alisevv
Cantidad de envíos : 6728 Fecha de nacimiento : 15/01/1930 Edad : 94 Galeones Snarry : 241687 Fecha de inscripción : 08/01/2009
| Tema: Wrapped Around His Finger. Capítulo 9 Dom Jul 12, 2009 3:23 pm | |
| Severus despertó lentamente pocas horas después, enterrando la nariz en el cabello dulcemente oloroso que estaba frente a su cara, sin pensar realmente en ello. El cuerpo en sus brazos se movió ligeramente, presionando su espalda contra él, con un pequeño sonido de placer que hizo que se mordiera el labio para sofocar un gemido. No había pasado la noche con nadie desde que él mismo era poco más que un estudiante, y había extrañado despertar acompañado más de lo que había creído. Aún cuando el firme trasero que presionaba contra su polla era una especie de exquisita tortura, le gustó absolutamente despertarse con los brazos llenos del cálido y musculoso Harry.
“Ésta no fue tu mejor idea, Severus”, pensó mientras abría los ojos lentamente, para ver el cabello negro y la tersa piel bronceada que, prácticamente, suplicaba por ser besada. “Le dijiste al chico que todavía no ibas a tener sexo con é. No puedes convertirte en un mentiroso, sin importar cuan delicioso se vea. Él confía en ti.”
“Y sería delicioso, estoy seguro”, susurró en su mente esa pequeña voz interna que siempre le recordaba a Lucius. “Sabes que a él le encantaría que tú…”
“Cállate”, pensó Severus, furioso. “¡Y vete!”
—Mnn, bnos días —murmuró Harry. Frotó su espalda contra Severus, y la sensación de ese culo apretándose contra su erección hizo que el maestro gimiera suavemente, mientras Harry hablaba nuevamente, sonando un poco más despierto—. Eres alguien muy agradable con quien dormir, Sev.
Severus besó la nuca del joven antes de poder detenerse, y luego susurró contra su piel:
—También tú, Harry.
El Gryffindor lanzó un murmullo de placer y giró la cabeza para mirar al Profesor; sus somnolientos ojos hicieron que Severus pensara en el oscuro terciopelo verde de las cortinas de su propia cama. Harry le regaló una dulce y pequeña sonrisa antes de girarse entre sus brazos para observarlo de frente, posando un brazo sobre su cintura mientras lo miraba a los ojos y susurraba:
—También eres lindo para despertar contigo.
Severus sonrió, sus ojos suaves y oscuros mientras movía una mano para apartar con gentileza el desordenado cabello oscuro del rostro del muchacho y repetía:
—También tú, Harry.
Éste se miró por un instante en los ojos negros, sonriendo suavemente, y luego se acercó un poco más, mientras dejaba que su mirada se moviera hasta la boca del Slytherin y susurraba:
—De verdad quiero besarte justo ahora, pero no quiero asustarte y que te alejes.
Severus rió entre dientes, corriendo sus dedos a través del cabello del muchacho y mirando sus luminosos ojos verdes.
—No me asustarás, Harry.
—Oh, bien —murmuró, sonriendo, antes que sus labios se tocaran, permaneciendo un momento, antes de hacer un sonido suave y alejarse ligeramente, para luego volver a besarlo, succionando suavemente su labio inferior. Luego de un par de minutos, se alejó por segunda vez, parpadeando para abrir los ojos y ver la oscura mirada del profesor mientras susurraba—: Te amo, necesito que lo sepas.
La expresión de Severus se suavizó hasta mostrarse gentil y cariñosa, al tiempo que una sonrisa curvaba sus labios.
—Lo sé, Harry.
—Bien —murmuró, sonriendo—. Resulta que no quisiera que tuvieras duda alguna.
Severus rió suavemente, apretando su abrazo sobre Harry por un segundo antes de aflojar su agarre y levantar la mano para apartar nuevamente el cabello y murmurar:
—Yo también me preocupo por ti, Harry. Hasta hace poco, ni siquiera consideraba la posibilidad de compartir mi vida con nadie. No quiero apresurar las cosas entre nosotros.
