Capítulo 3
La semana transcurrió volando y, antes de que Harry se diera cuenta, era ya la fecha del comienzo del curso.
Habló con McGonagall y tomó la decisión de llegar al castillo por la mañana, para aclarar el horario y todas sus funciones como profesor. En ese instante se encontraba despidiéndose de su familia.
-¿Ya te vas papá?
-Sí, pero no te preocupes,esta noche regresaré.
-¿No puedo ir contigo?-La pequeña hizo pucheros y Ginny se rió.
-Parece que ha aprendido esa técnica de Hugo.
-No cariño, ya ingresarás en Hogwarts a su debido tiempo.
Tras varios intentos por parte de Lily para convencer a su padre y de negaciones de por parte del moreno, Harry se marchó por la chimenea, apareciendo al instante en el despacho de la directora. Aún no controlaba su forma de aparición, por lo que se desplomó en el suelo y acabo cubierto completamente de ceniza. Se puso de pie, sacudiéndose instantáneamente, y entonces reparó en que había un componente más en la habitación, a parte de la anciana. Severus Snape.
-Simplemente magnífico.-Comentó Snape de forma irónica.
-Por lo menos yo no soy un amargado y un imbécil integral como usted.
-Se atreve a hablarme de imbéciles un...
-Basta de peleas chicos, hemos venido a hablar de las clases, no a discutir.
Los dos morenos cerraron la boca, pero continuaron mirándose con odio durante toda la reunión. Tardaron media hora en ponerse de acuerdo con los horarios, sobre todo Severus y Harry.
-Bueno Harry.-comenzó la directora.-¿Necesitas una habitación aquí o te marchas a casa?
-No será necesario, volveré a casa todas las noches, no podría soportar todo un curso sin ver a Lily.
-¡Qué conmovedor!
-¡Tú cállate!
Comenzaron una nueva pelea verbal hasta que McGonagall los detuvo.
-Calmaos chicos. Relajaos hasta que comience la ceremonia.
Ambos morenos salieron del despacho y bajaron las escaleras. Cuando llegaron al pasillo, Harry procedió a despedirse del profesor.
-Hasta esta noche Snape.
El moreno respondió con un rugido.
-Podría responder, aunque sea solo por educación Ahora somos iguales, somos compañeros, ya no soy más su alumno.
-Que seamos compañeros no es sinónimo de que nos llevemos bien, ni siquiera que tengamos que hablar, es más, preferiría no hacerlo.
-No tengo ganas de seguir peleando. Háblame o no, no me importa. Ahora, yo seguiré saludando, porque tengo un mínimo de educación y pienso que tampoco le he hecho nada malo.-Snape se dio la vuelta para seguir caminando por el pasillo.-Por cierto,-el profesor se detuvo.-gracias por salvarme la vida.-Snape lo miró con confusión.-En la guerra. Siento haber pensado que no pertenecía usted a nuestro bando.
Dicho eso, se marchó, dejando a Snape aún con cara de confusión.
Harry se dedicó a deambular por los corredores, recordando viejos tiempos, y pasó a tomar el té a la cabaña de Hagrid. Allí estuvo hasta la hora del banquete de bienvenida, momento en el que se dirigió al Gran Comedor y se dispuso a colocarse en la mesa. Por causas del destino, todos los profesores se encontraban ya sentados y solo quedaba un sitio, al lado de quien menos deseaba sentarse, Severus Snape.
-Otra vez tengo que soportarle.¿Por qué se empeña en amargarme la vida, Potter?-Escupió su apellido.
-Es imposible intentar amargarle la vida, ya bastante amargado esta usted solo.
Esas fueron las únicas palabras que se dirigieron en toda la cena.
Cuando seleccionaron a todos los alumnos, McGonagall lo presentó como el nuevo profesor de DCAO, y todos los alumnos lo miraron con curiosidad, ya que aún seguía siendo famoso. Pero no le importó, ya que el banquete le recordaba a su época de estudiante, cuando por fin se libraba de sus tíos hasta el curso siguiente.
Cuando terminó la cena, los alumnos marcharon a sus habitaciones, y Harry abandonó el Gran Comedor acompañado de la directora.
