La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Atados por una promesa. Capitulo 4. Como a los quince años

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Valethsnape
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MensajeTema: Atados por una promesa. Capitulo 4. Como a los quince años   Atados por una promesa. Capitulo 4. Como a los quince años I_icon_minitimeDom Mar 15, 2009 5:58 pm

Estaba caminando por el patio de la que fue su casa hasta los 20 años, que fue cuando pudo mudarse a su propio departamento y comenzar su vida loca. La casa no había cambiado nada, seguía siendo esa gran mansión por la que corría cuando era culpable de una nada saludable travesura, y esos fines de semana que venían a hacer parrillada los Potter con su padre, se la pasaba en grande jugando a ser un héroe que salvaba a Harry, esos eran Buenos recuerdos

Se sentó en la grama con esa inmensa desolación en el pecho; anoche había dormido la gran parte de las horas nocturnas en la enfermería del departamento hasta que llegó su padre a buscarlo y lo llevó a la que era su casa. Cuando le preguntó como había sabido le dio una de esas miradas cómplices que solo padre e hijo pueden entender y Severus supo que había sido… Harry.

El viento anunciaba que se acercaba el verano, porque estaba con esos tintes de calor que te hacían añorar el frió invernal, una taza de chocolate caliente y unas mantitas junto a Harry en la chimenea.

Harry

¿Por qué Harry era su todo? ¿Desde cuando se había vuelto Harry tan indispensable? Porque no podía estar feliz si no veía esos ojitos mirándole con ternura, extrañaba todo de él, su presencia, sus abrazos, sus besos, sus regaños. ¡Diablos eso estaba mal!

Miró el jardín de su casa, cuantas veces allí no había jugado a las carreras con Harry, ellos siempre fueron inseparables, Harry fue como el hermano que siempre quiso tener y para Harry él fue el hermano que nunca tuvo.

Los dos, siempre juntos, solían oír comentarios como “Hacen una bonita pareja” “los van a juntar cuando estén grandes” y eso era cuando eran unos crios que no sabían de mundo, ya grandes les preguntaban “¿Es tu novio?” “¿Te gusta?” ambos solían sonrojarse para decir un claro y rotundo NO.

Ya adultos las cosas era iguales, siempre juntos, muchas mujeres se alejaban de él por Harry, aunque nunca llegó a decirle al moreno. Ellas creían que Harry era su pareja o que estaba enamorado del ojí verde, ya que siempre lo mencionaba, algunas solo le decían que “Cuando pasara el tiempo”… Iba a darse cuenta de la realidad y era que amaba a Harry

Él nunca les hacía caso, porque Harry era su amigo y sabia que siempre iban a estar juntos, nunca lo iba perder, por eso, nunca iba a amarlo, porque siempre estaba para él. Pero la realidad se tornaba diferente.

Estaba solo en ese patio, y nunca antes había sentido esa soledad porque Harry estaba con él, porque cuando se quedaba sin su compañía nocturna Harry iba le hacía un café y se ponían a hablar sobre cualquier tema del ministerio, se sentía en familia. Solo porque Harry estaba con él.

Suspiró; se dejó caer en la grama, sin querer y tambien sin poder evitarlo se le vino a la mente Aquella vez Cuando Harry y él habían “experimentado” el ojí verde se había recostado igual en la grama, casi podía cerrar los ojos y recordar cada expresión del muchacho. Cuando pasó su dedo por el cuerpo de Harry “que inocente era” pero como una fotografía en su mente aparecía ese momento, después de todo si memorizó bien cada rincón de ese cuerpo, nadie tenia un cuerpo como el de Harry.

Pensar en Harry le iba a matar, nada le hacía sacárselo de la cabeza, y esa sensación le estaba desesperando, porque no podía ser “por nada” que pensaba tanto en Harry, no quería que volviera a pasar.

Volvió a suspirar, pero se dio cuenta que se escuchaban unos pasos, observó el lugar y vio como su padre se le acercaba, este le sonreirá y moviendo la cabeza negativamente le decía:

—Eres un testarudo, no te obligue a faltar al trabajo para que estés aquí afuera pudiendo agarrar infecciones, deberías estar en cama, esa enfermera te lo dijo hasta que no cierre completamente estas débil –reprochó el mayor sentándose a su lado.

