Cambiemos lugares
* * *
Suspiraron.
Habían pasado casi todo el día contándose todo sobre sus familias. Lily ahora sabía que Eileen consideraba su abuelo al director, su tía a la subdirectora, tíos al ahijado de su padre y su esposo, Draco Malfoy y Blaise Zabini y al padre del primero, Lucius, junto a su esposa Narcissa.
Eileen en cambio, ahora sabía que había toda una familia de pelirrojos que eran sus "tíos" y "abuelos" por lazos de cariño. Solo conocía a uno, al esposo de la profesora… corrección, la tía Hermione, Ron Weasley. Sabía que tenía tíos por ahí, como Neville, esposo de Ginny, hermana de Ron. Luna, esposa de George Weasley, hermano de Fred Weasley, eran gemelos y Fred tenía una esposa llamada Angelina. Estaban el tío Charlie y el tío Percy, solteros. El tío Bill y la tía Fleur, padres de Victoire y Dominique, que eran sus primas, al igual que Rose y Hugo, los hijos de Ron y Hermione.
Era un enredo, pero creía haberlo memorizado lo suficientemente bien.
Ambas habían coincidido en alguna personas, cómo Hermione, el profesor Dumbledore y Dobby pero fuera de eso, ninguna conocía a la familia de la otra. No entendían porque sus padres las habían separado prácticamente por completo, no había oportunidad de que se conocieran si no era yendo a Hogwarts. ¿Qué hubiera pasado si Lily hubiera estudiado en otro lado?
—Quiero conocer a papá —Susurró Eileen de la nada.
Lily le miró, ambas estaban tiradas en la alfombra, viendo el techo que tenía la sombra de la ventana donde la lluvia caía. Mirando los ojos verdes y tristes de su hermana, una idea nació en su cabeza. Se levantó de un tirón, con una gran sonrisa en el rostro.
—¡Tengo una idea!
—¿Sobre qué? —Preguntó su gemela con curiosidad.
—¡Podrás conocer a papá!
—¿Qué? ¿Enserio? ¡¿Cómo?!
—¡Te harás pasar por mí!
Eileen le miró incrédula ¿Hacerse pasar por ella? ¡Ja!, cómo si eso fuera a funcionar… porque no lo haría, ¿O sí?
—¿Te has vuelto loca?
—No, no. Es una gran idea —Insistió Lily, mirándole con decisión—. Tú quieres conocer a papá Harry y yo quiero pasar tiempo con papá Severus. Podemos hacernos pasar la una por la otra solo en las vacaciones de invierno, no serán muchos días. Ni cuenta se darán
—¡Pero tú y yo somos opuestas!
—Te enseñaré a ser yo y me enseñaras a ser tú, es simple.
—Bueno… supongo que puede funcionar —Aceptó, luego de considerarlo un momento—. Podemos intentarlo…
—¡Ja! ¡Soy una bomba! —Se irguió orgullosa—. He tenido la mejor idea del mundo, acéptalo.
Un gruñido fue lo único que recibió en respuesta. Lily estiró su mano a la cara de su hermana, la cual se incorporó sobre la alfombra también y la miró, indecisa.
—Hagámoslo lo mejor posible y descubramos lo que ocurrió, para poder reunir de nuevo a nuestros padres.
Eileen estrechó su mano con decisión, ella también deseaba con todo su corazón formar parte de una familia completa.
—Hagámoslo.
* * *
El primer paso del plan consistía en lucir exactamente iguales para que nadie notara la diferencia ni el cambio entre ellas. Y para que todo luciera "natural", las dos niñas utilizaron un método muy ortodoxo… entre bien pronunciadas comillas.
—¡Salazar bendito! —Exclamó Snape al ver entrar a su hija con las puntas del cabello chamuscadas hasta debajo de sus hombros. La ojiverde temblaba mientras las lágrimas recorrían sus mejillas como dos zendos torrentes—. ¡¿Qué te ha ocurrido?!
—P…P…P… P-Papi —Balbuceó Eileen, hipando por el llanto.
El hombre se apresuró a ir a su lado y tomarla de los hombros para inspeccionar si tenía heridas de algún tipo. Suspiró al notar que solo era su cabello el afectado.
—¿Qué te ocurrió, cariño?
Eileen apretó los labios, realmente si estaba asustada y un poco traumatizada. En clase de Encantamientos habían estado practicando un hechizo que se suponía tiraba una ráfaga de aire suave, pero Lily le había dicho que sabía hacer un hechizo para lanzar una pequeña llama y podrían utilizarlo para hacerlo parecer un accidente. Así nadie se daría cuenta que se lo había cortado conscientemente.
