La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Wrapped Around His Finger. Capítulo 8

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alisevv

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MensajeTema: Wrapped Around His Finger. Capítulo 8   Wrapped Around His Finger. Capítulo 8 I_icon_minitimeSáb Jun 27, 2009 8:22 pm

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Durante Historia de la Magia, los Gryffindors, finalmente, decidieron tener su fiesta de fin de curso el segundo fin de semana luego de concluir la escuela, de forma que todos los amigos pudieran asistir. Tanto a Ron como a Dean les gustaba el día programado para la fiesta, pero estaban en lados opuestos de la discusión en cuanto a otros arreglos, y ninguno quería ceder. No cesaron su discusión cuando la clase finalizó, y se encaminaron hacia las mazmorras mientras iban y venían acaloradamente sobre el asunto.

Harry y Hermione los siguieron a lo largo de los pasillos, rumbo a la clase de Pociones, escuchando perplejos como los otros dos argumentaban, e interviniendo con una que otra palabra de vez en cuando. El quid de la discordia era simple, y un poco tonto en opinión de Hermione, aunque tanto ella como Harry podían comprender completamente la posición de Dean.

Ron hubiera disfrutado dejar la fiesta de su clase en las manos de Fred y George incluso aunque el festejo no hubiera estado tan bien financiado como lo estaría. Sortilegios Weasley estaba funcionando tan bien que los gemelos habían aceptado pagar por la fiesta como un obsequio de graduación para toda la clase, una sorpresa más que bienvenida por los Gryffindor. Dean no tenía problema con eso, y estaba apropiadamente agradecido hacia los gemelos, pero la sugerencia de Seamus, de que consiguieran que Fred y George les prestaran una máquina de karaoke, era una historia completamente distinta.

La particular máquina de karaoke en cuestión tenía una maldición, que hacía que cualquiera que estuviera sosteniendo el micrófono, bailara y cantara una canción, sin importar si querían o no. Combinado al hecho de que la máquina de karaoke elegía la canción por ti, convertía la fiesta en algo hilarante para todos, excepto para el pobre desafortunado que era embaucado para cantar. Ron había lidiado con esa máquina en la última fiesta a la que había asistido y había cantado No Surrender, de Bruce Springsteen, canción que nunca antes había oído pero decidió que le gustaba mucho. Él y la mayoría de los demás no veían razón para no arriesgarse nuevamente, pero Dean proclamaba que todavía tenía pesadillas sobre su propia experiencia con la máquina.

Dean había aceptado cantar algo en la fiesta de Fred y George, y cuando tomó el micrófono, había terminado enganchado con Like a Virgen, de Madonna. (*) La máquina lo había forzado a ejecutar, sobre una conveniente mesa, la coreografía completa de su famosa ejecución en televisión. No sólo se había comportado como un completo tonto, sino que se había desgarrado varios músculos con los cuales estaba muy encariñado, y no había sido capaz de pararse cuando la canción terminó. Había necesitado una droga contra el dolor para poder caminar hasta la red flu, y tenido que permanecer acostado por más de una semana después de eso, demasiado avergonzado para acudir a San Mungo. Así que, no tenía deseo alguno de repetir la actuación.

Los cuatro acababan de llegar a sus pupitres para sentarse cuando Severus habló, silenciando a Ron y a Dean.

—Habrán notado que Draco no está aquí. Está dispensado de asistir a la clase, pues tiene una reunión con el profesor Dumbledore. Potter, ¿puedo hablarle un momento?

—Sí, señor —contestó de inmediato, levantando el libro que había traído para leer. Era otro de los ejemplares que Remus le había cedido de la Biblioteca Black, y Harry lo llevó consigo mientras se acercaba presuroso al escritorio de Severus, ante la posibilidad de que éste fuera un libro en el que el Profesor también estuviera interesado. Conociendo a Remus, debía ser otro ejemplar raro, pese a que el título, Comprendiendo los Principios del Trabajo con Pociones, sonara vagamente parecido a un libro de texto de primer año.

—¿Ya pensaste sobre aceptar el puesto, Harry? —preguntó Severus, mientras el chico se detenía al lado de su escritorio; el hombre lucía tan reservado e impasible como de costumbre, pero tenía un brillo en los ojos que hizo sonreír a Harry. Éste había pasado meses observando al maestro en cada oportunidad posible y rara vez dejaba de notar cuando algo le divertía. Ese brillo en sus ojos siempre lo delataba.

