La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 The Blesséd Boy. Capítulo 25. En Pascua

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alisevv

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MensajeTema: The Blesséd Boy. Capítulo 25. En Pascua   The Blesséd Boy. Capítulo 25. En Pascua I_icon_minitimeSáb Ene 15, 2011 6:54 pm

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La Pascua cayó en la semana siguiente al equinoccio. Harry decidió que era hora de escribirle a Neville —era un desastre en eso, habitualmente olvidaba escribir— y enviarle una postal de Pascua que le había hecho. Habitualmente, le escribía a través de los diarios hechizados que había comprado en Navidad, pero la postal debía ser enviada por los medios convencionales. Se sentó a desayunar con su tarjeta al lado de su plato; se la entregaría a Hedwig al terminar.

El maestro Snape no había llegado aún a la mesa; probablemente, estaría preparando la lección del día. Por tanto, Scylla estaba aprovechando la oportunidad para ventilar sus opiniones.

—Los hombres realizan los ritos limítrofes durante todo el año, así que creo que sería mejor que las mujeres realizaran solas los ritos de fertilidad de primavera. Después de todo, son las mujeres quienes realizan el duro trabajo en los viñedos, quienes ejecutan la magia para que las vides tengan tan buena cosecha, y luego vienen los hombres y reclaman la fertilización de la tierra follando allí. Si es sólo energía sexual lo que se necesita, nosotras podríamos hacerlo sin su ayuda.

Miranda la miró con incredulidad.

—Bueno, podríamos. Pero yo creo que los ritos de fertilidad funcionan con mayor poder si hay involucrado sexo apropiado.

—¿Apropiado? ¿Qué demonios significa eso? —se burló Scylla.

—Bien, con un hombre…

—Por Merlín, lo que hacemos allí es magia femenina… magia de la Tierra. Los hombres son simples accesorios, herramientas para ser usadas. Ni siquiera son necesarios. El poder de la Madre es magia antigua, magia femenina.

—Para fertilizarse, la Madre toma cada año el poder de los amantes, pensé que lo sabías —se escuchó la profunda voz de Severus proveniente del umbral, mientras entraba al comedor y se dirigía a su asiento—. El elemento masculino es necesario para fertilizar la tierra y esparcir la semilla allí, ya sea sobre el terreno o en el interior de otra persona, lo que ayuda a garantizar un año fértil. La magia de la Madre es poderosa, fundamental. Sin ella no habrían nacimientos en Eigg el siguiente año —de personas, animales o plantas—. Nada sería capaz de reproducirse. Ella necesita a los amantes masculinos para lograrlo.

—Podría ser hecho con magia femenina —argumento Scylla—. Se ha hecho de esa forma en muchas partes del mundo.

—De hecho. Pero en Eigg, en la época de los celtas, se fundamentaba en la unión del varón y la hembra. Ése es el rito básico que nosotros utilizamos. Y yo digo que se quedará como está, tanto hombres como mujeres participando en el equinoccio.

Scylla sabía cuándo rendirse. El maestro Snape había hablado y eso zanjaba el asunto, pero Harry pudo observar que ella todavía mostraba su desacuerdo. Se preguntó si el resto de las brujas se sentirían igual; después de todo, Severus y él habían estado juntos y no era una unión de hombre y mujer. Era evidente que Miranda no querría hacerlo sin un hombre presente, y también dudaba que Lydia lo hiciera, pues había yacido con su esposo durante el rito. Abigail había estado sola, pero probablemente en deferencia a la ausencia de Jamie. Pero Scylla había parecido bastante entusiasmada al follar —como ella había señalado— esa vez. Harry se preguntaba si los hombres muggles podrían tomar parte en esos ritos; después de todo, Argus Filch había participado y era squib. Parecía que para que el sexo mágico pudiera funcionar bastaba con que uno de los miembros de la pareja tuviera magia.

Harry terminó de desayunar.


—Por favor, maestro Snape, ¿puedo mandar una carta con mi lechuza antes de reunirme contigo en el área de trabajo?

—Por supuesto, Harry. Yo todavía no termino de desayunar; llegué tarde porque estaba preparando el laboratorio de pociones. Ven después de que envíes tu carta.

