La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17

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alisevv
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alisevv

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Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 Empty
MensajeTema: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeLun Mar 09, 2009 4:00 pm

Título: Wrapped Around His Finger

Autor: Gizy

Traductor: Alisevv

Genero: Romance, angustia, AU, NC 17

Resumen: Luego de derrotar a Voldemort durante las vacaciones de Pascua de su séptimo año, Harry sólo tiene una ambición después de su graduación: convertirse en el Aprendiz y pareja de Snape.

N/A: La historia disiente del canon después de El Cáliz de Fuego. Harry tiene diecisiete años durante la mayor parte del relato, así que si ése es el límite de minoría de edad sexual para ti, no sigas leyendo. En el fic, Lucius y Severus estuvieron en el mismo año, al igual que Lily y los merodeadores. Se graduaron todos juntos en 1978.


Gracias a Danvers por recomendarme esta maravilla de historia^^. Eres estupenda, amiga.




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Suaves labios vagando lentamente a lo largo de su ardiente piel, aparentemente delicada; dedos explorando caricias a lo largo del muslo, firmemente musculoso, cavando en el doblez de la pierna. Dientes mordisqueando con sutileza en su terso hombro, arrastrando bajos gruñidos mientras manos fuertes aprietan las estrechas caderas y los músculos flexionan de nuevo. Labios deslizándose a lo largo de la nuca, husmeando en el dulce olor del oscuro cabello. Luego, uñas enterrándose en la piel, y una voz igual a terciopelo áspero retumbando…

—¡Potter!

Harry saltó en su asiento en la primera fila de los pupitres de la derecha, torciendo sus lentes con el golpe. Parpadeó y giró rápidamente, su rostro encendiéndose al escuchar las sofocadas risas a su alrededor, y la conocida y profunda voz que decía mordazmente:

>>No me interesa particularmente si aprueba sus EXTASIs, Potter, pero las horas de estudio son utilizadas para estudiar, ¡no para dedicarse a su sueño reparador!

—¡Yo… yo no esta durmiendo, señor!—exclamó, su rostro todavía ardiendo. Enderezó sus anteojos para mirar al profesor Snape, deseando que McGonagall no lo hubiera dejado a cargo ese día.

Snape elevó una elocuente ceja, cruzando los brazos sobre su pecho mientras la campana sonaba. Ignoró el modo en que los estudiantes recogían apresuradamente sus libros al tiempo que decía, arrastrando las palabras:

—Diez puntos menos para Gryffindor, Potter—hizo una pausa mientras la mitad de la clase refunfuñaba y añadió—: Y se quedará después de clases.

—¡Pero, señor!—protestó Harry—. ¡Tengo práctica de quidditch! ¡La Copa, mi último partido, es mañana!

El profesor bufó y se giró, lanzándose a abrir la puerta.

—Debería haber pensado eso antes de tomar su siestecita, Potter. Clase, pueden irse.

Los demás estudiantes se levantaron rápidamente y comenzaron a salir, dejando a Harry gruñendo y mirando al frente de la clase de Transformaciones, sin notar la mirada de conmiseración de Ron, su atención puesta en sus apuntes de Pociones. No había tenido intención de distraerse en clases, especialmente pensando en eso, pero había estado leyendo sus apuntes y tratando de recordar la exposición sobre sangre de dragón, y eso le llevó a pensar en esa voz, y esas manos

Sacó de su mente la vívida fantasía antes de volver a perderse nuevamente en ella, contento de que los uniformes de Hogwarts incluyeran túnicas, de forma que al menos algo de su dignidad permaneciera intacta. Con un suspiro, pasó a la siguiente página de su diario de Pociones. Realmente, necesitaba estudiar, no soñar despierto. Tenía que alcanzar las mejores calificaciones posibles si quería…

La puerta se cerró sonoramente, descarrilando a Harry del tren de sus pensamientos mientras el profesor Snape atravesaba a grandes zancadas la habitación, los tacones de las botas sonando con firmeza contra la piedra. Se detuvo al llegar al frente del aula, cruzando nuevamente las manos sobre el pecho mientras se giraba y se reclinaba en el escritorio de McGonagall para mirar fijamente a Harry, que se encontraba apenas a cinco pies de distancia.

—¿Y bien, Potter?—preguntó, frunciendo el ceño—. ¿Le importaría intentar explicarme exactamente porqué ha estado con la mirada fija en el espacio igual a un bobalicón Weasley durante los últimos diez minutos, o simplemente deberé encontrarle algo productivo que hacer?

Harry enrojeció de nuevo, tanto por la molestia como por la vergüenza, mientras encontraba la penetrante mirada negra y mentía.

—Sólo estaba tratando de recordar todos los usos medicinales para la sangre de dragón sin buscar en mi libro de texto, señor.

—Usted es tan transparente como Peeves, Potter, y simplemente está probando mi paciencia—su tono era cáustico, y Harry sabía que lo vería sonriéndole con desdén si levantaba la mirada—. Se da cuenta que mentirme sólo agravará su castigo, ¿cierto?

El chico mantuvo los ojos fijos en el borde de su pupitre mientras contestaba, tenso.

—No estoy mintiendo, señor.

El hombre resopló y se alejó del escritorio para ir a pararse frente a Harry, pero su expresión de enojo se apagó ligeramente al ver que el joven realmente había estado estudiando sus apuntes sobre la utilidad de la sangre de dragón cuando se distrajo.

—Su ineptitud en mi clase ha decrecido a pasos agigantados en este periodo, Potter, pero eso no es difícil considerando su pésima ejecución anterior. Definitivamente, debe estudiar si quiere conseguir calificaciones lo bastante altas en sus EXTASIs para que sean suficientes para ser aceptado en el entrenamiento para Auror. Sentarse con sus apuntes abiertos mientras mira fijamente el espacio no va a ayudar a sus notas.

—Estaba estudiando, señor—Harry levantó la vista para encontrarse con la intensa mirada de Snape y luego la bajó apresuradamente mientras sentía que el rubor subía a su rostro de nuevo.

—¿Realmente vale la pena sufrir las consecuencias de mentirme, Potter?—preguntó el profesor de Pociones luego de un momento, su tono apenas un poco menos mordaz—. Estuve observándolo varios minutos antes de reprenderlo—Harry enrojeció profundamente a un tono sorprendentemente intenso, hasta las puntas de sus orejas se tornaron rojo tomate, y Snape no pudo resistir agregar—: Si fuera igual de apasionado en Pociones, sería el mejor estudiante.

Harry tragó con fuerza antes de hablar nuevamente, su voz poco más que un susurro.

—Realmente, prefiero no hablar de esto, señor.

El hombre se giró con un abrupto gruñido, caminando hacia el pizarrón del frente del aula.

—Muy bien, Potter. Cien líneas.

