Un cielo negro, cuajado de estrellas brillaba a través de los polvorientos cristales del tercer piso del lado izquierdo.
Un silencio tan profundo que era casi ensordecedor parecía hechizar el Castillo… hasta Nick casi decapitado estaba dormido, con el cuerpo plateado medio atravesando un pared y la cabeza colgando precariamente de la gorgera, roncaba ligeramente.
Nada acorte con el estado de ánimo de Harry que subía los escalones de dos en dos y pisando con todo la fuerza que podía, apretando los puños y los dientes, estaba muy enojado, como pocas veces, con Snape para variar. Quería golpear algo, lanzar hechizos y decir palabrotas.
Estaba frustrado por no haber conseguido nada después de todo, y estaba más molesto consigo mismo por haber esperado algo, se sentía como un estúpido por partida doble por no haber logrado conseguir nada de Snape y por haber creído que podía obtener algo.
Justo en ese mal momento Peeves atravesó el techo colgando de cabeza con su pajarita girando como una loca, nada más verlo empezó a cantar a voz en cuello su rendición más grosera y trillada de “Potter, pipí en el pote” Harry que no estaba para soportar al Poltergeist justo ahora le taponó las fosas nasales con el hechizo que Lupin le había enseñado, este se marchó chillando y soltando maldiciones.
Para el moreno fue como un soplo de aire fresco, se sintió mejor al haber desquitado un poco la ira que le carcomía las entrañas, aunque había cedido muy fácilmente a la provocación de Peeves éste había elegido muy mal sus batallas. Al menos esta noche.
Con el corazón un poco más ligero, Harry caminó un poco más por el pasillo del tercer piso, preguntándose en donde podía pasar la noche, hacía rato que había pasado el toque de queda, se quedó mirando a los cuadros roncar y murmurar entre sueños.
Sintiéndose muy cansado de repente, decidió que pasaría la noche en el salón de Aritmancia de la profesora Vector, nunca había visto ese salón por dentro, tenía curiosidad y siendo honesto no quería dar otro paso.
La puerta cedió con un Portus normal, ningún hechizo de protección ni ninguna llave en especial. Agradeció a su buena estrella que la profesora fuera confiada. La puerta se abrió en completo silencio. Harry cerró por dentro con otro Portus, esperaba que ningún otro alumno y especialmente ninguna pareja de alumnos fuera escoger precisamente este salón como escondite.
Miró a la pizarra, un montón de números y runas se movían suavemente como peces en un acuario, alternando entre galimatías sin sentido y los últimos ejercicios que la profesora había dejado para la clase.
Sobre los pupitres no había nada. Un buen montón de diccionarios de runas en diversos estados de uso se amontonaban en el librero al fondo de la clase. Los libros que había en el escritorio destinado para el profesor estaban pulcramente ordenados en dos pilas de seis.
Por los cristales se filtraba la luz de una luna asombrosamente azul, le daba al salon un aspecto brumoso, casi de ensueño. Por inercia Harry se sentó en la silla de la profesora, tenía un cojín redondo bordado. Sobre el escritorio además de los libros había una pequeña planta en un tiesto, la planta era mágica por supuesto, pues estiraba sus hojas hacia la luz de la luna y los pétalos de sus flores giraban cambiando de color.
Maravillado con el descubrimiento Harry se desplomó sobre el escritorio apoyando la cabeza entre las manos, mirando la pequeña planta girar y girar, bostezó, como jugador de Quidditch, había aprendido desde su primer año un hechizo muy socorrido entre quienes pasaban mucho tiempo sobre escobas.
El hechizo de cojín de aire. Lo usó como almohada de emergencia, no duraba más que unas horas pero le evitaría el dolor de cuello. Como precaución ante cualquier eventualidad se echó por encima la capa invisible y cerró los ojos.
Como si las imágenes hubiesen estado esperando en su cerebro a que cerrara los ojos para dormir, empezó a soñar y más pronto que tarde a gritar de dolor.
