La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry


 
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

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Neki Snape
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Neki Snape


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MensajeTema: No me dejes ir 9   No me dejes ir 9 I_icon_minitimeMar Jun 16, 2015 2:22 pm

Quisiera...
*  *  *


Al día siguiente, Eileen y Harry se despidieron de los Weasley y emprendieron camino colina arriba, donde tomarían un traslador hacía su hogar. La niña no cabía en sí de la emoción. ¡Al fin conocería la casa de su hermana y su padre! Y sobre todo ¡En Edimburgo!

—¿Lista? —Preguntó Harry, mirando su reloj de pulsera—. En un minuto más.
—Super lista —Respondió ella—. ¡Muero de ganas por ver la casa al fin!
—¿Tanto la extrañaste? —Bromeó.
—Eh… sí.
—En 5…4…3…2...1…

Ambos tomaron el libro que actuaba de traslador en ese momento y Eileen volvió a sentir el tirón en el ombligo. Cayó de sentón nuevamente, esta vez sobre pasto verde.

¿Pasto? ¿Verde? ¿En Invierno?

—De nuevo te ha pasado —Dijo Harry, ayudándola a levantarse—. ¿Segura que estás bien?
—Por supuesto —Contestó, sacudiéndose el overol corto y abombado de mezclilla que vestía y las mangas de su blusa roja. Su cara era de total dignidad—. Solo estoy un poco empolvada.
—Bueno, si tú lo dices —Sonrió Harry—. Bienvenida a casa.

Eileen cobró conciencia de donde estaba y giró lentamente hacia un lado. La hermosa estructura escocesa hecha de piedra era de dos plantas y tenía detalles de la época, como chimeneas, cornisas, además de un jardín delantero muy amplio. Todo era verde en ese lugar, por así decirlo, ya que había muchas flores de colores.

—Bailey y yo hemos plantado algunas orquídeas, ojalá te gusten —Comentó el ojiverde, señalando una florecillas de un pálido purpura que lucían hermosas bajo una ventana.
—¡Me encantan!

Dio vueltas sobre sí misma, mirando todo con mucho detalle. Las altas ventanas brillaban con la luz tenue que el cielo grisáceo permitía. Al parecer todo estaba encantado para que la nieve no entrara y la temperatura fuera cálida, puesto que al ver la calle esta estaba completamente blanca. Aquella casa parecía una casa de muñecas, tenía puerta y ventanas blancas. ¡Era una casa como la que siempre soñó tener!
Corrió tras su padre, que le esperaba en el umbral y, al entrar, casi se desmaya.

El tapiz azul pálido contrastaba con el oscuro de la tapicería. Una chimenea crepitante calentaba la estancia y todo era tan alegre que le fascinaba. Aquella casa era como su padre, sencilla y acogedora.

—Vaya, al parecer alguien está haciendo de las suyas en la cocina —Escuchó que comentaba Harry y, en efecto, el olor a tarta le inundó los sentidos. Aspiró placenteramente, sintiendo que se le abría el apetito.

El ojiverde desapareció por una puerta, que suponía debía dar a la cocina. Se tomó su tiempo, mirando cada detalle del lugar. Había demasiadas fotos de Lily, de Harry y Lily, de Lily y los Weasley, de todos… menos de ella y Severus. Sin embargo, notó en la chimenea, junto a muchas otras fotos de su hermana, una foto que reconocería donde fuera.

Era ella.

Tenía el cabello agarrado en dos coletas y sonreía, un hoyito se asomaba entre la hilera de dientes disparejos. Sí, era ella. ¿Cómo lo sabía? Fácil. Llevaba el vestido rosa de muchos holanes que Severus tanto detestaba. Según su abuelo Albus había sido regalo suyo, más ahora sabía que había sido de Harry. Sólo su padre la quería ver vestida de muñequita. Sonrió, su padre sí pensaba en ella también y, aunque ese detalle estuviera allí, su hermana jamás lo había notado seguramente porque era de lo más distraída. Ahora que lo notaba, su abuelo le daba demasiados regalos…

¡Pero que tonta había sido! ¡Muchos de ellos eran de Harry!

Sonrió, mirando hacia la puerta de la cocina. Su padre si la amaba.

Corrió escaleras arriba, queriendo ver la habitación de su hermana. Seguramente sería un cuchitril.