—Gracias, Maestro —Harry se inclinó con deferencia y partió.



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Harry caminó hacia la granja y entró en el granero donde estaban las lechuzas. Hedwig no estaba en su percha habitual y el joven escudriñó entre las vigas para encontrarla. Frunció el ceño con perplejidad cuando divisó dos aves blancas como la nieve, acurrucadas una contra la otra en el fondo del granero, protegidas de la entrada.

—Hedwig, ¿cuál eres tú? ¿Y quién es ésa que encontraste?

Pisadas crujieron sobre el piso de ladrillo del granero y se giró para ver a un sonriente Jolyon parado frente a él.

—Ella se consiguió un amigo, Harry. La lechuza vino con una carta de algún sitio más al norte; supongo que sería de la escuela Durmstrang. Eso fue hace cuatro días y el asunto es que nunca se fue. Parece que se encariñó con tu Hedwig. Ellos han perdido una lechuza de correo, pues él no muestra señales de querer regresar, ni siquiera cuando le dije que debería hacerlo. Sólo chasca el pico cuando le digo cualquier cosa.

—Oh, bueno, Hedwig luce bastante feliz con él. Es grato para ella ver otra lechuza nevada, pues éstas se usan con poca frecuencia para el correo. No creo que haya compartido con otra antes. ¿Pero cómo sabe que es chico? A mí me parecen iguales.

Jolyon rió entre dientes.

—Bueno, por el modo en que él la protege. Y por la forma en que la mira.

Harry se echo a reír.

—¿Quiere decir que es su novio? Oh, eso es tan dulce. La pobre Hedwig nunca había tenido novio —alzó el sobre para que ella lo llevara—. Vamos, linda. Tengo una carta para que lleves a Hogwarts. Pronto regresarás con tu chico.

La lechuza no se movió. Se quedó mirando a Harry fijamente y luego giró la cabeza para mirar la gran lechuza blanca posada a su lado. El macho chasqueó su pico y Hedwig cerró los ojos.

—¿Hedwig?

—No creo que esté muy dispuesta, Harry —comentó Jolyon—. Quizás está muy ocupada con su amado. ¿Por qué no usas a Stryx?

Harry se sintió decepcionado; Hedwig nunca antes se había rehusado. Era ridículo sentirse de ese modo; todas las criaturas necesitaban un tiempo propio, incluso las lechuzas. Se giró hacia el ave que Jolyon le estaba señalando, que estaba posada en la viga central.

—Stryx, ¿llevarías esta carta a Hogwarts por mí? —la lechuza bajó volando hasta él y estiró su pata, complaciente—. Gracias —dijo el muchacho, atándole la carta a la pata—. Es para Neville Longbottom, en Hogwarts. ¿Está bien?

Aparentemente todo estaba bien, pues Stryx desplegó las alas y partió volando. Era más pequeño que Hedwig, pero casi igual de blanco. Esperaba que tuviera un viaje sin contratiempos.

—Estará bien, es una lechuza joven y fuerte —comento Jolyon, notando la mirada preocupada de Harry mientras observaba el vuelo de Stryx—. Hogwarts no queda tan lejos.

Harry supuso que no, ya que todavía seguían en Escocia. Pero ahora Hedwig lo hacía ver más difícil de lo que era y se negaba a ir. Decidió cambiar de asunto. Había escuchado algunos comentarios acerca del terrible castigo infligido a Jolyon, y aunque no debería sentirse culpable al respecto, lo hacía.

—¿Cómo se siente, señor Tadcaster?

La mano del granjero cayó sobre el hombro del joven en un gesto tranquilizador

—Bien, Harry. Estuve adolorido un tiempo, pero no fue más de lo que merecía. Deseaba tener la oportunidad de conversar a solas para decirte que lo siento mucho. Casi falleciste, y fue mi culpa. De nadie más.

El mago más joven abrió la boca para argumentar que él había elegido ir solo, pero Jolyon se le adelantó.

>>No, Harry. La oveja era mi responsabilidad, y la decisión de permitirte ir solo también fue mía. Por donde lo mires, el error fue completamente mío. Yo pagué porque lo merecía. Así que perdóname, si es que puedes.

El chico asintió.

—Pero yo no le culpo, Jolyon; por favor, entiéndalo. Los accidentes pasan, y eso fue lo que sucedió, un accidente. Ni siquiera recuerdo cómo caí —al ver que el hombre todavía se veía contrariado, volvió a cambiar de tema—. Scylla se pasó un poco de la raya en el desayuno, ¿no le parece?

Jolyon bufó.

—Ella frecuentemente se va por las ramas. Sé que no es admiradora de la magia masculina; es muy orgullosa en lo que se refiere a los ritos de las mujeres, y cree que no reciben el suficiente mérito. Se desharía de la magia masculina si estuviera a cargo, lo puedo apostar. Lo cual es una estupidez. Los ritos limítrofes son importantes, y yo considero que lo que hacemos en los viñedos logra que todo crezca mejor en el año. Si me preguntas, ella lo único que desea es ser la número uno en todo.

Harry asintió; no podía evitar estar de acuerdo con eso. Pero sólo había un número uno en Eigg… su Maestro.



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Cuando Harry arribó a su lugar de trabajo, Severus tenía una clase lista para empezar. El joven estaba aprendiendo cómo adaptar una poción a un pedido individual. Primero debían analizar lo que se pedía en base a entrevistas con la persona, buscando lo que le gustaba y lo que no, observando su personalidad. Las pociones actuaban bajo el principio de los cuatro humores del cuerpo —melancólico, flemático, sanguíneo y colérico—, así trabajaban mejor para desarrollar la poción que se adaptara al individuo. Usualmente, los muggles usaban la misma droga para todos los receptores, pero Severus explicaba que la gente era mucho más compleja que simples estereotipos estándar. Los muggles denominaban ‘efectos secundarios’ a lo que era una señal de que las medicinas promedio no funcionaban cuando no eran elaboradas para el individuo. Las mejores pociones eran las personalizadas.

Severus enseñó a Harry la forma en que una receta normal —para curar la resaca— era alterada para cada uno de los principales tipos de personalidad, y luego dejó que su aprendiz preparara las variantes, antes de dirigirse a plasmar por escrito sus propias variantes para una poción contra el dolor.

—Mientras trabajas, estaré leyendo este libro que encontré en la sección de libros usados de Flourish & Blotts. Hay una interesante sección sobre hechizos y maldiciones fracasados. Si necesitas algo, estaré allí; simplemente pregunta.

—Creo que tengo claro lo que voy a hacer, Maestro, pero gracias.

Harry trabajó tranquila y rápidamente, y el tiempo pareció volar, pues cuando se vino a dar cuenta, escuchó la campana que llamaba al almuerzo. Severus dejó el libro a regañadientes. Había encontrado unos capítulos fascinantes, y una idea se estaba formando en su mente; apenas un poco más de lectura y podría conversar con Harry sobre ello.

Hablaron poco durante el almuerzo. Scylla seguía reservada, una actitud que parecía mantener con mucha frecuencia últimamente, especialmente en presencia de Severus. El Maestro estaba hundido en sus pensamientos así que Harry, cuando hablaba, conversaba con Abigail. Una vez que regresaron al puesto de trabajo, el joven se volvió a sumergir en su trabajo de ensayo con las pociones. Cuando estaba embotellando una muestra recién terminada, Severus le interrumpió.

—¿Terminaste tu trabajo de hoy?

—Sí, Maestro. Sólo me falta redactar mis versiones de la poción calmante.

—Deja eso por ahora y ven a sentarte conmigo. Tengo algo de lo que quiero hablar contigo.

Harry limpió su mesa de trabajo y siguió a su maestro, quien llevaba el libro que había estado leyendo. Scylla les observó partir pero no dijo nada, concentrada en el pedido de Poción Mata Angustia que estaba preparando. Severus condujo al joven hasta la salita privada, y pidió a Miranda que les llevara el té. Una vez servido, el hombre comenzó a hablar.

—Quería comentarte sobre el libro que he estado estudiando.

—¿El de los hechizos fallidos?

—Sí. El libro es antiguo y nunca había escuchado sobre él. Se titula Daños Accidentales, por Agrippa Solent, publicado en mil ochocientos sesenta y ocho. La mayoría de los hechizos mencionados todavía están en uso, pero algunos de ellos ahora están clasificados como Oscuros. Algunos de ellos, ya entonces eran considerados Oscuros. Es bastante sorprendente que en Flourish & Blotts lo estuvieran exhibiendo tan abiertamente.

—No creo que muchas personas lo hubiera tomado —comentó Harry, sonriendo. El libro estaba encuadernado en un cuero muy sucio, el título ya no se distinguía, y algunas de sus páginas de diferentes tamaños sobresalían desprolijamente.

—Entonces son muy tontos. ‘Nunca juzgues un libro por su cubierta’ es una obviedad. Este libro describe hechizos y maldiciones estropeados con gran detalle, incluyendo pistas visibles de cuál es el hechizo involucrado. Después de todo, las víctimas no siempre saben que es lo que causa sus desfiguraciones.

Harry hizo una mueca de desagrado ante la palabra ‘desfiguración’.

—¿Estás hablando de mi cicatriz, Severus?

—De hecho, sí. Nunca había visto una cicatriz de maldición tan particular. Sé que a veces te duele y me preguntaba si podría seguir el rastro hasta su origen. De lo que presumo, este libro —palmeó la cubierta de cuero con aprobación— ha hecho justo eso.

Harry no sabía que decir. Quería conocer más sobre su cicatriz, pero la manera en que Severus estaba hablando de magia Oscura le ponía nervioso. Al ver que el joven no decía nada, el maestro continuó—:

>>Esta cicatriz es la cosa más rara imaginable: el resultado del fallo de un hechizo para la creación de un Horcrux. Es en la única oportunidad en que una cicatriz que semeja a un rayo es creada.

Harry se veía confundido.

—¿Hechizo de creación de Horcrux? ¿Qué es un Horcrux y por qué alguien querría crear uno?

Severus se veía sombrío.

—Un Horcrux es un pedazo del alma de una persona atrapado en un receptáculo de alguna clase. Un mago Oscuro crea un Horcrux fragmentando su alma, lo cual se realiza durante un asesinato, y luego encierra ese fragmento en un objeto. Esto significa que si el mago muere puede seguir con vida, si el Horcrux es retornado a su cuerpo original o a algún otro cuerpo. Es magia de la más oscura, y hasta ahora yo había creído —junto con el resto del mundo mágico— que eso no había sido intentado en centurias.

Harry palidecía más a medida que Severus continuaba su explicación.

>>Esto no sólo significa que alguien, un muy poderoso mago Oscuro, está intentando asegurar su inmortalidad, sino que creo que tiene un significado especial para nosotros en Eigg.

—¿Quién podría estar haciendo algo tan terrible? —ahora Harry sonaba asustado. Sentía como si su estómago le hubiera subido a la garganta. Esto no era bueno; no podía ser bueno en forma alguna.

—Hay sólo un candidato, estoy bastante seguro. Pero te hablaré de ello en su momento. Primero, lee nuevamente la Leyenda del Muchacho Bendito —señaló a la leyenda, cuya copia enmarcaba colgaba de todas las paredes de la Comunidad. La leyenda que Lucius Malfoy había querido retirar de las celdas de los miembros.

Harry se levantó, se acercó al marco y leyó una vez más el poema. Ya estaba muy familiarizado con él.

>>Presta particular atención al cuarto verso —indicó Severus.



La Leyenda del Muchacho Bendito

Un virgen con ojos tan verdes como la hierba
Con cabello tan oscuro como la turba en la tierra
Es bendecido con la fuerza de los Antiguos que pasaron
Y el poder de traer niños al mundo.

Bendito el que pueda ganar tal premio
¡Cuya cama pueda ser llenada con tal alegría!
Caldeado por la mirada de los ojos más verdes
Y la dulce inocencia de este muchacho.

El joven vendrá del mar a su encuentro
Su Destinado, con el corazón fragmentado
La fuerza de su enlace alejará el mal
Y los enlazados no se volverán a separar.

En la Isla de Eigg, cuando el Muchacho Bendito se quede
Toda Gran Bretaña volverá a estar completa
Entonces no habrá poder en crueles formas Oscuras
Y el mal perderá su última alma.

