La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Atados por una promesa. Capitulo 3. Las acciones de Severus

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Valethsnape
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MensajeTema: Atados por una promesa. Capitulo 3. Las acciones de Severus   Atados por una promesa. Capitulo 3. Las acciones de Severus I_icon_minitimeDom Mar 15, 2009 5:57 pm

Esa mañana no tenía ganas de levantarse e ir al trabajo, era sencillamente el saber que Harry no le sonreiría esa mañana lo que le hacía cabrearse consigo mismo por ser tan insensible. ¡Como había podido marcharse sabiendo que Harry estaba en misión! Fue una torpeza, una que le estaba costando cara.

Se fue a la ducha, sentir el agua caliente correr por su piel le relajaba bastante, era como huir de su mundo por quince minutos.

Pasó un par de segundos sin pensar nada más que en la satisfacción de estar allí, por minutos deseó no estar solo en esa ducha, pero como siempre había sido un crió calenturiento, cosa que aun no se le quitaba, le restó importancia al sentimiento de soledad.

Salió con la toalla amarrada a su cintura y se dirigió al espejo, donde un muchacho de 26 años le devolvió la mirada, sus ojos negros imperturbables estaban un poco opacos, claramente por la perdida de su amigo.

Recorrió con la vista su cuerpo, había cambiado mucho de cuando era un crió de 17 años, su pecho había adquirido musculatura y había desarrollado más su altura y fuerza. Definitivamente tenia de que valerse para sus conquistas.

Pero eso ya no cobraba tanta importancia si Harry no estaba en su vida para apoyarlo, consolarlo y hasta consentirlo, ni siquiera aunque fuera para burlarse de él.

Se sentó en su cama sintiendo desdicha de si mismo, ¿Cómo podía haber lastimado a su amigo así? Su Harry, quien siempre había estado allí, incluso en los momentos más duros, cuando creyó, que no quedaba más razón para vivir. ¡Que poco justo!

Pasando su mano por su rostro, sintió desesperación, caminó hacia su armario y escogió una túnica verde hoja bastante elegante.

Buscó su camisa blanca de seda y con parsimonia se la colocó, también los pantalones negros de vestir que se ajustaban a su silueta. Sobre ellos la túnica imponente de gamuza verde. Se pusó sus elegantes zapatos negros, peinó su cabello, amarrándolo en una coleta, se roció su perfume favorito y se dio el visto bueno para ir al trabajo. Agarrando el profeta como todas las mañana fue camino a su red de flu, rumbo a enfrentarse con sus compañeros de trabajo, iba a dar y recibir algunos regaños.



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Harry se había levantando esa mañana con ánimos, se colocó el pantalón jeans negro más ceñido que consiguió y para completar una camisa gris manga larga bastante lujosa sus tenis negros y revolvió su cabello al máximo, quería aparentar por una vez ser un fértil, habría que ver que obtendría de eso. No deseaba vivir en la oscuridad.

Una vez así se pusó una chaqueta del mismo color de la camisa, pero era larga, parecía un inspector o detective privado. Pero le gustaba su apariencia, así que muy cómodamente se dirigió a la chimenea. Como aun no resolvían al caso Malfoy tendrían que estar de averiguaciones.

Cuando aterrizó en el suelo del ministerio supo que la suerte del día anterior se había marchado, pero no el dolor de las heridas, tanto las físicas como las emocionales.

Se levantó lo más dignamente posible y caminó hasta el elevador, curiosamente estaba solo, pero esto no duro mucho porque antes de que se cerrara para su desgracia entró un hombre de imponente presencia que no podía ser otro que Severus.

El de ojos negros que iba algo apresurado no le hubiese reconocido de no ser por los ojos verdes que le miraban con indiferencia.

—Harry ¿Eres tú? –Totalmente asombrado por la vestimenta tan diferente que cargaba su amigo, él sabia que Harry odiaba arreglarse, era de los que se tiraban la primera túnica que estuviera en su closet, pero esta vez, era lo contrario.