—Si, señor—Harry dejó escapar un profundo suspiro y alcanzó su bolso de estudio para sacar una hoja nueva de pergamino mientras escuchaba una varita deslizándose por el pizarrón. Cuando levantó la vista para leer, sus ojos se abrieron con la impresión.

No mentiré al profesor Snape sobre tener fantasías lascivas en mis horas de estudio cuando debería estar estudiando para poder lograr conseguir algo para mi mismo fuera del campo de quidditch

Snape se sentó en el escritorio de McGonagall, levantando su libro y procurando no mirar a Harry.

—Escriba rápido, Potter, y podrá tomar la última hora de práctica. Cien líneas. Legibles.

Harry asintió y bajó la vista hacia el papel, empezando a escribir.

—Sí, señor.



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Severus había leído un buen rato cuando decidió que el libro que había traído, Redescubriendo las Pociones Extintas de Egipto, no valía el viaje que había hecho al Cairo para comprarlo. Hasta ahora, parecía mejor que todas esas pociones estuvieran extintas, ya sea porque no servían para nada más que destrucción o porque las momias vivientes no eran la mejor idea para tener una mascota. Finalmente, lo desechó como una mala elección y lo apartó, dejando que su mente vagara mientras observaba a Harry escribir.

En pocos minutos, se encontró pensando en todo lo que el chico había tenido que pasar, algo que, recientemente, hacía cada vez con más frecuencia, y esto lo condujo a recordar los acontecimientos que llevaron a la derrota de Voldemort. Harry no había regresado a casa de los Dursley el verano posterior a su sexto año; en lugar de eso, permaneció en Hogwarts. Varios profesores se habían quedado con él para ofrecerle clases extras, en la esperanza de prepararlo para el siguiente ataque de Voldemort, y los miembros de la Orden lo habían visitado con frecuencia para probarlo en simulacros de ‘batallas’.

Severus vivía en la escuela durante todo el año, así que también se le había pedido que prestara sus talentos para probar el conocimiento de Harry, y había estado informado de muchas de las lecciones aunque no hubiera participado directamente. Harry había pasado la primera mitad del verano aprendiendo hechizos y cómo aparecerse; luego había cambiado a la magia sin varita, para lo cual había demostrado una sorprendente habilidad. Cuando hubo dominado la mayoría de los hechizos que Dumbledore sentía que necesitaría, Harry había mostrado interés por convertirse en animago. Después de algunas discusiones, eventualmente, McGonagall había aceptado enseñarle. En un tiempo terriblemente corto, había aprendido como transformarse en un pequeño gato negro, con un brillante relámpago blanco en su pecho, aunque todo había sido hecho en secreto y no estaba registrado. Harry había dado su palabra de que ni siquiera lo practicaría hasta que McGonagall estuviera satisfecha de su pericia.

La velocidad con que el joven había aprendido durante el verano había animado inmensamente a la Orden, pero preocupado a Severus. Parecía que no hubiera nada que el chico no pudiera hacer cuando se lo proponía, y no estaba completamente seguro de que eso fuera bueno. Harry tendía a arriesgar su vida con demasiada frecuencia, ya fuera por un retorcido sentido del deber o por pura insensatez, y Severus estaba seguro que un día, finalmente, tomaría la decisión equivocada y conseguiría que lo mataran. Hacia el final del verano, durante varios simulacros de batalla, Harry había ejecutado maldiciones que él, que había crecido entre magos oscuros y hecho magia a nivel de adultos desde su segundo año, nunca hubiera sido capaz de lanzar a su edad. El chico conocía demasiada magia oscura para su gusto, y le preocupaba que tuviera una aptitud terriblemente alta para esto.

Para el tiempo que las clases comenzaron de nuevo, Harry superaba, de lejos, a todos sus compañeros. Empezó su séptimo año obteniendo, por primera vez, excelentes calificaciones en Pociones, y su verano de estudio le recompensó maravillosamente, mientras aguardaba con impaciencia el siguiente movimiento de Voldemort. Muchos de sus compañeros estaban preocupados con cortejos, tratando de cimentar relaciones que, en algunos casos, habían construido durante años, pero no Harry. Él ni siquiera parecía notar que todos a su alrededor estaban obsesionados con el sexo opuesto; estaba demasiado ocupado estudiando y practicando hechizos para notarlo. Mientras la mayoría de sus amigos se preocupaban por el qué vestirían para el baile de Navidad, Harry exigía con impaciencia a Dumbledore que descubriera lo que Voldemort estaba planeando.

El ataque largamente esperado llegó finalmente durante las vacaciones de Pascua, mientras la mayoría de los estudiantes que no habían ido a casa estaban de visita en Hogsmeade. Varios estudiantes de Slytherin, con máscaras de Mortífago, emboscaron a Harry cuando salía de Honeydukes, atacándolo con un hechizo que no lo hubiera afectado si hubiera tenido su ropa protegida como le habían enseñado. Ron, Hermione y varios más resultaron heridos mientras luchaban con los que habían atacado a Harry, pero los Gryffindor iban ganando hasta que varios Mortífagos mayores aparecieron para sumarse a los estudiantes Slytherin. Pocos minutos después, los Mortifagos lograron desaparecerse, llevándose a Harry y los Slytherin con ellos.

Cuando, más adelante, Dumbledore interrogó a Harry sobre el hecho delante de los miembros de la Orden, el joven no había sido muy comunicativo acerca de lo que había sucedido en la Mansión Zabini. Su versión de los eventos dejó grandes lagunas en la historia total, lagunas sobre las que, obviamente, le resultaba difícil pensar. Eventualmente, había admitido que había sido severamente maltratado por Lucius Malfoy, pero rehusó comentar lo que le había dicho o hecho, y tampoco había accedido a discutir sobre los Lestrange. En total, había rehusado narrar seis horas de tiempo, y Severus sabía por propia experiencia que seis horas podían ser un tiempo muy largo en compañía de esos Mortífagos en particular.

En opinión de Severus, Dumbledore no había estado lo suficientemente preocupado por la reticencia del chico, y así lo hizo saber, pero Sirius insistió en que no era asunto de nadie si Harry no quería hablar sobre eso. Dumbledore había rehusado presionar y pedido a Severus que no insistiera, así que las preguntas del maestro de Pociones acerca de cómo Harry había pasado esa tarde y noche permanecieron sin respuesta, sus miedos algo mucho peor de lo que hubiera podido ser cualquier realidad. Todavía detestaba desconocer qué había pasado en esas horas de las que Harry se negaba a hablar, pero no podía justificar un interrogatorio al respecto. Era imposible para él explicar porqué necesitaba saber, así que vivía con pesadillas sobre el posible terror a que habría estado expuesto Harry; pesadillas que puede que fueran mucho peor que la realidad.

