La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Wrapped Around His Finger. Capítulo 18

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alisevv

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MensajeTema: Wrapped Around His Finger. Capítulo 18   Wrapped Around His Finger. Capítulo 18 I_icon_minitimeDom Dic 06, 2009 2:19 pm

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Por hábito, Harry se dirigió hacia las puertas principales del Gran Comedor, y se sorprendió al encontrarlas abiertas. Se detuvo en el umbral al escuchar la voz de Severus, antes de divisar a Sirius y Remus, que observaban al maestro de Pociones caminar cerca de la única mesa en el comedor. El director Dumbledore estaba parado cerca, mirando con preocupación como Severus iba de un lado al otro, con pasos rápidos y airados.

—Te digo, ya debería estar aquí, Albus —estaba diciendo el Slytherin, con voz entrecortada e infeliz—. Ese muggle hizo algo que le trastornó mucho, y luego Harry me excluyó por completo. Ni siquiera sabía que podía excluirme.

—Severus, te aseguro que Edward no molestaría a Harry a menos que fuera inevitable. Leer la carta de su madre seguramente le disgustará, pero Harry es fuerte, lo sabes —razonó Dumbledore con calma, justo antes de que notara la presencia del Gryffindor y sonriera—. Y aquí le tenemos, luciendo bastante bien.

Severus dejó de pasear y miró hacia su pareja, la preocupación clara en su rostro, y el joven de ojos verdes comenzó a caminar rápidamente hacia él.

—Lo lamento, Sev. No sabía que te había excluido, sólo intentaba comprender algo.

—¿Qué sucedió? —preguntó el otro de inmediato, frunciendo el ceño—. ¿Te hizo daño?

—No, ni siquiera se acercó a mí —contestó Harry—. Simplemente, no esperaba lo que aprendí, eso es todo.

Severus tomó las manos de su pareja en cuanto éste estuvo lo suficientemente cerca, jalándole los últimos dos pasos mientras buscaba con preocupación en los ojos verdes. Ninguno de los dos fue consciente del ligero pero obvio estremecimiento que les recorrió cuando sus manos se tocaron, aunque la definida respuesta física hizo que Dumbledore frunciera el ceño. La expresión de Harry se mostró mas disgustada incluso mientras Severus se relajaba un poquito, haciendo que Sirius y Remus se miraran, sorprendidos.

El Slytherin se relajó levemente al volver a sentir el amor y la preocupación de Harry hacia él, pero aún se notaba preocupado y un tanto herido cuando preguntó suavemente:

—¿Por qué me excluiste, Harry?

—No quise hacerlo, Sev, en serio —aferró con más fuerza las manos del hombre, más preocupado y alterado debido al dolor que estaba sintiendo proveniente de Severus—. Es sólo que estaba demasiado agobiado, así que aparté mis sentimientos para poder pensar con claridad. De verdad, no quise excluirte en el proceso. Lo lamento.

Remus, Sirius, y Dumbledore observaron con variadas expresiones de preocupación mientras Severus se acercaba a Harry, dejando ir sus manos para rodearlo con sus brazos. El joven se movió dentro del abrazo, agradecido, y ambos cerraron los ojos al tiempo que el Profesor acercaba sus labios al oído del Gryffindor y susurraba demasiado quedamente como para que los demás pudieran oír:

—Shh, no más disculpas.

Tan pronto como Severus se dio cuenta que la preocupación y el miedo eran una gran parte de la razón del disgusto de Harry, trató de aclarar su mente y concentrarse en lo mucho que le amaba. Como una respuesta inmediata, pudo sentir una oleada de amor, mientras el joven se relajaba contra él, frotando su nariz contra su cuello y dejando que el amor que sentía comenzara a expulsar todo lo demás de su mente. El Maestro dejó que el amor de su Aprendiz se llevara los restos de su propia preocupación, ligeramente maravillado de lo fácil que era hacerlo, y sostuvo a Harry hasta que estuvo seguro de que ambos se habían tranquilizado. Finalmente, se apartó y le besó suavemente, antes de sonreírle con cariño y preguntar:

—¿Por qué no nos sentamos?