Ah, pero su gemela no había practicado nunca en su vida tal hechizo y había resultado en una llamarada que le había chamuscado el cabello no solo a ella, sino a otras dos chicas más, además de la pila de pergaminos que habían entregado de tarea ese día. Esperaba que Lily se supiera esconder bien, puesto que estaba decidida a dejarla sin cejas cuando la atrapara, le había dado el susto más grande de su corta vida.
—Ha sido un accidente —Hipó—. A alguien le salió mal el hechizo en clase… y me ha alcanzado… Mi cabello…
Snape suspiró, revisando el daño en la que fuera la larga, sedosa, brillante y hermosa melena de su hija.
—Ese inútil de Flitwick, ya no sirve para profesor. Chochea demasiado.
—¿S-Se puede arreglar… verdad?
—Sí, cariño. Podemos cortar lo dañado… quedará un poco corto pero estará bien.
—B-Bueno…
Aceptó el abrazo de su padre, sonriendo victoriosa desde sobre su hombro.
* * *
—¿Ves? No ha sido tan malo —Le decía Lily mientras se evaluaban las dos juntas frente a un espejo.
Eileen tenía que aceptar que el resultado era satisfactorio, de no ser por los colores de sus casas lucirían exactamente iguales.
—Eso no quita que casi me da un infarto —Gruñó—. Tienes suerte de que no te lanzara una maldición.
—Vamos, deja de refunfuñar ¡Hemos logrado la primera fase!
—Sí —Aceptó luego de dar una largo suspiro—. Bien… entonces a la segunda, solo nos quedan dos semanas.
—¡Vaaaale! —Exclamó Lily—. ¡Comencemos el entrenamiento!
* * *
Lily y Eileen corrían a patitas pa'que las quiero por los pasillos rumbo a su habitación. Estaban huyendo de Filch, que casi les había atrapado cuando tiraron un globo con agua a Alina (que terminó en la gata del celador), después de terminar su detención de ese día. Ambas sabían que rompían un sin número de reglas con cada aumento de velocidad, sin embargo, no podían permitir que se supiera que estaban juntas ahora que tenían un plan para conocer a sus padres y averiguar lo que había pasado con ellos.
Suspiraron aliviadas cuando los pasos desiguales del hombre dejaron de escucharse detrás. Voltearon, sólo para comprobar que se había rendido. Más al mirar al frente, una figura púrpura con estrellas amarillas como motivo, les hizo derrapar y caer al suelo, una sobre la otra.
Alzaron la mirada, horrorizadas.
—A-Abuelo… —Musitó Eileen. Dumbledore les miraba con curiosidad desde arriba. Oh, no… Era el fin de sus planes.
El anciano sonrió amablemente, y sus ojos azules brillaron debajo de los anteojos de media luna con picardía.
—Niñas —Les saludo, haciendo una leve inclinación con la cabeza—. ¿Podría saber porque corren?
—Ah… pues… nosotras… —Balbucearon ambas, mirándose apuradas.
Entonces Eileen, a la que se le prendió la antorcha más rápido, frunció el ceño y se levantó, mirando con desagrado a su gemela.
—¡Deja de seguirme, Potter! —Le espeto a Lily, que le miro aturdida.
—¿Q-Qué?
—Abuelo, Potter no me deja en paz. Se la pasa molestándome todo el día, ya no la soporto.
Lily tardo un momento más en asimilarlo, de alguna forma las palabras de su hermana dolían, y Eileen lo supo al ver su mirada triste mientras se levantaba. La Slytherin hizo un movimiento casi imperceptible con su cabeza, señalando a Dumbledore que miraba a la Gryffindor en espera de una respuesta. Entonces ella también frunció el ceño.
—¡Es mentira, profesor! —Soltó—. ¡Snape es una mentirosa, ella es la que me molesta siempre!
—¡Di la verdad Potter! —Replicó Eileen.
—¡Tu dila!
Dumbledore arqueo ambas cejas, admirado por la actuación de sus dos pequeñas nietas. Tal parecía que ambas no deseaban que se supiera de su lazo. Lástima que él ya lo sabía.
—Niñas, dejen de gritar, por favor —Les pidió con suavidad.
—Pero abuelo…
—A mí no me engañan con ese teatro —Respondió divertido—. Yo sé bien lo que sucede.
Ambas le miraron pasmadas, suplicando porque no fuera verdad.
—N-No sé de qué habla, profesor —Dijo Lily algo dudosa.
—Hablo de esto… —Llevo una mano a su túnica, sacando un cuadrito de papel que volteo y mostró a ambas niñas.