—Si jefe soy yo, le pediría el favor que me tratara de usted, para mantener las distancias y los respetos –apuntó sin mirar a los ojos al hombre.

Severus nada contento con eso paró el elevador; arrinconando a Harry en una esquina del ascensor le dijo:

— No puedes hacerme esto Harry, sabes que… Jamás por nadie me alejaría sabiendo que estas en peligro en una misión apropósito, estas siendo injusto –mirando los ojos de Harry, quería que el otro buscara la sinceridad de sus palabras en ellos, pero Harry estaba poco dispuesto a ceder.

Harry bufó y clavando sus ojos verdes en los negros de Severus le espectó molesto:

—Poco me importan sus patéticas excusas jefe, usted debía estar con su gente pero por el contrario, nos abandonó y no solo a mi, si no a todo el departamento, no teníamos un guía. Si hubiésemos fallado,…Tal vez… -la voz de Harry de quebró un poco. — Tal vez Ron y yo, estaríamos muertos. Y sería su culpa, pero usted es demasiado promiscuo para entender eso.

Severus le miró con miedo mal disimulado y por minutos sintió que no sabría que hacer si las palabras de Harry se hubiesen vuelto ciertas, ese pensamiento le aterrorizó, más de lo que hubiese imaginado.

Harry volvió a poner en marcha el elevador, pero cuando estaba por llegar sintió que Severus le abrazada y le decía al oído:

—Si eso hubiera sucedido, jamás me lo hubiera perdonado Harry, no se que haría sin ti, por favor, no deseches nuestra amistad así.

Harry se volteó y mirándolo le preguntó retóricamente:

— ¿He sido yo el culpable de esto? –bajó la mirada conteniendo sus lagrimas, para luego decir firmemente. — No Snape, no quiero nada que venga de ti, solo quiero olvidar.

Severus aferró el brazo de Harry una vez que el elevador se detuvó y abrió la puerta en el departamento de aurores, donde ya algunos le miraban extrañados por la escena.

Harry se soltó bruscamente, empezó a caminar decidido a su despacho, Severus le decía caminando atrás de él:

—Me prometiste ser mi amigo por siempre, o ¿Lo olvidaste Potter? –dijo con tono que haría temblar hasta a Harry.

Harry se volteó y tragando saliva de los nervios respondió:

—No, solo estoy esperando poder volver a ver al Severus que le hice esa promesa y no a este desconocido –apuntó, señalándole con desprecio.

Severus se tensó pero plantándosele en frente le susurró peligrosamente cerca.

—Ese Severus, se quedó con las ilusiones destrozadas junto a un riachuelo el 1 agosto de 1995. Y creo que no solo yo me quede allí –mostrando un profundo pesar al tocar el tema.

Harry le miró espantado, retrocedió asustado, no entendía a Severus, sus palabras, nada tenia sentido. Severus que vio la acción, supo que en vez de arreglar las cosas, había metido más la pata. Harry se recargó contra una pared y cerró los ojos, veía los recuerdos golpear su mente con rapidez. Porque si dolía tanto Severus le hacía recordarlo y más así, frente a todos. Era humillante.

Y aun así, Severus tenía razón, una parte de él se había quedado allí esa primera vez, esa parte que le hacía amar a Severus con toda el alma, esa que le desafiaba a tocarlo y dejarse tocar por él, esa que le estaba pidiendo desesperadamente que perdonara al de ojos negros.

Severus mientras tanto seguía en silencio observando las reacciones de Harry, éste a la final enfrentó su mirada y le aseguró:

—Ya no es ese domingo de verano, ya no tenemos 15 años, ya no eres mi mejor amigo. ¿Sabes?… desearía no haber accedido jamás, porque yo valía demasiado –y acercándose a su ex amigo le susurró- hasta que tú me tocaste

Severus vio como Harry se iba presuroso a su despacho, él se quedo allí de piedra, esas palabras… esa mirada… se tapó los ojos con las manos, no iba a llorar, no iba a hacerlo. Nunca.

