La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 The Marked Man. Capítulo 7. Obligaciones contractuales

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alisevv

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MensajeTema: The Marked Man. Capítulo 7. Obligaciones contractuales   The Marked Man. Capítulo 7. Obligaciones contractuales I_icon_minitimeLun Ene 25, 2010 12:08 pm

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—Ahora, sobre los detalles del contrato matrimonial —comenzó Snape, haciendo un gesto hacia varios libros y hojas de pergamino que yacían dispersas sobre la larga mesa que estaba al lado de la puerta—, el matrimonio era, básicamente, un contrato civil arreglado entre dos familias. Desde la antigüedad se desarrollaron formas básicas de matrimonio, y el más común en Europa consistía de tres partes separadas, que habitualmente eran emprendidas en tres fechas distintas. Las tres partes son legalmente vinculantes. Si una pareja ha asumido la primera parte del proceso, ya se consideran casados, incluso si no continúan con las otras dos etapas.

—¿Cuáles son esas tres etapas? —preguntó Remus.

El hombre de ojos dorados se veía genuinamente interesado. Harry supuso que también él estaba bastante interesado, pero el pensamiento de que este proceso sellaría su destino y le enlazaría permanentemente con el hombre de túnica oscura sentado al lado de ellos, hacía que todo el asunto fuera más doloroso que interesante.

—La primera etapa es el Compromiso. Una vez que el contrato ha sido redactado y aceptado tiene lugar la ceremonia de Compromiso. Harry y yo somos, obviamente, dos magos, pero la terminología de mis fuentes me obliga a referirme a él como ‘la novia’ —informó Severus.

—¡Oh, claro! ¡Yo tenía que ser la novia! —interrumpió Harry, enfurecido—. ¿Por qué mierda no tomas para ti el papel de novia, Snape?

Severus bufó, mostrando en su expresión que todavía desdeñaba la ‘madurez y capacidad intelectual’ de Harry tanto como lo había hecho mientras estaban en Hogwarts. Podía ver que el genio del joven era de mecha corta. Supuso que debería ser realmente cuidadoso al plantear las cosas, pero su reacción automática al enfrentarse al exabrupto del joven había sido aguijonearle aún más, y eso brotó de manera natural.

—Porque yo soy la persona que está investigando todo esto y elaborando los contratos y, naturalmente, tomaré el rol ‘masculino’. Esto no significa nada, Harry… —enfatizó el hecho de que estaba usando su nombre de pila, algo que Harry no había hecho en su diatriba—…, pues ambos somos hombres, algo que es evidente. Sólo porque seas designado como la novia no significa automáticamente que vas a ser el pasivo en el matrimonio. Puedes estar arriba, si lo prefieres de ese modo.

Harry se sintió enrojecer, y se molestó por la reacción de su cuerpo. Imaginarse haciéndole eso… a Snape –¡Severus, maldición! – era algo que no quería hacer. Sabía que a la larga tendría que enfrentar el asunto del sexo con el hombre, pero no había necesidad de apresurarlo. Se echó hacia atrás, acomodándose nuevamente en su asiento y haciendo un gesto al mayor para que continuara.

>>Ahora, como estaba diciendo…, en nuestro caso, una vez que el contrato haya sido redactado y aprobado por ambas familias, el compromiso podrá seguir adelante. Antes de la ceremonia, el novio, que todos estamos de acuerdo en que seré yo —miró a Harry, retándole a interrumpirle de nuevo—, entregará el precio de la novia y el contrato será firmado. La ceremonia será formal, y deberá ser atestiguada por el padre de la novia, o por el ‘hombre que entrega’, en su totalidad. La persona más cercana a un padre o padrino que tienes, Harry, afortunadamente es parte de nuestro plan, así que funcionará bien —declaró, mientras Lupin asentía con la cabeza.

