alisevv
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| Tema: Wrapped around his finger. Capítulo 2 Dom Mar 22, 2009 3:42 pm | |
| —Sólo me queda esta noche para conseguir entender esto—murmuró Harry, desanimado. Se quitó los anteojos y los dejó sobre su texto de Pociones; entonces, empujó ambos artículos para apartarlos y dejó caer la cabeza hacia adelante, haciendo un ruido sordo contra la mesa de Gryffindor.
Estaba en el Gran Comedor, estudiando para sus EXTASIs en compañía de Hermione, Ron, Neville, Dean, Seamus y Ginny. Ginny no necesitaba estudiar estrictamente, ya que no tendría que presentar los EXTASIs hasta el año siguiente, pero había pasado el año dándole tutorías de Pociones a Neville, pues estaba determinada a insistir hasta que éste hubiera aprobado. El chico deseaba estudiar en una pequeña y exclusiva escuela de Herbología en Roma, y necesitaría aprobar su EXTASIs en Pociones para conseguir entrar en el programa.
Todos los que estaban en la mesa echaron un vistazo cuando escucharon como la cabeza de Harry golpeaba la madera, pero casi de inmediato regresaron a sus deberes. Estaban demasiado ocupados en abarrotar sus propios cerebros tanto como fuera posible, como para ocuparse de los teatritos de Harry.
Después de unos minutos, el chico de ojos verdes levantó la cabeza para volver a dejarla caer y golpear nuevamente la mesa con un ruido similar. Dean y Seamus rieron entre dientes mientras, una vez más, levantaban la vista de sus libros de Historia de la Magia.
—Vuelve a intentarlo, compañero—aconsejó Dean, alegre—. La tercera vez es de suerte.
Harry aceptó inmediatamente la sugerencia, haciendo que los otros dos se echaran a reír.
—Harry… détente—pidió Hermione, lanzando una mirada exasperada a Dean. Alargó la mano para colocarla en la mesa frente al muchacho justo cuando iba a hacerlo de nuevo, y el impacto de su cabeza contra el dorso de la mano de su amiga hizo que ella chillara, pues no había imaginado que estuviera golpeando su frente contra la mesa con tanta fuerza.
Él alzó bruscamente la cabeza, parpadeando al ver a Hermione mientras asía sus lentes y se los colocaba de nuevo.
—¿Por qué hiciste eso, Hermione?
Ginny bufó y se estiró sobre Ron para golpear la parte posterior de la cabeza de Harry con tanta fuerza que éste perdió nuevamente sus lentes.
—Deja de comportarte como un imbécil—dijo, enfadada—. Sabes que eres mejor en Pociones que cualquiera de nosotros.
—Incluyéndome—terció Hermione con cierta molestia, frotando el dorso de su diestra mientras la flexionaba para después dejar caer ambas manos en su regazo—. Vas a ser el mejor en el examen, Harry, lo prometo. Te estuve preguntando sobre la materia hasta que no pude más.
—Y, maldición, eso es muchísimo—agregó Ron, lanzando a su mejor amigo y su novia una mirada desagradable—. Ahora estoy haciendo pociones hasta en sueños, y en ellos siempre las echo a perder y cambio a colores extraños o me crecen cuernos.
Tanto Hermione como Harry parpadearon sorprendidos mientras Ginny soltaba una risita y comentaba:
—Para mí suena como recuerdos, Ronnie, no como sueños.
Todos los demás rieron mientras Ron resoplaba, lanzando una mirada indignada a su hermana menor. Después de unos momentos, finalmente logró decir:
—¡Nunca me he puesto cuernos! ¡Ni una vez!
—Aunque una vez convertiste tu mano en tentáculos—señaló Seamus desde el otro lado de la mesa, sonriendo ampliamente.
