La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Wrapped Around His Finger. Capítulo 4

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alisevv

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MensajeTema: Wrapped Around His Finger. Capítulo 4   Wrapped Around His Finger. Capítulo 4 I_icon_minitimeDom Abr 12, 2009 6:25 pm

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Harry caminó rápidamente tras los talones de Severus, poniendo todo su empeño en ignorar los nervios que mariposeaban en su estómago.

“Me sonrió en público”, pensaba, emocionado. “Y me llamó Harry de nuevo, ¡y quiere hablar conmigo!”. Se mordió la lengua para evitar reír en voz alta, sus ojos verdes brillando de esperanza y excitación que apenas podía contener mientras suplicaba con fervor: “Dioses y Diosas, Merlín, quienquiera que escuche… Sé que no les hago mucho caso, pero tampoco les pido nada. Deseo esto más que cualquier otra cosa. Permítanme que esto funcione y no los olvidaré nuevamente, lo prometo”.

De repente, Severus se detuvo justo al pie de la escalera principal y se giró para mirarlo, haciendo que los ojos de Harry se abrieran con sorpresa mientras se detenía rápidamente para no chocar contra él.

—¿Ha pensado en el contrato, Potter?—preguntó Severus. De algún modo se veía divertido, aunque su expresión era pétrea.

Harry asintió rápidamente.

—Sí, señor; un abogado amigo de George preparó uno para mí unas semanas atrás.

—Muy bien—contestó Severus con un rápido asentimiento—. ¿Por qué no va a buscarlo y viene a mi oficina para que podamos hablar? Creo que tenemos unas cuantas cosas que discutir.

Harry no pudo evitar sonreír.

—¿Tenemos?

—Sí, tenemos—contestó Severus con una ligera sonrisa—. Si podemos llegar a un acuerdo que sea justo para ambos, he decidido aceptarle como mi Aprendiz.

Harry saltó y dejó escapar un grito, haciendo que el profesor hiciera un ligero movimiento nervioso; luego, se ruborizó fuertemente ante la manera en que Severus se le quedó mirando fijamente.

Una conocida voz burlona llamó desde la puerta del Gran Comedor.

—¿Tal vez podrías repetirlo un poco más alto, Potter? Creo que Trelawney no pudo escucharlo desde su torre.

Severus se giró para lanzar al rubio una mirada para callarlo, tratando de no dejar ver su diversión, antes de mirar nuevamente a Harry.

—Vaya a buscar lo que sea que tenga, Potter, y tráigalo a mi oficina.

—Sí, señor—contestó, sus ojos verdes prácticamente brillando con la excitación aunque todavía estaba ruborizado—. Sólo me demoraré unos minutos.

—Trate de no correr contra nadie, Potter—aconsejó Severus, la esquina de su boca temblando ligeramente mientras luchaba contra la urgencia de reír.

La sonrisa del muchacho se amplió un poco más.

—¡Sí, señor!—se alejó y comenzó a subir las escaleras de dos en dos, ignorando las miradas extrañadas que le lanzaban los estudiantes con que se cruzaba.

Draco inhaló y murmuró en voz alta.

—Siempre supe que Potter estaba un poco loco—Severus empezó a caminar nuevamente hacia las mazmorras, ignorándolo, pero elrubio corrió para alcanzarlo, mirando con curiosidad a su Jefe de Casa mientras preguntaba—: ¿Escuché correctamente, señor? ¿Va a tomar a Potter como su Aprendiz?

Severus giró su mirada hacia su alumno, todavía caminando pausadamente.

—Así parece, Draco. ¿Por qué preguntas?

El chico se mostró impactado.

—¡Pero, señor! ¡Lo convertirá en un chiflado como él!

Severus bufó, mirando de nuevo hacia delante e ignorando el modo en que el joven lo observaba.

—Tu preocupación me conmueve, Draco, pero creo que puedo manejar a Potter.

—¿No debería elegir a alguien un poco mejor en Pociones, señor?—preguntó, confundido—. Alguien más conveniente para usted. ¿Un Slytherin, quizás?

