La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 The Blesséd Boy. Capítulo 24. La primavera es la estación de la fertilidad

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alisevv

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MensajeTema: The Blesséd Boy. Capítulo 24. La primavera es la estación de la fertilidad    The Blesséd Boy. Capítulo 24. La primavera es la estación de la fertilidad  I_icon_minitimeSáb Ene 15, 2011 6:46 pm

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Harry sentía que había algo muy diferente en los ritos que estaban por llegar. Ya había asistido a dos de las caminatas para asegurar los límites y sabía lo que eso involucraba, pero las celebraciones de primavera tenía excitados a todos los miembros de la Comunidad. Las mujeres también participaban en los ritos de fertilidad; Harry ahora sabía que una vez terminaran el rito en la Piedra del Este, se reunirían en los viñedos con las componentes de la Comunidad. Nadie decía mucho acerca de lo que allí sucedería, y Harry recordaba cuán nervioso había estado la primera vez que había asistido a un rito limítrofe, sólo para encontrarse con que la magia practicada era sencilla y no requería que él se desnudara. Esto sería probablemente igual, se decía a sí mismo, pero el aire de excitación palpable en la Comunidad a medida que se acercaba el veintiuno de marzo le hacía dudar. La preocupación sobre Scylla también zumbaba en el fondo de su mente. ¿Tendría Severus que hacer algo con ella?

Scylla parecía percibir el nerviosismo del joven y siempre andaba con una enigmática sonrisa en el rostro que claramente decía ‘sé algo que tú no sabes’. Harry se esforzaba en ignorarla, pero su voz interna no dejaba de preocuparle por los ritos de fertilidad. Severus era suyo, ¿verdad? Tan pronto como llegaba ese pensamiento, se sentía culpable. Severus se había comprometido con él, le había dicho que le amaba, y nunca le había dado razones para preocuparse. Era simplemente estúpido seguir preocupado por eso. Pero Harry se preocupaba, por mucho que intentara no hacerlo.

El tiempo no podía haber estada mejor durante el equinoccio. Todos madrugaron y salieron a ver el radiante y ventoso día. Sin embargo, el viento no era demasiado fiero, y la caminata para reforzar los límites transcurrió tranquilamente. Después de verter su esencia en el cauce de la Piedra del Este, los hombres se enderezaron y girándose hacia el noroeste, se encaminaron hacia los viñedos.

Cuando llegaron al sitio, que estaba mostrando los brotes verdes de la nueva estación, Jolyon se reunió con Abigail, quien estaba conduciendo a relámpago. El semental casi blanco brincaba con excitación y Abigail estaba confrontando problemas para sostenerlo.

—Apostaría que puede oler a las yeguas —comentó ella.

—Él sabe lo que va a pasar —convino Jolyon, asiendo la cuerda—. Vamos, Relámpago, cálmate —al tiempo que hablaba, tiraba de la cuerda para contener al semental. Bajo la fuerte sujeción del granjero, el caballo se quedó quieto, pateando el terreno para demostrar su impaciencia.

Un grupo de mujeres se estaban acercando, cantando una canción. Alrededor de sus cabezas, Scylla, Lydia, Miranda y Richeldis llevaban guirnaldas tomadas de la nueva primavera, las hojas brillantes contrastando con sus cabellos. Lidya conducía una linda yegua castaña. Relámpago relinchó en saludo a su pareja que se acercaba.

Una vez que las mujeres entraron en el viñedo con la yegua, se pararon entre dos hileras de viñas. Jolyon condujo al semental hacia ellas, aunque más parecía que era Relámpago el que jalaba al granjero.

—Estamos todos reunidos para venerar la fertilidad de primavera —anunció Severus—. Rendimos homenaje a la Tierra, nuestra Madre, con una ancestral danza de alegría. Las bendiciones de la Madre caigan sobre esta bestia —colocó su mano sobre la frente de Relámpago y la pequeña yegua levantó su cabeza, impaciente por obtener lo mismo. Severus caminó hasta ella y puso la mano en su frente; la yegua se calmó y le dejó hacer—. La fertilidad de la Madre caiga sobre esta bestia.