—Oh, sí—se entusiasmó Dean—, eso fue muy malo, te tomó tres días quitarlo…
Ron dejó caer su cabeza contra la mesa de la misma forma que hiciera Harry, logrando que su voz sonara amortiguada mientras gemía en voz alta:
—¡Oh, Merlín! No me lo recuerden; lo único que sé es que mañana tendré que hacer la poción nuevamente.
Hermione rió discretamente y observó al frente de la mesa, mientras Ginny palmeaba la coronilla de Ron y decía, divertida:
—No te preocupes, Ronnie. Estoy segura que lo lograrás.
—Seguro que sí, Ron—intervino Neville, apoyando un codo en la mesa, mirándolo mientras descansaba la barbilla sobre la palma de la mano—. De la misma forma que yo realizaré mi práctica de Pociones sin hacer estallar mi caldero. Snape ya me dijo que tiene uno de repuesto esperando por mí en el área de prueba y encantamientos de escudo para el contenido y, cito textualmente: Cualquier monstruosidad que usted prepare esta vez, Longbottom
Seamus rió entre dientes y Dean comentó:
—No sé cómo has llegado tan lejos en Pociones, Nevvy. Snape te la tiene casi tan jurada como a Harry.
—Le aseguro, Thomas, que si se la ‘tuviera jurada’ a alguno de sus amigos, en este momento serían renacuajos—dijo una voz áspera, haciendo que todos levantaran la cabeza, sorprendidos, para ver a Snape observándolos a pocos pies de distancia, con su habitual expresión adusta—. Después de siete años en mi clase, tenía la esperanza de que hubieran aprendido lo suficiente para aprobar sus EXTASIs, pero…—su voz se apagó mientras miraba a Neville y a Ron, antes de proseguir en un tono ligeramente molesto—. Siempre hay unos cuantos que fallan.
Snape caminó hacia la mesa principal sin otra palabra.
Neville dejó escapar un pequeño ruido y bajó la mirada a su libro de Pociones, y Ron, una vez más, dejó caer la cabeza hacia delante, golpeando la mesa y gimiendo:
—Estoy perdido.
—Pueden irse—dijo Severus secamente, preguntándose qué le había poseído para cubrir voluntariamente la última clase del día de McGonagall, mientras ella examinaba a un alumno de sexto año de Gryffindor que debía irse antes—. Les agradezco que intenten no atropellar a nadie en su salida.
Los estudiantes saltaron de inmediato y empezaron a dirigirse hacia la puerta, mientras Severus estaba tan feliz de que se fueran como ellos lo estaban de partir. La mayoría llevaban las manos vacías, y las cabezas también vacías, pensaba Severus sarcásticamente, y estaban evidentemente ansiosos por salir del aula, parloteando excitados sobre lo que harían cuando regresaran a casa, en sólo dos días más.
Severus fingió no notar que tanto Hermione como Ron se movían mucho más lentamente que los demás, aguardando a Harry. Éste parecía no tener prisa por alejarse del libro que había estado leyendo durante la última hora, pese al hecho de que todos sus cursos, más o menos, estaban oficialmente terminados.
—Harry, vamos—pidió Ron, luego de un rato, sus manos visiblemente vacías—. Estás peor que Hermione, con la nariz metida en los libros, y eso ya es decir.
—¡Ronald Weasley!—exclamó la chica, indignada, apretando su agarre sobre su propio texto.
Harry levantó la vista hacia sus amigos, yendo desde las mejillas rojas de Hermione al rostro sofocado de Ron antes de hablar, con un tono razonable.
—Ustedes dos pueden marcharse sin mí, voy a terminar este capítulo. Los alcanzaré más tarde.
—¡Bien! ¡Yo simplemente me iré a ser un molesto ratón de biblioteca a los jardines!
Hermione dio vuelta en redondo y salió rápidamente del salón de clases, con Ron a la zaga, poniendo todo de su parte para apaciguarla.
—Sabes que no quise insinuar eso, Mione. ¡Te amo, empollona y todo!