Los ojos verdes prácticamente brillaron de felicidad mientras contestaba quedamente:
—No nos apuraremos. Iremos tan lento como desees.
Severus sonrió y lo besó de nuevo, manteniendo la suave succión sobre su labio inferior, antes de alejarse y rodar hasta el extremo más alejado de la cama. Retiró las mantas, alcanzó su túnica y dijo con ironía:
—Y una parte de ir lento incluye que salga de tu cama ahora que todavía puedo.
Harry soltó una risita mientras observaba a Severus levantándose y rodeando con la túnica su delgado cuerpo, para luego rodear la cama y dirigirse hacia el baño. De pronto, el joven recordó que se suponía que se levantaría temprano y se incorporó abruptamente, haciendo que Severus le mirara, sorprendido.
—¿Qué hora es?
—No tengo idea —contestó el maestro, caminando hacia el baño mientras agregaba—, pero iré a ver.
Harry tomó sus lentes y gateó por la cama para ir hasta su baúl, levantando la tapa y registrando por debajo de su uniforme de quidditch, rebuscando un par de jeans y una camiseta. Tan pronto como los encontró, se quitó la franela alcanzando la limpia y escuchando a Severus que decía:
>>Son casi las ocho, y me voy antes de sentirme más tentado a tomarte a ti como desayuno.
Harry se echó a reír, ruborizándose, y observó como Severus desaparecía en el interior del baño y cerraba la puerta tras él. Levantó la camiseta y se la puso rápidamente, sonrió y se preguntó cuánto tiempo pasaría antes que el hombre dejara de huir. Por el modo tan dulce en que lo había abrazado mientras dormían esa mañana, presentía que no pasaría mucho tiempo antes que le permitiera algo más que unos besos y un abrazo. Esperaba que no fuera mucho; despertar con la dura polla casi acunada contra su trasero, sólo le hacía querer aprender porqué eso se sentía tan bien.
Asió sus jeans, se los puso rápidamente y cruzó la habitación para buscar sus zapatos. Se detuvo y contuvo la respiración en tanto se subía e cierre y abotonaba el pantalón, y mientras cogía sus zapatos, pensó que pronto debería apartar una tarde para ir de compras. Sus jeans le quedaban tan apretados que hubieran sido desesperadamente incómodos de no ser tan suaves y flexibles. Se puso sus zapatos de deporte, sin medias, y caminó hasta la cama para tomar su varita antes de salir apresuradamente, dirigiéndose directamente hacia el baño de estudiantes más cercano, esperando que Ron y Hermione no estuvieran demasiado molestos porque llegara un poquito tarde.
Harry no notó la mirada codiciosa que conseguía de la poca gente que encontraba cuando, un poco más tarde, caminaba rápidamente hacia el Gran Comedor. Estaba completamente ignorante del hecho que se veía muy comestible en sus jeans apretados y su camiseta demasiado pequeña, aunque había olvidado peinarse y mostraba unas pocas pulgadas de piel en el tobillo, por encima de los tenis. Se sentía más ligero de lo que se había sentido en meses, en parte porque no andaba por allí vestido con jeans y franela desde el último verano, y sonreía, aún cuando todos sus amigos iban a partir. Sus dudas de la noche anterior habían desaparecido, expulsadas por los fuertes brazos y suaves labios que lo habían despertado. Estaba feliz por él y sus amigos, seguro de que todos estarían bien en los destinos elegidos.
Cuando entró en el Gran Comedor, comenzó a caminar a lo largo de las mesas casi desiertas, y no le sorprendió que las únicas personas en el recinto fueran unos cuantos estudiantes de séptimo, acompañados por el profesor Lupin, quien estaba allí para vigilarlos. Lo que sí le extrañó fue ver que Remus y Sirius estaban sentados en la mesa Gryffindor, con Ron, Hermione, Dean y Neville. Sabía que sus amigos eran los únicos Gryffindor que, junto con él, habían aprobado sus exámenes de Aparición; pero también sabía que los profesores e invitados nunca se sentaban en las mesas de estudiantes.
—¡Harry! —exclamó Sirius cuando lo vio, sonriendo mientras saltaba de su banca. Se acercó a darle un abrazo y agregó—: Felicitaciones por tus notas, Remus me dijo que tuviste las mejores calificaciones de la escuela en algunas de las materias.