—¿Alguien como tú, Draco?—preguntó, deteniéndose en el extremo del corredor que conducía a las habitaciones de Slytherin para lanzarle una mirada indescifrable.

—Bien, sí, señor, si necesita un Aprendiz—contestó el rubio, asintiendo, para luego encogerse elegantemente de hombros y añadir—. No es como si yo tuviera algo mucho mejor que hacer.

El maestro bufó nuevamente, repentinamente desdeñoso.

—Tú tienes ilimitados prospectos, Draco, como ambos sabemos muy bien. Eres el único heredero de la fortuna Malfoy, relacionado con prácticamente todas las personas de importancia en el mundo mágico, y tienes todo el respaldo de Dumbledore debido a la ayuda que ofreciste para acorralar a los Mortífagos que no fueron capturados en el incidente Zabini—hizo una pausa y agregó sin rodeos—. No necesitas el Aprendizaje, Draco, y aún si lo necesitaras, tus calificaciones en Pociones no son lo bastante buenas.

—¡¿No son bastante buenas?!—exclamó, indignado, mientras sus ojos plateados relampagueaban, la misma imagen de Lucius en el sumo de la indignación—. ¿Está intentando decir que el promedio de Harry Potter en Pociones es superior al mío?

—No intento decir nada, Draco—replicó. Bajando por el pasillo principal hacia su aula, con sus acostumbradas zancadas—. Pero el hecho que permanece es que, a pesar de tu evidente talento para las Pociones, su calificación superó la tuya por treinta puntos.

Dracó farfulló, observando un momento mientras el maestro se alejaba antes de patalear y dejar escapar un grito de furia que a Severus le recordó muy cercanamente a la madre de su alumno, Narcissa. El rubio giró en redondo y se dirigió hacia la sala común de Slytherin sin otra palabra, esperando encontrar a alguien a quien pudiera gritarle. Definitivamente, estaba de humor para chillar a alguien. Muy alto.

Severus pretendió ignorar la pequeña pataleta del chico y continuó hacia su aula, y la atravesó para entrar en su oficina, preguntándose mientras se sentaba tras su escritorio qué le habría dicho a Draco si le hubiera pedido ser su Aprendiz semanas atrás. Siempre había tenido una actitud blanda hacia el muchacho, tanto porque le recordaba a Lucius de joven como por lo cercano que había estado a él desde que comenzó a darle tutorías a los seis años. Estaba excesivamente orgulloso de que el chico finalmente hubiera usado la cabeza y ayudado a pelear contra Voldemort en lugar de apoyar a Lucius ciegamente. Voldemort había clavado sus garras en Lucius justo después de graduarse de Horwarts, y lo convirtió en alguien que Severus llegó a detestar, pero Draco era su propio dueño; demasiado mojigato, sí, y bastante dandi, pero se ubicó en el lado de la luz cuando se necesitó.

Draco seguía sin ser una persona agradable la mayor parte del tiempo, pero él tampoco lo era, pues pensaba que ser agradable estaba altamente sobrevalorado en la mayoría de los casos. El chico rubio era muy parecido a cómo había sido su padre en su juventud y, aunque era sorprendentemente leal para ser un Malfoy, estaba convencido de que el sólo hecho de ser un Malfoy lo hacía superior a la mayoría de la población del mundo mágico. Pero tenía que darle el crédito por la lealtad que parecía haber heredado a través de los genes Black de Narcissa. Sirius era definitivamente un idiota, pero Severus rara vez había tenido razones para dudar de su lealtad.

El fuerte prejuicio de Draco contra las brujas y magos nacidos de padres muggles era muy típico en ambas familias, así que el origen era fácil de comprender aunque Severus pensara que era una insensatez. El joven Malfoy respetaba a Hermione, por supuesto, y tenía cuidado cuando estaba cerca de ella, pero aún así la detestaba, sólo por principio. Severus sabía que eso no era algo muy brillante de su parte, y a veces esperaba escuchar que el rubio había presionado demasiado a alguien con eso de los ‘sangre sucia’ y conseguido que lo mataran.