El ojí verde se encerró en su despacho, dejó salir unas lágrimas de impotencia pero se las limpio rápidamente al ver a la chica de anoche sentada en su nuevo escritorio, era su nueva compañera.

Ésta aunque parecía estar absorta en otras cosas, le dijo mientras revisaba el papeleo.

—Puedes llorar, no se lo diré a nadie –como buscando ganarse su confianza, pero Harry refutó.

—Seria el colmo ¿no? –sintiéndose desafíante ante esta nueva muchacha que había trastocado su vida.

La chica le miró comprensiva y caminando hasta sentarse frente a él, le habló:

—Harry sé que desde ayer no soy tu persona favorita, pero quiero que sepas que deseo tener una buena relación con mis compañeros de trabajo, ayer falle y es que… estaba desde hace mucho tiempo ilusionada con Snape pero me abrió los ojos a la realidad, no quería lastimarte, si lo amas, debes luchar por él. -fue el consejo que le dio la chica posando su mano sobre la de Harry.

Harry retiró su mano, levantándose le habló puntualizando sus faltas.

—Es cierto ayer debiste estar en la misión –mostrándose duro. —Es una gran irresponsabilidad, espero que tu cerebro pueda recompensarlo.

—Tranquilo como te dije, la señorita yo soy boba Granger le dio por usar sus encantos femeninos para conseguir lo que quería ayer, pero salí perdiendo, así que, solo trabajo de ahora en adelante –la chica apenada le dijo. —Iré a investigar sobre la vida y obra de los retenidos y del hombre que huyo, si encuentro algo interesante les cuento a mis “compañeros”

Harry la vio marcharse, así que era ella quien había seducido a Severus, eso no le quitaba culpa al hombre, pero le daba una razón más para no gustarle esa chica de ojos de panal de abeja (de un feo panal de abeja) señaló Harry a su mente.

Ron llegó poco después con cara de no haber dormido demasiado, éste se sentó y agarró de la maquina un café cargado para despertarse bien, luego le comentó algo soñoliento.

—Anoche no pude dormir por el jodido y más que buenazo rubio de pacotilla ese, ¿Puedes creer? que se metió en todos mis sueños, lo conocí ayer… ¡Válgame Merlín! –se lamentó tomando su café con lentitud.

Harry estaba riendo cuando alguien tocó; entró con algo de vergüenza al despacho, ¡para que decir! hablando del rey de roma y el rey que se asoma, Draco Malfoy estaba en la puerta mirando a Ronald con cierto sonrojo que Harry conocía muy bien, porque muchas veces lo ostentaba.

El ojí verde sintiendo que sobraba dijo:

—Lo siento chicos voy con Hermione a hacer investigación, puedes sentarte aquí en mi silla Malfoy, no me molesta, supongo que Ron es tu guardián personal hasta que se aclare todo –comentó con una sonrisa un poco burlona, levantando una ceja salió deseándole suerte al pelirrojo.

Ron le dio una sonrisa a Draco y le invitó un café, éste asintió y sonrojado se sentó frente al escritorio del otro, no sabía porque pero parecía que las cosas malas tambien traían cambios buenos inesperados.



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Cuando llegó hasta donde estaba la castaña, que era el archivo electrónico del departamento de aurores, ésta le informó emocionada:

—Tom Riddle según estos datos fue a Hogwarts en la época de Lucius Malfoy, sabes que fue el que inicio toda esta revuelta de la pureza de la sangre; creó un grupo de llamados “mortífagos” para exterminar a gente mestiza y no magos. Lo cierto es que según rumores Tom era de ese grupo, pero nunca se pudo comprobar y quedo libre, una vez que murió Malfoy, todo esto acabó, pero que mejor forma de volver a recomenzarlo con su hijo. ¿Qué mejor forma que usar a Draco Malfoy como tapadera? Así nos centraríamos en él y olvidaríamos sus negras intenciones, con esa empresa solo buscaba fondos, los obtuvo, ahora es una amenaza –declaró la chica dejándolo sorprendido por su fría y rápida lógica.