—Sí, lo hice —contestó, ignorando las miradas de curiosidad del resto de la clase mientras le sonreía y dejaba el libro sobre su escritorio—. Voy a aceptar, si no te importa, Sev. Creo que puedo ser capaz de hacer algo bueno siendo profesor de Vuelo, especialmente por los Slytherin. Necesitan mucha ayuda si quieren tener una participación decente en quidditch el año entrante.

—¡Tú, maldito traidor! —exclamó Seamus, saltando de su asiento—. ¡¿Vas a ayudar a los jodidos Slytherin en contra de tu propia maldita Casa?!

—Ya fue suficiente, Finnegan —advirtió Severus, mientras se levantaba, lanzando a Seamus una dura mirada—. Si es incapaz de cuidar su lenguaje en presencia de las jóvenes damas, estoy bastante seguro que puedo controlar su boca.

El chico se sentó rápidamente, pero continuó mirando a Harry con furia, mientras murmuraba:

—Sí, señor.

Severus se movió para pararse delante de su escritorio, mientras fruncía el ceño a Seamus y proseguía:

—Yo, personalmente, hubiera pensado que podrían mostrar un poco más de la tan aclamada lealtad Gryffindor y darle a su compañero de Casa el beneficio de la duda, antes de comenzar a llamarlo traidor. Evidentemente, esperé demasiado de ustedes.

Seamus enrojeció, su ceño fruncido debilitándose mientras tomaba consciencia de que sus compañeros lo miraban como si estuviera loco. Todavía ruborizado, permaneció en silencio por casi un minuto, antes que su expresión se endureciera de nuevo y espetara:

—Él dijo que estaba planeando ayudar a los otros equipos. Está siendo un traidor… Señor.

Dean bufó y se inclinó sobre su escritorio para golpear la cabeza de su amigo por detrás.

Cállate, Seamus, es de Harry Potter de quien estás hablando. Él no se volvería contra sus amigos por nada ni por nadie, y tú sabes eso malditamente bien.

—Sí, Seamus, estás portándote como un estúpido —agregó Neville, sentado a su lado—. El próximo curso, el equipo de Slytherin no tiene ni un jugador con experiencia; necesitarán toda la ayuda que puedan conseguir.

Finnigan le lanzó una mirada desagradable y abrió la boca para replicar acaloradamente, pero no tuvo oportunidad, pues Hermione lo cortó, diciendo firmemente:

—Y no necesitamos un nuevo año de Slytherins odiando al mundo porque los Gryffindor no los ayudamos —Seamus la miró y de nuevo abrió la boca para argumentar, pero fue como si ella no lo hubiera notado—. Es tanto culpa nuestra como de cualquiera el que muchos de los Slytherin de nuestro curso se convirtieran en Mortífagos. No les dimos mucho de donde elegir.

—Muy astuta, Granger —comentó Severus—. Quince puntos para Gryffindor.

Todos los estudiantes lo miraron, impactados, pues nunca había dado puntos a su Casa, especialmente durante la última semana del curso.

Severus ojeó la habitación, mirando a cada uno a los ojos, mientras decía con calma:

>>Granger tiene mucha razón. La mayoría de los que se fueron con Voldemort no tenían amigos fuera de la Casa Slytherin, y nadie del lado de la luz que se interesara en si querían que las cosas fueran de forma distinta a lo que sus familias habían planeado para ellos. Draco creció conociéndome muy bien, y para el momento en que comenzó su quinto año, confiaba en mí más que en sus parientes consanguíneos, por diversas razones que no voy a explicar aquí. Se unió a nosotros cuando llegó el momento de elegir porque confió en mi buen juicio. Confió en que me encargaría de que no fuera tan desacreditado como yo. Pero los demás estudiantes no asumirían riesgos similares con sus herencias.

—Entonces, por lo que están diciendo —indagó Parvati con cierta timidez—, ¿si Harry hace un esfuerzo con los de primero el próximo curso, podría detener las rencillas?

Severus se inclinó contra el frente de su escritorio.

—Eso creo, sí. Cinco puntos para Gryffindor.

Hermione habló casi tan pronto como Severus terminó, agregando:

—Creo que Harry podría hacer mucho para poner fin al odio. La enemistad ha durado tanto tiempo, que ninguno de aquellos que están luchando saben ya las razones. A los de primer año, simplemente se les dice que deben odiar a otros estudiantes porque así hacen en la Casa que fueron sorteados.

Seamus miró a Harry con algo más de respeto, inquiriendo:

—¿Así que, como Aprendiz de Snape, tratarás de detener la rivalidad entre Casas?

Todos en la habitación miraron al moreno, quien se movió ligeramente bajo la repentina atención.