Ninguno de los otros cuatro hombres presentes notó cuando Dumbledore abandonó la habitación, mientras Harry asentía, sonriendo a su pareja antes de permitir que le guiara hasta un sitio ubicado frente al lugar en que estaba sentado Remus. Harry se encogió cuando el brazalete presionó con incomodidad sobre su pierna, así que metió su mano en el bolsillo para sacarlo, levantándolo con la intención de posarlo sobre la mesa.

Los ojos de Remus se abrieron de par en par tan pronto como lo vio, preguntando rápidamente:

—Harry, ¿dónde conseguiste eso?

El joven aferró el brazalete con algo más de fuerza, y levantó la cabeza con presteza, pero antes que pudiera contestar, Sirius exclamó:

—¡Lo busqué por todas partes!

Harry les miró, obviamente sorprendido.

—Estaba en una caja que mi madre dejó para mí. Ella deseaba que yo lo llevara por los hechizos de protección que posee, pero no he podido averiguar cómo se abre.

En ese momento, sintió que la mano de Severus cubría la suya, y cuando enfocó su mirada en él, observó una expresión de tristeza en su rostro.

Los dedos de Severus acariciaron suavemente a lo largo del brazalete de plata mientras murmuraba:

Perfamiliaris.

Se escuchó un suave chasquido y el brazalete se abrió en la mano de Harry, mientras el Profesor alzaba la vista para encontrarse con los impresionados ojos verdes y sonreía levemente.

>>Quiere decir imi gran amiga’. Se lo regalé por Navidad, en nuestro primer año.

¡¿Tú qué?! —exclamó Sirius, impresionado.

Severus alzó una ceja y miró al animago, divertido.

—Asumo que nunca se lo dijo a James.

—Siempre rehusó decir quién se lo había dado y porqué —explicó Remus, mostrándose algo triste mientras observaba cómo Harry se colocaba el brazalete en su mano izquierda. Le sorprendió ver que se ajustaba perfectamente al chico, aunque su muñeca era mas ancha de lo que había sido la de Lily —. Todo lo que supe sobre eso fue que era un obsequio que ella había prometido usar siempre como protección.

—Sí, pero no lo llevaba cuando encontré su cu… —Sirius enrojeció y se detuvo abruptamente, tragando con fuerza antes de intentarlo de nuevo—. Pensé que alguien lo habría tomado.

—Ella sabía que iba a morir —dijo Harry suavemente. Bajó la vista hasta el brazalete en su muñeca, acariciándolo con los dedos de la otra mano ante la mirada atenta de los otros tres hombres—. Lo colocó dentro de una caja, con protecciones para que sólo yo pudiera abrirla, y se la dio al señor Thornton junto con una carta para mí. Esto indica que estaba segura que Voldemort los mataría mientras yo todavía era un bebé, y me dijo algunas cosas que deseaba que yo supiera… —su voz se apagó y, repentinamente, alzó la cara hacia Severus al recordar lo que su madre había escrito en la carta—. ¿Tú le enseñaste su primer hechizo?

El hombre asintió, luciendo sorprendido.

—En el Expreso de Hogwarts, antes de nuestro primer año.

—¿Te importaría hablar sobre eso? —le pidió su joven pareja, mostrándose muy interesado. Sirius y Remus les observaron atentamente, ambos sorprendidos al saber que Severus había enseñado a Lily su primer hechizo.

—En absoluto —contestó con una suave sonrisa—. Estaba solo en un compartimiento cerca del fondo del tren, leyendo una copia de Hechizos de Auto Defensa que Lucius había sacado de contrabando de la biblioteca de la familia Malfoy porque deseaba enseñarme unos cuantos encantamientos de protección. Yo llevaba algún tiempo leyendo a solas cuando Lily me preguntó si podía quedarse conmigo. Sacó su texto de Encantamientos y comenzó a tratar de levitar una hoja de pergamino; después de observarla intentarlo hasta que le prendió fuego por dos veces, me ofrecí a mostrarle cómo hacerlo.

