alisevv
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| Tema: To Heal a Soul. Capítulo 16 Sáb Jul 18, 2009 5:57 pm | |
| Harry levantó rápidamente la cabeza, golpeando dolorosamente la barbilla del profesor de Pociones en el proceso, sus ojos verdes brillando con celos incontenibles.
—Tú no vas a enlazarte con nadie más —afirmó en voz muy alta—. ¡Eres mío!
Severus se estremeció ante la fuerza y despliegue de posesión con que el Gryffindor había hablado.
—Sí, Harry. Yo soy tuyo.
—Correctp —la voz de Harry era baja, casi amenazante—. Eres mío —enredó su mano en el cabello oscuro de Severus; de pronto, lo asió con firmeza y tiró, haciendo que su pareja siseara por el dolor—. Nadie va a tocarte excepto yo.
—Sí, Harry —jadeó, sintiendo que empezaba a excitarse ante tal despliegue de control y poder—. Sólo tuyo.
El joven clavó los dientes en su garganta, succionando y lamiendo hasta dejar una gran marca en su piel. Todavía manteniendo su apretado agarre sobre el pelo de Severus, apartó la cabeza para buscar sus ojos. El Slytherin pudo sentir como el rubor subía a su rostro, pero sabía que no podría apartar la mirada.
—¿Y si decidiera reclamarte ahora? ¿Obligar al enlace para que siempre fueras sumiso conmigo? ¿Lucharías contra mí? —preguntó, con una mirada casi salvaje.
—No —contestó, impactado al comprender que aquello era verdad—. Creo que está claro que aceptaré con gusto todo lo que desees para mí.
Harry jadeó y abrió los ojos de par en par, la intensidad desvaneciéndose y la conciencia subiendo rápidamente hasta sus verdes profundidades.
—Oh, dioses, Severus —susurró, liberando su cabello—. ¿Qué me está sucediendo?
El hombre no contestó. En lugar de eso, se deslizó lentamente de la cama, arrodillándose ante Harry y alcanzando el botón de sus pantalones.
—¿Qué estás…? —intentó preguntar, pero sus palabras fallaron mientras Severus alcanzaba y sacaba su dura longitud de su confinamiento—. Merlín, sálvame —susurró.
Severus pudo sentir el jalón del enlace, demandando que se sometiera de todas las maneras posibles a su enlazado, así que en lo primero que pudo pensar fue que satisfaría su demanda. Tomando el pene de Harry en su boca, comenzó a lamer, mordisquear y succionar, deleitándose en los sonidos que el joven estaba haciendo.
Harry enterró su mano en el pelo de Severus una vez más, pero esta vez no apretó ni jaló. Guiando la cabeza del hombre, comenzó a empujar lentamente dentro de su boca, divagaciones incoherentes brotando de sus labios. Apenas un momento después, Severus sintió que el joven se ponía rígido y llenaba su boca con su liberación, gritando su nombre.
Liberando de su boca la longitud ya blanda, el Slytherin tomo conciencia de cuan dolorosamente excitado estaba. Luchando frenéticamente con el cierre de sus pantalones, prácticamente arrancó su pene de debajo de las capas de tela, para comenzar a masturbarse con ferocidad.
Harry asió sus manos, apartándolas y haciendo que Severus subiera a la cama. Instándolo a que se acostara, se sentó a horcajadas sobre sus piernas y se dedicó a la labor de atender su goteante erección.
La vista de Harry sobre él, jalando y acariciando su dureza, fue demasiado, y se vino, gritando el nombre del joven mientras su visión se desenfocaba. Cuando fue capaz de abrir los ojos nuevamente, gimió sonoramente. Ahí estaba Harry, lamiendo lentamente la evidencia del clímax de Severus en sus dedos. Cuando hubo terminado, se arrastro poco a poco, subiendo por su cuerpo, tomando su boca en un beso fiero y posesivo.
Finalmente, se alejó, clavando la vista en sus ojos negros.
—Te amo, lo sabes —musitó un poco triste—. No quiero tratarte así, pero no puedo detenerme.
—Sé que me amas, mocoso tonto —contestó Severus, sintiéndose finalmente con algo más de dominio sobre si mismo—. Y también te amo, de hecho. Encontraremos una solución.
El agotamiento los venció rápidamente y, realmente saciados, pronto cayeron dormidos.
