La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso

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PlatinumAlchemist

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MensajeTema: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitimeMar Nov 06, 2012 3:31 pm

OMG! Bueno este es mi primer fanfic y me alegra que sea para la mazmorra en esta fecha tan especial >w<! VENGA, CHICAS! NO SOLO HAY QUE EVITAR QUE EL SNARRY DESAPAREZCA SINO QUE TAMBIEN HAY QUE EXTENDERLO POR EL MUNDOOOO! HEIL SNARRY!! Espero que les guste e intentare actualizar cada 2 o 3 días, dependiendo de lo perver…digo creativo que este mi muso. Por favor déjenme sus comentarios, criticas, tomatazos, amenazas de muerte y etc. al terminar de leerlo. Así al menos me motivaran a continuarle o saber si debo arrojarme al puente más cercano por blasfemar a nuestros hermosos Harry y Snape
Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal?
Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape.

Categoría: Harry Potter

Personajes: Harry Potter, Severus Snape, Original

Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama


Clasificación: NC-17

Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon.

Desafío: Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2011

Capitulo: 1/??

Completa: No

Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.[/size]



¿Deberiamos pasar al plato principal?


INTRUSO

Las campanas de la iglesia de enfrente empezaron repicar, anunciando la llegada de la media noche. Fue precisamente ese sonido que perturbo la concentración de un joven estudiante de Medicina haciéndolo despegar su mirada del gran compendio de medicina interna que tenia entre manos. Agotado, y con constantes punzadas en su cabeza, distinguiendo un futuro y muy severo ataque de migraña, se levanto de su escritorio y atravesó la modesta habitación hacia la ventana. Teniendo cuidado de no pisar alguna de las muchas hojas que estaban desperdigadas por todo suelo y corrió la puerta para dejar que las frías corrientes de aire tan comunes en el invierno londinense refrescaran la habitación.

Apoyando sus codos sobre el barandal, pensó en su hogar. Extrañaba Ambleside, su pueblo natal en el condado de Cumbria y por sobretodo a sus padres. Quienes con muchos sacrificios, le apoyaron para que viniera hasta Edimburgo para poder estudiar Medicina y Harry trabajaba duro, pues no podía decepcionarles. Interrumpiendo su momento de relajación saco su celular de su bolsillo y encontrándose con cientos de llamadas perdidas de su actual novia, Ginny. La cual ahora le mandaba un extenso mensaje seguramente preguntándole donde estaba o que se encontraba haciendo y como si eso no fuera suficiente también quejándose de su actitud tan distante. Irritado y sin los deseos de contestar arrojo el celular a algún lugar de su cama para no evitar mandar a la mierda a la chica.

¿Y como no estarlo? Si desde que había empezado su relación con la pelirroja, Harry no tenía un solo momento de descanso. El ojiverde soltó un suspiro cansino ante el recuerdo de su enamorada… Que si quería ir al cine, de compras, a cenar, a bailar o a cualquier salida organizada entre la bolita de amigas de la chica en la cual seguramente terminaría mas aburrido que una ostra. Y ahora, por vacaciones y como compensación por no verle gracias a su carrera, tenían que salir casi diario. Pero claro, a la chica no le importaba en lo mas mínimo si acababa de salir de su guardia en el hospital, si a la mañana siguiente tenia que levantarse temprano para trabajar o si llevaba mas de 3 días sin dormir. Era su deber como novio estar ahí para cualquier demanda, escuchar sus infinitos problemas exagerados a la enésima potencia, soportar sus extraños e impredecibles cambios de humor que rayaban en la bipolaridad y como no, cubrir todos los gastos de las citas e intentar pasar el mes sin donar un riñón para no quedar en la bancarrota.

Recordó las risas de su amigo Seamos en el bar que estaba frente a la cafetería donde trabajaba, donde su relación con la pelirroja salió a colación. Harry, amigo, no se si soportas eso por idiota o tal vez ese sacrificio en verdad valga la pena por un buen revolcón. La sangre le subió hasta las orejas cuando avergonzado calló que ni siquiera había obtenido una miserable mamada de la chica en todo lo que llevaba de relación.

Luego se llevo las manos a la cabeza y hundió sus dedos en su enmarañado cabello, revolviéndolo con desesperación. Entre su trabajo de medio tiempo, sus deberes como novio y su regreso a clases el siguiente lunes, iba a terminar muerto de cansancio. Pero por estúpido es que estaba metido en este embrollo. Pues no fue lo suficientemente capaz de decirle a Ron, su mejor amigo, que él era gay. Ni de negarse cuando este intento una y otra vez hacerla de cupido para emparejarlo con su hermana. Sin rendirse hasta que tuvo éxito. Y desde hacia seis meses que no era capaz de soltar la más mínima queja siquiera por un retraso durante una cita en su presencia sin ser fulminado por la mirada de su cuñado. Bien, Potter, eso te pasa por imbecil. Al menos ahora sabes que lo tuyo con los penes.

Exhausto tanto física como mentalmente y con la moral por los suelos se dirigió a su cama, sin haberse cambiado la ropa que se uso en el día, tan solo se quito los zapatos, corrió las sabanas para meterse en ellas y de un manotazo al interruptor que había junto a su cama apago las luces. Adrede dejo la ventana abierta, con la vaga esperanza que el aire se llevara consigo todos sus problemas y al fin tuviera un reparador sueño como Dios manda.

Poco después desde que el ojiverde se rindió ante el sueño cuando una silueta se adentro por la ventana. Rompiendo el silencio de la habitación con un leve fru-fru que salía del roce entre la larga y negra capa del ser con las blancas cortinas. La figura que hasta ese momento se mantenía flotando, pues no se apreciaba el contacto de sus pies sobre el suelo, termino con un suave aterrizaje junto a la cama del chico y sin causar el menor ruido.

Los ojos verdes se abrieron levemente y entre sueños alcanzo a distinguir que la figura era de un hombre bastante alto. Una de las manos del encapuchado paso sobre su pecho para apoyarse sobre el colchón, mientras que la otra se dirigió hacia su nuca y tirando de su cabello para atraerle hacia él. El chico por inercia cerro sus ojos a la espera de un beso del extraño, exhalo un suspiro al sentir su lengua rozar sus labios para después morder su labio inferior hasta hacerlo sangrar. Al escuchar el quejido del ojiverde, el desconocido soltó una suave risa sobre su oído que viajo directamente a la entrepierna del semi-durmiente. Harry desesperado, empezó a patear las sabanas que le cubrían, y alzando sus manos hacia el cuello del hombre lo atrajo hacia el para besarle.

El intruso continuaba mofándose de la urgencia del joven entre el beso causando irritación en Harry que intentaba sacarle al menos un gemido de placer al hombre. Cortándole de raíz, el hombre se separo del chico sin poner atención a sus quejidos. Se llevo las manos al pecho y desabrochando su capa, la dejo caer sobre el piso. Harry abrió los ojos extasiado. Los rayos de luna se reflejaban contra la desnuda piel blanca de su amante, que rayaba en ser translucida.

Contrastando la pálida tez de porcelana de su amante, el cabello negro del mismo caía en cascada cubriendo el rostro del hombre pero dejando a la vista un par de ojos de obsidiana que brillaban con malicia. Sus hombros eran anchos y aunque su cuerpo con la capucha aparentaba ser delgado, bajo esta se ocultaba un cuerpo deliciosamente fornido. Mientras recorría con la mirada al hombre, sus ojos esmeraldas se posaron sobre el bulto que se formaba en la entrepierna del hombre que estaba cubierta por un pantalón de cuero negro desgarrado.

El ojinegro nuevamente regreso al lecho del muchacho, ahora sus enormes y ardientes manos se dedicaban a vagar por su cuerpo, haciendo al chico gemir con sus caricias. Harry se abrazó con fuerza cuando hombre empezó a morder su cuello lacerándolo con sus filosos dientes. Moviendo las caderas hacia las de su compañero, Harry intentaba aliviar con poco su deseo y provocar que el hombre llevara sus encuentros a un nuevo nivel. Nuevamente, aquella risa cargada de sorna y tan conocida por el ojiverde le saco de su nube de placer.
Para cuando se quiso dar cuenta, Harry se encontraba totalmente desnudo y vulnerable ante el hombre. Con su hombría completamente erecta y expuesta, el ojinegro se agacho para quedar a la altura del miembro del chico. Tomándolo con su mano, empezó a estimularle mientras se relamía los labios.

-Por favor…- susurro Harry, con su voz quebrada por las ansias. Nuevamente una contenida pero grave risa que salió de la garganta del hombre, mientras rebajaba a Harry, quien chillando de placer, se aferraba con fuerza en las humedecidas sabanas mientras aumentaba la fricción entre su miembro y su mano.

Al parecer, haciendo caso al fin de las suplicas del ojiverde, su desconocido finalmente se digno a atender los deseos del chico. Harry se incorporo un poco, apoyándose sobre sus hombros mientras veía como el hombre acercaba sus delgados labios a su pene y le devolvía la mirada, solo que el chico en vez de notarla llena de lujuria, le pareció notar burla e incluso gula en esas pozas negras. Pero nuevamente el Harry volvió a perderse en su propio placer al notar como el hombre mordía su glande, no lo suficientemente fuerte para herirle pero si lo suficiente para que chillara extasiado.

Harry se llevaba las manos hacia su cabeza, arqueaba la espalda hasta niveles dolorosos y se arrancaba el cabello de raíz ante el vaivén de esa bendita boca que le llevaba al cielo, pero justo cuando se creía tocando las puertas del Edén, no podía contener los gritos y sollozos de dolor al sentir esas fauces en su falo o manos que estrujaban su cuerpo y le arrastraban a los huecos mas profundos del infierno. Esta vez, la succión sobre su miembro fue demasiado fuerte, llevándolo a la cúspide del placer y corriéndose de manera explosiva rego todo su semen sobre el rostro de su amante que se relamía los labios gustosos por su esencia.

Después de unos segundos de ensueño en los brazos de Morfeo, una brusca nalgada lo trajo de nuevo a realidad. Pero antes que protestara contra su agresor, sus reclamos quedaron olvidados cuando sintió los suaves labios de su retorcido amante subiendo por todo su cuerpo, cual frágiles mariposas y trayendo consigo alivio a los múltiples arañazos que no sabia en que momento le había causado. Todo su dolor quedo en el mas completo olvido por los mimos que el hombre producía con sus labios y Harry se ahogaba en suspiros por las prodigiosas manos que le acariciaban de tal manera como si le conociera de toda la vida, como si el fuera su mayor adoración… como si realmente le amara…

-¿quieres que pasemos al plato principal, Harry?- Hablo el hombre por primera vez desde que le había visto, Provocando un salto de sorpresa en el chico. Sin esperar respuesta, continúo llenando de besos y lametones el cuello del joven. Harry olvidando todo su dolor nuevamente se revolvía bajo los mimos del hombre y el ojinegro fascinado soltó una carcajada que le provoco un escalofrió ante su cavernosa voz. Con los ojos llenos de lágrimas poso sus esmeraldas nuevamente sobre su amante, para encontrarlo deleitando su pezón izquierdo mientras que con la mano derecha se encargaba de estimular el otro.

-solo tienes que pedírmelo… - murmuro el hombre mientras sus manos se encargaban de adorar sus piernas, pero esta vez Harry pudo reunir todo el raciocinio del que fue capaz y luchando contra el estupor post-orgasmo que amenazaba con dormirle se encaro con su atacante.

- espera… detente… detente un segundo…- le aparto Harry con sus brazos e intentaba aclarar sus pensamientos. Se alejó a una distancia prudente, temerosa de que si el ojinegro continuara podría volver a perderse entre sus brazos. Al parecer la acción de Harry fue mal interpretada por el hombre, pues este llevo sus manos hacia sus pantalones y empezó a bajarlos lentamente mientras se mordía los labios con ansias. Harry aun más sonrojado que antes ante el erótico espectáculo, desvió la mirada y aclarando su garganta dijo en un susurro- no, espera… no se trata de eso…

El hombre ignoro las palabras del joven, por lo que este bastante molesto detuvo por las muñecas, que se encontraban a medio camino de su misión. Dejando a la vista el camino de vello rizado que empezaba desde el ombligo y ocultaba su maravillosa promesa de placer. El hombre alzo la vista entre extrañado y ofendido, con su cabello revelando parte de su pálido rostro pero aun oculto por las sombras de la noche.

-aam… espera, quiero que hablemos…-el hombre se revolvió cada vez mas molesto por la interrupción del chico y soltando un gruñido se libero de entre las manos del chico. Harry sintió que su alma se iba directo a sus pies cuando observo como una nube de vapor se extendía sobre su amante y sobre toda la habitación, desvaneciéndolo justo frente a sus ojos. Empezó a manotear para darle alcance pero sus manos lo atravesaban como al aire. Sintió que su habitación daba vueltas sin control y luces brillantes lo rodeaban hasta llevarlo a la inconciencia.

Despertó jadeando con la tela de la camisa pegada por completo a su pecho sudoroso. Le llevo unos momentos darse cuenta que se encontraba en su habitación y que todo fue sido un sueño. Pero que sueño… Con una mano se limpio algunas de las finas gotas resbalaban por su frente, recorriendo su rostro hasta llegar a su pecho, que subía y bajaba profusamente sin poder terminar de creer que había tenido ese sueño. De nuevo.

Nuevamente había tenido ese sueño. Jamás recordaba los detalles del sueño, solo se grabaron en su memoria un par de ojos negros como la tinta y su profunda voz riéndole al oído. Pero su cuerpo aun recordaba las ardientes manos sobre su piel, abrazándole con veneración mientras lo elevaba a paraísos infinitos inundados de placer.

La misma mano que antes limpiaba su frente inconscientemente empezó a vagar por su pecho, ahora estaba detenida en su oscuro pezón mientras lo acariciaba por sobre la tela de la camisa. Bastante excitado se mordió el labio inferior con fuerza para callar un sonoro gemido al haberse pellizcado con excesiva fuerza. Su boca se inundo con un sabor metálico que hizo intensificar aun más las caricias que ahora nublaban de placer al ojiverde.

-Oh mierda.- un jadeo se le escapo cuando los recuerdos dejaron de ser eso y fue como si su amante hubiera regresado. Ya no era su mano la que estaba masajeándole, sino la de su pálido hombre. Harry lanzo un grito de placer cuando aumentando la velocidad de su mano sobre su miembro cuando su cuerpo exploto nuevamente de manera tan sublime.

Con la respiración agitada como si hubiera corrido una maratón y los restos del orgasmo aun sobre su tembloroso cuerpo. Una vez que el placer abandono su cuerpo, el ojiverde sintió un vacío sobre su estomago. Pero que demonios me esta pasando… pensó antes de dejarse vencer por el cansancio y cerro sus ojos mientras el soplar del aire invernal se encargaba de arrullarlo.

[b][u]


Capitulo 2
https://lamazmorradelsnarry.activoforo.com/t4439-deberiamos-pasar-al-plato-principal-capitulo-2-los-siete-velos-de-isis


Última edición por PlatinumAlchemist el Miér Nov 28, 2012 4:25 pm, editado 2 veces
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MensajeTema: Re: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitimeJue Nov 15, 2012 1:00 am

¡Al fin tengo listo el segundo y tercer capitulo del fic! espero que les este gustando y por favor, dejenme sus comentarios.

Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal?

Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape.

Categoría: Harry Potter

Personajes: Harry Potter, Severus Snape, Original

Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama

Clasificación: NC-17

Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon.

Desafío: Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2012

Capitulo: 2/??

Completa: No

Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.


¿Deberiamos Pasar al Plato Principal?


Los siete velos de Isis


La bella mañana había llenado la cuidad de esplendor. El cielo estaba libre de nubes asegurando un brillante y cálido día. Los pájaros trinaban, un suave velo de rocío cubría las flores mientras estas eran visitadas por las abejas en busca de miel. El panadero de enfrente abría sus ventanas para que el aroma a pan recién horneado inundara la calle entera y atrayendo a los niños que corrían con entusiasmo a comprar el delicioso pan. A fuera todo era risas y algarabía en Cambridge, excepto para Harry. El ojiverde había tenido una noche terrible, sus ojeras habían adquirido un desagradable color morado, el verde de sus ojos contrastaba con el rojo que rodeaba sus irises, además su cuerpo a pesar de haber dormido casi toda la noche se sentía como si hubiera corrido un maratón descalzo cuesta arriba. Así eran las noches del chico últimamente, al parecer algo pasaba en sus sueños que a la mañana siguiente despertaba el doble o triple de cansado que cuando se acostaba, y para colmo el café y coca cola ya no estaban surtiendo efecto.

El irritante sonido de la risa de esos escuincles, que seguramente pasarían sus dedos sobre las vidrieras de afuera, llenándolas de babas y mocos cuando lo único que él quería era volver a su cama y olvidarse de todo lo demás. Pero no, ahora se dedicaba a limpiar el mostrador de la tienda “Los 7 velos de Isis”. Una tienda esotérica ubicada en las orillas de Cambridge.

La tienda estaba ubicada en un pequeño edificio de 2 pisos, era una construcción antigua pero al mismo tiempo muy hermosa… o al menos lo era en antaño, pues “los 7 velos de Isis” podía ser descrita como muchas cosas menos hermosa. El olor a incienso se percibía desde antes de abrir la tienda, llegando a marear a la mayoría de curiosos que se acercaban por casualidad a la tienda, haciendo que solo los cada vez mas inexistentes clientes y que realmente tuvieran una razón para comprar ahí entraran. En la vitrina de vidrio habían todo tipo de velas de muchas formas o colores, cajitas de incienso importadas desde países lejanos, mazos de tarot en sus diversas categorías, talismanes, piedras, runas, amuletos. Todo catalogado para una función en especial; desde las clásicas para atraer el dinero, amor, salud, trabajo. Hasta las hilarantes como las corta envidias, para aumentar el deseo sexual, abre caminos, alejar malas personas, ven a mi, etc.

Los anaqueles estaban inundados de diversos objetos inútiles, llenos de grabados extraños e indescifrables. Las paredes estaban tapizadas de posters llenos de sellos, oraciones, grabados y representaciones de santos o deidades de diversas religiones. Y finalmente lo mas distintivo de la tienda, seis velos de seda que colgaban del techo ondeándose al son del patético ventilador que rotaba de un lado a otro en un intento de ventilar un poco el lugar. El séptimo velo se encontraba en una de las paredes, a modo de puerta para acusar a uno de los anexos a la tienda.

El joven exhausto y con algo de nauseas apoyo su cuerpo sobre el mostrador, dispuesto a tomar una pequeña siesta, pero maldijo por lo bajo cuando escucho que unos gritos provenientes del interior del cuarto.

-¡¿qué?! ¡Le exijo que me devuelva mi dinero! ¡Embustera!-se escucho un grito colérico desde la habitación. Saliendo de la habitación una señora regordeta bastante entrada en años que salía de la tienda mientras le arrebataba bruscamente su abrigo a Harry quien cortésmente se lo sostenía. Después volteo hacia él, como si quisiera también descargar su furia con el, pero se arrepintió y siguió gritando hacia la pequeña habitación de la que había salido.

-¡Usted no tiene vergüenza! ¡Pero se va a enterar! – finalizo la señora, saliendo de la tienda sin mirar atrás. Vociferando algo sobre informar a las autoridades o sobre interponer una demanda. Pero las maldiciones cesaron cuando la mujer salió por la puerta dando un sonoro portazo.

