanes. Y lo peor es que tu te estas volviendo uno.
Cuando llego al salón se topo con las mil versiones tergiversadas del evento sucedido ayer con el joven Malfoy. Su clase se vio entorpecida varias veces por insolentes que solo se la pasaban preguntando entre ellos tonterías como ¿que fue lo que paso ayer? ¿Es cierto que ya tenia pareja? ¿Tiene algo que ver con que Draco no haya venido?
-¡A callar! Saquen una hoja en blanco. Quiero que escriban las diferencias entre fármacos antidepresivos y antimaniacos. Sus clasificaciones con las características y quince ejemplos de cada una. Además de sus reacciones adversas. –les grito Snape encolerizado. No, estos imbéciles estaban muy equivocados si creían que voy a perder su clase para dar explicaciones sobre algo sin importancia.
Para colmo el otro protagonista del show no se llego al campus. Pero con él no podría desquitarse, ya que tenía un justificante firmado por el mismísimo Dumbledore. Así que el rubio tenía tres largos días para reponerse y Severus se vio obligado a darle por adelantado el proyecto sorpresa que preparo para los de su salón para el sorteo.
Solo seria su consuelo si Harry hubiera ido a su clase. Pero no fue así. El ojiverde no se presento ni en su clase ni en ninguna otra. Lo sabía porque reconoció su mochila en el lugar que ocupaba junto a Longbottom. Además escucho a Granger comentarle al lerdo de su novio que ella se encargaría de cuidar de su mochila.
Se la paso poniendo de examen a examen a cada clase que pasaba. Examen de Dermatoglifos a los de séptimo, asistió a una exposición de biología del desarrollo invitado por el profesor Flitwick con los de segundo. Disfrutando cada segundo de bombardeo sin piedad sobre la embriología, la teratología y la teratogenia: conceptos, historia, alcance y relación con el resto de ciencias biomédicas. Además la subdirectora McGonagall tuvo que salir por un imprevisto, dejándoles a sus alumnos de Anatomía y Fisiología a su cuidado.
Pero ya su jornada al fin habia terminado. Solo tengo que cruzar todo el campus desde la ala sur hasta el estacionamiento norte…de repente invadido por un ataque de pereza recordó un lugar que no visitaba desde sus tiempos de estudiante. Y se encamino hacia la torre más alta en el ala sur.
El recorrido se le hizo mas largo de lo que recordaba pero finalmente llego a la vieja puerta de hierro forjado. A pesar que sus bisagras parecían un poco carcomidas por la herrumbre aun conservaba su forma fuerte y solida de antaño. En conjunto con sus hermosos diseños con diseños estilo barroco provenientes del siglo XVII. Extrañado noto que la puerta estaba abierta, solo un poco. Pero lo suficiente como para que alguien muy pequeño pasara.
Levantando desde una de las esquinas logro abrir la puerta lo suficiente para que el pudiera pasar sin hacer el mas mínimo ruido y sin tener que esforzarse demasiado. Truco que aprendió en sus tiempos de estudiante. Como decía Albus. Cambridge es una dama algo mayor, y como tal estaba llena de secretos. Pero de fácil acceso para los que tenían el ingenio y la agudeza de notarlos.
Una ventisca golpeo su rostro y se tuvo que apartar el pelo de la cara. Debí recogérmelo o al menos traer una liga. Pensó mientras intentaba acomodárselo para que no le estorbara. Y estaba a punto de disfrutar el paisaje que le ofrecía la torre cuando noto algo que por si mismo era mil veces mejor.
De espaldas pero con el pecho y brazos apoyados en uno de los barandales se encontraba Harry. Su Harry. Su cabello negro y rizado se alzaba orgulloso e indomable, ondeando al son del aire. Se habia quitado la chaqueta y ahora estaba sobre el suelo. Con Harry sobre ella para que no la volara el aire. Tenía una camisa color verde botella que a juzgar como se movía estaba abierta. Aunque fuera de espaldas reconocería donde fuera su cuerpo delgado y fibroso que aunque fuera en sueños su mente ya conocía de memoria. A pesar de su postura que en otro momento y lugar se le hubiera figurado como sugestiva, en estos momentos Severus lo que mas quería era abrazarle entre sus brazos.