-Entonces, ¿te marchas, no?
-Sí, mañana a primera hora estaré de regreso. Estoy encantado de haber regresado, que pase una buena noche.-El moreno se giró, dispuesto a salir por la puerta del castillo,con tan mala suerte que chocó con cierto profesor de pociones y terminó en el suelo.
-¡Ah!¡Duele!
-Potter,¿habrá un día en el que no me moleste y no le vea la cara en todo el maldito curso? Acaba de comenzar y ya estoy harto de usted.
-Yo no soy el único que tiene la culpa. Si tropiezo con usted es porque usted tampoco estaba prestando atención a su camino. Pero ahora,¿puede ayudarme a levantarme, o piensa dejarme aquí tirado?
-Genial, encima voy a tener que actuar de enfermera.
Snape lo agarró por el brazo y lo levantó del suelo, momento en que Harry se percató de la fuerza que tenía su ex-profesor. Se dio cuenta de que casi no podía caminar con una pierna, algo de lo que también Snape se dio cuenta.
-Acompáñeme, le daré una poción para aliviar el dolor.-Harry lo miró con extrañeza.-¿Qué?McGonagall no perdonará que dejé al salvador del mundo mágico tirado toda la noche.
El moreno se apoyó en su profesor para poder caminar y juntos se dirigieron hacia las mazmorras, ese lugar en el que Harry había pasado varios años de su vida de castigos. Cuando llegaron a la puerta del despacho de Snape, Harry se detuvo, pero el mayor le instó a que siguiera caminando hacia otra puerta. Harry se dio cuenta de que puerta era, la de las habitaciones de su ex-profesor. De repente, comenzó a ponerse nervioso, sin comprender el motivo. Quizá porque sería la primera vez que pisaría esa sala.
Severus abrió la puerta y Harry oteó la habitación. Era simple, solo había una cama con cortinas y sábanas verdes(color de Slytherin), un armario, un sofá negro con una mesa y una chimenea, y otra puerta que Harry imaginó, sería el baño. La chimenea rompía los estereotipos de Harry, siempre se había imaginado a su profesor de pociones durmiendo en una sala en penumbras y completamente fría.
-Puede sentarse si quiere.
El moreno lo hizo, y observó como su ex-profesor se desplazaba por la sala buscando las pociones.
Se había quitado la capa y la túnica, llevando solo la camisa. Harry se fijó en los músculos que se le marcaban a través de la tela y su cerebro comenzó a tener pensamientos subidos de tono, que tuvo que controlar para evitar un accidente. No entendía por qué le pasaba eso, desde los once años había odiado a su profesor y ahora estaba deseando que el mayor lo tocara.
-¿Puede dejar de escrutarme con tanta intensidad? Me molesta.
-Lo siento, estaba distraído.
-Menuda novedad.-Le tendió un frasco que Harry tomó y bebió en seguida.-Tardará cinco minutos en hacer efecto.
-Muchas gracias. Voy a tener que marcharme ya a casa. Lily debe estar impaciente.
-Claro y su querida esposa, ¿no?Esa Weasley.-Harry dudó un segundo.-¿Qué pasa?¿La familia feliz tiene problemas?
Harry reflexionó un instante.-Ginny y yo no somos una familia, ambos estamos juntos solo por Lily. Pensamos que la pequeña no tiene que vivir la separación de sus padres, pero nuestro amor terminó hace demasiado tiempo.
No se percató de los movimientos del mayor, hasta que éste había posado sus labios en su boca. Harry la abrió sorprendido, oportunidad que aprovechó Snape para introducir su lengua en ella. Cuando el menor se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y estaba comenzando a disfrutar el beso, el profesor lo apartó de un empujón.
-Márchese. -Harry lo miró sorprendido.-¡Lárgate, y no vuelvas a pisar esta habitación!
El menor salió de la sala aún sorprendido. Cuando llegó a su casa, Ginny lo estaba esperando junto a la puerta.
-Hola, cariño. Lily ya está dormida, no ha podido esperar más tiempo...
La pelirroja continuó hablando, pero Harry ya no la oía, solo caminaba hacia su cama pensando en la situación que acababa de vivir, y sin comprender la reacción de Snape.