-¿pero ahora que paso, tía Sybil? ¿No quedamos que no haría mas predicciones de tragedias e infortunio?- pregunto Harry mientras se dirigía hacia la mujer que surgía de la habitación. Si la tienda era extraña, lo era aun más su dueña. La tía Sybil era una mujer bajita, delgaducha y de aspecto… curioso… la mujer usaba lentes de botella haciendo que sus ojos parecieran los de un escarabajo, su pelo enmarañado y vestimentas estrafalarias. Una túnica de colores purpuras, azules y rojos, con una cinta de la que colgaban monedas tintineantes que hacían ruido con el menor movimiento de la mujer.- por que no puede ser como todas las demás adivinas que les dan a sus clientas lo que desean escuchar. Podría decir cosas como la llegada de un nuevo romance o avenida de una fortuna.

-pues eso fue casi lo que le dije. Pero no como ella esperaba. Pero yo Harry, querido, soy una profesional.- dijo tía Sybil en un intento de suficiencia, pero su temblor nervioso tan característico en ella era inocultable para Harry.- la señora se sacara la lotería, pero no es mi culpa que su amante se la vaya a robar, además este la abandonara por su hija, quien esta esperando un bebé. Además su esposo también partirá pronto con su amante, pues ella también espera un hijo.

Harry se quedo sin palabras ante la predicción de su tía. A pesar de no ser la primera vez que la escuchaba, las predicciones de la mujer siempre parecían ser trágicas o de infortunio… que si te vas a quedar calvo, te vas a romper ambas piernas, tu pareja tiene un amante y te dejara dentro de poco y la ruina llegara a tu puerta. O si bien te va, al menos se te morirá el gato. Lo más escalofriante era que la adivina casi siempre daba en el blanco... pero Parecía que para la susodicha adivina, predecir incluso que habrá buen clima era imposible.

-Harry, querido. ¿Que te paso? Tienes muy mala cara.- comento su tía, al parecer olvidando los desfortunios que acababa de predecir. Con sincera preocupación la mujer poso sus esqueléticas manos en su frente buscando algún signo de fiebre o enfermedad.

-no es nada tía Sybil. Solo tuve una mala noche.-dijo Harry mientras se acomodaba sus lentes de montura redonda y sonreía afable para a tranquilizar a su tía.

-oh Harry, querido. Seguramente pescaste un mal aire, o algún compañero envidioso te ha arrojado el mal de ojo.- el joven abrió los ojos consternado por las palabras de la estrafalaria mujer y no puso resistencia cuando esta lo arrastro hacia la habitación.- Anda vamos a mi consultorio, para que te lea las cartas. Además desnúdate para te haga una limpia con estas hierbas y la próxima noche de luna llena nos quedaremos haciendo una velación para asegurarnos que estés bien.

-¡No, tía! ¡Espere un momento!- la detuvo Harry cuando esta tomaba su mazo de cartas de su estuche. –le aseguro que solo es estrés. El lunes empezare clases y estoy algo nervioso por ello.

-ya he terminado de limpiar la tienda. Si me disculpa. Iré a dormir un rato.- Harry no le dejo argumentar antes de que saliera por la cortina y se dirigiera hacia las escaleras que llevaban hacia la vivienda.

Al llegar a su habitación, el joven se derrumbo en la cama. Irritado, Harry se quito los zapatos con los pies lo mas lejos que pudo. No tenia nada contra tía Sybil, pues la mujer mucho hacia ya con dejarlo quedarse en su casa. Odiaba este estúpido trabajo, pero no le quedaba de otra. Si bien, la paga era decente, no podía sentirse como un idiota mientras le vendía a la gente un montón de babosadas y chapucerías que prometían con cumplir cualquier clase de problema.

Como estudiante de medicina que era, esta clase de trabajo era patético… pero suspirando acepto que necesitaba el dinero. Sus padres ya se sacrificaban mucho mandándolo a Cambridge, y aun con la ayuda de la beca que tenia, aun tenían que pagar libros, trabajos material, fotocopias, y apoyar un poco a los gastos de la tía Sybil por estancia. Por lo que el salario de Harry se iba en sus transporte y otras cosas que se le ofrecieran… ah claro y más del cincuenta por ciento en Ginny…

Al menos, admitió resignado, su tía le pagaba mejor que en la cafetería donde trabajaba durante periodo de clases y en vacaciones, cuando no volvía a su pueblo natal, ayudaba en la tienda. Pero ambos trabajos sacaban la mayoría de las veces de apuro a Harry.

Después de un rato acostado en su cama, cavilando en tonterías se le vino a la mente el recuerdo del intruso que al menos un par de noches a la semana asaltaba sus sueños. No había podido observar su rostro aun, pero su piel de marfil, los duros músculos, el cabello lacio que caía como cascada hasta sus hombros y que en el fondo se apreciaban los oscuros pozos de petróleo. Su intruso de los ojos ónix.

No supo porque pero el pensar en el desconocido le ruborizaba las mejillas. A pesar de no recordar absolutamente nada de lo que hacia con aquel hombre, pero a decir de lo húmedo y excitado que despertaba siempre que aparecía el… sus sueños no eran precisamente sobre jugar con conejitos.

Harry se hundió en un sueño profundo. Soñando con al fin descubrir la identidad de aquel hombre que durante las ciertas noches lo estrechaba entre sus brazos.

El fin de semana paso como una bruma y al fin llego el lunes. El primer día de clases de su tercer año de medicina, y justamente en este maldito día tuvo que apagar su despertador de golpe y volverse a dormir… se baño, vistió y medio peino lo mas rápido que pudo. Harry corrió apurado con una tostada en la boca mientras se ponía el abrigo. Se despidió de su tía, o al menos eso intento con el montón de mermelada y tostada a medio comer y salió disparado por la puerta de la tienda hacia la parada del autobús.
Alcanzando en el último minuto el autobús, el joven lo abordo y milagrosamente encontró un asiento junto a la ventana. Biiiieeeen Harry, se te olvido el paraguas .si serás Idiota. El cielo se veía nublado y las nubes negras tapaban hasta el último rayo de sol. Dándole a Cambridge el tono grisáceo pálido tan usual en invierno. Cuando iba a medio trayecto los peores miedos del ojiverde se juntaron cuando las finas gotas de lluvia empezaron a caer, para después volverse un horroroso diluvio.

Maldiciendo su suerte, Harry al fin arribo a su destino. Bajo del autobús y corrió media manzana hasta su facultad. Claro, no sin antes calarse hasta los huesos por la lluvia. Pues solo a él se le ocurría salir con un simple abrigo de lana…

Miro su reloj de muñeca para consultar la hora, sacando el maltrecho horario entre de las cosas de su mochila, se dirigió hacia el aula. Que extraño… son las 8 y no hay casi nadie. Efectivamente, aunque por las nubes era difícil distinguir que tan entrada de la mañana era, los pasillos se veían casi vacíos y de los edificios a penas y salía ruido. Incluso estaba mas callado que durante clases.

Aun era temprano y la gente empezaba a llegar poco a poco. A pesar de llevar ya cuatro semestres estudiando ahí, Harry aun no terminaba por memorizar bien su facultad. Pero no había tanto problema, pensó mientras se cargaba nuevamente la mochila, pues aunque el chico era un poco despistado tenía el tiempo suficiente para encontrar su salón.

¡Maldito despertador, maldita lluvia, maldita gente que no se detiene ni medio segundo y maldita señora del aseo que no sabe dar indicaciones! Pensó mientras retomaba su ritmo después de patinar y casi azotarse contra el piso por culpa de la maldita lluvia y la enorme carrera por todo el campus. Pero, por fin, llego al pasillo correcto que le conduciría hasta su aula y llegar a ella se metió sin mas ni mas.
Pero para su mas que desgraciada suerte, no contaba que encontraría el director de la facultad de Medicina, el Doctor Albus Dumbledore y a su lado seguramente su nuevo profesor... pero al que lo no puso mucha atención, pues le distrajeron las risitas de sus compañeros que intentaban disimular con un ataque de tos.

-Oh, Harry, que bueno es verte. Pasa.- comento Albus al ruborizado y encorvado joven, además el director mas que molesto por su interrupción parecía realmente complacido por ver al joven.- llegas un poco tarde pero aun podrás escuchar un poco sobre nuestro nuevo profesor, el Doctor Snape.

-yo… lamento la tardanza… señor-dijo el joven y al levantar la mirada se sintió desfallecer. Ahí estaba el, pero esta vez si era el y no un sueño. Frente a si estaba su intruso de los ojos ónix. Bueno, jamás había visto su cara, pero sus ojos, esos los reconocería donde fuera. Solo esos ojos eran tan profundos que Harry sintió que podría ahogarse en ellos. Esos ojos que ni en un millón de años olvidaría. Su piel blanca como el papel, tan blanca que parecía que nunca sido acariciada por el sol. Su cabello negro y lacio le caía como dos cortinas, enmarcando sus angulosos rasgos. Mismos que le daban un aire mas maduro a pesar de su desproporcionada nariz.

Cuando sus miradas se cruzaron. Harry por inercia le sonrió pero el profesor le miro como si estuviera oliendo mierda o algo peor, para después voltear su vista de regreso al frente. El joven sintió su garganta secarse y sin entender porque, le empezaron a picarle los ojos. Su corazón parecía acelerarse más bajo la mirada de este hombre que con el maratón que acababa de tener. Incluso podría jurar que los escuchaba retumbando sobre sus oídos.

Bajo su mirada e intento caminar hacia la banca vacía mas cercana con todo su esfuerzo por no mostrar el temblor de sus piernas. Después de terminar de acomodarse en su asiento, aturdido y de repente sin ánimos para siquiera levantar la cabeza se limito a escuchar como el director continuaba con su discurso.




Última edición por PlatinumAlchemist el Miér Nov 21, 2012 12:23 am, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitimeJue Nov 15, 2012 9:29 pm

EL TERCER CAPITULO DE ESTE FIC OWO! muchas gracias por leer!

Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal?

Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape.

Categoría: Harry Potter

Personajes: Harry Potter, Severus Snape,

Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama

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Capitulo: 3/??

Completa: No

Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.[/size]

¿Deberiamos Pasar al Plato Principal?


Aunque esta sea la es la única manera en que me pertenezcas.


Me encontraba en mi despacho, tomando una taza de te tranquilamente mientras leía un libro sobre pedagogía en un cómodo sofá de dos piezas. Suspirando deje de un lado mí aburrida lectura. Desde mi punto de vista, esta clase de cosas no tenían ni pies ni cabeza. Mañana será el día en que iniciare mi nuevo trabajo como profesor universitario. No es que no encuentre trabajo o necesite el dinero, pero de no ser por Albus, seguramente jamás me habría planteado aceptar. Llevándome las manos a la sien, me di cuenta que realmente no tengo idea sobre como es que le voy a hacer.

Ese viejo bastardo manipulador fue quien le forzó a tomar este estúpido trabajo. Hasta hace unas semanas me encontraba trabajando en una importante investigación sobre los efectos de la Hierba de San Juan; para ser mas específicos, de la hiperforina. Y las consecuencias negativas sobre individuos con padecimientos como Trastorno de déficit de atención e hiperactividad, bipolaridad, Alzheimer y Esquizofrénicos, entre otros. Pero nuevamente mi investigacion fue rechazada por la Asociación de Especialistas en Ciencias Bioquímicas. Esos imbéciles seguramente habían rechazado su investigación gracias a la intervención de varias farmacéuticas que usaban esa planta como ingrediente principal de varios calmantes y tratamientos para el estrés.

Pero milagrosamente San Albus le había caído del cielo, en respuesta a sus problemas. El jalaría un par de hilos con la Agencia Francesa de Seguridad de los Productos de la Salud y con asociaciones de salubridad de otros países para levantar la voz sobre mi investigación. Pero claro, a cambio de un pequeño favor insignificante para alguien como yo. Si claro. Siempre hay un truco.A cambio debía prestar un pequeño servicio a su alma máter como profesor de Farmacología y Genética Clínica. Pero para un genio como tu, mi querido Severus, esas asignaturas serán como un paseo por el parque. Le había dicho Albus, como siempre mostrando una amable sonrisa. Aceptaba o su trabajo se iba por la coladera. El vegete sabía que no le quedaría más que aceptar. Como si en verdad tuviera otra opción.

Debía ser bastante tarde, pues me empezaba a costar mantener los ojos abiertos. Cerré mis ojos para descansar unos cuantos minutos hasta que caí en la inconsciencia. Fue el calor de un par brazos que me abrazaban desde detrás de mi cuello y un cálido aliento sobre mi oído lo que me llevo a despertar. Otra vez tú. Pero claro, no podría ser alguien mas que tu. Murmure para mis adentros.

-Otra vez tengo que venirte a buscar hasta acá. Siempre encerrado y rodeado de libros.- dijo la masculina voz, mientras besaba mi nuca y sus pequeñas manos empezaban a pelear con los botones de mi camisa.-usted ya parece un búho, profesor.

Solté un gruñido por ese estúpido apodo que mi fantasía. Si, por que eso es lo que era. No era racional pensar que un chico iba a forzar la seguridad de mi edificio, burlar a los guardias y los candados de mi departamento solo para venir a calentar mi cama. Y precisamente este chico.

Pero cualquier pensamiento lógico dejo de importarme cuando lo tome por los hombros y lo arroje sobre el sillón para besarlo apasionadamente. Separándonos para coger aire aproveche para admirarlo. Su rebelde cabello se esparcía sobre los cojines. Su lampiño pecho subiendo y bajando agitadamente acompañado de sus pequeños y rosaditos pezones. Tomo mi barbilla con entre sus pequeñas manos para que levantara la vista hacia su hermoso rostro. Con rasgos redondeados, mejillas que podrían pasar por infantiles. Nariz pequeña y respingada. Sus divinos ojos verdes, como una pradera en un cálido día de verano. Su hermoso cuerpo que me mostraba sin pudor ni vergüenza, dejando su despierto miembro al aire solo para mi disfrute. Mi fantasía era demasiado hermosa para ser real, puede que casi fuera más bello que el original. Pero al menos esta es la única manera en que me pertenezcas.

Busco mis ojos para lanzarme una de sus miradas traviesas mientras se mordía los labios con picardía y me jalaba hacia él para besarme. Sentí sus brazos apresarme fuertemente contra si mientras los míos se iban de paseo por su cuerpo. Con maestría sus pequeñas y casi artísticas manos se encargaron de desnudarme. Desperdigando caricias tan suaves y sutiles que casi creí haber imaginado.


Me encantaba pasar mis manos por su suave y blanca piel. Pero sobre todo amaba lacerarla por todos lados con mis mordiscos y apretones. Blasfemar su inmaculada piel para quitarle esas carcajadas y ahogar de su delgado cuello con gemidos y gritos de placer. Sé que sonara enfermizo, pero me excitaba la posibilidad de arrancar toda inocencia de Harry Potter. Mi Harry Potter. No me bastaría con cortar de tajo todo rastro de pureza en el, sino además le haría conocer cada incorrecto placer que existía en este mundo. Pero solo los probaría de mi mano, solo mis dedos podrían recorrer su cabello, solo mis manos recorrerían cada rincón de su cuerpo y solo seria yo encargado de robarle cada aliento que saliera de sus pulmones.

Sus tiernos labios me invitaban a saborearlos y mordisquearlos hasta dejarlos como dos cerezas maduras. Cuando sus labios no bastaron para calmar mis ansias, empezó a bajar por su barbilla, cuello y hombros. Dejando un camino de saliva y moratones causados por mis dientes. Las risitas que mi hermoso acompañante nocturno mandaron impulsos a su entrepierna. Mordí bruscamente su pezón izquierdo, haciéndole lanzar un alarido y seguido de una risa más fuerte.

Ya me encargaría de quitarle esas estúpidas risitas. Lo rodee fuertemente entre mis brazos. Era fácil, pues sus hombros eran delgados y su pequeño cuerpo parecía haber sido esculpido para estar bajo el mio. Sus risas se callaron para empezar a ronronear como si fuera un gato y se restregaba contra mi pecho. Sorpresivamente lo tome por las caderas y le levante de entre los cojines. Sentándolo a horcajadas para posicionar su pequeña y arrugada entrada sobre mi miembro.

-aaah, taaan grande…- suspiro mi ojiverde mientras se restregaba mas fuerte sobre mi pecho y su lengua lamia mi cara. Un grito desgarro su garganta cuando adentre un dedo sin previa preparación entre sus nalgas. Pero lejos de separarse de mi o intentar golpearme, aferro sus delgados dedos entre mi cabello fuertemente. El filo de sus uñas encajándose en mi cuero cabelludo me excitaron de sobremanera. Mientras mi otra mano viajaba por sus muslos y mis labios se dedicaban a mamar de sus pezones como si de un infante, mi Harry me abrazo más fuerte. Exigiéndome más.

-¿Esta noche no me vas a ofrecer ningún aperitivo? ¿O prefieres que pasemos directamente al plato principal?- murmure antes de degustar su lóbulo y pasaba mi miembro entre la dulce línea que separaba sus carnosos glúteos.

-Nn… No… hoy no estoy para tonterías.-dijo el chico entre quejidos. Hubiera pagado toda mi fortuna por ver la expresión de suplica de mi Harry, pero ahora solo me conformaría con dejarlo afónico a cogidas- Apúrate y entra ya… ¡aaah!

Mordiendo cada centímetro de piel a mi alcance, empecé a meter mis dedos uno a uno a su estrecha entrada. Mientras él se mecía una y otra vez sobre mi mano, ahogado en su propia delicia. Tomando restos de pre-semen que salía de su miembro, lo embutí sobre el mio. Lo agarre fuertemente de las nalgas y de golpe me ensarte en su interior.

Mi ojiverde no se contuvo. Sin ser consiente del hermoso espectáculo que me brindaba ver su espalda arqueada a niveles dolorosos, su rostro contraído y lloroso, su boca abierta intentando jalar algo de oxigeno a sus pulmones. Aun con su cuerpo tembloroso por el dolor, sin darle tregua empecé a embestir contra el sin piedad, con sus gritos, maldiciones y sollozos como mi música de fondo.

El chico no tardo en acompañarme, moviendo sus caderas con maestría y tomándome de los hombros para apoyarse y así poder empalarse más fuertemente en mi falo. Nuestra entrega total y apasionada no podía durarnos mucho. Mi Harry se corrió primero, manchándome hasta el cuello con su semen. Intente contenerme un poco mas, pero sus deliciosas contracciones exprimieron mi pene y sentándose de golpe sobre mi, rego todo mi semen en su interior.

Enterando mi cuerpo regresaba a la normalidad, sentí una bruma nublar mis sentidos. Haciéndome caer inconsciente sobre el sofá. Entre mi inconciencia creí escuchar el sonido de la tela al ser levantada y un cálido beso se posándose sobre mis labios. Para después murmurar.- Muchas gracias, todo estuvo delicioso.

A la mañana siguiente me desperté con una punzada en mi cabeza, tenia la poca pastosa y la habitación con un olor extraño. Que extraño, no recordaba haberme quitado la ropa, ni los zapatos. Aun llevaba puestos los pantalones y la ropa interior, pero no había manera que alguien le tapara con su abrigo. Y de su camisa, ni sus luces. Bostezando, me estire un poco mientras empezaba a recordar mi sueño de anoche.

Me dirigí hacia el baño para asearme. Y en la calidad de mi ducha recordé como de nuevo me había asaltado esa estúpida fantasía. Donde Harry Potter asaltaba la privacidad de mi casa y de mi cama. Tenia varios meses en que soñaba lo mismo. Poseerlo en su laboratorio, despacho o en su cama. Ya fuera de día o de noche. No pasaba una semana sin que estos sueños nuevamente le abordaran y no pasaba ni un día con su noche en que los ojos jade del chico cruzaran por su mente.