*************
Severus no iba a poder dormir, no después de lo que había ocurrido con Potter hacía unas horas. No estaba de humor para mezclar delicados ingredientes, ni siquiera para destilar esencias, resolvió pues hacer la ronda por los pasillos, con la capa abrigando su cuerpo abandonó las mazmorras con paso sereno. Siempre era gratificante restar puntos a los alumnos y nada como castigar adolescentes hormonales para templar su ánimo.
Inevitablemente el pensar en la hormonas revolucionadas de sus estudiantes le devolvió como un disparo la imagen clara de Potter, atrapado entre su cuerpo y la pared de piedra.
¿De dónde demonios habría salido aquel pensamiento sin sentido? Potter era muy a su pesar importante para esta guerra, quizá incluso importante a un nivel mas personal, pero jamás había pensado así de nadie. Nunca. Potter tenía un físico... interesante...--fruhnció el ceño--y esos pensamientos no le estaban ayudando precisamente. Pese a toda la disciplina su cerebro le jugaba feas pasadas. Quería pensar que era solo que estaba bajo mucha presión.
Cambio conscientemente y por voluntad propia el hilo de sus pensamientos. La guerra. El no era ningún hipócrita sensiblero de los que abundaban en todas partes, no se consolaba pensando que podía sobrevivir, tenìa que forzarse a pensar como ganar, su posición en ambos bandos era cada día más precaria. Mucho se temía que llegaría el día en que se volviera insostenible.
Ambos bandos estaban seguros de su lealtad, pero cada vez con mayor frecuencia era el quien no sabía donde estaba su lealtad. O no le importaba. Tal vez no estuviera en ninguna parte. O si lo estaba estaba en el pasado. Realmente no se trataba de creencias en el bien o en el mal, es mas ni siquiera de principios, sobre hacer lo correcto, se trataba de su éstetica, la culpa por lo que le había ocurrido a Lily y su desesperada búsqueda por una expiación.
Y ahora, otra vez por encima de todo, Potter. Empeorándolo todo Potter y sus eternos problemas, ¿Como se las arreglaba para ser el protagonista sufrido de tantos conflictos?--pensó con sarcasmo--era algo que eludía toda su comprensión. No tenía ninguna lógica. Pero ocurría.
Había esperado que este día no llegase jamás, que su muerte aconteciera y no tuviera que enfrentarse con esto. Esperaba que Potter jamás se enterase de que había otra historia por contar, esperaba que el Señor Tenebroso no consiguiera las pruebas definitivas que le permitieran saber la verdad. Hubiera preferido que todo se quedara en un rumor.
Pero ahora ya todo estaba dicho, aún cuando Potter no podía siquiera imaginarse lo que le esperaba, todo estaba hecho. El Señor Tenebroso conseguiría lo que quería. Quisiera Potter o no.
El problema no era ese, suficiente tenía ya con mantenerse con vida el tiempo suficiente para procurar el triunfo de Potter en la guerra.
No por que creyera en Dumbledore, o por que creyera que los ideales de este lado de la guerra fueran más nobles o más puros. Si no por que este bando podría proporcionarle paz y asegurarle un futuro a Potter. El triunfo de Potter en la guerra, daría descanso a su querida Lily y por tanto también a su espíritu. Asegurando que Potter viviera pagaría su deuda.
Por desgracia las cosas nunca habían estado más turbias en su mente. Nunca se había tratado de sus propias necesidades, ni de sus deseos, anhelaba la expiación de su culpa a través de la lucha que hacía para que Potter pudiera triunfar y vivir.
Su mente irritada protestaba, rebelándose contra toda disciplina impuesta reclamando que sus deseos fueran escuchados. Aún cuando estos fueran totalmente suicidas. El Señor Tenebroso era una fuerza de temer. Del mismo modo y casi en el misma medida opuesta que Albus.