Harry sonrió ante eso, mirando el brazalete y recordando cuándo Hermione había enseñado a Ron a ejecutar el mismo hechizo. El pelirrojo no había apreciado la actitud de sabelotodo de la chica, e incluso se había burlado indirectamente de eso, pero aún así ella era quien le había enseñado cómo hacer apropiadamente el hechizo. Finalmente, Harry levantó la vista de nuevo, al escuchar hablar a Remus.

—No tenía idea que tú y Lily se habían conocido en el tren.

Severus sonrió a Remus.

—Sí, lo hicimos. Pero en ese momento no intercambiamos nombres. Lily acababa de ejecutar correctamente el hechizo cuando llegó Lucius, murmurando algo así como que los hijos de muggle apestaban en el tren —la expresión de Severus se tornó algo irónica—. Ella me agradeció por mi ayuda, le dijo a Lucius que era un idiota y se fue.

Harry se echó a reír.

—Ella suena como Ginny.

Severus le miró claramente divertido.

—Claro, porque no le dirías a Lucius que estaba actuando como un idiota. Te quedarías fuera del camino y mantendrías tu boca cerrada —ironizó.

El chico iba a abrir la boca para argumentar, cuando Remus agregó brevemente:

—Y no le convertiría en una babosa gigante.

Severus bufó, intentando no echarse a reír, mientras Harry protestaba.

—¡Ey, no fue mi culpa, todo el mundo le maldijo!

—Caracoles, ¿transformaste a Malfoy en babosa? —preguntó Sirius, sonriendo—. ¿Cómo?

—Sirius, no le alientes —reprendió Remus, riendo.

Harry sonrió a su padrino.

—En realidad, no estamos seguros. Fueron lanzados alrededor de diez hechizos distintos en su dirección, al mismo tiempo, y el resultado fue absolutamente baboso —hizo una pausa, agregando con una mueca traviesa—: Pero conozco dos personas que pueden hacer que de la cara de alguien broten un montón de pequeños tentáculos…

—¡No te atrevas a adularle, Harry! —exclamó Remus, con los ojos muy abiertos—. ¡Bastantes problemas se ha conseguido por hacer bromas como ésa!

Sirius sonrió a su pareja.

—Esos viejos pegajosos del Ministerio necesitan que alguien los mantenga en su lugar.

Severus rió entre dientes y Harry le miró, sonriendo mientras cambiaba de tema.

—¿Qué hizo que le dieras a Lily un brazalete con hechizos de protección?

Tanto Remus como Sirius se mostraron algo sorprendidos de que Harry llamara a su madre por el nombre de pila, pero Severus sólo le sonrió y miró el brazalete. De alguna forma, le parecía como si perteneciera a la muñeca de Harry, aunque el chico nunca hubiera usado más joyería que su anillo. No era sólo que el brazalete le ajustara a la perfección, aunque lo hacía. Era que descansaba sobre su muñeca como si siempre hubiera estado allí, fino y delicado sin ser refinado, y haciendo un contraste perfecto contra la dorada piel bronceada de Harry, de forma que ambos sacaban su mayor ventaja. A Severus le gustaba tanto el efecto que decidió que, cualquier alhaja que su chico llevara aparte del anillo, debería ser de plata o platino. Estaba seguro que a su pareja no le importaría, por la simple razón de que toleraría casi cualquier cosa con tal de evitar ir de compras a cualquier sitio donde pudiera toparse con vendedoras.

Severus finalmente levantó la mirada hasta el rostro del joven, todavía algo divertido ante el pensamiento de la reacción habitual del Gryffindor ante las vendedoras.

