Capítulo 2
Lily y Harry se aparecieron a las afueras del castillo. La pequeña pelirroja tenía los ojos brillantes de la emoción. Atravesaron el camino hasta llegar a la entrada del colegio, mientras Harry le explicaba a su hija curiosidades sobre el castillo, y le contaba experiencias suyas durante su estancia en Hogwarts.
Cuando llegaron a la puerta principal, Mcgonagall ya se encontraba allí esperándolos. La directora saludó efusivamente a ambos:
-¡Harry, cuánto tiempo sin verte! Afortunadamente, parece que ahora nos encontraremos más a menudo.-Dio un fuerte abrazo al moreno.-Y tú debes de ser la pequeña Lily,¡encantada de conocerte! ¿Cuántos años te quedan para ingresar en el primer curso?
-Cuatro años. Este lugar es maravilloso, no me esperaba que el castillo fuera tan grande.
-Pues aún no lo has visto por dentro.
Harry dejó de prestar atención a la conversación, ya que, de pronto, vio pasar a por el vestíbulo a alguien conocido, alguien que le había hecho la vida imposible durante su estancia en Hogwarts, aunque también alguien al que le debía la vida, Severus Snape.
Durante años le había creído un traidor , hasta que ese día en la casa de los gritos, le tendió sus recuerdos, y comprobó que realmente siempre había intentado protegerlo. Le había dado por muerto, hasta que varios años después, se enteró de que seguía trabajando en Hogwarts.
Quiso ir a agradecerle la ayuda que le había brindado,pero no se atrevía, sabía que iba a tener que salir corriendo de allí debido al enfado de su ex-profesor. Y ahora iba a trabajar con él.
Estaba pensando en todo eso cuando, de repente, notó como alguien lo abrazaba, tan fuerte que temió que se le rompieran las costillas. Solo conocía a una persona capaz de esto: Hagrid. Sonrió y miró a su gigantesco amigo,quien estaba muy emocionado por el reencuentro.
-¡Harry!¡Sabía que volverías tarde o temprano! ¿Y la pequeña quién es?¡Ah claro, Lily Potter!-se dirigió hacia ella dispuesto a darle un abrazo y el moreno temió por su hija.
-Y tú debes de ser Hagrid. Mi padre me ha hablado mucho de ti.-El hombre observó a Harry con orgullo, y le habló a la pelirroja.
-¿Qué tal si tú y yo nos vamos a visitar el castillo mientras tu padre habla con la directora? Y de paso me cuentas lo que tu padre habla de mí.
-¡Genial!
Lily aferró la mano de Hagrid y ambos se alejaron por uno de los corredores de Hogwarts, con la pelirroja dando saltos de emoción.
-Se parece mucho a tu madre, el mismo color de pelo y los mismos ojos.
-Sí y además es muy inteligente y obstinada. Es el mejor regalo que Ginny ha podido hacerme.
-Las cosas con ella no marchan como esperabas,¿verdad?-Harry negó con la cabeza.-Bueno no voy a ahondar en temas que no me corresponden. Pero sí hay algo que me intriga, incluso me duele un poco, ¿por qué has tardado tanto tiempo en venir? No nos diste tu dirección y ni siquiera conocíamos a tu hija.
-La verdad, ni yo estoy seguro. Simplemente quise alejarme de este castillo, donde pasé los mejores años de mi vida, pero también donde más muertes contemplé, todas por mi culpa.-Minerva abrió la boca para cortarlo.-No, no me digas que nada de esto fue culpa mía, porque sé que mientes. También sé que no estuvo bien, pero entiéndeme, es muy duro para mí.
-Bueno,-Mcgonagall sustituyó su expresión por una sonrisa.-ahora no voy a permitir que te marches. Ya cuento con que estarás entre el personal docente para el próximo curso, así que el uno de septiembre te quiero aquí.
-Por supuesto Minerva. Y ahora creo que debo buscar a cierta pelirroja que ya tendrá harto a nuestro querido amigo con su forma de hablar.
Harry se despidió de la directora y se introdujo en el castillo, sin saber por que pasillo o corredor comenzar a buscar. Durante su recorrido, recordaba momentos agradables que había vívido con sus amigos en el lugar, pero también momentos de la batalla que destrozó a Hogwarts por completo y que se llevó tantas vidas, tanto de amigos como de personas desconocidas que habían luchado por él.
Había transcurrido media hora dando vueltas cuando, de repente, chocó contra algo duro.
-Señor Potter, ¿Tanto le cuesta mirar por donde camina?
Imposible. Se había topado con la última persona con la que querría encontrarse por el castillo. Observó a su ex-profesor. Seguía vistiendo completamente de negro y continuaba provocando ese sentimiento de terror y miedo. Se fijó en sus ojos, completamente negros al igual que su vestimenta, y se preguntó si siempre los había tenido así, tan maravillosos. Intentó alejar ese pensamiento, era Severus Snape, su ex-profesor, el hombre que más odio le había demostrado, no podía comenzar a fijarse en él. Aunque, bien pensado, le debía la vida, si lo había salvado no le odiaría tanto...
-Veo que sigue siendo tan imbécil como siempre, o incluso más que antes. Ya ni siquiera habla.
-Quizá es que no esperaba o, mejor dicho, no quería encontrármelo por aquí.-Estaba dispuesto a intentar conversar con él, pero era imposible, siempre lo ponía de mal humor.
-Pues ya somos dos. Yo tampoco esperaba encontrármelo por aquí, es más, no quería que regresara.
-Pues lo siento mucho por usted, pero me temo que me va a tener que soportar un curso entero, y si me gusta mi estancia como profesor, más de uno.
El moreno se dispuso a contestar, pero en ese momento Lily llegó junto con Hagrid y se lanzó a los brazos de Harry.
-¡Papá!¡Este lugar es genial, estoy deseando ingresar en mi primer curso!
-Vaya, así que también tiene descendencia.-Snape miró a la pelirroja.-¿Y de quién, si se puede saber?
-De Ginny Weasley.-Respondió bruscamente.
-Pues conociendo a esa familia, espero que no tenga por casa ocho o nueve más.
-No, solo la tengo a ella, y espero que cuando ingrese en Hogwarts no la trate como a mí. Ella no le ha hecho nada.
Se giró para despedirse de Hagrid sin hablar más con Snape, y se marchó a casa con su hija. Y lo peor de todo es que aún seguía pensando en los ojos de su desagradable profesor de pociones.