—Espero poder ayudar a que vean que el tiempo de luchar unos contra otros terminó ahora que Voldemort no está, pero ésa no es la razón por la que voy a quedarme aquí. Me quedaré porque estoy donde pertenezco.

—En Hogwarts —pronunció Dean, observándolo interrogante.

Harry sacudió la cabeza y miró a Severus, mientras tragaba con fuerza y decía quedamente:

—Con el hombre que amo.

—Bien —dijo Dean, a nadie en particular, mientras de los estudiantes brotaban exclamaciones de incredulidad—, eso explica porqué este chico me dijo que ya estaba tomado.

Severus lanzó a Harry una sonrisa irónica, que era casi extraña ante la suave luz de felicidad que iluminaba sus ojos, ignorando los murmullos de los estudiantes, que se calmaron casi inmediatamente para escuchar cual sería su respuesta.

—Tú nunca haces nada a medias, Harry, ¿cierto? —preguntó, con tono perplejo—. Siempre demasiado parlanchín para tu propio bien.

Harry, aliviado, hizo una mueca traviesa.

—Quizás puedas enseñarme a mantenerme tranquilo.

Severus se echó a reír, sobresaltando a varios estudiantes y haciendo que le miraran fijamente.

—Soy el mejor Maestro de Pociones de Gran Bretaña, Potter, pero no puedo hacer milagros.

Ron, Dean, y Parvati rieron por lo bajo ante eso, al tiempo que Harry sonreía y replicaba:

—Estoy seguro que podrás encontrar una manera para mantener mi boca ocupada, si de verdad piensas en ello.

Las cejas de Severus se elevaron y sus ojos se abrieron con asombro, y su aturdida expresión logró que Dean riera, mientras Parvati, Lavender y Hermione lanzaban algunas risitas. Un momento después, una pequeña sonrisa elevó las comisuras de la boca del Profesor, y cuando las mejillas de Harry enrojecieron ligeramente en respuesta, Severus tuvo que resistir la urgencia de hacer algo de lo que seguramente se arrepentiría después. En lugar de eso, bufó suavemente y dijo:

—Vas a arruinar mi reputación, Potter. Ve a sentarte y compórtate para variar.

—Sí, señor —contestó, mientras se daba vuelta para ir a sentarse junto a Hermione. Estaba feliz, no sólo por no haberse metido en problemas al provocar tan abiertamente a Severus, sino porque, además, el hombre había tomado todo como la broma que era y respondido en consecuencia.

El Profesor miró al resto de la clase, ignorando cuidadosamente a Harry, mientras decía.

—Por la forma en que circulan los chismes en esta escuela, estoy bastante seguro que ya habrán escuchado que los alumnos de sexto pasaron su hora esta mañana fregando sus pupitres, y los otros de séptimo limpiando el almacén. Dado que ésta es su última clase conmigo, si pueden mantenerse sin un torpe rugido, no tendrán un destino similar.

Ron y Dean se sonrieron uno al otro mientras las expresiones del resto de los estudiantes se iluminaban, pero Severus no les prestó atención.

>>Les pido que permanezcan en sus asientos e intenten actuar conforme a su edad —finalmente, miró hacia el lugar desde donde Harry estaba observándolo con una pequeña sonrisa, antes de bufar y agregar—: Y Harry, trata de no incitar otro motín.

—Sí, señor —contestó, ampliando su sonrisa.

Severus bufó de nuevo y dio la vuelta, levantando el libro que el joven de ojos verdes había dejado sobre su escritorio y dirigiéndose hacia el interior de su oficina.

—Te veré más tarde.

Todos los estudiantes se volvieron a mirar a Harry, quien enrojeció y preguntó:

—¿Qué? ¿Por qué todos están mirándome?

Dean resopló, sonriendo, antes de llegar hasta su amigo, esquivando el pupitre entre ellos.

—Quiero estrechar la mano de la razón por la que el profesor Snape nos dejó tener un periodo libre en lugar de ponernos a fregar calderos mugrientos.

Harry rió y estrechó la mano que le tendían, aunque protestó:

—Estoy seguro que él ya lo había planeado.

Parvati sacudió la cabeza.

—No según Padma. Justo antes de entrar a clase, me dijo que nosotros tendríamos que terminar de limpiar el almacén. Sólo está a medias, con todos los calderos pendientes por fregar.

—Ey, después de todo, resultaste bueno para algo, Harry —bromeó Ron, sonriendo y echándose hacia atrás cuando su amigo hizo un amague de arremeter contra él.

Dean rió y empujó a Ron, quien estaba distraído con el movimiento de Harry, casi sacándolo de la silla y ganándose una risita del chico de ojos verdes.