Le devolvió el abrazo, sonriendo, y luego fue al otro lado de la mesa, para sentarse al lado de Dean y frente a los demás.
—Sí, salí mejor de lo que había pensado.
—Sabía que podrías hacerlo, Harry —dijo Remus, con una sonrisa de orgullo—. Tienes mucho de Lily en ti. Ella consiguió las mejores calificaciones en nuestro año.
Sirius rió y asintió, dando a Remus un codazo en las costillas.
—Algo con lo que, el viejo Moony aquí presente, no estaba demasiado emocionado. Fue muy ruidoso sobre el hecho de que no le gustaba estar en segundo puesto.
Ron rió y miró a Hermione, mientras abría la boca para decir algo, pero una mirada de la chica hizo que la cerrara con rapidez, en tanto Harry y Dean reían con disimulo.
Remus no estaba prestando atención al intercambio de los adolescentes; en lugar de eso, miró a Sirius mientras replicaba.
—Si crees que yo no estaba contento, debiste haber escuchado la reacción de Severus cuando recibió sus calificaciones. Tanto Lily como yo sacamos más que él en Transformaciones y Encantamientos, y estaba bastante disgustado aunque nos hizo lucir como idiotas en Pociones y Defensa. Esa tarde escuché a McGonagall hablando sobre eso, y dijo que la pintura se hubiera descascarillado de las paredes si él hubiera continuado blasfemando un poco más.
Harry rió, sus verdes ojos brillando y bailando con la risa, mientras preguntaba con incredulidad.
—¡¿Sev blasfemando?!
Sirius lo miró sorprendido ante el uso del diminutivo, pero su ahijado no lo notó, pendiente de Remus, que lo miraba sonriendo y decía:
—Oh, sí. Él era bastante mal hablado en esa época, en parte a causa de los amigos que tenía, pero creo que mayormente era porque tenía un terrible sentido del humor.
—¿Lo conocía muy bien? —preguntó Hermione con expresión curiosa, mientras Harry, Ron, Dean y Neville miraban a Remus con interés.
—Mejor que muy bien, creo —contestó con una rápida sonrisa—. A él y a mí nos asignaron compartir el escritorio en la clase de Pociones durante nuestro primer año en la escuela, y fuimos amigos de clase hasta que Sev consiguió el lado malo de James a causa de Lily —luciendo un tanto descontento por eso, agregó—: Lily era su amiga más cercana fuera de Slytherin, y cuando James empezó a sentirse atraído por ella, convirtió la vida de Sev en un infierno. Creo que Lily dejó de pasar tiempo con él más que nada por protegerlo, pero Severus no lo vio de esa forma. Entonces fue cuando empezó a odiar a James; el incidente en la Casa de los Gritos sólo lo empeoró.
—Quieres decir que yo lo empeoré —dijo Sirius, frunciendo el ceño.
—No dije eso —replicó Remus, mirándolo con tranquilidad—. Si lo pensara, lo hubiera dicho. Todos tuvimos la culpa de lo que sucedió esa noche, y nadie fue más culpable que yo. Yo fui quien casi mató a Severus, después de todo —miró a Hermione nuevamente, cambiando ligeramente de tema, mientras añadía—: En respuesta a tu pregunta, lo conocí muy bien por aquel entonces, pero Lily lo conoció mejor que cualquiera, con la posible excepción de Lucius Malfoy. Lily es la razón de que regresara a la Luz.
—¿De verdad? —preguntó Harry, sorprendido, perdiéndose la repentina expresión de comprensión en el rostro de Hermione.
Remus asintió.
—Sí. Voldemort ordenó a Severus que ayudara a localizar a tus padres, ya que había sido tan cercano a Lily, pero aunque odiaba a James no fue capaz de herirla a ella. En lugar de eso, le advirtió acerca de los planes de Voldemort, y a instancias de tu madre, él se acercó a Dumbledore para espiar a favor de la Luz —bajó la cabeza un momento antes de levantar la vista de nuevo hasta el rostro de Harry—. Lily y James murieron pocos meses más tarde, y algo también pareció morir en Sev. Fue un completo bastardo con cualquiera que intentó hablarle después de eso… hasta hace poco.