Severus bufó y cerró la puerta tras ellos en cuanto la atravesaron, poniendo los ojos en blanco y alegre de que sólo los iba a tener en su clase una vez más. Regresó hacia el frente del aula y, olvidando que Harry seguía ahí, murmuró para si mismo:
—No sé qué es peor, las mujeres hormonales o un Weasley cual gatito sumiso,
Harry se rió quedamente, levantando la vista de su libro mientras Severus se detenía, desconcertado por el hecho de haber olvidado que el chico se encontraba allí.
>>Y usted no escuchó eso, Potter.
El aludido sonrió y regresó la mirada al texto.
—¿Escuchar qué, señor? Yo sólo estoy aquí sentado, leyendo mi libro.
El hombre lo miró un instante antes de continuar hacia el escritorio de McGonagall, los labios ligeramente apretados para ocultar una sonrisa.
—Muy bien, entonces—se sentó y se reclinó en la silla, observando a Harry leer por varios minutos antes de volver a hablar, su voz destilando curiosidad—. ¿Qué está leyendo que ha captado su interés, tanto como para que se quedara después de clase?
Harry alzó nuevamente la vista, enfocándola en Severus, sonriendo.
—El capítulo diecisiete de Pociones Sanadoras y Neutralizadoras Avanzadas, de Artemus Slartibartfast—rió ligeramente antes de agregar—: De nuevo.
El maestro elevó las cejas al escuchar el título y se sentó derecho, su expresión más animada de lo que Harry había visto jamás, excepto cuando estaba enojado.
—¿Dónde lo consiguió?— preguntó rápidamente, impactado—. ¡He tratado de encontrar una copia intacta de ese libro por años!
Harry parpadeó.
—Humm… Estaba en la biblioteca de la familia Black. Sirius me mencionó hace unos meses que tenía montones de libros viejos ocupando espacio en su casa y me dijo que, si los quería, eran míos. Le pedí que me enviara algunos ejemplares de Pociones, para tener algo que hacer cuando terminaran las clases, pero él no tenía idea de cuáles valían la pena de leer. Pero Remus se quedó en Londres el fin de semana pasado, y mientras estuvo allí recogió unos cuantos que pensó podrían ser útiles para mí—hizo una mueca y agregó—: Sirius todavía quiere que me convierta en Auror, como él, pero eso no es lo que yo quiero, ya no.
Luego de esta revelación, Severus se volvió a recostar en el respaldo, mientras Harry bajaba la vista al libro frente a él, obviamente perdido en sus pensamientos. Continuó observándolo por varios minutos antes de volver a preguntar, suavemente.
—¿Potter? ¿Por qué ese repentino interés en Pociones?
El muchacho respiró profundamente y luego dejó escapar el aire lentamente, levantando la cinta verde oscuro atada a la encuadernación del libro para dejarla marcando la página que había estado leyendo. Cerró el ejemplar con cuidado y posó las manos cruzadas encima de éste, mirando a Severus con expresión seria.
—Estaba esperando, si mis EXTASIs son lo suficientemente buenos, pedirle que considerara tomarme como Aprendiz.
El hombre parpadeó, su expresión revelando cuan absolutamente sorprendido estaba por eso para, un segundo más tarde, recuperarse y volver a mostrar su apariencia impasible. Su tono fue mucho más duro cuando volvió a hablar, convencido de que Harry estaba mintiéndole por alguna razón.
—Usted odia Pociones, Potter, siempre lo ha hecho.
—No, señor—contestó, sacudiendo la cabeza y mirando los ojos oscuros, esperando que su sinceridad se mostrara en su expresión tan claramente como la culpa se evidenciaba cada vez que intentaba mentir—. Yo no entendía Pociones o lo que involucraba su correcta elaboración, así que me sentía frustrado. Una vez que las capté, pienso que mis calificaciones hablan por si solas.
Las cejas de Severus se alzaron mientras preguntaba con incredulidad.
