alisevv
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| Tema: The Marked Man. Capítulo 29. Avanzando Miér Nov 17, 2010 9:52 pm | |
| Harry despertó lentamente, tal como hacía cada mañana. Le costó un rato darse cuenta de que no estaba en la habitación sencilla que solía usar —la ventana era más grande y estaba en una posición diferente—. Una vez que el hecho ocurrió, el resto le siguió rápidamente. ¡El Lecho! Giró la cabeza esperando ver a Severus en la almohada a su lado, pero la cama estaba vacía.
Se frotó los ojos y se desperezó. Sentía la cabeza un tanto embotada y la lengua como si fuera un pedazo de suela vieja. ¿Había bebido tanto la noche anterior, antes de irse a acostar? No creía haber bebido mucho, ni antes ni después. De hecho, le resultaba difícil recordar exactamente lo que había pasado. Podía recordar los besos y los abrazos. Quizás se habían quedado dormidos juntos. ¿Y dónde estaría Severus ahora?
Se sentó y hurgó en la mesita de noche, buscando sus lentes. La zona baja de su espalda y su trasero se sentían… extraños. No era exactamente una sensación dolorosa, pero era definitivamente extraña. Frunció el ceño y se preguntó por qué se sentía así. ¿Severus le habría hecho algo allá abajo? Trató, pero no logró recordar.
Todavía estaba frunciendo el ceño cuando la puerta se abrió y Severus regresó. Era evidente que había estado en el baño, pues su cabello estaba húmedo y él lo frotaba con una toalla.
—Ah, despertaste. Buenos días, holgazán.
—¿Qué hora es?
—Apenas las seis. Estas mañanas de verano son hermosas, es imposible permanecer en la cama cuando nos espera un día encantador.
Harry frunció el ceño, preguntándose si el hombre estaba bromeando.
—A mí no me entusiasma madrugar, ni en verano ni en invierno —gruñó.
Severus rió entre dientes.
—Entonces, cuando estés viviendo conmigo, intentaré no despertarte —comentó—. Yo siempre me levanto temprano.
Harry miró fijamente el rostro de su esposo. ¿Estaba siendo procaz? No, seguramente sólo eran ideas suyas, pues Severus era la imagen viva de la inocencia mientras se continuaba secando el pelo con la toalla.
—Severus… me siento un poco extraño —aventuró.
Los brazos del hombre se detuvieron; bajó la toalla y la colocó sobre la cómoda.
—¿Extraño cómo?
—Mi mente se siente… no del todo bien. Como si algo me embotara. Y no puedo recordar mucho sobre la pasada noche. ¿Me puse a beber, o caí dormido?
Severus fue a sentarse en su lado de la cama. Colocó un brazo sobre los hombros de su joven esposo.
—Anoche tuve que suminístrate una droga tranquilizante. Probablemente, eso es lo que tiene tu mente confusa.
Harry todavía tenía el ceño fruncido.
—Severus, yo dejé a Ginny porque no me sentía cómodo con ella. Simplemente, algo no se sentía correcto. Esta mañana, casi tuve la misma sensación. ¿Qué sucede conmigo? ¿Crees que no puedo amar a nadie apropiadamente? Si es así, no voy a ser capaz de matar a Voldemort. Seré un arma estropeada. Dumbledore dijo que era el amor lo que me diferenciaba de Voldemort, ¿pero y si yo no puedo hacer esto correctamente, Severus?
El hombre le dio un apretón tranquilizador.
—Te sentiste extraño esta mañana a causa de la poción. Espero que no tengamos que utilizarla nuevamente, pero eso es todo lo que está mal, te lo prometo. Definitivamente, pienso que puedo afirmar que eres capaz de amar muy bien, Harry.
Harry arrugó su frente con perplejidad. Deseaba creer eso, pero, ¿cómo podía cuando apenas recordaba esas vagas sensaciones de estar siendo abrazado?
Severus continuo:
>>Y acerca de tu relación con la señorita Weasley, puede que haya razones válidas para tu desconcierto. Al observar tus interacciones con ella, siempre pensé que era una relación extraña. Ahora que me dices que esta mañana te sentiste parecido, mis sospechas se ven reforzadas. Creo que fuiste drogado con Amortentia a lo largo de ese año escolar.
—¡Amortentia! —Harry sonaba aterrado—. ¡Ésa es una ponderosa poción de amor!