Harry, serio, miró fijamente su plato todavía vacío, pensando, pero levantó rápidamente la vista cuando Neville se paro de repente.
—Detesto decir esto, pero voy a tener que irme. La abuela está esperándome para desayunar. Los veré en la fiesta.
Hubo una ronda de adioses de todos y luego Neville los dejó, sentados en silencio por un momento hasta que Hermione preguntó abruptamente:
—Harry, ¿pudiste desempacar todo?
El chico la miró, sacudiendo la cabeza.
—No, no me molesté en hacerlo. Pensé que me daría algo que hacer más tarde.
—¿Entonces, por qué llegaste tarde? —insistió su amiga, luciendo desconcertada—. Parece como si no hubieras pegado un ojo.
Él se encogió de hombros.
—No pude dormir bien.
—Harry, ¿qué hiciste toda la noche, si no desempacaste? —indagó Ron, también desconcertado. Entonces, su amigo enrojeció y el pelirrojo hizo una mueca—. Eww, no importa, no quiero saber.
Dean le dio un codazo a Harry, sonriendo.
—¿Finalmente conseguiste algo de diversión?
Sirius lo miró, sorprendido, y luego hizo un gesto de tener náuseas, mientras Harry reía y empujaba a Dean, tratando de ignorar el rubor que permanecía en sus mejillas.
—¡No! No hicimos nada, lo juro. Estuve mirando un rato el fuego y me fui a dormir alrededor de las tres
—¿Solo? —insistió Dean, todavía sonriendo, y el rostro de Harry se tornó rojo brillante a pesar de sus mejores intenciones, provocando que Dean se echara a reír.
Los ojos verdes lanzaron al bromista una mirada desagradable, su propietario todavía ruborizado, mientras Ron hacia una mueca y exclamaba:
—¡Eso es demasiada información! —ante la mirada de los otros dos, el pelirrojo se encogió de hombros y agregó—: No necesito saber eso.
Hermione puso los ojos en blanco.
—Deja de ser tan dramático, Ron.
—Yo me inclino a estar de acuerdo con él —intervino Sirius, y la molestia era tan obvia en su voz que hizo que su ahijado lo mirara con aprensión—. Oh, no me mires así, Harry; sé que eres demasiado mayor para que yo te diga lo que debes hacer. Simplemente, no deseo escuchar sobre ello.
—Yo tampoco lo hubiera mencionado —replicó, para luego pinchar el costado de Dean, lanzándole una mirada de furia, obviamente falsa—. Pero alguien es entrometido.
El aludido sonrió, imperturbable.
—Seguro que lo soy.
Harry no pudo evitar echarse a reír.
Todos escucharon el inconfundible sonido de las puertas principales abriéndose y levantaron la mirada para ver a Severus caminando hacia ellos. Cruzó el comedor, posando los ojos en tres chicos de séptimo que estaban sentados a la mesa de Ravenclaw, las tres únicas personas, además de los Gryffindors, que todavía se encontraban en la habitación.
—El curso terminó —dijo secamente—. Creo que son libres de ir a cotillear a cualquier parte.
Mandy, Terry y Susan se levantaron y se dirigieron presurosos hacia la puerta, en tanto Severus continuaba su camino hacia la mesa Gryffindor, una esquina de su boca elevándose ligeramente con diversión, cuando se detuvo detrás de Harry. Miró a Dean, y luego a Ron y Hermione, al tiempo que, en un gesto casual, descansaba una mano sobre el hombro de Harry y decía:
—Felicitaciones. Ustedes tres no tendrán que volver a escuchar nuevamente uno de mis discursos.
Harry y Remus se echaron a reír mientras el primero giraba la cabeza sobre su hombro para ver a Severus, haciéndole una mueca, sin notar la miraba que Sirius les lanzaba.
—¿No será que te alegra el haberte librado de otra clase, Sev?
El aludido bufó, sonriendo ligeramente.
—No. en realidad, todos ustedes resultaron bastante tolerables, con excepción de Longbottom. Haré una fiesta cuando los dos chicos Creevey estén finalmente fuera de las mazmorras, para siempre. Mi más preciado sueño es que una de sus abominables pociones los deje estériles.
Los chicos lanzaron una carcajada, mientras Hermione reía por lo bajo y Remus sonreía, diciendo:
—Seguramente no son tan malos, Severus.
El otro dejó escapar una breve risa.
—Ellos hacen que Longbottom parezca como alguien de la liga de Harry —Remus lanzó una risita, conociendo la opinión del profesor de Pociones sobre las habilidades de Neville en la materia, y Severus agregó—: Entre los líos hechos por los dos Creevey, en el último año he reemplazado mi escritorio más veces que en los diez años previos a que ellos entraran en la escuela. El año que viene, me gustaría mantener el mismo al menos durante un mes seguido.
—Vas a necesitar lanzar un hechizo ‘impermeable’ sobre el mueble —comentó Sirius, atrayendo la atención de todos, que notaron que el animago observaba a Severus y a Harry con el ceño fruncido en señal de desaprobación.
—Impermeable no es invulnerable, como el nombre sugiere —contestó Severus con calma—. Especialmente, cuando están involucrados estudiantes de Pociones.
—En ese caso, pensaría que, como su profesor, deberías tener un ojo vigilante sobre esos dos —sus ojos observaban con dureza al Slytherin, ignorando la mirada enojada que le estaba lanzando Remus.
—Sirius, detente —exigió Harry, antes que Severus pudiera contestar, haciendo que los demás notaran su expresión enojada—. Estás siendo insoportable.
El hombre frunció el ceño.
—Sólo estaba hacienda un comentario, Harry, en un intento por ayudar.
El chico bufó, furioso.
—Oh, sí, claro. Es de tanta ayuda que hagas comentarios sobre la enseñanza cuando tú no tienes ni la más ligera habilidad. Si me hubiera dejado guiar por ti cuando estaba aprendiendo a ser animago, hubiera terminado matándome a mi mismo, a causa de todos los detalles que olvidaste.
—¡Al menos nunca tomé ventaja de nadie a quien se suponía estaba enseñando! —replicó acaloradamente, mirando a Harry con furia—. Se suponía que él era tu profesor, no que te convirtiera en su discípulo sexual*
—Quizás yo solo sea un discípulo sexual, Sirius, si es que quieres llamarme así —contestó Harry rotundamente, sus ojos duros y enfadados—, pero al menos él no tiene una esposa y un niño.
Los ojos de Ron se abrieron de par en par, mientras Hermione se mordía el labio inferior y Remus bajaba la vista hacia la mesa.
—¡¿Cómo te atreves a compararlo con James?! —exclamó Sirius—. ¡No sabes de lo que estás hablando!
—Ni tampoco tú —espetó, en el mismo tono rotundo y molesto—. Estás haciendo suposiciones, basado en estúpidos prejuicios y rencillas infantiles que deberían haber terminado hace mucho tiempo.
—No tienes derecho a llamarme infantil —gritó Sirius—, ¡saltando en una relación con el primer bastardo que te da un poco de diversión! ¡Estás desperdiciando tu vida con él porque tienes miedo de salir de aquí!
—¡Ustedes dos, deténganse! —exclamó Hermione con voz fuerte, logrando que los demás la observaran con sorpresa, mientras miraba con severidad primero a Harry, quien iba a abrir la boca para replicar, y luego a Sirius—. ¡Ambos están actuando como niños de cuatro años que necesitan desesperadamente una siesta!
Harry bufó y cruzó los brazos sobre el pecho, pero no dijo nada más. La mano de Severus en su hombro le apretó para tranquilizarlo, mientras se acercaba un paso, dejando que reclinara su espalda contra él.
Dean habló antes que nadie más pudiera, mirando a Sirius con ferocidad.