Lily y Eileen automáticamente se pusieron tiesas y miraron la fotografía con horror. Las dos cruzaron una mirada de preocupación, por lo que el hombre sonrió satisfecho y guardo de nuevo su preciado tesoro en un bolsillo interno de su túnica, junto a su corazón.
—¿C-Como es que…? —Balbuceo Eileen.
—Mi pequeña —Le dijo con cariño—. Uno tiene sus mañas, ya lo ves.
—Entonces… ¿Lo sabe? —Pregunto Lily.
—Por supuesto, desde ese día —Afirmó—. Por lo que no necesitan fingir.
Ambas niñas relajaron los hombros y miraron sus zapatos, avergonzadas. Dumbledore sonrió enternecido por esa reacción.
—¿Me acompañan a mi despacho?
Las dos niñas asintieron. Entonces el estiro ambas manos hacia ellas. Eileen se colgó de su brazo sin dudarlo, pero Lily le miro insegura.
—¿Qué sucede? —Le pregunto Eileen, mirándola no tomar su mano. Lily apretó los labios y jugueteó con su túnica. La Slytherin comprendió lo que sucedía, así que sonrió—. No tengas miedo, el abuelo no muerde.
—No tengo miedo —Respondió la leona—. Es sólo que… yo nunca…
El director se acercó a ella y acaricio su cabeza con suavidad, mientras le sonreía. Era cierto, ellos nunca habían convivido.
—Sé que no te sientes segura aún, pero yo estuve con tu padre desde que estabas en su vientre. Te tuve en mis brazos al nacer, a ambas —Agrego, estrechando las dos manitas de las gemelas—. Las adoro con toda mi alma y siempre resé porque llegara el día en que volvieran a estar juntas.
Lily miro a Dumbledore con una sonrisa y sus ojitos cristalizados, asintió felizmente y se lanzó a abrazarlo. El hombre le recibió dichoso y, un segundo después, comenzó a caminar con sus nietas colgando de sus brazos mientras sonreía felizmente.
* * *
—Por favor no le digas a papá —Pidieron ambas en una sola voz.
Dumbledore dejo su taza de té en el escritorio, alzando ambas cejas.
—¿Por qué no?
—Porque si no, no podré visitar a papá Harry —Explico Eileen con pena.
—¿A qué te refieres?
—Leen y yo tenemos un plan —Intervino Lily—. Cambiaremos de lugar lo que duran las vacaciones navideñas para que ella pase tiempo con papá Harry y yo con papá Severus sin que se den cuenta. Queremos saber si son capaces de decirnos la verdad por su cuenta. Haremos como que no sabemos nada.
—Ya veo… Entonces solo será por las vacaciones navideñas ¿Verdad?
—Sí, sólo las vacaciones —Dijo Eileen con afán—. ¿No nos delatarás, verdad?
—No, por supuesto que no, Leencetita —Concedió—. Es más, ¿qué les parece si les ayudo?
—¿Enserió? —Se emocionaron ambas—. ¿Lo harás?
—Todo por mis adoradas nietas.
* * *
—Entonces… todo está listo. Oh, no espera… me olvido del profesor H.
—¿No será extraño que lo lleves contigo? —Preguntó Lily, mirando como Eileen corría hacia su cama para tomar al león. Ambas dormían juntas ahora—. Papá puede darse cuenta.
—No te preocupes, lo esconderé bien —Le aseguró—. No podría dormir sin él.
—Ni yo sin el señor S —Coincidió—. Entonces… repasemos… ¿Equipaje cambiado?
—Listo —Respondió Eileen—. Tienes mi baúl y yo el tuyo.
—Bien. ¿Familiares memorizados?
—A la perfección.
—¿Fruncido de naríz?
Por toda respuesta, Eileen arrugo la nariz como lo hiciera ella misma. Lily sonrió complacida.
—¿Medallas?
—A salvo en mi cuello —Sonrió, mostrando su colgante con una E grabada.
—¿Contraseña?
—La varita de regaliz no es una varita.
Asintió, dando por aprobada la revisión. Mantuvo silencio mientras terminaba de acomodar las túnicas que había dejado para último minuto sobre su cama.
—¿Eileen? —Le llamó. Su hermana acomodó al profesor H con cuidado dentro de su baúl antes de cerrarlo y voltear a mirarle.
—¿Si?
Lily vaciló un momento, mirando su propio baúl. Eileen enarcó una ceja, aquello era extraño, su gemela casi nunca dudaba a la hora de hablarle a ella.
— Antes de que te reúnas con papá… Hay… Hay algo que no te he dicho…
—¿Y qué es?
—Él… Él tiene a alguien…
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