alisevv
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| Tema: The Marked Man. Capítulo 9. El problema con Harry Lun Ene 25, 2010 11:57 am | |
| —Ahora, Harry —dijo Remus, luego de que Ron y Hermione se fueran—, vayamos a buscar algo más de té y llevaremos esto paso a paso.
Harry no pudo evitar preguntarse en qué ayudaría eso. Todavía tendría que compartir sexo gay con Snape. Si al menos se le hubiera permitido casarse con Remus, todo habría sido más soportable. Pero tenía que ser Snape. Se estremeció como si un aire frío hubiera tocado sus brazos desnudos. Agradeció a su buena estrella que Remus no le hubiera visto, al estar llenando la tetera en el lavaplatos. Tanto Remus como Snape habían notado como había temblado la última noche, cuando éste último le había entregado la copa de vino. Él no era un cobarde —cualquier cosa menos eso— pero el sólo pensamiento de los dedos del Slytherin tocándole, le hacían temblar. Le habían sucedido cosas mucho peores sin que llegara a mostrar un miedo tan evidente, así que no podía comprender porqué le estaba pasando ahora. Ni siquiera Umbridge y su pluma le habían hecho sentirse así; era sencillamente inexplicable.
>>Toma, Harry —ofreció Remus, poniendo una taza llena de té frente a él.
—Gracias, Remus —contestó. Cuando tomó la taza, fue evidente para ambos que las manos de Harry temblaban.
—Oh, Harry —el hombre se paró y le abrazó—. Sabía que esto te estaba preocupando, pero no me había dado cuenta de cuánto. Dame —retiró la taza de sus manos —. Vamos a sentarnos a la salita; allí es más cómodo, y tengo algunos libros que te pueden ser de utilidad.
Se encaminó a la salita, portando las tazas de té, y Harry le siguió, sumiso, igual que un niño en su primer día de escuela. Estaba decepcionado de sí mismo. La noche anterior había conseguido tomar conciencia de que esto debía ser hecho, y ahora en la mañana, parecía una tarea tan enorme que él era incapaz de ejecutarla. Sentía como si su cerebro estuviera dividido en dos partes, una decidida y resuelta, y la otra temblorosa y completamente insegura.
Se sentaron en el sofá, uno al lado del otro, y Remus colocó las tazas en la mesita frente a ellos.
>>Ahora, Harry, la verdad es que esto no tiene que ser tan aterrador. Sé que dices que no eres gay…
—¡No lo soy! —replicó con vehemencia—. La poca experiencia que he tenido ha sido con chicas, ¿vale?
—Comprendo eso. También entiendo que esta boda no tiene nada que ver con el amor. La consumación del enlace puede ser sólo sexo. Sería más poderoso si estuvieran enamorados, pero no esperamos milagros, ¿cierto? Sólo recuerda, un hombre puede hacerte sentir tan bien como una mujer, Harry, créeme.
Los ojos de Remus brillaron, y el mago más joven se preguntó qué estaría tratando de decirle exactamente.
>>Yo he preferido a los hombres toda mi vida, Harry. También tuve algunas mujeres, pero prefiero los hombres. Sé que sabes que el amor de mi vida fue Sirius…
El joven asintió, lo había descubierto algún tiempo atrás.
—Entonces, debes aceptar que sé de lo que estoy hablando. Si tuviera que casarme con alguien que no me gustara —una mujer— sé que podría hacerlo e incluso disfrutar el sexo a un cierto nivel.
Harry frunció el ceño.
—Remus, yo nunca tuve sexo… no apropiadamente. Quería estar con una chica, y quería que fuera especial… —no pudo evitar que su voz se rasgara por la emoción. Todo era tan diferente de lo que había deseado fuera su primera experiencia, que no era nada divertido.
El hombre lobo puso un brazo sobre sus hombros.
—No sabía que todavía eras virgen, Harry. Pensé que Ginny y tú…
—No… no; me gustaba besarla, y acurrucarnos, y… bien, ella ya había tenido algunos novios y sabía qué hacer; pero eso hacía todo peor, porque siempre terminaba sintiéndome como un idiota. Y ahora va a volver a pasar, porque no tengo ni idea de qué hacer con un tío. Cada vez que pienso en eso, puedo ver a Snape burlándose.
El hombre frunció el ceño. Harry estaba entrando en pánico sobre ese asunto.
>>No soy gay, Remus. Nunca he besado a un chico, ni siquiera por experimentar, por broma, o cualquier otra razón. Cada vez que pienso en tener sexo con Snape, o tan siquiera besarle, me pongo enfermo.
El otro le apretó el hombro para calmarle.
—Severus sabrá qué hacer, y lo hará tan fácil y placentero como sea posible, te lo aseguro, Harry. En este caso, es ventajoso que él sea un hombre mayor y más experimentado.
—¿Con los hombres? —preguntó, no muy seguro de qué respuesta sería más aterradora.
—Sí. Severus siempre ha preferido a los hombres, incluso más que yo. No creo que haya estado nunca con una mujer.
Harry se estremeció.
—Genial.
Remus estaba preocupado por la reacción claramente nerviosa de Harry cuando hablaban de sexo, y estaba francamente consternado porque siguiera siendo virgen. Probablemente, la actitud de Severus sólo empeoraría todo para el chico. Sabía que tendría que conversar con el hombre muy pronto.
—Tengo algunos libros que te pueden ayudar, Harry. Explican qué hacer y cómo hacerlo. No tienes que tomar el control del sexo, por supuesto, pero te sentirás más relajado si sabes lo que Severus va a hacer, ¿verdad?
Harry dio un evasivo gruñido y asintió. Remus se levantó y fue hacia su biblioteca, donde retiró un par de libros y se los llevó Harry.
>>Aquí tienes. el Gay, de la A a la Z es un libro para principiantes. Tiene imágenes de buen gusto y textos explicativos sobre los actos sexuales gay más comunes. No es tan atemorizante, Harry. La mayoría de los jóvenes fantasean con ser tocados o tener a alguien que les de una mamada.
El rostro del muchacho se tornó escarlata. Había soñado con eso por algún tiempo, pero no había sido capaz de llegar tan lejos con Ginny porque sabía que ella hubiera querido retribución, y tenía miedo de intentarlo. La imagen mental de Snape entre sus muslos apareció en su mente y volvió a estremecerse, mientras una oleada de puro terror bajó por su espina dorsal.
—Oh, Dios —gimió.
Remus vio su incomodidad pero sabía que tenían que superarla. Harry debía aceptar el hecho de que iba a tener sexo, y bastante pronto. Y tenía que aceptar que su pareja iba a ser Severus. Le resultaba difícil sentir empatía con la evidente aflicción de Harry; no podía ver la perspectiva de follar con Severus como otra cosa que placentera. Sacudió la cabeza para despejar la explícita imagen de Severus clavando su gruesa polla en su trasero, y se aclaró la garganta para estabilizar su voz antes de continuar.
—Puede que ahora no seas capaz de considerar el ser penetrado, pero una vez que te acostumbres, Harry, te proporcionará gran placer, te lo puedo asegurar.
Harry sacudió la cabeza. ¿Ser penetrado? Eso sonaba como una tortura similar a las que le sometería Voldemort.
—Oh, Dios, debe ser una agonía —comentó, desesperado.
—No, Harry, no… —le atrajo hacia sí y le abrazó para confortarle—. Si eres preparado adecuadamente, no resulta doloroso, sólo un poco extraño e incómodo al principio. Severus sabrá cómo prepararte. A nadie le interesa que esto sea horrible. Mientras más se conecten ustedes dos, física y mentalmente, mejor resultará su trabajo. Severus lo sabe, y al igual que tú, está decidido a que el matrimonio funcione; creo que resultarás gratamente sorprendido.
>>Lee los libros, te aclararán muchas cosas. El segundo, El Paraíso de la Sensualidad, es una historia de amor donde se describen muchos actos sexuales. Hablaremos después del almuerzo, y pienso que para entonces habrás comenzado a ver las cosas de una manera diferente.
Harry observó sin convicción los libros que Remus había colocado sobre la mesa. Se movió hacia delante y tomó su taza de té. En ese momento, necesitaba el consuelo de la caliente bebida.
Remus le liberó de su abrazo y se acomodó hacia atrás, pendiente de su propia taza. Sabía que esto era difícil para Harry, pero pensaba que la extrema reacción del muchacho era desproporcionada. Esperaba que no tuviera alguna clase de problema sexual. Seguramente, era inusual para un chico de su edad, que había experimentado con chicas por algunos meses, ser todavía virgen. Especialmente, cuando era ampliamente conocido que Ginny estaba muy enamorada de él.
Definitivamente, tenía muchas cosas que conversar con Severus. De algo estaba seguro: el Slytherin no estaría pasando el día agonizando por sus futuros deberes de dormitorio.
Remus estaba completamente equivocado. Severus Snape caminaba de una punta a otra de su desgastada alfombra, en su habitación de Spinner’s End, con un ceño tan fruncido que hubiera causado un estallido total de histeria entre sus alumnos de Hogwarts. No por primera vez en su vida, ese ceño había aparecido mientras reflexionaba sobre el enigma de Harry Potter.
Ellos se odiaron, eso era un hecho. Un hecho que tenía dando vueltas en su cabeza. Dependería de él, como el mayor y más experimentado de la pareja, convencer a Potter de que su enlace podría ser lo bastante exitoso como para lograr lanzar juntos su magia. Dependería de él vencer su repulsión a la arrogancia de Potter. No tenía ni idea de cómo haría eso. No lo había logrado en seis años, ¿cómo iba a poder hacerlo en unos pocos días?
El sexo no debía ser demasiado problema. Potter tenía experiencia; había tenido al menos dos novias, que él supiera, y probablemente se habría follado a la mitad de la Torre Gryffindor. ¿Quién no querría enredarse con el Niño Que Vivió? Los adolescentes eran como conejos, con erecciones constantes y follando con cualquier cosa que se les pusiera a distancia. ¿Quizás el chico querría estar arriba, después de todo? Él solo había dicho aquello para aguijonear a Potter, pero no le importaría demasiado si el arrogante muchacho deseaba machacarle. Su ceño se aligeró levemente. No sabía si Potter habría tenido sexo con chicos además de con chicas, pero confiaba en que un joven de su edad querría tener sexo con bastante frecuencia, una vez que se diera cuenta que el sexo gay era tan placentero como el otro. Bueno, asumía que el otro también lo era, pues nunca había intentado de la otra forma.
Abruptamente, dejó de pasear y se sentó en su sillón favorito. Era el mueble más confortable de toda la casa, pero eso no decía mucho. El sillón estaba viejo y cansado, igual que el resto del mobiliario, igual que la misma casa y el resto del vecindario en el que estaba situada. Y tenía que admitir que, algunas veces, él también se sentía así. Suspiró.
Harry Potter era bastante atractivo, reflexionó. Lucía un poquito raro, con su extraña sonrisa ligera que nunca se dirigió hacia Severus; todo lo que él había recibido era una versión torcida de la misma. Su cabello era desordenado, pero Severus difícilmente podía quejarse sobre eso, y su estructura física era ligera, con altura y delgadez por debajo del promedio. Era delgado pero tonificado, algo que no había podido dejar de notar la noche anterior. Tonificado y bronceado. Corrió su mano lánguidamente por el frente de sus pantalones, mientras apreciaba el delicioso recuerdo de la dulce piel de los brazos de Potter. Las ropas muggles de verano eran sumamente reveladoras.
No, dados sus propios defectos físicos, no tenía ninguna razón para quejarse del joven que el destino había designado para que tomara como esposo, pero dudaba que Potter pudiera llegar a sentirse igual de ansioso.
Remus y Harry almorzaron con unos emparedados y jugo, sentados en las sillas de plástico del pequeño patio de la casa. El cálido sol era confortante y Harry se sintió algo más tranquilo, aunque sabía que no podría durar.
—Entonces, Harry, ¿hiciste algún progreso con los libros?
—Sí, hojeé por encima el Gay, de la A a la Z. Umm, es bastante fácil de entender. Creo que ahora me siento un poco mejor.
Remus asintió, pero no iba a dejar que el chico se escabullera con eso. Era evidente que deseaba cambiar de tema, o simplemente quedarse tranquilo, pero él necesitaba averiguar un poquito más acerca de las reacciones de Harry ante lo que había averiguado.
—¿Conocías algo de esto antes de leer el libro?
—Umm… bien… sabía sobre el besuqueo, por supuesto, y… sobre masturbarse, supongo.
Remus aguardó pacientemente, pero clavó su expectante mirada en el chico.
>>Y como dijiste, conozco las mamadas.
—Oh, bueno, si tienes experiencia en eso, es un inició —replicó, alentadoramente.
—No, no… sólo escuché sobre eso —explicó, torciendo los dedos en el borde de su franela con nerviosismo.
En realidad, de verdad, no deseaba estar contándole todo eso a Remus, mostrándole cuán inútil era, y cuán inexperto. Nunca se había sentido cómodo con sus sensaciones respecto al sexo. Su crianza con los Dursley significó que nunca había tenido ninguna muestra física de cariño, y cualquier mención al sexo era mordaz y se hacía sonar sucia. Luego, en Hogwarts, se había divertido y reunido con el resto de sus compañeros, pero eso no involucraba para nada el tocarse, y Harry se había alegrado mucho por ello. Siempre que tenía que abrazar a Hermione se sentía estúpido, sin saber dónde colocar las manos, o dónde deseaba ella que la besara, si en la mejilla o en otro lugar.
Y cuando finalmente consiguió besar a Ginny, algo que hizo en un momento de excitación, terminó en una relación que se hacía más difícil conforme pasaba el tiempo. Estaban bien cuando se encontraban con otros, pero cuando se quedaban solos… Ginny todo el tiempo deseaba más. A Harry le gustaba eso de besarse, y acurrucarse, y hubiera sido feliz con eso, y al principio fue así. Pero luego ella abrió su blusa y frotó las manos contra el cuerpo de Harry, acariciándole incluso por encima de los jeans. Él no supo qué hacer. Tocó sus senos una vez, pero se había sentido extraño y asustado, y se había levantado de inmediato y partido, con la excusa de que tenía una detención con Snape, quien justamente ahora iba a convertirse en su esposo. ¿Cuán irónico era eso?
Harry quería que alguien le tocara… al menos, eso pensaba. Soñaba con el sexo y ser tocado, y besado, pero nunca sabía lo que vendría después. Todos decían que el sexo era lo más importante, lo mejor del mundo, sólo que él no sabía cómo hacer nada de eso. Suspiró.
Sintió como si su mente estuviera nuevamente dividida en dos; quería tener sexo, y a la vez, lo temía. Deseaba ser normal y disfrutar el sexo de la misma forma en que todos parecían hacerlo. Despertaba con erecciones igual que el resto de los chicos; se masturbaba en las duchas; tenía sueños húmedos, con todo el kit completo… Entonces, quizás podría ser normal, si tuviera la pareja correcta.
Brevemente, tuvo la extraña idea de que quizás este completo desastre pudiera convertirse en algo correcto, después de todo; que quizás Snape podría cuidarle, y él no tendría que preocuparse por su falta de experiencia. Sabía que el cuerpo de Snape funcionaría igual, porque era un hombre. Y suponía que también podía resultar bien para el Slytherin. Estaría libre del temor de no saber dónde poner las manos y qué haría sentir bien a una chica.
Dejó salir un bufido y se regañó por tonto. Incluso si Snape hacía todo el asunto del sexo, se aseguraría de aprovechar la oportunidad para hacerle sentir incapaz. ¡El famoso Harry Potter es un inútil en la cama! Casi podía escuchar la burla en la voz del hombre mientras lo decía…
—Bien, eso no importa, Harry —Remus estaba hablando de nuevo y el joven se obligó a concentrarse—. En cierto modo, puede que sea más fácil. Severus sabrá cómo hacer que te sientas bien, y eso ayudará a que le aceptes.
—Remus, no voy a casarme todavía. Dije que lo haría después que hayamos resuelto lo del relicario, y eso nos da bastante tiempo. Se lo diré cuando le vea de nuevo. Eso me dará algo más de tiempo para acostumbrarme a todo eso del sexo gay —con un movimiento de la mano, señaló hacia los dos libros posados sobre la mesita de centro.
—Harry, quiero que contactes a Severus. Necesito hablar con él, asegurarme de que va a darte un tratamiento apropiado de acuerdo con tu experiencia. Le hablaré también sobre los esponsales, si así lo deseas,.
El muchacho le miró con agradecimiento. Realmente, apreciaba su ayuda en esto, tal como hacía con lo de los Horcruxes y todo lo demás. Una vez más, agradeció a la deidad que le había dado el regalo de tener a Remus Lupin como mentor y compañero.
—Gracias, Remus. Le llamaré ahora.
Tomó la knut de su bolsillo y se concentró en llamar a Severus. Para su sorpresa, se escuchó el inmediato chasquido de una Aparición, y el hombre se apareció al lado de ellos, sobre el césped reseco por el sol.
—Severus, necesito hablar contigo —dijo Remus, levantándose a saludarle—. ¿Quieres almorzar?
—Soy un hombre ocupado, Lupin, y espero que no me llamarás cada cinco minutos, Potter. En muchas oportunidades, tengo que estar en otra parte.
—Apreciamos eso, Severus —le tranquilizó Lupin—. Pero dado que estás aquí ahora, presumo que es conveniente.