Él mismo no toleraba demasiado a los muggles, pero respetaba a los magos y brujas como Hermione y Harry, aunque rara vez lo admitía. Ambos habían crecido con muggles antes de llegar a Hogwarts, y ambos habían superado la desventaja para convertirse en sujetos altamente calificados, capaces de apabullar a magos y brujas que les doblaban la edad y que habían estado en contacto con la magia desde que habían aprendido a hablar.

A Severus, eso le hablaba de una alta determinación, carácter, y un talento natural, todo ello cosas que, sencillamente, no podían ser aprendidas, sin importar cuantas familias de sangre pura pensaran de otra manera. El talento sólo era un accidente de nacimiento, así como una buena apariencia natural, y podía perderse fácilmente tomando decisiones pobremente pensadas. Lucius Malfoy había probado eso de manera bastante concluyente en su opinión, desperdiciando no sólo su talento sino también su apariencia, y él se sentía muy orgulloso de que Draco no hubiera seguido el ejemplo de su padre.

De manera correcta, colocó el crédito por eso en su propio umbral.


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Harry casi había llegado al rellano que conducía a la torre Gryffindor cuando la escalera en que se encontraba decidió moverse, desesperantemente lento, hacia el centro de todo el sistema de escaleras. Cuando se detuvo finalmente, había terminado en el pasillo equivocado y tenido que bajar tres pisos para dar un largo rodeo.

Para cuando finalmente llegó al séptimo piso estaba sin aliento, y se quedó congelado al observar que la escalera donde él había estado en un inició, había regresado a donde pertenecía, como si se hubiera movido sólo para fastidiarlo. Esa era una posibilidad aceptable en Hogwarts, especialmente si esa escalera en particular estaba sintiéndose abusada ese día, pero era muy molesto cuando estaba tan apurado. Todavía estaba maldiciendo en voz baja a la escalera cuando irrumpió en la sala común Gryffindor momentos después, y no le importó darse cuenta de los sorprendidos saludos con que lo recibieron los presentes mientras se dirigía a su habitación.

Uno de los beneficios de ser Premio Anual que Harry disfrutaba enormemente era tener su propia habitación, con escritorio, armario, y una pequeña biblioteca. Era más grande de lo que había sido su habitación de Privet Drive y se sentía más como su hogar también, a pesar del hecho que sabía que sólo permanecería allí durante el año escolar. Le encantaban las pequeñas mejoras mágicas de la habitación, tales como el mapa estelar sobre la cama y las bien entrenadas lámparas que se encendían y apagaban con sólo murmurar una palabra, pero esa no era la parte más importante. No podía recordar haber tenido tanta privacidad nunca antes.

Se lanzó sobre su puerta en cuanto llegó, ignorando completamente un amortiguado grito desde la cama mientras se apresuraba a cerrar la puerta tras él y corría hacia el escritorio. Comenzó a hurgar sin pausa en un cajón lleno de pergaminos, murmurando para si mismo:

—¿Ahora dónde habré puesto la maldita cosa…?

—Um, hola, Harry—saludó Ron, sentándose y casi tan rojo como su cabello. Hermione se abrochó apresuradamente la blusa, preguntándose por qué había dejado que Ron la convenciera de que Harry no regresaría por un rato. Harry les permitía utilizar su habitación con frecuencia, para tener un poco de privacidad, pero esta vez no le habían avisado así que era previsible que no supiera que tenía que dejarlos solos. Se habían apresurado a subir en cuanto su amigo abandonó el Gran Comedor, y apenas acababan de empezar cuando él entró corriendo.

Harry miró sobre su hombro hacia la cama y luego se enfocó de nuevo en su escritorio.

—Oh, hola. Debo haberlos perdido cuando las malditas escaleras del séptimo piso me hicieron retroceder. Sigan con lo que están haciendo, estaré aquí sólo un segundo—alcanzó el fondo del cajón e hizo un ligero sonido de disgusto, mientras empezaba a tirar pergaminos al piso y gruñía suavemente para si mismo.

>>¿Demonios, sé que lo tenía!

Hermione y Ron se miraron sorprendidos y luego la chica enfocó la vista en su otro amigo.

—Harry, ¿de qué quería hablar el profesor Snape?

