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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 The Marked Man. Capítulo 16. El mentor de Harry

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alisevv

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MensajeTema: The Marked Man. Capítulo 16. El mentor de Harry   The Marked Man. Capítulo 16. El mentor de Harry I_icon_minitimeMar Mar 30, 2010 6:27 pm

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Después del almuerzo, Remus decidió que era un buen momento para conversar con Harry. Probablemente, Ron y Hermione estarían fuera hasta las cinco, y Harry tenía prevista otra visita a Spinner’s End para esa noche. Remus estaba decidido a ayudar al chico a hacer frente a lo que pronto tendría que suceder.

—Harry, creo que deberíamos tener una pequeña charla —propuso amablemente.

El otro le miró desde el dibujo que acababa de empezar, con expresión cautelosa. Remus sabía que no deseaba hablar sobre sexo, pero también sabía que era de vital importancia que lo hicieran.

>>Sé que no quieres hablar, pero también sé que, probablemente, estás consciente de que debemos hacerlo. Ayer en la noche, cuando regresaste de casa de Severus, estabas bastante alterado —comenzó. Harry abrió la boca con intención de negar, pero el mayor lo evitó, levantando una mano y prosiguiendo—. Vamos, Harry. Tu reacción fue evidente. Y parece extrema, si todo lo que hizo Severus fue tratar de darte un beso de buenas noches, algo que ya había hecho con anterioridad. He notado que pareces tener un problema con respecto al sexo, algo más profundo que una normal falta de experiencia, y me pregunto si eso no será una consecuencia de tus experiencias con los muggles.

Remus esperó. Sabía que el chico hablaría si le daba oportunidad. Harry era tan consciente como Severus y él mismo de la importancia de hacer bien este trabajo y ser capaces de enlazarse de un modo físico, de forma que Severus y él pudieran lanzar el hechizo juntos.

—Tienes razón, Remus. No quiero hablar sobre eso, pero me doy cuenta que debo hacerlo.

Suspiró profundamente, apartó sus materiales artísticos, y se preparó para tratar de explicar cómo se sentía.

>>Los Dursley acostumbraban a hacer que el sexo sonara como algo terrible. Si mostraban algo en la tele, gente besándose o algo como eso, se ponían rígidos y lo ignoraban. Y si la imagen enseñaba algo de sexo, tía Petunia cambiaba de canal.

>>Y era peor cuando se trataba de gays. En ese caso, nunca sintonizaban programas que incluyeran besos y cosas así, pero sólo con que se hiciera alguna mención, tío Vernon comenzaba a despotricar. Su rostro enrojecía, y gritaba y escupía, y decía cosas terribles. Que Dios se aseguraría que ardieran en el infierno; que era antinatural, y enfermizo, y asqueroso…

La voz de Harry se fue apagando. Era evidente que estaba reviviendo recuerdos desagradables, y Remus decidió intervenir.

—Sabes que estaban equivocados, Harry. De la misma forma en que estaban errados respecto a la magia, y sobre tus padres.

Harry tragó saliva.

—Sí, lo sé. Es sólo que a veces no estoy seguro de que pueda creerlo. Cuando Severus me besa se siente bien, pero hay momentos en que todo vuelve a mi cabeza, como si Vernon estuviera despotricando en mi oído, y me siento como él decía… antinatural, y sucio, y asqueroso.

Remus se inclinó hacia adelante y le abrazó.

—Tú no eres nada de eso, Harry. Eres un joven maravilloso, y para cualquiera sería un privilegio estar contigo. Si le crees a tu tío, estás permitiendo que él gane. No lo hagas, Harry. Tu nueva vida es mejor que ésa, y Severus vale más que eso, también. Él está tratando de hacer lo correcto.

Harry asintió, descansando la cabeza en el hombro de Remus. Siempre se sentía cómodo en los brazos del licántropo, pues no requería nada de índole sexual y podía relajarse. Respiró profundamente la cálida esencia del hombre, y sintió que podría permanecer allí por siempre.

Remus le dejó ir y continuó hablando.

>>Entonces, ¿los Dursley nunca conversaron contigo sobre sexo? ¿No te dieron ninguna información?

—No. Bien, tía Petunia decía que yo no debería tener ninguna relación con el sexo. Que no debería permitir reproducirme porque infectaría a otros con mi anormalidad —así es como ella llamaba a la magia—. Y que si me atrapaba tocándome, me lo cortaría… —se estremeció.

l.as palabras del joven se estaban clavando en el corazón de Remus. ¿Cómo alguien podía decir algo así a un niño? No le extrañaba que Harry estuviera aprensivo acerca del sexo y el tacto, y se sintiera culpable por disfrutarlo.

—¿Ella te atrapo alguna vez? —quizás eso explicaría el porqué retrocedía ante el más leve toque.

—No. Pero Vernon… —Harry de detuvo.

Remus aguardó; algo importante estaba por venir, lo intuía. No quería presionar y asustar a Harry al punto que dejara de contarle, pero debía saber.

—¿Si? —le animó, luego de un prolongado silencio.

—Ya sabes que antes de venir a Hogwarts solían obligarme a dormir en la alacena debajo de las escaleras —no esperó una respuesta, ahora que había decidido seguir con esto hasta el final—. Bueno, si yo me portaba mal, Vernon acostumbraba encerrarme todo el día. Me llevaba a rastras y me obligaba a ir hasta allí. Me sujetaba los brazos contra los costados para que no pudiera moverme. Me sentía atrapado. Él era un hombre grande y fuerte, y yo solamente un niño. Yo sabía que podría hacer lo que quisiera conmigo. Mientras me llevaba, acostumbraba susurrar cosas a mi oído. Y también tocarme.