La narración de Harry sobre el tiempo que había sido retenido por los Mortífagos, comenzaba esencialmente en el momento que Lucius había estado con él, aunque había lagunas después de eso también. Había contado a Dumbledore que había sido curado y presentado ante Voldemort, quien simplemente jugó con él por un tiempo antes de mandarlo encerrar para ser su juguete personal. Harry casi se puso lívido al ver que Lucius lo sanaba otra vez y le ofrecía una suntuosa comida, haciendo patente que esperaba tenerlo allí por un largo tiempo. Esto le había hecho sospechar que los Mortífagos estaban planeando un esquema de torturarlo y luego sanarlo de todo lo que le hubieran hecho, pero había adquirido la certeza cuando Lucius había dicho que Voldemort esperaba acogerlo en su rebaño dentro de poco tiempo.

Harry había confesado que, luego de ser encerrado, estuvo un tiempo ‘perdido’, pero después de un rato se había levantado y logrado centrarse. Luego de un corto tiempo, comenzó a pensar y planificar, y logró escapar pocas horas después de la medianoche, utilizando su forma de animago para deslizarse entre los barrotes de la ventanilla en la puerta de su celda. Un adolescente normal si hubiera ido lo antes posible de allí, pero Harry no era del todo normal, ni siquiera entre los magos. Fue hacia la chimenea más cercana y rodó sobre el hollín para cubrir el resplandor blanco en el pecho de su forma gatuna, para después ir a buscar su varita y a Voldemort.



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Severus bajó la vista hacia sus manos cruzadas sobre su regazo, hasta la mancha púrpura en el largo y elegante dedo. Recordó estar sentado en la oficina de Dumbledore y escuchando como Harry rememoraba su búsqueda y triunfo final sobre Voldemort. Estaba muy seguro que el chico había obviado casi tanto como había contado sobre su vagabundeo nocturno a través de la mansión Zabini. Él mismo había estado allí en el pasado, y conocía la distribución de la construcción lo suficiente como para saber que Harry había escamoteado la información sobre una gran parte de su viaje hacia la habitación principal en el tercer piso. Sabiendo como eran los Mortifagos, estaba bastante seguro que el chico había visto cosas que desearía no haber visto, mientras recorría los pasillos en la forma de un pequeño gato negro.

Harry nunca recuperó su varita, que luego fue reemplazada por otra fabricada por Ollivander, de una pluma que Fawkes le había regalado mientras la Orden todavía estaba limpiando la mansión. Había encontrado al Señor Oscuro dormido y probado más allá de toda sombra de duda que el frío acero podía matarlo, utilizando una espada decorativa de la propia cama de Voldemort para decapitarlo mientras dormía. También había destruido la varita del mago oscuro, sólo por seguridad, y cerrado la puerta antes de convertirse nuevamente en gato y tratar de encontrar el camino de salida. Había vagado en la oscuridad por algún tiempo, pasando cuidadosamente al lado de varias habitaciones con Mortífagos durmiendo antes de, poco antes del amanecer, tropezar con una chimenea que tenía un pote con polvos flu. Había tenido la presencia de ánimo como para finalmente escapar por la chimenea hasta el cuartel de la Orden y contarle a Remus lo que había pasado.

En una hora, Harry estaba de regreso en Hogwarts, con Dumbledore concediéndole el título de El-Chico-Que-Vivió-Para-Salvarnos-A-Todos, mientras los Aurores y miembros de la Orden despejaban la casa Zabini. Los Aurores habían tenido mucho trabajo ese día, atrapando a muchos de los Mortífagos y matando a varios que se habían negado a rendirse aún después de estar acorralados. El intenso placer de Harry al escuchar de la muerte de ciertos Mortífagos, especialmente Lucius Malfoy y los Lestrange, no había pasado desapercibido para nadie, pero Dumbledore se mantuvo firme en su decisión de no preguntarle más detalles que los que quisiera compartir. El anciano no era tan ingenuo como para pensar que Harry les había dicho todo, pero fue firme al decir a todos los que se preocupaban, que Harry era adulto y capaz de decidir lo que necesitaban conocer y lo que él debía mantener en privado.

El chirrido de las patas de una silla sobre la piedra hizo que Severus levantara la vista mientras Harry se acomodaba. En silencio, observó como el muchacho reunía sus cosas, preguntándose de nuevo cómo había hecho tanto, tan joven y madurando mucho más rápidamente que sus compañeros de año, a pesar de su terrible niñez. El chico había tenido una vida dura, mucho más dura que la mayoría de los magos de su edad, y de algún modo se había visto muy poco afectado por esto. Para finales del verano Severus había tenido que admitir, al menos para si mismo, que su opinión sobre Harry había cambiado drásticamente.

Él no había sabido cuan pobre había sido la vida familiar del chico hasta que en las conversaciones diarias entre el muchacho y los miembros del personal docente que habían permanecido en el castillo durante el verano, se habían dejado caer algunas insinuaciones. Luego que su interés fue atraído, prestó más atención, y las cosas que había aprendido sobre Harry habían sido lo suficientemente esclarecedoras como para que, con frecuencia, se encontrara alargando su comida para escuchar. El chico seguía sin comportarse como debería, por supuesto, pero el conocer sus antecedentes le facilitaba el entender sus actitudes y defectos. Dudaba que cualquiera de los condiscípulos de Harry hubiera sobrevivido al abuso emocional sistemático y la malnutrición con que el joven había vivido, y mucho menos crecer para ser un individuo tan fuerte como era Potter.

James y él siempre habían tenido la misma altura, así que Severus pensaba que, de haber crecido en un hogar decente con padres amorosos, Harry podría haber alcanzado su misma estatura. Además, creía que, en carácter, probablemente se hubiera parecido mucho más a James, o incluso a Sirius, con la arrogancia y el desprecio que ellos tenían hacia cualquiera que no fuera su amigo. En la realidad, Harry era varias pulgadas más pequeño y un poco más ancho que su padre, con un modo de manejarse que sugería que era más fuerte de lo que parecía. El único vestigio de James que veía en él era su cabello y esa manera confiada de moverse, algo que siempre parecían tener los mejores jugadores de quidditch. Por otra parte, no tenía casi nada en común con Sirius, e interactuaba con él como en su tiempo lo hacía Lily, peleando con frecuencia, sencillamente porque Harry era más maduro que su padrino y aquel lo sabía.

Severus se había sorprendido al darse cuenta, al final del verano anterior, que Harry le recordaba más a Lily que a todos los demás, pero su semejanza con ella era mucho más profunda que un parecido facial o sus vívidos ojos verdes. El hábito del chico de aceptar lo que le había tocado en la vida y hacer lo mejor que pudiera con ello era algo que había recibido de su madre, así como su recién descubierta necesidad de aprender. Severus había conocido pocas personas con una avidez de aprender tan constante como la suya, pero Lily había sido una de ellas. Su sed de conocimientos había sido una de las principales cosas que había llevado a la chica a hacerse su amiga, y eso no había disminuido a medida que maduraba.

En cuanto recogió sus cosas, Harry caminó rápidamente hacia el escritorio, ofreciendo a Severus un rollo de pergamino e interrumpiendo sus pensamientos.