>>Tú y yo firmaremos el contrato –con nuestra propia sangre– que se convertirá en inquebrantable al declarar nuestra intención de aliar nuestros poderes para destruir a Voldemort, y el hechizo vinculante será lanzado. Lupin puede hacerlo por nosotros, o podríamos hacerlo nosotros juntos, eso no es muy importante en realidad, siempre y cuando sea hecho. El contrato establecerá que aceptamos colocarnos collares de enlace durante la ceremonia de Boda. Luego te entregaré un regalo que será entendido como el precio de la novia. Una novia es una adquisición valorada, y yo intento colocarte en el mismo nivel, y eso es realmente una hazaña incluso para mi imaginación, créeme. Desafortunadamente, no soy un hombre rico, ni tengo ninguna herencia mágica que ofrecerte. Lo mejor que puedo hacer, relacionado con la única cosa de valor que poseo, es darte el título de propiedad de esta casa.

Eso no fue bueno; Harry fue incapaz de continuar silencioso.

—Mira, Severus, todo esto es ridículo. Para empezar, ¿por qué tenemos que hacer esa cosa de los collares de enlace? ¡Es bárbaro! Con seguridad podemos dejar eso fuera del contrato. ¡Y no puedes darme tu casa! Eso también es estúpido. ¿Qué haría yo con este sitio? Tengo mi propia propiedad, y soy más rico que tú. Yo soy quien debería darte un regalo.

Severus dejó escapar un suspiro de cansancio y murmuró:

—¡Oh, Merlín nos guarde! —Remus colocó una mano en el brazo de Harry, al ver que el joven parecía a punto de explotar de nuevo, y Severus continuó—. Veo que sigues igual que cuando estabas en la escuela. Todavía no escuchas.

—Sí escucho, Severus, y tengo cerebro —espetó Harry—. No sólo escucho, cuestiono las cosas que no me parecen correctas. Tengo la impresión de que estás torciendo todo esto a tu conveniencia, para ponerme bajo tu influencia.

—¿Es eso lo que piensas? Bien, estaba intentando ahorrarte algo de trabajo al resumir lo que involucra la ceremonia, pero veo que a pesar de toda la evidencia en contra, todavía no confías en mí. Muy bien, tú y Lupin pueden leer todos estos textos por sí mismos. Son oscuros; la mayoría están en Latín y redactados con escritura medieval, así que te llevará algún tiempo. Pero, por supuesto, no estamos apurados, ¿verdad? Y sé cuánto disfrutas estudiando detenidamente viejos documentos, Harry

Los rasgos de Snape se torcieron en una sonrisa sarcástica. Harry realmente, realmente quería levantarse y hacerle algo: estrangularle, darle un derechazo, o al menos aferrarle por los hombros y sacudirle.

—Estoy seguro de que Harry no desea hacer eso, Severus, y ciertamente yo tampoco —intervino Remus—. Confío en ti. Sin embargo, podría ser una buena idea que explicaras lo de los collares una vez más.

El otro suspiró y pellizcó el puente de su nariz. Harry le miró con el ceño fruncido.

—¡Sólo hazlo! ¿Es tan difícil explicar las cosas claramente?

—Los collares de enlace han sido utilizados en cada incidencia de alianza mágica por matrimonio que he investigado. La ceremonia utiliza magia de la sangre y obligación mágica debido a las permanentes y serias condiciones del contrato. No fue asumido a la ligera. No estamos hablando de Joe Soap* casándose con Mary la lechera. Estamos hablando de algunas de las más importantes alianzas de la historia, en las que, por supuesto, tenían serios castigos involucrados en caso de que los contratos hubieran sido rotos. El destino de cientos, o incluso de miles de personas, podrían haber dependido de las alianzas creadas. Nuestro matrimonio será igual de importante. ¿De verdad crees que puedes tomar a la ligera una unión asumida para destruir al poderoso Señor Oscuro?

