Dame tu mano.
(Beta: Mishima Reika)
Capitulo 09.- Pensando en ti
Harry tomó un profundo suspiro para terminar de convencerse a si mismo de lo que iba a decir, antes de continuar hablando. Notaba las miradas de Hermione y Ron puestas en él. Los chicos lo miraban fijamente, a la espera de que continuara hablando, como si sus la palabras fueran a decidir el futuro del mundo entero. No pudo evitar sonreír internamente por ello, sabía que no podría negar que tenía buenos amigos, que siempre habían estado allí en los buenos y en los malos momentos, superando a su lado cada uno de los obstáculos que le ponía la vida. Este era uno mas de esos obstáculos y no se dejaría vencer, se lo debía a sus amigos y a si mismo el ser feliz, y eso era justamente lo que planeaba hacer: Seguir recorriendo el camino, disfrutando de cada sonrisa que el tiempo le trajera, dejando pasar sin pena ni gloria los amargos momentos.
Volteó entonces a mirar a Snape. El hombre también lo miraba, con una mezcla de sentimientos reflejados en el rostro, pero sin dejar apreciar claramente ninguno de ellos. Su mirada era serena, aunque Harry podía ver en ella una mezcla entre melancolía y anhelo, se notaba que estaba a la expectativa de lo que estuviera a punto de decir y no pudo evitar preguntarse que seria lo que habría pensado el mayor con respecto a aquel beso que le había dado de la nada. ¿Lo habría tomado como una tontería de un chico o habría alimentado su amor? Aunque sabia que mas que preguntarse eso debería estar pensando en por que le había hecho tal cosa o por que estaba tan al pendiente de Snape.
Bajo un poco la mirada, pasándose una mano por el vientre y continúo hablando:
—Yo creo que le voy a tomar la palabra, chicos. Dejare que Snape… digo, que Severus sea el padre del bebé.
—Harry, no puedes dar en adopción a tu hijo —susurró Hermione— Eso… eso es tonto. Yo pensé que después de todo lo que paso tu… bueno, habías pensado mejor las cosas.
—Hermione, tranquila —exclamó Harry por lo bajo— No lo entendiste. Veras, por eso he decidido llamar a Snape “Severus”, porque no pienso ir a ningún lado y el bebé tiene que acostumbrarse a escucharnos algo mas… íntimos. Todo el mundo sabe ya que él es el papa del pequeño, eso es lo mejor que pueden creer y yo no pienso desmentirlo porque sé que Severus será buen padre para él, se que lo cuidara mucho, que lo querrá y yo estaré allí para ponerle un alto cuando se quiera pasar de la línea que divide a un estricto padre de un malnacido profesor de pociones. Así que todo está bien, ¿verdad?
Hermione lo miro un poco ilusionada y dijo:
—Entonces no se lo darás cuando nazca y desaparecerás, ¿verdad?
—Bueno, yo creo que no, pero aun no hablo con Severus de eso.
Harry volteó a ver a Snape. El hombre se había conservado en un completo silencio, ¿acaso no era la decisión que había querido que tomara o era quizá que su beso lo había arruinado todo? No lo había planeado, aquello había sido simplemente un impulso por el momento y no un acto consiente, no había problema entonces, ¿Verdad? Todo estaba bien…
Harry se paso una mano por el cuello y lo apremio para que dijera algo.
—¿Tu qué dices?
—Me temo, señor Potter, que tendrá que darme más explicaciones que esa —dijo Snape al fin— Quiero saber por que ha tomado esa decisión y que tienen que ver sus recientes actos en ella.
—Primero, llámame Harry de una buena vez, y segundo… Tú me dijiste que querías ser su padre, adoptarlo y yo… bueno, creo que es mejor que ambos estemos allí con él, para que no sienta mas cariño de un lado que del otro.
—¿Todo simplemente es por el bien del bebé? — pregunto Snape
—Sí, bueno… ¿Por qué más seria?
—De acuerdo, entonces explíqueme porque me besó o por que se puso celoso hace un momento.