Pasaron dos días antes que el sanador Applewhite regresara. Dos días de luchar contra la urgencia de consumar el enlace, de fuertes emociones y discusiones, de frotar sus penes con ardor para liberar la tensión. Severus no estaba seguro de poder aguantar mucho más.
Cuando el sanador llego a la puerta principal, su sombría expresión destruyó la poca esperanza que el Slytherin se había permitido construir.
—Desearía tener mejores noticias para ustedes —declaró el medimago—. Desafortunadamente, mi colega fue incapaz de ofrecer ninguna sugerencia. Después de revisar mis notas, estuvo completamente perdido. La naturaleza cambiante del enlace, y lo excepcional de la situación, los ha lanzado en aguas desconocidas. Su único consejo fue que consumaran el enlace y trataran de ajustarse a las nuevas circunstancias.
—¡Maldición! —gritó Harry—. ¿Qué mierda hacemos con eso?
—Harry, por favor, cálmate —pidió Severus, tomando su mano y acercándolo hacia si—. Nadie podía haber previsto esto, y gritar no va a ayudar en nada.
Harry respiró profundamente, para recuperar el control de sus emociones, para luego, desalentado, caer al lado de su pareja.
—Lo siento mucho, Severus. Todo es mi culpa.
El aludido levantó el rostro para buscar sus ojos.
—Sin importar las consecuencias, yo no hubiera cambiado nada.
—¿Cómo puedes decir eso?
—Porque estás vivo y a mi lado —contestó, besándolo suavemente.
Regresaron a la realidad cuando el sanador Applewhite aclaró su garganta. Levantando la vista, observaron que el medimago estaba ruborizado y apartaba los ojos.
—Bien, como dije, desearía ser portador de mejores noticias. Sin embargo, hay una posibilidad de que, luego de la consumación, las cosas se ajusten y regresen a la normalidad.
—Sólo que usted no piensa que ése sea el caso —facilitó Severus.
Suspirando con fuerza, el medimago encontró su firme mirada.
—No —contestó—. Creo que, aunque la consumación asentará el enlace para que no sea tan inestable, los atara a los roles que han estado realizando.
—Gracias por su ayuda, sanador Applewhite —dijo Severus, acompañándole la puerta.
—Si necesitan algo, por favor, no duden en llamarme —ofreció mientras partía.
Regresando al lado de Harry, de nuevo lo atrajo a su lado y comenzó a frotar su espalda en círculos tranquilizantes.
—Sin importar las circunstancias, siempre te amaré.
El joven se mordió para contener un sollozo, apoyando la cabeza en el recodo del cuello de Severus.
—Nunca quise esto. Nunca quise obligarte a nada. Deberías haberme dejado morir.
—¡NO! —exclamó enérgicamente, abrazándolo más fuerte—. Nunca vuelvas a decir eso. Te amo y no querría vivir sin ti. Resolveremos esto como hicimos con todo lo demás. Vamos a dormir, amor. Ya decidiremos en la mañana.
Levantándose del sofá, Severus lo condujo a la habitación y lo desvistió, antes de instarlo a acostarse en la cama. Aunque agotados por la turbulencia emocional de los pasados días, supo que ninguno de ellos sería capaz de dormir bien esa noche.
La mañana siguiente amaneció cálida y brillante, mientras el sol ascendía sobre el horizonte. Todas las señales indicaban que sería un día glorioso, lo que hizo que Severus se sintiera más abatido. A ese punto, casi estaba añorando lo inevitable; estaba demasiado cansado de luchar contra el enlace.
Rodando sobre si mismo para mirar a su pareja, no le sorprendió ver oscuras sombras bajo los ojos que lo miraban fijamente.
—Buenos días —saludo, sin obtener respuesta—. Sé que estás molesto con el giro de los eventos, Harry, pero no creo que podamos luchar mucho más tiempo contra esto.
—Tengo tanto miedo de llegar a herirte, Severus —susurró el joven.
—Nunca podrías herirme verdaderamente, Harry —le aseguró—. No, siempre que sigas amándome.
Sabiendo que él tendría que dar el primer paso, Severus se inclinó hacia delante y atrapó los suaves labios en un lento y sensual beso. Mordisqueando su labio inferior, y corriendo su lengua sobre la carne abusada, sintió el surgimiento de la excitación, mientras Harry gemía y abría la boca para profundizar el beso.