Ambos bandos habían descubierto que Potter era su carta de triunfo. Y ambas fieras lucharían por ello. Tanto Albus como el señor Tenebroso pretendían obtener algo de Potter y el señor Tenebroso que jamás se andaba con rodeos, se lo arrancaría así fuese por la fuerza. El verdadero problema y grave problema era que Severus no quería lo obtuviesen.
**************
Escuchó el grito antes de ver el Patronus que cabalgaba frenético hacia el. Volvió a escuchar el desgarrador grito que perforaba la oscuridad, cuando el enorme ciervo piafaba fuera de control y por ultimo sintió el ardiente dolor de Potter cuando las astas de su ciervo de plata se hundieron en su pecho y le atravesaron limpiamente el corazón.
*****************
El sueño estaba resultando ser cansino. Otra vez una imagen borrosa, nostálgica, casi tan añeja como un daguerrotipo, y Tom Riddle contándole mentiras. Sobre su origen. Sobre la relación que les unía. Sobre una verdad que él decía era la auténtica verdad.
Pero no podía ser verdad. El destino no podía ser tan cruel con nadie ni siquiera con él. Especialmente con él ¿Acaso no era suficiente? El destino disfrutaba con su angustia… Merlín lo ayudara, pero en realidad no podía quitarse de encima la idea de que quizá y solo quizá algo de todo lo que Tom barbotaba tuviese un poco de verdad.
--Se que tienes curiosidad—murmuró de pronto Tom Riddle.
--No. Por supuesto que no. No voy a creer ninguna de tus palabras. Ya te lo he dicho antes, esta mentira tuya es bastante estúpida. ¿Dónde están las pruebas?
--Ahórratelo, Harry. Olvidas que puedo verlo y… sentirlo. Estoy más cerca de ti de lo que nadie podrá estar jamás. Como ahora mismo. Puedo sentir la exquisita ira que te recorre, puedo sentir el odio pulsando en tus sienes. No lo reprimas Harry, nunca condenes tu resentimiento, el odio es poder, y el poder… el poder puede llegar a ser infinito. Así que… Snape… ¿Por qué le odias Harry? Dímelo y te honraré con su muerte.
--No te creo – La voz le había salido en un hilillo— El es tu espía ¿No es acaso quien te pasa toda la información de la guerra? No… no prometas cosas… que no harás ¿Qué harías sin esa información?—sentía el fondo del estómago helado.
--Te lo he dicho ya, ahórranoslo, es aburrido escucharte mentir. No puedes engañar a quien forma parte de ti. Sientes terror ¿Por qué será Harry? ¿Es acaso que te aterra la muerte…? Es culpa… O quizá…
--¿Quizá que?—la voz le salio esta vez mas firme de lo que esperaba, desafiante incluso. Sintió alivio.
Riddle sonrió de un modo horrible que al ojiverde no le gusto en absoluto, como si realmente pudiera ver a través de él esperaba que no, suplicaba por que no—Vamos Harry, creo que puedes hacer algo mejor que esto. Esta guerra ha cumplido su propósito y pronto más pronto de lo que crees no servirá a propósito alguno. Snape es la menor de mis preocupaciones.
Harry se quedó mudo. Incapaz de decir nada miró ligeramente boquiabierto a Tom.
--Hablaremos de lo que es realmente importante, hablemos de ti, ¿Recuerdas nuestra última conversación? Responde ahora y no tendré razón para lastimarte… Si no lo haces…
--¿Me matarás?—dijo reaccionando e interrumpiendo a Tom—No es algo nuevo para mi, si de verdad puedes hacer lo que dices, si de verdad puedes ver a través de mi, entonces ya debes saber que es desconcierto lo que me provocan tus palabras, ya debes saber que no lo acepto, no tengo intenciones de creer algo tan tonto como eso.