Harry desvió la mirada, un poco sonrosado y replicó a la defensiva:
—No lo sé, ¿vale? Fueron solo impulsos, tengo muchos de esos y variados….
—Muy bien, pero ¿Qué lo ínsito para que accediera a tales “impulsos”? ¿Acaso es para ustedes besar a alguien cualquier cosa y lo hace solo por que el momento es propicio sin ningún sentimiento que este involucrado?
—¡No es que sea cualquier cosa! Es que… quería hacerlo. ¿Y sabe que? Si tanto quiere escuchar lo que sentí, pues muy bien, se los diré a los tres —Harry se alboroto un poco el pelo y miro hacia la nada antes de continuar hablando— Me gustó. ¿Sabes? el que estabas allí cuando tenía miedo; me gustó que no te fueras dejándome como si nada pasara cuando te pedía ayuda, como lo habrías hecho antes solo por guardar las apariencias. Fue bueno… lindo sentirte cerca. Me sentí seguro en tus brazos, comprendí que todo estaba bien por que tú estabas allí, conmigo…. Y cuando te miré, observándome preocupado, sentí algo raro, fue como si callera a un precipicio y aterrizara suavemente. Era como si fueras un imán atrayéndome, había una fuerza impidiéndome apartarme de ti y me hiciera querer sentirte mas cerca. Y cuando al fin estuviste allí, cuando al fin te tuve entre mis brazos no quería separarme nunca más. Para mi era como si el mundo existiera solo en tus labios, esos labios besándome de una forma que…
—¡Harry! —Lo interrumpió Ron casi en un grito— No me tortures mas, estoy seguro que Snape ya capto la idea.
Harry se sonrojó de golpe. No había querido decir tantos detalles de lo que había sentido tan a la ligera, solo que cuando había comenzado a hablar no había podido detenerse, quería expresar todo lo que sentía en su interior. Quería que Snape lo entendiera.
El mayor se había conservado mirando al chico apacible y cuando al fin habló lo hizo con una voz mas suave de lo normal.
—Po… Harry, ¿de verdad sentiste eso o solo quieres burlarte de mi?
—¿Burlarme? —repitió Harry entornándolo los ojos.
—De verdad espero que no encuentres divertido hacerme pensar que sentiste algo más aun conociendo mis sentimientos, no me gustaría volver a mirarte como a tu padre. No quiero que estés alimentando un amor imposible, es mejor dejar las cosas claras desde ahora para no ilusionarme mas, ¿no te parece?
Harry miro a Snape a los ojos y se fue acercando inconscientemente a él. Lo tomó de una de sus manos y jugó un poco con los huesudos dedos del hombre, sin atreverse a mirarlo a la cara.
—Si lo que quieres saber es si tú y yo podríamos ser algo más, si yo podría corresponder tus sentimientos, entonces… no se que decirte. Sé que no podría imaginar verte con alguien más si vamos a compartir un hijo, pero tampoco puedo decidir algo ahora por que no estoy seguro bien de lo que siento. Lo único que ahora puedo decirte es que quiero que estés con nosotros y… sólo con nosotros.
Snape sonrió casi imperceptiblemente, pensando que no podría pedir más de Harry por el momento, y solo apretó un poco su mano en señal de aceptación. Harry se esforzó por mirarlo a la cara y se mordió un poco los labios para no sonreír tontamente.
Snape se aclaro un poco la garganta y recompuso su porte altivo.
—Ahora solo basta que me expliques por que diablos me dijiste “coqueto”
Harry recordó de golpe como Snape había mirado a aquella mujer y frunció el seño, entrecerrando los ojos, acusador antes de hablar.
—¿Qué hacías mirando a aquella mujer? Jamás pensé que el profesor Snape fuera de ese tipo de hombres.
Snape no pudo evitar sonreír de lado mirando al chico.
—No se preocupe, Potter. Soy un hombre fiel y se aseguro que no me iré con alguien mas, mucho menos delante de sus narices.
—Sí, claro… ¿entonces por que la mirabas?
