Como le hubiera gustado ir a la mañana siguiente y decirle a Harry todos esos maravillosos pensamientos que tuvo. Pero cuando fue a hacerlo, escuchó a Harry hablando con Bill, diciéndole que estaba enamorado y que no podría ser jamás porque el otro chico no le correspondía, pero que iba a intentarlo. Eso le rompió el corazón, el alma y todas sus absurdas ilusiones.
Nunca quiso saber quien era ese chico, tampoco volvió a hablar sobre “aquellos a los 15 años” con Harry, aunque eran unos amigos incondicionales, hasta esos amigos, guardaban sus pequeños secretos, esos que evitaban, salir lastimados.
Se levantó, necesitaba ir a su trabajo, sí, era una manía, pero tenia el presentimiento que algo malo iba a suceder. Una vez de pie, miró hacia delante el trayecto, pero no necesitó más para saber que el único que iba salir lastimado era él. Tom Riddle estaba parado frente a él apuntándole con la varita.
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Harry tenía toda la mañana con el mismo maldito dolor de pecho. Es que mirara por donde mirara hacía falta Severus, cuando llegó no lo había encontrado y tenia mucha ganas de saber como estaba recuperándose.
Se levantó de su escritorio y caminó hasta la maquina de café, no era muy adicto a ese vicio, solo lo tomaba cuando era necesario, pero… necesitaba hacer algo con sus manos.
En el despacho estaban Ron quien intercambiaba direcciones con el rubio, quien gracias al ministerio iba a estudiar en la universidad de aurores y le pagarían la residencia al haber aceptado donar el dinero del consorcio Malfoy a fundaciones benéficas y haber entregados sus memorias de lo ocurrido.
Hermione hacia un informe detallado del caso para entregarlo al archivo del departamento y para ser procesado a la base de datos mágica.
Cuando el café no fue suficiente, se sentó angustiado, ¿Qué le estaba pasando? Cerró los ojos y el sentimiento creció, no pudiendo más con eso se levantó y caminó con paso decidido hacia la puerta.
Fue por los pasillos hasta llegar al despacho de Severus, entró, pero allí solo estaba Remus quien al verlo le habló:
—Hola Harry, Severus no vino, su padre llamó para decir que necesita reposo, hoy vine a ver a mi marido, pensaba pasarme a tu despacho antes de irme –anunció con su acostumbrada sonrisa.
—Hola Remus, yo solo quería saber si estaba bien. Voy a almorzar, ya es tarde –dijo saliendo del despacho, aunque Remus le hubiera dicho eso, no se lograba tranquilizar, necesitaba ver a Severus, para cerciorarse de que estaba bien.
Bajó hasta la entrada del ministerio y tomando una de las chimeneas dijo:
—Mansión Snape –sintiéndose viajar a gran velocidad a través de las chimeneas.
Al aterrizar, para su mala suerte de culo, estaba por levantarse cuando alguien le dio la mano, el señor Snape le sonreía mientras le ayudaba a ponerse de pie.
Una vez pasado el mal momento Harry le preguntó:
— ¿Esta Severus aquí? Necesito hablar con él del caso Malfoy –mintió para tener un excusa de su presencia.
—Si, esta en los jardines, ve a buscarlo con confianza muchacho –le instó el hombre mientras se volvió a sentar a leer su periódico.
Harry salió al área verde de la mansión, cuando estuvo por llegar al que había calificado “El lugar de Severus” vio que este no estaba solo, forcejeaba con otro hombre para impedir que este usara su varita.
Sacando la suya propia caminó en silencio para el lugar, Harry pudo notar que el otro era nada más y nada menos que Tom Riddle. Severus le miró y con todas sus fuerzas lanzó a Riddle al piso lejos de él.
Harry llegó hasta Riddle y con una sonrisa le dijo:
—Prueba lo que puede hacer un niño bonito. “Crucio” –viendo al hombre chillar y retorcerse de dolor en la grama.
Éste le miró y con malicia le dijo aun sufriendo los estragos de la maldición:
— ¡Oh! No dudo de lo que puedas hacer bonito, si no de lo que no eres capaz; no eres capaz de matarme –siseó este desde el piso.
—Estás equivocado, no serás mi primer asesinato –apuntando al hombre iba a decir el hechizo, pero escuchó a otra voz grave gritar:
—“Avada Kedavra” –Severus había pronunciado la maldición y ésta había caído sobre el hombre acabando con su vida al instante.
Harry soltó su varita al ver al hombre muerto en el piso, sin importarle más corrió hasta Severus y se lanzó a sus brazos, hundiendo su cara en el cuello del otro, cerrando el abrazo.