—Si es cierto, hay que plantearlo en la junta esta tarde, esto parece ponerse peliagudo –fue lo que expresó Harry con turbación. Él no era mestizo pero Severus si lo era, y Tom Riddle le juró venganza, por más que deseara odiar a Severus, sentía miedo por lo que pudiera sucederle.

Hermione cerró el aparato electrónico para buscar información, ésta era brindaba según el rango que tenía y tus casos asignados, no te dejaban a conocer más de lo necesario, excepto tal vez para los jefes de aurores como Severus o el ministro de magia.

La chica caminó a su lado hasta la entrada del departamento donde habían unas mesas para descansar o sentarse a tomar algo que hubieran traído del cafetín del ministerio.

— ¿Sabes? no soy tan mala gente, solo me acosté con tu querido, no quiere decir que sea un monstruo, hasta soy Gryffindor igual que tú –comentó sonriéndole.

Harry alzó la mirada y sonriéndole le contestó:

—Pues es bueno tener más leones en el equipo, ¿Qué dijo tu tía cuando le dijiste que deseabas ser aurora? –preguntó sintiéndose curioso, la anciana aunque era firme y decidida, era bastante diplomática.

—No creo haberle dicho, un día solo informe; me inscribí en la académica y ya, decisión tomada. Fue algo así –comentó riendo un poco al recordar el momento.

—Cuando se lo comenté a mi mamá, ya estaba inscrito claro, ella se desmayó y luego lloró histérica diciendo que Su pobre niño papá solo me felicitó, al igual que Severus. Esos dos… Se quieren mucho –dijo sintiéndose melancólico.

Hermione le dio una pequeña sonrisa y mirando hacia donde estaba la taquillera del departamento, que era donde llegaban los recados, le susurró mirando hacia allá:

—Pues allá esta tu bombón hablando con otro bombón mientras nos observan, creo que Severus siente algo por ti, deberías preguntárselo –dándole una pequeña y confidente sonrisa.

Harry no quería voltear para quedar como idiota, pero la muchacha le pasó un espejo en el que pudo ver a Severus y Sirius hablando mientras le miraban de vez en cuando, ese canuto, siempre le daba malos consejos a Severus, le odiaba, bueno, hoy odiaba a medio mundo.

Severus mientras tanto le explicaba a Sirius; pacientemente ya que el hombre parecía estar alucinando aun con el hecho de que se hubiera ido ayer a la cama con la castaña que estaba en la mesa.

—No fue muy bueno, así que tranquilo perrito, él llego y nos vio en media faena, me sentí como una mierda –declaró el ojí negro bajando la mirada.

Sirius se rió y poniendo sus manos en los hombros le dijo:

—Amigo te fregaste, tienes el síndrome post traumático de la amistad, ¡te clavaste! –mostrándole una sonrisa que Severus quería borrar a punta de puñetazos si seguía por ese camino.

Severus ignoró a Sirius quien le comentaba sus experiencias con Remus al saberse enamorado, miró a Harry, éste se sonrojo al sentirse atrapado por él.

Sonrió…..Ese era su niño, su precioso niño. ¡No podía estar!… No otra vez…
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MensajeTema: Capitulo 3: Las acciones de Severus II   Atados por una promesa. Capitulo 3. Las acciones de Severus I_icon_minitimeDom Mar 15, 2009 5:57 pm

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Esa tarde era la reunión del equipo para hablar sobre los datos que habían arrojado las investigaciones, usualmente eran bastante rápidos en descubrir criminales y esta, esperaba Harry no fuera la excepción.

