Hola Chicas
Resumen:Desde la niñez Harry y Severus han sido los mejores amigos; ahora que son adultos, las cosas han cambiado, el ojí verde esta harto de guardar amor en el corazón para su amigo; decide olvidarle; sin saber que el destino es bastante inexorable y cuando más decides alejarte, este busca contar siempre contigo.
Dedicado a Undomiel24 por su cumpleaños
Personajes: Harry Potter, Severus Snape
Géneros: Angustia, Ciencia Ficcion, General, Romance
Advertencias: AU=Universos Alternos, Chan=Adulto/Menor, Mpreg=Embarazo Masculino, Muerte de un personaje
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Harry iba camino al arrojo, ese donde todos los domingos charlaba junto a su mejor amigo. Ese arroyo testigo de travesuras y juegos de la infancia. ¡Como le tenia cariño a ese arroyo!
Ya ahora a sus 15 años era un chico menos travieso, antes, según palabras de su madre a los cinco años… era un demonio insoportable.
Pero él no conservaba recuerdos de aquellos tiempos, así que se limitaba a vivir el presente. Hoy como todos los domingos iría al lago a charlar con Severus. Su mejor amigo, el muchacho que sabía más de él que si mismo.
El arroyo estaba a unos metros de su casa, tenia que atravesar el pequeño bosque de árboles altos. En su mayoría eucaliptos y pinos por lo cual no era dificultoso el camino hasta su querido rió privado.
Aun así le daba el suficiente tiempo para meditar, estaban de vacaciones de su quinto año en Hogwarts, un año en el que Severus había estado muy extraño.
No era que su amigo fuera diferente con él, pero había algo en la mirada del muchacho que ya no era igual al de antes, es como sí deseara decirle algo o reclamarle algo; Harry le conocía muy bien, algo no estaba bien.
Pero tenia ese miedo constante de que pudiera decir Severus si tocaba el “delicado tema” como él mismo le había autonombrado.
El que Severus no le hablara directamente le producía una especie de coraje, eran amigos desde hace años y lo menos que esperaba era que el muchacho guardara preguntas para él.
Pero sin importar lo resentido que estuviera iba llegar a su encuentro, porque era algo sagrado los domingos de verano ellos siempre iban a reunirse allí, aunque fuera solo un día. Era una promesa inquebrantable.
Estaba cerca del lugar cuando le vio sentado en una piedra en la orilla del riachuelo, parecía metido en sus pensamientos ya que su ceño estaba fruncido y su mirada perdida en algún punto inexistente en el agua.
Sin hacer ruido se acercó, observo como Severus apretada con fuerza una fotografía; esa fotografía la reconocería en todos lados. Fue tomada cuando ambos tenían 5 años, tal vez más o menos, no estaba muy seguro. Pero recordaba que era el cumpleaños de su amigo, y el de ojos negros estaba lleno de felicidad, su risa contagiaba el lugar, una verdadera droga para los invitados… hasta que… se escuchó a los padres de Severus pelear… Y tal vez fue la última vez que el ojí negro vio a su madre… Por que estaba desquiciada ¿tal vez?…Agarró todas sus cosas y se fue, dejándolo solo con su padre.
Aun cuando el hombre quería con locura a Severus, éste no podía entender muchas cosas del mundo mágico y por consecuente de su hijo, al ser un muggle. Y tampoco pudo entender el dolor que sintió el niño al perder a su madre; esa noche Harry se coló en el cuarto de Severus quien lloraba escondido bajo las mantas y lo consoló. No entendía porque sabia que tenia que estar ahí, estaba muy chico para entenderlo, pero de allí esa noche no se movió. Ninguno de los dos durmió, aunque todo era difuso, recordaba cada palabra salida de la boca de su amigo, como Severus había jurado no volver a llorar y como le pedía que sonriera para la cámara, la que por cierto fue el regalo de cumpleaños de su madre, y afirmaba que esa fotografía era para poder recordar como ese día se harían amigos para siempre y nunca, nada los haría alejarse.