Era ridículo. Hace tres años desde la última vez que lo veía en carne y hueso. Su recuerdo del chico seguía tan vivo como si fuese ayer. Y es que desde que le vio por primera y única vez, en el concurso para conseguir la beca “Premio Ingles Reina Isabel II”. Severus fue parte del jurado calificador de los proyectos. Y desde un principio se sintió asombrado por su ensayo sobre los beneficios de la manipulación genética desde la gestación. El chico había apoyado este procedimiento siempre y cuando fuera para beneficio del producto.

Como juez, al principio su trabajo no causo la impresión que trabajos mas arriesgados de otros competidores dejaron. Puede que su investigacion no fuera la mejor desarrollada, ni la mas original Pero sin duda fue el mejor documentado, escrito y presentado. Y al llegar el momento de la verdad, exponiendo su trabajo en un teatro con las figuras mas relevantes de la ciencia medica, biológica, genética y farmacéutica. El simple y sencillamente se lucio como ninguno.

Tampoco era que el chico se mostrara muy llamativo en la presentación formal de los trabajos. Con un traje sastre, visiblemente rentado y algunas tallas mas grandes de lo que deberían. Se había presentado de manera torpe e insegura, con balbuceos y graciosos tartamudeos por los nervios que le traicionaron. En contraste con los demás participantes, seguros, orgullosos y narcisistas. Todos y cada uno de ellos completamente seguros de que la victoria estaba al alcance de sus manos.

Lo que realmente le cautivo del joven soñador fue su verdadero deseo de apoyar el proceso. El chico había abogado por aquellos que aun no tenían voz. Defendiendo a capa y espada lo que pensaba. Y con sus opiniones fuertemente cimentadas en investigaciones de otros especialistas. A pesar de ir contra lo que es catalogado ético o moralmente correcto. Tal vez fue su deseo por hacer lo correcto, o por la brava mirada del joven mientras exponía su punto, o lo hermoso que se veía sobre la tarima y su mirada de ardiente furia cuando él le pregunto: señor Potter, hipotéticamente hablando, si se presentara un caso de un feto con una enfermedad crónica terrible, como por ejemplo, Diprospus y además le agregamos Sífilis Congénita y malformaciones en el sistema linfático. Dígame ¿Por qué habría de gastar una fortuna en salvar a un producto defectuoso? Si seria más fácil y moralmente correcto dejarle morir de manera natural.

La cara del chico en ese momento fue impagable, furioso le insulto en frente de todo el auditorio llamándole con cosas como ni la peor bestia seria tan inhumana seria como usted. Si supiera que la mitad del auditorio ahí presente no se atrevían a dirigirle un saludo siquiera por el más profundo terror a su persona. Y otro tanto de los demás por su ya sabida personalidad intimidante. El mismo hubiera estallado en carcajadas sino se hubiera pasado todo el discurso admirándolo por su valor.

Al final, y bajo votación unánime el ganador de la beca del 100% fue Harry Potter. Aquel pequeño y escuálido chiquillo recién salido del instituto que se atrevió a enfrentarse a uno de las principales eminencias de mayor prestigio en el país. Y desde aquel entonces sin desearlo, también se había hecho con todo su ser. Desde Potter, ni siquiera el astuto Dante le dejo de parecer suficiente y ni mucho menos la no pequeña lista de amantes que desfilaron por su cama desde ese entonces. Desde Potter todos tenían una sola característica, ojos verdes. Pero ninguno con ese brillo.

Al ver el reloj de pared y ver que aun estaba a tiempo, decidí que después buscaría la dichosa camisa. Me puse una sencilla camisa blanca, pantalones negros y una corbata a juego. Como un capricho me coloco unas hermosas mancuernillas plateadas con grabados de serpientes en los puños. Regalo de Dante, mi último amante y ahora buen amigo. Después de coger el maletín con lo que necesitaría a lo largo del día, fui a la cocina a preparar un ligero desayuno.

Poco después llegue a la que fue mi verdadero hogar durante varios años. La hermosa Cambridge. Aparque en un lugar un poco alejado de la facultad de medicina, pero convenientemente cerca de una salida. Atravesé los hermosos jardines y me relaje de sobremanera admirando el hermoso paisaje. Parecía que el tiempo no hubiera pasado sobre Cambridge, incluso el roció de las flores conservaba el mismo olor de antaño. Al llegar a la que seria mi oficina, Albus ya me esperaba. Nos dirigimos a la que seria mi primera clase mientras el chismorreaba sobre los últimos eventos como festivales y tonterías similares. Como siempre ofreciéndole caramelos de limón a cuanta persona se nos cruzara.

Llegamos al aula G-20, después de dejar pasar a las últimas jovencitas que entraban correteando al salón.

-buenos días a todos. El día de hoy vengo a presentarles a quien será su nuevo profesor de Farmacología, el Profesor Snape. Quien entra en sustitución de la Sra. Sprout ya que ella se ha jubilado….

Mi trayectoria como reconocido químico fármaco biólogo, múltiples veces galardonado investigador y escritor de varios libros de química, genética, biología y medicina fue elocuentemente recitada por el Director de la Facultad de Medicina, Albus Dumbledore pero durante un mayor tiempo del que hubiera considerado prudente. Pero como mi superior espere de pie junto a él. En contraste con los demás presentes, pues a mis nuevos alumnos ya desde hacia mucho que habían dejado de prestar la más mínima atención al desperdicio de aliento que salía de los labios del director.

Con mirada clínica analice a los que serian mis alumnos durante los próximos seis meses. El aula constaba de tres hileras de bancas con dos asientos cada una. Además de cuatro columnas de butacas. Haciendo un máximo de veinticuatro alumnos por salón pero en este grupo solo habría veinte alumnos. Habiendo contado 17 alumnos, ocho hombres y 9 mujeres mas aquellos perezosos que no se habían presentado por ser el primer día, empecé por analizarlos a cada uno, a pesar de mi nula experiencia como profesor me fue fácil identificar a los estereotipos que normalmente se encuentran en cada salón. Realmente no eran la gran cosa.

Enfocándome en aquellos de los que no valía perder mi tiempo y me desharía antes de empezara el segundo parcial. El idiota que ni en sueños pasara mi materia, un chico pelirrojo que se sentaba en el rincón del salón, junto a la ventana y que ahora se dedicaba a jugar con el celular. El grupo de señoritas comandadas por una joven pelinegra de cabello corto, gente que solamente venía a calentar el lugar y a malgastar el preciado oxigeno de mi clase en boberías. El par de parásitos que se la pasaban riendo de algo que escondían entre uno de sus libros, seguramente material obsceno como revistas pornográficas, comics o algo por el estilo.

Después me fije en aquellos en los que tal vez podría empeñar un poco de esfuerzo y lograrían salir a flote… o al menos un par de ellos como mucho. Un chico castaño de ojos avellana que le miraba de reojo mientras fingía leer un libro… tal vez fueran ideas mías pero el joven parecía algo sonrojado… sin tomarle mayor importancia, pase la mirada y encontré que los demás chicos y chicas estaban dentro del promedio… nada en especial… un grupo lleno de gente mediocre. Seguramente más de la mitad del salón desertarían este semestre. Era sorprendente que estos hubieran logrado siquiera pasar el examen de admisión. Tal vez Cambridge ya no era lo que antes.

Hasta que encontré algo que me llamo la atención. El sabelotodo o en este caso la sabelotodo, una señorita que le miraba honestamente admirada y sobre su banca tenían un ejemplar de Farmacología humana. Mi más reciente obra. Y ella le miraba con una sorpresa y admiración como si el fuera alguna especie superestrella o actor famoso. Lo que realmente llamo mi atención fue que a pesar de su enmarañado cabello y marcadas ojeras, se reflejaba en su mirada una mente despierta y rápida. Posiblemente esa señorita sea lo que yo busco para mi proyecto…

-Además, el doctor Snape, fue investido en el grado Doctor Honoris Causa por tres universidades del Reino Unido por su invaluable aportación a la ciencia…- y Albus seguía relatando mi extenso desarrollo profesional. Entorne los ojos, resignado, pero el director entonces fue cortado de su discurso cuando entro por la puerta y sin la mas mínima cortesía un joven que para colmo con la chaqueta escurriendo agua por todo el suelo.

-Oh, Harry, que bueno es verte. Pasa.- le dijo el director al jovenzuelo. ¿Qué? ¿Así sin más deja pasar a este haragán? Las cosas en este lugar están peor de lo que imagine…Pero no en mi clase. Me dije a mi mismo, apretando los puños y decidido un escalofrió recorrió mi espina dorsal cuando procese el nombre de aquel chico. Esperen… ¿Harry? ¿Esta es la clase de Harry? ¿De aquel Harry?

Con un hueco en el estomago y levantando una honesta plegaria a cualquier deidad que existiera, roge que se tratara de cualquier otro chico y que solo fuese una irreverente coincidencia. Pero no, frente a mi estaba el mismo chico de revuelto cabello negro, con las mismas gafas de montura redonda y los mismos ojos verdes como el mar.

- llegas un poco tarde pero aun podrás escuchar un poco sobre nuestro nuevo profesor, el Doctor Snape.- escucho decir a Albus. Esta tontería ya debe terminar. Eres su nuevo profesor. Le recordó su conciencia. No lo olvides... Y no lo haría. Después de todo, él era un hombre correcto. Y como tal debía mantenerse al margen. Reforzó su expresión y colocándose su mas fría mascara se aseguro a si mismo que jamás cruzaría la línea entre sus retorcidas fantasías y la triste realidad.

-yo… lamento la tardanza… señor.- Harry avergonzado levanto la mirada. Me esforcé en reafirmar mi más cruel cara al ver que el tiempo no había pasado en vano. Sus rasgos ya no eran tan aniñados, sino habían adquirido mas forma con el tiempo. Volviéndolos mas finos y delicados. Quitándole esa apariencia indefensa de cachorro y realzándolo como la más bella flor.

Me sentí como la peor escoria cuando me miro sonriente. Me sonreía cálidamente mientras yo fantaseaba con estamparlo con la pared mas cercana y tirármelo ahí mismo. Aparte mi rostro, enfermo conmigo mismo. Fue hasta que Harry tomo asiento en frente de su escritorio que Albus continuo con su discurso. Ahora hablando con el aire, pues mis pensamientos se habían alejado totalmente de lo que pasaba en el aula para ser consumidos en alejarme lo más posible de Harry Potter.


Última edición por PlatinumAlchemist el Miér Nov 21, 2012 12:20 am, editado 1 vez
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¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso Empty
MensajeTema: Re: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitimeMiér Nov 21, 2012 12:18 am

AL FIN ESTA LISTO EL CUARTO CAPITULO DEL FIC >W<! MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal?

Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape.

Categoría: Harry Potter

Personajes: Harry Potter, Severus Snape,

Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama

Clasificación: NC-17

Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon.

Desafío: Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2011

Capitulo: 4/??

Completa: No

Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.[/size]

¿Deberiamos Pasar al Plato Principal?


Claro que tengo un problema, y ese problema... tiene nombre y apellido


Al día siguiente, todos estaban reunidos en el salón y mientras Harry pasaba hacia su lugar se dio cuenta que todos hablando sobre el tema de moda, el misterioso profesor Snape.
-¿sabían que el profesor Snape el próximo año se ira a trabajar en el Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica de Inglaterra?-comento Parvati Patil.

-¿sabias que Snape esta trabajando en una cura para la malaria con sujetos que le traen desde áfrica para sus experimentos?- escucho decir a Lee Jordán mientras Harry se sentaba junto Neville, que parecía muy enfrascado también en el tema.

-yo escuche que el profesor Snape rechazo un puesto para Secretario de Salud que le propuso el mismísimo ministro.- comento Hermione tomando asiento junto a Ron, su novio, quien se encontraba roncando sobre el pupitre.

-Pues a mi me pareció muy atractivo- casi grito Pansy desde su grupito de amigas. El silencio reino sobre el salón. Harry sintió como si un balde de agua fría cayera sobre el cuando un chillido múltiple por parte de las chicas inundo el salón. Incluso Hermione… no pudo ocultar un suave suspiro.

-¿vieron sus ojos? Eran tan oscuros que podría perderme en ellos.-comento Hannah Abbott juntando sus manos en pose soñadora.

-su voz es taaan grave y varonil. Casi se me cayeron las bragas cuando hablo para despedirse.- dijo Susan Bones mientras se abrazaba a si misma.

-además tiene esa aura tan misteriosa…- agrego Marietta Edgecombe.

-¿a eso le llaman ser guapo? Si mi abuela cuando despierta es más bella que él.

-bueno, debo aceptar que el profesor Snape no es precisamente guapo, pero es muy apuesto.- contesto Hermione un poco sonrosada para sorpresa de un recién despierto Ron

-¿apuesto? Si a eso le llamas ser apuesto entonces yo merezco ser modelo de pasarela.- comento Ron con el orgullo herido.

Parecía como si todas las chicas se fueran a abalanzar contra el indefenso Ron, mientras vociferaban mil y un virtudes sobre el adusto profesor. Harry por dentro se contenía para callarlas. ¿Cómo se atreven estas a hablar de mi profesor? ¡Yo lo he visto primero! Le escocia las entrañas que sus compañeras pudieran expresar su interés por el profesor cuando el había tenido que soportar la mirada de asco que le dirigió ayer.

-aaah~ él es tan masculino que quiero que me empotre contra su escritorio y me de duro~- chillo burlonamente Ron, parodiando la irritante voz de sus compañeras y recibiendo carcajadas de parte de casi todos sus compañeros hombres...

-Me halagan los cumplidos que usted arroja sobre mi persona, Señor Weasley. Pero agradecería que se los guardara para si.-una profunda voz interrumpió en la sala, seguida por el Profesor Snape. Quien cerraba la puerta, con su capa ondeando tras de si y dejaba su material sobre su escritorio.- al igual que agradecería que guardara su distancia a partir de ahora. O tendré que levantar un reporte sobre acoso contra un profesor.

Las carcajadas de todo el salón no se hicieron esperar. Mientras Ron se ruborizaba más de lo que cualquiera creería posible, se encogía sobre su asiento y escondía su rostro en el hombro de Hermione que parecía que se ahogaría en su propia risa.

-BASTA.-ordeno tajantemente el maestro, y su voz se imponía ante toda risa. Rápidamente el silencio reino en la habitación y el profesor Snape se paraba en medio del pizarrón. Imponente y serio escaneándolos a todos. Excepto a Harry.- Mi materia no es una fiesta. Si tienen cualquier charla, chismorreo, comentario o incluso duda sobre cualquier cosa que no tenga que ver con mi materia, quedan fuera de mi clase. Para siempre. Incluso si les suena el teléfono y no es una llamada de vida o muerte. Fuera. No se molesten en intentar darme explicaciones, reclamos, protestas, excusas patéticas ni mucho menos traerme a sus padres. Sepan que tengo total libertad de ejercer mi materia a como mejor me parezca. Y ni siquiera el director me hará cambiar de opinión sobre cualquier decisión que tenga. Porcentajes, maneras de evaluación, la bibliografía que les pediré y todo lo relevante a lo que necesitaran para la materia, podrán conseguir una copia con la Srta. Pince en la biblioteca. Bajo el folio 19-60. Bien, si no hay ninguna duda. Procederemos a dar la clase.

La clase procedió sin problemas. Pero Harry tenia la impresión que su profesor lo ignoraba o al menos estaba seguro que en toda la clase no se había molestado en voltear hacia su dirección. Ni siquiera le miro cuando se dirigió hacia su escritorio para entregarle el pequeño examen que el había terminado antes que todos los demás. Incluso antes que Hermione. Solo se limito a señalar con un dedo donde pondría la miserable hoja de papel sin despegar la mirada de los demás y moviendo su mano en seña que fuera a sentarse. Sonó el timbre y antes que pudiera terminar de recoger sus cosas para dirigirse a su siguiente clase, el maestro se puso entre el marco de la puerta.

-antes que se retiren es mi deber anunciarles que algunos maestros este año nos hemos visto en la necesidad de solicitar practicantes para algunos proyectos de investigacion. Incluyéndome. Por lo que durante las siguientes dos semanas nos encargaremos de seleccionar a un par de estudiantes cada uno.-dijo Snape con su maleta en la mano. El ojiverde no pudo ocultar una ligera sonrisa de emoción ante la posibilidad de ser seleccionado.- Aquellos alumnos que sean seleccionados podrán estar exentos de guardias en el hospital y se les darán créditos a consideración del profesor dependiendo la materia. Podrán consultar la lista de profesores y apuntarse como candidatos en el paredón de avisos junto a la sala de maestros.

Y sin más, el estricto maestro salió del aula dejando a las chicas chismorreando emocionadas y a los chicos extasiados por la posibilidad de saltarse las pesadas guardias en el hospital. Pero eso a Harry poco le importaba, pues a penas termino de guardar todo a como fuera en su mochila salió corriendo como alma que lleva el diablo hacia la sala de maestros.

El resto de la mañana transcurrió bastante bien para Harry hasta que mientras se encontraba tomando un café con Neville y hablando de tonterías cuando por el vidrio de la ventana se vio el reflejo de quien justamente Harry venia huyendo desde las ultimas dos semanas… y justamente cuando el no tenia hacia donde correr…

-Hola amor.- dijo la pelirroja sentándose bruscamente junto a él y obligándole a recorrerse sobre su silla. Y casi haciéndole caer de cara contra el suelo.

-Hola Ginny…-respondió el ojiverde con desgana.

-¿Qué tal estuvieron tus vacaciones? ¿Bien? Las mías fueron fantásticas, fue una lastima que no pudiste venir con nosotros. Pasamos noche buena en Miami y en año nuevo fuimos a Nueva York. Compre muchísima ropa bellísima y también te traje bastantes regalos que te encantaran. Además la vista desde el Empire State es tan romántica…-relato la pelirroja sin parar sobre sus viajecitos de niña rica que se daba ni darles oportunidad a los dos chicos de comentar algo y mientras se aferraba al brazo de Harry… Ginny habla hasta por los codos… pensó Harry suspirando resignado y escuchando las risitas que soltaba Neville compadeciéndose de su amigo. La chica siguió hablando e ignorando la excusa que soltó Neville para poder irse.

- Amore, últimamente no has contestado a mis llamadas ni mensajes. ¿Acaso tu teléfono esta roto? ¿Necesitas uno nuevo? Puedo conseguirte uno si quieres. La semana pasada salió uno precioso, deberías comprarlo. Pero con la caratula verde, para que combine con tus ojos. O mejor azul, para que combine con los míos y yo comprare uno verde. Así ambos haremos juego ¿no seria divino? Hay que conseguírnoslos pronto, por que nos han invitado a la fiesta de Cho Chang de Arquitectura ¿si te acuerdas, verdad? mi amiga, la chinita. Y me encantaría presumírnoslos en la fiesta…

-permíteme un segundo… sabes Ginny, no, no he estado contestándote. A proposito. No he querido ni revisar tus llamadas, mensajes, citas ni nada. ¿Sabes porque? Porque estoy harto. Porque por un momento pensé que si me desaparecía un rato de tu mapa se te bajaría el capricho que tienes conmigo o al menos encontrarías alguien mejor con quien pasar tu tiempo.-sin darse cuenta Harry empezó a subir el tono de su voz y a manotear. Levantando la atención de la gente en la cafetería.- creí que podríamos evitar llegar a esto. Pero no encajo en tu mundo. No me gusta tener que soportar tus arranques, ni los de tus amigas y mucho menos que me uses de mula de carga o de banco en nuestras citas. Además, dejando de lado a tu hermano, ninguno de mis amigos te agradan. Incluyendo a Hermione. Y no tengo el nivel que tú tienes ni mucho menos estoy acostumbrado a gastarme el poco dinero que gano en boberías. Aceptémoslo, no me gustas y creí que con el tiempo llegaría a quererte pero ya me he cansado.