Se encontró en la habitación más hermosa que pudo soñar. A diferencia de lo que creía, todo estaba ordenado, seguramente por Harry. El techo encantado era un sueño y todo era de los colores que le encantaban a su gemela, los colores cálidos.
Su vista se desvió hacia el estante de libros y torció la boca al ver los ejemplares nuevecitos y cubiertos por polvo. Nunca habían sido tocados. Se lanzó sobre la cama, mirando las nubes pasar… podía acostumbrarse a vivir allí.

—¡Cariño, ven a saludar! —Se escuchó la voz de Harry desde abajo.
—¡Claro, papi!

Se apresuró a llegar a la cocina, estaba ansiosa de probar esa tarta, quizá algún elfo cómo los de Hogwarts la estaba preparando. Al cruzar la puerta, esta misma se regresó y le dio en la cabeza. Sin embargo, eso no fue lo que dolió.

Harry estaba siendo besado por un hombre alto y de cabellos negros que tenía un gesto placentero. Al notar la verde mirada de la pequeña, ambos se separaron y sonrieron.

—¡Lily! —Exclamó con voz sedosa el joven. Tardó un momento en reaccionar, hasta que se sintió una suave mano sobre su cabeza—. Qué alegría verte ¿Cómo te ha ido en la escuela? ¿Bien? ¿Te agrada?

Asintió dudosamente, no queriendo aceptar la realidad.

—Oh, estoy preparando la tarta que tanto te gusta. ¿Quieres merendar en el jardín y nadar un poco en la piscina?
—¡Eso es buena idea! —Secundó Harry—. Iré a preparar la mesa entonces.

Eileen seguía sin procesar, se había quedado parada con los ojos clavados en ese… ese… ese intruso…. Su ceño se había fruncido levemente.

—¿B… Bailey? —Musitó como quien no quiere la cosa.
—¿Sí, Lily? —Inquirió el otro, sacando del horno la tarta. Portaba un ridículo delantal rojo.

El alma se le fue a los pies. Ese era el enemigo.

—Nada, también me da gusto verte —Dijo, con voz siseante. Bailey le miró intrigado, la mirada verde solo decía una cosa, una que hace tiempo había dejado de existir en esos orbes…

"No eres bienvenido".

*  *  *

La merienda no se veía nada mal. Esa tarta de hacía ojitos.

Eileen se enorgullecía de tener una gran capacidad de resistencia y autocontrol, es más, podía presumirlas. Sin embargo, esa mesa llena de suculentos manjares era difícil de ignorar. Miró a Bailey, que le daba un trocito de merengue de duraznos a un Harry que se sonrojaba y se negaba levemente a esas muestras de cariño. El pelinegro entonces se lo llevó a la boca después de ser rechazado y su rostro demostró lo mucho que le gustaba aquello. Desgraciado.

—¿No tienes hambre?

Su padre aun saboreaba su pedazo de tarta, frente  a ella estaba el plato con una parecida (pero sin tocar), rebosante de chocolate líquido y un poco de crema con una fresa en el centro. Mil veces desgraciado.
Se quedó callada, como siempre que estaba molesta, mirando al pedazo cómo si quisiera aventarlo lejos. Harry comenzó a preocuparse, la niña no había pronunciado palabra desde que habían llegado, parecía incómoda con la presencia de Bailey. Aquello era extraño, ya habían pasado tres meses desde que lo conociera y el pelinegro se había dedicado uno completamente a enamorar a Lily, ganándosela de a poquito. Pronto ella correspondía a los abrazos que le ofrecía y reía abiertamente. Jugaban Quidditch, naipes explosivos y todo juego que encontraran.

A su hija parecía caerle bien su pareja. ¿Qué estaba pasando entonces?

—Quisiera nadar un poco —Musitó Eileen, mirando la piscina. Su voz salió tan fría y susurrante que Harry se estremeció.
—Adelante —Le animó Bailey—. La tarta, tu padre y yo no nos moveremos de aquí. En un ratito puedo ir contigo.
—Gracias.

Se levantó y caminó con pies descalzos sobre la hierba, que le hacía leves cosquillas. Miró el agua, jamás había nadado. La piscina no era muy profunda en esa parte, cómo mucho le llegaría al cuello. Se quitó el vestido delgado color blanco que llevaba encima, quedándose solo en un bañador rojo. Apretó su nariz con los dedos y saltó.

La mano de Bailey tomó la de Harry, que no había despegado la vista de su hija.

—¿Estás bien?
—Sí, es solo que la noto un poco extraña.
—Yo la veo normal —Sonrió—. Es una niña muy dulce.
—Sí pero…
—Vamos, Harry. Estás siendo un poco dramático. ¿Quieres ir con ella a nadar?