—Perdí la cuenta después del noventa, así que hice veinte más sólo para estar seguro. ¿Puedo irme ahora, señor?

Severus tomó el rollo, desplegándolo para contar las líneas.

—Potter, ¿no sería mucho más fácil si simplemente admitiera que estaba fantaseando con su novia?

Harry enrojeció, apartando la mirada.

—Yo no tengo novia, señor.

El Profesor levantó la mirada hasta el rostro de Harry, su sorpresa era evidente pero su tono muy seco.

—¿El Niño-Que-Vivió no tiene a nadie suspirando por él? ¿Y la chica Granger? Ustedes dos pasan juntos un montón de tiempo.

Harry arrugó la nariz con desagrado.

—Eww, no, señor, Hermione es mi amiga. Además, ella y Ron llevan casi dos años juntos.

—Los amigos pueden convertirse en los mejores compañeros, Potter—contestó, bajando nuevamente la mirada hasta el rollo de pergamino—. Me sorprende que todavía no haya descubierto eso.

El chico permaneció un momento en silencio, mientras observaba como Severus revisaba el pergamino, y finalmente habló.

—No es fácil para mí, señor. Tengo pocos amigos, y puedo estar seguro que son mis amigos porque les gusto por mi mismo y no porque pueden decir que conocen al Niño-Que-No-Moriría.

Severus se recostó en la silla, dándole una mirada evaluativa.

—A la mayoría de los muchachos de su edad no le importaría la razón por la que la chica quisiera estar con ellos.

—No soy como la mayoría de los chicos, señor; no quiero una relación así—contestó con firmeza, encontrando su mirada con la del mayor. Después de una pausa, enrojeció ligeramente mientras agregaba—: Y de todas maneras, no estoy realmente interesado en las chicas—las cejas del hombre se elevaron pero no dijo nada, y luego de unos segundos, Harry insistió—. ¿Puedo irme, señor?

Severus asintió, dejando que el rollo de pergamino se cerrara.

—Sí, se puede ir, Potter. Imagino que sus amigos lo están esperando para practicar. En el futuro, trate de estudiar durante las horas de estudio.

—Sí, señor.

El joven dio la vuelta, alejándose rápidamente. Estaba llegando a la puerta cuando Severus se levantó y habló nuevamente.

—Oh, y Potter.

Hizo una pausa con la mano en la perilla, mirando hacia atrás.

¿Señor?

—Buena suerte en la copa—resistió el impulso de sonreír ante la aturdida expresión de Harry, agregando secamente—. Usted es lo más cercano a un Slytherin que estará en el juego.

—Uhh, sí, señor—contestó, la impresión diluyéndose en una sonrisa complacida—. Gracias, señor.

Severus asintió y luego movió su mano, despachándolo.

—Vamos, váyase. Y asegúrese de ganar mañana.

Harry sonrió.

—Sí, señor.

Severus lo observó partir y bajaba la mirada hacia el escritorio para tomar el rollo de pergamino y su libro cuando escuchó una voz muy conocida hablando lentamente.

—Eso fue… inusualmente amable en ti, Severus. Una casi podría llegar a pensar que finalmente has tomado aprecio al chico.

Se giró hacia la voz, observando como McGonagall salía de las sombras, en una de las esquinas traseras de la habitación. Las paredes parecían ser de roca sólida, pero obviamente no lo eran, dado que la última vez que la había visto, ella se dirigía hacia la oficina de Dumbledore con un alumno de tercero que había convertido a uno de sus compañeros en un enorme alfiletero.

—Simplemente, dije la verdad, Minerva. Potter es lo más cercano a un Slytherin que estará en el campo, y tengo plena confianza en su habilidad para ganar.

—Supongo que podrías verlo de ese modo, Severus, pero él sigue siendo un Gryffindor. El equipo va a tenerlo fácil mañana—convino McGonagall, con una pequeña sonrisa.

—El equipo va a tener poco que ver con eso, estoy convencido— sacó su varita y la apuntó hacia el pizarrón para borrar el mensaje allí escrito, llamando la atención de la bruja y logrando que sus ojos se abrieran con asombro mientras leía—. Potter podría derrotar a Ravenclaw sin más ayuda que la de un mediocre Guardián. Por lo que creo, el señor Weasley cumple esa condición, aunque por poco.

—¿Te gustaría hacer una apuesta amistosa, Severus? ¿Digamos, diez galeones a que Gryffindor ganará por cincuenta puntos o más?

McGonagall lo observó deslizar la varita en una de sus mangas, para luego levantar el pergamino en que Harry había escrito sus líneas y guardarlo en el bolsillo de su túnica, preguntándose por qué guardaría tal cosa. El hombre gruñó, mirándola a los ojos mientras tomaba su libro y empezando a caminar hacia la puerta.

—Yo voy a ir más lejos aún. Te apuesto veinte a que Harry ganará al menos por cien. Buen día, Minerva.

—Buen día, Severus—contestó McGonagall, con otra pequeña sonrisa, viéndolo partir. Ella no había escuchado mucho de la conversación, pero se preguntaba cuánto hubiera podido averiguar de haberlo hecho. Severus rara vez era amistoso, y habitualmente, incluso lo era menos con Harry Potter que con los demás.

Severus recorrió los pasillos con rapidez, rumbo a las mazmorras, los tacones de sus botas resonando contra el suelo de piedra del corredor casi desierto mientras caminaba hacia sus habitaciones, reprendiéndose mentalmente.

“Muy bien, Severus”, pensó con sarcasmo. “Te pasas casi todo el año observando al chico y dejas que McGonagall se de cuenta de que te preocupas por él apenas dos meses antes que termine sus estudios. Quizás lo siguiente que debas compartir con ella sea tus pesadillas acerca de lo que las mascotas de Voldemort puedan haber hecho con él, o tu profundo deseo de meterte en su cama”

Severus bufó, burlándose de su propia insensatez, y permitió que sus pensamientos continuaran en la misma pauta mientras seguía avanzando hacia las mazmorras. Pocos minutos después, pasó su propio salón de clases, caminando en la oscuridad unos cincuenta pasos más antes de detenerse frente a una pared desnuda que tenía dos pequeños puntos de luz verde a la altura de su pecho. Dio un pequeño y rápido giro con su mano derecha y su varita cayó entre sus dedos; luego, golpeó suavemente la pared de los puntos verdes, en lo que parecía un patrón al azar, antes de susurrar:

Consuelo

Los pequeños puntos de luz parpadearon dos veces antes que un contorno gris plata se iluminara lentamente, revelando que los puntos de luz eran los ojos de una serpiente enrollada. Comenzó a desenroscarse un momento después, extendiendo una caperuza similar a la de las cobras, y una lengua de plata osciló desde la visión justo antes que la serpiente mostrara sus colmillos, abriendo la boca. El animal comenzó a crecer, como si se dibujara rápidamente dentro de la pared, la boca abierta de una forma antinaturalmente grande, para mostrar una puerta medio paso atrás del lugar donde había estado la pared sólida. La piedra que rodeaba el umbral de la puerta había sido tallada con la forma de una enorme serpiente con la boca abierta, donde dos brillantes ojos verdes sobre la puerta lanzaban un suave brillo hacia el pasillo y parecían observarlo con inquietante inteligencia. Los enormes colmillos tallados enmarcaban una puerta plana, que parecía estar hecha de una sólida pieza de madera casi negra de Serbal Silvestre (*), pese a que nunca se había escuchado que uno de esos árboles ensanchara tanto. La puerta no tenía manillar, pero no lo necesitaba. Abría sólo con el toque del aura de Severus, desde el día que había resuelto el enigma de las protecciones que habían resguardado el lugar.