-pero Harry…- Ginny parecía estar catatónica e intentando procesar lo que el ojiverde acababa de decirle. Ahí fue donde Harry supo que tenia que aprovechar ahora para terminar de lleno, pues ahora que Ginny estaba demasiado sorprendida para contestar que le permitiría irse sin hacer escandalo.

-y por favor, no uses a Ron esta vez para que intervenga como san cristan en esto.- dijo Harry mientras tomaba su mochila y se la ponía en el hombro.- eres lo suficientemente madura para digerirlo y estoy seguro que en un par de días encontraras a alguien mejor. Por cierto, también nuestra vida sexual apestaba.
Y Harry salió de la cafetería con frente en alto, dejando atrás la ola de murmullos que habitaban en la cafetería sobre el “chico que alcanzo la beca perfecta” que había dejado sin mas ni mas a la hija del rector.

A la mañana siguiente Harry se levanto de un mejor humor como desde hacia mucho tiempo que no tenia. E hizo lo que desde que inicio la universidad siquiera se le había ocurrido; se levanto a las cuatro de la mañana con el único fin de prepararse: se baño con uno de los jabones perfumados que vendía tía Sybil, se lavo los dientes dos veces, y se hecho una de las colonias mas caras que le había regalado Ginny. Soportando el ardor del demonio que provoco el intenso liquido sobre su piel recién afeitada. Puso la habitación patas arriba e hizo una pasarela frente al espejo para decidir que conjunto de ropa llevaría ese día y escogió una camisa verde esmeralda. escarbando en el fondo mas recóndito de su armario para encontrar los pantalones de mezclilla mas entallados que tenia… para su desgracia tuvo que hacer todo un show de brincos, maldiciones y soportar varias veces la respiración recostado sobre su cama mientras forcejeaba con el encogido pantalón hasta que este al fin cedió.

¡Seguramente se encogió! porque seguramente tía Sybil lo lavo con agua caliente. ¡No hay ninguna otra explicación! se repetía Harry una y otra vez para si mismo. Aunque jurándose que a partir de ahora empezaría una rigurosa dieta. Tomo sus recién boleados zapatos… y se los puso después de volverlos a bolear. Tomo un cepillo y mucho gel para aplacar a su indomable cabello pero después de un rato y hasta que su cabeza parecía una masa viscosa se rindió. Después de por enésima vez relavarse el cabello y asegurarse que no quedaran restos.

Al terminar se miro al espejo. Satisfecho con la imagen que este proyectaba. Te reto a ignorarme ahora, Snape. La sangre le subió hasta las orejas cuando se dio cuenta en lo último y al verse nuevamente en el espejo tan arreglado, se sintió ridículo por su apariencia. Y sin más se dirigió al baño para lavarse los restos de gel. Además cambio su pulcra y elegante camisa por una camiseta sencilla de franjas verdes que encontró.

Bajo hacia la cocina para solo tomar una taza de té y dejando de lado su suculento desayuno preparado por su tía. Convencido de que pasaría el día solo con una manzana y una barra de cereal, salió de la casa para empezar con su viaje hacia la universidad.

Su clase con los de noveno semestre había sido cancelada por una conferencia y aun faltaba mucho para su clase con los chicos de quinto. Por lo que Severus, aprovechando su nuevo tiempo libre decidió que iría a disfrutar su almuerzo en alguna de las hermosas cafeterías que habían alrededor del campus. Habiendo cogido sus cosas y se volteo para cerrar con llave la puerta de su oficina.

-otra vez tengo que encontrarte.- interrumpió una suave voz masculina que de pronto se le hizo muy conocida, pero no recordaba de donde.

-¿perdón?- Se giro Snape topándose con quien seguramente el chico más hermoso que se había topado en su vida. Y siendo sinceros, incluso mas bello que Harry. Su piel era blanca como la porcelana, sus cabellos rubios y brillantes como el oro, peinados con tal cuidado que delgados mechones enmarcaban su rostro que parecía mandado a tallar por un artista. Sus tiernos labios sonrosados se abrieron mostrando una hilera de dientes pulidos. Sus enormes ojos grises le miraban con cálida que a Snape no le termino de dar confianza. Era un tanto más bajito que Harry pero su porte tan elegante imponía respeto y la atención completa sobre su persona, incluso para alguien como el mismísimo Snape.

-decía que me fue muy difícil encontrarle, profesor Snape. Mucho gusto. Mi nombre es Draco Malfoy. Pertenezco a su clase de farmacología en quinto semestre.- el chico sorprendió a Snape, pues a diferencia de sus demás compañeros parecía educado y serio.- por problemas de salud ayer no pude presentarme a clase. Venia a disculparme y a presentarme personalmente ante usted. Aquí tiene el justificante.

El rubio le extendió un par de hojas de papel. Una era una receta médica de un prestigioso hospital y la otra era una carta con una letra bastante estilizada que venia firmada por un tal Lucius Malfoy.

-bien señor Malfoy. Pese a su justificante aun tiene falta pero le avisare sobre el sorteo para ser auxiliar de investigacion de algún profesor.- Severus se guardo las hojas en sus bolsillos de su capa y le señalo con la mano las listas donde se podría inscribir.- puede consultar que profesores participamos e inscribirse aquí. En dos semanas el profesor que escogió se pondrá en contacto con usted si sale seleccionado. Y creo que eso es todo. Si tiene alguna duda no dude en preguntarme.

-Oh, suena muy interesante, profesor. Creo que me inscribiré ahora mismo.- Draco tomo un bolígrafo de la solapa del abrigo de Severus y la abrió con sus labios. Jugueteo con el lapicero mientras fingía leer la solicitud y le lanzaba miradas divertidas. A Severus levanto una ceja incrédulo y sorprendido por nivel de osadía de su alumno, pero no comento nada.

-Además es un honor poder tomar clases con una figura tan distinguida en el mundo de la ciencia como lo es usted. Soy un gran admirador de su trabajo, sobre todo su ponencia de la evolución de ciertas tribus africanas en relación a ciertos virus como los del SIDA. Bueno, debo irme. Supongo que le veré en clase y esperare ansiosamente su elección.- finalizo el chico pasando su delicada mano por su hermosa cabellera e inclinando su cabeza dándole un aspecto mas inocente. Y le extendió su mano.

-gracias por sus cumplidos, señor malfoy. Pero ahorre su energía para la clase, los ganadores se decidirán conforme a su desempeño y habilidad, no por su elocuencia.- Snape estrecho su mano con firmeza y antes que la pudiese apartar, Draco le acaricio el dorso de su mano osadamente con el pulgar. Pero paso tan rápido que Severus pensó que tal vez fue un malentendido.

-créame profesor. Mi elocuencia no es mi única habilidad.- el rubio le miro de abajo hacia arriba y le sonrió coquetamente antes de irse caminando mientras contoneaba las caderas. Un escalofrió recorrió la columna de Severus. Sabía que debería haberle apartado o al menos llamarle la atención pero por más que quiso, su voz y su cuerpo parecieron traicionarle.

Ya mas tarde, Severus leía con total tranquilidad la carta que había recibido de Draco Malfoy. A primera vista era un sobre común y corriente. Pero a juzgar por el detalle del sello de cera con un escudo de armas de lo que supondría la familia Malfoy además del lenguaje pomposo y exageradamente educado. En síntesis, explicaba la débil constitución del chico y exponía la susceptibilidad que tenia a tener ataques de asma. Por lo que el padre le pedía a sus profesores que tuvieran paciencia con su hijo, realzaba sus virtudes como buen estudiante y la naturaleza tímida del chico. Ese chico tiene de tímido lo que yo tengo de aventurero… pensó Severus. Después de pasar un cómodo momento a solas mientras comía una deliciosa chapata y un café. Salió del local no sin antes lidiar con la pegajosa dueña que no paraba de insinuársele.

Harry entro al salón seguido muy de cerca por Ron y Hermione después de otra carrera desde su ultima clase en el edifico A. Estaba aliviado que su amigo estuviera tan ocupado lideando con las burlas de medio mundo, pues sus hermanos Fred y George se habian dedicado a correr y amplificar el chisme sobre lo que paso ayer. Y ni siquiera le habia comentado nada sobre su rompimiento con su hermana.

Apenas entraron se escucharon silbidos y gemidos por parte de los demás hacia el pelirrojo y su metida de pata del día anterior haciendo que Ron se sonrojara casi hasta las lagrimas y se fuera a sentar lo mas lejos posible seguido de su novia. Harry por lo mientras se sentó junto a Neville en medio del salón. Decidió darle un repaso al tema que verían hoy, procurando ignorar las burlas de los chicos hacia su amigo y los chismorroteos de las chicas.

-¡SHH! ¡Ahí viene el profesor y viene acompañado!- voceo Seamus mientras entraba rápidamente al salón y se sentaba en su asiento.

Al escuchar la advertencia de Seamus todos se callaron y se reacomodaron en sus asientos. Y a los pocos segundos entro el serio profesor Snape seguido de otro chico, quien al parecer debía ser algo atractivo, pues las chicas suspiraron emocionadas y cuchicheaban entre ellas. El profesor le hizo dar una pequeña presentación, a la cual realmente no puso mucha atención y ni siquiera se molesto en verle durante su discurso. Solo escucho que su nombre era Draco Malfoy y venia desde Estados Unidos. Y al parecer, igual que Ginny es un completo hijo de papá. Solo que el había tenido que dejar su elegante vida en Nueva York por motivos de salud.

-Potter, póngale atención al señor Malfoy.- fue la voz de su profesor lo que realmente le hizo levantar la mirada. Y arrepentido, sintió el estomago contraérsele. El chico era desde su punto de vista… perturbador. Su cabello rubio peinado hacia atrás, parecía que lo había relamido algún perro. Y con demasiado gel. Tanto que no se le movía ni un solo cabello de su cabeza. Bastante mas bajo que él. Sus ojos enormes ojos le parecían desproporcionados en relación a su respingada nariz y pequeña boca. Su ropa se le hacia demasiado formal como para venir a clases. Cálmate, señor experto en moda, que tu casi te vienes igual o peor que él. Venia con un suéter de tortuga color gris claro y por encima un saco oscuro y un pantalón a juego. Ropas tan serias contrastaban con su apariencia tan sonrosada y titubeante al ser cuestionado por los demás compañeros. Draco parecía un poco intimidado por estar al frente por lo que en momentos se acercaba al profesor…Demasiado para ser exactos... Pues en momentos a Harry creyó ver como Draco lo tomaba ligeramente por la manga y su profesor ni siquiera se percataba de ello por estar al pendiente de los demás. ¿Pero que demonios se cree? ¿Y porque carajo Snape no hace nada para apartarlo?

Draco Malfoy es en síntesis… todo un marica. Al fin termino Draco su presentación, cuando Snape le ordeno tomar asiento junto a Blaise Zabini. Pasando a su lado, sus ojos verdes se encontraron con los grises. Y después de un segundo de mirarle desde arriba hacia abajo, el muy bastardo lo barrio con la mirada y como el engreído que era se dirigió hacia su lugar pavoneándose ante todos los que le miraban maravillados.

La clase paso sin problemas y Harry se dedico a esforzarse al máximo intentando llamar a toda costa la atención de Snape. Ya fuera participando, contestando preguntas que a veces ni siquiera eran para el, terminando los ejercicios rápidamente. Pero sin excito, pues el ojinegro no le había dedicado ni un segundo mas de atención que el que se le dedicaría a una mosca. Al terminar la clase, el profesor salió rápidamente después de apuntar la tarea en el pizarrón sin siquiera despedirse. Harry intento salir detrás del maestro para intentar hacerle conversación aunque fuera sobre cualquier duda que se le ocurriera pero cuando tomo su libreta y se encamino a la puerta fue detenido por el ruido sordo de una mesa contra otra.

-¡OYE! ¿Cuál es tu problema?- volteo Harry enfadado hacia donde estaba el que pateo la mesa.

Fue Blaise quien le había encerrado y casi golpeado con las mesas, junto a Draco quien estaba sentado sobre su propia mesa. Ambos rodeados por el grupito de chicas comandadas por Pansy. El rubio dejo atrás esa pose de timidez y fragilidad. Ahora se sentaba con las piernas abiertas mientras se reclinaba sobre la pared y cruzaba los brazos mientras le miraba con suficiencia.

-Mi problema, Potter, es a donde planeabas ir.- dijo Malfoy en un tono demasiado alto mientras decía su nombre como si lo estuviera escupiendo.- mi problema es con quien planeabas ir. Mi problema eres tú y todos los que se le quieran acercar. Mi problema se llama el profesor Snape.

Draco se puso de pie de un salto, cerro la puerta de una patada y camino hasta el frente del salón contoneando las caderas en un andar tan pausado y fluido como si flotara. Se detuvo en medio del pizarrón, sujetando su estrecha cintura con las dos manos y mirándolos a todos de manera cortante exclamo.- A PARTIR DE AHORA DECLARO QUE EL PROFESOR SEVERUS SNAPE ES MIO. No les permito hablarle fuera del salón, mirarle y ni siquiera suspirar por el. Y pobre de aquella alma que piense que estoy jugando. Porque no tienen idea de con quien se están metiendo.

Dicho lo ultimo, Draco dio un golpe sordo al escritorio con ambas manos y su rostro se trasformaba en una macabra mueca iracunda. Dejando en claro su punto y con todos los demás, Harry incluido, completamente mudos. Draco salió del salón seguido de lo que parecía su séquito de lacayos con Pansy al final cargando su maleta.

-pero que demonios…-Fue lo ultimo que pensó Harry mientras un muy mal presentimiento le inundaba. Pero sobre todo le inundaba mas su preocupación por el bienestar de Severus.


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MensajeTema: Re: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitimeVie Nov 23, 2012 2:04 am

EL QUINTO CAPITULO RECIEN SALIDO DEL HORNO! ESPERO QUE LES GUSTE!

Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal?

Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape.

Categoría: Harry Potter

Personajes: Harry Potter, Severus Snape,

Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama

Clasificación: NC-17

Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon.

Desafío: Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2012

Capitulo: 5/??

Completa: No

Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.[/size]

¿Deberiamos Pasar al Plato Principal?


Sin lugar a dudas eres un enfermo...



Severus entro a su oficina como un relámpago, ignorando el llamado de la chica becaria que hacia prácticas en la oficina. Cho Chang o algo por el estilo. Cerró la puerta de un portazo y pasó el seguro. Arrojo su maletín a donde fuera, cayendo este sobre el bote de basura y a el ni le importo. Se derrumbo sobre la silla reclinable y llevándose las manos hacia la frente intento despejarse. Severus Snape, ¿que demonios te esta pasando?

La clase entera había sido una tortura para el. El salón casi lleno de un montón de mediocres que solo por tener el suficiente dinero para pagar la matricula ya se hacían con el titulo. Solo Granger y Malfoy eran lo suficientemente capaces de seguir su clase y saber sobre lo que hablaban. Tal vez Longbottom también podría entrar en la categoría si tan solo el muy idiota no pareciera aterrado cuando él le preguntaba alguna cosa. Incluso podría preguntarle la hora y el chico seguramente se cagaria en sus pantalones.

Pero Harry había sido sin lugar a dudas quien se había llevado el titulo. Había respondido correctamente a todas sus preguntas, incluso a las que él había lanzado al aire. Severus rio silenciosamente cuando recordó los intentos del chico por captar su atención. A penas era su segundo día de clases y Harry hacia de todo, desde arrebatándole las preguntas a sus compañeros y entrándole sus trabajos con respuestas a las preguntas que ni siquiera había hecho.

Se revolvió entre la silla, incomodo por el enorme bulto que sobresalía escandalosamente entre su entrepierna. Excitarte solo por dar una clase... no sabía la razón, pero sentía su cuerpo ardiendo por dentro. Como si en cualquier momento fuera a arder desde su interior hasta quedar calcinado. Consumiéndose de deseo paso sus manos por sus largas piernas acariciándose para después pasarlas por su pecho, quitándose botón a botón de su molesta camisa y sus traviesos dedos acariciando en el trayecto desde su cuello hasta su estomago. Imitando las caricias prodigadas por aquellas manos de ensueños. Como su ojiverde le hacia cada noche en sus fantasías.

Rodeado de alumnos y alumnas…pero sobre todo, bajo la mirada de esos ojos verdes… pensó mientras se mordía el labio inferior. Se desabrocho los botones del pantalón y se bajo el cierre liberando su hinchada erección con una mano mientras se mojaba los dedos de la otra con su boca. Mierda…contuvo un gemido cuando su húmeda mano entro en contacto con su miembro, que estaba más sensible que nunca. Inicio el movimiento de arriba abajo suavemente, delineando con sus dedos las caricias por donde durante sus sueños los dientes y lengua de su hermoso Harry había pasado.

Te excitaste así solo por estar unos minutos a su lado…Severus aumento la velocidad de sus caricias. No es lo suficiente. No… sus manos no eran más que una triste imitación de su boca y no serian siquiera incomparables con la gloriosa sensación de su interior. Se levanto de la silla y empezó a mover las caderas al vaivén de sus embistes reclinado contra su escritorio. Mordiendo sus labios para contener sus gemidos y jalando su cabello con tanta fuerza que podría arrancarlo de raíz. Te estas tocando aquí solo cuando debiste poseerle ahí mismo… frente a todos sus compañeros. Incluso frente al director. Ahogo un gemido apretando sus mano en la boca lo mejor que pudo mientras su escritorio se llenaba de manchas blancuzcas. Evidencia de sus deseos más oscuros.

-Severus Snape ¿Qué clase de enfermo eres?- Se dejo caer sobre la silla para recuperar el aliento. Sin preocuparse por acomodarse la ropa o cubrir su flácido miembro, apoyo la cabeza contra la suave superficie de la silla y cerro los ojos.
-no eres un enfermo. Solo eres un depravado. Uno muy sucio.- recargando su peso sobre sus piernas y con su cálido aliento golpeando contra su oído, ahí estaba otra vez esa voz que reconocería en cualquier momento.- un asqueroso y depravado profesor al que alguien debería castigar.

Para Snape no era necesario usar los ojos para saber que este era Harry. Le bastaban sus oídos escuchando su aterciopelada voz, su dulce aroma inundando su nariz, tocar su revuelto cabello y el sabor de su piel. Su Harry. Sonrió cuando sintió la calidez de un torso desnudo contra el suyo. Tal y como había venido al mundo. Siempre dispuesto para el. Diferente de aquel que le esperaba en un salón pues a este le podría poseer hasta el cansancio y ni aun así le bastaría. Severus pasó su lengua desde el cuello hasta el mentón del chico para alcanzar sus labios y explorar la ansiosa boca. Busco a tientas las inquietas manos que se aventuraban por su nuca y sus nuevamente despiertos genitales para apresarlas entre las suyas más fuertes y grandes.

-Nnahh. No... Que ha-haces- se escucho un gemido del menor cuando lo separo y tomándolo desde los muslos, apretando sus gruesos y respingados cachetes. Lo levanto para apoyarlo contra la mesa de su escritorio. Severus abrió los ojos para admirarle en todo su esplendor. Su precioso Harry recostado y con las piernas abiertas para el sin pudor alguno. El chico aparto los papeles y objetos que estaban sobre el mismo sin importarle en lo más mínimo que el ruido fuera a alertar a alguien.