Cuando llegó a la sala de juntas estaba vació; después de la hora de comer todos se iban a sitios diferentes, había ido con Luna y Bill a almorzar, ellos eran sus amigos más grandes, ya que cuando Harry era pequeño Bill era su mal consejero, éste trabajaba en su casa para pagar sus estudios ya que el muchacho era un inefable al igual que la rubia, ambos se conocieron en la facultad y se casaron, eran muy cercanos a él. Gracias a Bill conservaba el mejor recuerdo de su vida.

Se colocó en posición de descanso en la mesa, todos estos días madrugando, ya estaban surtiendo efecto, además ayer había sido todo inesperado.

Pero la semana era joven y él tenia sobrado trabajo; cuando sintió la puerta abrirse tomó una posición más apropiada. Severus entró sin dirigirle la palabra y se sentó, al parecer el hombre venia bastante metido en el informe del caso Malfoy por lo cual no prestó atención.

Harry no se dio por aludido ante esto, solo echó la cabeza para atrás cerrando los ojos, así descansaba un rato.

Severus sabía que Harry estaba allí, pero prefería concentrarse en el trabajo, así que una vez que pudo ojear todo el informe que había emitido la nueva aurora a su despacho estuvo algo más empapado del tema.

Severus dejó a un lado el informe y le preguntó a Harry:

— ¿Viste ayer a Tom Riddle, Potter? –realmente tenia una mezcla de preocupación y curiosidad al respecto.

—Si, lo vi, hable con él, antes de que intentara matar al señor Malfoy –comentó mirando la mesa.

— ¿De que hablaron? –preguntó en tono profesional, cualquier cosa dicha, era importante.

—De lo maravilloso que eran mis ojos y de lo grata que le parecía a Tom Riddle mi compañía, así que… En realidad no es nada relevante –quitándose preocupación.

— ¿Cómo que no relevante? ¡Potter podría ir tras de usted! –exclamó algo molesto y asustado, no quería, no podía permitir que algo o alguien lastimara al ojí verde.

—No creo a menos que me reconozca por los ojos, anoche estaba de pelo rojo –le recordó Harry a su jefe. —Además si él fuera a vengarse de mí, no lo haría conmigo, soy sangre limpia –indicó lanzándole una mirada de advertencia.

Severus sonrió y le preguntó desafiante:

— ¿Preocupado por mi, Potter? Hasta hace poco solo era una basura que lo había Desvalorizado no me salga con esas ahora, si me muero no será su culpa, no va a interesarle –fue casi la orden hiriente que le dio el mayor a Harry.

Harry le miró aturdido, si bien fueron esas sus palabras, eso no quería decir que no le importaba el hombre, porque sin Severus… Sin Severus no sabría que haría.

Estaba en ese dilema cuando entraron a la junta, Ron, Draco, Hermione y dos guardias que venían cuidando al retenido; Sirius iba detrás de éste cauteloso de cualquier movimiento.

El retenido fue colocado en una prisión que le impedía usar magia en el resintió, una de las nuevas invenciones de la época, claro que si se les tenia mucho tiempo allí, podían volverse vulnerables o por el contrario perder su magia.

Severus se levantó y sacando un frasco de Veritaserum lo metió en la boca del hombre instándolo a tragarlo, éste lo hizo de inmediato, el de ojos negros le preguntó:

— ¿Qué hacia la mañana del 1 abril de 2005? –refiriéndose al atentado de ayer.

—Estaba junto a los mortifagos llevando a cabo un plan que nuestro señor nos ordenó, Tom Riddle quiere las acciones del consorcio para hacerse del dinero, poder armarnos contra magos y muggles, así cumplir nuestra venganza –informó el hombre monótonamente.

Severus que estaba usando la legeremancia para comprobar las palabras del hombre, supo que no mentía, nunca confiaba en las pociones, podían ser controladas con la mente.

Harry se dirigió al mortífago:

—Señor Nott ¿Podría darnos la dirección del cuartel? –preguntó Harry con anhelo.

—No soy el guardián del secreto, pero… Puedo llevarlos hasta él. –fue lo que dijo al ver como Sirius apuntaba más rígidamente con su varita en su cuello.