—Potter, ¿está tratando de decirme que le costó cinco años captar cómo revolver un caldero?.
Harry enrojeció, resistiendo la urgencia de apartar la mirada.
—Hay mucho más en Pociones que revolver un caldero y usted lo sabe bien, señor.
—¿Por ejemplo?—preguntó Severus, moviéndose para apoyar su codo izquierdo en el brazo de su silla y descansar la barbilla en la punta de sus dedos—. Explíqueme, Potter, cómo lo ve usted.
Harry tragó con fuerza para deshacerse de la repentina ráfaga de ansiedad que lo inundó, convencido de que lo próximo que dijera afectaría al resto de su vida. Aspiró una profunda bocanada de aire y comenzó a exponer algunos de los aspectos tal y como los veía, esperando que al menos esta vez pudiera impresionar al hombre que lo observaba con tanta intensidad.
—La correcta elaboración de pociones es más un arte que una ciencia, e involucra la utilización de todos los sentidos. Debes ser capaz de trabajar con los ingredientes y las pociones, y saber cuando algo huele como no debe, de forma que puedas contenerlo o eliminarlo antes de que te conviertas en un Longbottom—los labios de Severus se torcieron a pesar de su intención de no reaccionar a nada que Harry dijera, con lo que el chico se sintió un poco más confiado para proseguir—. Debes saber exactamente como debe lucir cada poción y cada ingrediente, y ser capaz de distinguir entre múltiples matices de color, porque una poción que se supone debe ser azul cielo puede explotar si se permite que se vuelva violeta claro.
Hizo una pausa, obviamente catalogando lo que ya había dicho; Severus estaba a punto de comentar algo cuando Harry prosiguió.
>>Además, debes ser capaz de probar tus pociones en ti mismo de ser necesario, y saber si algo sabe o se siente mal, y debes ser capaz de neutralizar cualquier efecto que la prueba pueda tener sobre ti. Tienes que saber qué ingredientes pueden ser manejados con las manos desnudas y para cuáles necesitas protección, qué pociones deberían quemar en contacto con la piel y cuáles deberían ser tan neutras que apenas puedas decir que están allí. Y tienes que ser capaz de seguir correctamente las instrucciones la primera vez, o saber si los desperdicios tienen algún valor o pueden ser peligrosos para ti y para los demás.
Hizo silencio y aguardó por otra pregunta, haciendo enormes esfuerzos para no morder su labio.
Severus lo observó con expresión inescrutable por mucho tiempo y, finalmente, preguntó quedamente.
—¿Granger lo ayudó a memorizar todo eso?
—No, señor—contestó de inmediato—. Dejé de estudiar con alguien más a finales del año pasado, excepto cuando he hecho de tutor de unas pocas personas o cuando alguien me ha ayudado chequeando el nombre de algunas pociones mientras yo veía si podía recordar la fórmula correcta—se detuvo un momento y luego, ruborizándose ligeramente, agregó—: Yo, bien, pensé que estaría haciendo trampa si dejaba que me ayudaran de alguna otra forma. Quería intentar hacer esto, y quería hacerlo por mi propio esfuerzo; y lo conseguí.
—¿Qué hay sobre sus otras materias, Potter?—interrogó, su expresión seguía seria y hermética—. ¿Cómo están el resto de sus calificaciones?
Harry inspiró profundamente para luego dejar escapar lentamente el aire.
—Creo que he conseguido Extraordinario en todas las materias. Este año, estudié cada minuto que tuve disponible, y no encontré ninguna pregunta en los exámenes finales o los EXTASIs que sintiera que no era capaz de responder. Las evaluaciones prácticas fueron muy fáciles, siempre se me ha dado mejor esa parte.
Severus enarcó las cejas.
—¿Piensa que consiguió Excede las Expectativas en mi examen?
—Sí, señor—contestó con apenas una ligera vacilación; luego, no pudo evitar preguntar, esperanzado—. ¿Ya lo corrigió?
