alisevv
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| Tema: The Marked Man. Capítulo 17. Frustración Jue Mayo 06, 2010 11:55 pm | |
| Ron y Hermione regresaron a la seis, luciendo sucios y desaliñados, y tuvieron que subir a ducharse antes de siquiera pensar en cenar. Habían pasado todo el día con Filch, en la mazmorra principal, donde artículos largo tiempo olvidados habían sido almacenados para facilitar su accesibilidad, pero no lograron nada. La chica se quejó amargamente por la cantidad de polvo y telarañas con los que se había topado ese día, y los efectos que tendría sobre su cabello si eso duraba mucho más.
—Así que ¿todavía no hay señal del evasivo cáliz? —preguntó Remus mientras cenaban.
—Nada. Pero Filch dice que aún quedan unas cuantas habitaciones más. Nunca lo hubiera creído, pero supongo que en un lugar tan viejo como Hogwarts existe una gran cantidad de espacio para almacenaje.
—¿Lo intentaron con un sencillo Accio? —sugirió Harry.
—También lo pensé —replicó Hermione—, e incluso lo intenté, te lo aseguro. Pero se trata de un objeto mágico y, generalmente, poseen encantamientos contra los Hechizos de Convocar. También probé con el Revelio, con la esperanza de que nos mostrara por dónde seguir, pero tampoco fue de ayuda.
—Traté de preguntarle al mapa de los merodeadores —agregó Ron—, pero sólo muestra seres vivos. Bueno, excepto por las partes del castillo, aulas y cosas así.
—Así que no nos queda más remedio que buscar en viejas habitaciones llenas de trastos viejos largamente olvidados —comentó Hermione, taciturna.
—Pero lo encontraremos —insistió Ron—. No voy a parar hasta encontrar el maldito Horcrux. Debe ser descubierto, y yo voy a ser el hombre que lo haga.
—Espero que toda esta actividad no haga que Filch sospeche —comentó Remus.
—No. Él no hace preguntas, se limita a seguir las órdenes de McGonagall. No quiere saber nada del uso del objeto mágico que estamos buscando ni para qué lo queremos. Creo que lo ignora a propósito por el hecho de ser squib. Sin embargo, le encanta demostrar cuánto sabe de Hogwarts.
Harry bufó. Aún con lo complicadas que se estaban volviendo sus salidas al callejón Knockturn, seguía prefiriendo su tarea a lo que estaban haciendo Ron y Hermione. Un poquito de la compañía de Filch era un largo camino.
—Entonces, ¿mañana vuelven a Hogwarts? Empieza a parecer como un trabajo estable, ¿verdad? —preguntó—. Y hablando de rutina, dentro de poco tendré que ir a casa de Severus.
—Dudo que Severus se convierta jamás en una rutina —declaró Remus con gravedad.
Harry se preguntó si el licántropo estaría bromeando, aunque su voz sonaba muy seria. Mirándole con atención, notó que se notaba diferente; tenso y nervioso, y quizás un poco brusco. Algo muy distinto al comportamiento que había asumido durante su conversación previa.
—¿Te sientes bien? —le preguntó.
—Oh, estoy bien, Harry. Es que mañana es Luna llena y hasta que termine encontraré difícil actuar de una forma normal.
Harry se sintió un tonto por preguntar. Debería haber estado pendiente de las fases de la Luna mientras estuviera viviendo con Remus.
—Entonces, no regresaremos a Londres mañana. Nos quedaremos aquí, leyendo o haciendo algo.
Remus se mostró molesto.
—Esto debe ser hecho, Harry. No necesita que yo lo retrase…
—Rem, tú eres más una ventaja que un problema, el día que sea. Puedo ir con Ron y Hermione, y ayudarles por un día o dos, hasta que esto pase. Luego podremos regresar a Knockturn.
El hombre asintió, pero todavía no se veía contento. Harry realmente odiaba su licantropía, por el modo en que le hacía sufrir, tanto física como mentalmente. Se preguntó si todavía estaría tomando la poción Matalobos, y decidió investigar con Severus. no quería mortificar a Remus con ese asunto.
>>Ahora, me voy. Les veré más tarde, o mañana en todo caso.
—Puede que no estemos aquí, compañero —contestó Ron—. Hermione y yo vamos a ir a la Madriguera y puede que durmamos allí. Si eso ocurriera, te veremos en la mañana, listos para un nuevo día de la gran búsqueda del tesoro de Hogwarts.
—Vale —Harry asintió y se levantó, para ir a Aparecerse rumbo a Spinner End.
—Harry —saludó Severus, sonriendo y acercándosele de inmediato.