— ¿Qué criaturas tienes bajo su ejercito? –preguntó Sirius cabreado, odiaba a esa gente que solo vivía para hacer daño a otros.

—Hasta ahora creo que solo han sido algunos hombres lobo y tal vez… Inferís, pero del resto… No ha conseguido mucho, nuestra causa no es valorada como se debe –explicó Nott temblando al sentir cada vez más la punta de la varita del otro clavarse en su nuca.

— ¿Eso es todo lo que sabes? –preguntó Ronald con astucia.

—Sé que… Ellos van a atacar una población muggle pronto, Priven Drivet, creo que allí se crió nuestro señor y va a vengarse, va a estar todo su ejercito, es todo lo que sé –informó algo molesto al verse descubierto, si bien era cierto que el veritaserum le obligaba decir la verdad, a veces podía manejarla un poco, pero con todos esos magos, sabia que era imposible mentir.

— ¿Cuándo será el ataque? –interrogó una hábil Hermione quien había estado escuchando y anotando todo lo que oía.

—Creo que será esta noche –fue la respuesta temerosa que dio.

Severus suspiró y les dijo a los guardias de las celdas del ministerio.

—Llévenlo de nuevo, avisen a Azkaban para que lo busquen hasta que se realice el juicio –ordenó a los hombres y estos asintieron obedientes.

Sirius dijo:

—Voto porque hagamos una emboscada, aunque deben saber que vamos, aun así podríamos sorprenderlos, hay muchos aurores capacitados estarán dispuestos a ir, mientras con más acabemos mejor –opinó el ojí azul entusiasmado con la lucha.

—Estaríamos arriesgando a muchos hombres, es mejor actuar con cautela –fue la respuesta de Severus ante la proposición.

— ¡Hay que hacer algo! No me importa ir a la lucha –exclamó Harry seguro de sus palabras.

Severus meditó un rato, no quería perder hombres, pero si no iban, perderían todo rastro de Riddle y era mejor zanjar todo de una buena vez, y le habló a sus compañeros al llegar a una conclusión.

—Iremos pero como policías desalojaremos a los muggles, luego tomaremos sus lugares y atacaremos. Nadie, absolutamente nadie aquí se va a hacer el héroe, solo van a exterminar, entre más caigan más paz tendremos, si llegan a ver a Riddle, “Avada” es la opción. ¿Quedo claro? –preguntó mirando a los presentes.

—Si señor –dijeron estando de acuerdo.

—Reunirán a los mejores de cada rango para esta misión, conmigo Irán: Black, Potter, y Tonks. Los demás agrúpense de cuatro con cada compañero de rango –pidió dándole a entender que podían salir.

Harry no salió, después de todo estaba en el grupo de Severus, cosa que era un poco “extraña” ya que nunca antes lo había elegido para formar grupo, pero ahora… Severus Snape era un aprovechador.



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Cuando ya era de noche todos estaban en sus lugares, preparados.

Habían esperado mucho tiempo y podía casi asegurar que todos estaban cansados, pero aun así darían el máximo en ese cruce de hechizos.

Cuando los mortifagos empezaron a aparecer y a buscar atacar a los muggles indefensos, se encontraron con que en vez de eso un grupo de distinguidos aurores les esperaba, las maldiciones no se hicieron esperar, “Desmaius”, “Expelliarmus”, estaban a la orden del día, por no mencionar otros más drásticos.

Harry vio a muchos aurores metidos en la lucha encarnecida, aunque ninguno como Severus que se llevaba por delante sin mirar a cualquier mortifago con un simple “Avada” o lo suficiente heridos para no salir de esta, el hombre odiaba a los mortifagos y sabía porque… Pocos años después, Severus tendría 10, supo que la mujer que le dio la vida fue encontraba debajo de la marca tenebrosa y que había sido vejaba por esos tipos, a pesar de ser una sangre limpia, todo por casarse con un muggle y tener un mestizo, nunca Severus se lo dijo a alguien más excepto a él, pero eso había sido doloroso para él.