Una estirpe de poder, de Luz y alegría
Procederá de la pareja aquí sellada
Porque nunca ha sido visto un joven tan maravilloso
Y su Destinado, cuyo corazón será sanado.




Y el mal perderá su última alma… ¿eso es lo que quieres que vea?

—Creo que se refiere a un Horcrux, Harry. Creo que el mal se refiere a ese hechicero Oscuro que trató de crear un Horcrux.

—¿Usándome? —la voz de Harry sonaba desfallecida.

—Estoy seguro que no estaba intentando utilizarte. Pero el fallo de la maldición produjo una reacción que te dejó esa cicatriz.

Harry se sentó; se estaba sintiendo algo mareado. Su rostro había palidecido hasta adquirir el color de un viejo pergamino.

—Él tuvo que matar a alguien.

—Sí.

—¿Pudieron ser mis padres los asesinados? —su voz se quebró y se cubrió el rostro con las manos—. En realidad, nunca creí la historia de mis tíos acerca de que murieron en una explosión de gas.

—No lo sé, Harry —Severus le abrazó y el joven se reclinó en ese consuelo. Severus no sabía si los padres de Harry habían sido asesinados en un ritual malvado, pero ciertamente era posible. Después de un rato, el joven se separó y miró a su amado con ojos claros. Debía superarlo.

—Crees que la leyenda se refiere a nosotros, ¿verdad? —preguntó. Ahora que pensaba sobre ello, un montón de aspectos parecían referirse a él.

—Sí. Lo he estado pensando hace algún tiempo. Este libro ha reforzado mi creencia. Es evidente que tú eres el ‘virgen con ojos tan verdes como la hierba’. O al menos lo eras —Severus no pudo evitar una sonrisa al decirlo.

—¿Y el poder del que habla?

—Tú eres poderoso, eso es seguro.

Eso seguía sonándole un poco extraño a Harry, así que insistió.

—¿Pero qué es eso de la ‘fuerza de los Antiguos que pasaron’?

—No estoy seguro —contestó—. El tiempo nos lo dirá, no lo dudes. No todo es claro para mí todavía, pero esta pista sobre tu cicatriz y su origen es justo otra pieza del rompecabezas. El mago, a que se refiere como el mal, es llamado Voldemort. Es el verdadero poder detrás de la Alianza de Sangre Puras. Él utilizaría cualquier medio para evitar su muerte, estoy seguro, y en algún momento debe haber entrado en contacto contigo cuando eras muy niño. Lamento decir que mi parte en la leyenda es menos lisonjera que la tuya. Creo que yo soy el que vive en la isla, con el ‘corazón fragmentado’.

—¡Entonces tú también tienes un Horcrux!

El hombre hizo una mueca.

—No, Harry. Corazón, no alma. Yo jamás haría algo como tratar de preservar mi vida tomando la de alguien más. Pero mi corazón… fue dañado. Yo era incapaz de confiar; no podía interactuar con la sociedad normal a causa del daño que yo mismo me hice al unirme al grupo de Voldemort cuando era más joven. Fui… insensato.

Harry podía ver que su maestro estaba renuente a seguir hablando del tema, pero también sentía que el mago mayor no había terminado, así que permaneció callado.

>>En mi adolescencia, me enamoré. Fui animado a ello —seducido, si prefieres llamarlo así— por un hombre unos años mayor que yo. Era un mago poderoso, guapo, rico, con una personalidad atractiva cuando se lo proponía. Quiso arrastrarme para entrar al servicio de su grupo, de su maestro secreto. Yo les era útil debido a mis habilidades. Sabía mucho acerca de la magia en general, no sólo sobre Pociones. Tenía buenas técnicas de investigación y ellos deseaban que las utilizara en su beneficio. El grupo al que me uní tenía mis mismos ideales sobre la continuación de las Tradiciones Mágicas, la preservación de nuestra cultura. Yo pensaba que todo lo que ellos hacían era animarnos a mantener nuestro estilo de vida. Fui un ingenuo tonto.