El aludido los miró nuevamente, sonriendo radiante, antes de volver a su cajón y seguir tirando pergaminos luego de revisar su contenido.

—Me va a aceptar como Aprendiz. Quiere hablar conmigo sobre el contrato así que tengo que encontrarlo, pero la maldita cosa está ocultándose de mí.

Hermione saltó de la cama de Harry y se alisó la blusa antes de dirigirse hacia el escritorio, esquivando cuidadosamente los pergaminos que el chico estaba lanzando sobre su hombro.

—No lo habrás perdido, ¿verdad, Harry?

—No, por supuesto que no. Sé que está aquí, en algún sitio, es sólo que tengo demasiados malditos pergaminos—tiró otro rollo, que Hermione atrapó y desenrolló—. Lo tuve esta semana mientras estudiaba mi libro de Pociones, apenas como recordatorio de porqué estaba trabajando.

—Bien, entonces—dijo la chica, dejando el pergamino sobre el escritorio—, ¿dónde está tu libro de Pociones? Si está allí, has estado perdiendo el tiempo, lanzando al suelo tus notas del último año de Historia de la Magia.

Harry alzó la vista, sorprendido, y pensando por un momento, señaló el estante ubicado al lado de la cama. Ese estante contenía la pequeña colección de libros que habían captado su atención durante el último año, con sus libros de texto colocados cuidadosamente por año en la parte superior.

—¡Soy un completo idiota!—exclamó, en cuanto vio los dos rollos de pergamino metidos entre los libros y la pared, regalando a Hermione una sonrisa radiante—. Gracias, Mione; no sé dónde tengo la cabeza…

—Y yo quiero saber—dijo Ron, mirándolo como si le hubieran brotado orejas de conejo a rayas verdes y rosa—. Definitivamente, estás demasiado feliz ante la perspectiva de convertirte en el sirviente contratado de Snape, y él estaba sonriendo. Eso es antinatural.

Hermione bufó mirando a Ron, mientras Harry se acercaba rápidamente al estante para recuperar sus pergaminos.

—No lo es, Ron. Ellos deben estar felices si es lo que ambos quieren. ¡Es un compromiso importante!

Ron puso los ojos en blanco, ignorando la forma en que Harry los estaba observando, mientras decía:

—¡Ellos muy bien podrían casarse, Hermione! Aún cuando no fuera Snape, el que Harry firme un contrato como ese es simplemente equivocado.

Harry frunció el ceño, sin dar tiempo a Hermione a contestar mientras declaraba en un tono apenas controlado.

—Ron, ¿estás tratando de decir que eres homofóbico?

—¿Qué soy homo qué?—preguntó el pelirrojo, obviamente confundido.

—Alguien a quien no le gusta la gente homosexual—explicó Hermione, antes de añadir con vehemencia—. ¡Y más te vale que no lo seas si sabes lo que te conviene, Ronald Weasley! Eso es tan malo como odiar a los nacidos de muggle sólo porque sus padres no tienen magia.

Ron sacudió la cabeza, poniendo los ojos en blanco.

—Oh, no, no me importa con quien Harry quiera follar, en tanto no sea conmigo ni tenga que presenciarlo. ¡Fred y George han tenido algo con Lee y Oliver por años, y no me han visto tratando de cambiar eso!—bufó como si la sola idea fuera ridícula—. No, mi problema es que Harry no va a poder cambiar de opinión una vez haya firmado ese maldito contrato. Y si descubres a la semana que Snape es el enorme imbécil que Sirius siempre ha dicho que es, o Snape decide que te gusta herirte o algo así, ¿qué harías entonces?

—Eso no va a pasar—dijo el chico de ojos verdes, frunciendo el ceño—. Pero si sucediera, el contrato establece que puede ser disuelto por consentimiento mutuo, o si cualquiera de las partes y los testigos concuerdan en que hay diferencias irreconciliables. Le pedí a Remus que sea mi testigo, dado que conoce a Snape hace años y sería imparcial si hubiera algún desacuerdo. Alguien que puede lograr que Sirius y Snape se comporten civilizadamente uno con el otro, puede ocuparse de cualquier desavenencia que yo pueda tener con él.