Severus lo miró un buen rato y luego sacudió la cabeza.
—Todavía no, Potter. Usted fue uno de los primeros en entregar, así que debe estar cerca del final del montón. Tengo como veinte pruebas que corregir y aún sigo aquí.
Harry suspiró y asintió, antes de levantarse y tomar el libro que había estado leyendo.
—Comprendo. Entonces, debería irme para que usted pudiera trabajar, señor.
—Eso ayudaría, Potter, sí—contestó el profesor, levantándose a su vez.
Harry lo miró un poco más y luego asintió y dio la vuelta, caminando lentamente hacia la puerta. No notó que los rápidos pasos de Severus lo seguían hasta que, repentinamente, giró para decir algo y se encontró frente al cuello de su profesor de Pociones.
—Disculpe—murmuró, enrojeciendo, al tiempo que retrocedía un paso y otro más, antes que su espalda golpeara contra la pared al lado de la puerta. Su rostro ardió aún más y le ofreció el libro a Severus, mientras decía atropelladamente—. Tómelo, señor—se detuvo una fracción de segundo y agregó—: no estoy intentando sobornarlo antes que corrija mi EXTASIs ni nada parecido, lo prometo. Si prefiere, considérelo como un préstamo; es sólo que… a usted le puede ser más útil que a mí. Algunos de los capítulos finales son demasiado profundos para mis conocimientos.
Las cejas de Severus se alzaron, una mirada de valoración en sus ojos, mientras levantaba su mano izquierda para aceptar el libro.
—¿Sólo algunos de ellos?
Harry se ruborizó más profundamente, bajando la mirada al libro que ambos estaban sosteniendo, pero que no era capaz de obligarse a liberarlo.
—He estado estudiando mucho este año, señor. Leyendo cuando no podía dormir, en lugar de vagar por el castillo y cosas así. Pude entender todo excepto los últimos cuatro capítulos, e incluso puedo arreglármelas con algunos pedacitos de éstos. Pienso que estoy perdiendo algo importante del capítulo diecisiete, pero no sé qué.
—¿Lo disfrutó?— indagó Severus, evaluando los ojos verdes cuando el joven alzó la vista—. ¿Realmente le gusta Pociones?
Asintió rápidamente, dejando ir el libro finalmente, mientras sus ojos se iluminaban con entusiasmo y determinación.
—Disfruto el desafío, señor. Por eso decidí no convertirme en jugador profesional de quidditch; atrapar la snitch se volvió demasiado fácil y ya no era divertido. Sin importar cuánto aprenda sobre Pociones, siempre parece haber más que no estoy ni cerca de comprender, y necesito eso. Necesito ser capaz de asimilar más, y aprender más, incluso aunque ya no tenga que seguir aprendiendo.
—Así es como debe ser si realmente quiere dedicar su vida a elaborar Pociones. Un Maestro de Pociones jamás deja de aprender. Si lo hace, deja de ser un Maestro y se convierte solamente en un mago con un libro de recetas—lo miró largamente, recordando otro par de ojos verdes que lo miraban con idéntica expresión, para finalmente obsequiarle una ligera sonrisa—. Vaya a reunirse con sus amigos, Harry. Tengo exámenes que corregir.
El joven asintió rápidamente, sonriéndole a su vez y tratando de ignorar el aleteo en su estómago ante la mezcla de haber recibido su sonrisa y haber sido llamado por su nombre de pila.
—Sí, señor. Disfrute el libro.
—Estoy muy seguro de que lo haré. Cuando mi padre murió, encontré una docena de páginas entre sus cosas y desde entonces quise leer el resto-estiró la mano para abrir la puerta, acunando el viejo libro contra su pecho de forma protectora, y agregó—: Le daré mi decisión personalmente, Harry. Quizás mañana, al comienzo de la clase.
Harry asintió, tratando de contener la oleada de euforia que sintió ante algo tan simple como escuchar nuevamente su nombre.