Apartó su varita y posó su palma contra la puerta cerrada, esperando a que se abriera para entrar en sus aposentos. La puerta se cerró a si misma detrás de él, mientras cruzaba la fría y tranquila habitación, y en el pasillo exterior la boca de la serpiente comenzaba a cerrarse, dejando el aposento completamente aislado del resto del castillo.

Severus había sido el primero en muchos años en descifrar las protecciones, y atravesarlas aseguró su privacidad como nada más podría hacerlo. Ni siquiera Dumbledore podía entrar en sus habitaciones si él no le abría la puerta, y eso era algo de lo que se sentía excesivamente orgulloso. Éste era su santuario y guardaba celosamente su privacidad, sin darle acceso a nadie más que los elfos domésticos.

El que su privacidad fuera tan importante para él siendo adulto, probablemente se debía a que no se le había permitido ninguna durante su niñez. Sus padres habían pensado que su obvia inteligencia debería estar por encima de los pasatiempos infantiles normales, obligándolo a permanecer todo el tiempo estudiando en lo que a su madre le gustaba llamar ‘juego estructurado’, compartiendo con muy pocos niños sangre pura. Había aprendido a leer muy pronto, y cada tarde pasaba horas en la biblioteca familiar, leyendo libros a los siete años que muchos adolescentes de quince no serían capaces de entender. Le había sido dada una varita a los ocho porque, de alguna forma, había tenido éxito al utilizar una ramita para convertir a otro chico en una rana, y para cuando cumplió los diez, era experto en más hechizos de los que algunos estudiantes de Hogwarts conocían cuando se graduaban.

Severus era un pequeño snob mojigato cuando había llegado a Hogwarts, convencido de su superioridad mental sobre sus compañeros, y lejos de pensar en socializar con cualquier estudiante que no fuera sangre pura, a pesar de su propia herencia. Era muy similar a una copia en oscuro de su más cercano amigo, Lucius, y ambos habían sido elegidos para Slytherin casi antes que el Sombrero Seleccionados tocara sus cabezas. Eso lo había convertido al instante en enemigo de cada Gryffindor de la escuela, aunque ello no le preocupaba particularmente. Había sido criado a la espera de que los Gryffindor lo odiaran, y él retornaba el sentimiento completamente.

También había sido criado despreciando a los muggles y a sus hijos, pero cuando conoció a Lily Evans, una Ravenclaw que parecía determinada a ser amistosa, comenzó a dudar. De acuerdo con todo lo que le habían enseñado, los nacidos de muggles eran intrínsicamente malos, pero mientras Lucius comenzaba a aumentar su propia popularidad, Severus se había enganchado rápidamente a la jovencita brillantemente sarcástica, cuyo sentido del humor era muy parecido al propio.

Severus había pensado que las clases de Hogwarts eran pan comida, pero Lily no tenía ninguna de sus ventajas y necesitaba tutoría. La amistad entre ellos creció rápidamente durante los primeros meses que asistieron a la escuela, y la chica absorbía como una esponja todo lo que él le enseñaba. No paso mucho tiempo antes que Lily se hiciera amiga de Remus Lupin, y él también se había reunido con ellos con frecuencia, a pesar del hecho que Lupin fuera Gryffindor. Eventualmente, los tres se habían convertido en parte común del escenario de la biblioteca, y muchos de los otros estudiantes se resentían de que esos tres mantuvieran calificaciones impecables sin ningún esfuerzo en absoluto.

Los recuerdos más fuertes de sus dos primeros años de escuela eran la risa de Lily y el ingenio agudo de Remus, que le habían ayudado a ignorar la falta de interés de Lucius hacia él. A final de su segundo año, Lucius había vuelto a ser su mejor amigo y Severus había sido infinitamente feliz, y había estado seguro que el tiempo que le quedara en Hogwarts sería sencillamente idílico. Pero James Potter había empezado a hacer de su vida un infierno cuando finalmente notó a Lily en su tercer año, y no pasó mucho tiempo antes que la personalidad y popularidad de James se subieran a la cabeza de Lily, costándole a Severus la mejor amiga que había tenido nunca. Después de eso, sus interacciones con los Gryffindor, Remus incluido, habían estado combinadas con el estímulo de Lucius para asegurarse que su aversión hacia los nacidos de muggle floreciera nuevamente, y aumentada.

Después de graduarse, Severus tomó la Marca Oscura ante la insistencia de Lucius, y trabajó con lealtad para Voldemort a pesar de su conciencia, hasta que de repente, una mañana, el rubio lo pateó fuera de su vida, eliminando su única razón para apoyar a Voldemort.

Entonces, Severus se había vuelto a la única persona que conocía en el lado de la luz que podía ayudar incluso a un Mortífago a alejarse de Voldemort: Lily Potter. Ella lo envió con Dumbledore, quien le ofreció una segunda oportunidad, como espía y profesor de Pociones.

A pesar de sus recelos, Severus se había puesto bajo la misericordia de Dumbledore, simplemente porque no tenía ningún otro sitio adonde ir. Él había comenzado a enseñar a otros muy pronto, responsabilizándose de gran parte de la educación de Lucius en Artes Oscuras, ya que éste frecuentemente quería saber cómo se hacían los hechizos que Severus aprendía en muchas horas de soledad; así que, la enseñanza parecía ser la elección de profesión obvia para él. Hubiera preferido enseñar Defensa, pero había sido excelente en Pociones durante su época escolar, y había obtenido su Maestría con la ‘ayuda’ de Voldemort, así que aceptó el trabajo.

Inmediatamente, había comenzado a trabajar en su imagen como la de alguien severo y sensato, para compensar el hecho de que casi la mitad de sus estudiantes ya estaban en la escuela en la época de su graduación. Su mayor objetivo, ciertamente, era asegurarse de que Dumbledore nunca se arrepintiera de admitirlo, pese a los problemas que encontrara con sus estudiantes. Muy pronto, probó que era un buen maestro, que tomaba sus responsabilidades con seriedad y siempre estaba dispuesto a hacer algo más si Dumbledore se lo pedía, así que el plantel docente lo aceptó incluso antes que su primer lapso como profesor hubiera terminado. Se convirtió en Jefe de la Casa Slytherin al comienzo de su quinto año como docente, y pronto adquirió la reputación de ser un absoluto bastardo que favorecía a Slytherin tan drásticamente como McGonagall favorecía a Gryffindor.