- ¿hacerlo sobre un escritorio? Es usted un sujeto muy sucio.-respondió Harry risueño mientras lo apresaba entre sus piernas para juntar sus caderas. Severus y Harry gimieron al unísono cuando sus miembros se rosaron y fue Harry quien esta vez empezó moviendo sus caderas marcando un lento y delicioso ritmo. Severus apoyo ambas manos junto a la cabeza de Harry para verle directamente, deleitado por el paisaje de su ojiverde aferrándose al escritorio de madera y gimiendo suavemente mientras sus mejillas se teñían de carmín.

-¿deberíamos pasar al plato principal?- Susurro Harry suavemente. Severus bajo su rostro para beber el sudor que corría por la frente de Harry. Llenando su rostro de suaves besos y disfrutando las caricias del joven que le daba por la espalda. Harry lo tomo por las mejillas para juntar sus labios en un húmedo y lento beso que pareció recargar adrenalina a Severus.

-yo estaba planeando disfrutar del festín entero, pero ahora que importa.- Respondió Severus. Quien le levanto por las caderas y acomodo sus piernas para posicionar la punta de su palpitante pene justo sobre su entrada. Bebiendo los suspiros de Harry, Severus empezó a acariciar la excitación de Harry con delicadeza pero le extraño el notar la arrugada piel del chico fría bajo su mano. Pero olvido ese pequeño detalle muy rápido, pues su ojiverde en estos momentos le exigía toda su atención sobre sus labios.

Severus desesperado por estar en el estrecho interior de Harry, se adentro de golpe de una estocada, haciéndole soltar un alarido de dolor y conteniéndose para no correrse ante el placer que le producían las uñas de Harry encajándose en su espalda. Era increíble la embriagadora sensación que le daba el producirle y recibir dolor a Harry durante sus encuentros. A pesar de ser una fantasía, sus ojos nublados y llorosos por el cumulo de sensaciones, su respiración entrecortada y su dulce voz chillando alivio por cada estocada de su miembro sobre su próstata.
-Ahh e-esperaaa…- Harry empujo a Severus y pese a las protestas del mayor les hizo separarse. Severus le miro confundido pero antes que pudiera mencionar palabra alguna, Harry le dio un suave beso y se giro de espaldas contra la mesa. Ante la mirada atónita de Severus, el ojiverde expuso sus blancas nalgas y su sonrosado ano en todo su esplendor. Severus sintió una descarga eléctrica sobre su polla cuando vio a Harry lamer los restos de semen sobre la mesa y saborearlo golosamente.

Severus recorrió la espalda de Harry besando y lamiendo vertebra por vertebra mientras escuchaba el ronroneo del ojiverde que parecía perdido en su tarea de terminar con todo el semen que había sobre la mesa. Busco nuevamente la cálida entrada a aquel amado cuerpo con su goteante pene. Entrando de golpe y con tanta fuerza sin preocuparse por desgarrar al chico. Extasiado en su propio mundo Harry le exigía más y más. Más adentro, más rápido, más fuerte. A lo que Severus presa bajo el embrujo de su amante no podía hacer más que cumplir sus peticiones.

Se entregaron con fuerza y sin importar las consecuencias. Sin contener la fuerza de los gritos y gruñidos de Severus, mientras Harry gemía y sollozaba su nombre. A ninguno de los dos les importaba ya si les escuchaban. O si el chirriante escritorio se rompía en dos por la fuerza de los embistes del ojinegro. Solo les importaba entregarse por completo al ser que se encontraba a su lado. Hasta que Harry en un ultimo y desgarrador grito se vino, derramándose sobre el escritorio de madera inmaculada. Seguido muy de cerca de Severus quien saco su ardiente polla de su interior y se derramo sobre la espalda del chico. Dejando sus blanquecinos y espesos restos sobre toda la espalda, cabello y parte de la mejilla del ojiverde, quien cerró los ojos por inercia al sentir la salpicadura sobre su rostro.

Severus agotado regreso a su mesa satisfecho mientras observaba con los ojos entreabiertos a su jadeante amante. Al poco rato Harry se levanto para posarse sobre las piernas de Severus. Y este le recibió besando su frente con cariño y mirándole con devoción. Buscando algo en su mirada, Harry abrió la boca para intentar decirle algo pero de pronto algo pareció hacerle titubear y en silencio abrazo a Severus por el cuello mientras escondía su rostro en su pecho.
Le pareció escucharle susurrar algo pero una nube de calor pareció colarse por cada poro de su cuerpo y el dulce aroma proveniente de Harry pareció intoxicar sus sentidos hasta llevarle a la inconciencia.

-Profesor.- alguien le zarandeo bruscamente, levantándole de su letargo.- profesor Snape. Despierte. Va a llegar tarde a su clase a la reunión con los maestros.
Escuchar lo ultimo activo a las dormidas neuronas del ojinegro, que se levantaba ligeramente confundido. Abrió los ojos de golpe y contuvo un jadeo sorprendido al encontrar toda su oficina en completo orden. Son su inmaculado escritorio tal y como debería estar. En fin, toda la habitación, incluso el mismo sin el menor rastro de su apasionado encuentro con el chico ojiverde. Demonios…pero fue tan real… pensó llevándose las manos a la frente para despejarse y una vez pasado el repentino mareo, salió de la habitación ante la atónita mirada de Cho Chang.





La primera semana se fue como el agua mientras Harry, y a penas llego se sorprendió incluso de si mismo. Pues extrañamente llegaba al salón antes que todos los demás. No sabía que le ocurría, pero otra vez desde mitad de semana sus problemas para dormir habían vuelto. Parecía no ser capaz de conciliar el sueño por más medicamentos que tomara o incluso había juntado valor para intentar los remedios de tía Sybil. Ganando solamente una fuerte intoxicación y un viaje todo pagado al hospital durante casi todo el fin de semana. Sedado y a pesar de haber dormido casi todo el fin de semana no sabia porque pero se sentía como si hubiera sido revolcado por una ola.

Llego a su asiento y tomando su mochila como su almohada se recostó sobre su mesa. Cerrando los ojos le vino a la mente el recuerdo de su hosco profesor. Harry de algún modo se las había arreglado para pasar de la indiferencia a ser objeto del total odio y desprecio sobre su persona. El mal descanso ya le estaba pasando nuevamente la factura, poniéndole adormilado durante clases. Además últimamente Snape parecía acercársele demasiado, confundiéndole a proposito para que Harry no pudiese ordenar sus pensamientos a tiempo y terminase respondiendo cualquier estupidez que se le ocurriera.

Como si fuera poco, durante las prácticas en el laboratorio a Harry todo le salía mal. Paso de ser un alumno habilidoso con los instrumentos como si fuera pez en el agua a tener dedos de mantequilla. Tenia que caérsele algún tubo de ensayo. Cuando no se le estropeaba un compuesto casi a punto de explotar. O confundir nitrato de plata con cloruro de plata, creando una reacción química que lleno de humo gris todo el laboratorio. Sintió como las lagrimas amenazaban con salir cuando recordó los regaños por parte del profesor Snape, quien le acusaba de ser un haragán, torpe e incluso indigno de la beca que con tanto esfuerzo se había ganado.

Además recordó con impotencia como el había defendido a Malfoy cuando Harry le había cachado cuando le estaba saboteando cuando el rubio le cambio Fenitonia por el Diazpam mientras Harry trabajaba con sus ratones. No solo eso, Snape ni le llamo la atención al rubio cuando se equivoco con las dosis inyectadas en sus ratones.

Harry apretó los puños con impotencia cuando recordó la mirada burlona que le arrojaba el bastardo de Malfoy mientras presumía de todas las cosas que le compraba su padre o viajes al extranjero. Sus posibilidades de ser escogido como practicante por Snape se habían reducido aun mas porque durante el ultimo examen con Hermione y Malfoy sacando la nota mas alta, mientras el había quedado en quinto lugar. Tanto fue su esfuerzo por estudiar y su nerviosismo al contestar el examen que a la hora de la verdad se quedo en blanco.
El sonido de pasos corriendo por el pasillo le alertaron y limpiándose las pocas lágrimas que le corrían por el rostro se intento calmar. Era Hermione, a quien se le ilumino la mirada y corría a su lado blandiendo una hoja de papel en su mano.
-no te vas a creer lo que tengo en mis manos, Harry.- dijo la castaña mientras se sentaba a su lado y se aproximaba mucho hacia él, como si intentara ocultar lo que decía de oídos indiscretos.-con esto tendremos asegurados los puestos como practicantes de Snape.

-a menos que sean las respuestas del próximo examen, dudo mucho que me sirva.-respondió Harry convencido de su derrota y ocultando su rostro en su mochila.- pero tu aun puedes lograrlo y asegúrate de apalear a ese presumido de Malfoy.

-no Harry, aun tienes oportunidad. Sé que te fue un poco mal en la prueba pasada. Pero te aseguro que con esto esos puestos serán nuestros.- Hermione poso su mano sobre su hombro mientras le frotaba cálidamente, confortándolo.-se de buena fuente que el profesor Snape ignorara los resultados de los exámenes, pero con esto decidirá a quienes escogerá.

- y bien, de que se trata.- dijo Harry interesado y revitalizado ahora que sabia que tal vez no todo estaba perdido.

-el próximo viernes el profesor Snape nos dejara escribir un ensayo sobre cualquier tema siempre y cuando sea de medicina en relación con otra rama. Puede ser cualquiera. Además lo mejor de todo es que es en parejas. Y obviamente los que escriban el mejor ensayo serán los que tome como practicantes.- le conto Hermione con los ojos brillantes y sonriendo abiertamente. Mientras tendía la hoja sobre la mesa para enseñarle a Harry los parámetros que debía cumplir el dichoso ensayo.- con esto, tú y yo podemos ir adelantándonos a todos los demás y preparando algo digno de alabarse.

-¿y como estas tan segura de esto?-pregunto Harry intrigado.- es decir, suena genial, pero con tantas pruebas que ha puesto y practicas dudo mucho que un solo ensayo sea suficiente para que el decida. Además ¿no deberías pedirle en ese caso a Ron que sea tu compañero?

- todos están tan preocupados por los experimentos y exámenes que no se dan cuenta de lo obvio y ¡eso es justamente lo que el profesor Snape quiere que piensen! Por lo que nadie tomara esta simple tarea en serio y antes que se den cuanta tú y yo seremos los elegidos. Harry, tu sabes que quiero mucho a Ron. Pero en este caso tú, como el mejor de la carrera, eres mi mejor opción si quiero ganarle a ese presumido de Malfoy. Además ya tengo listo que tema debemos tomar para nuestro trabajo.- finalizo Hermione. La chica sin duda era de armas tomar y cada día sorprendía más Harry.

Hermione se paso todo el rato hablándole sobre el tema que tenia en mente. Y Harry le seguía comentándole su opinión sobre como mejorar o que retirar del trabajo. Cuando llegaron los demás, Harry se guardo la hoja de Hermione dentro de su chaqueta y acordaron verse en la biblioteca para empezar a trabajar.

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MensajeTema: Re: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitimeVie Nov 23, 2012 11:58 pm

Sexto capitulo y ya vamos por la cuenta regresiva!!!!

Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal?

Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape.

Categoría: Harry Potter

Personajes: Harry Potter, Severus Snape,

Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama

Clasificación: NC-17

Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon.

Desafío: Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2012

Capitulo: 6/??

Completa: No

Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.[/size]

¿Deberiamos Pasar al Plato Principal?


Soportaria cualquier cosa... menos el hecho que seas tu quien busque sus labios...



Harry alcanzo a sus amigos en los jardines del campus y se sentó junto a Neville y Hermione. Ambos cobijados bajo la sombra de los álamos y rodeados de apuntes y libros por todos lados. Pero no parecían estar precisamente estudiando, pues Neville estaba muy sonrojado y Hermione apenas podía contener sus risitas.
-¿Qué? ¿Qué les pasa?- pregunto Harry curioso por la actitud de Neville. Neville negó con la cabeza mientras esquivaba la mirada del ojiverde y Hermione aumentaba sus risas.

Como compañero de banca, Harry había notado que hacia un poco de tiempo el castaño actuaba raro. Se volvió más reservado y siempre perdido en sus pensamientos. Sobre todo en Farmacología. Y si Harry era maltratado durante esa clase, Snape le cargaba aun más la mano al pobre de Neville. Esperaba el peor momento para hacerle cualquier pregunta aun si no tuviera relación con la clase, o si era un tema que aun no veían. Para alguien tan listo como Harry, si se aplicaba lo suficiente podía salir a flote. Pero en contraste con el, el tímido Neville se hundía como un martillo en el fondo del mar. No era culpa de Neville, pues a Harry le constaba que su amigo se esforzaba e incluso le pidió asesorías a Hermione. Pero simplemente era un negado para Fármaco.

-N…no… no e-es nad…nada.- tartamudeo Neville esquivando los ojos de su amigo.

-no me digas que no es nada. A mi no me engañas. Estas tartamudeando y eso no te pasaba desde primer semestre.- dijo Harry ahora realmente picado con lo que fuera que le estuviera pasando a su amigo.

-Awww vamos, Nev! Es Harry, podemos confiar en el.- dijo Hermione divertida y cogiendo a neville por la camisa y le miraba alegre.- el no dirá nada, ¿verdad Harry?

-Ándale, Neville. Te juro que no le voy a decir a nadie. –Neville le miro con desconfianza un segundo pero Harry mirándole de una manera tan honesta como le fue posible consiguió ablandarle. Haciéndole una seña para que se acercara y Harry obedeció sonriente. En lo que Hermione volteaba a los dos lados para asegurarse que no hubiera moros en la costa.

-Cr…creo que-e me gu-gusta el pro-profesor Sn-Sna-Snape.- le soplo neville al oído en un hilo de voz casi inaudible. La sonrisa de Harry se congelo, al igual que todo su cuerpo ante esa confesión. Y al parecer Neville lo interpreto como una invitación para seguir charlando sobre su enamoramiento hacia su maestro.

-Awww! ¡¿No te parece lindo, Harry?!- No, a decir verdad no, Hermi. Pensó Harry cuando Hermione chillo emocionada por la declaración del chico y lo abrazaba diciéndole que debía esforzarse y lo mucho que ella le apoyaría en hacer realidad su amor.

Una punzada en el estomago atravesó a Harry cuando escucho la decidida y honesta confesión de su amigo. Volvió la mirada a su amigo y observo sus mejillas coloreadas, sus ojos avellana brillando como si fueran dos estanques y sobre todo, el atractivo natural del chico. Quedo muy atrás aquel chico regordete y torpe, pues su amigo había dado un tremendo estirón y sus músculos se habían desarrollado naturalmente. Además su personalidad tranquila y humilde era capaz de derretir el más frio bloque de hielo en Groenlandia. Neville era una persona dócil e incapaz de dañar a nadie ni siquiera con su pensamiento.

Para Harry su amigo era muy especial. Se conocieron desde el curso de inducción a la universidad y desde entonces tenían una conexión muy especial. Además descubrieron que ambos compartían no solo el mismo día de cumpleaños, el color favorito de ambos era el turquesa, les enloquecía el helado de choco menta, tenían la manía de irritarse si las sabanas que cubría el colchón de sus camas se corría, peor aun si tocaban el molesto colchón. Ambos odiaban dormir con almohada pero no podían dormir si no abrazaban algo, también venían del mismo lugar natal. Compartían eso y mil cosas más…

Neville, el dulce y tierno Neville… ¿Porque también tenemos que compartir esto? Se sintió culpable cuando la envidia le corroyó desde su interior pero acepto que aun más que Draco Malfoy, Harry debía de cuidarse de Neville Longbottom. Ahora que su amigo sin proponérselo, seria su peor rival.

-No te preocupes, Neville. ¡Harry y yo te ayudaremos en todo!-¿Qué? ¿Por qué yo? Pensó Harry mientras era estrujado por la chica en un abrazo grupal.

-Muchas gracias, chicos. No esperaba que aceptaran esto.- la cálida sonrisa que Neville le dirigió hizo aun mas difícil para Harry poder sostener su mascara de falsa alegría.

-Si, Nev… no te preocupes, puedes contar con nosotros.- Harry se esforzó por lograr escupir eso de su garganta reseca. Pero arrepintiéndose a cada segundo por haber preguntado.

Hermione continúo interrogando a Neville sobre las múltiples virtudes que enloquecían al castaño. Mientras Harry tenía que contenerse para no taparse los oídos y no continuar escuchando los cumplidos idealistas de Neville hacia su profesor. Y Harry escuchando, intentando mantenerse al margen.

-Hermione, ¿no quedamos que iríamos a la biblioteca? Tengo dudas en la materia de parasitología y necesito que me ayudes. – corto Harry sin poder contenerse y seguir escuchando mas. Haciéndole una seña a Hermione recordándole el proyecto que ambos tendrían juntos y deseando que a su amiga no se le ocurriera también invitar a Neville.

-tienes razón, lo había olvidado. Perdona Neville pero debemos irnos.- respondió Hermione captando el mensaje. Harry respiro aliviado. Levantándose y sacudiéndose el polvo de sus pantalones le tendió la mano a su amiga para ayudarle a levantarse

-claro, nos vemos después.- se despidió Neville levantándose también y extendiéndole amablemente a Harry los libros que se le habían quedado en el suelo.

-Claro Nev, hasta luego.- Se despidió Harry tomando los libros entre sus manos y emprendiendo marcha. Sin tener la mínima cortesía de esperar a Hermione, quien por despedirse de su amigo se había retrasado y ahora correteaba para alcanzarle.

Mucho rato después, ambos chicos estaban concentrados y ocultos tras una montaña de libros polvorientos. Hermione y Harry trabajaban arduamente en el ensayo que les conduciría a la victoria. Cada uno hojeando un libro tras otro mientras tomaba apuntes sobre lo que les seria útil para su trabajo.

Harry debía aceptar que la idea de su amiga era muy interesante. Un ensayo sobre Mitología griega en la edad media y su relación con la Medicina. Sobre todo enfocado a los orígenes etimológicos de diversos conceptos acunados por la Medicina. Seria un poco complicado y extenso, pero era un tema que le parecía fascinante. Ahora Harry se encontraba hojeando unos libros sobre los principales dioses de los griegos y su amiga otro de seres fantásticos. Ambos descartando aquellos que no le parecían relevantes.

-este… Hermi… ¿Por qué no le contaste a Neville sobre el ensayo?- pregunto Harry intrigado, pues en su interior realmente temía que la chica quisiera ayudar a su amigo hasta el punto de darle su lugar como practicante.

-mmm no lo se Harry. Tú eres mi compañero para esto y no vi necesario decirle.
Después de todo ambos queremos el puesto. Y solo hay dos vacantes. –Contesto Hermione indiferente.- quiero a neville y pero también quiero el puesto. Claro que le ayudare como amiga, pero es muy diferente como rival. Mas vale prevenir. Pero eres libre de decirle si quieres. Solo no le digas nuestro tema.

-no, yo solo decía. Pero tienes razón. Creo que le diré mañana…en la tarde…o cuando hayamos avanzado un buen tanto…-rio Harry nerviosamente, aliviado por ser compañero de Hermione. Lo sentía por Neville, pero Harry tampoco estaba dispuesto a cederle su lugar.

-Buenas tardes. Disculpen, jóvenes. ¿Alguno de ustedes es Harry Potter?- pregunto la anciana bibliotecaria, Madame Pince a ambos.

-si, soy yo. ¿Se le ofrece algo?-pregunto Harry interesado. Pues era raro que la octogenaria se dignara a charlar con algún estudiante sin razón aparente.

-le busca el director Dumbledore en su despacho. Quiere hablar con usted y al parecer es urgente.-le contesto la anciana con indiferencia y sin esperar respuesta por parte del chico se fue hacia su lugar.