—Padre sabes que no soy hombre de estar en la cama a menos que unas lindas piernas me retengan, de lo contrario soy hombre activo, de no ser por ti estuviera en mi oficina trabajando –dijo mirando el cielo, que estaba claro y las nubes tenían muchas formas extrañas.

—Eres un cabezota, pero eres mi hijo y estoy orgulloso de ti –aseguró el hombre dándole unas palmaditas en los brazos.

Severus le preguntó:

— ¿En serio? Porque no hay muchas razones para estar orgulloso de mi. No me importa nadie, y solo pienso en mí, no busco más que diversiones, solo para no sentirme solo –confesó Severus volviendo a sentir ganas de llorar, pero no dejaría que eso pasara, no, nunca más.

Tobías le miró con sabiduría y recostándose a su lado le habló:

—Pero es que mi orgulloso no sé basa solo en tus logros, sino en la persona que eres, mira cuando eras pequeño y tu madre nos abandonó pensé que criarte iba a ser imposible, una tarde hace como 18 años me dijiste “Papa quiero ser auror, voy a salvar gente, para que mamá se sienta bien donde este, gracias a mí” -Severus cerró los ojos ante esas palabras. —Yo solo asentí, pero cuando te vi allá recibiendo ese título fue maravilloso saber que mi hijo de 7 años ya era un hombre, porque ya a los siete años sabias más cosas que yo.

>>—Creí que la partida de Eileen te afectaría, que serias un niño muy aislado, pero tuviste siempre a gente a tu lado que no te permitió ocultarte del mundo, gracias a ellos, principalmente a Harry… ese niño si que se pegó a ti y nunca hubo forma de separarlos; el punto es que siendo niño tu sabias lo que querías, luchaste por alcanzarlo y lo obtuviste, nunca dejaste que la adversidad te derrotara y aun así, la gente te quiere, la gente te apoya, gente que lucharía por que tú se lo pidieras. Entonces me hablas de no tener logros… Hijo has logrado más que yo con mis años; mi mujer se fue porque no soportaba mis abandonos, mi hijo no viene mucho a verme su trabajo es más importante, y… Nadie lucharía por mi en una batalla ni seguiría mis pasos, porque no tengo nada de lo cual alardear, si aquí hay un perdedor, ese no eres tú hijo mió –concluyó sonriendo tristemente.

Severus se incorporó, mirando a su padre, habló en voz baja:

—Me dolió mucho que mi madre se fuera, más saber que era tu culpa y no hiciste nada, pero… Lo comprendí, si, gracias a mis amigos, a Harry, pero nunca pude superar su perdida, nunca he podido dejar de pensar que aparecerá y ella no estará muerta, quiero pensar que me quería, que se fue muy desdichada por dejarme. ¿Padre por qué estoy llorando? –preguntó sintiéndose estúpido al ver las lágrimas bajar por sus mejillas.

—Porque esta conversación la postergamos por mucho tiempo, porque necesitabas llorar junto a mí, para que ambos la olvidáramos, tu madre te amaba, pero no era una mujer de atarse a una casa, a un hombre, a una rutina, amaba la aventura, la adrenalina, al igual que tú, ella era una heroína, pero hijo… La diferencia es que ella se fue y tú te quedaste…Y no te vas a marchar ¿cierto? -fue la pregunta retórica de su padre, aunque el viejo ya conocía la respuesta.

—No padre, tengo muchas e importantes promesas que cumplir, pero primero debo recuperar a cierto niño de ojos verdes que parece odiarme –sonriendo apagadamente.

—Harry no te odia, solo te ama demasiado –comentó el hombre levantándose.

— ¿Tú crees que Harry me ame? –cuestionó Severus a su padre, su mirada daba a delatar que esa respuesta era importante.