El único momento en que su fachada, cuidadosamente mantenida, caía completamente, era cuando se encontraba solo en la seguridad de sus habitaciones, como estaba ahora. El cambio que se originaba en él cuando traspasaba las protecciones era evidente, o lo habría sido si alguien hubiera podido observarlo. Sus abruptas zancadas habituales y el resonar de sus pisadas se apagaban hasta convertirse en una casi silente gracia felina, y su ceño fruncido se suavizaba en algo que, si bien no era una sonrisa, era una expresión más feliz que la que expresaba hacia el mundo exterior. El efecto tranquilo y relajante de sus habitaciones ya formaba parte integral de su vida, y nunca pasaba la noche en otro lugar si podía evitarlo.

Había decidido tiempo atrás que, en esas habitaciones, no tenía que complacer a nadie más que a si mismo, y disfrutaba de la completa soledad en cada oportunidad. Sus aposentos estaban conformados por seis habitaciones, sin contar el baño; el lugar era más grande y suntuoso de lo que él precisaba, pero era suyo y le tenía cariño a él y a sus contenidos, por lo que se permitió seguir atado a unas cuantas cosas. Con un trabajo en el que pasaba los días tratando de controlar a más de un ciento imbéciles, aunque afortunadamente no a todos a la vez, mientras le enseñaba a unos pocos estudiantes talentosos, estaba completamente convencido que sus aposentos eran lo único que le permitía conservar la cordura.

La primera habitación era una acogedora salita, en cuya pared izquierda se ubicaba una elaborada chimenea del tamaño apropiado para viajar con polvos flu, y que había sido desconectada de la red muchos años atrás, si es que alguna vez lo había estado. El marco alrededor de la chimenea y los umbrales que conducían hacia otras dependencias, estaban formados por piedras color verde oscuro, casi negro, que combinaban con las puertas y estaban talladas con un complicado dibujo de hojas de hiedra, que parecían casi vivas. Era una habitación hogareña y acogedora pese a los colores oscuros, y de alguna forma todavía daba la impresión de una sencilla elegancia.

El motivo de la hoja de hiedra en la piedra trabajada se repetía en el tapete ubicado delante de la chimenea y en el mueble. El sofá victoriano colocado frente al hogar estaba elaborado en madera oscura, hermosamente tallada, con la tapicería verde remarcada con el delicado bordado plateado de un emparrado de hiedra, que reptaba por el respaldar del asiento casi como si hubiera crecido allí. En el sofá se apilaban varios cojines en varios tonos de verde oscuro, cada uno con dibujos de hojas de hiedra, en tonos contrastantes gris y plateado. Dos sillas mal combinadas flanqueaban el sofá, ambas con un acojinado que lucía muy confortable y cada una con una mesita que hacía juego con las lámparas. El efecto total era sutil, y la combinación de colores y el énfasis en las hojas de hiedra, servía para hacer que la habitación se viera como si todo perteneciera al lugar, aunque los muebles no combinaran.

Había puertas a cada lado de la chimenea, ambas fabricadas de la misma madera oscura de la entrada principal. La puerta de la izquierda, más cercana a la entrada, conducía a un pasaje secreto que llegaba hasta su oficina y su aula de clases, a pesar de que desafiaba a las leyes de la física que el camino llegara hasta allí. Una vez, había intentado descubrir cómo exactamente había sido hechizado el pasadizo para ser tan corto y aún así cubrir una distancia tan grande. Sabía que se había utilizado alguna clase de hechizo de espacio mágico, pero eventualmente había tenido que reconocer que, al igual que con el techo del Gran Comedor, descifrarlo era algo que iba más allá de sus habilidades. Hogwarts en si mismo era mágico, por supuesto, pero muchos encantamientos habían estado revistiendo las piedras durante muchas centurias, incrementando la magia esencial del castillo, y muchos de esos hechizos estaban relacionados con la creación de habitaciones ‘imposibles’.

La puerta a la derecha de la chimenea conducía hacia una cocina que, mucho tiempo atrás, había sido transformada en un laboratorio. Severus lo había convertido en su laboratorio privado y lo había surtido, completándolo con una pequeña despensa. Frecuentemente, lo utilizaba para probar nuevas pociones con seguridad y privacidad, y habitualmente tenía unas cuantas pociones en varias etapas de elaboración. El laboratorio principal estaba aún mejor equipado, pero no se encontraba a salvo de la interferencia de los estudiantes o las interrupciones de sus colegas, bienintencionadas pero generalmente molestas. Para Severus, la privacidad bien valía el usar el laboratorio más pequeño.

Directamente al otro lado de la entrada principal se encontraba la puerta de su estudio, flanqueada por un decorado espejo antiguo a la izquierda y un cuadro a la derecha, ambos recibidos junto con las habitaciones. El espejo estaba conectado a espejos similares en los aposentos de cada Jefe de Casa, aunque en la actualidad solamente estaba en uso el de McGonagall; también se conectaba con un espejo en la oficina del Director y otro en la sala de los profesores. El espejo estaba hechizado para guardar los mensajes hasta que Severus los enviara, y servía como una especie de tablón de anuncios para que el resto de los profesores pudiera contactar con él.

El cuadro era una imagen de Salazar Slytherin, y había sido pintado cuando el poder del antiguo mago estaba en su punto máximo. Estaba extremadamente bien informado, a pesar de su hosca disposición y sus frecuentes e inexplicablemente largas ausencias. Al principio, Severus había intentado ser amistoso con el retrato del Fundador, pero eventualmente habían aceptado que Salazar estaba menos inclinado hacia la conversación cortés que él mismo. Hablaban raramente y por breve tiempo, a menos que tuvieran pendiente algún asunto importante, pero eso se adaptaba a ambos bastante bien. Severus no deseaba especialmente tener un retrato por compañero de habitación, y se alegraba de que el Fundador habitualmente tuviera mejores cosas que hacer que hablar con él.

La pared derecha de la salita, frente a la chimenea, tenía puertas que conducían a dos habitaciones. Había un gran tapiz mágico cubriendo la pared entre ambas, un trabajo de arte que era adaptado únicamente para Severus y sus habitaciones, a pesar de la falta de otra decoración. Cubría la pared casi desde el piso al techo; era más o menos cuadrado, y su patrón de dibujo era un panorama móvil con plantas y animales de todo el globo, los cuales cambiaban de acuerdo con las estaciones. La belleza del lienzo era excepcional, pero ello palidecía cuando se comparaba con su utilidad; un simple toque a cualquiera de los animales o plantas del mismo, desplegaba información detallada acerca de dónde obtener el artículo y cómo prepararlo para su almacenaje. Había sido encargado por Severus y diseñado bajo sus especificaciones, y había probado ser lo suficientemente popular como para que un fabricante turco de tapices le comprara los derechos de la idea para desarrollarla él.

