La Mazmorra del Snarry
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

La Mazmorra del Snarry


 
ÍndicePortalÚltimas imágenesRegistrarseConectarseFacebook
La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 To Heal a Soul. Capítulo 4

Ir abajo 
2 participantes
AutorMensaje
alisevv

alisevv


Yo entré 2 (D.I.S. 2014) Bombardeo de chistes snarry D.I.S. 2014 Juego del verano 2 Juego del verano 1 Juego Yo entré-D.I.S 2015 Juego lechuza chismosa-D.I.S 2015 Yo entré-Mes del amor Yo traje mi regalo
Femenino Cantidad de envíos : 6728
Fecha de nacimiento : 15/01/1930
Edad : 94
Galeones Snarry : 241687
Fecha de inscripción : 08/01/2009

To Heal a Soul. Capítulo 4 Empty
MensajeTema: To Heal a Soul. Capítulo 4   To Heal a Soul. Capítulo 4 I_icon_minitimeVie Abr 10, 2009 7:18 pm

To Heal a Soul. Capítulo 4 ZzzHeal_zpsoakxmplo
To Heal a Soul. Capítulo 4 Cap.4_zpsdvmn1czj




Durante las siguientes semanas, Severus se encontró cayendo en una cómoda rutina. De hecho, era casi impactante la facilidad con la que los dos hombres habían unido sus vidas. Cada mañana, Severus realizaba un examen completo y se retiraba a su laboratorio a trabajar unas cuantas horas, haciendo los ajustes necesarios de las pociones que permitirían que Harry mantuviera sus actuales niveles de salud.

Luego almorzaban juntos en el saloncito, enzarzados en conversaciones varias o tomando turnos para leer en voz alta cualquiera que fuera el libro que hubiera atraído la atención de Harry. Si alguna vez se encontraban sentados un poco más cerca de lo habitual, ciertamente, ninguno lo mencionaba. Si a veces la mirada de Severus persistía algo más de tiempo sobre los rasgos de Harry, casi lograba convencerse que era porque verificaba su color. Si la mano del joven rozaba contra la suya un poco más de lo necesario cuando le pasaba las galletas, bien, obviamente no era más que un gesto de gratitud por su compañía.

Severus podía admitir que estaba contento; era un sentimiento extraño para él. Por más de veinte años, su vida no había sido suya. Con la desaparición del Señor Oscuro, por fin era libre de perseguir sus propios deseos e intereses. Al principio, había resentido que se le hubiera pedido proporcionar sus servicios una vez más para ‘El Elegido’. Sin embargo, estaba asombrado de cuan rápidamente había cambiado la situación.

Casi inmediatamente, descubrió que tratar de facilitar las cosas para Harry era exactamente lo que quería hacer. Esa comprensión había llegado con bastante sorpresa. Siempre se había preciado de conocer su lugar en el mundo, lo que él esperaba de los otros y lo que se esperaba de él. Sin embargo, una vez más, Harry Potter había destruido completamente todas sus creencias y expectativas.

Disfrutaba realmente el tiempo que pasaban juntos, leyendo o discutiendo sobre múltiples temas. Descubrir que Harry había leído muchos de los clásicos había sido una placentera sorpresa para él. Habían pasado más de una noche debatiendo los méritos de Shakespeare sobre Bacon, o de Austen sobre Barrett Browning. Se había sentido extrañamente agradado al averiguar que Harry había sido uno de los que había sugerido la clase de Estudios Mágicos a la Directora, creando un nivelador acorde con el que el curso de Estudios Muggles ya proveía. Se sentía orgulloso de que el joven tuviera tal perspicacia para ver la necesidad y ayudar a conseguir la solución.

Uno de sus momentos favoritos había sido cuando Harry había explicado a sus amigos, durante su conversación semanal por chimenea, cómo él lo estaba ayudando a verse y sentirse mucho mejor. Se había parado en el fondo, sonriendo y disfrutando, mientras Ronald Weasley lanzaba amenazas, diciendo que el hombre estaba probando con Harry la maldición Imperius. Sin embargo, se encontró impactado, boquiabierto y sorprendentemente afectado, cuando Harry lo había defendido incondicionalmente ante sus dos mejores amigos. Fue luego cuando recordó que era él, Severus Snape, quien se estaba quedando en la casa de Harry, pasando tiempo con el, y no Ron Weasley o Hermione Granger.

Alcanzó un punto donde casi pudo olvidar las circunstancias que lo habían llevado a vivir en casa de Harry. Aunque, por supuesto, de vez en cuando había retrocesos menores en la salud del Gryffindor, pero la mayor parte del tiempo había conseguido una especie de meseta donde permanecía relativamente estable. Claro, con las cosas así, el problema podría golpear cuando menos se esperaba.