—Oh, Dios—exclamó Hermione, obviamente aliviada al pensar que no tenía nada de qué preocuparse—. El profesor Lupin es muy buena elección como testigo, y tú necesitas una cláusula de terminación; es una muestra de inteligencia.

—La que, por supuesto, todos sabemos que no tengo—replicó Harry, secamente, dirigiéndose rápidamente hacia la puerta, llevando los dos pergaminos en la mano—. Si alguien pregunta por mí, estaré con el profesor Snape, o en la sala común si termino con él antes del toque de queda. Disfruten su besuqueo.

—¡Harry, no quise decir eso!—exclamó Hermione, pero el chico sólo movió la mano y abandonó la habitación, dejándolos solos.

—Esto va a terminar mal, puedo sentirlo—Ron hizo una mueca mientras se lanzaba en la cama, observando el lento movimiento de las estrellas sobre él—. Lo próximo que sabremos es que estará casado con Snape.

Hermione bufó y comenzó a convocar los pergaminos que Harry había tirado al piso, colocándolos de nuevo en el cajón del escritorio, mucho más ordenados de lo que habían estado al principio.

—Pienso que tú simplemente tienes un problema con el matrimonio, y con el compromiso en general.

—¡Por supuesto!—aceptó Ron, rodando para observarla con la barbilla apoyada en una mano—. Mujer, es un pensamiento malditamente aterrador ese de prometer estar con alguien para siempre. ¡Tú deberías tener un poquito más de temor!

—Sí, supongo que debería—aceptó Hermione sin levantar la vista—, dado que me casaré contigo.


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Draco salió airado de la sala común de Slytherin y se dirigió hacia la biblioteca, esperando encontrar a alguien, aunque ya nadie tenía que estudiar a esas alturas del periodo.

La población del dormitorio Slytherin había sido reducida a la mitad desde las vacaciones de Navidad. Las primeras pérdidas habían acaecido a comienzos de la primavera, cuando Dumblendore y Snape revisaron los brazos de cada estudiante, luego que un nacido de muggles de primer año fuera golpeado por alguien y había visto la marca oscura en el brazo de su atacante. Cerca de catorce jóvenes Mortífagos, la mayoría de ellos de Slytherin y todos alrededor de los dieciséis años, habían volado de la escuela para ir a reunirse con sus padres a trabajar para Voldemort. Luego que los pocos Slytherins mayores que quedaban se vieron involucrados en el rapto de Harry, muchos jóvenes que no habían recibido la marca todavía, salieron de la escuela para huir de Gran Bretaña con sus padres, quienes ahora eran sospechosos de ser Mortífagos.

Los pocos miembros de la Casa de las serpientes que quedaban, temían demasiado a Draco, el único Slytherin de séptimo año que seguía en el castillo, como para participar en nada que remotamente se pareciera a una buena pelea. Puyarlos siempre resultaba divertido, por supuesto, pero no pasaba mucho tiempo antes que huyeran a la seguridad de sus dormitorios para escapar del ingenio mordaz de Draco. Así, como hacía con frecuencia en las noches, se sentaba solo y empollaba, mirando el fuego y extrañando los días en que las mazmorras estaban llenas de listillos, pervertidos traicioneros con los que podías pelear en el momento que lo desearas en lugar de tener que ir a cazar a alguien de otra Casa cuando se deseaba una buena lucha.

Por supuesto, lo que realmente deseaba esa noche era una buena y dura follada, pero había roto nuevamente con Kevin, así que una pelea decente con alguien tendría que bastar, a menos que se encontrara con alguien dispuesto. De todas formas, una buena pelea, preferiblemente con un Ravenclaw o un Gryffindor de séptimo, sería tan divertida como un polvo con Kevin. Kevin era lo bastante inteligente como para tener una conversación medianamente interesante, y era guapo, con ese tipo machote que le gustaba, pero no era tan imaginativo en la cama como en el campo de quidditch.