Severus estaba muy acostumbrado a que lo rodearan, y apenas los notó mientras se movía por la salita de estar, que estaba completamente silenciosa excepto por el crepitar del fuego y el suave sonido de sus propios pasos al cruzarla. Se detuvo ante la puerta del estudio para tocar el espejo con la mano, relajándose un poco más cuando la superficie reflectante brillo brevemente con un reflejo plateado. Abrió la puerta negra al lado del espejo y entró en su estudio, satisfecho de poder disponer de su tiempo hasta la cena.

Todo el estudio tenía un ambiente sencillo pero elegante, con mobiliario sencillo pero que creaba una atmósfera confortable para quien disfrutara de la soledad y la búsqueda del conocimiento. La habitación era del doble del tamaño de su salita y contenía muchas estanterías, un gran escritorio, una silla de oficina, y una pequeña mesa en una esquina, con un cómodo y viejo sillón verde a su lado. Ese sillón en particular había sido su favorito en la sala común de Slytherin y había sido el único mueble que había pedido a los elfos domésticos le suministraran cuando se había convertido en profesor. Tenía unas pocas pertenencias personales de su niñez, que no tenían utilidad más allá de la sentimental. Ahora utilizaba el sillón rara vez, pero tenía demasiados recuerdos asociados con ese mueble, tanto buenos como malos, y le complacía saber que estaba allí para poder usarlo cuando lo deseara, si decidía hacerlo.

Los estantes que rodeaban la habitación estaban elaborados en una madera oscura que combinaba con el escritorio, todos abiertos con excepción de dos armarios en la esquina de atrás, que tenían puertas de cristal hechizadas para preservar los más raros y peligrosos volúmenes de su colección. Desde que podía recordar, había estado recolectando libros en diversos estados de deterioro, ya fuera comprándolos o sustrayéndolos a escondidas de la biblioteca de su familia, y había amasado una buena colección. Cada estante de la habitación contenía libros, todos pulcramente organizados por tema y utilidad, y Severus se enorgullecía de su habilidad para recordar y seleccionar el ejemplar correcto para cualesquiera información que precisara. Tenía muchos libros de Pociones y magia oscura, así como raros y muy excepcionales volúmenes de muchas otras materias, con los que se había tropezado y comprado. Disfrutaba la simple alegría de aprender algo nuevo, y había leído cada libro de su estudio hasta el fin, incluso los menos útiles, como el que estaba leyendo en ese momento.

Dejó el libro sobre el hermoso escritorio de madera de teca que estaba en el centro de la habitación y sacó el rollo de pergamino de su bolsillo para dejarlo sobre el libro, mientras con un suave suspiro se acomodada en la silla de cuero acolchado de su escritorio, sonriendo ligeramente mientras reclinaba la cabeza sobre el espaldar y cerraba los ojos.

Había encontrado esa silla casi diez años antes, en una tienda de Londres que se especializaba en objetos raros recogidos en remates, y la amó con esa clase de devoción que se puede mostrar hacia tu mascota favorita. De una manera extraña, lucía casero en su estudio, incluso siendo de manufactura muggle, armonizando con los estantes y el escritorio que habría costado una fortuna si no lo hubiera heredado.

La mayoría de los muebles del estudio eran más funcionales que atractivos, pero había una excepción: el tapiz encantado ubicado directamente frente al escritorio, al lado de la puerta cercana, que daba la apariencia de que la pared tuviera una enorme ventana doble, con vista hacia los terrenos de Hogwarts y el lago. En realidad, era propietario de tres de esos tapices encantados, que había comprado poco después de que se mudara a esas habitaciones. Los tapices eran, literalmente, sus ventanas al mundo, completado con el sonido que deseara, y que en su opinión era muy superior a las ventanas comunes, ya que no dejaban entrar a ningún rayo de sol verdadero. Para alguien cuya piel era ridículamente pálida, ésa era una bendición más que bienvenida. Desde que los había comprado, había podido despertarse cada mañana con los rayos del sol, sin tener que preocuparse de que dormir en exceso pudiera resultar en una dolorosa quemadura.

El tapiz más largo era del tamaño de una gran ventana en saliente y colgaba en su habitación, suspendido sobre la cama como un dosel, donde le funcionaba bastante bien como una especie de reloj despertador. La vista que mostraba con mayor frecuencia era un claro profundo en el Bosque Prohibido que había encontrado un día mientras buscaba suministros para pociones, pero durante sus frecuentes ataques de insomnio, cambiaba para mostrar un recodo de costa rocosa cerca de Dover. Habitualmente, el sonido de las olas lo calmaba hasta dormir, y tenía el beneficio adicional de que a la mañana siguiente no se levantaba mareado, cosa que si ocurría con las pociones.

El segundo tapiz era mucho más pequeño y lo tenía en su oficina, de forma que le permitiera mirar algo más que botellas con pociones. Generalmente, se adaptaba a la vista de un lugar plácido como Stonohenge, pero estaba encantado para que cambiara a un rocoso acantilado escocés siempre que alguien entraba en su oficina. La muralla rocosa era deprimentemente fea, y con frecuencia, cubierta de nieve, y funcionaba bastante bien para desalentar a los estudiantes y colegas de quedarse mucho tiempo.

El tercer tapiz era el de su estudio, y estaba encantado para mostrar escenas de los terrenos de Hogwarts, de forma que pudiera observar las idas y venidas del castillo sin tener que participar en realidad. Su vista favorita en el tapiz del estudio era la del campo de quidditch, tal y como se veía desde su acostumbrado puesto en las gradas. Aunque nunca hacía mención de ser un fan, observaba fielmente todos los juegos de la escuela, así como los entrenamientos que se realizaban cuando él estaba libre. Incluso disfrutaba observando las prácticas tanto como los muggles disfrutaban los partidos de rugby, pero sin gritar ni comer palomitas de maíz, especialmente porque tenía un ‘asiento—caja’ desde el que podía mirar sin ser observado, completamente a salvo de los elementos.

Abrió los ojos luego de estar unos momentos sentado en la silla y levantó la mano derecha, sacudiéndola ligeramente para que su varita llegara a sus dedos. Apuntó al tapiz frente a su escritorio e hizo un pequeño movimiento de zigzag mientras murmuraba:

—Campo. Volumen medio.

La escena del lago del tapete fue cambiada en rayas de color sin sentido, y luego, lentamente, apareció una imagen diferente, mostrándole un extenso ángulo de vista del campo. Había varios estudiantes en brillantes túnicas rojas moviéndose a toda velocidad en lo que parecía ser la forma casi caótica en que practicaban con las Quaffles y las Bludgers, entre gritos y risas. Una voz salió del tapiz, escuchándose claramente por encima de las demás, mientras la capitana del equipo, Ginny Weasley, usaba un hechizo Sonorus para dar instrucciones al grupo desde su posición sobre el Guardián, Ron.

