La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 To Heal a Soul. Capítulo 3

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alisevv

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MensajeTema: To Heal a Soul. Capítulo 3   To Heal a Soul. Capítulo 3 I_icon_minitimeVie Abr 10, 2009 7:13 pm

To Heal a Soul. Capítulo 3 ZzzHeal_zpsoakxmplo
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Severus despertó repentinamente, parpadeando ante la luz del amanecer. Algo lo había despertado, aunque no podía imaginar qué había sido. No había ningún problema en su habitación. Aguzó el oído, atento a cualquier ruido que le indicara cuál podría haber sido la causa.

Cuando escuchó un fuerte golpe, saltó de la cama, salió al pasillo y corrió hacia la siguiente puerta, la habitación de Harry. La cama estaba vacía, pero era evidente que había dormido en ella; las sábanas se arrastraban a un lado de cualquier modo. Al escuchar un suave gemido, se dirigió al otro lado de la cama y encontró a Harry yaciendo en el piso y apenas consciente.

Al llevarlo de regreso a su cama, Severus se sintió impactado de cuan fácil resultaba moverlo. Harry no pesaba casi nada. Estaba sudando copiosamente y temblaba. Un toque en su piel, reveló cuan alta era su temperatura.

—Dobby—llamó, convocando al elfo doméstico. Cuando este apareció en la habitación, jadeó aturdido ante la vista de su querido amo—. Ve a mi habitación y trae mi botiquín de pociones, está en la cartera blanca, al lado de la cama. También necesito mi varita, que está en la mesita de noche. Luego, ve al laboratorio y trae dos viales de poción reductora de fiebre. Están en el tercer armario de la izquierda, etiquetados con tinta púrpura.

Dobby asintió y desapareció, regresando apenas segundos más tarde con los artículos requeridos. Haciéndole una rápida revisión para diagnóstico, Severus quedó consternado ante lo que encontró. La inmunidad de Harry estaba terriblemente baja y, de alguna forma, había contraído un virus de gripe. En su estado de debilidad, ese simple virus podía ser fatal.

Persuadiendo suavemente al casi inconsciente mago, Severus consiguió reducir su fiebre. Una vez que la temperatura descendió a niveles más normales, lo dejó al cuidado de Dobby. Después de dejarle instrucciones estrictas para que lo llamara si la condición de Harry cambiaba de alguna forma, se retiró a su laboratorio.

Durante las siguientes horas, preparó una nueva tanda de solución fortalecedora, junto con la nueva poción nutritiva y un potente antiviral. Exhausto, pero optimista, se apresuró a regresar a la habitación de Harry con las pociones. Se sintió complacido al ver que, aunque todavía extremadamente débil, el joven había recuperado la consciencia.

>>Harry, has contraído un virus gripal que te ha debilitado aún más. Aquí tengo unas pociones que podrán ayudar—explicó, sentándose en la cama a su lado.

Asintiendo débilmente, el joven trató de asir la primera botella, sólo para arruinarlo con los temblores. Severus alargó el brazo para estabilizar su mano y recuperó el recipiente. Acercándose, lo rodeó con un brazo para ayudarlo a incorporarse un poco más en la cama. Encontrándose con su sorprendida mirada, Severus levantó una ceja, interrogante, pidiendo permiso para ayudar al orgulloso mago. Harry parpadeó con cansancio y se relajó contra el brazo del hombre. Con esta silenciosa aquiescencia, Severus llevó la botellita hasta los labios temblorosos y lo ayudó a beber la poción sanadora.

Repitió sus acciones con los otros dos viales y luego, cuidadosamente, bajó a Harry de regreso a la cama, alisando las ropas de cama alrededor de su cuerpo.

—¿Ha experimentado algo de náuseas?—preguntó, mientras le hacía un nuevo examen.

—No, sólo me siento realmente débil y cansado—contestó, girando la cabeza para mirarlo—. Gracias por ayudarme.

Severus detuvo el examen por un momento, sorprendido ante la inesperada emoción que sentía ante la gratitud de Harry. Reasumiendo de nuevo, se aseguró de estudiar sus rasgos antes de contestar.

—De nada, Harry.

—¿Se da cuenta que desde ayer me ha estado llamando por mi nombre?—dijo el muchacho con una pequeña sonrisa.

Severus se giró y encontró su mirada, sorprendido ante la sencilla declaración.

—En realidad, no lo había notado. Si se siente incómodo con eso, intentaré ser más formal.

—No—denegó rápidamente—. Me gusta. Es sólo que es algo nuevo… escucharlo llamarme así. Estoy acostumbrado a ‘Potter’, o ‘mocoso’, o ‘niñato insolente’—terminó, ampliando su sonrisa.