Jolyon acercó más a Relámpago y el semental resopló y bufó, asegurándose que la yegua estuviera lista para él. Ella estaba en sintonía con la temporada e hizo su cola a un lado, revelando su hinchada vulva que se crispó al acercarse el semental. Su pene estaba duro, saliendo de su funda, goteando liquido en el terreno mientras se colocaba detrás de ella. Jolyon tomó el pene del semental y lo guió hacia la yegua, facilitando el camino para que se hundiera en su interior; de inmediato, Relámpago bombeó, chillando su placer. La yegua giró la cabeza para mirar sobre su hombro y Harry pensó que lucía como si estuviera tratando de recordar el momento.

No pasó mucho tiempo cuando fue obvio que Relámpago había vaciado su esencia dentro de la yegua, y se retiró y saltó, bufando. La yegua coceó ante esto, pero el semental fue demasiado rápido y no se dejó alcanzar por sus cascos. A Harry no le pareció tan erótico como cuando había visto a Relámpago montar el caballo castrado cerca de un año antes. Quizás fuera porque estaba más acostumbrado al sexo, o quizás porque todo había sido demasiado rápido.

>>Las bestias bendijeron la Tierra, y ahora nosotros haremos lo mismo —continuó Severus. Harry observó mientras les entregaba un pequeño vial de cristal a cada uno—. En honor de nuestra Madre, la Tierra —Severus abrió el recipiente y bebió.

Los demás le imitaron y Harry abrió el suyo; automáticamente, olió el contenido tratando de detectar los ingredientes. Vio que Severus le sonreía y se mostró un poco apenado; se suponía que no era el momento para hacer análisis. Bebió el contenido, que tenía un gusto ácido. De inmediato se le subió a la cabeza. Sintió como si su sangre se calentara, su cabeza empezó a punzar como si hubiera corrido una carrera, y su polla se endureció casi instantáneamente. Estaba mirando todavía a Severus y sus ojos se abrieron con sorpresa. Su maestro le sonreía, y era una sonrisa llena de promesas.

>>Dedicaremos nuestras acciones a la Tierra; nuestra energía se entregará en honor al espíritu de la estación, la revitalización de la sangre y la necesidad de procreación. Que la Tierra pueda aceptar nuestras acciones y nos conceda un año fértil.

Harry no era capaz de apartar los ojos de Severus. Su maestro nunca había lucido mejor a su vista: alto, con su negro cabello azotando sus mejillas debido al viento de primavera, sus ojos oscuros mirándole fijamente como si quisiera comérselo. Harry era un voluntario feliz para ser comida de Severus y avanzó un paso. Por el rabillo del ojo vio a Josiah abrazar a su esposa, cayendo sobre Lydia con un rápido movimiento que era reflejo del que Relámpago había tenido hacia la yegua. Distraído, observó alrededor para ver que Miranda ponía su mano en la mano extendida de Jolyon. George y Richeldis se estaban besando, a un ritmo más lento que la gente más joven, pero el placer compartido era evidente.

Harry buscó para ver lo que estaba haciendo Scylla y notó que le estaba observando, sus ojos oscuros mostrando alguna emoción feroz. Podría haber sido odio, o celos, cualquiera de esos sentimientos Harry podría aceptarlo, pero esto podía ser deseo, y él no quería ver eso en el rostro de la bruja. Argus Filch se acercó a ella y le tendió la mano. Scylla torció el rostro. Miró a Severus, pero éste estaba tendiendo su mano a Harry. Con un bufido, Scylla aceptó la oferta del Squib y prácticamente se lanzó sobre él. Harry jadeó.

>>Harry, ven conmigo —la voz de Severus era profunda y apremiante, y el joven apartó los ojos de lo que le rodeaba, en tanto sus vecinos comenzaban a deshacerse de sus ropas, el afrodisiaco añadiendo urgencia al momento.

Harry miró los ojos de su maestro y vio deseo y amor, y entonces olvidó todo lo demás, avanzando hacia Severus, que comenzó a besarle.

