Capítulo 19
-¡Voy a ir, me da igual lo que digas!¡Yo también formo parte de esto, tengo derecho a poder participar!-Llevo varios días discutiendo con Severus y aún no logro convencerlo de que me deje ir a buscar a Malfoy con él. Ya hace dos días que terminó la poción y junto con Draco está planeando el ataque. Esta vez estoy montando el espectáculo en La Madriguera, donde se encuentran el matrimonio Weasley, Jeff, Sara, Ron, Hermione, Ginny y Draco.
-¡¿Nadie piensa apoyarme?!
-Harry, creo que Severus tiene razón. En tu estado es mejor que permanezcas aquí, a salvo,¿o es que quieres que tu hijo quede expuesto a algún peligro?-Es Sara la que habla, con voz firme y calmada.
-Por supuesto que no quiero que le pase nada, pero tampoco quiero quedarme aquí, sin poder ayudar.-Lágrimas comienzan a recorrer mi rostro y Severus me abraza con cariño.
-No hago esto para fastidiarte Harry, solo quiero lo mejor para ti y para nuestro bebé.-Mi amado me mira fijamente y me pierdo en sus ojos que me observan con amor pero a la vez con algo de preocupación y tristeza. Sé que no le gusta decirme que no, que lo único que quiere ver es una sonrisa plasmada en mi cara y ahora mismo no lo está consiguiendo.
-¿Sabes lo que podemos hacer?-Molly se dirige a mí.-Puedes dejar de pensar un rato en pociones y planes e ir a San Mungo para que te digan el sexo del bebé. Sara y yo podemos ir contigo.-Me muestro un poco reticente ante esta idea.-Vamos, no sé de que color hacerle la ropita, hazlo por mí, por nosotras. Además, seguro que a ti también te pica la curiosidad.
Al final logran convencerme, por lo que esa misma tarde nos encaminamos hacia el hospital. Algunas personas me reconocen y se quedan mirándome, especialmente la barriga. Ya me estoy imaginando los titulares de la revista Corazón de Bruja: “El salvador del Mundo Mágico reaparece en escena embarazado” “¿Quién será el padre de la criatura?” “Información exclusiva sobre la paternidad del bebé.” Yo no pienso ofrecer ninguna entrevista, así que lo tendrán que averiguar todo por sus medios. Lo malo es que estas revistas cuando no saben algo se lo inventan, así que temo que adjudiquen la paternidad de mi bebé a cualquier imbécil que se ofrezca voluntario, o aún peor, que se enteren de la verdadera identidad del padre y se dediquen a publicar historias completamente inventadas sobre Severus. Eso sí que no lo soportaría.
-¡Harry Potter!-La enfermera me llama desde la puerta. Ahora todos los que no me había reconocido levantan sus miradas al oír mi nombre. Entro en la consulta con decenas de susurros a mis espaldas, a los que trato de no prestar atención. Molly y Sara también entran conmigo.
-Encantado de conocerle, Harry. ¿Cómo va el embarazo? ¿Alguna molestia fuera de lo normal?
-No, solo dolor de espalda y cansancio en general, pero eso me imagino que es común.
-Sí, bastante frecuente. Túmbese en la camilla, voy a proceder a analizar el sexo del bebé.
-Me tiendo en la camilla y el doctor se acerca a mí con su varita. Realiza varios hechizos sobre mi barriga y de repente aparece una imagen sobre una pequeña pantalla.
-¿Ese es mi bebé?
-Sí, es una niña.-Molly y Sara me agarran las manos a la vez que miran el monitor con los ojos aguados.-Además, es una niña bastante sana. Creo que no va a tener ningún problema durante lo que le resta de embarazo, sin embargo, en caso contrario, no dude en acudir a la hora que sea. ¿Alguna duda?
-¿Puedo llevarme una foto para mostrársela a su otro padre?
-Por supuesto.-Con otro movimiento de varita la imagen reflejada en la pantalla aparece en un papel.-Aquí tiene, solo, ¿le puedo hacer una pregunta? De médico a paciente, la respuesta no saldrá de aquí.
-Claro. Quiere saber quién es el padre, ¿verdad?-Él afirma con un movimiento de cabeza.-Es Severus Snape, no sé si lo conoce.
-¡Por supuesto que lo conozco! ¡Fue mi profesor! Aunque era el más odiado en la escuela, yo siempre lo admiré.
-Pues serías de los pocos.
-Siempre pensé que era un gran hombre , y creo que en eso no me equivocaba.-Le doy la razón y el doctor me sonríe.-Me parece genial que por fin haya conseguido encontrar a alguien que penetre bajo su coraza y logre encontrar su gran corazón. Tranquilo, nada de esto llegará a oídos de la prensa, por lo menos por mi parte. Entiendo que te pueda molestar que comiencen a circular falsos rumores sobre Snape.
Salimos del hospital, con la foto de mi hija guardada en el bolsillo. Molly tenía razón, he logrado olvidarme de Malfoy durante un rato. Ahora lo único que deseo es llegar a casa y mostrarle la imagen a Severus, compartir mi felicidad con él.