—Severus ese niño, que ya es un hombre, cuando posa esos hermosos ojos que Merlín le ha regalado en ti, parece que todas las luces de la mansión se prendieran, además, ha soportado bastante de tus jueguitos, créeme si él no te ama, no sé que pensar del amor, será que no lo habré conocido. Y tu hijo mió, esa mirada, esta exactamente igual como hace 10 años, cuando llegaste corriendo diciéndome que le amabas con toda el alma, que él era todo lo que deseabas –le recordó el hombre caminando de regreso a la mansión, dejándole privacidad a su hijo para poder pensar con calma.

Severus recordó el momento, era como si casi estuviera pasando frente a él.


Flash Black



Era de noche cuando salió de la mansión de los Potter ese día; después de que Lily Potter, la madre de Harry les había pillado en medio de la faena, le pidió que hablaran en privado, fue tan intensa la conversación que Severus terminó haciéndole una promesa a la mujer, una que con todo el gusto, juraba cumplir.

Lo peor es que con esa sorpresa no había podido aclarar las cosas con Harry, él necesitaba decirle lo que sentía, lo mucho que lo deseaba, y lo grato que había sido tenerlo entre sus brazos, pero ya hoy no seria, mañana, apenas el sol saliera iría a confesársele a Harry.

Pero nada importaba, era feliz, muy ¡feliz! Se sentía completo, era como si con Harry su vida no tuviera ningún vació, ningún recuerdo tormentoso.

Caminó hasta su casa, era muy cerca, esa era la principal razón del porque se la pasaban juntos, al entrar a los jardines iba saltando, tenia 15 años pero su madures no era una de sus grandes cualidades.

Vio a su padre con una copa sentado en la hierba, seguramente pensando. Corrió hasta él mientras gritaba:

—Le amo, le amo padre, voy a casarme con él y seremos felices, porque nunca voy a dejar de amarlo, le amo, amo a Harry –sintiendo toda la emoción explotar al fin, dejándose caer en la hierba junto a su progenitor, quien le sonreía mientras intentaba entender sus palabras.



Fin Flash Black
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MensajeTema: Capitulo 4: Como a los quince años II   Atados por una promesa. Capitulo 4. Como a los quince años I_icon_minitimeDom Mar 15, 2009 5:59 pm

Como le hubiera gustado ir a la mañana siguiente y decirle a Harry todos esos maravillosos pensamientos que tuvo. Pero cuando fue a hacerlo, escuchó a Harry hablando con Bill, diciéndole que estaba enamorado y que no podría ser jamás porque el otro chico no le correspondía, pero que iba a intentarlo. Eso le rompió el corazón, el alma y todas sus absurdas ilusiones.

Nunca quiso saber quien era ese chico, tampoco volvió a hablar sobre “aquellos a los 15 años” con Harry, aunque eran unos amigos incondicionales, hasta esos amigos, guardaban sus pequeños secretos, esos que evitaban, salir lastimados.

Se levantó, necesitaba ir a su trabajo, sí, era una manía, pero tenia el presentimiento que algo malo iba a suceder. Una vez de pie, miró hacia delante el trayecto, pero no necesitó más para saber que el único que iba salir lastimado era él. Tom Riddle estaba parado frente a él apuntándole con la varita.



x…x…x…x…x...x…x…x…x…x…x…x…x…x…x…x…x…x



Harry tenía toda la mañana con el mismo maldito dolor de pecho. Es que mirara por donde mirara hacía falta Severus, cuando llegó no lo había encontrado y tenia mucha ganas de saber como estaba recuperándose.

Se levantó de su escritorio y caminó hasta la maquina de café, no era muy adicto a ese vicio, solo lo tomaba cuando era necesario, pero… necesitaba hacer algo con sus manos.

En el despacho estaban Ron quien intercambiaba direcciones con el rubio, quien gracias al ministerio iba a estudiar en la universidad de aurores y le pagarían la residencia al haber aceptado donar el dinero del consorcio Malfoy a fundaciones benéficas y haber entregados sus memorias de lo ocurrido.

Hermione hacia un informe detallado del caso para entregarlo al archivo del departamento y para ser procesado a la base de datos mágica.

Cuando el café no fue suficiente, se sentó angustiado, ¿Qué le estaba pasando? Cerró los ojos y el sentimiento creció, no pudiendo más con eso se levantó y caminó con paso decidido hacia la puerta.

Fue por los pasillos hasta llegar al despacho de Severus, entró, pero allí solo estaba Remus quien al verlo le habló:

—Hola Harry, Severus no vino, su padre llamó para decir que necesita reposo, hoy vine a ver a mi marido, pensaba pasarme a tu despacho antes de irme –anunció con su acostumbrada sonrisa.

—Hola Remus, yo solo quería saber si estaba bien. Voy a almorzar, ya es tarde –dijo saliendo del despacho, aunque Remus le hubiera dicho eso, no se lograba tranquilizar, necesitaba ver a Severus, para cerciorarse de que estaba bien.

Bajó hasta la entrada del ministerio y tomando una de las chimeneas dijo:

—Mansión Snape –sintiéndose viajar a gran velocidad a través de las chimeneas.

Al aterrizar, para su mala suerte de culo, estaba por levantarse cuando alguien le dio la mano, el señor Snape le sonreía mientras le ayudaba a ponerse de pie.

Una vez pasado el mal momento Harry le preguntó:

— ¿Esta Severus aquí? Necesito hablar con él del caso Malfoy –mintió para tener un excusa de su presencia.

—Si, esta en los jardines, ve a buscarlo con confianza muchacho –le instó el hombre mientras se volvió a sentar a leer su periódico.

Harry salió al área verde de la mansión, cuando estuvo por llegar al que había calificado “El lugar de Severus” vio que este no estaba solo, forcejeaba con otro hombre para impedir que este usara su varita.

Sacando la suya propia caminó en silencio para el lugar, Harry pudo notar que el otro era nada más y nada menos que Tom Riddle. Severus le miró y con todas sus fuerzas lanzó a Riddle al piso lejos de él.

Harry llegó hasta Riddle y con una sonrisa le dijo:

—Prueba lo que puede hacer un niño bonito. “Crucio” –viendo al hombre chillar y retorcerse de dolor en la grama.

Éste le miró y con malicia le dijo aun sufriendo los estragos de la maldición:

— ¡Oh! No dudo de lo que puedas hacer bonito, si no de lo que no eres capaz; no eres capaz de matarme –siseó este desde el piso.

—Estás equivocado, no serás mi primer asesinato –apuntando al hombre iba a decir el hechizo, pero escuchó a otra voz grave gritar:

—“Avada Kedavra” –Severus había pronunciado la maldición y ésta había caído sobre el hombre acabando con su vida al instante.

Harry soltó su varita al ver al hombre muerto en el piso, sin importarle más corrió hasta Severus y se lanzó a sus brazos, hundiendo su cara en el cuello del otro, cerrando el abrazo.

Severus le recibió gustoso, apretando más el cuerpo del ojí verde contra él, cuando se separaron un poco, el mayor acercó sus labios a los de Harry y los capturó en un apasionado beso, Harry pasó sus manos por su cuello acercándose más a él.

Al separarse Harry estaba sonrojado y Severus con una sonrisa encantadora, muy calidamente le habló:

— ¿Me perdonas? –extrañaba los besos de Harry, cada mañana y con poco de privacidad era su manera de saludarse, un tanto extraña, por no decir íntima, pero era para ellos un momento especial.

—Si, te perdono –concedió Harry al saber que por más que intentara odiar a Severus no iba poder.

Severus se acercó y le abrazó, mirándole le dijo:

— ¿Sabes que te quiero? –Harry cerró los ojos y poniendo su cabeza en el pecho del otro le respondió.

—Si lo sé. Yo tambien te quiero –mirando a Severus desde su posición.

El hombre le sonrió y lanzando su patronus al cielo mando el aviso al departamento de aurores para que vinieran a buscar el cuerpo.


Esa tarde se la tomaron libre, había trabajo en el ministerio como tambien había muchos aurores, por lo cual pudieron darse ese lujo, además aun se estaban reponiendo de las heridas, por esto era aceptable.

Harry invitó a Severus a su departamento, el del hombre estaba a unas cuadras del suyo, por lo cual este aceptó y era donde se encontraban ahora, comiendo helado en el sofá.

El mueble de Harry estaba de espaldas a la ventana por lo cual, volteándose un poco podían ver a la gente pasar apresurada llena de bolsas.

El mayor veía al ojí verde sumido observando a los niños jugar, cuando estaba comiéndose su décima cucharada de helado éste le dijo en susurros:

—Me voy a retirar del departamento de aurores –revolviendo su helado distraído.

— ¿Qué? No puedes hacer eso Harry, ¿Cómo pagaras tus gastos? –preguntó retóricamente, aunque sabía que era estúpido dado que Harry era el heredero de los Potter al igual que él de los Prince, ambas familias de buen status en el mundo mágico y en su caso tambien muggle. Pero tambien sabía que Harry amaba su independencia y ser su propio sustento.

—Por un tiempo utilizaré lo que me paguen por haber arriesgado mi vida 5 años, luego… Voy a casarme -anunció decidido, ya había postergado mucho el momento de buscar pareja, solo por Severus, pero, era hora de seguir adelante.

El ojí negro se quedó de piedra ¿Casarse? Harry, Harry no podía… No lo permitiría.

— ¿Para que vas a casarte? –preguntó de malas pulgas.

Harry le miró con desafió; contestó:

—Porque quiero mi propia familia, ¿Quiero tener hijos, sabes? Tal vez dos o tres, llevarlos dentro de mi, y debo hacerlo ahora que estoy joven –confesó comiendo su helado.

—Eso solo traerá responsabilidades –comentó hiriente.

—No me importa, quiero niños, quiero un hombre, quiero sexo y quiero amor –declaró sonriente.

—Tambien quiero todas esas cosas –aceptó Severus derrotado.

Harry le sonrió sorprendido y sin entender preguntó:

— ¿Por qué no las tienes? Que yo sepa, pretendientes no te faltan. –comentó sintiéndose un poco triste al saber los sueños de su amor. Esos sueños que estaban tan lejanos a él.

—Porque estoy atado a una promesa, una promesa que hice hace diez años a una madre completamente desesperada por el futuro de su hijo, Mi mejor amigo -fue la simple respuesta que le dio Severus a Harry.

El moreno tembló de asombro, ¿Una promesa? Eso era lo que nunca le había comentado… ¿Qué le habría prometido? Tenia que ser algo muy grave.

Armándose de valor el ojí verde preguntó:

— ¿Qué clase de promesa?, ¿Qué le prometiste a mi madre? –sintiendo que un nudo de formaba en su garganta.

—Fue una simple promesa entre dos personas, ella estaba aterrada con la idea de que pudieran repudiarte por no ser “virgen” y yo de cierta forma la entendía, porque no debí dejar que lo hicieras, pero… lo deseaba -comentó sin mirar a Harry. —Le prometí que pagaría por honor, que te haría mi esposo cuando estuvieras listo para casarte, que te amaría hasta el día de tu muerte, que no dejaría que nadie te lastimara.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes? –preguntó Harry herido, sentía como si su opinión no hubiese contando para nada.

—Iba a decírtelo el día siguiente, iba decirte muchas cosas –Severus miró a Harry con lágrimas retenidas en sus oscuros ojos, el joven le miró sin comprender, el mayor siguió hablando. —Te encontré hablando con Bill, estabas confesándole tu amor por un chico, ¿no tuviste la confianza para decírmelo a mí? tu mejor amigo, y más que eso –reprochó con un nudo en la garganta.

Harry quería decir muchas cosas, pero no sabia por donde empezar:

—Tenía miedo, era nuevo, no me había enamorado nunca, no sabía que iba a sufrir tanto –reconoció Harry dejando el helado en la mesa y sintiendo ganas de dejar caer las lágrimas que se arremolinaban en sus ojos.

Severus se le acercó y le abrazó, Harry se enroscó a su cuello, dejó las lágrimas fluir, para su sorpresa Severus tambien lloraba, este le decía cerca del oído:

— ¿Quieres saber que iba decirte aquella mañana? –preguntó abrazando más fuertemente a Harry.