—Harry no salta a una relación con la primera persona que lo mira, señor Black. Si lo hiciera, hubiera estado en la cama de Oliver Wood desde el día que ganó su primer partido contra Slytherin, o mínimo en mi cama desde hace años —el animago se mostró sorprendido y molesto, abriendo la boca para argumentar con vehemencia, pero la cerró con un chasquido mientras Dean proseguía—. Si desea llamar a alguno de los presentes puta, al menos elija a la persona correcta. Yo he dormido con más personas esta mañana que Harry en toda su vida, y me atrevería a apostar que todos aquí le ganarían por mucho, incluso usted.
Se levantó de repente, mirando al chico de ojos verdes y dándole una rápida sonrisa, que fue apenas ligeramente forzada, mientras agregaba:
>>Hedwig puede encontrarme cuando quieras hablar, Harry, dondequiera que yo ande. Mándame una nota y podremos almorzar o algo —miró al otro lado de la mesa, a Hermione y Ron, y les sonrió, evitando mirar en dirección de Sirius—. Los veré en la fiesta —se giró para alejarse, pero apenas había dado unos cuantos pasos cuando miró hacia atrás y añadió—: Creo que es un hombre muy afortunado, profesor Snape.
—Estoy de acuerdo, Dean —contestó Severus tranquilamente, sonriendo—. Gracias.
El chico asintió y giró de nuevo, caminando con rapidez a lo largo de las mesas y saliendo del recinto.
Durante un rato, las seis personas que permanecieron en la mesa Gryffindor mantuvieron un incómodo silencio, pues ninguno estaba muy seguro de qué decir. Finalmente, Harry miró a Sirius y musito con calma.
—Eres mi padrino, y fuiste el mejor amigo de mi padre. Me importas mucho, pero ni siquiera intentes hacerme elegir entre Severus y tú. Si lo haces, estarás escogiendo por mí. Sev nunca me pediría algo así, porque sabe que tu y Remus son lo más cercano que tengo a una familia, junto con Hermione y los Weasley.
El hombre bajó la vista hacia la mesa, reflexionando, y luego la volvió a levantar para mirar a su ahijado.
—Es sólo… Es malditamente duro verte con alguien que James y yo odiamos tanto. Sería como si yo durmiera con Lucius Malfoy y te lo restregara en la cara.
Harry no supo que decir ante eso, pero Severus sí, y habló serenamente:
—Fue igual de duro ver a Lily con alguien que me odiaba tanto, y sin razón. Ella era mi mejor amiga, y tú y tu amigo hicieron lo imposible para que dejara de hablarle, sólo porque James no quería competencia por su tiempo —Sirius bajo la vista, sabiendo que era cierto, y el otro continuó—: Creo que veinte años es mucho tiempo para conservar rencillas, Sirius. En los últimos años, finalmente me he dado cuenta que tengo que permitir dejar atrás mi pasado para poder mejorar mi futuro. Me gustaría mucho construir un futuro para mí que incluyera a Harry.
—Bien dicho, Severus —afirmó Remus, hacienda que Sirius levantara nuevamente la cabeza—. Sabes que yo nunca animaría a Harry a cometer un error, Hocicos. El último año he pasado mucho tiempo con él y con Severus —sonrió de repente y agregó—: Creo que estarán bien juntos, y sé que Severus nunca le hará daño.
—Gracias —dijo Harry, consiguiendo nuevamente la atención de Remus y Sirius—. Ésta no fue una decisión repentina, Sirius, y no lo hice a la ligera. Yo había esperado que fueras feliz por mí, pero me conformaré con que al menos toleres el hecho de que lo amo. Quiero estar con él, y estoy muy feliz de que haya sido lo bastante amable como para permitirme quedarme.
—Puro egoísmo de mi parte —comentó Severus con calma, logrando que el joven levantara los ojos hacia él. Le regaló una sonrisa gentil y agregó—: Me siento veinte años más joven cuando estoy contigo, y mucho más humano también. Ya no podría ser feliz sin ti, Harry.
Él le devolvió la sonrisa, sus ojos verdes brillando, Sirius los observó sonreírse mutuamente por unos instantes antes de decir repentinamente:
—Soy un idiota, todos lo sabemos. Obviamente, ustedes dos se pertenecen uno al otro —Harry rió, sorprendido, y vio que Sirius le sonreía, aunque había una hosca expresión de derrota en sus ojos—. Me gustaría disculparme con ambos, por ser el mayor cretino del mundo.