—Gracias, Dean.

—Cuando quieras —contestó con una amplia sonrisa, esquivando cuando Ron intento golpear su cabeza.

—Dije que actuaran según su edad, chicos, no por el tamaño de sus zapatos —se escuchó que Severus decía secamente desde su oficina, distrayendo a Ron y Dean, y haciendo que todos miraran en esa dirección. El maestro había dejado abierta la puerta de su oficina y los vigilaba por encima de Comprendiendo los Principios del Trabajo con Pociones—. Si estar sentados en sus pupitres no es un ejercicio físico lo suficientemente bueno para ustedes, Weasley y Thomas, ciertamente puedo encontrarles trabajo que hacer.

Los chicos sacudieron sus cabezas de inmediato.

—No, señor, estar sentados en nuestros pupitres está bien —declaró Dean.

Severus bufó y regresó su atención al libro, ignorando las risitas de Hermione y Parvati, mientras agregaba:

—Y tuvo razón por una vez, Weasley; Potter es bueno para algo. Sirve bastante bien como un mal ejemplo para el resto de ustedes.

—¡Ey! —exclamó Harry, sorprendido, mientras el resto de la clase empezaba a reír.

Severus sólo continuó revisando el índice del libro, sonriendo ligeramente para si mismo.



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La noche después que el festín de despedida de curso terminara, la sala común de Gryffindor se mostraba ruidosa y bulliciosa. Se había suscitado una fiesta improvisada entre los estudiantes, que estaban demasiado excitados para dormir luego de haber ganado la Copa de las Casas una vez más, y Seamus y Dean habían hecho un rápido viaje a Hogsmeade para proveer al grupo con cerveza de mantequilla y dulces. La mayoría de los más jóvenes se habían quedado a participar, dejando vacíos los dormitorios, excepto por algunas parejas que se habían escabullido para tener algo de privacidad antes de tener que separarse por el verano.

Las calificaciones ya habían sido publicadas en la sala común para cuando regresaron de la última clase del día. No había sido sorpresa para los de séptimo año que tanto Hermione como Harry tuvieran las máximas notas en cada materia, aunque Hermione había mascullado un poco por el hecho de que Harry tuviera más puntos que ella en Pociones y Transformaciones. En conjunto, la chica tenía los mejores EXTASIS de su año, más de lo que nadie podía recordar que hubiera conseguido estudiante alguno mientras ellos habían estado en la escuela. Ron había conseguido el quinto puesto, detrás de Dean y Parvati, y todos los Gryffindor habían logrado pasar sus materias, excepto Colin, quien había fracasado en Pociones Avanzadas de una forma abismal.

Harry, Ron, y Hermione estaban tan complacidos como el resto de los estudiantes, tanto por sus notas como por el hecho de haber terminado la escuela, pero no se unieron a la fiesta. Tan pronto como regresaron del festín, se dirigieron a la habitación de Harry a empacar sus cosas para que él pudiera mudarse a su nueva habitación, y pronto su excitación se había evaporado. Estaban serenos mientras comenzaron a reunir las cosas del moreno, sin desear realmente decir lo que había en sus mentes, ni pensar en el hecho de que tendrían que despedirse en la mañana. No se verían con mucha frecuencia una vez Ron y Hermione abandonaran Hogwarts, excepto en la fiesta que habían planificado, y no paso mucho rato antes que los tres se dieran cuenta al fin de que ya no disfrutaban tanto del final de su último curso.

Se ocuparon cada uno de una sección de la habitación, sin mirarse ni hablar, mientras guardaban las cosas en cajas para facilitar la mudanza. Ron había acudido inmediatamente a empacar los pocos efectos personales y la ropa de su amigo en el baúl, vaciando su guardarropa con sorprendente eficiencia. Harry se había dedicado a colocar sus libros en tres cajas conjuradas para la ocasión, y los estaba separando de acuerdo a qué libros no había leído todavía y cuáles podría querer hojear Severus. Hermione había tomado la tarea de organizar el escritorio, codificando cuidadosamente los bordes de cada pergamino, poniéndoles un color según la materia, antes de encogerlos y embalarlos por año.