-pues con esa actitud yo diría que es de vida o muerte, Harry. Será mejor que te apresures. Yo me quedare a trabajar otro rato.- hablo Hermione despidiéndose de Harry con un beso en la mejilla.

-Gracias Hermi. Yo en la noche veré que puedo adelantar. ¿Mañana aquí a la misma hora para seguir?-le contesto Harry cuando se separaron y tomando sus cosas se dirigió hacia la oficina de su Director de carrera a ver que era tan importante.



Blaise llego a la cafetería caminando tranquilamente. Atravesó la puerta y busco con la mirada a cierta cabecita rubia. Hasta que la encontró en el centro de las mesas, rodeado de lo que se catalogarían las chicas mas guapas del campus reunidas a su alrededor como moscas a la miel. El moreno contuvo una risa cuando al acercarse distinguió la mezcla de molestia y asco proveniente del ojigris cuando alguna de las chicas se le arrimaba demasiado. Mientras se acercaba noto que el chico no solo era objeto de fijación por las mujeres ahí reunidas, sino muchos de los hombres ahí presentes también admiraban al rubio. Y a él lo trituraban con la mirada mientras se acercaba hacia donde estaba.

-Cuanto tardas.- gruño el chico mientras le soltaba un manotazo a lavender Brown que tocaba su cabello.- ¿y bien? ¿Porque siguen aquí? ¡A volar!

Draco las despacho groseramente y curiosamente en vez de ofenderse, las chicas se fueron riendo tontamente y lanzándole besitos al rubio antes de salir por la puerta de la cafería. Blaise arqueo una ceja confundido por la fijación de todos para con Draco. A penas una semana y medio mundo parecían caer en una especie de embrujo.

- ¿ya conseguiste lo que te pedí?- susurro Draco acortando las distancias. Blaise malhumorado saco su cartera de entre los bolsillos de sus pantalones y le paso un papelito al chico por encima de la mesa.- ¿Y sobre lo otro que averiguaste?

-bueno, en realidad no mucho. – Blaise se alejó incomodo por la cercanía con el ojigris.-Harry Potter es un chico que viene de provincia… creo que de algún lugar de Durham o algo por el estilo. Ahora vive con su tía loca y trabaja en una cafetería cercana durante los fines de semana. Obtuvo el “Premio Ingles” de hace 5 años, por lo tanto, como te podrás imaginar es todo un cerebrito. Es buen amigo del hijo del rector y de Granger, la chica esa que creo que es una genio o algo por el estilo.

-¿y?- pregunto Draco. Blaise se sintió confundido por un momento ante la cara de interrogante del chico hasta que recordó a lo que se refería.

-no tiene novia. Hace poco termino con la hermana de Weasley. Por cierto, esta buenísima la niña, ese Potter debe estar loco. O a lo mejor gay. –continuo Blaise. Cuando el moreno recalco lo ultimo, Draco se levanto bruscamente de la mesa y salió de la cafetería hecho una furia-¿Qué? ¿Qué fue lo que dije?

Que tipo más extraño. Pensó Blaise al verlo salir dejando a su paso una estela de suspiros tanto por parte de chicos como de chicas. Pero aun así como me pone, el muy idiota. Finalizo Blaise mientras se ponía en marcha por donde había salido Draco dispuesto a alcanzarlo, así fuera al fin del mundo. Cuando llego al estacionamiento, por donde creyó haber divisado al rubio, descubrió que estaba vacío. Sin la menor seña de alguien en kilómetros. Extrañado, Blaise se fue por otra dirección en busca de Draco.




Draco estaba en las escaleras del edificio “A”, con los ojos cerrados pero el resto de sus sentidos alerta. Abrió sus diamantes grises cuando estuvo seguro de que Blaise se alejó lo suficiente y salió en dirección a su objetivo en ese mismo complejo.

No había avanzado mucho cuando se sintió intoxicado con el molesto hedor que provenía seguramente de la mezcla de perfumes baratos que provenían de las mujeres que se le aproximaban en cada esquina. En sus baratos y patéticos intentos de ligar con el o llevárselo a sus camas. Asqueado, saco de entre su chaqueta un pañuelo blanco perfumado con suaves aromas a lavanda y ámbar, se apoyó en el barandal mareado.

Dejo pasar un rato hasta que habiendo pasado sus nauseas y el pasillo se despejo un poco. Quitando el trozo de tela, olfateo el aire en busca de algo. A penas lo encontró, continuo con su trayecto hasta que vio a su objetivo doblando justamente en dirección al elevador más cercano.

Para cuando llego se dio cuenta con decepción que estaba cerrado, memorizo el piso a donde iba y salió corriendo hacia las escaleras más cercanas. Hasta detecto nuevamente ese olor que tanto estaba buscando pero muy cerca de su objetivo estaba aquel sujeto, su asquerosa peste le delataba…

¿Qué demonios hace ese ahí? pensó mientras le inundaba el pánico. Esos dos no podían estar solos, no podían encontrarse. ¡NO! ¡EL NO LO PERMITIRIA! Aun si tenia que destrozarle con sus propias manos. Concentrándose en sus piernas, y en no perder de vista el aroma que tanto buscaba concentro lo que le quedaba de energías en correr tanto como pudiera en ese frágil cuerpo.

Aun si debía revelar que soy en realidad. Llego hasta el lugar con jadeando por el esfuerzo y casi se sintió desfallecer. Con los ojos cerrados y viendo luces de colores intento apoyarse del barandal de la escalera, fallando y casi hubiera dado de bruces contra el frio suelo cuando se encontró con un par de fuertes brazos que le detenían antes que se lastimara. Le hubiera gustado ver quien le había detenido para golpearlo por su atrevimiento pero sus ojos nublados se lo impedían.

-Señor Malfoy. ¿Se encuentra bien?- entre su mareo y el calor de sus brazos era como si esa profunda voz cantara la mas tierno de las nanas para el. Y le hubiera gustado contestar de no ser porque su cerebro y su garganta no se ponían de acuerdo entre hiperventilar o contestarle. Ya no fue capaz de seguir escuchando lo que le decían pues el zumbido que invadía los oídos le impidió seguir consiente. Pero entre su inconciencia le pareció sentir algo prensándole la nariz fuertemente hasta hacerle daño. Intento quitárselo pero una fuerte presión sobre sus labios y como algo cálido invadía su boca hasta lo más recóndito de sus entrañas.



Harry con la cabeza gacha, venia saliendo de su encuentro con el Director de Carrera para delimitar algunos detalles sobre el intercambio que había solicitado desde el semestre pasado. Este viaje a Francia venia haciéndole ilusión desde hacia mucho, quizás desde que entro a la carrera. Pero al parecer su cerebro y sus emociones no se ponían de acuerdo en su sentir. Por un lado, se sentía contento de que su intercambio hubiera sido aceptado al fin por la dirección de la universidad. Pero por otro lado un nudo que le iniciaba desde la boca del estomago y que le terminaba hasta la garganta le había impedido gritar de emoción… y tuvo que contenerse sino seguro que se echaba a llorar ahí mismo frente al consternado Director Dumbledore.

Por favor, señor Director, deme un poco de tiempo para pensarlo… responderle ahora es un poco complicado… le contesto al anciano antes de salir del despacho y excusándose con que llegaría tarde a su trabajo, salió lo mas rápido que sus temblorosas piernas le permitían.

Tomo el camino opuesto al elevador, a esta hora estaría lleno de gente y deseando despejarse un poco tomaría las solitarias escaleras. Continúo caminando como un autómata hasta que llego a su destino y sintió como si aquel nudo que se encontraba atorado en sus entrañas explotara en su interior. Incluso sus ojos llenos de lágrimas intentaban negar lo que veían pues no podía apartar la mirada del espectáculo que se montaba frente a las escaleras mientras su corazón se desgarraba.

Frente a él estaba su amado profesor, con Draco cobijado en sus brazos. Su maestro lo cogía fuertemente de la cadera con un brazo mientras con el otro le apresaba el rostro. Draco se estremecía y se cogía de la solapa del saco de Snape. Harry deseo arrancarse los oídos cuando les escucho gemir entre el beso. Encabronado, Harry avanzo decidido a separarles aunque fuera a la fuerza, pero Draco se le adelanto intentando apartar a manotazos a su profesor. Pero este forcejeo con el rubio para no soltarle. Como si solo necesitara de sus labios para respirar.

Esto fue el colmo para el corazón de Harry. Podía escuchar sus más tiernas fantasías romperse como si fuera el cristal. Junto con todos sus ideales para estar junto a su amado de los ojos negros. Soportaría su indiferencia o sus burlas. Soportaría cualquier intento de seducción del ojigris para con su profesor, pues este jamás se daba por eludido. Soportaba incluso los flirteos de otras compañeras hacia Snape.

Todo menos esto… al fin su cuerpo pareció responderle. Y negando con la cabeza retrocedió, intentando engañarse a si mismo que no era realidad. No mientras seas tu quien busque sus labios…

Sin saber como lo hizo, corrió, corrió hasta cualquier salida. Con el corazón destrozado en mil pedazos y conteniendo los sollozos que pugnaban por escapar de su garganta y gritar a los cuatro vientos su dolor. Harry estaba tan encerrado en su propio dolor que ignoro los gritos de auxilio que provenían de las escaleras.

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¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso Empty
MensajeTema: Re: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitimeDom Nov 25, 2012 5:05 am

Sexto capitulo y ya vamos por la cuenta regresiva!!!!

Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal?

Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape.

Categoría: Harry Potter

Personajes: Harry Potter, Severus Snape,

Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama

Clasificación: NC-17

Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon.

Desafío: Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2012

Capitulo: 7/??

Completa: No

Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.[/size]

¿Deberiamos Pasar al Plato Principal?


Tiene tiempo que yo ya te conozco, aunque para ti no existo...




Terminando la reunión en el salón de usos múltiples, con sus colegas profesores para discutir los parámetros del sorteo que se llevaría acabo la siguiente semana. Severus por petición de la profesora McGonagall se vio obligado a llevar un informe con los resultados acordados al despacho del director. Puesto que aunque el anciano convoco la dichosa reunión, se le ocurrió faltar de ultima hora. Alegando un compromiso muy importante.

Salió del salón de computo con el informe recién redactado y una copia del compilado con las formas de los demás profesores. Y como el hombre detallista que era, coloco finalmente las hojas en una carpeta antes de salir al pasillo y dirigirse al fin al despacho de Dumbledore.

Mientras caminaba por el pasillo se fijaba en el hermoso paisaje. El cielo de pronto se oscureció y la nieve apenas estaba empezando a caer. Se podía observar a los pocos estudiantes que estaban en los jardines regresando por refugio al campus o partiendo apresurados hacia sus casas. Viéndolos sonrió levente pues se le vinieron a la mente varios recuerdos de cuando el mismo fue estudiante y todos los bellos momentos que habia pasado en esta misma escuela,
Para cuando se dio cuenta ya se encontraba en los asensores y con la suerte de encontrarse con uno vacío y disponible se metio en el. pulso el botón correspondiente al piso al que se dirigía, cerrándose automáticamente las puertas y el aparato empezó su marcha al son de “God save The Queen”. Resoplo ligeramente divertido. Cambridge sigue igual de tradicionalista. Ni siquiera se toman la molestia de cambiar la música de fondo del elevador…
Cuando llego al piso deseado, Severus salió caminando tranquilamente y entro a la dirección de Medicina.

-Buenas tardes. -le dijo Severus a Argus Filch. El incompetente secretario del director. Este salto de la silla, siendo sorprendido con una revista de Playboy en la mano. – Déjese de andar perdiendo el tiempo en sus porquerías y vaya a entregarle esta carpeta al director. Dígale que es el reporte de la reunión de profesores en el salón A-4. No puedo creer que Dumbledore tenga a este rabo verde aquí.

-Ss-si cla-claro, Profesor Ss-Snape…-Filch se levanto de su escritorio dando tumbos y casi tropezando con un librero sin despegar la mirada de los filosos ojos de Snape. Toco suavemente la puerta que habia al fondo y cuando se escucho un Adelante entro en la oficina. Fueron pocos los segundos que tardo dentro del despacho cuando salió del mismo y regreso a su escritorio asustado cuando el intimidante docente se cruzo de brazos.

-El director Dumbledore le agradece su Ayuda y le pide perdón por f-faltar a la r-reu-reunión.- se encogió tembloso Filch sin despegar la mirada de sus zapatos para no encontrarse con los agrios ojos negros de Severus Snape.
Si hay algo peor que los ignorantes, son los incompetentes. Por desgracia el mundo esta plagado de ellos, calentando lugares, malgastando el aire y por supuesto ocupando puestos que no se merecen. Severus salió del despacho echando humo. Recordando como seres como Argus Filch estaban dentro de su amada universidad solo porque era pariente lejano de Arthur Weasley, el blandengue y absurdamente misericordioso rector.

Severus continúo su camino, mientras seguía maldiciendo a toda la peste que habia en el mundo. Irritado, decidió que desquitaría un poco de su molestia caminando por lo que se encamino hacia las escaleras. Sus botas resonaban por todo el pasillo y el fluir de su capa con el viento le acompañaba. Entre mas se acercaba a las escaleras le pareció escuchar un jadeo entre cortado.

¿Qué? ¿Acaso ya no hay limites aquí? Alguien hubiera tenido la delicadeza de decirme. para próxima me tirare a Harry en el laboratorio sin problemas. esperando encontrar a algún par de amantes en pleno encuentro, apretó el paso. Pero en vez del par de adolecentes en pleno acto indecoroso se encontró con uno de sus alumnos sino mal lo recordaba, de la carrera de medicina.

-Señor Malfoy ¿se encuentra bien?- a penas logro atraparlo antes que se estampara contra el suelo. Inmediatamente se sintió estúpido. Era obvio que el chico no estaba bien. Los jadeos que escucho en realidad eran los intentos de su alumno por jalar aire a sus pulmones con sus labios perturbadoramente azules y se agarraba el pecho con fuerza. Severus batallo para sostener al rubio pero al fin lo logro, cogiéndole de la cadera para que las leves convulsiones no fueran a tirarle.

-Señor Malfoy. Por favor responda. –intento hacerle reaccionar cuando pareció que el joven hacia un intento para decirle algo, aunque solo fueran balbuceos incomprensibles. Intento tantear los bolsillos del chico, con la vaga esperanza que tuviera algún medicamento a la mano. Al no encontrar nada, intento no caer en la desesperación y recordando que se debía hacer ante un ataque de lo que creía era Hiperventilación.

Sin mayor tiempo que perder, hizo lo primero que se le ocurrió. Y trago hondo. Rodeo la nuca del chico con un brazo hasta coger su nariz entre sus dedos para apresarla. Perdóname Harry… pensó antes de jalar todo el aire que pudiera en sus pulmones choco sus labios contra los del chico y le empezó a pasar todo el aire como le fue posible. Simulando la función de la bolsa de papel, inhalo y exhalo el aire dentro de los pulmones de Draco. Enojado lo apretó contra si cuando el debilitado chico empezó a darle de manotazos y le mantuvo así un par de minutos cuando pareció que al fin los temblores bajaban. Se separo del chico y cuando levanto la cabeza vio que encima por encima de ellos se encontraba nada mas ni nada menos que Harry. No le veía la cara, pero era obvio a quien le pertenecía esa silueta.

-Potter, ayúdame con Malfoy.- Aun sobrecogido por los leves jadeos que le quedaban al inconsciente rubio, Severus no recayó en la situación comprometedora en la que le habían descubierto. Estupefacto, vio como Harry hecho a correr sin mirar atrás.- ¡POTTER! ¿A DONDE VA?

-¡ALGUIEN AYUDEME!-siguió gritando el pelinegro cuando cayó en cuenta que Harry había huido. Pero ahora no tengo tiempo para sufrir por ti Harry. Los temblores parecían volver, Draco aun estaba pálido y empezaba a sudar frio. Nervioso pero convencido que era lo mejor, cogió a Draco en brazos y corrió lo más rápido que le permitían sus temblorosas piernas y su delicada carga hasta la enfermería. Durante el camino miraba de reojo al chico para comprobar que siguiera respirando. Y casi tropieza con una escalera cuando Draco entreabrió los ojos. Pero esta vez sus ojos no eran dos perlas grises sino estaba seguro que sus pupilas se habían vuelto verticales, como las de un reptil y eran color amarillo ámbar.



Draco empezó a recobrar la conciencia poco a poco. Levanto sus manos, llevándoselas a los ojos para intentar cubrirse de la molesta luz que le lastimaba los ojos. Donde estoy… asustado por no saber la respuesta, intento incorporarse, fallando pues nuevamente el mareo le invadió.

-no se esfuerce, señor Malfoy.- Draco se sobresalto cuando sintió la presión sobre su hombro de una mano grande pero se calmo al reconocer la voz de su querido Severus y su inconfundible aroma llenando el ambiente.

-¿Qué estoy haciendo aquí?- pregunto Draco, sonrojándose ligeramente cuando su profesor le ayudo a incorporarse.

-Tuvo un ataque de asma en las escaleras. Ahora estamos en la enfermería.- le respondió Severus de modo cortante.-Ya han intentado informar a su casa, pero como nadie contesto les han dejado un mensaje.

-¿y usted fue quien me encontró?-nuevamente pregunto Draco, tomándole de la mano. Tal vez de un modo demasiado efusivo pues Snape se mostro ligeramente incomodo.- ¿verdad que fue usted quien me ayudo?

-Si, señor Malfoy. Le encontré casi desmayado sobre las escaleras. Y le recomendaría que si sale, al menos debería tener la delicadeza de cargar un miserable inhalador. Que tenga un buen día. –termino Snape, soltándose de Draco y cogiendo su abrigo salió de la enfermería.

Si Severus en ese momento se hubiera dignado a mirar a Draco descubriría que cara ya no parecía tan delicada ni inocente pues sus rasgos se transformaron en otros mas finos, sus cejas de alargaron y delinearon de mayor manera. Las piernas se le alargaron y se tornearon aun más. Sus ojos se alargaron verticalmente como las de un reptil y pasaban de ser un gris perla a tornarse color ámbar. Pero no, Severus salió de ahí sin mirar atrás ni mucho menos se percato de las lágrimas que ahora fluían de los ojos amarillos de Draco.



Al día siguiente Harry, llego al salón desde muy temprano. Para su sorpresa la causa de su desvelo no era su intruso nocturno de ojos negros que le asaltaba durante los sueños, pues no logro pegar el ojo en toda la noche. Ni siquiera había terminado de salir el sol y el chico ya se encontraba en su banca. Intentando concentrarse en su parte del trabajo que tenia con Hermione.

Dejo de lado su volumen del Diccionario de Mitología Griega y romana. Harto de las historias sobre encuentros amorosos entre diosas, elfos, ninfas, sátiros, humanos y demás criaturas que terminaban en un acoston y como resultado tenían otra criatura más estrafalaria que la anterior. Releyó lo que llevaba avanzado del trabajo y sin ganas de corregirlo lo dejo también. Bueno, 15 paginas en una noche. Hermi no se puede quejar…

Pero si le preguntaban, no tenia ni la más puta idea de que decían las 15 paginas. Y que mas me da si es un ensayo de mitología o un ensayo de lo mucho que me gusta comer Crunchy Nut con leche caliente… ¿Cómo podía trabajar así? Si por mas que batallaba no dejaban de pasarle por la cabeza una y otra vez las imágenes de Neville confesándole su enamoramiento por su profesor, las falsas promesas de apoyo incondicional que le hizo, la posibilidad de irse a Francia pero sobre todo el recuerdo vivo del apasionado encuentro que Harry presencio entre su amado maestro y el hijo de puta de Malfoy.