—Para su información no la miraba por lo que usted cree, Potter. Lo que yo observaba era el periódico —explicó Snape y al ver la cara de incredulidad que Harry ponía continuo—: Había un particular encabezado en la conocida revista “corazón de bruja”
—¿En esa revista? ¿Cuál era? No veo por que a alguien como tú tenga que estar interesado en una nota de allí —preguntó Harry curioso.
Notó como Snape rodaba los ojos, maldiciendo por lo bajo la curiosidad de Harry y su manía por hacerlo explicar todo.
—Me limitare a citar textualmente y no pienso repetir ni una sola palabra —dijo el hombre serio— “Los atributos que conquistaron al niño-que-vivió. ¿Qué tan bien dotado está Snape? “
Harry tuvo que hacer un esfuerzo por no imaginarse nada mientras se ponía algo rojo, al igual que Hermione, y Ron profería una sonora queja por haber recibido demasiada información.
—V-Vale… seguro mañana me enterare de todo eso —dijo Harry sacudiéndose la cabeza— Ahora… ¿Qué no ibas a llevarnos a comer? Te había dicho que tu hijo y yo tenemos hambre.
—Vamos —Fue todo lo que contesto Snape “lo que me hace decir este niño”
Comenzaron a caminar de tras de el hombre, tratando de no llamar tanto la atención mientas buscaban algún restaurante que atrajera el olfato de Harry.
—Sabes, Harry —comenzó a decir Ron en cierto momento— Todo eso que dijiste esta muy bien… pero ¿Por qué insistes en decirle “hijo” si será una niña? Tienes que decirle “hija”
—Es obvio que será un niño, Ronald — exclamó Hermione.
—En realidad, Ron, yo también creo que será un varón —susurró Harry como si estuviera diciendo una indiscreción.
—No puede ser... ¿tu también, Harry? —Se quejo Ron— ¿Es que todos están en mi contra?
—Yo solo digo que siento que será un niño, nada más.
—Pues lamento diferir, Harry —comenzó a decir Snape como si nada— pero te aseguro que será una pequeña niña.
—¡Aja! ¿Lo ven? —estalló Ron feliz por una vez de escuchar hablar a Snape, apoyándolo— Es un placer coincidir en esta vida, profesor. Ahora seguro que no puedo perder.
—Esto no es una apuesta, ¿sabes, Ron? — lo reprendió Hermione
—Da igual, Hermione. Con Snape pensando lo mismo que yo, por una milagrosa vez en la vida, seguro que será una niña.
—No está de tu parte.
—Calla, no seas envidiosa, tú tienes a Harry apoyándote y yo a Snape, estamos parejos… casi, así que confórmate y acepta que el de la suerte soy yo.
—Oh, por Dios, Ron…
—Tengo que comenzar a comprar cositas en rosado… y lila también.
Harry sonrió acariciándose el vientre mientras miraba a Snape caminar con un aire satisfecho por el hecho de que Ron estuviera tan seguro de que si lo decía él, entonces no podría fallar.
***
Los siguientes días y semanas fueron particularmente raras para Harry. Se había ido de nuevo a vivir a la casa de Snape y se había instalado en el lugar. Cuando se llegaba a acostumbrar a la casita, esta resultaba muy confortable. Snape lo había hecho comer exactamente a sus horas las tres veces al día y no lo dejaba esforzarse mucho, alegando siempre que necesitaba reposo y cuidados lo mas posible como la medimago había dicho. Como consecuencia ahora su vientre crecido considerablemente para las escasas cuatro semanas y fracción que habían pasado. Comenzaba ya a dolerle la espalda y se quedaba dormido al estar tan solo unos momentos sin hacer nada y cuando despertaba se encontraba extrañamente demasiado cansado para hacer cualquier cosa.