Mientras Snape explicaba, en el rostro de Harry volvía a aparecer una expresión seria y melancólica. Eso tenía sentido, por supuesto. En lo profundo de su corazón, sabía que Severus no lo estaba inventando. La base de todo era el conocimiento de que, al parecer, Dumbledore había confiado en este hombre por encima de todos los demás. Recordó que el anciano le había dejado instrucciones de que apoyara el plan de Severus, por muy difícil o inverosímil que pudiera parecer. Tragó con fuerza antes de hablar.

—Vale, aceptó lo de los collares. ¿Pero que demonios pasaría si alguien como Ginny se lanza hacia mí y me besa? ¿Yo moriría?

—Una buena pregunta, pero incorrecta. No, por supuesto que no morirías si la señorita Weasley decidiera importunarte de esa forma. Los collares evitan la infidelidad. Podrían apretar un poco, para recordarte que no deberías estar en sus brazos, pero mientras no fueras tú quien la buscara, no habría peligro. Los collares evitan que tú, como mi novia, y que yo, como tu esposo, tengamos actividad sexual con extraños. Un beso en Navidad a la gran tía Agatha** no va a ser un peligro de vida… o no más de lo habitual.

Remus soltó una risita, e incluso Harry pudo apreciar el humor oscuro de Snape, pero aún así no fue capaz de reír en ese momento.

—Vale, pero no quiero tu casa —declaró, vehemente.

—No tengo nada más para darte, Potter.

—¡Entonces no me des nada!

—¡Y dale con lo mismo! —gruñó Snape—. ¿Estás diciendo esas estupideces a propósito, sólo por fastidiarme? Tengo que darte algo de valor, o de otra manera el contrato de matrimonio sería una farsa.

—Sólo tienes que aceptar las escrituras de la casa, Harry. No tienes que vivir aquí —explicó Remus.

—Gracias, Merlín —murmuró el chico—. Está bien, aceptaré las dichosas escrituras. ¿Y luego, qué pasará?

—Como dije, intercambiaremos los collares de enlace, pero no nos los colocaremos hasta la siguiente fase del proceso, la ceremonia de Bodas. Básicamente, ése intercambio es el final del Compromiso. Es una ceremonia de promesas, y el momento de firmar el contrato. Como también mencioné, una vez el contrato haya sido firmado, estaremos legalmente casados y sin posibilidad de cambiar de opinión, ni siquiera aunque no hayamos ejecutado las dos etapas siguientes, la Boda y el Lecho.

Harry tragó, no le gustaba para nada el sonido de la segunda palabra.

>>Tengo la garganta seca de tanto hablar, esto ha durado más de lo que había previsto —se quejó el Slytherin—. ¿Les gustaría té, o más vino?

—El té sería agradable, Severus —aceptó Remus—. ¿Estás de acuerdo, Harry?

—Sí, té, ¿por qué no? —contestó con acento llano, todavía rebobinando las revelaciones que estaba escuchando.

El anfitrión se levantó y abandonó la habitación por la misma puerta que había usado antes.

—Supongo que no tiene ningún elfo doméstico —observó Remus, mirando los muebles viejos y la atmósfera general de descuido alrededor de la habitación. Quizás no se había preocupado por mantener su casa, dado que pasaba la mayor parte de su tiempo en Hogwarts. O quizás fuera tan pobre como él mismo. Ese pensamiento hizo que Remus se sintiera inexplicablemente triste, mientras recordaba el orgullo con que Snape llevaba su cargo de Jefe de Slytherin. La realidad de esta modesta casa en Spinner’s End era un triste contraste.

Snape regresó con una bandeja de madera que sostenía una tetera de cerámica marrón, tres tazas dispares, una jarrita de leche y un recipiente con azúcar. La cuchara tenía el mango esmaltado y, obviamente, era un recuerdo de la playa, que le recordó a Harry el feliz día pasado en Mablethorpe. Tenía la imagen de una nave y la palabra ‘Ryde’, indicando dónde había sido comprada.