Ambos habían cumplido fielmente hasta ahora, donde parecía que su amistad estaba tambaleándose estrepitosamente.
Harry piso una hoja seca a propósito, haciendo el ruido suficiente para que Severus mirara a donde se encontrara y se levantara aturdido.
…ste se acercó con sus manos metidas en el bolsillo de sus jeans y le dijo sin mirarle a los ojos como acostumbraba hacer.
—Hola, ¿Cómo estás hoy Harry? –sus mejillas estaban ligeramente teñidas de rosa, lo cual le resultó tremendamente extraño.
—Hola, llegué tarde lo siento, pero mamá quería hacer pastel y que yo ayudara, pero le dije que tenia que venir a verte y supo que no podía faltar, nada puede retenerme de venir. Ni siquiera el pastel. –comentó sonriente, Severus sabia de sobra cuando Harry adoraba el pastel que le preparada su madre.
Severus se sentó en la hierba y Harry tambien lo hizo, ese silencio incómodo generado después de la respuesta del ojí verde les estaba perturbando a ambos, era verdaderamente desesperante.
Harry quería gritarle a su amigo para que hablara, pero sabia que ese no era el camino, en ese silencio auto instalado, le miraba tratando de descifrar que podría causar el sonrojo de ojí negro.
Severus que nunca podía escapar a las miradas intensas de Harry; se removió inquieto y entrelazando sus dedos le habló aunque bajo, como diciendo un secreto.
— ¿Qué pensarías si te dijera que me gustan los chicos Harry? –mirando de soyaso a su amigo.
—Pensaría que eres un idiota, por estar así por esa tontería, sabes perfectamente que en nuestro mundo, eso es completamente normal –Severus sabia que las palabras se Harry eran ciertas, y seria normal, si ese chico no fuera tan cercano a él.
—Pero… se supone que no debería ser así conmigo, que yo debería enamorarme de una chica, porque mi padre no le gustara esto, además… No podría ser jamás, ni siquiera se como se hace eso con un chico -meneando desesperadamente su cabeza.
Harry se sonrojó ante el comentario y le susurró:
—Yo tampoco sé, pero he escuchado a Bill decir que casi siempre los hombres no fértiles como tú, saben… ¡deberías saber! –le recriminó Harry mirándole.
— ¿Cómo quieres que sepa? Nunca he hecho algo así, además… ¿Con quien? A menos que quieras ser tú el conejillo de indias, me parece que moriré ignorante –espectó cabreado Severus.
Harry aun más avergonzado de acercó a Severus y le dijo:
—No me importa ser tu conejillo de indias… Hoy. Pero sabes bien que si te gusta un chico deberías Hacerlo con él -fue la opinión que emitió Harry.
Severus le miró asombrado, y bajando la vista le preguntó:
— ¿En verdad no te importa ser mi conejillo de indias? –su voz se escuchaba emocionada.
—No, soy tu amigo y soy un fértil, eso no me incomoda, pero no debe saberlo nadie porque según mamá, un fértil debe llegar casto al matrimonio… Pero eso no significa que yo no vaya a contradecirla. Eres mi mejor amigo y… Si quieres a ese chico, te voy a ayudar a saber –aunque en realidad no sabía porque se ofrecía, solo sabia que estaba tan curioso como su amigo.
Severus se acercó a Harry y le preguntó algo tímido:
— ¿Puedo tocarte? –sentía necesario que Harry le diera su permiso.
El ojí verde asintió, temblando cuando su amigo paso sus brazos por su cintura y lo pego a su cuerpo, que parecía más firme y musculoso que él, gracias a las clases de defensa que Severus tomaba.
Harry escondió su cara en el hombro de Severus, este parecía muy absorto con buscar como meter su mano por debajo de su camisa, no pasó mucho cuando lo pudo lograr y sentir esas manos frías acariciándole fue una grata estimulación a sus sentidos.
Aunque su amigo era torpe y seguramente él también lo era, la forma tan cariñosa en como pasaba sus dedos por su piel y de vez en cuando besaba su cuello, le hacia sentirse paralizado del gozo.