“No que ahí sea muy imaginativo tampoco”, pensó Draco, secamente, recordando cuando Harry había ganado al equipo de Ravenclaw en la Copa de Quidditch antes que éstos hubiera podido anotar ni un simple punto. “Potter lo hizo parecer tan fácil. Me pregunto cómo será en la cama. Tiene un físico bastante agradable, supongo, aunque es un poco más bajo que yo. Aún así, podría ser divertido… Al menos hubiera peleado si una persona estuviera de humor para un buen y excitante alboroto de…

Draco doblaba la esquina del pasillo perdido en sus pensamientos, cuando de pronto fue obligado a retroceder abruptamente cuando un hombro bastante sólido golpeó su pecho. Por reflejo, empujó a la persona con la que había tropezado mientras decía, enfadado:

—¡Mira por donde caminas! Éste es mi pasillo por unos días todavía.

Alzó las cejas al darse cuenta que se había topado con Harry Potter, y puso los ojos en blanco mientras el Gryffindor replicaba, molesto:

—Si hicieras algo de ruido, las personas sabrían que estás doblando la esquina.

El rubio miró la cara ligeramente enrojecida de Harry y los pergaminos que estaba llevando, antes de sonreír. Pelear con Potter podría resultar muy agradable, y podría conllevar el beneficio adicional de meter al Gryffindor en un posible problema.

—¿Apurado por regresar con Severus, Potter?

Harry enrojeció más aún, sus ojos verdes centelleando mientras se entrecerraban hasta dos enfadadas ranuras. Ya había tenido que soportar el rodeo de las escaleras… ¡nuevamente!, y no estaba en absoluto de humor para tolerar las poses de Draco.

—Como si eso fuera asunto tuyo, Malfoy.

El rubio sonrió sin moverse, mientras cambiaba de posición, cruzando los brazos sobre su pecho.

Por supuesto que es mi asunto; él es prácticamente de mi familia. Además, pensé haber escuchado que Severus te decía que no corrieras contra nadie. No vas a ser un buen Aprendiz si no eres capaz de seguir una sencilla instrucción.

—No corrí contra nadie, Malfoy—replicó rápidamente—. Sólo corrí contra ti.

—¿Estás tratando de insinuar que yo no cuento, Potter?—preguntó, mientras su sonrisa se evaporaba.

Harry elevó una ceja, sonriendo repentinamente.

—Tú lo dijiste, Draco, no yo—caminó a un lado para rodearlo y continuar por el pasillo, pero el chico más alto lo interceptó y Harry le lanzó una mirada desagradable—. ¿Realmente quieres que tenga que explicarle al profesor Snape que me retrasé porque no me dejabas entrar en las mazmorras?

—No dijiste la contraseña—replicó, sonriendo de nuevo.

—Entonces, ¿cuál es la contraseña?—interrogó, frunciendo ligeramente los labios, molesto.

—No puedo decírtela, es contra las reglas—la sonrisa de Draco se amplió, luciendo petulante—. Sólo al profesor Snape le es permitido dar la contraseña, aunque seas el Premio Anual.

—¡Entonces déjame ir a hablar con él!—Harry estaba enojado—. Está en su oficina, adonde sé que me es permitido entrar, pues he estado con bastante frecuencia para averiguar dónde serían mis detenciones.

—Eso es cierto, Potter…—Draco calló y fingió pensar un momento más mientras Harry echaba humo; luego se apartó e hizo un gesto pomposo indicándole que continuara—. ¡Adelante!

—Muchas gracias—contestó Harry con sarcasmo mientras lo pasaba, dirigiéndose con rapidez hacia el aula de Pociones.

—Cuando quieras, Potter—contestó el rubio, antes de continuar por el pasillo, sonriendo y sintiéndose mejor.

“Quizás Kevin esté interesado en un polvo rápido, por los viejos tiempos…


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Severus escuchó un chisporroteo y levantó la vista del libro que Harry le había dado para ver a Dobby parado delante de su escritorio. El elfo vestía unos pantalones de tela escocesa que llegaban hasta debajo de la rodilla con calcetines con borlas, pequeños zapatos blancos y negros de golf rematados con clavos, un suéter Weasley con una gran R naranja que había sido encogido, y un turbante hecho con calcetines extra grandes. El efecto total era bastante cómico, pero Severus pensaba para si que aquello era hecho a propósito. Los niños se sentían más cómodos rodeados de criaturas graciosas y Dobby disfrutaba hablando con ellos, incluso cuando la intención de los chiquillos fuera burlarse de él.

