Un final, un nuevo comienzo
El número 12 de Grimuld Place era una casa que se hallaba escondida entre el número 11 y 13, haciéndole ver como un error de colocación de números, invisible a los ojos de muggles. El día estaba brillante, cómo cualquier día de verano. La salita de la ancestral casa de los Black estaba ocupada por algunas personas, entre ellas los habitantes actuales del lugar.
Remus se encontraba sentado en el sofá, con Sirius aun lado, recargado en el reposa brazos. El castaño sonreía apaciblemente, mientras el pelinegro parecía muy divertido. Frente a ellos, estaban Draco y Hermione, uno al lado del otro. El rubio iba vestido con unos jeans azules y una camisa manga larga gris, que había arremangado ya que no hacía frío. La leona, en cambio, llevaba un vestido de flores pequeñas y llevaba los rizos atados hacia un lado. Ella lucía un poco incómoda, mientras Draco hacia muecas de vez en cuando, o simplemente rodaba los ojos.
Gritos, un poco amortiguados por la puerta cerrada, llegaban hasta ellos del pasillo.
—¡Yo acepté lo tuyo con Malfoy!
—¡Sí, pero eso es diferente!
—¿Ah, sí? ¿En qué?
—¡Pues… pues…! ¡En todo!
—¡Eres tan egoísta! ¡Y yo que te creía mi hermano!
—¡Soy tu hermano!
—¡Mentira! ¡Si lo fueras estarías feliz por mí!
—¡Seré feliz y estaré orgulloso de ti cuando mandes a Snape a perderse en las bermudas!
—¡Jamás haré eso, idiota insensible!
Sirius ensanchó más su sonrisa y suspiró, negando con la cabeza.
—Yo desearía que lo hiciera —Comentó.
Remus rió levemente y le dio un empujoncito con el hombro. La discusión llevaba así desde hacía veinticinco minutos y no parecía llegar a algún punto. Ron se negaba a dejar a Harry tener una relación con Snape, cómo si él fuera el dueño de la vida de su amigo. Ya le había sugerido buscar ayuda profesional de un psicólogo de San Mungo y hasta le había amenazado con asesinarlo sin importarle ir a Azkaban…
—¡Me suicidaré!
Sí, solo eso era lo que le faltaba.
—¡Me quitaré la vida y cargarás con eso en tu conciencia!
—¡Ja! Como si fueras capaz —Se burló Harry.
—¿Eso crees? ¡Pues ya veremos! —Repuso Ron.
—Espera… ¿Qué rayos estás haciendo?
Las cuatro personas de la salita se pusieron alerta, Draco fue el primero en levantarse y salir de allí como un rayo, con una mirada furiosa. Solo entrar al pasillo, encontró a Harry mirando con los brazos cruzados a Ron, que ya tenía una pierna en el barandal de la escalera.
Era una escena ridícula, puesto que solo estaba a seis escalones arriba.
—¿Es una broma? —Preguntó el rubio, exasperado—. ¿Cómo exactamente te suicidarás? ¿Machacándote la nariz contra el suelo?
—Déjame en paz —Murmuró Ron.
—Es una vergüenza ser tu pareja Weasley —Se cruzó de brazos, ciñendo los ojos—. Si amenazas con hacer algo, hazlo bien carajo.
—Ah ¿Quieres que me mate? —Inquirió, receloso.
—¡No voltees las cosas! —Le advirtió—. ¿Qué demonios tienes contra mi padrino?
—Oh, no lo sé —Ironizó—. Quizá tantos años haciéndonos la vida imposible, humillándonos, insultándonos, entre tantas cosas más.
—¡Él salvo nuestras vidas! —Espetó Harry—. Quizá no era muy amable… ¡pero todo era para mantenernos a salvo!
—¡Eso no lo justifica!
—Ron, te lo diré una vez más —Dijo Draco, tallándose el puente de la nariz—. O dejas de discutir por una decisión que no es tuya o perderás a tu mejor amigo.
—¡Quiero protegerlo!
—¡Gracias pero puedo protegerme bien solo! —Refutó el ojiverde—. ¡Sólo déjame vivir mi vida!
—¡Él te la arruinará!
Harry lanzó un grito de desesperación y golpeó el suelo con el pie, mientras salía del pasillo hacia otro lado.
—¡Vuelve aquí, Potter! ¡Aún no he terminado contigo!
El pelirrojo bajó los escalones y entró a la salita siguiendo a Harry, se detuvo en el umbral de la puerta, mirando como su mejor amigo se había sentado en el sofá, escondiendo la cara en sus rodillas. Su expresión cambió drásticamente a una de culpabilidad.
—Ron —Le dijo con suavidad Hermione, poniéndose a su lado y tomando su mano—. Escucha, Harry ya ha sufrido demasiado… merece estar con quien ama.
—Pero Snape no es bueno para él…
—¿Cómo lo sabes? —Su amigo no respondió, por lo que sonrió conciliadora—. Tampoco quiero que se vaya… ¿sabes?