Snape asintió con brusquedad.
—Y no, no necesito almorzar esta vez, Lupin, pero gracias por ofrecer.
—Entonces, tomemos algo de té. Harry, ¿imagino que te quedarás un rato aquí bajo el sol, y leerás mientras tanto? —comentó, lanzándole una mirada de entendimiento, sabiendo que estaba esperando continuar con su lectura ‘gay’.
—Sí. Estaré bien aquí afuera —replicó.
Los dos magos mayores entraron en la casa, y Harry pudo verles en la cocina, pero cerraron la puerta y no logró escuchar su conversación. Se sintió bastante aliviado por eso.
—Severus, necesitamos hablar sobre Harry —comenzó Remus.
—Imagina mi sorpresa —replicó, arrastrando las palabras.
—Oh, vamos, Severus —la voz del otro se escuchaba algo molesta—. Todos debemos intentarlo, al menos. Si Harry va a hacer el esfuerzo, quiero que hagas lo mismo.
El hombre se sentó a la mesa de la cocina.
—Tienes razón, por supuesto, Lupin. Empecemos de nuevo: ¿Qué te gustaría decirme acerca de Potter?
Aplacado, Remus dejó las tazas de té en la mesa, con cierta brusquedad, y se sentó frente al antiguo maestro de Pociones.
—Primero, llámame Remus, y a Harry, Harry. Al menos, empecemos a sonar como un equipo.
Severus inclinó la cabeza e incluso logró reprimir el desprecio que quería honrar sus labios.
—Bien, ¿qué es tan urgente? ¿Vas a decirme que Potter no puede soportarme? Porque si es así, estoy bien consciente de eso. Los sentimientos siempre han sido mutuos.
—Sabemos eso, pero aceptamos intentarlo. Sólo quiero corregir algunas comprensibles suposiciones, que estoy seguro has hecho sobre Harry. Él no te lo dirá, apenas pudo decírmelo a mí. Sabes que no es gay, por supuesto.
Esta vez, Severus no lo pudo evitar: adoptó un aire despectivo.
—Lo mencionó anoche, Remus; ya tomé nota. Sin embargo, eso es irrelevante. Necesitamos tener sexo, y cuanto más frecuente, mejor. Él es un hombre joven, se acostumbrará a eso, y luego, probablemente quiera incluso más que yo.
—Eso sería maravilloso. Es sólo que no puedo ver que pase con tanta facilidad, Severus.
El otro mago lució ofendido.
—Puede que no sea atractivo, Lupin, pero…
—Remus, Severus. Llámame Remus. Y no me estaba refiriendo a tu apariencia. Me estaba refiriendo al hecho de que Harry es inexperto. Es virgen.
La mandíbula del mago de ojos negros cayó con asombro. Remus no pensó que hubiera sido capaz de conseguir esa reacción del hombre en muchos años. Desafortunadamente, estaba demasiado concentrado en Harry y la seriedad de su tarea como para apreciarlo completamente en ese momento.
—No —fue todo lo que dijo el Slytherin.
—Sí, Severus. Es deplorablemente inexperto con chicas, y no tiene experiencia alguna con chicos, ni siquiera un beso rápido.
El otro sacudió la cabeza en negativa, su cabello lacio enfatizando el gesto.
>>Hablé con él y le di algunos libros para su futuro conocimiento. En realidad, Harry pensaba que iba a ser torturado, para terminar en agonía, Severus. Estoy seguro que eres capaz de hacer de su primera vez algo tolerable, al menos.
—No estoy habituado a abrir pasajes virginales, Remus —argumentó. Era obvio que continuaba aturdido por la revelación del estado virginal de Harry, y su voz sonaba extraña, débil y vacilante—. Mis amantes siempre han sido lo bastante mayores, e inteligentes, como para complacerme tanto como yo a ellos. ¿Me estás diciendo que tengo que enseñar a un muchacho heterosexual, quien además es virgen, a disfrutar de ser mi pareja sexual el resto de nuestras vidas?
Dejó caer la cabeza entre las manos. Era obvio que la completa verdad de lo que acababa de decir le había golpeado particularmente.
—Bebe tu té, Severus. El té ayuda, como Albus sabía muy bien.
La mención de Dumbledore sólo hizo que el Slytherin gimiera. Lo que una vez le había parecido una empresa agradable, se había convertido en una pesadilla. Repentinamente, sus hombros se sacudieron de risa. Era una situación muy familiar; él parecía especializarse en pesadillas y tareas imposibles.