--Mi paciencia no es infinita, y esta llegando a su limite…
--¿Por qué haces esto?—saltó de pronto, a la desesperada— ¿Qué es lo que quieres? Tú siempre mientes, siempre hay algo más que no dices. Escondes cosas detrás de tus palabras. No es distinto esta vez. ¿Tanto disfrutas causándome daño? ¿Tanto es tu deseo por gobernar? Maldición ya basta ¿Qué es lo que quieres de mi?—odiaba escucharse al borde del llanto, pero detestaba más sentirse tan confuso y tan vulnerable. Sobre todo en presencia de este monstruo.
--El tiempo pasara Harry—declaró Tom mucho más calmado, dándole la espalda y echando a andar paseándose frente a él—madurarás y entenderás que no solo yo te he mentido. Que no solo yo te he puesto a prueba, manipulado y gobernado—enunció deteniéndose frente a él muy cerca y mirándolo directamente a los ojos—Entenderás las razones, hijo mío, aunque no las perdones.
--¡Cállate! ¡No te atrevas!—reaccionó Harry, no por que le estuviera diciendo algo horrible, que lo era, sino por que en los ojos de Riddle no parecía haber mentiras, no esta vez, al menos no respecto a eso y ese conocimiento era aun mas horrible que sus palabras—¡Eso no es posible! ¡Nadie puede creer una mentira como esa! James es mi padre. Lily es mi madre…
--Nunca conociste a tu madre, Harry. Tal vez es por ello que sólo recuerdas a la mujer que te aceptó como madre, que ingenua te acogió en su seno pensando que tú eras su verdadero hijo.
--- ¿De que estas hablando?
--- Los Potter no son tus padres, pero fueron padres a fin de cuentas.
---….---Nuevamente volvía a quedarse estupefacto, no comprendía…que rayos… La sonrisa de Tom se hizo más siniestra.
--Albus Dumbledore—sentenció para estupefacción de Harry.
-- ¿Qué tiene que ver el director contigo o con mis padres?
---Finalmente una pregunta sensata, pero algo ingenua—espetó Tom, recuperando su veneno—Harry, insultas tu propia inteligencia, se bien lo que sospechas tú mismo. ¿Por qué no me lo cuentas?
El ojiverde se removió incómodo, bajo la penetrante mirada de Tom Riddle, el rojo brillaba tanto y de un modo tan siniestro con su ira, que no pudo reprimir un escalofrío.
--- ¿Y bien?—preguntó irritado Riddle cuando el silencio se hizo insoportable.
Harry se rindió, estaba agotado y no tenía caso seguir aparentando, Voldemort lo sabía ya.
---… El no siempre dice la verdad—intentó.
---No, Harry, en realidad sabes que él nunca dice la verdad—corrigió—Te ha mentido desde siempre. En todos y cada uno de sus detalles ha moldeado tu existencia y todo lo que te rodea acorde a sus deseos. A sus propósitos. Dime Harry ¿No quieres saber lo que significa ser libre?
---Todo eso suena muy bien—dijo Harry volviendo a refugiarse en el cinismo—es mas te felicito por la creatividad, pero hay un fallo en tu estupenda mentira—dijo Harry con una sonrisa socarrona por fin había encontrado el fallo—Hasta este momento siempre has tratado de matarme. Por que lo harías…. ¿Por qué lo harías si todo lo que has dicho hasta ahora es verdad? Responde eso y quizá acceda a escucharte—dijo cruzándose de brazos.
--- ¿Qué te hace pensar que siempre he sabido yo mismo la verdad sobre ti? Quiero saber de dónde viene tu certeza…
---…. ¡De cada enfrentamiento! Desde el principio… has intentado matarme desde que tenia un año sabías que sería yo quien te derrotaría ¡quisiste matarme por que alguien te dijo la profecía! Pero… ¡No, espera no solo eso…! ¡Escucha yo…!—daba igual la clase de trucos mentales que estuviera usando Tom, no cedería.