Harry tomó su taza de té y le agregó una cucharada de azúcar y algo de leche. También había un plato con galletas. Eran las aburridas Rich Tea***; no eran de las favoritas de Harry, que ni por su vida podría entender qué se suponía que tenían de ‘ricas’ esas galletas, que eran simples y baratas. Las dejó en el plato, pero Remus tomó un par y empezó a mojarlas en su té. Harry había tratado de hacer eso una vez, pero la galleta se había ablandado y al morderla había caído en su té, así que nunca lo volvió a intentar. Ignorando lo que Remus hacía, que empezaba a darle nauseas, fijó su atención en Snape.

El hombre también estaba observándole. Aunque exteriormente parecía la misma persona que había conocido antes, podía detectar una desesperación subyacente que le ponía nervioso. Snape había sido muchas cosas, pero sobre todas esas cosas había sido fuerte. ¿Sería la perspectiva de casarse con él lo que le tenía desesperado? ¿O quizás el recuerdo de la muerte de Dumbledore? Cualquiera que fuera el caso, se dio cuenta que tendría que apoyar a Snape tanto como el hombre le apoyaría a él. El terminar la escuela y entrar en el mundo mágico adulto conllevaba responsabilidades. Podía desear todo lo que quisiera que las cosas fueran diferentes, pero eso no cambiaría nada. Lo mejor era, simplemente, asumirlo.

—Entonces, ¿La segunda parte es la Boda? —indagó Harry, y Snape pareció sacudir la cabeza antes de continuar.

—Sí. La ceremonia de bodas es bastante sencilla. Tiene lugar en la casa del novio, lo que en nuestro caso será aquí, por supuesto. Un festín será dado por el novio y su familia; como no tengo familia viva, seré sólo yo. La novia traerá a su padre, o al ‘hombre que entrega’, y otros miembros de su familia. No creo que tú tengas otra familia, tampoco —miró al joven con las cejas alzadas en un gesto interrogante.

—Están mi tío y mi tía, supongo, pero ellos no van a querer venir, y yo tampoco deseo que estén aquí. Sin embargo, me gustaría que Ron y Hermione pudieran venir. De todas formas, yo los considero como mi familia, y ya quedamos de acuerdo en que ellos deberían conocer el plan, ¿no?

Severus asintió con resignación, su rostro mostrando la persistente inquietud sobre la necesidad de extender el plan a cinco personas; pero Remus sonrió, animándole, y el Slytherin continuó con su explicación.

—Cuando llegues, daré la señal para que comience la ceremonia. Tú, Lupin, como el ‘hombre que entrega’, pondrás la mano de Harry en la mía y dirás: te entrego a mi hija —mientras Harry resoplaba y se disponía a interrumpir, Severus se apresuró a continuar—: Creo que será aceptable cambiar la palabra por ‘hijo’.

Harry gruñó con frustración. Apostaría que Snape estaba disfrutando esta parte. Asumió que burlarse de él era uno de los pasatiempos de su futuro esposo, considerando la de veces que lo había hecho a lo lardo de todos esos años.

>>Luego aceptaré a Harry como mi novia, y nos sentaremos a disfrutar del banquete. Harry tiene que declarar que me acepta por esposo. Una vez hecho eso, intercambiaremos los collares de enlace, que nos colocaremos uno al otro alrededor del cuello. Estos son creados mágicamente, por supuesto, el mío con el nombre de Harry labrado en la plata, y el de Harry con mi nombre. La plata es cuidadosamente trabajada en pequeñas escamas que permiten que los collares se muevan y resulten tan cómodos como si se tratara de nuestra propia piel. Hay un hechizo que permitirá que desaparezcan de la vista, como si fueran parte de nuestro cuerpo, a menos que deseemos que sean vistos. Cualquier trasgresión al contrato será castigada a través de los collares. Las infracciones más graves tendrían como resultado la muerte.