—Al poco tiempo que comenzáramos en la escuela, empezó un problema que involucraba a los jóvenes nacidos de muggles, quienes eran maltratados y después se les borraba la memoria. Lily era buena estudiante, y aprendía magia rápidamente cuando yo le enseñaba hechizos, pero había enojado a varios Slytherin de los años superiores que sabían la magia suficiente como para hacer su vida complicada. Hice el brazalete justo después de Halloween, y pasé mi tiempo libre hechizándolo, pues compartíamos muy pocas clases y quería que estuviera segura cuando yo no estuviese allí. Para entonces ya éramos buenos amigos, pero sabía que ella no lo aceptaría sólo porque yo quería protegerla; era tan orgullosa como un Weasley cuando se trataba de esa clase de cosa. Así que hice trampas y se lo regalé como obsequio de Navidad —Severus lanzó a Harry una sonrisa irónica mientras agregaba—: Siempre que lo lleves, estarás inmune a la mayoría de los hechizos que podría saber cualquier chico de quinto, y a unos cuantos más fuertes también. Lucius y yo trabajamos juntos para lanzar algunas de las protecciones, como por ejemplo una contra los Hechizos de Memoria.

—¡¿Lucius te ayudó a hacer algo para proteger a Lily?! —exclamó Sirius, impresionado.

Severus asintió, levantando una ceja mientras miraba al animago.

—A pesar e lo que puedas recordar, a Lucius le gustaba bastante Lily. Nunca intentó hacerle daño hasta bastante después de que terminamos en bandos opuestos en esa estúpida guerra.

Harry rió entre dientes y Severus le lanzó una mirada divertida mientras Sirius protestaba.

—¡Pero él siempre la mandaba al demonio!

El profesor de Pociones bufó, lanzándole a Sirius una mirada que claramente decía que pensaba que estaba siendo ridículo.

—A Lucius le enojaba ella, pero estoy bastante seguro que nunca hizo nada para herirla. Incluso puedo pensar en una docena de ocasiones en que la protegió, y es bastante probable que hubiera otras que no me mencionaron ninguno de los dos. Además del hecho de que él me dio su palabra -que, debo admitir, después descubrí que valía menos que excremento de doxy- persuadí a Lily de llevar un pendiente que hechicé para permitirme saber si Lucius la hería alguna vez. Nunca lo hizo, ni siquiera después de convertirse en Mortífago. Por supuesto, él sabía que yo haría todo lo posible para asegurarme que viviera apenas el tiempo suficiente para arrepentirse por haberla lastimado, pero dudo que fuera eso lo que le hacía tratarla como igual. A pesar de mi muy extenso conocimiento de la magia, Lucius nunca me temió. Sabía que él era más rápido con una varita.

—¿Un pequeño aro de plata? —preguntó Harry, observando con interés a Severus mientras Remus y Sirius miraban a ambos, preguntándose cuánto desconocían sobre Lily—. ¿Igual al que llevabas siendo adolescente?

Severus asintió, sonriéndole.

—Sí. Ella insistió en hacerme llevar el otro aro como venganza. Dejé de portar el mío antes de tomar la Marca Oscura al final de mi séptimo año, pero ella continuó llevando el suyo mucho tiempo después de eso. ¿Has visto alguna fotografía donde lo tuviera?

Harry sacudió la cabeza.

—No, pero estaba debajo del brazalete, envuelto en un pedazo de terciopelo.

—¿Terciopelo azul-verde oscuro? —indagó el hombre, sorprendido, y cuando Harry asintió, bajó la mirada hacia la mesa.

—¿Por qué? —interrogó Harry, preocupado por la repentina sensación que percibía de Severus. Le recordó a cómo se sentía él mismo cuando estaba disgustado y rehusaba sentir nada—. ¿Hay algo especial sobre eso, también?

—No en realidad, o al menos para nadie excepto para Lily y para mí —contestó sin levantar la mirada—. En su decimosexto cumpleaños, James había hecho un plan para no permitir que yo hablara con ella, así que le envié una lechuza con un libro sobre magia oscura que una vez había mencionado que quería. Lo envolví en un terciopelo que en una dirección se veía de color azul medianoche, y en la otra, verde bosque, pues me recordaba los colores de nuestras Casas. Ella me devolvió el libro a la mañana siguiente y me pidió que no le enviara más regalos, ni siquiera en su cumpleaños, porque a James no le gustaba.