Los periódicos no habían dejado de poner una nota tras otra sobre su relación con Snape, siempre con títulos llamativos entre los que destacaban “Apasionado beso en el ministerio” nota en la cual un testigo aseguraba que él y Snape habían estado a punto de aparecerse una cama en el ministerio si no fuera por que los habían interrumpido y separado. El corazón de bruja, junto con demás revistas para jovencitas, no se cansaban de publicar supuestas entrevistas con Harry, donde este describió a detalle cada uno de sus apasionadas noches de pasión, en los lugares mas remotos que se puedan imaginar y siempre dejaba muy en claro que el mayor era mucho mejor en la cama que como pocionista, y eso tratándose de Snape, era decir bastante. Harry supuso que por eso había sido que las mujeres se le quedaban mirando tanto al hombre y aunque no le gustaba mucho eso, le encantaba ver la cara de envidia que ponían cuando lo miraban a él a su lado. Snape y el, en cambio, habían comenzado a hacer apuestas sobre quien haría el próximo desayuno si acertaban que seria lo próximo que publicarían y Harry, por alguno motivo, terminaba perdiendo, aunque la mayor parte de las veces se dormía justo en el momento que tenia que pagar la apuesta y Snape acababa cocinando para ambos.
Harry inconscientemente se había estado acercando mas al hombre, descubriendo que detrás de aquella máscara de seriedad y dureza había una persona con sentimientos que sabia amar, reír, disfrutar de la vida e incluso holgazanear cuando no le apetecía hacer nada. Como era los domingos por las mañanas donde Harry tenía que hacer hasta lo imposible por despertar al hombre al mediodía. Ese hecho fue lo que mas sorprendió a Harry, siempre había creído que Snape era un rígido hombre militarizado en todo momento que se despertaba con el cantar del gallo… aunque tampoco lo había imaginado lavando ropa o aseando su casa. Pensaba que para eso tendría elfos domésticos o alumnos castigados que tuvieran que hacer la limpieza por él.
No había querido preguntarle nada sobre su infancia en esa casa, ya que pensaba que suficiente había visto sin su permiso como para querer conocer más, aunque algunas veces le era imposible no curiosear por la casa y encontrar cosas particularmente horrendas guardadas en los más remotos sitios. Para compensar esto se había empeñado en contarle a Snape las cosas has absurdas que le habían pasado con los Dursley, como cuando la vecina le pago por que cuidara a una gallina llamada Galleta y cuando se descuido la pequeña había hecho sus necesidades al lado de la taza de té del tío Vernon y cuando este volvió se había comido la gracia de la gallina pensando que era un chocolate con forma peculiar sin que Harry pudiera hacer nada al respecto.
Los reporteros en algún momento se habían cansado de rodear la casa y ahora ya se podía salir perfectamente a pasear por los alrededores in ningún problema. Harry se iba a caminar por el rio o a recorrer las callecitas del pueblo cuando Snape estaba demasiado ocupado como para prestarle atención. Imaginaba que estaba buscando alguna forma de conseguir dinero ahora que no había tomar el cargo como profesor en el colegio. Snape le había contado que McGonagall le ofreció que continuara como Director y cuando lo había rechazado diciendo que el cargo le pertenecía a ella, le había dicho que entonces seria el subdirector y tomaría la plaza como profesor de defensa contra las artes oscuras, recibiendo solo una nueva negativa. El hombre le había dicho a la profesora que suficiente alboroto había causado en el colegio como para querer continuar en él y a Harry le había dicho que no había algo ya que lo atara al lugar, ni la guerra, ni Voldemort, ni Albus, ni ningún trabajo como espía…. Y tampoco estaba Harry Potter necesitando su protección en aquel castillo.
Harry sabía que Snape no la estaba pasando nada bien económicamente, un sueldo de profesor no dejaba lo suficiente como para ahorrar, y dudaba que le hubieran pagado algo por del mortífago o espía. Sabía que el hombre tenía varios talentos aunque a pesar de ellos la gente tendría aun miedo de contratarlo para cualquier cosa. Tiempo después se entero que estaba preparando difíciles pociones donde Harry no podía ir, o redactando con su apretada letra guías para realizar conjuros y maldiciones para magos inexpertos de otros países, extorsionándolos con cantidades de dinero mucho mayores a lo que valían en realidad aquellas cosas. Sin embargo, también él intentaba cooperar con algo y mandaba de tanto en tanto a Kreacher a traerle algo de dinero de su cámara. Había convencido también a Hermione y Ron de averiguar como quitar el conjuro anti Snape que ojoloco le había puesto a la casa de los Black, su casa, y como consecuencia siempre que llegaban a visitarlo traían los pelos quemados y en punta.