Dejó su varita sobre su escritorio y se recostó sobre el espaldar de su silla para observar el entrenamiento, buscando una figura en particular entre las túnicas rojas. Poco después, captó el brillo de la luz del sol sobre unos anteojos, mientras uno de los jugadores se lanzaba repentinamente hacia el cielo, pasando entre dos compañeros de equipo, acompañado de gritos de estímulo de los estudiantes más jóvenes, reunidos en las gradas para observar la práctica. Harry atrapó la snitch momentos después, sacando un grito triunfante de ‘¡Cinco!’ proveniente de Ginny justo antes que los vítores ahogaran incluso su hechizo de voz.

Severus sonrió y murmuró:

—Bien hecho, Potter.

Harry saludó con la mano al equipo que lo animaba y a los compañeros de las gradas antes de liberar la snitch y volar hacia Ginny. Como era su costumbre, planeó por encima mientras observaba a sus compañeros jugar un rato, y Severus se relajó cómodamente en su silla mientras observaba. Sabía que Harry permanecería un rato en el lugar antes de que fuera nuevamente a atrapar la snitch, hablando distraídamente mientras su mirada revoloteaba constantemente por el campo en busca de un destello de oro, y no tenía duda que atraparía la pelotita alada tan pronto como lo decidiera. Había hecho un hábito de atraparla repetidamente durante cada práctica, a veces hasta una docena de veces antes que Ginny sintiera que el resto del equipo había practicado lo suficiente por ese día.

Con el juego por la Copa al día siguiente, la chica se aseguraría de mantener al equipo en el campo hasta que estuviera demasiado oscuro para ver las Bludgers, sino más. Harry podía, después de todo, seguir la snitch dorada incluso en la oscuridad, y Severus sospechaba que el entrenamiento estaba siendo sólo una excusa para que pudieran tener una última oportunidad de volar con él fuera de competencia. Era la clase de cosas sentimentales que los Gryffindor harían.




sevWrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 Cap.%202_zpszk9vdjcmharry


Última edición por alisevv el Vie Abr 08, 2016 7:11 pm, editado 10 veces
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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeMiér Mar 18, 2009 3:18 pm

HOLA!!!!

Otra vez por aquí leyendo una maravillosa historia y una estupenda traducción. De verdad que te admiro por el trabajo que ello te conlleva.
Me ha alegrado muchísimo encontrar de nuevo el camino a la Mazmorra, y ahora que estoy aquí voy a disfrutar de lo lindo leyendo, sobre todo, tus fics.
Esta historia es genial, me ha encantado y me he reído al principio, pero luego, me ha gustado mucho el rumbo que ha tomado.
Las esplicaciones de cómo Harry venció y el misterio que parece envolver todo lo que ocurrió en aquella mansión, y que me parece que no va a ser muy agradable. Pero, sobre todo, me ha gustado mucho la parte que le corresponde a Severus, la forma en que lo ha descrito, su soledad, tan ansiada pero a la cual fue abocado, su amor por los libros, su inteligencia.... es como si hubiera descubierto un Severus nuevo en estas líneas.
Este fic, presumo que va a convertirse en uno de mis favoritos, espero que lo puedas continuar muy pronto.
Bueno, pues hasta la próxima, muchos besotes....

PD. Me alegra haberte reencontrado, ya sabes que gracias a tí comenzó mi sublime deleite por leer historias de Severus y Harry, algo que famás podré agradecerte lo suficiente.
¿Tienes alguna historia nueva en proyecto...? Espero que sí, porque si leer tus magníficas traducciones es una maravilla, el poder deleitarme con alguna de tus historias es todo un placer....
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alisevv

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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeMiér Mar 18, 2009 4:12 pm

No sabes cuanto me alegra verte por aquí, hacía mucho que no sabía de ti.

Bueno, desde que no nos vemos, creo que he hecho un par de one shots. Es que en estos días mi muso se fue de vacaciones, así que yo estoy traduciendo. Ahí si he hecho bastante, por si quieres pasarte por Slasheaven. Además, pronto iré subiendo todo a la mazmorrita

De nuevo, te doy la bienvenida, encantada de tenerte entre nosotros

Besitos

Ali
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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeMiér Mar 18, 2009 6:53 pm

Ummmm ¿por qué me suena que por algún lado ya alabé esta historia? además me contestaste a ello jajajajajjaa así que solo quería dejar constancia de que la sigo, y la mantengo en favoritos^^
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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeMiér Mar 18, 2009 7:37 pm

Sip, la historia esta buenisima Ali, y solo nos queda esperar a que actualizes, si te fastidio ni digo anda por qeu se que diga lo que diga iras a tu tiempo Sad eso de esperar 15 dias puede llegar a ser una tortura!!!

Eres lo maximo Ali, gracias por alegrarnos con estas buenas traducciones Smile
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herminione

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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeMiér Mar 18, 2009 8:25 pm

Rolling Eyes Rolling Eyes Rolling Eyes
me encanto... linda en verdad
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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeJue Abr 09, 2009 5:14 pm

Naeh: Mil gracias por dejar constancia del hecho, me hace muy feliz que te guste lol!

Snarry: Sip, sé que la espera desespera, pero yo corro todo lo que puedo, en serio. Pero la paciencia es una virtud que es bueno fortalecer Twisted Evil

Herminione: Es genial que te esté gustando sunny


Gracias a todas por sus comentarios, me animan mucho a seguir traduciendo.

Besitos
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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeJue Jun 19, 2014 9:11 am

muy lindo capitulo, me gusto mucho Very Happy
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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeMar Feb 17, 2015 12:06 am

ahora que la vuelvo a leer la historia me doy cuenta que estaaa muy largo el capitulo....sensei...en la version original la autora lo dejo asi de largo??????? aun asi es largo o no...la historia esta buenisima...a seguir leyendo..>.<
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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitimeDom Sep 13, 2015 6:15 pm

Hace años que no leo esta historia a decir verdad esta fue una de las primeras que leí y que hicieran que amara el snarry, creo que nunca te agradecí la traducción, nunca es tarde para ello así que aparir de hoy leeré la historia y comentare sobre ella jejeje.

Lo que mas me encanta de este capitulo es la interaccion de Harry y Sev y los pensamientos de Severus hacia Harry (y el sueño de Harryyyy) Embarassed Embarassed Embarassed Embarassed

Ademas quiero animarte a seguir con la traduccion de "la muerte toma vacaciones" y decidí empezar con esta traducción continuare con la otra y te dejare comentarios en cada una de ellas asi me tome lo que resta del año no me importa jaja.
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MensajeTema: Re: Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17   Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17 I_icon_minitime

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Wrapped around his finger. Capítulo 1. NC-17
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