Se lo pensó un momento, luego sonrió.

—Vale.
—¡Entonces en marcha! Quítate toda esa ropa que estorba la maravillosa vista.
—¡Oye!
—¿Qué? Me encanta mirarte.
—¡Lily volvió! ¡Ya no estamos solos!
—¿Y? —Inquirió meloso—. Tu habitación y un hechizo silenciador será suficiente.
—¡Bailey!

El susodicho sonrió ampliamente divertido, tomando su mano y jalándole a la piscina donde se reunieron con una sorprendida Eileen. Pronto la niña se vio envuelta en los fuertes brazos de aquel intrigante intruso, sorprendiéndose de lo cálidos que eran. Por un momento se olvidó de su aprehensión y se divirtió chapoteando con ambos, más con Harry que con el otro.

*  *  *

Ahora entendía porque Lily no lo había mencionado. Solo había una palabra que describiera a Bailey Barnett por completo…

Perfecto.

Sí, perfecto. Era apuesto, exitoso, un gran auror con especialidad en pociones, era agradable, gracioso, elegante, inteligente, amable, serio cuando lo requería, sabía cocinar y te trataba de una forma cómo nadie más… Bailey Barnett era perfecto… el hombre perfecto, el novio perfecto…  incluso podría ser el padre perfecto.  Sin embargo, ella ya tenía uno más perfecto que él.

—Bien dulzura, es hora de dormir —Sonrió el pelinegro, sus ojos marrones reluciendo con una chispa cálida que le hacía estremecer—. ¿Qué cuento deseas hoy?

Eileen lo miró fijamente, como evaluándolo. Su cabello era negro y un poco largo, no tanto como el de su padre pero por ese rumbo iba. Su nariz era estilizada y bonita, su sonrisa blanca y brillante. En sus ojos profundos y misteriosos, acaramelados y que expresaban una gran dulzura se podía ver el cariño que le tenía a Lily.

En palabras textuales de su gemela: "Bailey Barnett era un auror al que su padre conoció en una misión. Tiene gran parecido con Severus, por lo que cree que el clic entre ambos fue inmediato. Es muy dulce y amable con ella, suele leerle cuentos antes de dormir, arroparla, a veces hace la cena y le encanta jugar al Quidditch los tres juntos."

¿Parecido con Severus? Ella no le veía parecido… salvo el cabello y la forma de la cara, quizá su porte elegante… y su actitud callada… el amor por los libros… Bueno, sí, era un poco parecido.

—Cántame una canción —Dijo mordaz, esperando una negativa.

Bailey alzó ambas cejas, sorprendido de aquello. Sin embargo, unos segundos después sonrió y sacó su varita. Bajo el asombro de Eileen, movió con ella un adorno que colgaba de la gran ventana de Lily, que constaba de tubitos de metal que chocaron entre sí, emitiendo un sonido armonioso y suave.
Una brisa suave recorrió la habitación, trayendo apenas audibles notas musicales, que fueron aumentando mientras Bailey balanceaba su varita.

"I want to be a lilikoi-boy-lilikoi
You grind your claws, you howl, you growl unafraid of all colour
You run, you're free, you climb and dress trees - You reignite
You growl, you howl, you show your teeth
You bite, it's alright…"

Eileen no pudo ocultar su asombro ante la melodiosa voz que brotaba de aquellos labios. En un principio eran tersas y un poco roncas, más con el avanzar de la melodía, él parecía estarlo disfrutando.

"Go, say no more, use your eyes, the world goes and flutters by
Use your eyes, you'll know you are
Use your eyes, the world goes and flutters by
Use your eyes, you'll know you are"

La voz se fue alzando más y más alta, con agudos y graves era hermosa. Movía los brazos casi de la misma forma en la que Harry lo hacía a la hora de hacer hechizos, cómo dirigiendo una orquesta. El techo encantado de la habitación, parecía brillar un poco más y lanzar destellos de colores al escucharle.

"Why me, my boy, you burn so bright, do you illuminate?
One day you're out, you give up the fight, you slow down heart-rate"

Una pequeña ráfaga, de la que salieron hojas verdes y marrones, acarició su rostro y su cabello, haciéndole cosquillas y, por consecuente, que una pequeña risa brotara de su boca. Bailey comenzó a dibujar figuras de animales que recorrieron la habitación y mariposas bellísimas y brillantes que la rodearon, una se posó en su nariz.