Harry quedó nuevamente silencioso. La mente de Remus era un torbellino.

—¿Qué te decía?

—Me insultaba. Decía que yo era un pervertido, asqueroso, un fenómeno. Un niño sucio y repugnante que deberían mantener oculto, pues no era adecuado para ser visto por la gente normal. Decía que mi cuerpo era desagradable y tendría que lavarse las manos después de tocarme.

La voz de Harry sonaba temblorosa, y sus ojos estaban llenos de lágrimas que intentaba no derramar.

—¿Dónde te tocaba, Harry? —la voz del hombre era suave, y odiaba tener que preguntar, pero sabía que era necesario verificar si el chico había sido abusado sexualmente, o si se habían limitado al abuso mental.

—Mis brazos y piernas, cualquier sitio en que no tuviera ropa. A veces… frotaba ligeramente mi pecho y estómago.

—¿Tu pene?

—Sí… Él sólo rozaba su mano ahí, como si fuera accidental. Luego, me arrojaba en la despensa, gritando que se había contaminado al tocar algo tan asqueroso como yo y que se iba a lavar las manos con desinfectante.

Harry se rindió; las lágrimas bajaron por sus mejillas y sus hombros se hundieron. Sollozó. Remus sintió un torrente de emociones: pena, furia, odio y amor, todo ello mezclado en su interior. Merlín sabría cómo debía sentirse Harry. No le extrañaba que tuviera tanto miedo del contacto sexual. Le tomó nuevamente en sus brazos, esperando que las emociones de ambos se apaciguaran y que Harry dejara de llorar.

Cuando el joven se tranquilizó, Remus habló nuevamente, todavía abrazándole para transmitirle su apoyo.

—¿Tuviste con Ginny la misma dificultad que tienes con Severus?

Harry asintió. Remus pudo sentir el movimiento sobre su hombro, pero necesitaba más que eso.

>>¿Qué pasó? —le animó.

—Ella quería más, todo el tiempo. Yo me sentía bien cuando era sólo besuqueo. Y cuando estábamos en la sala común, porque todos estaban allí y no había más que eso, uno que otro beso. Pero siempre que nos quedábamos solos, dondequiera que estuviéramos, ella quería más. Trataba de tocarme, y abría sus ropas, y yo acostumbraba encontrar una excusa para irme, pues podía sentir que el pánico crecía en mi interior, porque no sabía qué hacerle. Una vez, ella tocó mis pantalones, y yo salté y salí corriendo. ¡Oh, soy un maldito inútil, Remus!

El hombre le abrazó con fuerza.

—Te estás comportando como lo haría cualquiera en tu lugar, Harry. Tus horribles parientes muggles te hicieron esto. Ahora, tendremos que cambiarlo, eso es todo.

Sin embargo, Remus no podía evitar el pensamiento de que eso era más fácil de decir que de hacer. Decidió que debería empezar por aumentar la confianza de Harry.

>>Me dijiste que disfrutabas cuando Severus te besaba.

El joven volvió a asentir sobre su hombro, la camisa de Remus estaba empapada en el punto donde el chico tenía presionado el rostro. El licántropo aguardó, y Harry continuó por su propia iniciativa. Al menos, parecía que el proceso que estaban compartiendo se estaba volviendo más cómodo para él.

—Fue agradable. Me gustan sus besos, Remus. Sabe qué hacer y yo no tengo que pensar en lo que seguirá; y él parece realmente entusiasmado.

—Le temes.

—Umm… no, no en realidad. No fue sino hasta que me abrazó estrechamente que me aterré. Escuché las palabras de tío Vernon de nuevo, llamándome asqueroso e indecente, y sólo quise escapar…

—Harry, voy a tener que hablar de esto con Severus; lo comprendes, ¿verdad?

—Sí, lo supongo.

—Pienso que podemos sortear esto. Ya verás que Severus sabrá qué hacer. Si él conoce aquellas cosas que te hacen sentir incómodo, podrá evitarlas. No tienes que preocuparte por lo que vendrá, porque él sabrá guiarte. Y tú ya leíste algunos libros, así que no te tomará por sorpresa.

Harry murmuró. Estaba reacio a aceptar que esto pudiera ser fácil, pero podía ver que sería mejor que con Ginny, pues Severus asumiría el liderazgo, y él era hombre. Harry tenía claro lo que le hacía sentir bien, y sabría dónde tocar a Severus. Y estaba consciente de que deseaba tocar a Severus.

Empujó suavemente contra Remus y se retiró. Ahora, sus ojos estaban secos y parecía calmado.

—Gracias, Remus. No lo creí posible, pero me siento mejor después de haber hablado contigo.

El hombre sonrió ligeramente, una sonrisa triste, y se levantó.

—Té, pienso —musitó, preguntándose cuándo se había convertido en Albus.




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Última edición por alisevv el Miér Mayo 18, 2016 6:16 pm, editado 2 veces
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MensajeTema: Re: The Marked Man. Capítulo 16. El mentor de Harry   The Marked Man. Capítulo 16. El mentor de Harry I_icon_minitimeLun Jun 16, 2014 10:08 am

Pobre harry eso que le hicieron es inhumano...T__T como se atreven a maltratar a un indefenso niño....T____T malditos ellos son los que arderan en el infierno...
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