Harry tambien lanzaba “avadas”, pero al no ser su encantamiento favorito, casi siempre optaba por dejarlos desmayados o herirlos de gravedad, donde su muerte no fuera seguro, le hacía pesar menos la conciencia, aunque esas lacras, no merecían tal respeto.

No supo cuanto duro la batalla, solo que cuando se dieron cuanta el campo estaba barrido de mortifagos heridos o muertos, tambien pudo ver algunos inferís. Para la desgracia de todos, Tom Riddle había escapado, informó Sirius quien tenía una fea herida en la pierna.

Aun así todos estuvieron más aliviados, porque su ejercito quedó resumido a nada, por lo cual Riddle se veía en un gran aprieto, seguramente haría algo torpe que lo delataría.

Al llegar al ministerio dejaron encerrados a los que los hechizos no les habían matado y fueron a la enfermería a curarse las heridas; Harry solo tenia que hacerse las curas de la fea que se había hecho ayer y una nueva que tenia en la espalda.

Cuando llegaron ya habían varios allí, uno de ellos era Severus quien tenía una varita clavada en el abdomen, este frunció al seño cuando se la quitaron y aguantó los quejidos de dolor cuando empezaron a desinfectarle la herida.

Otro era Ronald junto a Draco, quien se había quedado en el ministerio y por lo visto le daba apoyo moral, veía como le cerraban una herida en el hombro.

Hermione la pobre se había fracturado un hueso del brazo pero ya estaba recuperándolo gracias a las enfermeras.

Tambien estaba Sirius en ese plan por lo cual ambos hablaban juntos, llevando el dolor, esperando que sus familiares vinieran a ayudarlos.

Se sentó en una silla a esperar, pero pronto llegaron a atenderlo, quitándose la camisa, ya que el chaleco ni recordaba donde lo había dejado, se subió a una camilla, el destino lo juntaba a Severus quien descansaba un poco, al lado.

La mujer le curó completamente la herida anterior y le cerró esta instantáneamente ya que no era tan profunda como había sido la de ayer.

Severus preguntó en modo chiste a los presentes:

— ¿Alguien quiere un trago, baile y cama? –como respuesta le tiraron un envase de agua oxigenada, riendo continuo. —Vamos… ¿Alguien que me acompañe a mi casa?

Tonks le respondió

—Dile a tu novio Potter que te lleve a tu casa y así aprovechan de reconciliarse, has estado insoportable por su culpa –mientras veía como le cerraban las heridas del pecho.

Harry casi cae de la cama al escuchar eso, pero solo consiguió replicar:

— ¡Hey no soy su novio! Y no voy reconciliarme con él –levantándose de la camilla para ponerse la camisa.

Severus quien había reído un poco con la respuesta dijo:

—Es cierto, no es mi novio, somos ¡amigos! Y él no me quiere –haciendo lo que se pudo considerar un puchero mientras miraba a Harry.

—Amigos ¡ja! –dijo la enfermera cabreada. —Escríbanlo chicos, acabaran casados y tendrán hijos, los veremos viejos juntos.

Severus hizo una sonrisa torcida y con voz sexy le preguntó a la enfermera que era una señora ya mayor, pero muy querida por todos, Pomfrey.

— ¿Por qué me quieres casar?, no ves que soy joven, estoy en la flor de la vida –sonriendo abiertamente.

—Si en la flor de podrirte, cásate muchacho, te están esperando –dijo señalando a Harry con los labios.

Severus miró hacia Harry quien ya estaba listo para irse. Suspirando se dio cuenta que seria una larga noche en ese lugar, porque sin Harry, nadie más le ayudaría a marcharse.

Harry miró a Severus antes de irse, le dolía dejarlo allí y solo, pero era mejor mantenerse lejos de lo que tanto le lastimaba.

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