El elfo se movió de un pie a otro mientras Severus lo observaba, retorciendo sus manos con una sonrisa maniaca.

—¡Todo está listo, señor! ¿Dobby se pregunta si es verdad que la habitación será para el gran Harry Potter, señor?

El Profesor frunció los labios, observando a Dobby y preguntándose qué le había poseído para pedir a este elfo en particular que hiciera la limpieza. Dobby era excesivamente ruidoso y le encantaba cotillear; tomaría cinco minutos o menos antes que la mitad del castillo supiera que Harry era su Aprendiz y se iba a mudar a sus habitaciones.

—Si las cosas resultan bien, sí.

—¡Oh, Dobby espera que todo vaya muy bien, señor!—contestó el elfo, saltando feliz y aplaudiendo—. Harry Potter ama Hogwarts. ¡Señor, está siendo muy amable al dejarlo quedarse!

Severus hizo un ruido evasivo antes de preguntar con mordacidad.

—Dobby, ¿no hay nada más que deberías estar haciendo? ¿Algo lejos de aquí?

—Sí, señor. ¡Dobby ya se va, señor!

Se escuchó un nuevo chisporroteo mientras Dobby desaparecía de la habitación. Entonces, Severus echó un vistazo al reloj colocado en el gabinete de la esquina, frunciendo el ceño al notar que estaba muy cerca el toque de queda.

“Ese muchacho debe haber perdido los contratos, hace mucho rato que fue a por ellos” , pensó, reclinándose en la dura silla de madera y cruzando las manos cómodamente sobre su estómago para esperar. “O se detuvo a cotillear con sus sombras. Si se convierte en mi Aprendiz, es bueno que aquellos dos no vayan a seguir rondando por aquí. Nunca conseguiría hacer nada por hablar con ellos”

Mordisqueó pensativamente el interior de su labio inferior, moviéndose ligeramente en la silla mientras observaba un halcón planear en el tapete al lado de la puerta abierta.

“¿Me preguntó cómo será el contrato redactado? Que haya elaborado uno indica que probablemente quiera limitar la relación. Preferiría dejar que las cosas siguieran como iban, especialmente después de la revelación de semanas atrás, pero si redacta un contrato que lo prohíba, ¿vale la pena rechazarlo? El muchacho puede ser molesto, sí, pero puede ser muy buena compañía cuando no se esfuerza demasiado, y eso es algo que hace mucha falta por aquí”

“Por supuesto, el hecho de que sigo pensando de él como ‘el chico’ es razón suficiente para ni siquiera haberme planteado la posibilidad de una relación con él
, pensó luego de un momento, sofocando un suspiro. “Es muy atractivo y lo bastante inteligente como para haberse convertido en más diestro en Pociones de lo que nunca pensé que podría llegar ser, pero aún así es muy joven. E, incluso si fuera mayor, Lily era mi mejor amiga. Sólo eso es suficiente para mantener nuestra relación estrictamente como discípulo-profesor.”

‘Pero no lo es’, dijo una molesta voz interna que a Severus siempre le recordaba al Lucius de su juventud. ‘Te gusta absolutamente la idea de que Potter te pertenezca completamente, en corazón, alma y cuerpo. Disfrutas todo lo que ves de Lily en él, y el hecho que sea un hombre hace que lo quieras de un modo que nunca la quisiste a ella. Es casi como pensar que él ha sido ordenado especialmente para ti: maravilloso, gay, y con esos ojos verdes de Lily que siempre pueden enloquecerte y hacer que duela tu corazón’

Severus hizo un pequeño sonido estrangulado, dejando que su cabeza cayera contra el respaldo de la silla con un ligero golpe mientras levantaba la vista al techo.