Durante los últimos dos años, Harry había comenzado a comprar algunos artículos personales, ya que sabía que no regresaría con los Dursley. Había acumulado más libros en el último curso que en los cinco primeros juntos, y había guardado todos sus apuntes y tareas de sexto curso, como apoyo para el séptimo, otro lujo que no se había podido dar antes. Finalmente, a principios del último verano, había descubierto un hechizo de anteojos, y se había comprado un par que no se empañarían, ni caerían ni romperían. Un elegante par de botas de quidditch le había seguido pocas semanas más tarde, así como su propia túnica de juego, aunque fuera del campo todavía vestía con mucha más sencillez que los demás estudiantes. Sólo tenía sus túnicas escolares, un atuendo con una hermosa túnica verde oscuro que hacía que sus ojos parecieran dos veces más vivos, y algunos jeans y camisetas muggles que había traído al inicio de su sexto año y ya todos le quedaban pequeños. La mayoría de sus conocidos se desesperaban al verlo siempre con su uniforme; habitualmente, lo vestía incluso los fines de semana, y no se había puesto unos jeans desde que había comenzado el curso.

Finalmente, Harry elevó la mirada, mientras colocaba el último de sus libros, para ver que Ron estaba sentado al borde de su cama, al lado de su baúl abierto, observándolo con una expresión para nada feliz, mientras sus dedos jugueteaban con el uniforme que yacía olvidado en su regazo.

—Odio esto —dijo Ron de repente, frunciendo el ceño ante la lujosa túnica roja que estaba sosteniendo—. Se suponía que iríamos a Londres todos juntos, no separarnos para hacer cosas distintas, solos.

—No estarás solo, Ron. Vamos a compartir apartamento, ¿recuerdas? —argumentó Hermione, levantando la vista de los pergaminos—. No tendré que vivir en el campus de Oxford, así que estaremos juntos cada noche. Si apruebas tus exámenes, estarás con Tonks y los demás, así que vas a estar rodeado de amigos. Lo vas a disfrutar, Ron, sé que lo harás. Siempre quisiste ser Auror.

—¿Y si fallo? —replicó el pelirrojo, mirándola preocupado, mientras Harry caminaba hacia su guardarropa para terminar de empacar su ropa—. Si no puedo pasar las pruebas sin ustedes dos ayudándome, ¿entonces qué?

—Entonces, irás a trabajar con tu padre al Ministerio —razonó Hermione con calma, empezando nuevamente a alinear los rollos de pergamino en las dos cajas—. O podrías trabajar con Fred y George, sabemos que a ellos les encantaría tener tu ayuda a tiempo completo —la chica notó que Ron hacía una mueca ante la idea, así que agregó—: incluso podías estudiar medimagia conmigo, conseguiste suficientes calificaciones para eso.

—¡Oh, no —contestó, sacudiendo la cabeza vigorosamente—, de ningún modo me voy a enrolar en otros dos años de estudios! Yo sólo… —se interrumpió y suspiró; después de un nuevo suspiro, admitió suavemente—: Voy a extrañar esto. Pasamos siete años juntos todo el tiempo, excepto en los veranos, y ahora cada uno vamos a ser libres de hacer nuestras propias cosas. Da algo de miedo.

—Lo harás bien, Ron, no te preocupes —le tranquilizó Harry, lanzándole una sonrisa de ánimo, mientras colocaba su último par de jeans en el baúl.

—¿Qué hay sobre ti, Harry? —preguntó el pelirrojo, mirándolo con seriedad—. Todos los profesores han planeado sus veranos lejos de la escuela, incluso Hagrid, dado que no hay ningún estudiante que necesite quedarse. ¿Cómo harás para pasar todo el verano aquí sin otra compañía que Snape y los elfos domésticos?

Harry rió, sus ojos verdes brillando repentinamente con diversión.

—Ron, olvidas que Sev está en la cima de la lista de cosas que quiero hacer. Espero aprender mucho en las próximas ocho semanas.

Hermione rió ante eso, enrojeciendo, y Ron frunció la nariz y le lanzó a Harry su túnica de quidditch mientras exclamaba:

—¡Puagg! ¡Harry, eso es asqueroso!

El moreno se echo a reír y colocó con cuidado la túnica en el baúl.

—No, eso es la verdad. Estoy anhelando esas pocas semanas a solas con él. No puedo evitar que tú seas demasiado hetero como para poder apreciarlo.

Ron se estremeció, regalando a Harry una mala mirada.

—No es sólo que no me gusten los chicos, es que es él. Es feo como el pecado, y por si fuera poco, grasiento; nadie excepto tú querría de ese modo a Snape.

—Umm, eso no es muy cierto —intervino Hermione, haciendo que Ron la mirara, impactado. Cuando vio su expresión, ella agregó rápidamente—: A muchas de las chicas les gusta bastante su voz, y tiene unas manos lindas.

—¡Hermione! —exclamó Harry, riendo—. ¿Estás intentando decirnos que estás prendada de Severus?