Pero lo más hermoso del paisaje no era en si el bello joven, sino su prodigiosa voz. Se apoyó en una de las columnas para admirarle. El chico empezó cantando suavemente, apenas audible y Severus no habia entendido la letra de la canción. Pero poco a poco fue subiendo el tono. Ahora cantaba a todo pulmón lo que parecía ser el coro de la canción y extendiendo sus brazos como si en cualquier momento fuera a levantar vuelo.
And Someday I Know It’ll All Turn Out And I’ll Work To Work It Out Promise You Kid I’ll Give More Than I Get Than I Get Than I Get Than I Get
Oh You Know It’ll All Turn Out And You’ll Make Me Work So We Can Work To Work It Out And I Promise You Kid To Give So Much More Than I Get Yeah I Just Haven’t Met You Yet
Severus sonrio divertido al reconocer la canción Haven’t Met You Yet de Michael Buble. Si tan solo supieras que yo ya te conocí desde hace cinco años… Puede que a oídos de extraños no resultara la voz mas afinada ni sorprendente, pero para el si lo era. Porque simple y sencillamente era la de Harry. pero esta faceta de Harry, tan diferente a las demás que le conocía como alumno aplicado, chiquillo grosero o como un distraído y algo torpe.
Le gustaba. Mas incluso que el Harry que se le ofrecía en sus fantasías. Porque este Harry era real. Lo mejor de todo es que no era un sueño, se lo demostraba el aire frio que golpeaba su cara.
-Mmmm I Just Haven’t Met You Yet…-tarareaba Harry aun perdido en su mundo. Aunque a decir verdad yo y ate conozco, a pesar de que para ti no existo. Medito Harry apoyando sus mejillas contra el barandal, dejando que su cabeza se enfriara contra la helada superficie de granito.
Clap Clap Clap
Un aplauso fuerte rompió frágil esfera de libertad que Harry tenia. Sobresaltado se intento apoyar en el barandal para ver al intruso pero fallo. Cayendo de lado estrepitosamente. Sin el peso de su cuerpo sobre la chamarra, esta se hecho a volar siendo atrapada en el aire ágilmente por un hombre alto, un abrigo negro y grueso de piel cubría su cuerpo. Dejando solo a la vista la piel blanca piel de sus manos eran como el granito sobre el que estaba acostado y su largo cabello negro le tapaba todo el rostro. Pero aun sin verle directamente, a Harry se le hizo un nudo en la garganta cuando se dio cuenta quien era ese hombre. -debo aceptar, señor Potter, que usted tiene una voz privilegiada.- contesto el profesor Snape apartándose el cabello de la cara.
¿Qué hace el aquí? ¿Cómo llego? ¿Cómo supo que estaba aquí? ¿Es un sueño? Tiene que ser un sueño… por favor que esto sea un sueño. Pero no, sus adoloridas rodillas por culpa de la caída le demostraban que no estaba soñando. Para su desgracia, el profesor Snape se acercaba cada vez mas hacia donde estaba el. Harry se sonrojo hasta la raíz del pelo cuando noto que su profesor estaba sonriendo. No una sonrisa de oreja a oreja, puede que incluso fuese una ligera curvatura de sus labios o una ilusión por el ángulo en que se encontraba. Pero para el ojiverde eso fue más que suficiente para quedar prendado aun mas a él. Si es que eso era posible.
Su caballero de ojos negros se acercó paro justo en frente de él. Ahora no le cabía la menor duda que el hombre si estaba sonriendo. Inclinándose ligeramente en su dirección y le extendió la mano en un silencioso ofrecimiento de ayuda. Harry sin pensarlo le dio la mano y cómo si estuviera hecho de plumas en vez de carne y huesos le levanto sin el menor esfuerzo. E incluso demasiado fuerte, pues el chico fue a dar de bruces contra su pecho y casi se sintió desfallecer cuando su profesor le rodeo fuertemente entre sus brazos.
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