El joven estaba complacido de que le hubiera llamado por su nombre. Le había aterrado la posibilidad de volver a convertirse en ‘Potter’. El beso de bienvenida fue cálido y firme, pero no invasivo, y Harry tomó consciencia de que se estaba relajando. Severus se retiró un paso y le miró a los ojos, como si necesitara asegurarse de que lo que había hecho no le molestaba. El joven sonrió y las esquinas de sus ojos brillaron con deleite. Severus se inclinó para conseguir otro beso.
Harry se sentía muy feliz allí parado, siendo besado así. No tenía que llevar la iniciativa, pero sentía que era capaz de responder. Severus había tenido la precaución de no abrazarle muy estrechamente y él podía relajarse sin sentirse atrapado. Pensaba que nunca había disfrutado tanto de un beso, y mientras respondía, emitía pequeños gemidos. Entonces, Severus le besó más profundamente, moviendo los labios para animar a Harry a que abriera los suyos. Todavía mantenía la lengua en su propia boca, indeciso de si era el momento de avanzar al siguiente paso, a pesar de que deseaba hacerlo.
Harry abrió los labios bajo el movimiento de los de Severus. Sucedió de forma natural y para nada forzada, y ni siquiera se dio cuenta hasta que Severus aceptó la invitación. El joven sintió como la punta de la otra lengua trazaba la curva de su labio inferior, y el hormigueo que bajó por su espina dorsal ante el íntimo gesto le sorprendió. Gimió una vez más.
Las manos del Slytherin estaban recorriendo la espalda juvenil, sus costados, sus hombros. Eran manos firmes y cálidas, pero no dominantes, y Harry les permitió seguir, e incluso disfrutó de la exploración. La punta de la lengua de Severus se deslizó entre los dientes ligeramente abiertos de Harry, y jugueteó con la punta de la otra lengua. Oh, era algo intenso pero cuidadoso, y a Harry le encantaba. Se dio cuenta que su polla estaba erecta, y se sintió satisfecho al saber que podía reaccionar de ese modo a las atenciones del hombre. Empujó con su lengua, probando el sabor del interior de Severus.
Las manos del mago de ojos negros bajaron más, deteniéndose al nivel de la cintura del Gryffindor. Se quedaron ahí, mientras se exploraban las bocas, primero tentativamente y aumentando por momentos. Harry casi había olvidado que esto podía incomodarle, estaba disfrutándolo sinceramente.
Severus gimió mientras la lengua de Harry se movía alrededor de la propia, detallando los contornos, la zona inferior, sintiéndolo tan perfecto… Escuchó el pequeño gemido y sintió cómo surgía la excitación y la confianza. ¡Podía hacerlo!
Las manos se Severus siguieron bajando, no pudiendo contenerse por más tiempo, tenía que acercarse aún más a su joven pareja; aferró el culo de Harry y lo acercó hacia su erección, buscando el dulce alivio de la presión.
Harry se puso rígido y apartó la boca con rapidez, mientras sus dientes aferraban la lengua de Severus y la empujaba con violencia. El hombre le dejó ir, pero el rostro juvenil estaba distorsionado en una máscara de horror. No habló; en ese momento, no era capaz de emitir sonido. Se alejó unos pasos y, con un chasquido de Aparición, se marchó.
Severus llevó la mano a su boca, limpiando el rastro de sangre de su lacerada lengua. Su cabeza giraba en un rápido cúmulo de emociones. Se tambaleó hasta llegar a un sillón y se sirvió una copa de vino con mano temblorosa.
Remus acababa de terminar de limpiar los platos de la cena y se preparaba para pasar una tranquila noche frente al televisor. Disfrutaba de algunos programas muggles, y esa noche había un nuevo episodio de Doctor Who*. Ansiaba pasar una agradable noche olvidado de los problemas del mundo mágico. Escuchó el repentino sonido de una Aparición en la salita, así que se dirigió hacia allí, preguntándose qué problema habría ahora. Estaba bastante seguro que debía ser Harry, y convencido de que su tranquila noche acababa de cambiar.
De hecho, Harry estaba en el saloncito, parado y despeinado, pero por lo demás no se veía diferente a cuando se había marchado; claro, si uno se permitía ignorar la aterrada expresión de su rostro.
—¿Qué ocurre, Harry? —preguntó Remus, obligándose a sí mismo a sonar tranquilo y no dar muestras de exasperación.
Con la proximidad de la luna llena, encontraba que sus emociones eran difíciles de contener. Su acuciado sentido del olfato notó de inmediato el aroma de la excitación de Harry, y de Severus, y eso no le ayudaba a calmarse ni un poquito.
—¡Oh, Dios! Oh, Dios, lo hice de nuevo… simplemente, me aterré, Remus. No puedo hacer esto, lo estropeé todo. Él se va a hartar de mí; cualquiera lo haría, y Severus no es del tipo paciente.