—En ese caso, me esforzaré por continuar. Sin embargo, no le prometo que no regresaré a alguna de sus denominaciones anteriores. Si usted da razones para ser llamado niñato insolente, no tendré otra opción que llamarlo así.

—Entonces, ¿eso significa que conseguiré llamarle Sev?—le preguntó con una sonrisa digna de un Slytherin.

Sin preocuparse por evitar el estremecimiento que le recorrió ante el horrendo diminutivo, el mago mayor se giró hacia el joven con mirada malévola.

—Si lo hace, no seré responsable de mis acciones contra usted, mocoso. Sin embargo, si debe, puede llamarme Severus.

—En ese caso, gracias, Severus—dijo suavemente, parpadeando con cansancio—. Por todo.

—Descanse un rato, Harry. Estaré aquí, si necesita algo—aconsejó, observando como el enfermo se sumergía rápidamente en el sueño.

Preocupado, Severus se ubicó en un sillón al otro extremo de la habitación, manteniendo un ojo vigilante sobre el durmiente. Cuando Harry despertó, varias horas después, el Slytherin se sintió aliviado al encontrar que la fiebre no había regresado y los exámenes ya no mostraban señales de virus.

Convocando a Dobby, ordenó algo de caldo para Harry, animándolo a tomarlo para que ayudara en la recuperación de sus fuerzas. Una vez que se aseguró que el joven no experimentaba más temblores, le dejó el caldo y se retiro, una vez más, a su laboratorio.

Para el final de la tarde, había conseguido reformular el resto de las pociones que se necesitaban. Con la prolongada tarea terminada, llegaba la esperanza de tener que pasar en el laboratorio solamente un par de horas al día, ajustándolas según se necesitara.

Deteniéndose en la habitación de su anfitrión, encontró que estaba dormido, luciendo bastante sereno. Cerró la puerta suavemente y convocó a Dobby.

—¿Harry tomó sus pociones nocturnas?—preguntó.

—Sí, Amo Snape, señor. El Amo Harry Potter se sintió mucho mejor esta noche, señor. Y también se ve mucho mejor—contestó el elfo doméstico, sonriéndole.

—Muy bien, Dobby. Gracias por tu ayuda de hoy. Ahora, me voy a retirar a descansar—dijo, girándose para entrar en su habitación.

—Pero, Amo Snape, señor, no ha cenado todavía—dijo Dobby, asiendo la manga del mago.

—No es necesario, Dobby. Esta noche, estoy mucho más cansado que hambriento—contestó, alejándose del muy excitable elfo.

—Pero, el Amo Harry Potter preguntará si me estoy asegurando que el Amo Snape esté cuidando de si mismo—argumentó, estrujando el raído jersey que vestía—. Por favor, Amo Snape, señor. Por favor, permítale a Dobby traerle algo de comer.

Severus lo observó por un momento, la diversión luchando con la irritación mientras el elfo doméstico seguía con la nerviosa cantaleta de no ser capaz de seguir las instrucciones de Harry Potter. Sin embargo, por mucho que hubiera deseado negarse a la petición, aunque sólo fuera por principios, le intrigaba el hecho que Harry se hubiera preocupado de asegurarse que él se cuidara.

—Muy bien, Dobby. Un emparedado y una taza de té estarán bien. Por favor, tráelos a mi habitación—pidió, dejando a un elfo doméstico visiblemente aliviado, antes de dar la vuelta y entrar en su cuarto, pasando directo a bañarse, luego de todo su día en el laboratorio.

Al terminar, regresó a la habitación, y no sólo encontró el emparedado y té que había pedido, sino también un plato de galletas de almendras. Sonriendo a pesar de si mismo, se encontró pensando que era agradable que el elfo hubiera notado sus gustos.

Comiendo rápidamente, pero sintiéndose realmente mejor por haberlo hecho, escribió unas pocas notas sobre el progreso de Harry y las pociones que había completado, y luego cayó en la cama, satisfecho. En segundos, estaba profundamente dormido.



To Heal a Soul. Capítulo 3 Gif-animados-WebDiseno-Lineas-Particion_06432_zpsi58j44am



Dos días más tarde, el sanador Applewhite hizo una nueva aparición en la salita de Harry. Se sorprendió al ver a Severus acomodado en el sofá una vez más, pero no lo mencionó. Haciendo sus exámenes típicos, comenzó a tomar notas, sólo para revisar los exámenes anteriores y repetir los actuales.