Severus se acababa de sentar en el sillón frente al sofá sobre el cual Harry estaba tendido cómodamente, cuando notó un brillo travieso en sus ojos.

—Por la expresión de tu cara, sólo puedo asumir que la tontería que elegiste para que leyéramos esta semana es incluso peor que lo usual—comentó Severus, el desdén habitual en su voz sorprendentemente suavizado.

Harry le lanzó una mirada fingiéndose ofendido, aunque no pudo evitar la sonrisa en su rostro.

—Tendré que informarte que Douglas Adams es alabado como un genio literario.

Severus estaba a punto de replicar cuando, repentinamente, el libro que Harry había estado sosteniendo cayó al piso. Levantando la vista, observó con horror cómo el color desaparecía del rostro del joven y sus ojos giraban hacia arriba. Instantáneamente, se puso en acción; cruzó a trompicones el pequeño espacio, alcanzando a Harry en el momento que empezaba a convulsionar terriblemente. Rodeándolo con sus brazos apretadamente para tratar de controlar los espasmos, llamó frenéticamente a Dobby. Apareciendo en la habitación, el elfo doméstico se aterró ante la visión de su amado amo y amigo.

—Dobby, cálmate—imploró Severus, tratando de seguir su propio consejo—. Necesito que busques inmediatamente al sanador Applewhite, ¿comprendes?

Dobby asintió tembloroso y desapareció de inmediato. Severus quedó sin poder hacer otra cosa que proteger al Gryffindor para que no se hiriera a si mismo. Sosteniendo el agitado cuerpo apretadamente contra el suyo, se encontró rezando a cualquiera de las deidades que lo estuviera escuchando para que, por favor, no se llevaran a Harry… no todavía. Aunque había llegado a esta situación sabiendo con toda certeza cual sería, eventualmente, el resultado, también sabía que no estaba listo. Ya no podía imaginarse su vida sin Harry en ella.

>>Por favor, Harry—suplicó al joven, que seguía convulsionando—. Resiste, por favor. No puedes irte todavía. No todavía. Resiste, Harry. Te sacaré de esto, ¿me escuchas? Te sacaré de esto.

Estaba tan centrado en el joven que no fue consciente del regreso de Dobby, acompañado del sanador, y se sorprendió al sentir una fuerte mano apretando su hombro. Levantando la vista con ansiedad, tuvo que luchar para mantener su fachada de calma.

—Señor Snape… Severus—dijo el sanador Applewhite con voz tranquilizadora—. Sólo sosténgalo… Voy a hacer algunos análisis, ¿está bien?

El profesor de Pociones asintió, luchando por mantener aferrado al chico mientras seguía retorciéndose.

>>¿Cuánto tiempo ha estado así?—interrogó el sanador, mientras pasaba su varita por la frente del enfermo.

—Er… no sé… unos cuantos minutos, creo—farfullo Severus.

Antes que el medimago pudiera preguntar algo más, el débil cuerpo de Harry, finalmente se derrumbó contra Severus. El Gryffindor estaba respirando de manera irregular y permanecía inconsciente. Por un momento, los únicos sonidos en la habitación fueron el suave cántico del sanador lanzando los hechizos, la débil respiración de Harry, y, en opinión de Severus, el frenético golpeteo de su propio corazón.

—Me gustaría trasladarlo a su habitación—pidió el Sanador—. Parece estar estable por el momento, así que le suministraré un par de pociones y luego, si está dispuesto, me gustaría hablar unos minutos con usted.

—Por supuesto—contestó, levantando a Harry en brazos con facilidad y llevándolo a su habitación. Una vez acostado en su cama, Severus pasó una mano ligeramente temblorosa por la frente del enfermo, retirando el cabello húmedo de sudor, y notando la extrema palidez en su rostro.

El sanador Applewhite lanzó un breve Ennervate a Harry, justo el tiempo suficiente para lograr darle a tomar unas pociones. Por un momento, Severus deseó haber tenido oportunidad de preparar él mismo las pociones necesarias, pero el pensamiento fue rápidamente descartado cuando Harry, obviamente confundido y apenas consciente, murmuró suavemente ‘Severus’ antes de caer de regreso en la inconsciencia.

Su corazón se detuvo por breves segundos, mientras escuchaba su nombre susurrado por aquellos labios. Sin embargo, antes que pudiera reflexionar sobre lo extraño de ese evento, el medimago lo estaba conduciendo fuera de la habitación.

Pidiendo té a Dobby, Applewhite guió a Severus hasta el sofá y esperó a que tomara asiento, antes de acercar otra silla.

Severus sintió como un repentino ramalazo de miedo atravesaba su cuerpo.