"We all grow old, use your life, the world goes and flutters by
Use your life, you'll know you are
Use your life, the world goes and flutters by
Use your life, you'll know you are"

La puerta se abrió, dejando ver a Harry asomándose, una mariposa paso frente a él. Una mirada tierna escapó de las esmeraldas, viendo a su niña muy entretenida con Bailey, la voz de su pareja parecía la de un ángel.

"Electricity wires are down, rainbow colours fade into brown
I dreamt you were smiling, shifting for good
Courageous boy, now you are gone
And run past the years, no place to go
Your spirit is grand, so life goes on
You are... light"

Bailey se volteó hacía Harry y un par de brisas, lo jalaron hacia él. El ojiverde sonreía divertido, mientras los animalitos hacían sonreír a Eileen. Lo tomó la mano, haciéndolo girar mientras cantaba:

"You are... light"

Comenzó a cantar en voz baja, solo para Harry, de una forma seductora y cálida a la vez.

"I want to be a lilikoi-boy, you...
You grind your claws, you howl, you growl, unafraid of all colour"

Unió sus labios a los sonrosados de Harry, que se sorprendió y no hizo más que quedarse quieto. Eileen se sintió extraña. Al separarse, Bailey sonrió enamorado y luego se volvió hacia ella, invitándole a unirse al abrazo. Eileen lo dudó.

"Electricity wires are down, rainbow colours fade into brown"
I dreamt you were smiling, shifting for good
Courageous boy, now you are gone
You run past the years, no place to go
Your spirit is grand, so life goes on
You are... light.
You are... light."


La tomó en brazos, girando con ella. Estaba consciente de lo bien que se podía estar en aquel agarre… Pudo verse reflejadas en los ojos caramelo, de una forma que no cabía duda.

Bailey era puro y sincero.

*  *  *

—¿Puedo hacerte una pregunta?

Los ojos brillantes de Bailey se despegaron de su libro, mirando a la niña que estaba en la alfombra junto a él leyendo otro. Apoyó la cara en su mano, mirándole con interés, Eileen se sonrojó un poco, intimidada por lo apuesto que era.

—¿Amas a papá?

Bailey sonrió ampliamente, un sonrojo tenue se asomó en sus mejillas.

—Lo adoro.
—Adorar no es amar —Aclaró Eileen—. Te he preguntado si lo amas.
—Vaya, eso es ser directa —Rió el hombre—. Amar es… una palabra mayor…
—¿Entonces no lo amas? —Inquirió ella con cautela—. ¿Eso es lo que quieres decir?
—Escucha… —Musitó él, dejando su libro y girándose hacia ella completamente, quedando frente a frente—. Amar lleva tiempo, el amar no nace de la nada, todo tiene su cauce. Para mí, tu padre es muy especial. Es la persona en la que pienso al mirar las estrellas… la persona con la que siento que los espacios entre mis dedos fueron hechos a su medida. Yo… yo quiero amarlo como se merece. Quiero darle todo. Quiero una oportunidad…

Eileen se mordió el labio inferior levemente, mirando hacia la alfombra. Una pelusa se meneaba levemente de un lado a otro entre los pelillos de la tapicería.

—¿Una oportunidad?
—Sí, una oportunidad de poder hacer las cosas bien… de que él me ame como yo lo quiero amar.
—¿No me consideras una molestia?
—¿Qué? ¡No! —Exclamó, levantando el mentón con dulzura—. Tú eres una monada, jamás serías una molestia. Es más, quisiera que realmente fueras mia.
—¿Tu hija?
—Sí, eso sería grandioso. Mi sueño siempre ha sido tener una gran familia.
—El mío también —Susurró Eileen, con melancolía y un poco de arrepentimiento. Aceptar a Bailey no era viable, ella deseaba a su familia completa, a su verdadera familia. Lily, Harry, Severus y ella.
—Yo puedo ser parte de tu familia, si me lo permites. Juntos podemos armar una más grande.
—Ojalá fuera cierto —El susurro fue tan bajito que realmente no estaba segura de sí lo dijo o solo lo pensó.

Bailey se aceró a ella y pegó sus labios contra su frente.

—Dame una oportunidad…


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MensajeTema: Re: No me dejes ir 9   No me dejes ir 9 I_icon_minitimeMar Jun 23, 2015 7:06 pm

arggg no nooo no es cierto..T_T ahhhhhhh maldito mal entendido...rayoss ese par de cabezas duras estan arruinando todo.T_T nooo sensei noooo porque dejas a eseee baka de BAILEY señor don perfecto se encariñe con eileen ahhh estoy enojada y es con ese par de cabezas duras..T_T ahhhhh
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