—¡No! —negó rápidamente, enrojeciendo intensamente—. Ya no, en todo caso.

Harry rió más fuerte en tanto Ron comentaba:

—Es oficial: la locura es contagiosa —saltó de la cama, mirando a sus amigos, y se dirigió veloz hacia la puerta mientras añadía—: Me marcho de aquí antes que me contagie. Voy a empacar para no tener que hacerlo por la mañana —abrió la puerta, dejando entrar el sonido de la fiesta mientras se apresuraba a salir y cerrar tras él, con algo más de fuerza de la necesaria.

Harry y Hermione se miraron antes de estallar en carcajadas.



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Varias horas más tarde, Harry estaba sentado en su nueva habitación, el silencio casi insoportable ahora que Dobby se había ido. Había estado solo todas las noches de ese último año, así que estaba acostumbrado, pero de alguna forma, esa noche se sentía más solo que de costumbre. Aunque se encontraba agotado, estaba completamente despierto, el sueño huyendo de él mientras reflexionaba en su relación con Severus, o la falta de ella.

Aunque había mostrado un rostro valiente ante Hermione y Ron, no estaba muy seguro de cómo iban a transcurrir las siguientes ocho semanas. Temía el momento en que todos partieran al día siguiente, dejándolo en ese castillo grande y viejo sin más compañía que Severus y los elfos domésticos, a quienes no vería en absoluto a menos que bajara a las cocinas. El hecho de que Severus ya no pudiera mantener el ceño fruncido cuando él estaba cerca era un mudo testimonio de que ahora eran una especia de amigos, pero no estaba seguro sobre el resto de lo que pretendía ser. Deseaba estar tan cerca de Severus como fuera posible, tanto física como emocionalmente; sabía eso, pero no tenía ni la más ligera idea de cómo conseguirlo.

El flirteo amistoso era fácil para él, Remus decía que lo había heredado de su padre, pero no tenía idea de cómo avanzar a algo más serio. Seguro, en su cuarto año había perseguido a Cho Chang, pero lo había hecho sin la menor suerte hasta que ella comenzó a perseguirlo a él en su quinto año. Había pensado que entonces lo estaban haciendo bien, a pesar de su completa ineptitud en todo lo que se refería a las citas, hasta que ella le dijo una noche que debería encontrar un chico agradable para salir ya que, obviamente, era muy homosexual.

En aquel tiempo, Harry no tenía ni idea de porqué ella había llegado a esa conclusión y no habló a nadie realmente sobre eso, hasta que, finalmente, había decidido que tenía que hacer algo respecto al hecho de que no había intentado nada más mientras estaban besuqueándose. Por supuesto, luego de que hubiera tomado consciencia de eso, se dio cuenta que en verdad no deseaba intentar nada con ella. Poco después de eso, vio a George y Lee en las duchas luego de un partido, y llegó a la conclusión de que realmente era gay.

Y ahí estaba, con casi dieciocho años y sentado solo en medio de la oscuridad, en boxers, y con una vieja franela que le venía tan apretada que lucía como una segunda piel. Estaba demasiado despierto para dormir y demasiado cansado para encontrar algo constructivo que hacer, y el hombre con quien había estado teniendo sueños eróticos todo el año estaba durmiendo en la habitación de al lado.

Si fuera valiente, fingiría que necesitaba algo e iría a despertar a Severus, pero no tenía idea de lo que podría pedir. Dobby se había mostrado insoportablemente ansioso por complacerlo, y lo había dejado una hora antes con todo lo que pudiera llegar a necesitar, incluyendo un recipiente de chocolate caliente. Además, se sentía muy cobarde. Así que, sólo se acurrucó en el viejo sillón que había pedido a Dobby que trajera de su habitación, colocó los pies bajo si, y con una taza de chocolate tibio en su mano, quedó mirando fijamente las llamas de la chimenea.

Escuchó que una puerta se abría suavemente y levantó la vista para ver la luz fluyendo del baño, sorprendido al ver que había dejado entreabierta la puerta que daba al lugar.

Un momento después, Severus apareció en el umbral, mirando primero hacia la cama y luego hacia la chimenea, mientras hablaba.

—Pensaba que estarías durmiendo hace horas, Harry.

—No tenía sueño —contestó quedamente, resistiendo la urgencia de agregar algo más mientras tomaba un sorbo de su chocolate y observaba a Severus, quien vestía una fina bata verde, que había atado holgadamente alrededor de si mismo.