Harry no queriendo hacer nada, se separó lo suficiente para poder ir desabotonando la camisa blanca de Severus. Pudo pasear su vista en un pecho aunque no muy musculoso, lo apropiado para la edad que ostentaban.
Cuando pasó sus dedos por una de las tetillas de Severus, no supo porque sintió el irrefrenable deseo de morderlas, del cual se abstuvo por miedo a cualquier exaltación del otro.
Severus cansado de la molesta camisa de su amante, se la quitó un poco rudamente, aunque el moreno no protestó, cosa que tranquilizó al ojí negro.
Harry se recostó en la hierba, mirando a Severus fijamente, éste le devolvía la mirada y con cuidado se puso sobre él para besarlo tiernamente en los labios.
El primer beso de ambos
Aunque ninguno de los dos quería que esa magia terminara, pronto la falta de respiración les hizo separarse, y atender sus otras descuidadas labores.
El ojí negro se encargó de desnudar a Harry; protestando tuvo que obedecer cuando éste le dijo que cerraras los ojos, porque no quiso que le quitara su última prenda, así que lo hizo el mismo. Cuando pude abrir los ojos de nuevo Harry estaba sonrojado.
Severus le pasó un debo por todo el cuerpo, como queriendo grabar esa silueta, esa forma, ese color en su memoria.
Harry cerró los ojos disfrutando esa caricia; no tenia idea de lo que en realidad le había impulsado a hacer esa locura, porque estaba más que consciente que eso era una locura y no debería estar permitiendo que un hombre No fértil le tocara al menos que quisiera casarse con él, o eso constantemente le decía su madre, pero Bill solía hablarles sobre “cosas”…Que le hacían ver que no era cierto… Muchos fértiles se casaban sin ser “virgen” y por lo visto, no seria la excepción.
Mientras hacia esa reflexión Severus se había desnudado. Fue sorprendente verle sin nada que le cubriera, tanto que abrió los ojos al máximo mientras no podía apartar la vista, su amigo rió, pero no comentó nada, colocándose sobre él inconcientemente con sus movimientos propició un roce de sus erecciones.
Ambos gimieron, incrédulos. Harry sonrió y le dijo a Severus algo apenado:
— ¿Sabes que vas a hacer ahora? –preguntó sin apartar la vista de los ojos negros.
—Si, mi padre me hablo de esto, pero con chicas. Creo que te va a doler -mirando la virginal entrada de Harry. —Pero… lo haré con cuidado, te lo prometo.
—Confió en ti –fue la simple respuesta que le ofreció Harry, pero que llegó a su corazón y se instalo en él.
Harry sintió como algo se ponía en su abertura y empujaba; no fue hasta que se deslizó un tanto, cuando sintió ese increíble dolor atravesarle, gritó sin querer.
Severus se paralizó y le preguntó asustado:
— ¿Te lastime? –Harry vio la increíble culpa que había en esos ojos y secando sus recién adquiridas lágrimas afirmó.
—No, solo dolió un poco. Sigue por favor y no vuelvas a detenerte por nada. –pidió con leve sonrisa.
Severus tomó eso como una orden, siguió entrando hasta llenar por completo a su amante. El cual, aunque no decía nada y tenia los ojos completamente cerrados, tampoco lloraba de dolor como segundos antes.
—Muévete –pidió Harry abriendo los ojos, su lealtad estaba plasmada en esa forma de mirar.
Severus asintió sintiéndose torpe, empezó a moverse lento, no sabia que era lo que debía hacer para que a Harry le gustara. Pero la respuesta llegó sola cuando tocó algo dentro de Harry que hizo que éste soltara un gemido improvisado de placer.
Así que procuró aumentar sus movimientos mientras seguía tocando allí y dio resultado, Harry se abrazó a él mientras gemía descontroladamente, sus jadeos y algunos gritos involuntarios le hacían ir más rápido deseando una descarga inexplicable.
Ya sentía no poder más, cuando Harry le miraba con deseo marcado desde la hierba.
Su voz entrecortaba por el placer le ordenaba:
—Tócalo –mirando su más que obvia erección.