—Él lo prometió… —Musitó Ron con voz afectada, acercándose al azabache—. Lo prometiste…
Harry alzó la mirada, que se veía triste.
—Prometiste que siempre estaríamos juntos… y ahora quieres abandonarnos.
—Ya te dije que no me voy para siempre, Ron.
—Pero un año es un año.
—Me tendrás aquí más pronto de lo que piensas —Le sonrió—. Vamos Ron, tú también te irás de vacaciones…
—No es comparación, yo solo me voy por un mes.
—¡Eso para mí es mucho tiempo! —Expresó Hermione—. ¡Soy yo la que se quedará sola!
Ron le sonrió a su amiga, que también sonreía. Ella tomó las manos de ambos.
—Vamos chicos, pronto estaremos comiendo un helado en el callejón Diagon los tres. Además, nuestra promesa no se rompe, mientras nos llevemos aquí —Señaló el corazón de Ron—. Y aquí —Esta vez el de Harry—. Y yo siempre los tendré conmigo.
—¿Segura que no nos cambiarás por Zabini? —Preguntó Ron.
—No empezaras conmigo esta vez ¿o sí? —Inquirió con el ceño fruncido. Ron lanzó una risa divertida.
—No, no lo haré.
—¿Entonces? ¿Aceptas la relación de nuestro lindo hermano con el profesor Snape?
—Quizá cuando vuelva a ver el Ford Anglia de papá.
—¡Ron! —Le riñó Hermione.
—Y creo que tiene una fotografía por allí…
El pelirrojo le sonrió a Harry, que correspondió la sonrisa. Harry jaló a Hermione, que a su vez jaló a Ron, ambos cayeron sobre él en el sofá. Los abrazó con mucho cariño.
¿Qué sería de ellos sin Hermione?
—Los quiero chicos —Les dijo.
—Nosotros a ti, Harry —Respondió Hermione—. ¿Verdad Ron?
—Sí, exacto.
Se separaron al notar que los otros tres los habían estado observando desde el pasillo. Ron sonrió apenado a Draco, que solo negó con la cabeza y sonrió de medio lado. Sirius entró y se tiró sobre el sofá vacío con semblante derrotado.
—Mala suerte Ron, yo pensaba incluirte en mi testamento si lo convencías.
—¿Qué? ¿Enserio? —Inquirió el pelirrojo.
—Sí, te iba a dar un cuarenta por ciento de mi fortuna… quizá cincuenta.
—¡Por Merlín!
Un cojín fue a parar a la cara del animago con mucha fuerza. Profirió un quejido de dolor y miró a los tres. Harry tenía mirada de no romper ni un plato, al igual que Hermione… no podía —Ni pudo— saber quién había sido.
* * *
Hermione corrió hacia los brazos de Blaise con una gran y brillante sonrisa iluminando su rostro. Éste la recibió gustoso y giró un par de veces con ella, para luego besarla de una forma suave.
—Ehem… —Carraspeó alguien—. Estamos en público, por Salazar.
Ambos se separaron.
—Deja de cacarear Pansy —Dijo Blaise.
—Yo no "cacareo", idiota —Respondió ella—. Ten más respeto que soy una señorita.
—¿Señorita?
—Ajá, y no te atrevas a decir algo porque te corto la lengua.
—Vale, vale. Mejor entremos ¿ya?
La pelinegra rodó los ojos y asintió. El moreno tomó a Hermione de la mano y ambos se adentraron en el local donde habían quedado para comer. Pansy les miró.
Sintió unos brazos estrecharle por detrás, y una mejilla chocar contra su cuello. Volteó, para encontrarse con la mirada marrón de Neville. El chico sonrió enamorado.
—¿Qué? —Le preguntó. El león se encogió de hombros, apretándola un poquito más.
—Ésta es la tercera cita.
Ella arqueó una ceja, sin comprender en primera instancia. Luego de un momento de una mirada brillante del chico, Pansy sonrió.
—¿Y?
—Y esto —Susurró él.
Neville la giró levemente, acercando su rostro al de ella. Unió sus labios con suavidad, besándole. Pansy correspondió, cerrando los ojos. Blaise y Hermione les miraron desde la puerta, con una sonrisita cómplice y decidieron elegir una mesa.
La pelinegra le miró con una pequeña sonrisa cuando se separaron.
—No me golpeaste —Le dijo Neville en broma.
—¿Quieres que lo haga?
—No, por supuesto que no —Rió.
—Entonces vuelve a besarme —Cerro los ojos, entregándose nuevamente a la caricia. Ésta vez, se giró completamente y apoyó las manos en su pecho—. Te quiero.
—No me quieras —Respondió él en un susurro. Miró directamente a los ojos verdes de la Slytherin, que le observaban esta vez una forma muy distinta—. Pansy… yo…
—Te… amo… —Musitó ella en un hilo de voz.