—Sí, aunque difiero en el término ‘poción de amor’. Esa poción crea sentimientos que no son reales; ilusiones, en el mejor de los casos. Lo que esa poción crea nunca podría ser descrito como amor —“Desde cuándo te convertiste en un experto en amor”, se preguntó con ironía—. La Amortentia crea un deseo vivo por estar con una persona en particular. Esos sentimientos varían en intensidad, dependiendo de la dosis y la frecuencia con que es tomada. La razón por la que yo sospecho que éste es el caso, es que te viste muy repentinamente atraído por una chica con la que siempre habías compartido mucho tiempo, pero que virtualmente ignorabas. Cuando estabas con ella, ¿la fuerza de tus sentimientos era constante o variable?
—Solía venir en rachas… Era como una fiera desesperación que luego daba paso a la calma, casi a la indiferencia, para luego tener otra reacción fiera. Era todo muy confuso.
—Eso es típico de una poción que induce al enamoramiento. Dime, ¿desde que te separaste de la señorita Weasley la has extrañado?
Harry pareció avergonzado.
—No, para ser franco, no. Solía sentirme culpable por no extrañarla, pero la verdad es que luego que la dejé sólo sentí alivio. Me dije a mi mismo que era porque ya no tenía que preocuparme por su seguridad, pero no creo que fuera eso. Simplemente, me sentía aliviado de no seguir con esa relación. Ella siempre quería más de mí.
Severus volvio a estrecharlo.
—Yo no uso pociones que alteren la personalidad; invaden la privacidad de la persona y les quita el control de su propio cuerpo.
—¿Nunca las has usado? ¿Y qué hay sobre lo que me hiciste anoche?
—Las he utilizado, pero sólo cuando no tuve elección. A veces, Voldemort me obligó a hacerlo —se calló por largos instantes, y Harry pensó que su pregunta sobre la noche anterior iba a permanecer sin respuesta—. La poción que te di anoche no cambió tu personalidad o tus deseos. Te calmó y retiró los efectos de la fobia. La pérdida de memoria es un efecto secundario y no me hace feliz. Espero que no tengamos que usarla de nuevo, o sólo brevemente, en última instancia. Pero continúa el hecho de que debemos tener relaciones sexuales de manera regular para establecer nuestro enlace y madurarlo. Esa necesidad es la única razón por la que lo usé anoche.
Harry asintió, ya no se sentía tan mal; parecía estar algo menos embotado.
—¿Así que tuvimos sexo? —preguntó, algo nervioso.
—Sí, lo tuvimos, Harry. Un muy buen sexo —afirmó Severus.
Harry enrojeció, pero sintió una cálida oleada de placer, como si acabara de aprobar un examen.
>>Debería ser más fácil a partir de ahora. Te acostumbrarás, y espero que esta noche podamos conseguirlo sin la poción; o muy pronto, en todo caso.
El rubor del joven se intensificó; Severus tenía intención de tener sexo esa noche. Decidió retornar al tema de la poción de amor, en la esperanza de que su rubor desapareciera.
—Comprendo porque odias las pociones de amor, Severus. Recuerdo lo que le sucedió a Merope Gaunt, la madre de Voldemort. Al final dejó de utilizar la poción, pero entonces su esposo la abandonó. Aún así, ella no pudo soportar el seguir utilizándola durante más tiempo, consciente de que todos los sentimientos positivos de él eran falsos. Yo también me sentí así. Cuando Ginny se fue, sólo sentí alivio.
Severus asintió y se inclinó para besarle.
—Eso ya no importa, Harry. Sólo importamos tú, yo, y el futuro inmediato.
El chico asintió y se acurrucó contra su esposo. Eso no sonaba mal, aunque no quería pensar en más adelante. El recuerdo de Severus diciéndole que estarían juntos hasta que Voldemort hubiera muerto no era algo en lo que deseara pensar en ese preciso momento.
>>Tengo algo que decirte en el desayuno y luego deberé partir —continuó Severus—. Puedes venir a Spinner’s End cada tarde después de las seis; es habitualmente seguro después de esa hora. De ser necesario, debes ser capaz de ser invisible para cualquier visitante que pueda llegar de improviso. Las protecciones no permiten la entrada de nadie sin mi permiso, así que habrá tiempo para ocultarte.
Harry asintió. Su capa de invisibilidad volvería a ser útil, aunque esperaba que no hubiera necesidad de usarla con frecuencia.
>>Bajaré a preparar algo de desayunar mientras te levantas, ¿está bien?
Asintió. Severus estaba siendo muy atento al darle un tiempo para levantarse e ir al baño sin ser observarlo. No sabía por qué de repente se sentía tan tímido. El hombre ya le había visto desnudo. | |
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