Severus le recibió gustoso, apretando más el cuerpo del ojí verde contra él, cuando se separaron un poco, el mayor acercó sus labios a los de Harry y los capturó en un apasionado beso, Harry pasó sus manos por su cuello acercándose más a él.
Al separarse Harry estaba sonrojado y Severus con una sonrisa encantadora, muy calidamente le habló:
— ¿Me perdonas? –extrañaba los besos de Harry, cada mañana y con poco de privacidad era su manera de saludarse, un tanto extraña, por no decir íntima, pero era para ellos un momento especial.
—Si, te perdono –concedió Harry al saber que por más que intentara odiar a Severus no iba poder.
Severus se acercó y le abrazó, mirándole le dijo:
— ¿Sabes que te quiero? –Harry cerró los ojos y poniendo su cabeza en el pecho del otro le respondió.
—Si lo sé. Yo tambien te quiero –mirando a Severus desde su posición.
El hombre le sonrió y lanzando su patronus al cielo mando el aviso al departamento de aurores para que vinieran a buscar el cuerpo.
Esa tarde se la tomaron libre, había trabajo en el ministerio como tambien había muchos aurores, por lo cual pudieron darse ese lujo, además aun se estaban reponiendo de las heridas, por esto era aceptable.
Harry invitó a Severus a su departamento, el del hombre estaba a unas cuadras del suyo, por lo cual este aceptó y era donde se encontraban ahora, comiendo helado en el sofá.
El mueble de Harry estaba de espaldas a la ventana por lo cual, volteándose un poco podían ver a la gente pasar apresurada llena de bolsas.
El mayor veía al ojí verde sumido observando a los niños jugar, cuando estaba comiéndose su décima cucharada de helado éste le dijo en susurros:
—Me voy a retirar del departamento de aurores –revolviendo su helado distraído.
— ¿Qué? No puedes hacer eso Harry, ¿Cómo pagaras tus gastos? –preguntó retóricamente, aunque sabía que era estúpido dado que Harry era el heredero de los Potter al igual que él de los Prince, ambas familias de buen status en el mundo mágico y en su caso tambien muggle. Pero tambien sabía que Harry amaba su independencia y ser su propio sustento.
—Por un tiempo utilizaré lo que me paguen por haber arriesgado mi vida 5 años, luego… Voy a casarme -anunció decidido, ya había postergado mucho el momento de buscar pareja, solo por Severus, pero, era hora de seguir adelante.
El ojí negro se quedó de piedra ¿Casarse? Harry, Harry no podía… No lo permitiría.
— ¿Para que vas a casarte? –preguntó de malas pulgas.
Harry le miró con desafió; contestó:
—Porque quiero mi propia familia, ¿Quiero tener hijos, sabes? Tal vez dos o tres, llevarlos dentro de mi, y debo hacerlo ahora que estoy joven –confesó comiendo su helado.
—Eso solo traerá responsabilidades –comentó hiriente.
—No me importa, quiero niños, quiero un hombre, quiero sexo y quiero amor –declaró sonriente.
—Tambien quiero todas esas cosas –aceptó Severus derrotado.
Harry le sonrió sorprendido y sin entender preguntó:
— ¿Por qué no las tienes? Que yo sepa, pretendientes no te faltan. –comentó sintiéndose un poco triste al saber los sueños de su amor. Esos sueños que estaban tan lejanos a él.
—Porque estoy atado a una promesa, una promesa que hice hace diez años a una madre completamente desesperada por el futuro de su hijo, Mi mejor amigo -fue la simple respuesta que le dio Severus a Harry.
El moreno tembló de asombro, ¿Una promesa? Eso era lo que nunca le había comentado… ¿Qué le habría prometido? Tenia que ser algo muy grave.
Armándose de valor el ojí verde preguntó:
— ¿Qué clase de promesa?, ¿Qué le prometiste a mi madre? –sintiendo que un nudo de formaba en su garganta.
—Fue una simple promesa entre dos personas, ella estaba aterrada con la idea de que pudieran repudiarte por no ser “virgen” y yo de cierta forma la entendía, porque no debí dejar que lo hicieras, pero… lo deseaba -comentó sin mirar a Harry. —Le prometí que pagaría por honor, que te haría mi esposo cuando estuvieras listo para casarte, que te amaría hasta el día de tu muerte, que no dejaría que nadie te lastimara.
— ¿Por qué no me lo dijiste antes? –preguntó Harry herido, sentía como si su opinión no hubiese contando para nada.
—Iba a decírtelo el día siguiente, iba decirte muchas cosas –Severus miró a Harry con lágrimas retenidas en sus oscuros ojos, el joven le miró sin comprender, el mayor siguió hablando. —Te encontré hablando con Bill, estabas confesándole tu amor por un chico, ¿no tuviste la confianza para decírmelo a mí? tu mejor amigo, y más que eso –reprochó con un nudo en la garganta.