Se hundió en un sillón, mientras sus manos temblorosas se tranquilizaban gradualmente, y la expresión de su rostro cambiaba del horror a la absoluta congoja.
—¿Qué hizo él para que te aterraras esta vez? —indagó Remus, bastante seguro de haber cubierto la irritación de su voz. Estaba comenzando a sentir que las reacciones del chico eran de auto compasión, pero sabía que se sentía así por la influencia del ciclo lunar, y no porque lo creyera en verdad.
—Agarró mi trasero —contestó, sacudiendo la cabeza—. Nos estábamos besando, y todo era muy ardiente, ¡y me gustaba, Remus! Y puedo decir que a él también le estaba gustando. Entonces nos acercamos, y me agarró y me atrajo hacia él, y me aterré. Y ahora quisiera no haberlo hecho, porque él no iba a hacerme daño, lo sé. No es mi tío Vernon. ¡Y quiero que me toque! Oh, demonios… ¿por qué hago esto cada vez?
—No creo que lo hagas siempre, Harry; es sólo cada vez que Severus hace algo nuevo. No te aterraste cuando te besó, ni cuando los besos se hicieron más… profundos.
—Supongo —gimió Harry.
Realmente, se sentía un estúpido; peor que eso, se sentía culpable, como si estuviera malgastando el tiempo de todos. Odiaba pensar lo impaciente que estaría Severus a causa de esto. Por otra parte, podía notar que Remus no era el mismo hombre, o hombre lobo, que había sido apenas esa tarde, y no deseaba agobiarle cuando era evidente que se acercaba a su propia crisis.
>>Necesito salir… salir por un rato. Sólo para tomar un poco de aire fresco, quizás pasar por el bar a tomarme una cerveza. Eso podría ayudar… —musitó.
Cuando Harry abandonó la casa, Remus se preguntó si debería sentirse mal, pero apreció el gesto. Francamente, esa noche no se veía capaz de lidiar con los miedos de Harry; su propia mente se volvía más lupina con cada hora que pasaba.
Sin embargo, la paz no parecía ser algo que tendría esa noche. Poco después se escuchó otro chasquido y Remus se giró para observar a un desquiciado Severus parado en el otro extremo de la habitación.
—¡Imposible! ¡Es la única palabra para definirlo, Lupin! ¡El chico es imposible! ¡Todo este asunto es imposible! ¿Cómo puede alguien esperar que yo haga esta tarea con un chico fóbico que no puede soportar ser tocado?
—Cálmate, Severus. Sabías que sería difícil. Harry es derecho**, todo es extraño para él.
—¡No me importa si es tan derecho como una carretera romana. ¡Él no es normal! ¡Le tiene fobia al sexo! —el hombre caminaba de un lado al otro, gesticulando con los brazos, el rostro colorado. Remus podía oler la furia, irritación, y la necesidad sexual insatisfecha que le rodeaba. Su mente lobuna le comprendía completamente y rugía junto con Severus. Haciendo un esfuerzo, Remus obligó a su lado humano a contestar tan sereno como podía.
—Hay un modo de hacer esto, Severus. Harry tiene una gran necesidad de amor y de caricias cariñosas. Nunca tuvo eso en su vida. Si pudieras acercarte de ese modo, el sexo sería una consecuencia…
—¿Amor? ¿Quieres que le demuestre amor? ¿Qué jodida mierda sé yo del amor, Lupin? Sé de sexo, puedo tener sexo. Y aquí es donde yace nuestro problema, ¿no? Puedo hacer sexo, no amor. Y ahora me dirás que él quiere amor, no sexo. ¡Esto es inútil!
—Lo es si ves a ambas como cosas completamente separadas. Si pudieras verlas como aspectos de un solo ente, como uno parte del otro, quizás…
—Cerdos y aviones, Remus —replicó, y pareció desinflarse, su enojo desapareciendo. Se dejó caer en un sillón frente al Gryffindor, luciendo como la viva imagen del desaliento.
—Podemos hacerlo, Severus. Sé que podemos. Va a necesitar algo de planificación, pero no somos estúpidos, y todos deseamos tener éxito.
—Él huyó de nuevo. Si sigue haciendo eso, no vamos a ir a ningún sitio.
—Se asustó. Es miedo, puro y simple, Severus.
—Y eso es lo que me preocupa. Nunca vi a Potter así. Él no acostumbra a huir, hace frente a las amenazas. Por eso es una verdadera fobia, porque es una reacción irracional y atípica en él. No me extraña que todavía sea virgen; al principio no lo creía, pero ahora lo hago, absolutamente. ¿Sabes por qué tiene tanto miedo al sexo? Seguramente, las experiencias con la Weasley no han podido ser tan traumáticas.