—¡No, ése es Percy! —intervino Ron, riendo—. Es la descripción en su trabajo y todo.
Hermione le dio un pequeño empujón, sonriendo mientras Severus miraba a Sirius y decía:
—Disculpa aceptada.
Harry asintió rápidamente.
—Y gracias.
Sirius dio a su ahijado otra sonrisa que no alcanzó sus ojos y, repentinamente, pareció recordar algo; miró su reloj antes de pararse de un salto.
¡Caray! Tengo que correr. Se supone que debo estar en la oficina en diez minutos. Ron, Hermione, felicitaciones de nuevo, e invítenme a la boda.
La chica sonrió, asintiendo, y su novio exclamo:
—¡Definitivamente!
Sirius hizo un gesto hacia ellos y luego miró a Harry, diciendo simplemente:
—Se feliz.
Su ahijadol asintió, sonriendo, mientras Severus decía tranquilamente:
—Lo será. Yo me encargaré de eso.
Sirius le dio una sonrisa que se veía forzada y palmeó el hombro de Remus, preguntando:
—¿Vienes, Moony?
Remus asintió, parándose y sonriendo a Ron y Hermione, mientras el animago se apresuraba hacia las puertas de entrada.
—Ha sido un placer enseñar a ambos.
Hermione le sonrió.
—Fue un privilegio, profesor Lupin.
El hombre sonrió ampliamente, alargando la mano para palmear su hombro y decir.
—Remus, Hermione. Ahora sólo soy un amigo de la familia, no más títulos —ella rió bobamente y asintió, mientras él agregaba—: Los veré en la fiesta, sino antes. George me envió una invitación; parece que soy su profesor favorito, pero más bien creo que es porque voy a hacerlos aparecer en el Guinnes —todos los chicos se rieron mientras Remus les hacía una mueca y, saludando con la mano, comenzaba a trotar hacia la puerta.
Hermione se levantó con expresión renuente.
—También debemos irnos. Mis padres nos esperan para comer.**
Ron se levantó a su vez, haciendo una mueca mientras comentaba:
—Y luego mamá nos espera para el té de la tarde. Va a hacer que Bill y Charlie vengan a la fiesta, porque está orgullosa de que yo consiguiera más EXTASIs que Percy. Ahora, si no paso mis exámenes de Auror, va a matarme.
Harry se echó a reír.
—Entonces, es mejor que los tomes pronto, antes que te olvides de todo.
La expresión de Ron se iluminó.
—¡Ey, no se me había ocurrido! ¡Ya que he estado estudiando los tres últimos meses, puedo muy bien hacer buen uso de eso! —hizo un guiño a Harry—. ¡Gracias!
Su novia tomé su mano, sonriéndoles a Harry y a Severus.
—Los veremos pronto. Disfruten de la paz y quietud.
Severus asintió, y Harry dijo, sonriente:
—Lo haremos, definitivamente. Cuídense.
Sin palabras, Hermione asintió, sus ojos llenos de repentinas lágrimas a través de las que estaba sonriendo. Comenzó a arrastrar a Ron hacia la puerta, mientras el pelirrojo sonría y contestaba.
—Tú también. Ambos.
De pronto, Hermione se detuvo y dio vuelta, sonriendo con travesura, mientras decía:
—¡Invítennos a la boda!
Tanto Harry como Severus se echaron a reír mientras Ron añadía:
—¡Y recuerda que vas a ser el padrino en la mía, Harry! —arrastró a su novia por el umbral antes que ella pudiera decir nada más, dejando a los otros dos solos en el comedor.
Por unos minutos, el profesor de Pociones observó mientras su aprendiz bajaba la vista hasta la mesa, antes de acercarse un poco a él, poniendo las manos en sus hombros y preguntando suavemente:
—¿Estás bien, Harry?
Éste se inclinó contra Severus, mientras cerraba los ojos y disfrutaba el hecho de que, finalmente, tenía alguien en quien apoyarse, figurada y literalmente.
—Sí —contestó quedamente luego de un par de minutos—. Es sólo que los extrañaré.