—Señor Snape—empezó el sanador, aceptando su té y tomando un pequeño sorbo—. Si me permite preguntar, ¿cuál es exactamente su relación con Harry?

—¿Para qué necesita saberlo?—contestó, aferrando con fuerza su taza.

—Requiero saberlo porque la información que vamos a discutir es delicada—explicó, buscando los ojos negros y sosteniendo seriamente su mirada.

Suspirando pesadamente, Severus colocó la taza de té en la mesa, perdiendo de repente todo deseo de tomarlo.

—La nuestra es… una relación complicada de explicar—comenzó, pasando una mano temblorosa a través de su cabello—. Ante todo, supongo que el título de Fabricante Personal de Pociones quiere decir algo. Como sabe, me he residenciado aquí para asegurarme que a Harry se le suministren las mejores pociones posibles para su condición, continuamente variable. Sin embargo, lo más importante, al menos para mí, es que lo considero mi amigo. Quizás el único que tengo—terminó con un susurro.

El sanador Applewhite se acomodó en su asiento y observó como el hombre de ojos negros luchaba con sus emociones.

—¿Así, estoy en lo correcto al asumir que, como Fabricante Personal de Pociones de Harry, usted es, de hecho, una especie de cuidador?—provocó, mientras se inclinaba hacia adelante y le dirigía una mirada directa y penetrante.

Severus captó de inmediato lo que el hombre estaba implicando. Como sanador, había sólo ciertas personas a las que Applewhite podía suministrar cierto tipo de información médica. Encontrando la mirada franca con la propia, el Slytherin declaro:

—Sí, sanador Applewhite. En la actualidad, soy el cuidador principal de Harry Potter.

Asintiendo en señal de aprobación, el medimago se relajó en su asiento y tomó su taza de té una vez más.

—No voy a andar con rodeos, señor Snape. Harry está llegando a un momento crucial… uno que sabíamos que vendría—dijo, la tristeza tiñendo su voz—. Francamente, estoy asombrado del nivel de salud que ha mantenido los dos últimos meses, y sé que es gracias a las pociones que le prepara que ha conseguido llegar hasta aquí. Cuando usted llegó por primera vez, le había dado un pronóstico de, como mucho, unas pocas semanas, antes que su cuerpo finalmente fallara. En lugar de eso, ha tenido dos meses de funcionamiento casi normal, gracias a usted.

—¿Cuál es su pronóstico ahora?—preguntó Severus, con voz ligeramente temblorosa.

—Tiene, quizás, otro par de meses antes que sus órganos comiencen a colapsar debido al daño ya presente. Sin embargo, este ataque es lo que más me preocupa.

—¿En qué sentido?

—La severidad y longitud del ataque, demuestra que el daño en su sistema neurológico comienza a empeorar. Tenía la esperanza que el daño se restringiera a los temblores pero, desafortunadamente, ése ya no parece ser el caso—el sanador frotó sus ojos con fatiga—. Ésta podría ser la primera señal de un serio deterioro neurológico.

—Entonces, ¿qué podemos esperar?—un miedo helado corrió a través de las venas de Severus.

—Hay la posibilidad de más temblores, ataques futuros, pérdida de memoria, desvanecimientos, pérdida de conciencia y demencia.

Severus respiró con dificultad, deseando poder ignorar las nefastas posibilidades que habían sido presentadas ante él.

>>Como dije—continuó el medimago—, ahora Harry está estable y probablemente dormirá unas cuantas horas. Si gusta, puedo regresar después que despierte para explicarle la situación.

—¿Estaría bien si soy yo quien se lo dice?—preguntó Severus; de alguna forma, necesitaba ser él quien impartiera esa noticia.

Asintiendo, el sanador Applewhite comentó:

—Puede que eso sea lo mejor. Harry ha pasado a depender de usted, señor Snape; es posible que de ese modo tome mejor la noticia. Si me necesita, por la razón que sea, por favor, no dude en ponerse en contacto conmigo.

Severus aceptó, aturdido, y acompañó al hombre a la salida, regresando rápidamente a su sitio en el sofá. Descansando la cabeza en sus manos, finalmente permitió que la verdad lo inundara. Harry iba a morir. Iba a marchitarse ante sus ojos. En realidad, lo había sabido todo el tiempo. Sin embargo, había otra verdad inextricablemente atada en todo eso. Harry iba a morir… y Severus estaba enamorado de él.

Un ronco sollozo escapó de su garganta antes de dar rienda suelta a sus emociones y dejar que sus pies lo guiaran a la habitación de Harry una vez más.

Mirando a la delgada y frágil criatura extendida a través de la cama, su corazón dio una dolorosa sacudida. No podía entender cómo había llegado a este lugar… ¿cuándo había tomado el giro que lo había sacado irremediablemente de su aburrido y controlado camino?

