Harry le dijo al separarse:
—Mejor pon a andar esta cosa, porque si no vamos a morir asfixiados. Además ¡qué van a pensar! aun no me quiero comer el pastel. –explicó Harry sonriente mientras se colocaba el colgante.
Severus puso a funcionar el elevador, y cuando éste llegó al piso y empezaron a caminar entre la gente replicó:
—Harry nosotros nos comimos ese pastel hace mucho, pero hay que admitir que ahora esta mucho más cremoso que antes. –dándole una mirada lasciva a Harry. El Gryffindor avergonzado protestó.
—Severus no me mires como si fuera un objeto, eres muy superficial –Severus no se sintió ofendido por el contrario refutó.
— ¿Materialista yo? –pregunto sarcástico. —Quien me hizo comprar una mansión carísima solo porque piensa parir como conejo. –comentó sonriente a Harry.
—Yo solo pienso a futuro. -Respondió Harry sin más.
—Piensas tener 10 hijos, ¡Merlín! Debimos empezar en el ascensor. –exclamó asustado Severus.
—Severus… No pienso darte 10 hijos, ¿Qué crees que soy? –protestó haciendo puchero. — Solo… Esta bien… Quería una mansión desde joven… Soy caprichoso –admitió derrotado el ojí verde.
Severus le abrazó y comentó:
—Sigo insistiendo, la mansión esta bien, es nuestra, pero mientras esos niños llegan, deberíamos vivir en mi apartamento, es más cómodo, más pequeño. Más privacidad –susurró bajito besando el cuello de Harry.
Harry se separó y le contestó molesto:
—Ni siquiera sueñes que me voy a acostar contigo en la misma cama que lo hiciste con esa “Granger” así que sácalo de tu cabeza, quiero mi casa nueva, mi cama nueva, a ti –enumeró acercándosele, besándole en las mejillas, luego le abrazó y le instó a seguir caminando, había una iglesia en el callejon Diagon. Iban a tomar la red de flu.
Severus más que vencido por los argumentos y el puchero de Harry se dejó guiar a la chimenea y juntos entraron a la chimenea para ir rumbo a su boda.
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La ceremonia fue lo que Harry esperaba, Severus estuvo siempre mirándome a los ojos, como asegurando cada una de sus palabras y en los votos, casi llora de emoción al sentir en su dedo el anillo de matrimonio. Ambos salieron con una sonrisa de satisfacción del lugar.
Al salir se dirigieron a la taberna de Tom, después de tomar una copa de vino por ellos, se dirigieron a su nuevo hogar, ya que deseaban ver como había quedado ya completamente arreglado.
Una vez en su nueva casa, que era casi tan grande como la casa de sus padres, entró a mirar, todo estaba muy bien, fue un gran trabajo el de los elfos. Severus felicitó a las criaturas por eso y les dejó el resto del día libre.
Cuando Harry entró a su habitación, lo primero que hizo fue correr y tirarse a la cama, disfrutando de la suavidad de ésta. Severus le siguió y se acostó a su lado. Pero Harry no era tonto y sabría que al abrir los ojos estarían los hambrientos ojos de Severus esperando.
Por eso le dijo sin abrir los ojos:
—Vamos soy tu esposo, ¿No me piensas hacer algo? –mostrando una sonrisa traviesa abrió sus ojos, mostrándose deseoso.
Severus le atrajo hasta él y atrapó sus labios en un apasionado beso. Harry enroscó sus piernas a las caderas del hombre y correspondió más que gustoso.
El ojí negro se movió hasta quedar sobre él, el moreno gimió al sentir el contacto y para sorpresa la erección de su marido.
—Creo que empiezo a entender porque eras tan promiscuo, si te ponen así unos besos –dijo riendo, mientras Severus intentaba deshacerse de su camisa.
—Soy un crió calenturiento, eso gracias a ti. –culpando al ojí verde, aunque sabía que no era cierto y esa erección solo podía causarla Harry con una mirada turbada deseo.
—No me culpes, a mi no se me para porque me den unos besitos y tenia menos edad que tú, yo 15 y tú 16 ¿cierto? –preguntó mientras veía a Severus quitarse apresuradamente la ropa.
—Si esposo mió –afirmó besando desesperadamente el cuello de Harry, este soltó un jadeo y acariciando el desnudo pecho de su amante, dirigió sus besos y caricias a esa zona.
Severus mientras tanto acariciaba la larga, suave y perfecta espalda de Harry…tal como la recordaba.
Harry se incorporó para atrapar los labios de su marido, éste le pegó a su cuerpo y empezó a acariciar sus partes más sensibles, cosa que él tambien imitó. Dándose mutuo placer.
El ojí negro le tendió en el colchón y quitando su ultima prenda, empezó acariciar la que por los hechos parecía ser su parte favorita, porque pronto Harry pudo sentir los labios de Severus sobre su pene y después todo su boca estimulándole.
Gemía descontroladamente, queriendo descargarse en la boca de Severus, pero éste no le permitió cumplir su deseo, se separó dejándole con las ganas.
Harry en venganza tambien empezó a masturbar a Severus, pero este no se quejaba, aunque sabía las intenciones de Harry.
Por el contrario soltaba gemidos roncos, mientras besaba el cuerpo de su recién adquirido marido.
Pero al ver a Harry de esa forma le hacia desesperarse de placer, porque siempre había sido débil en todo referente a Harry y por lo visto hasta en el sexo, el chico podía con él, sin ni siquiera notarlo.
Harry dejó de estimular a su esposo cuando estaba muy duro y ya empezaba a salir liquito pre seminal, separándose un poco de Severus fue al mesón en busca de lubricante. Severus se sentó en el borde de la cama mirando el cuerpo desnudo y excitado de su esposo de pie junto a la cama.
Harry le tendió el frasco y se voltió dando a entender que lo preparada; sabia que la primera vez juntos no lo había hecho y se sentía en la obligación de prepararlo suavemente.
Llenando sus dedos del líquido fue e introdujo el primer dedo en el cuerpo de su esposo quien al estar levantado dio un pequeño salto de sorpresa.
Así fue haciendo hasta que los tres dedos estuvieron en su interior tocándole y conociéndole. Mientras que con la otra mano tocaba la espalda y las redondas nalgas del ojí verde.
Harry ya engatusado de placer murmuró:
—Ya Sev, te quiero ya. –con los ojos cerrado, intentando no caer.
Severus retiró sus dedos bajo la protesta de Harry, éste se volteó y vio como el hombre lubricaba su pene para no lastimarle. Harry sonrió traviesamente y quitándole el frasco y lanzándolo lejos se colocó sobre Severus, sentándose lentamente en su erección, dejando sorprendido a su esposo.
Éste le susurró seductoramente al oído:
—Estamos desesperados ¿eh? –como respuesta Harry empezó a moverse desesperadamente contra su pene, lo que hizo que cualquier comentario sarcástico se le olvidara momentáneamente.
Harry se movía contra su cuerpo rítmicamente y él tambien le correspondía de la misma manera, estaba perfectamente acoplado, lo cual estaba siendo tremendamente excitante.
Estuvieron envueltos en esa danza por largo rato, hasta que el ojí negro que estaba a punto de descargarse masturbo a Harry, éste sintió el orgasmo y gritó con desenfreno, Severus al sentir tan apretado su miembro entre esas paredes tambien se corrió dejando soltar un gemido ronco de placer.
Cuando sus respiraciones lograron normalizarse Harry se separó delicadamente del hombre y se acomodó mejor en la cama, entre las lisas y suaves mantas de seda, Severus le imitó y le susurró al oído:
—Eso fue maravilloso, ¿Tenemos práctica? –preguntó sintiéndose celoso.
Harry le miró y sonrojado le dijo:
—No te voy a negar que otros hombres me han tocado, pero no tan profundamente como tu lo has hecho, soy fértil, no me puedo permitir esas cosas, solo sé porque tenia muchos sueños contigo –reconoció escondiendo su cara en las sabanas.
Severus rió y aliviado, atrajo el cuerpo de su marido hacia si, besándole en el cuello le dijo:
—Eres maravilloso –y sin más se dejo caer felizmente en la almohada, no tenia nada de que preocuparse.
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Harry sentía el agua correr, su sonido era inconfundible entre los árboles, al llegar otra vez como todos los veranos, se sentó en su lugar preferido, la roca grande.
Acarició su vientre, apenas tenia unos meses de casado y ya estaba encargando, dos meses de embarazo. No sabía si Severus iba a venir, el año pasado el hombre había asistido, pero ahora… estando casados… Lo dudaba, igualmente él iba a cumplir fielmente todos los años, el 1 agosto iría a encontrase con Severus en ese sitio, aunque el hombre no llegara. Porque esa promesa era símbolo de su amistad y si la rompían, lo único que le uniría seria su matrimonio y ese hermoso bebe que estaba en camino y él no quería perder a su mejor amigo.
Pronto escuchó pasos y contento esperó que se acercaran; Severus sonriente venia con una flor blanca que le tendió al instante, acercándosele le preguntó:
— ¿Cómo esta el esposo más bello del mundo? –con su lado meloso al cien por ciento, Severus estaba muy feliz con la noticia de su embarazo.
—Bien, te extrañamos. Pensamos que no ibas a venir. –confesó Harry oliendo la rosa.
Severus se agachó y subiendo la camisa de Harry empezó a besar, el mini abultado vientre de Harry.
—Siempre cumplo mis promesas Harry y más a la que estoy firmemente atado. –reconoció levantándose y besándole en los labios.
—Te amo Severus. –susurró Harry mirando el agua del riachuelo correr.
—Y yo a ti Harry –reconoció éste, acariciando sus cabellos y tocando su vientre plano.
Harry sonrió, mirando el agua dejó una lagrima correr, parecía que todos los recuerdos en ese lugar iban a terminar en lágrimas, pero con una ligera diferencia, estas eran de felicidad
Fin
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