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Esa tarde era la reunión del equipo para hablar sobre los datos que habían arrojado las investigaciones, usualmente eran bastante rápidos en descubrir criminales y esta, esperaba Harry no fuera la excepción.
Cuando llegó a la sala de juntas estaba vació; después de la hora de comer todos se iban a sitios diferentes, había ido con Luna y Bill a almorzar, ellos eran sus amigos más grandes, ya que cuando Harry era pequeño Bill era su mal consejero, éste trabajaba en su casa para pagar sus estudios ya que el muchacho era un inefable al igual que la rubia, ambos se conocieron en la facultad y se casaron, eran muy cercanos a él. Gracias a Bill conservaba el mejor recuerdo de su vida.
Se colocó en posición de descanso en la mesa, todos estos días madrugando, ya estaban surtiendo efecto, además ayer había sido todo inesperado.
Pero la semana era joven y él tenia sobrado trabajo; cuando sintió la puerta abrirse tomó una posición más apropiada. Severus entró sin dirigirle la palabra y se sentó, al parecer el hombre venia bastante metido en el informe del caso Malfoy por lo cual no prestó atención.
Harry no se dio por aludido ante esto, solo echó la cabeza para atrás cerrando los ojos, así descansaba un rato.
Severus sabía que Harry estaba allí, pero prefería concentrarse en el trabajo, así que una vez que pudo ojear todo el informe que había emitido la nueva aurora a su despacho estuvo algo más empapado del tema.
Severus dejó a un lado el informe y le preguntó a Harry:
— ¿Viste ayer a Tom Riddle, Potter? –realmente tenia una mezcla de preocupación y curiosidad al respecto.
—Si, lo vi, hable con él, antes de que intentara matar al señor Malfoy –comentó mirando la mesa.
— ¿De que hablaron? –preguntó en tono profesional, cualquier cosa dicha, era importante.
—De lo maravilloso que eran mis ojos y de lo grata que le parecía a Tom Riddle mi compañía, así que… En realidad no es nada relevante –quitándose preocupación.
— ¿Cómo que no relevante? ¡Potter podría ir tras de usted! –exclamó algo molesto y asustado, no quería, no podía permitir que algo o alguien lastimara al ojí verde.
—No creo a menos que me reconozca por los ojos, anoche estaba de pelo rojo –le recordó Harry a su jefe. —Además si él fuera a vengarse de mí, no lo haría conmigo, soy sangre limpia –indicó lanzándole una mirada de advertencia.
Severus sonrió y le preguntó desafiante:
— ¿Preocupado por mi, Potter? Hasta hace poco solo era una basura que lo había Desvalorizado no me salga con esas ahora, si me muero no será su culpa, no va a interesarle –fue casi la orden hiriente que le dio el mayor a Harry.
Harry le miró aturdido, si bien fueron esas sus palabras, eso no quería decir que no le importaba el hombre, porque sin Severus… Sin Severus no sabría que haría.
Estaba en ese dilema cuando entraron a la junta, Ron, Draco, Hermione y dos guardias que venían cuidando al retenido; Sirius iba detrás de éste cauteloso de cualquier movimiento.
El retenido fue colocado en una prisión que le impedía usar magia en el resintió, una de las nuevas invenciones de la época, claro que si se les tenia mucho tiempo allí, podían volverse vulnerables o por el contrario perder su magia.
Severus se levantó y sacando un frasco de Veritaserum lo metió en la boca del hombre instándolo a tragarlo, éste lo hizo de inmediato, el de ojos negros le preguntó:
— ¿Qué hacia la mañana del 1 abril de 2005? –refiriéndose al atentado de ayer.
—Estaba junto a los mortifagos llevando a cabo un plan que nuestro señor nos ordenó, Tom Riddle quiere las acciones del consorcio para hacerse del dinero, poder armarnos contra magos y muggles, así cumplir nuestra venganza –informó el hombre monótonamente.
Severus que estaba usando la legeremancia para comprobar las palabras del hombre, supo que no mentía, nunca confiaba en las pociones, podían ser controladas con la mente.