Harry tomó la mano de Severus, entrelazando sus dedos, para que el hombre no pudiera ocultar con tanta facilidad lo que estaba sintiendo. Ignoró a Sirius y Remus, sin siquiera considerar cómo ellos podrían reaccionar, mientras decía:

—Creo que sólo quiso protegerte de ellos, Sev. Ella todavía te veía como su mejor amigo —el hombre finalmente levantó la vista y Harry asintió, regalándole una suave sonrisa—. Ella te mencionó en la carta que me escribió. Decía que deseaba que yo pudiera ver más allá de la animosidad que Sirius y mi padre te tuvieron, y acudir a ti si necesitaba ayuda o consejo. Incluso entonces seguías siendo su mejor amigo, y te quería mucho.

Severus tragó con dificultad y luego murmuró:

—La quise más que a nadie, hasta que llegaste. Incluso más que a Lucius, aunque de una forma diferente.

—Sé que lo hiciste —contestó el chico, apretando su mano—. Y ella también lo sabía —hizo una larga pausa y agregó calmadamente—. Creo que sería feliz al vernos juntos.

Sirius bajó la mirada hacia la mesa, pateándose mentalmente por todas las cosas que no podía cambiar, mientras Remus observaba a Harry y Severus con expresión triste, preguntándose cuan diferentes hubieran sido las cosas si Severus hubiera sido bien recibido por los Merodeadores. Había visto hasta dónde el Slytherin había estado dispuesto a llegar por proteger a Harry, aún en la época que el chico le odiaba, y sabía que el hombre no hubiera hecho menos por Lily. Severus era un mago muy capaz que conocía más magia oscura que cualquiera en el lado de la Luz, con la posible excepción de Albus Dumbledore, y Remus no pudo evitar pensar que Lily y James podrían estar vivos todavía si al profesor de Pociones se le hubiera permitido proteger a su mejor amiga.

La vida de Harry, la de todos, hubiera sido muy, muy diferente.



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Harry y Severus decidieron regresar a sus aposentos después del almuerzo, para asegurarse de estar cerca del aula de Pociones cuando el Profesor tuviera que revisar la Poción Matalobo. Severus, quien todavía actuaba algo apagado después que la charla sacara a flote los recuerdos de Lily, le preguntó al joven sobre el contenido de la caja que le había dejado.

Después de pensar apenas un momento, Harry le dijo que Lily también había dejado una carta para él y fue a buscarla, esperando aliviara algo el dolor que estaba sintiendo. Severus se sentó en un sillón de su habitación mientras su pareja iba por la carta, mirando a la nada, hasta que Harry se reunió con él, arrodillándose en el piso a sus pies y ofreciéndole la carta sin una palabra.

Severus lo tomó, bajando la vista al crujiente sobre de pergamino que no llevaba más señal que su nombre; lo observó largo rato antes de regresar su mirada hasta Harry.

—Deberíamos acercar otro sillón para ti.

El joven sonrió, deslizando su brazo alrededor de la pantorrilla del hombre y descansando la barbilla en su rodilla.

—Estoy perfectamente cómodo aquí.

Severus levantó su mano libre para acariciar el revuelto cabello, sonriéndole, para después dejar caer la mano en su regazo y tragar. Miro por mucho tiempo la carta que Harry le había entregado antes de, finalmente, admitir con voz tenue:

—Casi tengo miedo de leer.

—No lo tengas —contestó, levantando la mano para apretar suavemente su rodilla—. Pienso que, sin importar lo que ella haya escrito, debes leerlo.

Severus lo observó por un instante antes de asentir y abrir la carta, para comenzar a leer la primera página.



Severus

Sé que debería haberte escrito esto antes, o enviarte una lechuza en lugar de dejar que Harry te la entregara, pero esta forma parece la mejor para todos. Si estás leyendo esto, Voldemort nos mató cuando Harry todavía era un niño pequeño… Incluso voy a ir más lejos, y suponer que pasará en los próximos días. ¿Recuerdas las punzadas que tenía cuando algo malo iba a suceder? Ésta es la peor que he sentido nunca, Sev. Estoy segura que no sobreviviré.