—Sé que lo harás —musitó, frotando sus hombros con gentileza—. Podrías haberte ido hoy con ellos. Estoy seguro que habrías sido bienvenido, Harry.
Éste sacudió ligeramente la cabeza, abriendo los ojos al tiempo que la inclinaba un poco más para mirar a Severus.
—Éste es su gran día; el día de ser los héroes de sus familias, por haberlo hecho tan bien en la escuela. Merecen ser el centro de atención, y compartir el momento sólo ellos dos, no teniendo ahí al Mocoso-Que-No-Murió.
Severus sonrió suavemente, mirándolo mientras movía la mano para acariciar ligeramente su mejilla.
—Eres muy buen amigo de ellos, Harry; y sabio para tu edad.
El joven recostó su mejilla sobre la cálida mano, regalándole una repentina sonrisa.
—He tenido muchas cosas con que lidiar, a mi edad.
El mago mayor rió entre dientes.
—Supongo que sí —lo miró un poco más y palmeó su hombro, diciendo con calma—. Preferiría pasar el día solo contigo, pero tengo que ir a buscar algunas cosas. ¿Te gustaría venir conmigo?
Harry sonrió mientras sus ojos se iluminaban.
—¡Definitivamente! ¿Dónde vamos?
—A Londres, y luego a Glastonbury —informó, sonriendo ante el entusiasmo juvenil—. Pero primero tenemos que ir a nuestras habitaciones, para cambiarnos.
Harry hizo un puchero evidentemente fingido.
—Pero estas ropas son cómodas.
El Profesor bufó suavemente, sonriendo mientras se alejaba de él y comenzaba a caminar hacia la puerta, al parecer, sin notar cuando el chico saltó y lo siguió.
>>Serás acosado si te presentas en público así, Harry, especialmente en las áreas mágicas.
Harry se observó a si mismo con sorpresa, y luego miró a Severus mientras preguntaba:
—¿Qué está mal con mi ropa? Todos llevan jeans y camisetas.
—Entre los muggles sí, Harry, pero te recuerdo que la mayoría de ellos no usa jeans que se le pegan al cuerpo como una segunda piel —contestó, con el tono de alguien que está explicando algo extremadamente simple, que no requería explicación alguna—. Esos pantalones no dejan absolutamente nada a la imaginación, y aunque te quedan muy bien, no es algo que me gustaría compartir con completos extraños.
Harry sonrió ante eso, apurándose para alcanzarlo y caminar a su lado en vez de detrás de él, mientras giraban hacia el pasillo que conducía hacia las mazmorras.
—¿Te gusta como me lucen?
El Profesor le lanzó una muy conocida mirada que claramente le decía que era un idiota.
—Harry, hasta a las baldosas les gustaría como te ves con esos jeans. Dado que definitivamente no soy de piedra, es muy seguro decir que disfruto la vista.
—Si te gustan, es mayor razón para que me los deje puestos.
—Estás olvidando un detalle, Harry —Severus se veía divertido—. No quiero que la gente esté todo el día mirándote con eso puesto, especialmente en los círculos del mundo mágico. Te ganarías una definitiva reputación, y también yo, por dejar que te vistas de esa manera en público.
La sonrisa de Harry se amplió un tanto, mientras se detenían frente a la puerta de sus aposentos y Severus tocaba la pared y murmuraba la palabra clave. Entonces, murmuró:
—Ellos pueden mirar, Sev, pero no pueden tocar.
—Más vale que no —convino Severus, con una sonrisa de suficiencia, al tiempo que atravesaba el umbral—. No soy un hombre muy agradable y no comparto en absoluto.
Harry lo siguió al interior, riendo mientras dejaba que la puerta se cerrara tras ellos.
N/T: *La palabra original es catamite, que en la antigüedad eran chicos muy jóvenes que se designaban para dar placer a hombres mayores, casi en una relación de pederastía
** Por lo que vi, la palabra original, brunch, se refiere a una combinación de almuerzo-desayuno. No encontré palabra en español para eso, por eso puse comer.
Última edición por alisevv el Dom Abr 10, 2016 5:37 pm, editado 5 veces | |
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