No había sido besado de ese modo desde antes del accidente. Severus parecía devorarle, sus besos destilando necesidad. La sangre pulsó en los oídos de Harry mientras respondía con una pasión similar, hurgando en la capa de su maestro. Él deseaba, necesitaba y sabía —en alguna parte de su corazón lo sabía— que esta vez conseguiría la culminación que tanto había anhelado.

Los sonidos a su alrededor aumentaban su excitación; gruñidos guturales y gemidos de placer, y pensaba que algunos de ellos provenían de Severus y él mismo. Sin necesidad de varita, su maestro se deshizo de las ropas de ambos y le atrajo tan cerca que ni un milímetro de piel se quedó fuera.

>>Te deseo, Harry. Quiero poseerte, ahora…

—Sí, por favor —gimió, tocando a Severus dondequiera que alcanzaba, sintiendo su maravillosa y caliente dureza presionando—. Por favor, tómame; hazme tuyo.

Severus gimió su placer ante esto, sus manos tocando con urgencia la polla de Harry, deslizándose hacia atrás, separando las nalgas. Susurró unas palabras y el joven sintió algo aceitoso, y jadeó cuando un largo dedo de su maestro irrumpió en él, deslizándose dentro de su abertura. Empujó a su vez, deseando esto; deseando tener a Severus en su interior, sin importarle que nunca antes lo hubiera hecho. Sus inhibiciones y miedos habían sido eliminados por el afrodisiaco; sabía que lo deseaba, y que se sentiría bien. Mejor que cualquier otra cosa que hubiera sentido antes. Ya era tiempo.

Severus le dio vuelta de modo que su espalda pegara contra el pecho de su maestro. Harry estaba a punto de protestar pero el mayor le animó a que bajara al piso. Harry se encontró arrodillado, con el hombre abrazándole por detrás. El dedo de Severus regresó, y luego otro más. Él sentía a su maestro en su interior por primera vez, los dedos acariciándole íntimamente y abriendo su canal.

—Harry, te necesito mucho. Te he deseado desde la primera vez que te vi. Cuán estúpido he sido al esperar; pero ahora honraré a la Madre con este acto. Tu virginidad potenciará el rito en mayor medida de la que lograríamos habitualmente. Grandes cosas sucederán este año en Eigg, lo presiento.

Harry se acunó contra los dedos; estaba listo y lo sabía.

—Por favor —gritó, sonando agónico por la necesidad. Escuchaba las palabras de su maestro, pero no era capaz de concentrarse en ellas en ese momento. Todo lo que podía sentir era su necesidad, la desesperación de su cuerpo por sentir el pene de su maestro—. Por favor, hazlo ahora, Severus. Por favor.

—Dedico nuestro amor a este sitio, a la Tierra en que vivimos, aquí en Eigg —declaró Severus en voz alta mientras alineaba su miembro y embestía dentro del cuerpo de Harry—. Con toda la fuerza con que te amo, Harry, bendeciré a nuestra Madre, y suplicaré porque proteja y bendiga nuestra vida en común —agregó en un susurro—: Repítelo.

Harry nunca sabría cómo logró repetir esas palabras; de hecho, difícilmente sabía dónde se encontraba en ese momento.

— Con toda la fuerza con que te amo, Severus, bendeciré a nuestra Madre, y suplicaré porque proteja y bendiga nuestra vida en común,

El joven apenas estaba vagamente consciente de los ruidos que le rodeaban provenientes de las otras parejas. Incluso aquellos que se mantenían solos estaban involucrados. El semen de Danyel se roció sobre el terreno cuando se corrió luego de masturbarse felizmente en el medio de la actividad sexual. Abigail, que sin duda se reservaba para Jamie, gritó mientras se complacía a sí misma, apoyada detrás de una gruesa viña. Nada de esto parecía importante; difícilmente parecía real. Todo lo que Harry podía pensar era que Severus estaba embistiendo en su interior, gruñendo con el esfuerzo y la necesidad, indicando que él era finalmente el verdadero amante de su maestro. Ya no era virgen.