--- Era de vital importancia para Dumbledore que yo no escuchara la auténtica profecía, tampoco a ti te permitió escucharla ¿cierto? Convenientemente esta rota, el te dijo lo que necesitaba que supieras, ¿ahora lo entiendes? No fuiste a enfrentarte conmigo en el ministerio de Magia, el te puso allí…
--- ¡Yo fui allí por mi cuenta!—detestaba que cualquier cosa que dijera Voldemort tuviera sentido.
--- ¿Estás seguro? Lo mejor para Dumbledore era que tú estuvieras ahí para detenerme o para ser asesinado por mí.
---Pero….
--- Se que hay dudas Harry, puedo sentirlo…Y llegara el día en que todas ellas serán respondidas, nadie te volverá a esconder la verdad. No podrás ser manipulado… Nadie volverá a lastimarte, hijo—dijo con los ojos encendidos como carbunclos—no ahora que se que estás vivo.
---… ¿No lo sabías?
---Dumbledore es listo, Harry, lo mejor para él, una vez que intentó matarte y no pudo hacerlo, era hacerme pensar que habías muerto y que realmente eras tú el hijo de los Potter, el niño señalado por la profecía. De esta manera, sin importar quien de los dos viviera, su propia verdad jamás sería descubierta. Sería una victoria, o una tragedia, pero su guerra estaría ganada.
---Es… absurdo—dijo Harry por decir, sin la menor convicción.
---Asesino sin piedad a la hija que Lily Evans dio a Luz y te puso a ti entre sus brazos…
---No… el no…
---Era un respetable mago, debió ser algo sencillo, y cruel, quizá sugirió el sitio del alumbramiento. Quizá el mismo asistió al parto… ¿Quién se atrevería a sospechar?
--- ¡No!
--- ¿No? Intentó matarte cuando estuviste indefenso, ocultó tu verdadero origen, y quiso que mis propias manos te asesinaran, manipuló y retorció la verdad acorde con sus intereses. Sin embargo, la magia es aún más grande que cualquier designio de hombres o magos, y una profecía fue dicha por una vidente, con ella un niño que aún debía ser señalado por mí como mi igual, Dumbledore quería que el señalado fueras tú. Quería que yo mismo pusiera fin a tu existencia. Eso violaría las leyes de la magia, asesinarte me condenaría sin remedio, me reduciría a una pila de polvo. Serías recordado como un mártir y todo habría terminado. El, habría vencido. Te entregó a aquellos ingenuos jóvenes magos que había educado personalmente en la confianza ciega a sus decisiones. Haciéndoles creer que su hijo era el elegido. Haciéndoles creer que yo iba tras ellos…
---Nada de esto explica por que afirmas tu ser mi padre. No tienes ninguna prueba.
Tom Riddle sonrió subrepticiamente. Una pequeña batalla ganada. Harry trataba mediante la insolencia de demostrar que no tenía miedo, fallaba, por supuesto, no lo sabía pero su subconsciente estaba aceptando el hecho al menos lo suficiente para ponerlo en palabras.
---Es una historia vieja, sentimental y estúpida, pero supongo que en algún momento tendrás que saberla, y este parece ser tan buen momento como cualquier otro, se resume al odio como casi todo en este mundo. Albus Dumbledore me odia y yo le odio, ¿La razón? Yo no podré perdonar jamás lo que hizo. El no podría perdonar lo que hice—dejó una pausa para que digiriera sus primeras palabras, quien sabía lo que iba a hacer este niño cuando escuchara las siguientes—Yo Le robé a Ariadna.
---De que hablas ¿Quién es Ariadna?
---La mujer más importante en la vida de Dumbledore. La única en realidad.
--- ¿Su novia?—preguntó Harry sintiéndose estúpido.
---Su hermana.
---Su hermana—repitió tontamente el ojiverde, esforzándose de verdad por entender.
---Y ni siquiera ese es realmente el comienzo. Pero te dará una idea básica de sus razones. El comienzo es mucho más trillado aún. El verdadero comienzo es en las mentiras de una familia. La familia Dumbledore en concreto. Cuando era joven el padre de tu querido Director fue encerrado en Azkaban por asesinar a dos muggles.