—Vaya pinta traen… —dijo Harry sentado cómodamente al frente de un televisor encendido— Aunque es bueno ver que están felices.
Hermione y Ron habían entrado por el umbral de la casa, con las ropas totalmente blancas pero con unas radiantes sonrisas en las caras.
—Bueno, Harry, es que hemos conseguido quitar la maldición al fin —contestó Hermione orgullosa de sí misma.
—¿Cómo lo han logrado? —preguntó Harry tratando de enderezarse pero solo logrando imitar a la perfección a una tortuga de espaldas.
—Un mago nunca revela sus secretos, compañero —dijo Ron regodeándose por su logro mientras ayudaba a Harry a sentarse bien y le media en la panza un mameluco amarillo con rosa— Mira lo que el tío Ron te compró, a que te veras guapa cuando salgas, ya veras.
Harry sonrió mirando a Hermione hacer un mohín y contestar:
—Te he dicho que lo compraras azul, Ron, es un niño. Y además le pegaría con los zapatos que le compré.
La chica sacó de su bolsa un par de zapatos deportivos en miniatura y totalmente azules hasta las agujetas. Harry ya se había resignado a que siempre que los visitaban llevaban ropita o juguetes, uno para niño y otro para niña, peleándose cada vez por diferir, así que prefería no meterse en sus rencillas y tomar lo que con tanto cariño le regalaban y agradecer, aunque sabía que Snape se desasía de las cosas demasiado masculinas cuando creía que no lo miraba Harry. En su cita con la medimago, habían acordado no saber el sexo del bebé hasta el momento que naciera. La mujer le había dicho que el bebito iba bien de salud y que le alegraba que se hubiera puesto a comer bien de una vez por todas, así que por esa parte se había quedado más tranquilo.
—Gracias, chicos —sonrió Harry tomando las cositas que le ofrecían
Hermione volteo a ver alrededor mientras se sentaban ella y Ron a su lado.
—¿Dónde está Snape? —preguntó— ¿Estas solo?
—Está arriba, poniendo hechizos de… calefacción, si, eso. Eso que hace un frio horrendo en este lugar por las noches —contestó Harry sonriendo de lado.
—Entonces, Harry… ¿Cómo les va a ustedes dos? —susurró la chica indiscreta
—Pues… supongo que bien. Ayer se quedo dormido mientras escribía y créanme chicos que es sorprendente el equilibrio que tiene para dormir sentado. Lo malo fue que se despertó cuando le intentaba trenzar el pelo…. Lo único bueno fue que descubrí que aun puedo correr rápido con todo y mi pancita.
Harry se puso a reír por lo bajo, mientras Ron y Hermione compartían una significativa mirada.
—Entonces, Harry ¿no se han besado otra vez? — murmuró Ron.
Harry se puso a mirar fijamente la televisión, encontrando de repente la programación bastante entretenida, mientras luchaba por mantener el color normal en sus mejillas.
—N-No…. Ya saben que lo nuestro es solo por el bebé. Nos lee historias mágicas algunas veces, son increíblemente mas sorprendentes que las que le cuentan a los niños Muggle, Hermione, Hay una sobre un sirena y un frijol que… Ehmm… digo, no hay nada aparte del bebé entre nosotros.
—Bueno, si Harry, pero tu sabes lo que Snape siente por ti y pues…
—¿Cómo va todo en la madriguera, Ron? —preguntó Harry cortando el comentario que Hermione hacia.
No tenia ganas de ponerse a pensar en esas cosas. Si bien ahora consideraba diferente a Snape y si algunas veces había descubierto al hombre mirarlo mientras se hacia el dormido, pasándole las manos por el pelo delicadamente, y se había sentido extrañamente bien, Harry refería pensar que todo era por que le iba a dar un hijo, una familia era una familia aunque no compartieran lazos de sangre.
—Fleur volvió con Bill —le comenzó a decir Ron, apoyando totalmente la idea de cambiar de tema— Creo que fue porque Ginny se ha estado pasando con sus comentarios.