Remus estaba preocupado. El comportamiento de Snape era extraño. Había alternado entre gemidos de angustia y ahora esta risa maniaca. Se daba cuenta que lo que había hecho en la Torre de Astronomía podía haberle afectado, y sólo esperaba que se mantuviera lo bastante cuerdo como para lograr este último intento desesperado para librar al mundo de Voldemort. Mirando los desorbitados ojos negros, cuando levantó la cabeza, Remus encontró que tenía serias dudas sobre eso.
—Entonces, el señor Potter no es gay, y lo que es peor, es un chico inocente y me odia. ¡Oh, Merlín! De tan malo, es casi bueno. Es mejor que redacte ese contrato, vamos a necesitar mucha práctica si es que queremos tener alguna clase de éxito.
Severus lanzó la cabeza hacia atrás y volvió a reír.
—No hay necesidad de apresurar ese contrato, Severus —replicó Remus con firmeza. El tono serio de su voz hizo que el otro dejara de reír al instante y le mirara fieramente.
—¿Qué?
—Harry rehúsa casarse hasta que el Horcrux del relicario sea destruido; piensa que puede encontrarlo pronto y desea verlo destrozado con la ayuda de tu poción.
—¿Él cree que esto no es urgente? ¿Qué pasa con ese idiota? Necesitamos todo el tiempo que podamos conseguir para practicar la unión de nuestras magias.
—Harry está decidido en esto, Severus, y tiene un punto válido. Hay tres Horcruxes que encontrar y destruir además del relicario, así que habrá tiempo. Mientras tanto, podrían pasar juntos todo el tiempo posible. Si Harry se acostumbra a compartir contigo como tu igual, podría ser de mucha ayuda. Anteriormente, ustedes dos fueron maestro y alumno, y pertenecieron a Casas rivales. Todo eso ha cambiado. Pueden trabajar en crear una nueva relación, basada en la confianza y la equidad. Ayudaría a tu acercamiento hacia él y haría que la consumación del enlace fuera más fácil y exitosa. No será una pérdida de tiempo, Severus.
El Slytherin volvió a fruncir el ceño; lo había fruncido con tanta frecuencia últimamente, que le estaba dando dolor de cabeza.
—Hmm. Si está resuelto a no casarse todavía, no puedo obligarle. Pero debemos asegurarnos que no continúe aplazando esto. Debe enfrentarlo, Remus. Aunque le daré algo de tiempo, le llamaré a mi lado la mayoría de las noches. Mi privacidad es respetada, y no es frecuente que vaya a otro lado durante las horas nocturnas. Ellos saben que no es buena idea interrumpirme. Tengo que acudir cuando el Señor Oscuro me llama, pero por regla general, trabaja conmigo durante el día. Siempre he sido favorecido por mi utilidad para él, pero ahora me honra con su confianza y me da una libertad que va más allá de los sueños de cualquiera de sus seguidores.
>>Harry puede venir a mí e intentaremos encontrar algún terreno en común. Cuando dije que le odiaba, era verdad, pues le odiaba con pasión. No lo he hecho activamente desde hace un buen tiempo, pero él no es lo que yo describiría como un amigo, y, ciertamente, no le hubiera elegido para esposo, pero es lo que tenemos. No carece de atractivos, y estoy dispuesto a intentar que nuestra relación tenga éxito. Supongo que ninguno de nosotros tiene elección; seremos mágicamente enlazados y esclavizados uno al otro.
>>Ahora, debo regresar, pero le llamaré esta noche. ¿Vendrás también, Remus?
—No, sería contraproducente. Después de todo, ya se lleva bien conmigo. Es a ti a quien tiene que aprender a tolerar, y yo sería una distracción. Pero me gustaría verles acercarse con algo más que simple tolerancia, por el bien de ambos.
Severus sonrió con sarcasmo.
—Estoy seguro que estás preocupado por mi bienestar emocional, Remus. Es completamente innecesario, te lo aseguro. No hay nada que puedas hacer que ayude a reparar un alma destrozada.
Diciendo esto, se levantó y abandonó la cocina. Su té no había sido tocado. Remus recogió las tazas y las dejó en el lavaplatos. Pudo escuchar a Severus hablando con Harry, pero antes que hiciera algún intento por regresar al patio, el sonido de un chasquido le indicó que ya el hombre se había marchado.
Última edición por alisevv el Dom Mayo 15, 2016 8:00 pm, editado 6 veces | |
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