Nec de Tenebris. Capítulo Primero. Prophetia

Resumen: Solo de la Oscuridad puede emerger la Luz. La bondad y la maldad radican solo en el corazón de los seres humanos. Nadie puede ser totalmente puro, ni totalmente malvado. El descendiente de las tinieblas es la llave que podrá erradicarlas. Y las apariencias casi nunca serán verdad.

Disclaimer:La presente historia no ha sido elaborada con fines de lucro, ni pretende infringir en los derechos de autor de su creadora. Ha sido escrita por una fan para fans, únicamente con fines de entretenimiento.

Pareja: Snarry

Clasificación: R

Advertencias: violencia, maltrato, spoilers de toda la saga, contenido hetero.

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Para Dumbledore las cosas siempre eran sencillas. De algún modo en esa estropeada mente suya que funcionaba por lo que parecía a base de azúcar únicamente, todo era fácil.

No importaba lo que fuera, bastaba con ordenárselo a él para que todo resultara de acuerdo a los planes de la Orden. Y pareciera que una vez más el todo poderoso mago había vuelto a logralo.

Únicamente necesitaba su sonrisa benevolente, tan irritante que le hacía querer gritar, sus caramelos de limón en su despacho y unas cuantas palmaditas luego de colgar sobre sus hombros la pesada responsabilidad y la carga.

Le costaba tan poco colgarle la espada de damocles constantemente sobre la cabeza. Nada más que con inútil optimismo, creer que todo saldría bien al final de algún modo, por alguna milagrosa razón.

Como si esto no fuera una guerra, como si las vidas de todos no estuvieran en constante riesgo. Como si el no estuviera arriesgandolo todo, no sólo su vida que al final del día le importaba personalmente bien poco, si no la de cientos cada vez que se encontraba cara a cara con la muerte, cada vez que se encontraba de frente con el rostro de la maldad.

Había entonces solo dos conclusiones o el anciano mago era demasiado ingenuo. O confiaba ciegamente en su lealtad y su habilidad. Estaba claro que si algo no era Dumbledore era ingenuo. Definitivamente tampoco confiaría ciegamente en nadie.

Entonces ¿Por qué?

Aquello le había molestado desde el principio, hacía ya tantos años cuando había venido aquí para pedir ayuda.

Había hecho un cambio tan profundo en su persona el hecho de que Lily hubiese muerto por su culpa.

No había dimensionado la realidad de la guerra de Voldemort hasta el momento en que sostuvo su cuerpo muerto contra sí.

Fue en ese momento impulsivo de arrepentimiento, de profunda pena y dolor...

Había visto a Harry en la cuna. Sangrando. Llorando. Pero no había tenido el valor para levantarlo en brazos y ponerlo a salvo.

Para él todo se había vuelto real en ese momento. Su mundo se estaba rompiendo. Su señor había desaparecido, Lily había muerto. Ya nada importaba, ni siquiera el bebé que al parecer también estaba herido. Había creído que ya todo estaba perdido, que el niño no tardaría en morir.

Se había encontrado de pronto del lado de la gente que el había ayudado a matar, a destruír, de lado de la gente que había perdido a sus seres amados, tan solo por un capricho de su señor, vio todo desde el punto de vista contario y se horrorizó al verse convertido en la clase monstruo que siempre odió.

Huyó aterrorizado en un acto de cobardía. Su último acto de cobardía.

Esa sonrisa. Cuando cubierto de polvo y con la túnica rasgada, manchada con la sangre de Lily entró en el despacho. En su momento más vulnerable. Como si lo conociera mejor de lo que él se conocía a sí mismo. Había algo detrás de ella.

Le había hablado de la naturaleza retorcida de su señor, de como él podía ayudar, como podía terminar con el horror. Ser un héroe.

Eso de ser un héroe le había parecido siempre una reverenda idiotez típica de un Gryffindor. No le interesaba. A el le importaba la oportunidad de venganza. Si aquel que había sido su señor pretendía volver, el quería vengar a Lily. Esos habían sido sus pensamientos.

Desde entonces no podía quitarse la sensación de que Dumbledore sabía mucho más de lo que decía. Acerca de todo. No mentía, sencillamente omitía detalles. De algún modo le parecía que era increíblemente manipulador, brillante y estaba usándolo no solo para ganar la guerra, que había algo más.