Han pasado años desde que no tengo tu apoyo, y aunque te he extrañado cada día, fui demasiado débil para hacer algo al respecto. Necesito disculparme por eso. Para cuando leas esto, muchos años más habrán transcurrido, pero aún quiero que sepas que me arrepiento de no haber luchado con más fuerza de la que lo hice.

Al principio te esquivé para protegerte, aunque sabía que me odiarías por hacer algo tan ingrato sólo para hacer tu vida más fácil. Sé que James y Sirius hubieran convertido tu vida en un infierno a menos que yo me mantuviera alejada de ti, y ya tenías demasiado sobre tus hombros como para que yo agregara más. Hice lo que ellos quisieron que hiciera, y rompí tu corazón. A veces los odié por eso, pero no tanto como me odié a mí misma.

Más adelante, cuando terminamos la escuela, temí buscarte porque no quería descubrir que habías cambiado como todo el mundo decía. No creo que hubiera podido soportar saber que te habías convertido en un bastardo sin sentimientos, como Malfoy después que Voldemort le arruinara. Cuando me contactaste para pedirme que te ayudara a dejar a los Mortífagos, probaste que no habías cambiado y me hiciste muy feliz. Yo espero que todo te haya ido bien y que todavía estés enseñando en Hogwarts. Siempre fuiste un profesor excelente.

También espero que el haber intimado más con Lucius cuando estábamos estudiando compensara de alguna manera el que yo no estuviera allí. Me dio su palabra de Malfoy de que te mantendría a salvo, y por lo poco que pude ver parece que lo cumplió. Yo traté de decirme a mí misma que seguramente estarías feliz con él porque sé que le amas, pero Lucius cambió demasiado en estos últimos años y no fui capaz de convencerme de que todavía te trataba bien hasta la mañana que te dejó.

Espero haber estado equivocada y que fueras feliz. Realmente mereces ser feliz, Severus, sin importar lo que puedas pensar. Hiciste malas elecciones y cosas terribles, lo sé, pero lo hiciste por amor y lealtad hacia alguien en quien confiabas. Lucius tenía mucho potencial cuando era el hermoso muchacho con lengua de plata y agudo ingenio que conocí en el tren, y es una pena pensar que todo eso se decoloró hasta convertirse en el frío Mortífago al que todos tememos. Pero tú no eres Lucius, Severus, y espero que no te castigues a ti mismo por amarle. El amor es ciego, pero nunca equivocado; él fue un buen hombre una vez, y sé que fue esa parte buena de él la que tú amaste.

Eres el amigo más verdadero que he tenido jamás. Eres la única persona, además de mi hijo y mi padre, que ciertamente me amó sólo por ser yo, no porque quisieras algo de mí o porque te sintieras obligado a cuidar a la novia de tu mejor amigo. James nunca me amó tan completamente como yo lo amé, lo sé, pero fui lo bastante tonta como para pensar que su amor hacia mí crecería después que nos casáramos. No ocurrió, pues tal como Lucius me dijo que pasaría, James no dejó a sus Merodeadores por mí, ni siquiera me puso primero. Al menos, James todavía me ama más de lo que ama a la rata. Sé que es lastimoso que encuentre eso tranquilizador, pero fui más allá de la lástima el día que Sirius se mudó a mi casa y a la cama de mi esposo.