Alargó la mano y una vez más arregló el cabello de la frente de Harry, permitiéndose el consuelo de observar su respiración firme y sus serenos rasgos. La sensación debió sacar al joven levemente de su sueño, pues se giró sobre la mano de Severus y presionó contra ella mientras suspiraba, todavía dormido.

Fue en ese momento que el hombre tomó su decisión. Harry no iba a morir.

Como siempre en su vida, una vez que Severus decidía un camino, no se apartaba de el. Bueno, con excepción de este lío con sus desastrosos y torturantes sentimientos por el cachorro. Dejando la habitación y cerrando suavemente la puerta tras él, convocó a Dobby.

—Harry está descansando cómodamente por ahora, Dobby—explicó al desconsolado elfo doméstico—. Debo ir a Hogwarts por un rato, pero regresaré pronto. Si despierta antes que yo vuelva, haz que esté tranquilo y se quede en la cama. Le explicaré todo cuando regrese.

—Sí, Amo Snape, señor—dijo Dobby, retorciendo sus manos y lanzando desesperadas miradas hacia la puerta de la habitación de Harry.

—Si hay problemas, primero llama al sanador Applewhite, y luego, avísame de inmediato.

—Sí, por supuesto, Amo Snape, señor—el elfo alzó sus aguados ojos—. Usted es un buen mago, señor. El Señor Harry Potter es muy afortunado al tenerlo, señor.

Severus se vio un tanto afectado por las palabras de Dobby, pero mantuvo su paso mientras daba la vuelta y salía de la casa, apareciendo en las puertas de Hogwarts.

Se dirigió directamente a la biblioteca; momentos después, Minerva se reunía con el, alertada de su arribo a través de las protecciones.

—Severus, ¿está todo bien? ¿Cómo está Harry?—preguntó con ansiedad, obviamente angustiada por la desesperada apariencia de Severus.

—No está bien, Minerva—contestó el hombre mientras buscaba entre los estantes, sacando libros, en lo que estaba seguro parecía ser un patrón al azar.

—¿Qué puedo hacer, Severus?

—No tengo idea—replicó, encaminándose a la Sección Prohibida.

—Entonces, ¿está comenzando?—preguntó ella, su voz apenas más que un susurro.

—Sí—replicó cortante—. Pero yo lo voy a detener.

—¿Qué quieres decir?—interrogó Minerva, levantando bruscamente la cabeza, mientras lo taladraba con una agitada mirada.

—Harry no va a morir. No lo permitiré.

—Pero, Severus, no hay nada más que se pueda hacer… Los mejores sanadores…—vaciló, la emoción fluyendo en su habitualmente controlada voz.

—Me importa un demonio lo que ‘los mejores sanadores’ hayan dicho del asunto. Él no va a morir. Voy a encontrar algo…, lo que sea.

—¿Tienes un plan?—preguntó Minerva.

Severus no respondió. Su mente estaba zumbando a una velocidad frenética. Un plan. Harry estaba balanceándose sobre el abismo y sabía que había un camino para salvarlo. Todo lo que necesitaba era encontrarlo.




sevTo Heal a Soul. Capítulo 4 Cap.5_zpslol4uypfharry


Última edición por alisevv el Jue Abr 21, 2016 6:29 pm, editado 4 veces
Volver arriba Ir abajo
lady_chibineko
Duelista
Duelista
lady_chibineko


One shots-Vacaciones 2015 [Mejor posteador del mes] Junio 2015 Yo entré-Mes del amor [Mejor posteador del mes] Febrero 2015 Yo entré-Vacaciones 2015 Reto one shot DIS 2015 Juego Yo entré-D.I.S 2015
Femenino Cantidad de envíos : 730
Fecha de nacimiento : 27/09/1978
Edad : 46
Galeones Snarry : 132111
Fecha de inscripción : 30/06/2011

To Heal a Soul. Capítulo 4 Empty
MensajeTema: Re: To Heal a Soul. Capítulo 4   To Heal a Soul. Capítulo 4 I_icon_minitimeVie Ago 07, 2015 11:33 pm

No digo yo... el hombre cayó redondito y hasta lo acepta. y ahora tiene una misión... Pero Harry está tan delicado que parte el corazón... seguiré leyendo.
Volver arriba Ir abajo
 
To Heal a Soul. Capítulo 4
Volver arriba 
Página 1 de 1.
 Temas similares
-
» To Heal a Soul. Capítulo 6
» To Heal a Soul. Capítulo 7
» To Heal a Soul. Capítulo 8
» To Heal a Soul. Capítulo 9
» To Heal a Soul. Capítulo 10

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
La Mazmorra del Snarry :: Biblioteca de la Mazmorra :: Fanfics Snarry :: Fanfics de Alisevv-
Cambiar a: