alisevv
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| Tema: The Blesséd Boy. Capítulo 1. Regresando Dom Ene 24, 2010 11:25 pm | |
| Título: The Blesséd Boy
Autor: Rakina
Traductor: Alisevv
Categorías: Romance, Drama, AU-mágica.
Resumen: Cuando Harry termina Hogwarts, se une a la Comunidad del Maestro Snape, en la isla Eigg, como el aprendiz de Severus. Ahora, tiene lo que su corazón desea, nada puede ir mal, ¿verdad? Secuela de La comunidad del Maestro Snape
Advertencias: Esta historia es Slash, es decir, relación chico/chico. En esta historia se presentarán algunas escenas de violencia, similares a la presentada en Master Snape’s Community. Sin embargo, no son muchas y avisaré oportunamente.
Disclaimer: Ya todos lo sabemos, pero hay que decirlo^^. Todos los personajes de Harry Potter pertenecen a Rowling, incluso Sev¬¬. Los personajes originales son de la exclusiva propiedad de Rakina Querido Severus
Acabo de tener mi última entrevista con el Director, y le conté que aceptaré tu ofrecimiento para hacer un aprendizaje contigo, en la Comunidad, con vistas a una Maestría en Pociones. El profesor Dumbledore dijo que se sentía complacido de que hubiera encontrado algo que me entusiasmara tanto, pero expresó su preocupación de que yo estuviera ‘escapando’ del mundo real. Yo he estado en el mundo real… y prefiero el tuyo.
Llegaré después que termine la escuela, el treinta de junio. Apenas puedo esperar a volverte a ver. Sé que sólo han sido unos cuantos meses, pero parece una eternidad cuando anhelas tanto algo.
Con amor
Harry
Hedwig regresó dos días más tarde. Había sido un vuelo pesado para ella, pues se estaba haciendo vieja. Harry se sintió culpable por lo duro que el ave había tenido que trabajar últimamente, pero una vez que estuvieran establecidos en Eigg, ella tendría una vida mucho más sencilla, lo mismo que él.
Un hombre rubio impecablemente ataviado entró en la cocina de la Comunidad, donde los miembros se estaban reuniendo para el almuerzo.
—Lucius, no te esperaba —Severus reconoció al visitante y le acercó una silla—. Sírvete unos bocadillos y algo de té.
—Pensé venir a ver cómo te está yendo, Severus —contestó Malfoy fríamente, sentándose, pero sin tomar nada de lo ofrecido—. He escuchado que este año vas a tomar un aprendiz. Que bueno para ti.
—De hecho. El joven Harry ha conseguido las más altas calificaciones en Hogwarts, en las materias de Herbología y Pociones, y espero que salga muy bien en todos sus EXTASIs. Siempre es un placer poder transmitir los conocimientos propios.
—Sí, bien… todo este lugar parece existir por la transmisión de tus conocimientos, ¿no? Yo sólo estoy interesado en averiguar quién es tu aprendiz, y quizás algo sobre sus lazos familiares. Como ya sabes, hemos estado complacidos en apoyar financieramente tu esfuerzo, siempre y cuando…
Severus interrumpió el monólogo antes que Lucius pudiera pasar a enumerar lo que su grupo estaba patrocinando.
—Me complace decir que nuestra situación financiera en este momento es mucho más estable de lo que ha sido por varios años, y hemos conseguido establecer relaciones de mercadeo regulares para nuestros productos. Creo que no necesitaremos tu muy generoso donativo este año.
Lucius Malfoy miró muy detenidamente a Severus Snape. Su expresión era menos complacida de lo que pudiera esperarse de un hombre a quien le acaban de decir que no sería necesario meter la mano en su bolsillo.
—¿Me estás queriendo decir que deseas terminar nuestra sociedad?
—Lucius, nuestra… asociación nunca fue una sociedad formal. La comunidad ha crecido, y se la reconoce como una parte distinta del mundo mágico. Prefiero pensar que estoy liberando a tu organización para que puedan apoyar a otro esfuerzo igualmente valioso, que pueda estar más necesitado que nosotros de ayuda financiera.
—Ya veo. Bueno, también estaba aquí para revisar el estado de la comunidad y ver si ya empezaste la redecoración de las celdas…
—Te complacerá saber que eso no es necesario, Lucius. Las celdas son todo lo que yo, como Cabeza de la Comunidad, considero necesario, y su redecoración será decidida por mí.
Definitivamente, ahora Lucius se veía menos que feliz. Frunció el ceño ante el texto enmarcado que colgaba de una de las paredes, los mitos y leyendas de la Comunidad.
—Francamente, Severus; esto de ‘El Muchacho Bendito’ no tiene sentido. Pensar esto es indigno de ti. Siempre has parecido estar opuesto a este tipo de supersticiones. Me sorprende que mantengas copias de esta basura enmarcada en todas las habitaciones.
—Y a mí me sorprende escuchar eso de un tradicionalista como tú, Lucius. La profecía, como ya sabes, es atribuida a Merlín, y aplica a Eigg. ¿Cómo podría ignorar eso?
—Fácilmente, Severus. Ya has ignorado muchas cosas que desapruebas. Hubiera esperado que hicieras lo mismo con esto. En fin, si no puedo ayudar más por hoy, partiré. Tengo otras personas que visitar, y muchas reuniones importantes que atender.
Tanto Severus como el resto de los miembros de la comunidad, que habían permanecido silenciosos durante la visita de Malfoy, observaron cómo el rubio aristócrata se levantaba y abandonaba el lugar sin otra palabra.
—No creo que le haya gustado mucho —comentó Danyel en su estilo directo, mientras el visitante salía por la puerta.
—Calla, chico —ordenó su padre, Jolyon Tadcaster—. Al maestro Snape no le interesan los gustos de él. Y no es nuestro asunto, de todas formas.
—Sin embargo —terció el anciano George, el calígrafo—, es interesante que esté preocupado por la profecía.
Todos observaron el texto enmarcado, preguntándose porqué Lucius Malfoy lo encontraría tan incómodo.
Un virgen con ojos tan verdes como la hierba Con cabello tan oscuro como la turba en la tierra Es bendecido con la fuerza de los Antiguos que pasaron Y el poder de traer niños al mundo.
Bendito el que pueda ganar tal premio ¡Cuya cama pueda ser llenada con tal alegría! Caldeado por la mirada de los ojos más verdes Y la dulce inocencia de este muchacho.
El joven vendrá del mar a su encuentro Su Destinado, con el corazón fragmentado La fuerza de su enlace alejará el mal Y los enlazados no se volverán a separar.
En la Isla de Eigg, cuando el Muchacho Bendito se quede Toda Gran Bretaña volverá a estar completa Entonces no habrá poder en crueles formas Oscuras Y el mal perderá su última alma.
Una estirpe de poder, de Luz y alegría Procederá de la pareja aquí sellada Porque nunca ha sido visto un joven tan maravilloso Y su Destinado, cuyo corazón será sanado.
—Por eso deseaba redecorar las celdas, ¿verdad? —cuestionó Richeldis—. Supongo que no le interesa el color de las paredes; es el texto lo que le preocupa. Me preguntó por eso la última vez que nos visitó. No pude aclararle nada; es sólo una profecía no cumplida que ha estado por aquí durante más de mil años, así que ¿cómo podría? Me pregunto porqué estará preocupado; ¿creen que imagina que eso le afectará a él o a su grupo?
Severus frunció el ceño. Había señales, pero no quería que los miembros de la comunidad lo notaran. El significado era obvio para él pero, al parecer, hasta ahora nadie más había sumado dos más dos. Esperaba que permaneciera de ese modo.
La Aparición de Harry fue casi silenciosa. Se apareció detrás de unos edificios en el puerto del ferry de Arisaig, la mañana del treinta de junio, con su equipaje encogido y guardado en uno de sus bolsillos. Su túnica había sido transformada en un sobretodo muggle que, definitivamente, era demasiado caliente para la estación. Aunque estaba parado a la orilla del mar de la costa del noroeste de Escocia, podía sentir el picor de sudor formándose bajo el cabello de su nuca. No importaba; tardaría apenas una hora en cruzar, y el mar lucía tan calmado como podía desear. Avanzó hacia el ferry que estaba aguardando en el muelle.
La travesía fue tranquila y Harry no sintió ningún malestar. La brisa del mar, la ausencia de toda compañía burlona o despectiva, y la perspectiva de viajar hacia el futuro que había elegido para sí mismo, desvanecía cualquier temor al mareo. Se sintió fascinado cuando el barco tomó un desvío para mostrar a los viajeros –por lo que parecía, la mayoría turistas muggles– algunos delfines que jugaban entre las olas. Nunca antes había visto esos mamíferos, y le parecía que su interés por los humanos era tan fuerte como el que los pasajeros sentían por ellos. Harry sonrió casi todo el tiempo que duró el viaje.
Mientras bajaba a tierra en la isla de Eigg, sintió surgir su calidez y excitación. Siguió el camino hasta la pequeña aldea, recordando el día que había llegado en compañía de la profesora Sprout y la clase de Herbología, para encontrar a Abigail Jordan esperándoles con la carreta tirada por ponis. Ahora sabía qué rumbo tomar y no le importaban las tres millas de camino, aunque tenía toda la intención de transformar su sobretodo a su forma original en cuanto estuviera lo suficientemente alejado de la villa. Tenía sus pertenencias encogidas y guardadas en los bolsillos de su abrigo y no necesitaba ninguna carreta para transportarlas, pues ahora era un mago adulto y podía hacer magia cada vez que quisiera.
Al tiempo que avanzaba por el camino, hacia los campos lejos de Galmisdale, notó que le seguían las miradas de muchos de los residentes de la isla. Un extraño, alejándose a pie de la civilización e internándose en la campiña, a lo largo del camino que ascendía hacia el inhóspito pero pintoresco pico conocido como An Sgurr *; regresaría pronto, a menos que se quedara en la casa de huéspedes que había allí.
Para Harry, era obvio que los residentes locales amaban su isla y eran tan parte de ella como las rocas y la hierba. No tenía duda que observaban y tomaban nota de las idas y venidas en el pequeño puerto. Ahora se daba plena cuenta de cuán buena era la idea de poner la casa de huéspedes en los límites de la Comunidad, como tapadera para los visitantes. La ubicación de la Comunidad, cobijada bajo las sombras del pico, era un área indetectable que podía ser cultivada; aunque los muggles no lo sabrían jamás, pues era desconocida para ellos. Con ayuda de la Magia de la Tierra y la Fertilidad, el maestro Snape la había transformado en tierra fértil.
Cuando las casas de Galmisdale se encogieron en la distancia hasta adquirir el tamaño de cajas de fósforos, Harry se deshizo del pesado abrigo muggle, y luego de un giro de varita, estaba sosteniendo su familiar túnica oscura. La puso sobre sus hombros sin abrocharla, y la prenda giró a su alrededor mientras caminaba, más cómodo de lo que había estado con el abrigo estilo muggle. El paisaje era duro como el acero, con rocas emergiendo de toda la superficie que le rodeaba, y anchas franjas de agrestes dehesas en todas direcciones. Ahora que había pasado los exámenes y terminado la escuela, Harry se sentía un mago adulto hasta su última pulgada, y sentía como si la tierra ante él le estuviera dando la bienvenida.
Desde una pequeña colina, divisó la casa de huéspedes, más adelante, junto al sendero. La construcción baja, pintada de blanco, con el oscuro tejado de pizarra, se mostraba cálida y acogedora; parecía que hubiera crecido con el paisaje, en lugar de haber sido construida por el hombre. Harry no había estado en el interior de la edificación, que era propiedad de la Comunidad, pero decidió que le gustaría echarle un vistazo un día de esos.
La larga casa tenía una pared de piedra que cercaba el jardín. A medida que se acercaba, pudo ver varios arbustos creciendo en el interior, y un pequeño árbol que se acurrucaba por detrás de la casa. Las plantas parecían exóticas.
Sonrió cuando se acercó lo suficiente como para descubrir que todas ellas eran plantas útiles para elaborar pociones, y el árbol era un serbal, una especie de la que cada parte –hojas, madera, bayas y flores– era utilizada por la magia. Podía sentir como la mano de Severus extendía su influencia por todas partes de la Comunidad.
Mientras se detenía para mirar la baja pared de piedra, la puerta de la casa fue abierta. Severus en persona estaba allí parado, vestido de negro, como era habitual, y sonriéndole.
—Adelante, Harry.
El chico abrió la pequeña puerta y corrió por el camino. Severus abrió los brazos y Harry casi rodó sobre él cuando voló al interior del abrazo.
—¡Severus!!
—Entonces, ¿estás alegre de verme?
El joven le estrechó apretadamente, sin querer soltarle, no deseaba volver a abandonar los brazos del hombre nunca más. Era real, era verdad: había llegado a casa… a Eigg.
Severus se soltó suavemente del abrazo.
—Debes dejarme respirar, Harry, si deseas que nuestra relación dure.
A regañadientes, el mago más joven se alejó del pecho del hombre, donde había enterrado el rostro sobre la ligera tela negra de su túnica de verano. Levantó la vista hacia el estrecho rostro y sonrió.
—Me alegra estar aquí, Severus. ¡No tienes idea!
—¿Ha sido la vida tan dura para ti desde tu visita?
—No lo sé… Supongo que no fue peor que antes. Pero el saber que tenía un lugar donde venir y un futuro aguardándome aquí, hizo todo más difícil de sobrellevar. La espera parecía no tener fin.
Severus besó su frente.
—Yo me he sentido solo sin ti, pero debo confesar que a veces estuve casi demasiado ocupado para pensar en eso. Lamento que no pudieras volver a visitarme, pero ya estás aquí, y por todo el tiempo que desees quedarte.
Harry pareció un poco decepcionado porque Severus no pareciera haberle extrañado tanto como él.
>>He estado muy ocupado poniendo al día mi trabajo —continuó el mago mayor—. Logré resolver lo de la producción básica de poción antes de tu llegada. Porque tú, Harry, serás mi proyecto especial por los próximos tres años al menos, si quieres obtener tu maestría. ¿Recuerdas el Filtro de Bienestar?
Asintió, recordando el maravilloso sabor a fruta de la poción que se elaboraba con facilidad y mantenía en buen estado de salud a todos los miembros de la comunidad.
>>Empecé a venderla al público. Fue comentada muy favorablemente en las publicaciones de Pociones y se está vendiendo muy bien. Es fácil de producir, así que nuestra renta está creciendo. Todavía tenemos que trabajar duro, pero estoy bastante seguro de que en estos días sabemos de dónde vendrá nuestra próxima comida.
Harry se echo a reír.
—Yo también lo sé… ¡De tu jardín de vegetales!
Severus le dio un buen golpe en el trasero, para luego suavizar el gesto con mano gentil. Harry se estremeció mientras la mano del hombre frotaba su nalga. Severus siempre daba la impresión de ser el amo, el que estaba a cargo. El joven de ojos verdes sabía que, como su aprendiz, tendría que ser respetuoso, especialmente en presencia de los demás. Pero, dado que estaban solos, sintió el travieso deseo de bromear, y se dio cuenta que la sensación del golpe en su trasero le había gustado mucho.
—Hasta ahora hemos sido dependientes de contribuciones financieras de algunos… grupos tradicionales —continuó explicando el hombre, y Harry se obligó a regresar su atención al tema en cuestión—. Ahora podemos pararnos sobre nuestros propios pies. La dirección que siga la Comunidad no rendirá cuentas a nadie más que sus propios miembros, y en última instancia, a mí. Ahora podré practicar el ascetismo moderno como creo que debe ser, en lugar de mantener la agenda purista de mis patrocinadores. Estoy intentando revivir las tradiciones mágicas que verdaderamente vale la pena despertar, sin fomentar tendencias absurdas. Aunque somos una comunidad tradicional que vive sin los muggles y sus artefactos, será bienvenido cualquiera que desee vivir como nosotros. Naturalmente, es la gente mágica la que está más cómoda con esto, pero no excluiremos a los squib, ni a la gente cuya sangre es considerada menos que… aceptable… por algunos.
Mientras hablaba con tono reflexivo, su mano había continuado acariciando el trasero de Harry, quien no había movido un músculo, disfrutando del toque de su maestro y no deseando molestarle. Severus se escuchaba bastante feliz, pero también introspectivo. Giró la cabeza para recostar el rostro contra el pecho del hombre, escuchando el latido de su corazón.
>>¿Te gustaría echar un vistazo a la casa de huéspedes? Tendremos visitantes quedándose en el lugar la próxima semana, así que, mientras estamos aquí…
—Sí. Yo había pensado venir a curiosear pronto. Es muy bonito.
—No sé si bonito sea la palabra que yo utilizaría; es una edificación con el estilo de las casas tradicionales de la isla. Fue construida por muggles; les pagamos por hacerla, y así fuimos aceptados como gente que contribuimos a la economía del lugar. He encontrado que, para ser muggles, son personas con las que resulta notablemente fácil vivir. Son autosuficientes, y respetan la privacidad del resto de la gente. Los isleños conocen pocas cosas de nosotros, creen que vivimos en la casa de huéspedes y que simplemente tenemos extraños visitantes. Compramos algunas cosas en las tiendas de Galmisdale, y si tenemos exceso de producción de frutas o vegetales –que les decimos que cultivamos en los jardines de esta casa– los llevamos a la villa para ser vendidos. Es una buena relación.
Harry asintió. Severus le había conducido hasta la salita que estaba orientada hacia el sur y muy iluminada. Era más cómoda que elegante, con grandes butacas y un sofá alrededor de la chimenea, que se vería acogedora con el fuego crepitando en el hogar. De allí le guió hacia la cocina. Tenía una mesa de buen tamaño y varias sillas, y los habituales electrodomésticos muggles.
—¿Estos funcionan con electricidad?
—No. No existe electricidad disponible en la isla; los muggles resuelven lo suyo de alguna forma, pero, por supuesto, eso no nos preocupa. Dado que aquí solamente se queda gente mágica, todos esos artefactos son encendidos con magia.
Severus le dio un recorrido a través del resto de la casa y Harry pensó que sería muy feliz viviendo en un lugar así. Era tranquilo, cómodo, y lo mejor de todo, estaba en Eigg. Cuando llegaron al dormitorio, Severus se dio vuelta y tomó al joven entre sus brazos.
>>Déjame demostrarte cuánto te he extrañado —la voz profunda retumbó en los oídos de Harry, quien se estremeció de deleite cuando el Maestro le guió hasta la cama y se sentó a su lado—. Harry, ¿estás seguro que ésta es la vida que quieres? —preguntó, mientras iba besando su rostro, sosteniendo su cabeza entre sus manos.
—Apenas podía esperar, Severus. Luché para mantenerme concentrado en mis EXTASIs. Todo lo que podía pensar era en obtener calificaciones lo suficientemente buenas como para regresar aquí, para que me aceptaras.
—Sólo podía aceptarte como mi aprendiz si conseguías excelentes calificaciones —replicó Severus, bajando las manos hasta los hombros del joven y mirando seriamente sus ojos verdes—. Pero hubieras podido venir aunque hubieras fallado en todo, lo sabes.
—Lo sé —aceptó Harry, sintiendo una calidez interior ante el hecho de que Severus le quisiera de todas formas—. Pero quería hacerlo bien para así poder ayudarte. Debes estar muy ocupado, ahora que las pociones se han vuelto tan populares.
—Ayuda extra en la preparación de pociones es justo lo que necesitamos. Aunque Scylla y yo lo hemos manejado perfectamente bien hasta ahora, sé que está frustrada por las largas horas que ha tenido que trabajar a veces. Ciertamente, su carácter es tan irritable como el mío.
Harry se echo a reír.
—¿Acaso no tienen mal genio todos los maestros de Pociones? Eso he escuchado. Tendré que empezar a practicar el fruncir el ceño.
Esto le ganó otro intento de nalgada, pero Harry estaba sentado y la reprimenda falló. En lugar de eso, Severus le besó para someterle, antes de continuar:
—Scylla puede tener mal humor a veces, algo que se ha incrementado últimamente, pero no es maestra de Pociones. Es buena elaborando pociones, pero nunca ha estudiado el nivel superior.
—Oh, imaginé que tendrías alguien con Maestría como tu asistente.
—No es realmente necesario. Aunque ella se siente algo frustrada al hacer todo el tiempo los trabajos más rutinarios en lugar de crear fórmulas nuevas. La creación de pociones requiere habilidades completamente diferentes que la preparación, como descubrirás a medida que progreses en nuestros estudios.
—¿Scylla no quiso estudiar contigo?
—Nunca se lo ofrecí, y ella nunca lo pidió. Y ahora que tú eres mi aprendiz, consumirás una gran parte de mi tiempo —explicó, besándole nuevamente—. Y ahora, es mejor que regresemos a la comunidad, todos están muy excitados porque tendremos un nuevo miembro; es un verdadero acontecimiento.
Harry le siguió fuera de la casa de huéspedes. No pudo evitar sentir una ligera decepción porque Severus no hubiera pasado más tiempo con él en la habitación, pero se regañó por ser demasiado apresurado. Tenían años por delante.
>>Una vez en el interior de las protecciones, podremos aparecernos en la casa —le informó el Maestro.
Dieron vuelta y caminaron a lo largo de una vereda a la derecha de la casa de huéspedes, y Harry sintió el estremecimiento que provocaron las barreras al ser atravesadas.
—Los muggles no pueden ver este sendero, ¿verdad?
—No. La única manera en que un muggle podría entrar en los terrenos de la comunidad sería si le trajera uno de nosotros. Los squibs pueden ver el sendero, pero Argus necesita mucha concentración sólo para atravesar las protecciones. Habitualmente, él permanece dentro de los terrenos de la comunidad.
—¿Y qué pasa con los ponis? Ellos no tuvieron problema alguno cuando vinimos con la carreta.
—¿Seguramente aprendiste en Hogwarts que los animales son mágicos por naturaleza? Por eso los muggles no entienden lo que los animales están buscando algunas veces; piensan que sus mascotas están viendo fantasmas. Bueno, a veces los ven, por supuesto.
Harry se sintió un poco tonto, pero no creía que le hubieran dicho eso en Hogwarts.
—Creo que aprenderé muchas más cosas contigo que lo que aprendí allí —confesó.
—Te enseñaré todo lo que pueda, Harry —le prometió Severus, con un brillo en los ojos negros que hizo al joven estremecer.
Última edición por alisevv el Lun Mayo 02, 2016 6:00 pm, editado 2 veces | |
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