—¿Cómo? —Le animó, tomando sus manos.
—Te… amo, Neville… Te amo… ¿Feliz?
—Sí, mucho —Contestó, besando sus manos con emoción—. Te amo Pansy, te amo, te amo, te amo.
—Eres demasiado sentimental —Dijo, dándole un empujoncito—. Anda, entremos.
* * *
—¿A dónde iremos?
—A donde tú quieras —Respondió Severus, mirándole de reojo. Ambos caminaban por la estación.
—¿A cualquier lugar que yo quiera? —Inquirió Harry con una sonrisa—. ¿Seguro?
—Seguro —Afirmó—. Si quieres ver todo el mundo, lo verás.
—¿No extrañarás tu empleo?
—Después de años yo también necesito vacaciones, Potter.
—Entonces… ¿A dónde yo quiera?
—¿Quieres que lo deletree?
Harry negó con la cabeza, no dejaba de mirar al hombre, por lo cual no miraba al frente. Severus alzó ambas cejas y sonrió levemente.
—Siempre quise conocer Italia.
—Pues a Italia iremos.
—También China.
—Espero que hables mandarín.
—Apenas y hablo bien mi propio idioma —Rió Harry.
—Y parcel, no olvides el parcel.
—Cierto, el parcel —Aceptó—. ¿Sev?
—Dime, pequeño.
La voz suave y aterciopelada de Snape, había cambiado mucho en los últimos días, ya no le decía "Potter" a menos que estuvieran tonteando y le sonreía. Harry sonrió, definitivamente si eso no era estar enamorado, no sabía que lo era.
—Creo que te amo.
El pocionista se detuvo a mirarlo, quedando frente a frente. Se sintió un poco nervioso, más no cambió su mirada sincera.
—¿Por qué lo dices tan de repente?
—Porque cada vez que te miro, quiero decírtelo.
—Entonces me siento halagado. El gran Harry Potter, ha dicho que me ama.
—Y siéntete importante, no muchos tienen ese privilegio —Bromeó—. Pero sabes… no puedo evitarlo. Me gusta tu aroma, tu voz, tu presencia… entre más lo pienso, más estoy convencido de que hay algo que me atrae a ti…
—¿No son esos los síntomas de un filtro de amor, señor Potter?
Harry sonrió, negando con la cabeza.
—No lo sé… pero debo admitir que Malfoy hizo una poción muy efectiva.
—¿Efectiva? —Inquirió—. ¿Le gustaba ser mujer?
—No —Se apresuró a responder—. No, no es por eso.
—¿Entonces?
—Fue efectiva, porque me hizo enamorarme de verdad, no obsesionarme. Me hizo darme cuenta de lo que estaba allí, esperando ser descubierto.
Severus sonrió, en parte abochornado y en parte de acuerdo con Harry. Eso había sido exactamente lo que había ocurrido en su caso también.
—Vamos Harry —Dijo, moviendo la cabeza y comenzando a caminar—. El tren partirá.
El ojiverde se apuró a seguirle, sonriendo de oreja a oreja.
—Esta vez no saltaré.
—¿Ah, no?
—No.
—Qué gran noticia —Ironizó.
—¿Sabes porque?
—No…
—Pregúntamelo —Le pidió, Snape le miró burlón—. Anda, pregúntamelo.
—Vale ¿Por qué?
—Porque esta vez me voy contigo.
La mirada inocente que los ojos verdes le enviaron, le hicieron sentir como si todo estuviera en su lugar por fin. Asintió levemente y ambos comenzaron a subir al vagón.
—¿Harry?
El azabache se volteó, mirándole desde cuatro escalones más arriba.
—¿Sí?
Acortó la distancia, quedando un escalón debajo, nivelando la estatura entre ellos y le besó repentinamente.
—Te amo.
Harry sonrió radiante y entonces corrió cual niño dentro del vagón.
—Me alegro —Le dijo, asomando solo su cabeza y señalando detrás de Snape—. Porque Sirius dice que vendrá con nosotros.
El pocionista volteó rápidamente, mirando la cara sonriente del animago que acababa de subir con maleta en mano.
—¡Quejicus! ¡Espero que lleves dinero de más! La situación económica en este momento no es buena… ¿Escuchaste que han devaluado el dólar?
Cuando el tren comenzó a moverse, un objeto parecido a un costal fue arrojado a la plataforma...
Remus pensó seriamente que la caída pudo matar a Sirius.
FIN
Damas y caballeros ;_____; hasta aquí ha llegado esta historia. Nada me deprime más ;O; omg.
Les agradezco mucho, mucho, mucho, que me hayan acompañado hasta aquí, hasta el finalín de mi primer Fanfic Snarry ;u; Merlín me siento tan realizada(?)
2016: Y esta fue "Una poción efectiva", espero de todo corazón que les haya gustado
Aún falta el Bonus
Muchos besos y abrazos.
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