—Harry—indagó, mostrándose confundido—. ¿Cómo te has sentido esta semana?

—Casi igual—contestó, encogiéndose de hombros—. Tuve un pequeño problema con un virus gripal pero, afortunadamente, Severus estaba aquí para ayudar—al Slytherin le costó trabajo no regresar la sonrisa que Harry estaba lanzando en su dirección—. Aunque, he notado que los temblores han disminuido los últimos dos días.

—Ya veo—dijo el sanador, mirando nuevamente sus notas—. Señor Snape, usted ha estado elaborando pociones nuevas esta semana, ¿no?

—Sí, pero sólo los últimos cinco días.

—¿Podría suministrarme una lista con los cambios que ha realizado en las pociones del régimen?

—Por supuesto—contestó Severus, sacando la lista, ya elaborada, de su bolsillo—. ¿Hay algún problema, señor?

—Todo lo contrario—el sanador miró la lista—. Durante los pasados cuatro meses, cada semana, Harry ha mostrado un marcado deterioro en su salud. Deterioro que no observo en los exámenes que he realizado esta semana—explicó—. De hecho, Harry, has ganado dos puntos, y por primera vez en dos meses, tus niveles de hierro son normales. Además, tus niveles de magia son los más altos que he visto en los últimos tres meses.

—¿Qué está diciendo?—preguntó Harry, inclinándose hacia delante en su asiento.

—Estoy diciendo que, lo que sea que el señor Snape está haciendo, está funcionando estupendamente. No sé si esta tendencia continuará y, por supuesto, no hay modo en que pudieras esperar que el deterioro de tu cuerpo se detenga, Harry. Sin embargo, este nuevo régimen, muy bien podría extender tu vida enormemente.

—Severus—sus ojos encontraron los del hombre, quien pudo ver las primeras señales de humedad recogida allí.

—Vamos, vamos, señor Potter—replicó Severus, incómodo ante la evidente gratitud que brotaba de él—. Dejemos los lugares comunes hasta que esta maravilla dure mas de una semana, ¿quiere?

Asintiendo inseguro, Harry se acomodó en su asiento, conteniendo visiblemente sus emociones. Trabajando en mantener su propia máscara y no mostrarse afectado, Severus encaró al sanador.

>>Con su autorización, me gustaría quitarle a Harry su infusión de hierro, dado que sus niveles son normales.

—Seguro, probaremos eso. Con algo de suerte, esta nueva poción nutritiva que ha fabricado para él, será suficiente. Harry, como siempre, estaré a la distancia de una llamada de chimenea—recordó el sanador Applewhite, levantándose y reuniendo sus notas. Dobby apareció para acompañarlo a la salida, para regresar con huevos pasados por agua y una tostada para Harry.

Severus se levantó para irse, tomando los resultados de la última revisión para estudiarlos, a fin de hacer cualquier cambio necesario en las pociones. Antes que pudiera abandonar la habitación, sin embargo, fue detenido por el llamado de Harry.

—Severus… no sé cómo agradecerle—musitó, la voz ligeramente temblorosa.

—No necesita hacerlo, Harry—contestó, incapaz de decir nada más. Salió rápidamente, huyendo de la mirada de absoluta adoración que adornaba el rostro del joven.

Cerrando tras él la puerta de su habitación, se sentó inseguro en un sillón junto a su cama, pasando una cansada mano por su rostro.

Nadie lo había mirado de esa forma antes. Aunque ya había admitido ante si mismo que había una recién descubierta calidez en sus sentimientos hacia el joven mago, lo había explicado como un toque de pena ante el conocimiento de todo por lo que el chico había pasado en su corta vida. Pero después de la manera en que Harry lo había mirado… era como si el joven pensara que Severus había colgado la luna para él. Descubrió que deseaba que Harry lo siguiera mirando de esa forma.

Silenciosamente, se maldijo a si mismo por esta nueva debilidad. De ningún modo era apropiado para él tener esa clase de sentimientos hacia el joven. Para empezar, estaba muy enfermo. Aunque las pociones parecían ayudar, no había cura para la enfermedad que estaba arruinando su cuerpo. Tarde o temprano, el cuerpo de Harry se deterioraría hasta un punto en que ninguna poción sería capaz de ayudarlo.

En segundo lugar, aún si, tan inverosímil como era, Harry desarrollara por él alguna clase de sentimiento diferente a la amistad, no estaría basados en la realidad. Severus sabía que la salud de Harry, la poca que poseía, dependía totalmente de las pociones que él prepararía. Cualquier expresión enamorada o mirada cálida del joven, innegablemente, estaría irremediablemente entremezclada con esa verdad.