Tu también eres un grandísimo hijo de puta… pensó Harry cuando recordó la manera tan posesiva en la que Snape se aferraba a Draco. Apoyo los codos sobre la mesa y se tiro de los cabellos para no llorar. Ni de lejos te forzaron y seguramente ni te hiciste del rogar… pero ojala que te aproveche…

-¡Te lo juro que lo vi con mis propios ojos!-chillo Parvati Patil seguida de su gemela Padma. Entrando al salón y sentándose rápidamente para seguir chismorreando. Harry se apoyó en la mesa, dispuesto a dormirse antes que escuchar tonterías de chicas.- El profesor Snape cruzo todo el patio central cargando a Draco. Como si Draco fuera una novia. ¡Fue tan romántico!

-¿Quién diría que detrás de alguien tan enigmático y hosco hubiera alguien tan gallardo y masculino?- dijo Padma emocionada.

¿Qué carajo? pensó Harry. Enojado se levanto de su banca y sin importar todo el ruido que hizo la silla de metal al caerse contra el duro piso salió por la puerta. Tanta era su furia contenida que se olvido de llevar consigo sus cosas pero eso era mejor a desquitarse con ese par de chismosas.

Paso por los pasillos, la biblioteca, cafetería, gradas e incluso por los jardines. Pero en todos lados era lo mismo. Todo el mundo parecía enganchado al tema del momento. Nadie se lo podía creer aun pero el aterrador y cruel Snape recorrió los jardines con el voy a vomitar… bello Draco Malfoy en brazos. Eran cada vez menos los incrédulos y casi medio mundo pareció estar seguro de que había un romance entre alumno y profesor. Algunos asqueados y sorprendidos mientras que las chicas parecían estar entre emocionadas o deprimidas. Y por supuesto muchos y muchas celosos por alguno de los dos.

Enfermo de celos Harry se dirigió al único lugar que estaba seguro que nadie le encontraría. Corrió tanto como sus fuerzas se lo permitían hasta el ala Sur. Escalando la torre mas alejada, subió por sus solitarias escaleras. Hasta llegar al ultimo escalón y toparse con una imponente puerta de metal forjado con grabados de siglo XVII. Tanteo entre sus pantalones y encontró lo que por fin estaba buscando. Una llave con grabados similares a los de la puerta que le habían regalado Fred y George en segundo año. Los traviesos chicos supieron sacarle provecho a su estatus como hijos del rector para poder robar un par de copias de la llave maestra de casi todo el campus. Pero por desgracia por las reformas al campus, su llave aun funcionaba con aquellas puertas que tenían un grabado así.

Inserto la llave, girándola hasta que escucho un crujido en la cerradura y como se corría la chapa. Empujo con toda su fuerza la pesada y herrumbrada puerta metálica, llenando la torre con el intenso chirrido de la puerta al moverse hasta que fue capaz de abrir un pequeño espacio por el que pasar. Se escabullo a duras penas por el estrecho espacio y haciendo un último esfuerzo salió de la abertura. Cayendo sobre el frio suelo de granito.

El viento helado pego contra su rostro y Harry abrió la boca impactado por el magnifico paisaje que se mostraba ante sus ojos. Avanzo un poco temeroso y sujeto fuerte al barandal, sobrecogido por la impresión. Había escuchado hablar de esta torre por parte de los gemelos, pero lo que ellos le contaron se quedaba corto comparado con la hermosa vista que tenia no solo de la universidad, sino del pueblo entero. Desde lo alto podía ver el Jesús Green, la mansión Anglesey Abbey y a lo lejos se podía divisar la Reserva Natural Wicken Fen. Todo desde tan alto que Harry pensó que si levantaba un poco el brazo alcanzaría a tocar las nubes con la punta de sus dedos.

Apoyándose sobre el barandal Harry dejo pasar las horas mientras cantaba las canciones que escuchaba de su iPod. Nadie sabía que Harry amaba cantar. Siempre cuidándose que nadie le escuchara ni por accidente. Pero aquí, en lo que parecía el último rincón del mundo Harry cantaba tanto como se le antojaba. Nadie imaginaria el variado gusto musical que tenia. Las canciones de metal las cantaba tan fuerte como su garganta lo soportara, el rock lo gritaba a viva voz, las baladas románticas en susurros incluso bailaba al son de la bachata.

Era como si por primera vez no tuviera miedo al ridículo ni a las apariencias. Por un momento no tenía que ser el estudiante perfecto, amoroso hijo, amigo confiable, complaciente novio ni dinámico empleado. Solo era Harry. El chico al que le gustaba comer el cereal con leche caliente, odiaba las sabanas mal colocadas, se comía la fruta que ponían en los bordes de los vasos, en casa caminaba descalzo sin importar que tanto frio hacia, disfrutaba de los baños con agua caliente en la madrugada, se chiqueaba si en un lugar no le atendían rápido, era algo olvidadizo, no le gustaban las multitudes ni llamar la atención como muchos creían, ingenuo rayando en lo idiota, aventurero e impulsivo. ¿Realmente soy tan raro? Cuando para el era tan simple y sencillo… Lastima que nadie le querría solo por ser el… Jamás… pensó Harry dejando caer una solitaria lágrima.




Severus dio por terminada la clase de Bioquímica y Biología Molecular a los alumnos de primer semestre. Y yo creí que los de quinto eran malos. Gruño socarronamente cuando le quito de entre las manos a Dennis Creevey que hacia un último esfuerzo por escribir cualquier tontería que se le ocurriera en su hoja casi en blanco. Poniéndolo sobre una pila de hojas maltrechas las medio acomodo y metio en su bolso. Se colgó su maleta al hombro y salió del salón. Seguido de cerca por un sequito de alumnos a los que les negaba recibir su examen con la mano.

-Lastima, jóvenes. Era un examen de 50 minutos y no es mi problema si ustedes usaron su valioso tiempo en cotillear antes que ponerse a estudiar.- respondio Snape sin tentarse el alma ante la mirada de suplica de los chicos.- tal vez esto les sirva para saber que ahora estan en la universidad.

Su día habia estado de perros. El maldito despertador no sono a tiempo. Al levantarse le dolía todo el cuerpo, como si un montón de jugadores de Rugby hubieran entrenado sobre su espalda. Misteriosamente la luz en su casa empezaba a falsear y por culpa del cansancio derramo café ardiendo sobre su camisa. Como si el dolor aun palpitante sobre su piel y arruinar su camisa de seda preferida no fuera suficiente, también llego quince minutos tarde a su primera clase con los de quinto. No solo odias a los incompetentes, también a los holgazanes. Y lo peor es que tu te estas volviendo uno.

Cuando llego al salón se topo con las mil versiones tergiversadas del evento sucedido ayer con el joven Malfoy. Su clase se vio entorpecida varias veces por insolentes que solo se la pasaban preguntando entre ellos tonterías como ¿que fue lo que paso ayer? ¿Es cierto que ya tenia pareja? ¿Tiene algo que ver con que Draco no haya venido?

-¡A callar! Saquen una hoja en blanco. Quiero que escriban las diferencias entre fármacos antidepresivos y antimaniacos. Sus clasificaciones con las características y quince ejemplos de cada una. Además de sus reacciones adversas. –les grito Snape encolerizado. No, estos imbéciles estaban muy equivocados si creían que voy a perder su clase para dar explicaciones sobre algo sin importancia.

Para colmo el otro protagonista del show no se llego al campus. Pero con él no podría desquitarse, ya que tenía un justificante firmado por el mismísimo Dumbledore. Así que el rubio tenía tres largos días para reponerse y Severus se vio obligado a darle por adelantado el proyecto sorpresa que preparo para los de su salón para el sorteo.

Solo seria su consuelo si Harry hubiera ido a su clase. Pero no fue así. El ojiverde no se presento ni en su clase ni en ninguna otra. Lo sabía porque reconoció su mochila en el lugar que ocupaba junto a Longbottom. Además escucho a Granger comentarle al lerdo de su novio que ella se encargaría de cuidar de su mochila.

Se la paso poniendo de examen a examen a cada clase que pasaba. Examen de Dermatoglifos a los de séptimo, asistió a una exposición de biología del desarrollo invitado por el profesor Flitwick con los de segundo. Disfrutando cada segundo de bombardeo sin piedad sobre la embriología, la teratología y la teratogenia: conceptos, historia, alcance y relación con el resto de ciencias biomédicas. Además la subdirectora McGonagall tuvo que salir por un imprevisto, dejándoles a sus alumnos de Anatomía y Fisiología a su cuidado.

Pero ya su jornada al fin habia terminado. Solo tengo que cruzar todo el campus desde la ala sur hasta el estacionamiento norte…de repente invadido por un ataque de pereza recordó un lugar que no visitaba desde sus tiempos de estudiante. Y se encamino hacia la torre más alta en el ala sur.

El recorrido se le hizo mas largo de lo que recordaba pero finalmente llego a la vieja puerta de hierro forjado. A pesar que sus bisagras parecían un poco carcomidas por la herrumbre aun conservaba su forma fuerte y solida de antaño. En conjunto con sus hermosos diseños con diseños estilo barroco provenientes del siglo XVII. Extrañado noto que la puerta estaba abierta, solo un poco. Pero lo suficiente como para que alguien muy pequeño pasara.

Levantando desde una de las esquinas logro abrir la puerta lo suficiente para que el pudiera pasar sin hacer el mas mínimo ruido y sin tener que esforzarse demasiado. Truco que aprendió en sus tiempos de estudiante. Como decía Albus. Cambridge es una dama algo mayor, y como tal estaba llena de secretos. Pero de fácil acceso para los que tenían el ingenio y la agudeza de notarlos.

Una ventisca golpeo su rostro y se tuvo que apartar el pelo de la cara. Debí recogérmelo o al menos traer una liga. Pensó mientras intentaba acomodárselo para que no le estorbara. Y estaba a punto de disfrutar el paisaje que le ofrecía la torre cuando noto algo que por si mismo era mil veces mejor.

De espaldas pero con el pecho y brazos apoyados en uno de los barandales se encontraba Harry. Su Harry. Su cabello negro y rizado se alzaba orgulloso e indomable, ondeando al son del aire. Se habia quitado la chaqueta y ahora estaba sobre el suelo. Con Harry sobre ella para que no la volara el aire. Tenía una camisa color verde botella que a juzgar como se movía estaba abierta. Aunque fuera de espaldas reconocería donde fuera su cuerpo delgado y fibroso que aunque fuera en sueños su mente ya conocía de memoria. A pesar de su postura que en otro momento y lugar se le hubiera figurado como sugestiva, en estos momentos Severus lo que mas quería era abrazarle entre sus brazos.

Pero lo más hermoso del paisaje no era en si el bello joven, sino su prodigiosa voz. Se apoyó en una de las columnas para admirarle. El chico empezó cantando suavemente, apenas audible y Severus no habia entendido la letra de la canción. Pero poco a poco fue subiendo el tono. Ahora cantaba a todo pulmón lo que parecía ser el coro de la canción y extendiendo sus brazos como si en cualquier momento fuera a levantar vuelo.

And Someday I Know It’ll All Turn Out
And I’ll Work To Work It Out
Promise You Kid I’ll Give More Than I Get
Than I Get Than I Get Than I Get

Oh You Know It’ll All Turn Out
And You’ll Make Me Work So We Can Work To Work It Out
And I Promise You Kid To Give So Much More Than I Get
Yeah I Just Haven’t Met You Yet

Severus sonrio divertido al reconocer la canción Haven’t Met You Yet de Michael Buble. Si tan solo supieras que yo ya te conocí desde hace cinco años… Puede que a oídos de extraños no resultara la voz mas afinada ni sorprendente, pero para el si lo era. Porque simple y sencillamente era la de Harry. pero esta faceta de Harry, tan diferente a las demás que le conocía como alumno aplicado, chiquillo grosero o como un distraído y algo torpe.

Le gustaba. Mas incluso que el Harry que se le ofrecía en sus fantasías. Porque este Harry era real. Lo mejor de todo es que no era un sueño, se lo demostraba el aire frio que golpeaba su cara.




-Mmmm I Just Haven’t Met You Yet…-tarareaba Harry aun perdido en su mundo. Aunque a decir verdad yo y ate conozco, a pesar de que para ti no existo. Medito Harry apoyando sus mejillas contra el barandal, dejando que su cabeza se enfriara contra la helada superficie de granito.

Clap Clap Clap

Un aplauso fuerte rompió frágil esfera de libertad que Harry tenia. Sobresaltado se intento apoyar en el barandal para ver al intruso pero fallo. Cayendo de lado estrepitosamente. Sin el peso de su cuerpo sobre la chamarra, esta se hecho a volar siendo atrapada en el aire ágilmente por un hombre alto, un abrigo negro y grueso de piel cubría su cuerpo. Dejando solo a la vista la piel blanca piel de sus manos eran como el granito sobre el que estaba acostado y su largo cabello negro le tapaba todo el rostro. Pero aun sin verle directamente, a Harry se le hizo un nudo en la garganta cuando se dio cuenta quien era ese hombre.
-debo aceptar, señor Potter, que usted tiene una voz privilegiada.- contesto el profesor Snape apartándose el cabello de la cara.

¿Qué hace el aquí? ¿Cómo llego? ¿Cómo supo que estaba aquí? ¿Es un sueño? Tiene que ser un sueño… por favor que esto sea un sueño. Pero no, sus adoloridas rodillas por culpa de la caída le demostraban que no estaba soñando. Para su desgracia, el profesor Snape se acercaba cada vez mas hacia donde estaba el. Harry se sonrojo hasta la raíz del pelo cuando noto que su profesor estaba sonriendo. No una sonrisa de oreja a oreja, puede que incluso fuese una ligera curvatura de sus labios o una ilusión por el ángulo en que se encontraba. Pero para el ojiverde eso fue más que suficiente para quedar prendado aun mas a él. Si es que eso era posible.

Su caballero de ojos negros se acercó paro justo en frente de él. Ahora no le cabía la menor duda que el hombre si estaba sonriendo. Inclinándose ligeramente en su dirección y le extendió la mano en un silencioso ofrecimiento de ayuda. Harry sin pensarlo le dio la mano y cómo si estuviera hecho de plumas en vez de carne y huesos le levanto sin el menor esfuerzo. E incluso demasiado fuerte, pues el chico fue a dar de bruces contra su pecho y casi se sintió desfallecer cuando su profesor le rodeo fuertemente entre sus brazos.

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MensajeTema: Re: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitimeLun Nov 26, 2012 1:54 am

OCTAVO Y SEGUIMOS AVANZANDO!

Título: ¿Deberiamos pasar al plato principal?

Resumen: Harry Potter, un alumno de quinto semestre de Medicina empieza a tener sueños húmedos donde siempre aparece un hombre de ojos negros... todo seria muy normal si estos sueños no fueran tan recurrentes y si no le cobraran factura. Provocando en el chico cansancio crónico y ataques de ansiedad por su misterioso amante. Todo por lo que esta luchando parece irse por el drenaje cuando descubre que su adorado desconocido es igual a su nuevo profesor de Farmacología. El grandioso Profesor Severus Snape.

Categoría: Harry Potter

Personajes: Harry Potter, Severus Snape,

Géneros: Romance, Sobrenatural, Drama

Clasificación: NC-17

Advertencias: AU=Universos Alternos, Lemon.

Desafío: Día Internacional del Snarry (23 de octubre) - Convocatoria 2012

Capitulo: 8/??

Completa: No

Disclaimers: Como saben, Harry Potter y sus personajes pertenecen a la Maravillosa J.K. Rowling.[/size]

¿Deberiamos Pasar al Plato Principal?


La escena de la Torre.



El taconeo de sus botas retumbaba alrededor del pasillo que le llevaría hasta el salón principal. Mientras iba avanzando Draco Malfoy cerró los ojos y a los pocos segundos se transformaba conforme se acercaba más a su destino. Primero el traje de vestir se fue desgarrando poco a poco hasta que solo quedo una especie de guayaco blanco a la altura de la marca de sus caderas. La prenda le venia muy suelta, con los costados abiertos revelando parte del nacimiento de sus piernas, los bordes desgarrados y se balanceaba al compas de su contoneo.

Su pequeño y delicado cuerpo se estiro para tomar una forma más estética y torneada. Sus rasgos redondeados y rellenas mejillas se aplanaron para refinar cada trazo de su rostro. Abandonando su antigua apariencia casi infantil para convertirse en un hermoso joven de aproximadamente 25 años.

Su cabello rubio se aclaró hasta casi alcanzar un tono plateado y en su frente lucia un Maang Tikka que consistía en tres finas cadenas que se juntaban justamente en su frente y en medio tenían una piedra ámbar. Nuevamente los ojos de Draco parecieron colorearse de amarillo en vez de gris.

Su desnudo pecho tenía un largo Rani Haar compuesto por una larga cadena color plateado con cuentas negras y en el centro la cabeza de una serpiente con dos piedras ámbar en forma de ojos. Y alrededor de su garganta una tira plateada mas gruesa que en medio tenia un dije hecho de cuentas verdes y plateadas con la forma de una pluma de pavorreal.

Aparecieron alrededor de sus muñecas un centenar de pulseras plateadas con incrustaciones de amatistas en su mano derecha y granadas rojizas en la izquierda respectivamente. Las últimas pulseras, aquellas con las piedras más grandes tenían largas cadenas que terminaban en forma de anillos que cubrían su dedo medio que tenían el color contrario de su pulsera correspondiente. De sus brazos surgieron un par de brazaletes de plata en forma de serpientes, mejor conocidos como Bajuband.

Iba descalzo y en cada tobillo tenia dos discretas cadenas en forma de Payal plateados que en cada nudo contaban con pequeños cascabeles que tintineaban a cada paso que daba. Lo grotesco de las joyas era que no se les veían los broches sino que parecían nacer desde dentro de la carne del chico.

Llego a la inmensa puerta de madera hecha de marfil rojo con decorados de lianas y serpientes. Se detuvo y espero hasta que escucho una áspera voz del interior que le ordeno entrar.

-¿me mandaste a llamar, padre?- dijo Draco después de atravesar el salón silenciosamente y se arrodillo mansamente.

-¿Tienes algo que decirme, hijo?- pregunto el hombre sobresaltando a Draco.
-No, padre. No hay nada digno de reportarle.- levanto la mirada Draco hacia Lucius. Que estaba recostado sobre un sillón lleno rodeado de amplios cojines. El hombre al igual que Draco era rubio platinado solo que su cabello le llegaba hasta la parte media de la espalda. A diferencia de la extravagante indumentaria del más joven, el rubio mayor solo tenía una larga capa negra algo roída cubriendo su pecho, un pantalón de cuero con desgarraduras por casi todos lados y un cinturón deshilachado del cual colgaban múltiples saquitos de cuero. No aparentaba más de 35 años.

-¿de verdad? sabes muy bien que no me gusta que me mientan…- Lucius sonrió macabramente mientras que con su pie acariciaba el torso del chico y bajaba cada vez mas causándole un estremecimiento con una sensación de nausea al menor.
-si padre.- respondio Draco intentando hacerle frente a los ojos negros de Lucius, apretó los puños con toda su fuerza para no demostrar temor ante el mayor.-todo va co…-

Pero Draco no pudo terminar de hablar, pues Lucius le miro con furia. Sin mover un solo dedo le estampo contra la pared mas próxima sin importarle el montón de vasijas y antigüedades que re rompían a su paso. Lucius aparto la capa y se paro de golpe. Camino hasta donde estaba el adolorido joven y lo levanto desde la cintura hasta que sus pies no tocaron el suelo.