Remus ignoró el sarcástico comentario; aprendías a hacerlo cuando tratabas con Severus Snape o no llegabas muy lejos. Eso era para Severus algo tan natural como respirar.
—Es algo relacionado con su familia; los muggles con los que se crió. La actitud de esa gente hacia el sexo era que se trataba de algo sucio y asqueroso. Eran incluso más vehementes sobre el sexo gay, que en lo que a ellos concernía, se trataba de una perversión antinatural. Agrega a eso su odio a la magia, y el hecho de que llamaran a Harry fenómeno, y podrás comenzar a ver el problema. Le decían que no se le debería haber permitido vivir, y que, definitivamente, no debería tener sexo pues infectaría a los demás con su anormalidad, como ellos llamaban a la magia. Su tía le amenazó con cortarle el pene si le atrapaba tocándose.
Severus le miró con expresión horrorizada. Durante su tiempo con los Mortífagos había visto su cuota de abusos sexuales, como víctima y como espectador, pero el pensar en un pequeño niño mago siendo tratado de ese modo le enfermaba y enfurecía. ¡No le extrañaba que Harry tuviera problemas!
Remus continuo:
>>Su tío acostumbraba obligarle a meterse en una despensa como castigo. Agarraba a Harry y hundía sus brazos contra sus costados. Era un hombre grande, y Harry estaba indefenso. Mientras le transportaba hacia la despensa, susurraba obscenidades en su oído. También le tocaba; a veces, íntimamente. Finalmente, le tiraba en ese hueco y decía que se iría a desinfectar las manos pues habían estado en contacto con la piel de Harry. Como podrás ver, cuando le apretaste, le trajiste ese recuerdo. Escuchó las asquerosas palabras de su tío una vez más.
Severus sacudió la cabeza, aturdido.
—Me asombra que me permitiera besarle… —musitó—. ¿Cómo se las arregló cuando estaba con la chica Weasley? Era su novio, ¿no?
—Sí. Ella tenía más experiencia que él —ignoró el bufido de Severus, que parecía indicar que cualquier persona en el mundo entero tenía más experiencia que Harry—. Acostumbraba a aterrarse con ella y buscaba una excusa para escapar. Se sentía bien cuando había más gente alrededor y no hacían otra cosa que besarse.
Severus asintió. Harry había respondido bien a los besos, y eso era parte de su propio problema esa noche; los besos del chico le habían provocado una intensa excitación.
>>No creo que Harry sepa cómo tocar, Severus; especialmente cuando se trata de caricias íntimas. Debes ir muy despacio, para que deje de ser tan sensible al tema.
—Lo sé —espetó el Slytherin, antes de continuar en un tono más moderado—. Estoy tratando. Pero no tenemos todo el tiempo del mundo; llegará un momento en que tendré que presionarle. ¡Y, joder, Remus! ¡Yo también soy de carne y hueso! También necesito sexo. Una vez que él comienza a excitarme… es malditamente difícil detenerme. Hasta ahora lo he conseguido, pero puede llegar al punto en que él no tenga tanta suerte.
—¿Estás diciendo que le violarías, Severus?
—¡No! Quizás… ¡No lo sé! Simplemente, ya no sé nada. Hasta ahora, he logrado comportarme como necesita, pero no sé si pueda seguir haciéndolo por siempre. Él me excita, Remus; tengo que admitirlo. Le encuentro atractivo… muy atractivo. No he tenido una relación hace un buen tiempo, y el hecho de saber que va a ser mi esposo… Bien, la paciencia no es uno de mis puntos fuertes.
Remus se levantó y sirvió un whisky para cada uno, un trago doble. Le entregó el suyo a Severus, quién lo tomó, agradecido.
—Todos podemos hacer esto mejor, Severus. Cuando regresó, Harry salió a tomar algo, pero se sentía muy culpable por haber huido de ti. Creo que él lo está intentando, y lo seguirá haciendo. No está en su naturaleza darse por vencido, lo sabes.
El otro asintió.
—Así que, tengo que regresar y volverlo a intentar, ¿no?
—No puedo ver qué otra cosa hacer, Severus. Si yo tuviera una varita mágica… —Remus rió con ironía—… por supuesto que lo haría. Pero la mente es algo extraño y volátil, ya seas mago o muggle.
Severus vació su vaso y se levantó.
—Entonces, le veré mañana. Cuando regrese, dile que le deseo buenas noches. Y, Remus, estoy tratando…
El hombre dio media vuelta y se desapareció, dejando a Remus acunando su whisky y sus pensamientos.
Última edición por alisevv el Miér Mayo 18, 2016 6:55 pm, editado 3 veces | |
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