Harry quería decir muchas cosas, pero no sabia por donde empezar:
—Tenía miedo, era nuevo, no me había enamorado nunca, no sabía que iba a sufrir tanto –reconoció Harry dejando el helado en la mesa y sintiendo ganas de dejar caer las lágrimas que se arremolinaban en sus ojos.
Severus se le acercó y le abrazó, Harry se enroscó a su cuello, dejó las lágrimas fluir, para su sorpresa Severus tambien lloraba, este le decía cerca del oído:
— ¿Quieres saber que iba decirte aquella mañana? –preguntó abrazando más fuertemente a Harry.
Harry asintió como pudo envuelto en el abrazo, Severus le separó un poco y mirándole a los ojos le habló:
>>—Iba decirte que ese chico del que te hable en el riachuelo eras tú, que estaba total y profundamente enamorado de ti, que me quería casar contigo y amarnos para siempre. –Severus limpió sus lágrimas y dio una triste sonrisa.
Harry mientras tanto lloraba más fuerte, ¿Por qué la vida era tan injusta? Él rogando escuchar esas palabras y Severus hace tanto tiempo…Dispuesto a decirlas. Eso no era válido. El moreno sintió como Severus le abrazó fuerte mientras le susurraba:
>>—Fui un iluso al creer que solo por “eso” te ibas a fijar en mí, pero ya pasó, no tienes la obligación de responder a la que hubiera sido una estupida declaración –la voz de Severus se escuchaba dolida, como si aun pensara que deseaba las cosas diferentes.
Harry se separó lo suficiente para enfrentar la mirada de Severus y limpiando su rostro aseguró:
—Yo estaba hablando de ti, el chico que me gustaba eras tú,…ah…No puedo creer que, por un mal entendido, todos estos años… Yo pensé que no significo nada –confesó Harry llorando involuntariamente.
Severus sonrió sin poder creerlo, era estúpido por haber pensado que Harry estaba enamorado de un desconocido para él.
Le limpió las lágrimas al ojí verde y le dijo:
—Ya no importa, eso ha quedado en el pasado –trató de entender él mismo, porque aunque doliera había que seguir adelante.
Harry le miró asustado, tragando grueso habló:
—Si importa….Yo….Estoy enamorado de ti. No he podido olvidarte y aunque me odies no voy a seguir mintiéndote, ya no soporto más verte con otras personas, odio a Hermione Granger por haber sido tuya, es solo envidia –aceptó Harry sintiéndose fatal.
Severus le miraba sorprendido, aun con clara confusión en los ojos le preguntó:
— ¿Eso quiere decir que no le va a molestar que cumpla mi promesa? Estás enamorado de mí de todas formas –preguntó mirando a Harry sonrojarse.
—Tú no me amas, yo no me puedo casar así –fue la replica que pudo dar Harry.
Severus desvió la mirada y dijo sincero:
—No se si no te amo Harry –volviendo a mirarle a los ojos. —Este día sin ti, fue horrible, yo no quiero jamás que te enojes conmigo yo solo quiero tenerte siempre, como “aquella vez” –reconoció sin pena alguna Severus.
— ¿Y si necesito que me ames? –preguntó Harry mirándole cariñosamente.
—Solo sé que te quiero tanto que la verdad no sé si es amor –acercando sus labios a los de Harry le preguntó. — ¿Te casarías conmigo?
—Si. –aceptó Harry antes de sentir sus labios atrapados por los de su prometido. ¡Severus era su prometido! ¡Suyo! Era completamente feliz.
Severus lo atrajo hacía sí, besando con ternura los labios del que seria su consorte, Harry le respondía igual de deseoso, cosa que ya no sorprendía a Severus como antes, le encantaba saber que Harry siempre le había amado. Que era solo suyo.
Harry se recostó en el mueble y haló a Severus hacia sí, éste gimió un poco, aun le dolía la herida que se estaba curando.
Harry al darse cuenta le hizo recostarse en el respaldo del sillón y abriendo la camisa reviso la herida.
Severus comentó chistoso:
—Si tanto querías verme sin camisa, búscate una mejor excusa Harry. –éste le apretó duro cerca de la herida para que no dijera bobadas, surtió efecto Severus gimió y se cayó.
Harry con su maletín de primeros auxilios cambió la venda y selló la piel desinfectada abierta, después de acomodar todo se sentó junto a Severus.
—Te extrañaba chiquito -mirando a Harry evaluativamente le dijo. —Estas sexy bonito. –mordiendo su oreja coquetamente.
Harry se sonrojó y abrazándose al hombre cerró los ojos.
¡Como amaba su vida!
Capitulo 5