Pero en su juventud decició que si podía hacer algo que lograra impedir que todo esto pasara de nuevo lo haría. Si tenía la oportunidad de vengarse del que fuera su señor lo haría.

Más el correr de los años le dio una nueva perspectiva. Nunca había logrado dar con las razones de Dumbledore o sus verdaderas motivaciones, pero había descubierto pequeñas pistas que escondía en lo más profundo de su mente, pequeñas cosas que no terminaban de encajar, que le demostraban que en el plan de Dumbledore había mucho más de lo que el mostraba a simple vista.

Y dentro de ese gran algo más estaba incluido Harry Potter, la contradicción de su vida. El otro elemento discordante que no importando cuánto se esforzara jamás podía entender.

Había jurado dar su vida por su causa. Había prometido a Dumbledore que cuidaría de lo que Lily más amó. Incluso más que al imbécil de Potter, tanto como para dar su vida por él.

Protegería incondicionalmente su vida como había hecho ella. Más sin embargo si la profecía, la infame profecía dictaminaba que Potter tenía una oportunidad para poner fin al horror que el mismo había ayudado a construír, entonces pondría en juego toda su habilidad, todo su poder, para maximizar sus posibilidades.

Dumbledore decía que las profecías tenían el poder que les diera el individuo. Entonces el creería. Creería en este niño.

Lamentablemente para él, Harry había sido desde el principio de sus días en Hogwarts una decepción. Tras otra. Era un niño estúpidamente osado, parecía tener una necesidad patológica de atención.

Como su padre, acusaba su mente.
Como su madre, le dictaba el corazón.

Por que cuando al fin se había decidido a odiarlo de modo permanente, decidiendo de algún modo que proteger su vida no implicaba que tenía que ser amable con él, Harry le demostraba que había heredado el corazón de su madre, junto con sus ojos.

Lo que por supuesto ocasionaba profundas contradicciones emocionales que no hacían si no confundirle aún más sobre como conducirse con el hijo que era al mismo tiempo la descendencia de un enemigo jurado y el hijo amado de Lily a quien había jurado proteger. Confusión que parecía ser de algún modo una delicia para Dumbledore.

Quien siempre había insistido, de modos sutiles y a veces no tanto en que estuviera de manera permanente involucrado con el chico. Como ahora. Con las estúpidas clases de Oclumancia.

¿Por qué? insistía en pensar, por que la sospecha era su trabajo y a lo largo de quince años se había convertido para él en una forma de vida, de supervivencia.

¿Por que tenía que ser él quien estuviera involucrado de este modo con el chico. Dumbledore era un experto en Legeremancia. Nadie podía discutir eso.

¿Se había cuidado las espaldas correctamente?

Entrar en la mente de alguien para fortalecerla era un puro acto de confianza mutua, requería un profundo entendimiento, una conexión fuerte, cosa que evidentemente no existía entre ellos dos.

Pero no se puede arriesgar la vida por alguien sin sentir nada.

Confusos sentimientos hacia Potter, arrebatos extraños de ira sin sentido, mezclados con extraños pensamientos curiosamente melancólicos estaban instalados en su cabeza desde el verano.

Y a pesar de que trataba de suavizar esa clase pensamientos mezclándolos con su afecto a la amada que había fallecido, quien el quería creen desde siempre había sido la única y la última. Quien estaba por sobre todas las personas que pudieran aspirar a tener un lugar en su corazón. El solo recuerdo de su bella sonrisa lograba desvanecer cualquier otra.

Pero después de todo, no era lo mismo con Harry Potter, por que su juramento de proteger la vida de Potter y la memoria amada de Lily estaban vinculadas. Vivían en los ojos del chico, sin que este lo supiera.

¿Por qué el director le había asigando específicamente esta misión? Cabían tantas posibilidades y ninguna le gustaba en los más remoto.

No tenía sentido que Dumbledore quisiera que desapareciera la conexión que existía entre los dos. Como no fuera proteger la débil y frágil estabilidad emocional de Potter de la fuerza mental del Señor Oscuro.

¿De verdad pensaba tan bajo de Potter el Director, como para creer que el Señor Tenebroso podría manipularlo?

No lo creía, quizá esa era la excusa, pero como siempre los motivos verdaderos de Dumbledore quedaban fuera de la vista.

En cuanto a Harry Potter...

Apagó las luces con un golpe de la varita.