Harry se dirigió al mortífago:
—Señor Nott ¿Podría darnos la dirección del cuartel? –preguntó Harry con anhelo.
—No soy el guardián del secreto, pero… Puedo llevarlos hasta él. –fue lo que dijo al ver como Sirius apuntaba más rígidamente con su varita en su cuello.
— ¿Qué criaturas tienes bajo su ejercito? –preguntó Sirius cabreado, odiaba a esa gente que solo vivía para hacer daño a otros.
—Hasta ahora creo que solo han sido algunos hombres lobo y tal vez… Inferís, pero del resto… No ha conseguido mucho, nuestra causa no es valorada como se debe –explicó Nott temblando al sentir cada vez más la punta de la varita del otro clavarse en su nuca.
— ¿Eso es todo lo que sabes? –preguntó Ronald con astucia.
—Sé que… Ellos van a atacar una población muggle pronto, Priven Drivet, creo que allí se crió nuestro señor y va a vengarse, va a estar todo su ejercito, es todo lo que sé –informó algo molesto al verse descubierto, si bien era cierto que el veritaserum le obligaba decir la verdad, a veces podía manejarla un poco, pero con todos esos magos, sabia que era imposible mentir.
— ¿Cuándo será el ataque? –interrogó una hábil Hermione quien había estado escuchando y anotando todo lo que oía.
—Creo que será esta noche –fue la respuesta temerosa que dio.
Severus suspiró y les dijo a los guardias de las celdas del ministerio.
—Llévenlo de nuevo, avisen a Azkaban para que lo busquen hasta que se realice el juicio –ordenó a los hombres y estos asintieron obedientes.
Sirius dijo:
—Voto porque hagamos una emboscada, aunque deben saber que vamos, aun así podríamos sorprenderlos, hay muchos aurores capacitados estarán dispuestos a ir, mientras con más acabemos mejor –opinó el ojí azul entusiasmado con la lucha.
—Estaríamos arriesgando a muchos hombres, es mejor actuar con cautela –fue la respuesta de Severus ante la proposición.
— ¡Hay que hacer algo! No me importa ir a la lucha –exclamó Harry seguro de sus palabras.
Severus meditó un rato, no quería perder hombres, pero si no iban, perderían todo rastro de Riddle y era mejor zanjar todo de una buena vez, y le habló a sus compañeros al llegar a una conclusión.
—Iremos pero como policías desalojaremos a los muggles, luego tomaremos sus lugares y atacaremos. Nadie, absolutamente nadie aquí se va a hacer el héroe, solo van a exterminar, entre más caigan más paz tendremos, si llegan a ver a Riddle, “Avada” es la opción. ¿Quedo claro? –preguntó mirando a los presentes.
—Si señor –dijeron estando de acuerdo.
—Reunirán a los mejores de cada rango para esta misión, conmigo Irán: Black, Potter, y Tonks. Los demás agrúpense de cuatro con cada compañero de rango –pidió dándole a entender que podían salir.
Harry no salió, después de todo estaba en el grupo de Severus, cosa que era un poco “extraña” ya que nunca antes lo había elegido para formar grupo, pero ahora… Severus Snape era un aprovechador.
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Cuando ya era de noche todos estaban en sus lugares, preparados.
Habían esperado mucho tiempo y podía casi asegurar que todos estaban cansados, pero aun así darían el máximo en ese cruce de hechizos.
Cuando los mortifagos empezaron a aparecer y a buscar atacar a los muggles indefensos, se encontraron con que en vez de eso un grupo de distinguidos aurores les esperaba, las maldiciones no se hicieron esperar, “Desmaius”, “Expelliarmus”, estaban a la orden del día, por no mencionar otros más drásticos.
Harry vio a muchos aurores metidos en la lucha encarnecida, aunque ninguno como Severus que se llevaba por delante sin mirar a cualquier mortifago con un simple “Avada” o lo suficiente heridos para no salir de esta, el hombre odiaba a los mortifagos y sabía porque… Pocos años después, Severus tendría 10, supo que la mujer que le dio la vida fue encontraba debajo de la marca tenebrosa y que había sido vejaba por esos tipos, a pesar de ser una sangre limpia, todo por casarse con un muggle y tener un mestizo, nunca Severus se lo dijo a alguien más excepto a él, pero eso había sido doloroso para él.