Harry suspiró y puso los ojos en blanco. Se concentró en ese pedacito por el momento. No jugar fuera de casa; iba a pertenecer a Severus para siempre. Pero eso funcionaba para ambas partes, ¿no? Harry miró al hombre sentado en la silla y notó que lucía resignado, pero aún así tenía un aire de tristeza.

Todo funciona para ambas partes. No tiene sentido llorar como niño, deseando que las cosas cambien. Tienen que ser de este modo. ¿Por qué no asumí que esto sería igual de difícil para Snape? Probablemente lo sea. Él tampoco tiene elección.

Con este nuevo entendimiento, Harry habló para quebrar el sombrío silencio que había descendido ante la mención de los castigos que los collares podían infligir.

—Vale, eso parece bastante sencillo. Es sólo un banquete, en realidad. Entonces, ¿qué hay sobre la tercera parte?

Snape sonrió. Una sonrisa irónica y de auto desprecio, y totalmente espeluznante. Harry se estremeció, no muy seguro de si le gustaría lo que fuera que siguiera a esa expresión.

—El Lecho, sí… —musitó el hombre, frotando su labio superior con su largo dedo índice—. Bien, podría pensarse que esto seguiría inmediatamente a la Boda, pero realmente no es así, pues aún tendremos otro banquete.

Harry bufó.

—Estaremos demasiado llenos de comida para satisfacer cualquier cosa atlética.

Para su sorpresa, Severus rió junto con Remus.

—Ciertamente, en la Edad Media estaban encariñados con la comida. Prácticamente en cada ocasión se incluye un banquete, a veces más de uno, como en el proceso del matrimonio. Este último banquete debe ser dado por la familia de la novia, y debe ser efectuado en su casa.

—Oh, entonces ése es mi trabajo —comentó Remus—. Organizaré un agasajo para nosotros cinco en mi casa. Seré capaz de manejar eso, aunque números mayores probablemente me superarían. ¿Estará bien queso y galletas para todos?

Severus lució un tanto alarmado, e incluso ofendido, antes que Harry interviniera.

—Remus puede cocinar mejor que eso, no te preocupes. Creo que sólo está burlándose de nosotros.

Severus dejó salir el aire de sus pulmones. Harry pensó que él realmente había creído que Remus les daría queso y galletas en su banquete de Lecho. No sabía si sentirse ofendido en nombre de Remus porque Severus hubiera creído eso, o apenarse porque Snape hubiera pensado que ellos le insultarían de esa forma.

—Después de la comida, los recién casados van a la cama en presencia de los testigos, que son básicamente todos los que asisten al banquete.

—¿Qué? ¿Quieres decir que ellos nos verán… en la cama? —chilló Harry. Esto se tornaba cada vez más embarazoso.

—En la alcoba, se ejecutarán hechizos sobre el lecho conyugal, para la fertilidad, salud y buena fortuna. Una vez que nos metamos en la cama, los invitados partirán —continuó Severus, poniendo todo su esfuerzo en ignorar las continuas interrupciones de Harry—. Esa puede ser la primera vez que durmamos juntos, o ya puede haber sido hecho con anterioridad; recuerda que una vez que el contrato haya sido firmado, estaremos casados. Ciertamente, una vez que los collares hayan sido colocados, no hay necesidad de esperar al banquete de Lecho para consumar el matrimonio. La ceremonia de Lecho es, principalmente, un reconocimiento público de que ahora estamos casados y se nos permite la actividad sexual.

Harry pensó que la idea de aguardar a tener sexo hasta el banquete en Mablethorpe sonaba como la mejor opción, pero no lo dijo porque eso fastidiaría a Snape de nuevo. Probablemente sólo sería cuestión de días después de la boda, de todas formas.

>>Básicamente, eso es todo. De muchas maneras, la parte más importante es la primera, con la aceptación y firma del contrato. No hay necesidad de que retardemos esa parte. Puedo redactar el contrato en la forma tradicional, con los bienes que acordamos, en una semana.