Mientras sus lenguas se encontraban y entrelazaban, Severus cedió feliz ante el deseo de ser sumiso. El alivio lo inundó al tiempo que, de buena gana, dejaba de luchar contra el enlace. Harry corrió sus manos a lo largo del cuerpo del mago mayor, rodando hasta quedar sobre él, presionando su cuerpo contra el colchón.
Severus gimió y se arqueó ante el ardiente toque, sintiendo como su magia se inflaba e inundaba su cuerpo con cada caricia. Harry abandonó su boca y viajó hacia abajo, lamiendo y mordiendo su cuello, hombros, clavículas, sacando gemidos y jadeos del hombre mientras se movía.
Rápidamente, el Gryffindor alcanzó la erección de Severus, protegida por los boxers, quitando la ofensiva prenda con presteza. Bajando la cabeza, aplicó sus talentosos labios y lengua en brindar tan extremo placer que estaba bordeando los límites de la tortura. Arqueándose ante la ardiente humedad de esa boca, Severus gritó, suplicando por más. Deshaciéndose de sus propios boxers, Harry se arrastró por el duro cuerpo, y juntó sus calientes durezas, haciendo que ambos gritaran.
Hurgó, buscando el lubricante que guardaba en la mesilla de noche, untando rápidamente sus dedos. Severus gimió en anticipación, alzando y abriendo sus piernas para reveler su entrada. Harry jadeó mientras bajaba la mirada hacia su bien dispuesto y sumiso compañero, aumentando el deseo y la excitación de Severus. El Gryffindor juntó sus labios nuevamente, mientras comenzaba a trazar círculos en la invitadora entrada, probando y agregando presión hasta que la punta de su dedo abrió una brecha y comenzó a deslizarse al interior.
Empujando contra la presión, Severus aceptó ansioso el cuidadoso dedo, jadeando ante la intrusión pero ansiando más. Harry lo preparó rápidamente, añadiendo un segundo y luego un tercer dedo, mientras su respiración se comenzaba a acelerar y observaba como su pareja se volvía más y más incoherente con cada segundo que transcurría.
Sacando sus dedos de la acogedora entrada, Harry lubricó apresuradamente su erección. El mago mayor abrió los ojos y encontró la dilatada, pero todavía brillante, mirada verde clavada en él.
—Eres mío —gruñó Harry.
—Merlín, sí —jadeó, sintiendo que la verdad detrás de esa declaración y deseo era completa—. Siempre tuyo —empujó contra la punta del endurecido miembro, deseando sentirlo en su interior, necesitando sentir que Harry lo reclamaba como suyo de una vez por todas.
Con una larga y lenta embestida, Harry siguió su camino en el interior de su pareja, sin detenerse hasta que estuvo completamente envuelto. Se detuvo un momento; los únicos sonidos en la habitación eran las respiraciones agitadas y jadeantes de ambos hombres. Lentamente primero, pero acelerando rápidamente el paso, comenzó a embestir, adentro y afuera. Severus se arqueaba con cada embestida, reuniéndose con su pareja en cada ocasión, gritando cuando el otro golpeaba repetidamente su próstata.
Perdido en las sensaciones, Severus comenzó a suplicar por más; más rápido, más duro. Harry complacía cada una de sus demandas. Mientras oleadas de placer comenzaban a formarse y girar a través de su cuerpo, el Slytherin sintió que surgían las primeras pulsaciones de la magia del joven, envolviéndolo mientras el enlace comenzaba a tomar forma y asentarse alrededor de ambos. Su propia magia respondió y se unió a la de Harry, creando un resplandor visible que los rodeó, mientras continuaban embistiendo uno contra el otro.
Finalmente, justo cuando Severus sentía que se perdería para siempre en las crecientes e irresistibles sensaciones, su clímax hizo erupción. Gritó y se arqueó, mientras continuaba pulsando y dejaba brotar a chorros su culminación. Harry se tensó sobre él. Un momento después, el mago de ojos negros sintió su interior inundado con la caliente liberación de su pareja.
La luz que los rodeaba pulsó brillante antes de cesar por completo, en el momento justo en que Harry se derrumbaba sobre Severus. Sintiendo como las oleadas de magia se alejaban lentamente, el hombre cedió ante la oscuridad, deslizándose en la inconsciencia, con el peso de Harry presionando tranquilamente contra él.
Última edición por alisevv el Dom Abr 24, 2016 5:14 pm, editado 2 veces | |
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