Sin embargo, soy la esposa de James, y tengo que disimular ante el hecho de que prefiere a los hombres porque le amo mucho, aunque a veces odie a Sirius por arruinar lo que James y yo pudimos haber tenido juntos. Lucius se aseguró que supiera en lo que me estaba metiendo, que supiera que James estaba enamorado de Sirius, pero entré de todas formas, confiando en mi amor para seguir. Lo hice, y no me arrepiento de amar a James ni de haber tenido a Harry; pero tarde en la noche, cuando estoy sola, me pregunto cuan diferentes hubieran sido las cosas de haber escuchado a Lucius y haber entrado en una relación contigo y él en lugar de James. Ni siquiera sé si él te lo haya sugerido alguna vez, pero una parte de mí desearía poder regresar y averiguar si nosotros tres hubiéramos podido tener algo juntos. Quizás tú y yo hubiéramos podido evitar que Lucius se aliara con Voldemort y tenido una vida feliz con él. Lucius puede ser encantador cuando quiere, aún incluso siendo yo una hija de muggles, y sé que te hubieras asegurado de que me tratara bien. Siempre lo hiciste.

Pero basta de hablar de mí, no estoy escribiendo esto para mortificarte con lo que pudo haber sido. Estoy segura que tienes suficiente con tus propios arrepentimientos y no necesitas cargar con los míos. Un peso como ése haría que cualquiera cayera de rodillas.

Quiero que sepas que he vivido mi vida lo mejor que supe, y que aunque cometí muchos errores, fui capaz de encontrar algo de felicidad. Espero que tú también. Nunca pude decirte cuánto lamento todo el dolor que te causé. Tuve varias opciones de donde elegir, y escogí las equivocadas, lastimándonos a ambos en el proceso. Si algo quisiera cambiar de lo sucedido en estos años desde que te conocí, sería desear haber sido feliz con menos. Creo que pude haberlo sido, pero no me di cuenta hasta que fue demasiado tarde. Tú nunca hiciste nada mal respecto a mí, Sev; espero que lo sepas. Yo era codiciosa y quería lo que parecía ser mejor, pero en realidad sólo fue un sueño insensato.

Sé que no leerás esto hasta que Harry tenga dieciocho años, y puede que sea demasiado tarde si Sirius ha logrado que te odie, pero tengo un favor que pedirte de todas formas. Harry es un pequeño muy inteligente, y espero contra toda esperanza que no dejará que Sirius lo convierta en una versión más joven de James. Si estás leyendo esto, quiere decir que él ha leído la carta que le dejé diciéndole que confiara en ti si llegara a necesitar ayuda o consejo, y debe haber superado los prejuicios de Sirius lo suficiente como para estregártela. Agradécele de mi parte.

Sirius me ha prometido que amará a Harry y lo mantendrá a salvo, pero él es un maldito idiota para muchas cosas, y Remus le ama tanto que la mayoría de las veces no es mucho mejor. Supongo que se reduce al hecho de que siento que Harry te necesitará. No sé porqué, pero estoy segura que así será, como también estoy convencida que la pequeña rata va a morder la mano que le alimenta muy pronto. Espero que puedas estar ahí para Harry cuando yo no pueda; sé que él podrá contar contigo como yo lo hice.

Si puedes, por favor, asegúrate que Harry lea mi diario. Quiero que sepa todo, lo bueno y lo malo, para que pueda hacer sus propias elecciones basado en la verdad, no en los recuerdos que Sirius y Remus puedan tener. Sé que ellos se preocupan por mi hijo y le aman, pero deseo que Harry realmente sepa lo que sucedió entre sus padres, no sólo los recuerdos cariñosos de dos hombres que quisieron ciegamente a James.

Severus, también deseo que seas feliz. Espero que hayas encontrado algún joven agradable y te hayas establecido como profesor en Hogwarts. La primera vez que hablé contigo me enseñaste, y también enseñaste a todos los que te rodeaban en la escuela, ya fuera que ellos quisieran aprender o no. Es lo que estabas destinado a hacer, y espero que esta carta te encuentre como un respetado profesor. Creo que tu destino es enseñar.

Ahora me tengo que despedir, Sev, aunque podría seguir por otras dos páginas. Tengo una muy mala sensación esta noche y aún debo escribir dos cartas más mientras Sirius está afuera, vigilando a la rata. Si te culpas por algo de lo que me pase, regresaré y te atormentaré, Severus Snape. ¡Juro que lo haré!