Harry tambien lanzaba “avadas”, pero al no ser su encantamiento favorito, casi siempre optaba por dejarlos desmayados o herirlos de gravedad, donde su muerte no fuera seguro, le hacía pesar menos la conciencia, aunque esas lacras, no merecían tal respeto.
No supo cuanto duro la batalla, solo que cuando se dieron cuanta el campo estaba barrido de mortifagos heridos o muertos, tambien pudo ver algunos inferís. Para la desgracia de todos, Tom Riddle había escapado, informó Sirius quien tenía una fea herida en la pierna.
Aun así todos estuvieron más aliviados, porque su ejercito quedó resumido a nada, por lo cual Riddle se veía en un gran aprieto, seguramente haría algo torpe que lo delataría.
Al llegar al ministerio dejaron encerrados a los que los hechizos no les habían matado y fueron a la enfermería a curarse las heridas; Harry solo tenia que hacerse las curas de la fea que se había hecho ayer y una nueva que tenia en la espalda.
Cuando llegaron ya habían varios allí, uno de ellos era Severus quien tenía una varita clavada en el abdomen, este frunció al seño cuando se la quitaron y aguantó los quejidos de dolor cuando empezaron a desinfectarle la herida.
Otro era Ronald junto a Draco, quien se había quedado en el ministerio y por lo visto le daba apoyo moral, veía como le cerraban una herida en el hombro.
Hermione la pobre se había fracturado un hueso del brazo pero ya estaba recuperándolo gracias a las enfermeras.
Tambien estaba Sirius en ese plan por lo cual ambos hablaban juntos, llevando el dolor, esperando que sus familiares vinieran a ayudarlos.
Se sentó en una silla a esperar, pero pronto llegaron a atenderlo, quitándose la camisa, ya que el chaleco ni recordaba donde lo había dejado, se subió a una camilla, el destino lo juntaba a Severus quien descansaba un poco, al lado.
La mujer le curó completamente la herida anterior y le cerró esta instantáneamente ya que no era tan profunda como había sido la de ayer.
Severus preguntó en modo chiste a los presentes:
— ¿Alguien quiere un trago, baile y cama? –como respuesta le tiraron un envase de agua oxigenada, riendo continuo. —Vamos… ¿Alguien que me acompañe a mi casa?
Tonks le respondió
—Dile a tu novio Potter que te lleve a tu casa y así aprovechan de reconciliarse, has estado insoportable por su culpa –mientras veía como le cerraban las heridas del pecho.
Harry casi cae de la cama al escuchar eso, pero solo consiguió replicar:
— ¡Hey no soy su novio! Y no voy reconciliarme con él –levantándose de la camilla para ponerse la camisa.
Severus quien había reído un poco con la respuesta dijo:
—Es cierto, no es mi novio, somos ¡amigos! Y él no me quiere –haciendo lo que se pudo considerar un puchero mientras miraba a Harry.
—Amigos ¡ja! –dijo la enfermera cabreada. —Escríbanlo chicos, acabaran casados y tendrán hijos, los veremos viejos juntos.
Severus hizo una sonrisa torcida y con voz sexy le preguntó a la enfermera que era una señora ya mayor, pero muy querida por todos, Pomfrey.
— ¿Por qué me quieres casar?, no ves que soy joven, estoy en la flor de la vida –sonriendo abiertamente.
—Si en la flor de podrirte, cásate muchacho, te están esperando –dijo señalando a Harry con los labios.
Severus miró hacia Harry quien ya estaba listo para irse. Suspirando se dio cuenta que seria una larga noche en ese lugar, porque sin Harry, nadie más le ayudaría a marcharse.
Harry miró a Severus antes de irse, le dolía dejarlo allí y solo, pero era mejor mantenerse lejos de lo que tanto le lastimaba.
Capitulo 4