--¿Qué?
---Silencio. Escucharás lo que he decido decirte, tus preguntas pueden esperar, y tu incredulidad dejará de ser necesaria cuando sepas la verdad.
Harry no dijo nada, demasiado extrañado con la manera seca y firme en la que Tom Riddle le estaba riñendo, por que era eso, le estaba riñendo, casi como si fuera Mcgonagall o Snape quien le estuviera hablando y no un mago oscuro con intenciones homicidas… ¿Qué había hecho este hombre con su enemigo?
---Le encerraron—continuó—y fue entonces que la madre de Dumbledore incapaz de soportar la vergüenza empezó la cadena de mentiras que la llevarían a la tumba. Dijo que su esposo había asesinado a los muggles por que habían hecho a su hija algo tan terrible que la dejó en un estado catatónico permanente. Se empezó a cuestionar el trato que le dábamos a los muggles. La gente admiró la valerosidad de aquel mago al defender a los suyos y a Kendra por su estoica resistencia—en ese momento Tom soltó una carcajada tan inesperada que Harry saltó un poco en su lugar—En realidad Kendra tenía amoríos con el padre de los muggles. El patriarca de los Dumbledore descubrió esto y decidió que no podía soportar la humillación. Tuvo un arrebato y su magia perdió el control, atacó a quien tenía mas cerca. Ariadna. Después a los hijos del muggle que se interpusieron en su camino. Iba camino a encontrar al muggle y a su esposa… Fue cuando llegaron los aurores y se lo llevaron.
---Ariadna se recuperó por completo—dijo—era una bruja extraordinaria, pero Kendra la tenía bien sujeta con hechizos y pociones, golpeándola con regularidad descargaba en ella todas sus frustraciones. Pero las pociones dejaron de hacer efecto al cabo de unos años. Ariadna la mató—dijo Riddle rotundamente. Sin excusarla, sin celebrarla. Declarando un hecho.
Hizo una pausa para mirar a Harry. Quien estupefacto lo miró dudar como midiendo sus propias palabras, no sabía que contestar, esperaba escucharlo todo, pero tampoco quería decirlo, no quería admitir la horrorosa curiosidad que sentía. Así que se quedó en silencio.
—Por aquel entonces Dumbledore que recién salía de la escuela tuvo que hacerse cargo de su casa. Fue entonces que descubrió la verdad acerca de sus padres. Decidió que el tampoco podía soportar la vergüenza. Ariadna consintió en ocultarse. Por un tiempo. Dumbledore le había prometido una recuperación milagrosa en algún punto de su carrera política. Aberthford Dumbledore no contaba demasiado, ninguno de los dos creía que pudiese aportar algo a la sociedad que recién formaban. Ambos siendo formidables magos le engañaban con simplezas.
---Y habría salido como ellos querían. De no ser por él—dijo y volvió a reírse pero no miró a Harry ni hizo pausas—se entrometió entre Ariadna y Dumbledore. Apareció luego de haber sido expulsado del colegio Durmstrang, y estaba pasando un tiempo con su tía Bathilda, quien creyó que Dumbledore el niño perfecto, podía ser una influencia positiva y quizá una esperanza para que su sobrino pudiera terminar sus estudios en Hogwarts. Nunca imaginó lo que aquello terminaría provocando.
---El sobrino se llama Gellert Grindewall y me doy cuenta que reconoces este nombre—dijo mirándolo.
Harry asintió totalmente absorto en las palabras de Tom.
---Lo que voy a decirte no será bienvenido como no lo son la mayoría de las verdades, pero no permitiré que vivas una mentira. La cadena de odio que nos amordaza comenzó con la inevitable atracción mutua entre ellos.
--- ¿Dumbledore y Grindewall? Eran enemigos.