—Después que usted revise los resultados de mis otros exámenes.
—Exactamente—la esquina de la boca de Severus se elevó un poco más en algo que pudiera haber sido una sonrisa verdadera—. Ahora, largo, estoy seguro que sus compañeros estarán preguntándose si le di una detención por respirar incorrectamente.
Harry rió, sorprendido, y atravesó el umbral.
—Probablemente. Hasta pronto, señor—esbozó una última sonrisa para luego salir y empezar a recorrer el pasillo vacío con un ligero trote, completamente ignorante de los ojos negros que lo observaban partir.
Finalmente, cuando Harry se perdió de vista, Severus volvió la cabeza hacia las mazmorras para quedar frente a frente con Minerva McGonagall.
—Minerva—saludó, inclinando la cabeza con cortesía y consiguiendo apenas mantener su expresión plana—. Buenas tardes.
—Buenas, Severus—contestó la bruja, inclinando la cabeza ligeramente de lado mientras elevaba una ceja—. ¿Reteniendo a Potter después de clase de nuevo?
—Estábamos conversando sobre un raro libro de Pociones que le dio Black—sostuvo el texto en cuestión más cerca de su pecho, odiando la sensación que tenía de justificarse a si mismo, incluso mientras se rendía a hacerlo—. Se quedó hasta tarde por decisión propia.
—Ah, Pociones—contestó McGonagall, sonriendo ligeramente como si eso explicara todo.
Severus parpadeó.
—¿Sabías de su interés en Pociones?
McGonagall rió suavemente antes de replicar, divertida:
—Lleva algún tiempo pensando en eso, Severus. ¿No lo habías notado? Contaba con que hubiera tenido una mejora drástica en tus clases durante los dos últimos años, dada la frecuencia con que estudia tu materia en las mías.
—Había notado una mejora, especialmente en este ciclo, pero no estaba consciente de a qué se debía su esfuerzo adicional—admitió Severus, a regañadientes—. ¿Ya corregiste el examen de Potter?
—Sí, Severus, lo hice. Logró un doscientos veinticinco por ciento de respuestas correctas (*), en la parte escrita y en la práctica—los labios de la mujer se curvaron en una pequeña sonrisa mientras agregaba—: Imagino que la señorita Granger estará un tanto consternada cuando vean los resultados, él la superó por diecisiete puntos en la parte escrita.
—Era hora que alguien lo hiciera—replicó Severus, una repentina sonrisa curvando las comisuras de su propia boca—. Granger está demasiado acostumbrada a ser la estudiante más inteligente de la escuela.
McGonagall bufó y habló con firmeza:
—Ella no es la más inteligente de la escuela, Severus, y nunca lo fue. Le enseñaron cómo aprender desde temprana edad, igual que a ti, y eso le ayudo a absorber lo que le presentábamos con más facilidad. Quienes no tuvieron familiares que los cuidaran o tutores privados, han tenido que entrenarse a si mismos sobre cómo aprender.
Severus la miró pensativamente por cerca de un minuto antes de asentir, finalmente.
—Tienes un muy buen punto. Algunos comenzaron un año retrasados en relación con sus compañeros de clase, y justo ahora es cuando, finalmente, están alcanzando todo su potencial.
—Y al menos un estudiante de séptimo apenas está comenzando a mostrar todo su potencial, Severus—replicó McGonagall, taladrándolo con la mirada por encima de sus anteojos, de una manera que recordaba extremadamente a la más molesta de Dumbledore—. Si alguien le diera ánimos e instrucción, el chico Potter podría llegar a conseguir el puesto de Director, cuando Albus se retire.
Severus frunció el ceño con sospecha.
—¿Has coaccionado a Potter en su actual interés de ser mi Aprendiz?