Suspirando con fuerza, masajeó sus sienes con una poción, tratando de calmar el dolor de cabeza que estaba abriéndose paso a través de su cráneo. Se resignó a una verdad que había permanecido omnipresente en su vida. Sin importar las circunstancias, estaba condenado a estar solo, obligado a participar en las tareas menos placenteras. Y esa creencia se veía aún más enfatizada; ahora que había admitido que podía tener sentimientos hacia alguien, ese alguien estaba muriendo.

Antes que sus pensamientos pudieran tornarse sensibleros, fue interrumpido por un toque tentativo en la puerta. Levantándose con cansancio, abrió la puerta, para encontrarse de frente con el objeto de sus melancólicas reflexiones.

—Sólo quería comprobar que estuviera bien—explicó Harry, moviendo los pies y luciendo un tanto incómodo.

—Estoy bien, Harry—contestó, asegurándose que su máscara habitual estuviera firmemente colocada en su lugar.

—¿Le gustaría algo de cenar? Podría tomarlo en la salita. Yo estaba a punto de empezar un libro nuevo y no me molestaría la compañía—sugirió, luciendo casi suplicante ante el hombre más alto.

Su mente estaba gritándole que retrocediera y aumentara el espacio entre ellos, que no aceptara la invitación y regresara a revolcarse en su auto compasión. Sin embargo, esa misma esperanza de antes estaba en el fondo de los ojos verdes, y Severus no pudo encontrar las fuerzas para escuchar a su mente.

—Dado que recientemente usted se ha visto tan preocupado por mis hábitos alimenticios, sería para mí un placer cenar donde pudiera atestiguar el evento—contestó, con una ligera sonrisita. Ante el leve rubor del Gryffindor, sin embargo, la sonrisita se transformó en una genuina sonrisa—. También estaré encantado con la compañía, Harry.

Severus pensó que, en ese momento, la sonrisa del muchacho podría haber derretido hasta el más duro de los corazones.

Una vez que se hubieron acomodado en la salita de estar, con un recipiente de cordero guisado frente a Severus, cayeron en un sencillo y agradable silencio. Mientras Harry intentaba ponerse tan cómodo como fuera posible en el sofá, con una cobija ligera cubriéndolo, el Slytherin observó con curiosidad el libro que había atraído la atención del joven.

>>¿Y cuál sería el nombre de esta pieza maestra de literatura?—preguntó, apenas ligeramente burlón.

—Se llama El Misterio de Salem’s Lot. Está escrito por Stephen King. ¿Ha leído alguno de sus libros?

—No—Severus estaba intrigado por la elección de Harry. Había escuchado hablar sobre Stephen King y sabía que escribía dentro del género de horror. Nunca hubiera imaginado que el muchacho disfrutara leyendo esa clase de historias. Después de todo, había vivido más horror del que se pudiera imaginar—. Le ruego que me diga de qué trata ese libro.

—Vampiros—contestó, con una ancha sonrisa—. He estado deseando leerlo hace mucho tiempo. En realidad, siento que ahora es un buen momento para empezar.

—¿Puedo?—preguntó Severus, tendiendo la mano para leer la sobrecubierta. Tenía que admitirlo, se sentía intrigado por la premisa de ese libro—. Parece que será bastante interesante de leer.

Harry retomó el libro e hizo una pausa antes de empezar.

—¿Le gustaría que leyera en voz alta?—ofreció, excitado—. Dado que parece interesante, podría ser divertido si lo disfrutáramos juntos, ¿no lo cree?

—Por supuesto, Harry. Hace bastante tiempo que no tengo el gusto de escuchar una lectura dramática ejecutada para mi disfrute.

El joven rió mientras abría el libro. Pasando la página al primer capítulo, comenzó a leer.

Casi todos pensaban que el hombre y el chico eran padre e hijo

Severus permaneció sentado, dejando que la agradable voz de Harry fluyera sobre él. Después de todo, si el joven se sentía lo bastante bien como para comenzar este libro largamente esperado, quién era él para negárselo.





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Última edición por alisevv el Jue Abr 21, 2016 6:06 pm, editado 4 veces
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MensajeTema: Re: To Heal a Soul. Capítulo 3   To Heal a Soul. Capítulo 3 I_icon_minitimeVie Ago 07, 2015 11:25 pm

sweat Severus está cayendo redondito por donde se lo mire. Harry está tan adorable que es dificil resistirse supongo, pero dudo mucho que sea solo por las pociones.
Sev debería de darse más crédito.
A seguir leyendo!
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To Heal a Soul. Capítulo 3
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