---No cuando se conocieron. Fueron amigos íntimos y siempre hubo rumores por supuesto, murmuraciones a cada paso luego de un tiempo. Ariadna conoció la verdad, ella me dijo que lo que ocurrió con su hermano fue amor a primera vista. Por lo visto los dos pasaron los meses creando planes para la futura carrera de Dumbledore y su ascenso al poder. Parecía una formula garantizada de éxito. Sin embargo nunca fue puesta en práctica el fracaso llego mucho antes. ¿La razón? Dumbledore no compartía.
Ariadna fue hallada en compañía de Gellert una tarde mientras Aberthford Dumbledore se hallaba en el campo y Dumbledore había asistido a su primera reunión política. Al regresar lo hizo en el peor de los momentos. Decidió que ambos le habían traicionado. Como podrás imaginar la batalla escaló a niveles insospechados.
Dumbledore quien ya era un mago sorprendente enterró una efigie de Ariadna. Les contó a todos que había sido un accidente. Declarándola muerta Ariadna no podía reclamar propiedades ni herencias. Fue entonces que la historia sentimental de un hombre se transformó en la historia de la Inglaterra mágica, Dumbledore emprendió una campaña de desprestigio contra Gellert, dedicó cada hora de su vida a darles caza.
Gellert realmente intentaba acceder al poder. Creía que de ese modo podría poner un alto al odio de Dumbledore y conseguir que le escuchase, así fue como empezó la gran batalla que lees en los libros de la escuela.
---Por último—dijo al cabo de un silencio denso en el que la mente de Harry concentrada en la historia meditaba profundamente—queda una historia más.
Sobre Ariadna y sobre mí. No es una historia sentimental, pero es parte de ti como también lo es de mí. Ella fue tu madre.
La boca de Harry se abrió un par de veces, y se cerró, luego volvió a abrirse pero nada salió de ella.
---Grindewall fue encerrado en la prisión de Nuremberg—continuó Tom—pues tu sentimental director es incapaz de matarle. Por lástima quizá.
Ariadna quedo sola, pero no desprotegida. Gellert le proporcionaba cobijo a través de su tía Batilda con brujas ancianas que escondían a Ariadna, a cambio de un poco de ayuda y compañía, de la ira de Dumbledore, casi todas accedías voluntariamente aunque en ocasiones eran forzadas por la maldición Imperius.
En aquel tiempo tomé un trabajo de medio tiempo en Borgin y Brukes, comprando artículos originales de coleccionistas privados, a veces también de manera forzada, pero que principalmente me proporcionaba una excusa para visitar familias de sangre pura, con ideas liberales sobre la magia. Es decir a través de Borgin y Brukes hice contacto con la gente que me interesaba. En una visita, que terminó no muy bien para la dama en cuestión la descubrí.
Aguerrida y fiera hechicera era—dijo con una sonrisa desagradable que Harry no paso por alto—Formidable su destreza, por desgracia nuestro primer encuentro no fue sentimental y termino peor para ella de lo que termino para mi. Sin embargo no le arrebate su hogar, ni tampoco ninguna de las posesiones que no me hubieran enviado a recuperar, sabía quien era y me pareció un interesante añadido a mi lista de contactos, a cambio de información ella tuvo una vida mas libre, actuando como la mujer que yo había asesinado para recuperar los objetos que ella había tomado en préstamo a Borgin y Brukes sin pagar por ellos.
Con el tiempo me contó sus historias. Yo las mías. No paso mucho tiempo antes de que encontrásemos interesante la mutua compañía. Pronto Ariadna Dumbledore ocupó el puesto de lugarteniente en el ejército que se formaba para dar el golpe de estado. Gellert desde su prisión nos apoyaba.
Ninguno de los dos esperaba tu llegada y sin embargo Ariadna te amó de un modo que me era difícil comprender, por mi parte, desde el primer instante me lleno de orgullo saber que serias mi heredero.
Por desgracia la traición se escondía entre los nuestros, llego a oídos de Dumbledore nuestra situación. Estratégicamente éramos vulnerables cuando el tiempo de tu alumbramiento llego y eligió atacar. Cobardemente.