Harry tragó. ¿En una semana? Eso era demasiado pronto, incluso si la situación era urgente, y tenía que admitirlo, era difícil imaginar cómo podría volverse más urgente.

—¿Pero qué bienes, Severus? Todo lo que escuché fue tú casa —indagó Remus.

—Tú, como ‘hombre que entrega’, debes averiguar qué propiedad traerá Harry al matrimonio. Cualquier cosa será suya, en realidad. No es necesario escribir una cláusula para asegurarse que lo recuperaría en caso de separación, pues en este casó no existirá esa posibilidad. Si yo muero él será, por supuesto, mi heredero. Si Harry muere, no tengo interés alguno en heredar su propiedad; puede dejársela a quien desee. Podemos estipular eso en el contrato.

Quedaron en silencio. Severus miró la oscilación de las llamas en su fuego mágico. La danza de las flamas verdes parecían tranquilizarle, lo cual probablemente fuera el propósito de que estuvieran encendidas, ya que no daban mucha luz, y ciertamente tampoco calor, por lo que Harry estaba alegre de que fuera una noche cálida.

>>¿Estamos de acuerdo, caballeros? —preguntó Severus, después que transcurrieran varios minutos sin que nadie hablara.

—Sí, está todo dicho —concedió Harry. Su voz sonaba un tanto densa, pero sabía que era necesario, así que estaba haciendo un esfuerzo consciente por aceptar la situación y avanzar. Quizás sí podrían funcionar juntos.

—Sí, éste parece ser el camino a seguir, Severus —aceptó Remus—. Trataré de apoyar a Harry en todo el proceso –y también a ti, por supuesto– con todas mis habilidades. Tenemos un objetivo y no debemos perderlo de vista. Se avecinan dificultades para ustedes dos, pero pueden lograrlo. Sé que ambos son hombres fuertes, hombres honorables… —Snape bufó ante eso, en una burla hacia sí mismo —… y tendrán éxito. Si pueden unirse y trabajar juntos de una forma exitosa, Voldemort no tendrá oportunidad.

Harry entendió que habría muchas dificultades, y la primera tendría que enfrentarla en la mañana. Debería contarles todo a Ron y Hermione.



*Joe Soap: Joe Soap fue un comic de fotografía publicado en el British Comic Book Eagle, desde junio de 1982 hasta enero de 1983. Escrito por Alan Grant y John Wagner, con fotografía de Gary Compton.

**No fui capaz de dilucidar a qué personaje se refería con la tía Agatha. Hay un juego de mesa llamado La herencia de la tía Agatha; un juego de video, Zombie Mansión, donde hay una casa llena de monstruos y que fue propiedad de una difunta tía Agatha; y también es un personaje de la serie Jeeves, del escritor británico P.G.Wodehouse.

***El rich tea (en inglés ‘té rico’) es un tipo de galleta dulce hecha con harina de trigo, azúcar, aceite vegetal y extracto de malta. Es popular en el Reino Unido, donde su sabor simple y consistencia lo hace especialmente adecuado para mojarlo en té y café. Originalmente llamado tea biscuit (‘galleta de té’), fue desarrollado en el siglo XVII en Yorkshire para las clases altas como aperitivo ligero entre las comidas. Se acredita como creador de la precursora de la galleta rich tea a Keryn Knight, un cocinero de Thomas Wentworth cuyo por lo demás mediocre servicio terminó en 1627 cuando murió de pelagra.Rich significa rico en inglés, de allí la reflexión de Harry.




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Última edición por alisevv el Dom Mayo 15, 2016 4:02 pm, editado 2 veces
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MensajeTema: Re: The Marked Man. Capítulo 7. Obligaciones contractuales   The Marked Man. Capítulo 7. Obligaciones contractuales I_icon_minitimeLun Jun 16, 2014 12:34 am

ahhh pobre harry..forzado a casarse..pero no te preocupes harry sev..es muybueno en el fondo fonnnnnndo de su corazón..XD
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