La bata dejaba una considerable porción del pecho pálido de Severus a la vista de la interesada mirada de Harry, y la capa de fino vello negro atraía su vista como un imán. Había pensado que Severus tendría un cuerpo sin pelo, dada la completa falta de barba en su rostro y de vello en el dorso de sus manos. Los oscuros rizos eran una sorpresa, y de repente, quiso correr sus dedos a través de ellos, para comprobar si eran tan suaves como parecían.

Severus se limitó a observarlo durante un buen rato, atraído por la imagen de Harry acurrucado ante la luz de las llamas, en el sillón repleto de almohadones, que de alguna forma lucía correcto en la habitación, a pesar de tener un tono más oscuro que el rojo Gryffindor. Las piernas de Harry estaban desnudas y brillaban bajo la luz del fuego, más pálidas y musculosas que lo que Severus hubiera esperado; luchaba contra la urgencia de mirarlas cuando, finalmente, preguntó con suavidad:

—¿Te gustaría algo que te ayudara a dormir?

Harry sacudió la cabeza con una sonrisa torcida.

—No tengo ni idea de qué hora es, pero estoy seguro que si tomo algo tan tarde, no despertaré a tiempo para ver partir a todos. Hermione y a Ron piensan irse justo después de desayunar.

Severus asintió, concediéndole el punto.

—Cierto, no es prudente dormir menos de ocho horas luego de haber tomado la poción para dormir sin sueños. El amanecer está a sólo tres horas de distancia.

El joven hizo una mueca y gimió, dejando que su cabeza cayera contra el respaldo del sillón.

—Entonces, es mejor que busque un libro, no tengo ni pizca de sueño.

—¿Te gustaría algo de compañía? —preguntó Severus suavemente, luego de un prolongado silencio, haciendo que Harry alzara la cabeza y lo mirara con sorpresa. El Profesor sintió que su rostro ardía ligeramente mientras agregaba—: Para hablar, quiero decir.

Harry parpadeó un par de veces, seguro de que había imaginado el rubor de Severus, y lo siguiente que dijo, lo hizo sin pensar.

—Claro, si quieres; aunque tampoco me importaría compañía de otra clase —tan pronto como terminó de decirlo, sus mejillas ardieron, pero prosiguió, decidiendo avergonzarse del todo ya y terminar con eso—. Yo sólo estaba deseando tener las agallas para decirte algo.

Severus lo miró por un largo momento con el rostro inescrutable, antes de decir serenamente:

—Enseguida regreso.

Harry observó con los ojos muy abiertos mientras el hombre regresaba al cuarto de baño y cerraba la puerta tras él. Continuó mirando la puerta por largo rato antes de regresar su atención a las llamas, intentando decidir si estaba deseando que Severus regresara para hablar o para algo más. Notó que su cuerpo reaccionaba ante el pensamiento de hacer algo más y nuevamente regresó el rubor rojo brillante, lamentando no estar vistiendo una túnica. Se movió en el sillón para que su excitación no fuera muy obvia, justo en el momento que la puerta del baño se abría de nuevo, para cerrarse casi de inmediato.

—¿Ya te decidiste, Harry? —indagó Severus, atrayendo la mirada verde hacia la oscura esquina donde se encontraba—. ¿Dormir o charlar?

El Gryffindor lo miró un buen rato antes de tragar con fuerza y decir quedamente:

—¿Dormir?

—No suenes tan seguro, Harry —replicó irónicamente, sus labios curvados en una ligera sonrisa—. Puedes hacer que me empiece a preguntar si ya te arrepentiste de que me quedara.

Harry dejó su taza a un lado y se levantó, alejándose rápidamente del fuego para que Severus sólo pudiera ver su silueta mientras se dirigía a la cama. Se detuvo cerca del pie de ésta, mirando seriamente a Severus mientras decía suavemente:

—No me arrepiento, sólo estoy sorprendido. Pensé que sería mucho más difícil acercarme a ti.

El hombre rió suavemente y se giró hacia la cama, inclinándose para retirar las cobijas.

—No dije que tendría sexo contigo, Harry. Dormir nunca hizo daño a nadie, y rara vez es un error a las tres de la mañana.

Desató el cinturón de su bata y Harry tragó con fuerza, observando con avidez mientras se recuperaba de la visión de toda esa piel pálida y los boxers verde oscuro, a juego con la bata. Severus acomodó la bata a los pies de la cama y finalmente, notando los ojos fijos del Gryffindor, le lanzó una mirada divertida.

>>Harry, se que has visto un hombre en ropa interior antes. Tú mismo lo eres, y has compartido vestuarios con todo el equipo de quidditch durante los últimos siete años, pero adelante y da un buen vistazo si te apetece.