Harry asintió como pudo envuelto en el abrazo, Severus le separó un poco y mirándole a los ojos le habló:

>>—Iba decirte que ese chico del que te hable en el riachuelo eras tú, que estaba total y profundamente enamorado de ti, que me quería casar contigo y amarnos para siempre. –Severus limpió sus lágrimas y dio una triste sonrisa.

Harry mientras tanto lloraba más fuerte, ¿Por qué la vida era tan injusta? Él rogando escuchar esas palabras y Severus hace tanto tiempo…Dispuesto a decirlas. Eso no era válido. El moreno sintió como Severus le abrazó fuerte mientras le susurraba:

>>—Fui un iluso al creer que solo por “eso” te ibas a fijar en mí, pero ya pasó, no tienes la obligación de responder a la que hubiera sido una estupida declaración –la voz de Severus se escuchaba dolida, como si aun pensara que deseaba las cosas diferentes.

Harry se separó lo suficiente para enfrentar la mirada de Severus y limpiando su rostro aseguró:

—Yo estaba hablando de ti, el chico que me gustaba eras tú,…ah…No puedo creer que, por un mal entendido, todos estos años… Yo pensé que no significo nada –confesó Harry llorando involuntariamente.

Severus sonrió sin poder creerlo, era estúpido por haber pensado que Harry estaba enamorado de un desconocido para él.

Le limpió las lágrimas al ojí verde y le dijo:

—Ya no importa, eso ha quedado en el pasado –trató de entender él mismo, porque aunque doliera había que seguir adelante.

Harry le miró asustado, tragando grueso habló:

—Si importa….Yo….Estoy enamorado de ti. No he podido olvidarte y aunque me odies no voy a seguir mintiéndote, ya no soporto más verte con otras personas, odio a Hermione Granger por haber sido tuya, es solo envidia –aceptó Harry sintiéndose fatal.

Severus le miraba sorprendido, aun con clara confusión en los ojos le preguntó:

— ¿Eso quiere decir que no le va a molestar que cumpla mi promesa? Estás enamorado de mí de todas formas –preguntó mirando a Harry sonrojarse.

—Tú no me amas, yo no me puedo casar así –fue la replica que pudo dar Harry.

Severus desvió la mirada y dijo sincero:

—No se si no te amo Harry –volviendo a mirarle a los ojos. —Este día sin ti, fue horrible, yo no quiero jamás que te enojes conmigo yo solo quiero tenerte siempre, como “aquella vez” –reconoció sin pena alguna Severus.

— ¿Y si necesito que me ames? –preguntó Harry mirándole cariñosamente.

—Solo sé que te quiero tanto que la verdad no sé si es amor –acercando sus labios a los de Harry le preguntó. — ¿Te casarías conmigo?

—Si. –aceptó Harry antes de sentir sus labios atrapados por los de su prometido. ¡Severus era su prometido! ¡Suyo! Era completamente feliz.

Severus lo atrajo hacía sí, besando con ternura los labios del que seria su consorte, Harry le respondía igual de deseoso, cosa que ya no sorprendía a Severus como antes, le encantaba saber que Harry siempre le había amado. Que era solo suyo.

Harry se recostó en el mueble y haló a Severus hacia sí, éste gimió un poco, aun le dolía la herida que se estaba curando.

Harry al darse cuenta le hizo recostarse en el respaldo del sillón y abriendo la camisa reviso la herida.

Severus comentó chistoso:

—Si tanto querías verme sin camisa, búscate una mejor excusa Harry. –éste le apretó duro cerca de la herida para que no dijera bobadas, surtió efecto Severus gimió y se cayó.

Harry con su maletín de primeros auxilios cambió la venda y selló la piel desinfectada abierta, después de acomodar todo se sentó junto a Severus.

—Te extrañaba chiquito -mirando a Harry evaluativamente le dijo. —Estas sexy bonito. –mordiendo su oreja coquetamente.

Harry se sonrojó y abrazándose al hombre cerró los ojos.

¡Como amaba su vida!


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