>>Sí, ellos querían esas cosas. Pero su líder, el mago más poderoso que había existido en muchos años, estaba más interesado en el bien propio que en el de los demás. Buscaba poder y la inmortalidad. Su nombre, como ya te mencioné, es Lord Voldemort. El hombre que me llevó a él fue Lucius Malfoy.

Harry jadeó. Eso explicaba el porqué Severus había estado tan involucrado con Malfoy, la razón de que hubiera recibido su apoyo monetario.

—¿Tú… amas… a Lucius Malfoy?

El hombre hizo una mueca.

—No. Ni siquiera sé si realmente le amé entonces, veinte años atrás. Mis sentimientos juveniles eran fuertes, llenos de pasión y esperanza. Pero él los tomó y los retorció hasta llevarlos a su propio fin. No estaba tan interesado en mí como en avanzar ante su maestro. Ciertamente, ahora no le amo. De hecho, puedo decir con veracidad que le odio por lo que me llevó a hacer.

>>Mis recuerdos de ese tiempo son vagos, algo que hice deliberadamente. Cerré algunos sectores de mi memoria, construyendo barreras que me permitieran mantenerme cuerdo. Lo que sea que se encuentre tras esas barreras, no deseo volverlo a ver. Sé que las cicatrices de mi cuerpo vienen de esa época, y sé que mi mente fue afectada de una forma incluso peor.

>>Hasta hace poco, no tuve deseo de acercarme realmente a la gente. Me retiré aquí, con otras personas que, al igual que yo, deseaban abandonar el continente y la sociedad mágica establecida. Fue todo lo que pude hacer. Se podría decir que huí.

Harry no sabía qué decir.

—Severus, no es una vergüenza evitar el mal. Viniste aquí para escapar de su influencia.

El hombre asintió.

—Lo hice. Vine aquí cuando averigüe las tradiciones de este lugar. Esto era lo que deseaba reconstruir, traerlo de nuevo al mundo mágico. El legado de Merlín está libre de la corrupción que Voldemort trajo a nuestro mundo. Admito que acepté su dinero, con la intención de utilizarlo al menos una vez para algo bueno, pero he estado liberándonos gradualmente de su influencia. Ahora podemos traer las cosas buenas de la tradición de vuelta a nuestro mundo. Podemos ser una influencia positiva en contra de la maldad de Voldemort.

—El verso que me señalaste… bueno, justo antes de ése. Severus, en cierta forma implica que nosotros deberíamos estar enlazados.

El maestro levantó la vista, al ser sacado bruscamente de sus reflexiones.

—¿Tú querrías enlazarte conmigo? No lo merezco.

—Severus, eso es lo que el verso dice. Tómalo como parte de mi trabajo, si gustas.

El otro sacudió la cabeza.

>>¡Míralo! ¡Ve a leerlo! Es evidente —saltó y jaló el brazo de Severus, arrastrándole con él para que viera el texto.

Severus se sabía los versos de memoria, pero no pudo resistir el entusiasmo juvenil. Harry puso su dedo debajo del verso, recitando:

—La fuerza de su enlace alejará el mal. Y los enlazados no se volverán a separar..

Severus le miró fijamente.

>>No puedes tomar el resto de la leyenda e ignorar ese trozo. Obsérvalo… debemos enlazarnos —declaró, sonando extasiado.

El maestro miró la cara feliz de su pareja y sintió que su corazón se sacudía. No merecía esto, pero aquí estaba.

—Sí… sí, tienes razón.

—Entonces, hagámoslo; hagamos este trabajo. Necesitamos hacerlo para destruir el mal; este pedacito sobre el enlace está escrito primero.

El maestro sólo fue capaz de asentir, Harry tenía razón. El joven lanzó sus brazos alrededor de su cuello y le besó, y Severus olvidó que no le merecía.




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Última edición por alisevv el Sáb Mayo 07, 2016 5:39 pm, editado 2 veces
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MensajeTema: Re: The Blesséd Boy. Capítulo 25. En Pascua   The Blesséd Boy. Capítulo 25. En Pascua I_icon_minitimeSáb Jun 14, 2014 11:51 am

claro claro toodo lo de la profesia se tiene que hacer si dice enlace entonces es enlace
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http://yukif.livejournal.com/
 
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