Asesino a Ariadna frente a mis ojos. Le jure venganza por ti y por ella. Nada sabía yo que estabas en su poder. En sus manos eras su última oportunidad para mi rendición. Y sin embargo no pudo soportar que Gellert estuviera de nuestra parte. Le torturo y en un acceso de locura intento asesinarte. Pero no lo logro.
En tus venas corre la sangre de Ariadna, y su protección. En tu sangre vive la magia de tu madre ella te protegió con su sangre. Solo aquel que te ame tanto o más que ella puede matarte. Dumbledore averiguó por que no podía matarte y al saberlo urdió su plan, yo mismo debía matarte, sin saber quien eras pero el y yo estábamos destinados a fracasar.
Sobreviviste y triunfaste sobre la muerte. Eres el último descendiente de la oscuridad. Y ahora hijo mío—dijo levantando su brazo derecho—debo borrar todo daño, toda duda, hoy te devolveré tu libertad….
La mano de Tom Riddle sobre su cabeza se sintió como el hierro candente.
Grito mientras convulsionaba sin saberlo cuando un horrible dolor ardiente laceró cada célula de su cuerpo, que tratando de sobrevivir hizo uso de su memoria mágica realizando el hechizo que Harry ejecutaba en momentos de peligro. El ciervo plateado atravesó al trote la puerta del aula, aceleró cuando un segundo, desgarrador grito de terror y dolor, erizaba la piel de Severus un piso más abajo.
Por la mente de Harry, en fogonazos incoherentes transcurrían imágenes y memorias, fluían libre, enloquecedoramente desde la mano de Tom Riddle y se grababan a fuego en sus propias memorias.
Imagenes del pasado de Tom Riddle.
Ariadna. El consejo de Guerra. Ariadna. Su madre. Lechuzas de Gellert. La noche de Halloween…. Dumbledore….
Y por encima de todo la mirada carmesí, llena de un orgullo extraño, casi incoherente cuando vio a Harry, tan parecido a él en brazos de su madre.
Era la primera emociño que sentía en casi un década. Harry pudo sentirla en la piel. En el corazón. Su padre estaba vivo y hacía todo lo que estaba en su mano para recuperarlo.
*******************
Severus se quedo helado en la puerta del aula de la profesora Vector mirando a Harry sin saber que estaba sintiendo, al mirar por enésima vez a un Potter herido y sangrante. Ni siquiera se sentía capaz de reaccionar.
La cicatriz parecía brillar. La manos blancas como tiza de Potter trataban inútilmente de mitigar el dolor, presionando. Estaba de rodillas sobre el piso, sangrando, llorando, de miedo, de dolor. Pero dormido.
Sin pensarlo demasiado se arrodilló a su lado, lo refugió entre sus brazos intentando brindarle alivio, deseando sentir por el todo el dolor…
¿Que había hecho para merecer todo esto? ¿Ser hijo del Señor Tenebroso? ¿Era ese su crimen?
El dolor que sufría era su culpa, Harry no tenia por que padecer. Lily había amado a este niño aun cuando sabía la verdad. Para ella había sido un hijo, su segundo hijo arrancado de las garras de Dumbledore.
Lily había querido protegerlo. Como hijo del señor Tenebroso Harry no tendría elección… seria un mago oscuro. Ella había querido darle una oportunidad. Darle otra clase de vida. Enseñarle a amar.
Por desgracia no sabía lo que Dumbledore planeaba para ella. Mas aun protegio a este hijo contra el mago de los ojos azules hasta el ultimo momento, el de su muerte.
Al parecer Tom había llegado para reclamar su sangre. Al parecer entre los aliados de la justicia Harry tampoco tendría elección.
Sintiéndose miserable por fallarle a Lily, por fallarle a Potter, apretó el maltratado cuerpo de Harry entre sus manos.
Una sola lagrima, solitaria se deslizó por su mejilla, arrancandole un juramento.