“¡Dios! Me estoy convirtiendo en un pedófilo”

‘No es cierto’, replicó la misma vocecita interna. ‘Él ya hace mucho que dejó de ser y parecer un niño. Es un hombre, para bien o para mal, y ha estado aquí por mucho tiempo. Si fueras un pedófilo, hubieras ido tras él cuando tenía once’

Severus arrugó ligeramente la nariz cuando la imagen de un Harry de once años apareció en su mente, y luego se estremeció.

“El sólo pensamiento de tocar al chico entonces es suficiente para que me sienta enfermo. Era débil e ingenuo, y muy niño.”

‘Pero el pensamiento de tocarlo ahora es bastante diferente’, susurró la voz mordaz. ‘Lo deseas, Sev, admítelo al menos ante ti mismo. Es hermoso y atlético, y ha probado que es mucho más inteligente de lo que le has dado el crédito de ser. Es muy parecido a su madre, y bastante bueno para ti’.

“Oh, si, claro, y yo soy una presa tan maravillosa que él seguramente acudiría corriendo por el privilegio”, pensó Severus con un bufido, preguntándose si no estaría enloqueciendo. Siempre había escuchado que discutir consigo mismo era una mala señal, y últimamente lo estaba haciendo cada vez con más frecuencia.

‘Sí, así es en realidad. El chico está casi patéticamente ansioso por convertirse en tu Aprendiz, pero eso puede ser algo bueno para ambos. Su impaciencia por complacer y su sed de aprender se complementarán muy bien con tu amor por la enseñanza. Has estado solo durante demasiado tiempo y él nunca ha tenido a nadie, así que, ¿por qué no resolver ambos problemas de una vez?

Severus puso los ojos en blanco y, abruptamente, se sentó derecho, pensando:

“¡Estoy discutiendo conmigo mismo y creo que incluso puedo haber perdido! ¡El muchacho ya está volviendo mi mundo al revés, y ni siquiera he firmado el puñetero contrato!”

‘Quizás no todavía, Sev’, de nuevo la insistente voz interior, sonando con la misma irritante petulancia de Lucius, ‘pero lo harás. Lo deseas demasiado para decirle ahora que no, sin importar lo que haya puesto en el contrato’

Severus bajó la vista hasta la superficie de su escritorio, frunciendo ligeramente el ceño e incapaz de refutar esa simple verdad. Fijó la vista en la gastada madera oscura por largo rato antes de hablar, apenas consciente de que estaba expresando sus pensamientos en voz alta mientras murmuraba quedamente:

—Voy a arrepentirme de esto… El muchacho va a volver mi vida patas arriba y luego me dejará luchando por mantenerme a flote cuando se vaya.

—No lo haré, señor. Lo prometo.





sev Wrapped Around His Finger. Capítulo 4 Cap.5_zpslol4uypf harry


Última edición por alisevv el Sáb Abr 09, 2016 2:56 pm, editado 3 veces
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 4   Wrapped Around His Finger. Capítulo 4 I_icon_minitimeMar Jun 17, 2014 9:22 am

ohhh por dios ahora sev se esta volviendo loco..XD ya imagina a lucius en su mente..XD hahahaahhaahaa creo que eso de hablar con uno mismo le sucede a muchos..por ejemplo ami..u_u..XD hahaha ok ok estoy loca l ose..u_u..XD
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 4   Wrapped Around His Finger. Capítulo 4 I_icon_minitimeJue Jun 19, 2014 9:59 am

wow, me gusto mucho el capitulo y mas la respuesta final de Harry Very Happy
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 4   Wrapped Around His Finger. Capítulo 4 I_icon_minitimeLun Sep 14, 2015 12:33 pm

Este Draco molestando a Harry solo porque esta aburrido, debería empezar a buscar un hobby jajajja, de verdad. Me encanta la conciencia de Severus, aunque debo admitir que en esta historia Lucius no es de mi agrado, pero lo soporta mas que Sirius jjaja, por estas historias creo que me empezó muy my mal ese perro jjaja (pobres perros que culpa).

Justo a tiempo llego Harry antes de que Severus se arrepintiera jajaja y Dobby tan lindo como siempre jejejje
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 4   Wrapped Around His Finger. Capítulo 4 I_icon_minitime

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Wrapped Around His Finger. Capítulo 4
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