Los gemidos de placer de Harry parecían inadecuados. Él sabía que había algo de malestar implicado en la pérdida de la virginidad, pero la marea de deseo que le inundaba se aseguraba de que su mente no pudiera procesarlo. La poción que había bebido aseguraba su entusiasta participación en el rito. En este momento, deseaba decirle muchas cosas a Severus; decirle cuánto amaba esto, ser llenado por el cuerpo de su maestro unido al propio. Pero no sabía qué palabras usar, incluso si hubiera sido capaz de hablar, así que gritó y aulló un sonido de felicidad que la Tierra comprendió bastante bien.

Aunque los ojos verdes estaban cerrados —las sensaciones eran demasiado intensas para que pudiera ser de otra manera— Severus sí vio el resplandor que rodeó su unión. El poder del sexo mágico llenó el aire y los viñedos parecieron estremecerse como si tuvieran vida, como si estuvieran respirando. La Comunidad sería bendecida este año, Severus estaba seguro de eso.

Tal intensidad no podía durar mucho. El poder fue brillante pero de breve duración, y pareció consumirse a sí mismo lejos del suelo. Severus llegó al clímax y se liberó en el interior de Harry —seguramente habitualmente no era tan caliente— y Harry vertió su semen en la tierra bajo ellos, una libación a la Madre. Terminaron con Harry hundido en la tierra, con Severus aún arqueado sobre él. A su alrededor, las demás personas yacían exhaustas, ignorando el hecho de que estaban acostados sobre la tierra en una fría noche de marzo, la mayoría de ellos desnudos, y todos regodeándose en el arrebol de sus intensos orgasmos.

Severus y Harry estaban acostados en medio de ellos, todavía abrazándose estrechamente mientras el pene del maestro se deslizaba del interior de su aprendiz. Severus se permitió un momento de calma, dándose cuenta de lo que realmente había sucedido. Había tomado la virginidad de Harry en un ritual de poder y era consciente de la responsabilidad que ahora tenía para con el joven. Pero también tenía responsabilidades hacia su Comunidad, así que a regañadientes dejó ir a Harry y se levantó, convocando sus túnicas.

—Lo hicimos, amigos míos. Regresemos a nuestro hogar. La Tierra ha aceptado nuestras ofrendas para el año por venir.

Los demás también se levantaron, los más viejos con mayor lentitud. Las ropas fueron encontradas y puestas. Severus esperó a que todos terminaran, parado con Harry a su lado. Cuando todos estuvieron listos, les condujo de regreso a las edificaciones de la Comunidad, donde Miranda había dejado un gran guisado calentándose en el horno. Hubo poca conversación. El afrodisiaco, como la magia, había actuado rápido y con fuerza, y había desaparecido dejando a los participantes bastante drenados. Harry iba feliz, reclinado contra el brazo ofrecido por Severus. Se sentía exhausto, y sabía que su pareja pensaría que era a causa de su convalecencia, pero Harry pensaba que tenía derecho a estar cansado luego de los ritos limítrofes y la pérdida de su virginidad de un modo tan intenso. A pesar de su cansancio, sentía como si estuviera caminando sobre una alfombra de aire, pisando sobre la tierra como en un sueño. Él era al único a quien Severus quería. Nadie más. Era el único a quien Severus deseaba. A nadie más.




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Última edición por alisevv el Sáb Mayo 07, 2016 2:32 pm, editado 2 veces
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MensajeTema: Re: The Blesséd Boy. Capítulo 24. La primavera es la estación de la fertilidad    The Blesséd Boy. Capítulo 24. La primavera es la estación de la fertilidad  I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2014 11:41 am

vaya que momento...etto yo personalmente no se si pudiera hacer algo asi...como que me daria penita... :s...XD pero woah que momento..u////U
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MensajeTema: Re: The Blesséd Boy. Capítulo 24. La primavera es la estación de la fertilidad    The Blesséd Boy. Capítulo 24. La primavera es la estación de la fertilidad  I_icon_minitimeLun Mar 09, 2015 7:10 pm

sn duda alguna....este capitulo sin duda alguna es muyyyy intensooo...no importa las veces que lo lea....XD
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MensajeTema: Re: The Blesséd Boy. Capítulo 24. La primavera es la estación de la fertilidad    The Blesséd Boy. Capítulo 24. La primavera es la estación de la fertilidad  I_icon_minitime

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