—Lo siento —se ruborizó hasta un rojo brillante y apartó la mirada, esperando fervientemente que Severus no hiciera ningún comentario acerca de lo muy excitado que estaba—. No quise mirar así.

—No te disculpes —musitó más quedamente, haciendo que el muchacho levantara la vista, para encontrar en su rostro una extraña expresión que no reconocía. Severus se giró para treparse a la cama, colocándose en el lado más alejado y acostándose cómodamente mientras palmeaba el lugar junto a él—. Vamos, Harry, necesitas dormir un poco.

Él vaciló un momento más y luego se deslizó bajo las cobijas, evitando cuidadosamente tocar, e incluso mirar, a Severus, mientras se acostaba muy tieso.

El profesor suspiró después de unos momentos y señaló pacientemente:

—Harry, no te voy a morder. Nunca te dormirás a menos que te relajes.

—No estoy muy seguro de poder hacerlo —contestó Harry suavemente, sintiendo que estaba ruborizado hasta la punta de los pies—. Todo lo que puedo pensar es que finalmente estoy en la cama contigo.

Severus se giró de lado, elevándose sobre un codo mientras observaba a su Aprendiz, quien estaba mirando al techo y todavía llevaba puestos sus anteojos.

—¿Preferirías que me fuera?

—¡No! —contestó, casi demasiado alto, antes de enrojecer más aún y cerrar los ojos, mortificado—. Aunque, quizás deberías. Nunca me dormiré contigo tan cerca.

Severus lo miró un momento y preguntó, repentinamente:

—¿Confías en mí realmente, Harry?

El joven abrió los ojos para mirarlo con sorpresa.

—Por supuesto que sí.

El otro sonrió.

—Bien. Quítate los anteojos y gírate de lado, dándome la espalda.

Lo miró por un momento, su corazón latiendo frenéticamente, antes de rodar de lado y colocar sus lentes en la mesilla de noche. Se movió un poco para conseguir una posición más cómoda, y abría la boca para preguntar justo en el momento que la cama se movió. Jadeó suavemente al sentir que Severus se le acercaba por detrás, deslizando sus brazos alrededor de él y atrayéndolo gentilmente hasta lograr que su espalda chocara contra el sólido pecho.

—Ahora, relájate —susurró en su oído—, y trata de dormir un rato.

Harry se estremeció mientras el cálido aliento del hombre caía sobre su cuello y oreja, y tragó con fuerza ante la inconfundible sensación de una erección contra su trasero.

—Esto realmente no ayuda, ¿sabes?

Severus rió entre dientes y frotó suavemente su estómago, mientras repetía quedamente:

—Relájate, Harry.

El joven volvió a tragar con fuerza y asintió brevemente, moviéndose para recostar su espalda contra el pecho de Severus con un poco más de firmeza, y permaneció muy tieso mientras cerraba los ojos, deseando memorizar el desconocido pero bienvenido sentimiento de ser sostenido. El mago mayor mantuvo la respiración lenta y regular sobre su hombro, mientras los largos dedos frotaban con delicadeza la fina tela de algodón que cubría su estómago. Pronto, Harry se relajó, casi a pesar de si mismo. Cayó dormido después de pocos minutos, sintiéndose seguro y más amado que nunca antes en toda su vida.





sevWrapped Around His Finger. Capítulo 8 Cap.9_zpsssl6fatxharry


Última edición por alisevv el Dom Abr 10, 2016 4:55 pm, editado 6 veces
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Yuki Fer
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 8   Wrapped Around His Finger. Capítulo 8 I_icon_minitimeMar Jun 17, 2014 2:40 pm

oh por dios pero que escena pero que escenaa.... *o*
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 8   Wrapped Around His Finger. Capítulo 8 I_icon_minitimeJue Jun 19, 2014 10:35 pm

me encanto, la ultima escena es genial, por fina Harry esta durmiendo con Severus
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 8   Wrapped Around His Finger. Capítulo 8 I_icon_minitimeMar Sep 15, 2015 5:20 pm

Jajajja este capitulo me encanta, sobre todo por la interacción de Severus con los alumnos de
Gryffindor y como les consiente jajajaja, ellos si con clase libre mientras los demás, limpiando y ordenando jajjaja.

Pero la convivencia de Harry y Seveus me derrite es que Sev están increíble me encanta la forma en que trata a Harry, Severus es maravillosos
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MensajeTema: Re: Wrapped Around His Finger. Capítulo 8   Wrapped Around His Finger. Capítulo 8 I_icon_minitime

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Wrapped Around His Finger. Capítulo 8
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