—No, Severus—contestó, suspirando suavemente mientras sus hombros caían una minúscula porción—. De hecho, intenté exactamente lo contrario, debido a su talento para Transformaciones; y a causa de mi insistencia, dejó de acercarse a mí en busca de consejo. El muchacho toma sus propias decisiones, y como bien sabes, habitualmente no son las que otros hubieran deseado para él—se detuvo un instante antes de añadir—: Supongo que ustedes dos tienen mucho en común. Él tampoco ha sabido nunca mucho acerca de lo que es la verdadera libertad; sólo el deber, y la escasa felicidad que ha podido rasguñar para si mismo de lo que le rodea.
—Estás muy equivocada, Minerva, al menos respecto a mí—argumentó Severus, la voz tranquila mientras sonreía ligeramente—. Yo tengo verdadera libertad; simplemente, decidí quedarme aquí, en mi hogar—se detuvo, tomando una repentina decisión, y luego, agregó—: Y creo que me aseguraré de que Potter tenga la misma oportunidad de quedarse en su hogar si ésa es su elección.
Las cejas de la bruja se arquearon.
—¿Vas a tomar al muchacho como tu Aprendiz?
—Así lo creo, si sus calificaciones son satisfactorias—respondió, asintiendo.
—Descubrirás que lo son. El profesor Flitwick me comentó en el almuerzo que el promedio de Harry en su clase ha sido el cuarto más alto en todos sus años de enseñanza—lo miró pensativa, notando la manera en que él sonreía al oírla, y preguntó—: ¿Y si él desea ser algo más que un Aprendiz?
Severus bufó quedamente, mirándola al tiempo que su sonrisa desaparecía.
—Eso no sucederá, Minerva. Potter no querría atarse a alguien como yo—no hizo ningún intento de negar que pudiera estar interesado en Harry. McGonagall había sido una de sus profesoras en la escuela, y estaba seguro que probablemente recordaría la bastante pública relación de Severus con Lucius Malfoy.
Por su parte, la bruja pensó que no sería inteligente comentar el hecho de que Severus no había negado que, si Potter quisiera más, él le daría la bienvenida.
—Quizás deberías preguntarle a él lo que desea, Severus, antes que asumas cualquier tipo de compromiso. Después de todo, el Aprendizaje requerirá que vivan estrechamente juntos durante varios años, y ninguno de los dos debería entrar a ciegas—se detuvo, para asegurarse que él supiera que estaba hablando seriamente, antes de continuar—. Tengo unas cuantas pruebas que corregir, Severus, así que te veré en la cena. Buenas tardes.
—Buenas tardes—contestó el hombre de manera automática, haciéndose a un lado para que ella pudiera dirigirse hacia su aula. Dejó que pasara y luego comenzó a caminar hacia el aula de Pociones con su acostumbrado paso rápido, repasando mentalmente lo que ella había dicho. Después de unos minutos, decidió que tendría que pasar algo de tiempo analizando lo que sería mejor para el chico.
“Hombre”, insistía una parte de su mente. “Él tiene casi dieciocho años y está terminando la escuela”
Ignoró deliberadamente ese pensamiento, decidiendo que terminaría de corregir las pruebas antes de preocuparse por el resto. Corregiría en orden inverso, como siempre, aunque eso significara una hora o más antes que pudiera saber la nota de Potter. Tenía unas normas que no cambiaría por el muchacho, sólo porque lo deseaba, sin importar cuan insignificantes pudieran parecer las cosas que permanecían firmes en comparación con las muchas reglas que Harry ignoraba alegremente.
Potter forzaba los límites sobre él constantemente, sin que siquiera pareciera darse cuenta de que lo había hecho, y Severus sentía que si ahora cambiaba su actitud hacia él, establecería un mal precedente. Un día, Harry sería uno de los magos más poderosos del mundo, si acaso no lo era ya, y, simplemente, no le ayudaría a madurar el creer que las leyes y reglas aplicaban a todos excepto a él.
Última edición por alisevv el Vie Abr 08, 2016 7:10 pm, editado 9 veces | |
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