Con todo mi amor.

Lily



Severus miró la segunda página de la carta sin ver realmente las palabras, por un buen tiempo después de terminar de leer. Eventualmente, se dio cuenta que no sólo sus mejillas estaban húmedas, sino sus rodillas también, y que una suave mano estaba acariciando su pierna. Levantó la mano derecha para secar sus lágrimas mientras con la otra mano dejaba la carta sobre una mesita ubicada al lado de su sillón. Luego permitió que su mano cayera hasta descansar sobre su muslo y bajó la mirada hasta Harry, cuyos ojos estaban cerrados, su expresión triste mientras se inclinaba sobre su pierna y la acariciaba con un movimiento lento y tranquilizador.

Movió su mano derecha hasta posarla suavemente sobre la cabeza de Harry, haciendo que éste abriera los ojos y alzara la vista para mirarle, en tanto él musitaba suavemente:

—Creo que deberíamos practicar para proteger nuestras mentes uno del otro —Harry le lanzó una mirada dolida y una oleada de consternación fluyó a través de ambos mientras Severus se apresuraba a explicar—: No seremos muy útiles como profesores si reaccionamos uno hacia el otro en lugar de hacia nuestras propias clases.

—Entonces, aprenderemos a controlar esto un poco mejor —contestó Harry quedamente, sus ojos verdes oscuros por la preocupación—. Pero no quiero que lo perdamos por completo, aunque sólo sea por unas pocas horas al día, Sev.

El hombre deslizó sus dedos a través del cabello de su pareja sonriendo levemente.

—Ni yo, Harry. Sólo lo bloquearemos en la justa extensión que sea necesaria, te lo prometo.

El joven le correspondió la sonrisa, aliviado, pero ésta se desvaneció apenas un momento después. Levantó una mano para cubrir la que Severus descansaba sobre su muslo y musitó:

—¿Estás bien?

El Profesor asintió, girando su mano para apretar la del joven mientras sonreía con cierta tristeza.

—Sí, estoy bien. Es sólo que fue demasiado, como dijiste después de leer tu propia carta —se detuvo y agregó—: Debo agradecerte, por entregarme la carta. Lily no estaba segura de que lo harías.

—Creo que ella temía que yo te odiara por causa de Sirius —convino Harry, apoyando nuevamente su mejilla contra la rodilla de Severus. Miró al lugar donde sus manos descansaban sobre la de su pareja, y luego de un momento comenzó a acariciar el dorso de sus dedos—. Pero te amaba, y quería que yo confiara en ti.

Severus guardo silencio por un rato, observando el rostro juvenil mientras unos suaves dedos trazaban distraídamente tenues patrones sobre el dorso de su mano. Finalmente, musitó lentamente:

—Ella dijo que sentía que tú me necesitarías.

Harry sonrió, sin levantar la mirada.

—Ella tenía razón.





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Última edición por alisevv el Sáb Abr 16, 2016 7:24 pm, editado 2 veces
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 18   Wrapped Around His Finger. Capítulo 18 I_icon_minitimeSáb Jun 21, 2014 5:12 pm

Creo que si eran necesarias las cartas tanto para Harry como para Sevrus, Very Happy muy lindo capitulo
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 18   Wrapped Around His Finger. Capítulo 18 I_icon_minitimeLun Sep 21, 2015 11:01 am

Mi odio hacia James y Sirius aumento dramáticamente en este capitulo, me enoja tanto que Severus lo haya perdonado tan fácilmente y que Harry lo quiera como un padre no se merece nada.

Remus pobre ciego de amor, lastima el merece algo mejor, y Sirius merece morir solo como el maldito que fue. (es una lastima que la autora no le hay dado ese final)

Lily tomo malas decisiones pero ella nació para hacer feliz a Severus dando a luz al pequeño Harry quien seria el complemento de Sev, por eso la quiero y me alegra que Harry conozca la verdad de su madre por muy dolorosa que sea
.
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 18   Wrapped Around His Finger. Capítulo 18 I_icon_minitime

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