-No deberías tentarme, Hijo. Últimamente no me ha ido bien en mi cacería y no estoy con mi mejor humor.- murmuro Lucius casi tocando los labios de su hijo mirándole lujuriosamente mientras este forcejeaba para soltarse aterrado al sentir como las manos del mayor bajaban hacia sus glúteos.- ¿como se te ocurre utilizar tus poderes con simples mortales y en publico? Si ni siquiera aprendes a contenerlos y colapsaste. Y no intentes negarlo porque lo sentí.

-Yo… lo lamento padre. No volverá a pasar.- se disculpo Draco cuando Lucius le soltó, cayendo sobre el suelo y abrazándose a si mismo tembloroso.

-¿Y bien? ¿Qué fue lo que paso para que te descontrolaras así?-pregunto Lucius sentándose sobre una de las mesas de café y miraba duramente a su hijo.

-Todo fue por Severus, padre. Lo encontré cerca de ese sujeto y me descontrole.-admitió Draco avergonzado frente a su padre.

-¡¿OTRA VEZ ESE MORTAL?! Habiendo tantas presas mas fáciles por ahí.- los vidrios de las ventanas crujieron bajo el potente grito de Lucius.- ¡Siempre es ese pedazo de carne humana! ¿Qué tiene de especial? ¿Acaso no puedes encontrarte algo más fácil y terminar con todo esto?

-No es tan simple, padre…-suspiro Draco y cogió aire mientras sus mejillas se teñían de carmín.- Él es el hombre al que he escogido como padre de mi primer hijo. Y sabes que para los de mi especie es difícil quedar embarazado…

-Eres un súcubo, por todo lo maldito. El único varon de tu especie que ha nacido en siglos.- bramo su padre arrojando un jarrón al suelo, tan cerca de Draco que le saltaron algunos fragmentos pero no dijo nada.- aunque seas un súcubo macho, tienes todo lo necesario para enloquecerlo y te posea todas las veces que sea necesario. Mírate. Eres hermoso y medio averno te desea. Pero aun así elegiste un mortal. Un insignificante humano. ¿Por qué? ¿Por qué lo tomaste para algo más que como tu alimento?

-Perdón padre. Pero no puedo evitar quedar prendado de él. Me ha atrapado su sabiduría e inteligencia.- sonrió ligeramente cuando recordó al pelinegro.- además fue el quien me encontró cuando me desmaye y me ayudo cuando lo necesite.

-si, si, ya me contaste. Pero tu humano ya ama a alguien. ¿No es verdad?-le riño su padre- Aquel de quien tomas forma cuando lo asaltas en su sueño. Y sabes lo que podría pasar si le corresponde.

-No lo hará…- dijo Draco mientras se encogía y abrazaba sus rodillas.
-Y cuando vayas a asaltar su sueño aun con la forma del amado, notara la diferencia. Se dará cuenta que no eres el.-se agacho Lucius para verle a los ojos.- notara que el sabor de tus labios no es el mismo, ni las caricias, ni el sonido de los gemidos, ni el calor de tu piel. Notara que no eres aquel que ama.

-No lo hará, No lo hará, No lo hará, No lo hará…-seguía repitiendo Draco ocultando su rostro entre sus piernas.

-Si lo hará. Siempre lo hacen.- le susurro Lucius.- y cuando lo haga hará lo único que puede detenernos. Te rechazara. Te rechazara durante siete días con sus noches. Y después de ello no podrás volver a verle.

-¿y entonces porque crees que estoy haciendo todo esto? –respondio el rubio enojado y le empujo hasta el otro extremo del cuarto.- ¿Para que me tome la molestia de robar estos cuerpos? ¿Para que robamos su identidad? Draco Malfoy es mil veces mejor que ese idiota de Potter. Hare que lo olvide, se enamorara de mí y lograre que me desee. ¡Juraste que me apoyarías, padre! Ya veras, Severus Snape será mio. Me hará un hijo y no podrá separarse de mi lado.

- no terminare de entender jamás la naturaleza de los súcubos y su manía de aferrarse solo a una clase de personas. - Lucius cogía su capa y abría la ventana para salir por ella levitando mientras el chico salió de la habitación hecho una furia. Durante el trayecto Lucius esperaba que esta noche le fuera mejor durante su cacería. Ese roñoso ojiverde se hace demasiado del rogar… ni que fuera la gran cosa…





-Lo lamento, Señor Potter. ¿Le he lastimado?- dijo Snape preocupado pero sin separarse de Harry. Aprovecho para ponerle la chamarra por encima. Quería disfrutar de la calidez del cuerpo de Harry y le gustaba la sensación de tenerle entre sus brazos. Realmente entre sus brazos.

-Nno. No se preocupe. E-estoy bien.- tartamudeo Harry. Cuando Harry levanto su rostro ambos se quedaron mirándose mutuamente sin decir palabra alguna.

Para Severus no habia criatura mas hermosa entre toda la creación. Sus mejillas estaban sonrosadas, sus ojos verdes brillaban de tal manera como si en el fondo hubiera un mar de pececillos asustados como si estuvieran a merced de un depredador, podía aspirar el aroma de su cabello cuando este le acariciaba la nariz e inflo su pecho orgulloso por poder rodear su cadera con sus brazos. Sus labios estaban un poco resecos y partidos pero aun así se le hacían apetecibles. Deseaba con todas sus fuerzas poder ser digno probar su miel. Sin querer coló su mano derecha dentro de la camisa ondeante del ojiverde y este jadeo al sentir el contento de esa cálida mano sobre su helada piel.

-Señor Potter ¡usted esta helado!- dijo Snape alarmado por la baja temperatura de su piel. Notando que los estremecimientos del chico aumentaban, y Severus temía que fueran los síntomas de una hipotermia.

-¡Nn-no! Profesor Snape ¡Es-estoy bien!- intento aclarar Harry pero Severus le ignoro, apretándole lo mas que pudo entre su cuerpo y sacándose el abrigo a como podía. Severus contuvo una sonrisa cuando noto que a pesar de sus palabras de protesta el chico no hacia nada por intentar separarse de su lado y no solo eso. Ahora Harry se aferraba fuertemente de su solapa. Al fin después de mucho forcejear Severus pudo quitarse su pesada pero abrigadora chaqueta-gabán y se lo coloco a Harry por encima de sus hombros.

Severus amplio un poco mas su sonrisa, divertido por como se le veía la inmensa prenda a alguien tan pequeño y delicado como Harry mientras este batallaba neciamente por colocárselo sin separarse del cuerpo de su maestro. Eres tan inocente que me siento culpable por amarte…Y lo mejor de todo sin percatarse de ese minúsculo detalle ni de como la distancia entre sus rostros habia disminuido considerablemente. Y yo tengo que seguirme conteniendo para respetarte… tal vez tu eres el cruel por exponer todo un festín ante un hambriento… Harry al fin termino de acomodarse el abrigo y volteo hacia arriba para agradecerle el detalle a su profesor. Y Severus sin poder resistir mas su sed eliminando la distancia.




Harry volteo hacia arriba para poder agradecerle al Profesor Snape. Y todo pasó como cámara lenta. Su profesor estaba tan cerca que podía oler el aroma de su colonia, admirar de cerca y sin restricciones los ojos de su profesor, noto que aunque eran profundos como un acantilado pero habia un deje de tristeza en sus ojos. Y en el fondo, muy en el fondo un resplandor muy pequeño luchando por asomarse.

Fueron los labios de su maestro contra los suyos los que le detuvieron de su análisis. Una simple y casta unión de labios. Harry hubiera caído al suelo de no ser por los fuertes brazos que le apresaban sin lastimarle. Eran delgados y suaves, además el simple roce que le daban era suficiente para encenderle al máximo. Harry cerró los ojos disfrutando el contacto de sus labios. Sintió la lengua de su profesor acariciando sus labios como si estuvieran hechos de papel de arroz y pudieran rasgarse ante la menor agresión. Hasta que empujo ligeramente contra el, pidiendo permiso para entrar y Harry sin pensárselo se lo concedió.

Harry se tenso, no sabia como responder al beso que le daba Severus. Nunca en su vida habia besado a un hombre y no sabia que hacer. Nunca habia sentido nada igual y su mente daba vueltas sin parar. Soltó un jadeo cuando sintió las manos del mayor colarse por su camisa y acariciar su espalda dando como resultado que Harry se moldeara como el barro ante las manos del artista. Era sublime la sensación de la lengua de Severus danzando con la suya y enloquecía cuando acariciaba su boca con adoración. Cuando Harry empezó a marearse por la falta de oxigeno pero no se separo, dispuesto a ahogarse si era en el mar de sensaciones que le embriagaban.

Fue entonces cuando Severus intempestivamente rompió el beso pese a los quejidos del ojiverde. Solo dándole tiempo suficiente para recuperar un poco de aliento volvió a besarle. Pero esta vez estampándolo contra la pared, pero Harry no sintió el dolor de su cabeza golpeando la dura superficie, pues su profesor habia colocado su mano para protegerle y para sujetarle. Como si tuviera miedo a que huyera. Como podría querer irme si al fin te tengo. Pensó Harry permitiéndole el acceso otra vez a su invasor. El sabor de Severus no era como nada que hubiera probado antes. Era como si se le hubieran abierto las puertas del cielo y se le permitiera probar aquel alimento celestial conocido como maná.

El Severus de sus sueños se le paso por la mente. No habia punto de comparación entre el ficticio y el real. No era comparable con la manera tan amorosa en la que le cobijaba entre sus brazos, ni el olor a sándalo que provenía de su piel, las caricias eran incluso distintas, como si quieran entregar en vez de poseer. Un beso del Severus de carne y hueso era mejor que cualquier fantasía que pudiera imaginar.

Una punzada le atravesó el estomago y la imagen de su profesor besando a Draco apasionadamente. Y un torrente de lava corrió por sus venas. Snape apenas ayer habia besado a Draco. Lo estaba besando de la misma manera que le besaba ayer. Recordó a Draco a merced de la voluntad de su profesor y como Snape le aferraba de la misma manera que ahora lo hacia. Incluso le hacia gemir como ayer gemía el rubio.

-No. Basta.- se detuvo Harry empujando a su profesor con todas las fuerzas que fue capaz. Pero solo consiguió separarle de sus labios, pues Severus no parecía dispuesto a alejarse de su cuerpo.-

-¿Qué ocurre? ¿No te gusto algo?- pregunto el hombre sin aliento. Harry agacho intimidado por la sincera preocupación que salía de sus ojos.- ¿Hice algo mal?

-Nos estas haciendo lo mismo…-Titubeo Harry y se mordía los labios para no llorar.- juegas con ambos… tal y como lo harías con cualquiera. ¿Verdad?




Severus tardo unos segundos en captar la situación, aun intoxicado por el sabor de los labios de su amado ojiverde. Le miro perplejo, sin comprender de qué le acusaba. No entendía a que se refería ni a la razón de que de sus hermosos ojos verdes se asomaran gruesas lágrimas amenazando con manchar su bello rostro. De repente cayó en cuenta al evento de ayer en las escaleras.

-Escucha Harry, eso no es lo que piensas.- Respondio Severus sin saber por donde empezar. Pues la angustia de ver a su amado niño sufriendo por su culpa le impedía ordenar sus pensamientos.- no se desde donde viste y hasta donde… o tampoco hasta donde te hayan dicho. Pero te aseguro que lo que paso con Draco no fue nada de lo que piensas.

-¡Ósea que hubo aun más!- le grito Harry empujándolo sin contener sus lágrimas ni intentar limpiárselas.

-¡Escúchame! El señor Draco tuvo un ataque de asma en las escaleras.- le intento explicar Severus cogiéndole por la muñeca antes que se el joven se fuera.-intente imitar la función de una bolsa de papel.

-¡Ah si, claro! Como las bolsas de papel te meten la lengua hasta la garganta.- el rostro de Harry se encendió de coraje.- ¡eso es en caso de hiperventilación! ¡No me creas estúpido!

-¡¿y yo como podría diferenciar uno del otro?! Soy químico farmacobiologo, no medico.- Snape exclamo ofendido- ¡y cuando le pedí ayuda a cierta persona que se supone que va para medico, este sale corriendo!

-¡Como esperabas que reaccionara si le estabas comiendo la cara a Malfoy!-grito Harry.- además bien que lo tenias bien agarrado por todos lados. ¡Y no habia necesidad de que te lo llevaras de paseo por los jardines en brazos!

-¡el chico estaba temblando! Lo agarre para que no se me cayera. ¡Y no le estaba comiendo nada!- siguió gritándole Severus.- ¿y a donde crees que lo lleve? Obviamente que a la enfermería, que esta justamente cruzando el jardín. ¡Además no lo iba a llevar arrastrando!

-¿y porque simplemente no lo dejaste ahí?- dijo Harry entre sollozos. Llevándose las manos al rostro para que no lo viera llorar.- ¡No tenias porque exhibirte frente a todos! Me encabrona que ahora todas quieran contigo solo porque la hiciste de príncipe azul.

-¿y porque te molesta? No soy más que tu profesor.- pregunto Severus. Capto el mensaje oculto de las quejas del chico. Y le miro esperanzado. Del nada todo su coraje se esfumo para sustituirle una impaciencia por la respuesta del pelinegro.

-¡¿cómo no quieres que me enoje?! Tu eres mio. No puedes andar rescatando a nadie, ni soportar como coquetean contigo, ni ser tan condenadamente atractivo. ¡Es mas, si pudiera te prohibiría dar clases!- exclamo el chico perdido en sus celos, pero se tapo la boca cuando se dio cuenta de lo que habia dicho.

Severus aun estaba estupefacto por la confesión de Harry. Ni en sus más grandes sueños espero que le correspondiera. Las fantasías eróticas no tenían nada que ver con esto. El chico prácticamente le gritaba que le amaba. Lo abrazo por la espalda con delicadeza, y Harry se volteo hacia él, apoyando su pecho para seguir llorando pero esta vez bajo el cobijo de Severus. Quien sonriente, le sobaba la espalda en círculos y le intentaba calmar.

-Me temo que va a ser imposible por ahora que deje mi trabajo.- dijo Severus apartándole un poco para besar la frente de Harry.-pero creo que aun puedo hacer algo con respecto a todo lo demás.

Dicho eso le acaricio el rostro, limpiándole los restos de lágrimas que aun tenia y se inclino para besarle suavemente. – Escúchame bien, porque no pienso volvértelo a aclarar con palabras. Te quiero desde que te conocí. Y te aseguro que no fue mi intención lastimarte.




Harry termino de procesar lo que Severus dijo. Estaba sorprendido. No sabia que hacer. Su mente era un laberinto mientras que sus entrañas estaban de fiesta. Pero cuando descubrió que Severus era sincero se lanzo a abrazarlo sin poder contener más su alegría.

-¿de verdad? –Pregunto Harry colgado de su cuello, hasta que cayo en cuenta que algo no le cuadraba-pero como es posible, si tiene pocas semanas que iniciamos clases.-

-llevo pocos días como tu maestro, pero ya son cinco años desde que te vi por primera vez.- contesto Severus bajándolo suavemente.- ¿no me recuerdas?
Harry le miro con atención e intentando con todas sus fuerzas encontrar a que se refería Severus. Al ver la desesperación de Harry seguramente por no recordarle, Severus se recogió el cabello con una mano.- la ultima vez no me conocías como el Profesor Snape. De hecho me llamaste algo como bestia inhumana o algo por el estilo.

El ojiverde de pronto recordó todo y ato cabos. Y se separo del profesor avergonzado.- perdón, te juro que no quería ofenderte…

Pero Severus no le permitió continuar. Y volvió a besarle nuevamente, realmente no tenia ganas de escuchar las disculpas de Harry ni explicaciones banales, sino se le antojaba más provocarle otra sesión de gemidos y jadeos contra cierta cómoda pared, ahora que se sabía correspondido.

- Si es verdad dime que no estoy soñando.- susurro Harry abrazándole fuertemente mientras Severus se dedicaba a devorar su cuello.- Dime que esta vez no te esfumaras como siempre lo vienes haciendo casi cada noche.

Severus se congelo ante las palabras del chico. Le examino con la mirada y descubrió que el realmente le veía y se aferraba de una manera entre angustiada y suplicante. Como si de verdad el pudiera esfumarse. Y vacilante se animo a preguntarle.- No puede ser. ¿Tu también?

-Creo que eso quiere decir que tenemos que hablar…- contesto Harry. Tenía un mal presentimiento y sabía que seguramente no le iba a gustar nada de lo que iba a descubrir.

Ambos amantes no se percataron de que como una figura les miraba asombrada y oculta de tras de la puerta de hierro. Ni escucharon el sonido de la cámara del celular al captarlos abrazándose y mucho menos de como se huía rápidamente después de presenciar como Severus besaba la frente de Harry otra vez y le transmitía fuerzas.



Entre tanto, en los Siete Velos de Isis. Apoyada en su vitrina y con una tasa de té turco a su lado. Madame Sybil se aburría catastróficamente pues en todo el dia ningún cliente se asomo ni por casualidad. Tal vez es porque me traigo pantis grises… cuando debí haberme puesto las amarillas que atraen el dinero. Además es miércoles, hoy no es un buen dia para los negocios.

Por lo que para pasar el rato decidió realizar una tirada de cartas con su sobrino como objetivo. ¿Cómo le ira a Harry en el amor? Pensó en la pregunta varias veces mientras barajeaba el mazo. Las corto con la mano derecha y las amontono en cinco partes. Repitiendo la pregunta mentalmente una y otra vez las fue volteando.

La mujer contuvo la respiración al darse cuenta que todas salieron al revés Y las cartas salieron precisamente en el siguiente orden: la fuerza. Situación de desequilibrio, perdida de oportunidades por fatiga y cansancio Disputas con compañeros. Eres victima de una manipulación. El diablo. Persona intrigante que va armando líos por donde va si ningún tipo de escrúpulo, enviando energía negativa a su paso. Trastornos sexuales con excesos y libertinaje .Los amantes. Riesgo de ser seducido hacia tentaciones en las que no quiere caer. Falta de seguridad y de amor, pruebas y dudas difíciles de resolver sobre el amor. Debilidad mora, atracciones contrapuestas, libertinaje, infidelidad, deslealtad, engaños y separación. La torre. Escándalo por abusos escondidos pero que salen a la luz. Imprudencia que hace romper una relación o negocio. Detención por actos contra la ley. Y por ultimo el mundo. Ambiente hostil que impide ver claro. Fracaso en estudios y en trabajo. Obstáculos por falta de concentración. El triunfo puede estar próximo a venir pero de momento esta bloqueado y no puede llegar a conseguirse nada.
-Oh, mi pobre Harry, en que líos te has metido…- dijo Tía Sybil sollozante y tomo con su mano temblorosa la taza de café humeante pero antes que se la pudiera llevar a los labios, la aza de esta se partió en dos, quebrando la taza en mil pedazos contra el suelo. El liquido se rego por todo el suelo y los restos de café se fueron juntando hasta tomar la forma de un rayo. Un rayo idéntico al de la cicatriz que Harry tenía en la frente.


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MensajeTema: Re: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitimeVie Mar 25, 2016 12:26 am

Ohh porr diossss esto es todo un enredo pero algo así ya me figuraba.... Espero y sev y harry logren apartar a esos demonios de sus sueños u.u mmm me pregunto quien los Habrá cachado mmm bueno iré a leer el siguiente capítulo entonces Smile
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MensajeTema: Re: ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso   ¿Deberiamos pasar al plato principal? Capitulo 1. Intruso I_icon_minitime

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