—¿Qué fue lo que dijo? — preguntó Harry.
—Pues como todo lo que dice de ti ya se publicó y se esta quedando sin ideas que inventar, ahora esta diciendo cosas de la familia, no atraen tanto como lo tuyo, pero a algunas personas les interesa saber que un empleado del ministerio esta teniendo un amorío con otra mujer mientras su esposa se… Ummm… se vende para conseguir para comer en su ausencia.
Hermione soltó un bufido mientras Harry abría los ojos como platos.
—¿Cómo?
—Nada de eso es verdad claro —siguió diciendo Ron como si no lo hubieran interrumpido— Ahora todos saben que Ginny es algo… mentirosa y comienzan a considerar eso de pedirte disculpas por todo lo que te dijeron pero después se les quitan las ganas luego regresan... En fin, eso pasa.
—U-Ustedes no han dicho nada sobre… la verdad ¿cierto? — preguntó Harry un poco alarmado
—No, no, Harry, ellos siguen pensando que Snape es el padre. Nosotros no diremos anda hasta que tú lo hagas —Le aseguro Hermione— Aunque se tienen que enterar tarde o temprano Harry y mejor seria…
—¡Snape es su padre! —exclamó Harry varios tonos mas arriba de lo que quería— Él es su padre y eso lo único que todos tienen que saber.
En ensordecedor silencio se extendió por la pequeña sala, incomodando a Hermione y Ron. Ellos no querían llevarle la contra a Harry, aunque sabían que el día en que tendría que decir la verdad llegaría muy pronto. Harry estaba ya pasando por muy poco los seis meses, el día de su parto iba a llegar muy pronto y quizá los medimagos se darían cuenta que Snape no era el padre en cuando vieran al pequeño. ¿Qué tal si se parecía a Voldemort en su época mas oscura?
>>Snape y yo nos mudaremos a Grimmauld Place —dijo Harry en un susurro— Él dice que este no es un lugar para criar a un niño y como el vivió aquí, supongo que por algo lo dirá, ¿no lo creen?
—Bueno… pues se topara con una sorpresa cuando llegue allí —rió por lo bajo Ron
—¿Por qué lo dices?
—Lupin consiguió dejar un retrato de Sirius antes de morir, era un regalo para ti y créeme que no le gusta mucho al retrato de Sirius que vivas con Snape, menos aun que estés esperando a su primogénito.
—¿Sirius? —preguntó Harry con una radiante sonrisa en los labios— ¿De verdad? Tengo que verlo…
—Recuerda que es un cuadro, Harry, no el real —murmuró Hermione.
—Pero es Sirius, ¿sabes lo mucho que quería verlo? —dijo Harry poniéndose en pie con algo de dificultad— Tengo que llegar con él.
—Vaya, Harry, si Black no estuviera lamentablemente muerto lo comenzaría a tomar como un serio rival de amores.
Harry volteo a mirar a Snape y sonrió por la cara que el hombre ponía al escuchar el nombre de su padrino en su propia casa. Se acaricio el vientre acercándose a Snape mientras murmuraba:
—Mira, Severitus, llego Papi.
—¿Severitus? —repitieron atónitos Ron y Hermione a coro.
—A mí también me parece un apodo horrendo —murmuró Snape mirando a otro lado
Harry ensanchó su sonrisa, ignorando los comentarios del apodo de su bebé.
—Oh, vamos, corazón, no te pongas así… Severitus y yo queremos ir a ver a Sirius.
Snape rodo los ojos algo fastidiado por el tono meloso que Harry utilizaba al hablar, mientras Ron parecía estar apunto de desmayarse y Hermione sonreí tranquila.
—Deja de llamarnos así y vas a donde quieras, mientras no.
Harry se quedo mirando fijamente a Snape, haciendo un enorme esfuerzo por dejar de sonreír tanto y tratar de mirarlo como de antaño, aunque le fuera prácticamente imposible. Había algo en el hombre que hacía que se sintiera diferente, cómodo con su presencia y a su lado, quizá demasiado, y Harry estaba consciente de ello aunque tratada de ignorar ese hecho
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