-Podemos pasarnos a comprar al callejón Diagon. Tenemos que encontrar juguetes y útiles para cuando el bebé nazca.-Propone Molly. Acepto aunque no muy convencido.-Vamos,necesitas que te dé el aire.
Cuando llegamos, Sara y Molly me arrastran a una tienda de ropa de bebé en la que permanecemos una hora. Pagamos la gran cantidad de prendas que hemos elegido pero, antes de salir, comunico a ambas mi necesidad de ir al baño. Ellas me sujetan las bolsas y yo me dirijo al servicio. Tras varios minutos abandono la sala, pero justo en ese mismo instante alguien me apresa por la espalda, sujetándome las manos y tapándome la boca, evitando que pudiera gritar. Consigo girar un poco la cabeza y observo una melena plateada, consiguiendo identificar a mi opresor, Malfoy. Intento morder su mano, pero él me pega una patada y se desaparece, arrastrándome consigo.
Aparecemos en una habitación pequeña, de paredes lisas y sin ninguna ornamentación. Imagino que estamos en la mansión Malfoy. El rubio me suelta y me tira al suelo, procediendo rápidamente a registrar mis bolsillos, sacando mi varita y el sobre con la foto. Abre el sobre y se ríe al ver su contenido.
-Por favor, no le hagas nada a la foto. Tengo que enseñársela a Severus.-Él ríe más fuerte aún y la rompe por la mitad. Lágrimas empiezan a correr por mi rostro.
-Severus se casará conmigo y tú te marcharás del país con ese bastardo y no volverás jamás.-Me pongo de pie, lo más rápido que puedo con el peso adicional de mi cuerpo, y me lanzo a agredir al rubio. Malfoy me lanza un hechizo que me manda lejos y me hace caer al suelo.
-¡Severus jamás se casará contigo!¡Él no te quiere a ti, me ama a mí !
-Tal vez, por eso mismo no quiere que te pase nada, ni al bastardo que llevas en tu interior. Le propondré un reto que el aceptará casi sin pensarlo: te dejaré marchar junto con tu barriga a cambio de que se olvide de ti y se case conmigo. Sino acepta, temo que no saldrás vivo de aquí.
Por primera vez desde que llegué aquí comienzo a tener miedo. Sara y Molly ya se habrán dado cuenta de mi ausencia, por lo que Severus no puede tardar mucho en llegar. No creo que sea capaz de dejarme aquí tirado.
Mis suposiciones son acertadas, ya que al poco rato, mientras Malfoy está examinando mi varita, se oye un ruido en el exterior de la habitación. Lucius abre la puerta y lanza un grito hacia el exterior: “¡Estamos aquí Severus!” Acto seguido me pone en pie y me clava su varita en el cuello. En esta postura nos encuentran mi amado y Draco.
-¿Qué crees que estás haciendo?¡Suéltalo ahora mismo!
-Oh, vamos. No te pongas nervioso, Sev.-Veo como mi pareja intenta calmar sus ansias de abalanzarse sobre Malfoy, temiendo que me haga daño.-Y lo tuyo Draco, eso sí que no me lo esperaba. Un hijo traicionando a su propio padre, una completa vergüenza.
-¡Quizá no te merezcas que nadie te apoye!-Severus sujeta a su ahijado del brazo para que éste no realice ningún movimiento.-Además, estoy defendiendo a mi padrino, que me ha querido siempre mucho más que tú.
-¿Eso piensas? Quizá también deba darte a ti una lección también. Pero eso no es lo que importa ahora, lo importante es que tu padrino será tu padrastro y tendrás un hermanito, ¿qué te parece?
-Que tienes una mente bastante creativa, ya que eso no va a ocurrir nunca. Mi padrino se casará y tendrá a ese hijo con Potter, por lo que ya puedes ir apartándote de ahí, si no quieres acabar mal parado.
-¿Sí? Creo que no voy a ser yo el que termine mal parado.-El rubio lanza una patada fuerte contra mi abdomen y en ese momento ocurren varias cosas de las que yo apenas soy consciente, ya que el golpe casi me ha llevado a perder el conocimiento. Severus se lanza ágilmente contra Lucius y dobla su brazo apartándolo de mi cuello,dirigiéndose el hechizo que Malfoy estaba conjurando hacia el techo. Draco arranca la varita de manos de su padre y le da un puñetazo en la cara, y Severus me abraza y me sujeta mientras yo estoy llorando de dolor, a la vez que Ron y otros aurores del ministerio apresan a Malfoy y lo retienen contra la pared.
-No os lo llevéis, tenemos que darle la poción.-Dice mi pareja.
-Ya están informados de todo. Vamos a proceder al comienzo del hechizo.-Severus alarga su brazo para darle la poción a Ron, que la introduce inmediatamente y a la fuerza en la boca de Malfoy. Acto seguido coloca un papel ante sus ojos.-Vas a pronunciar este hechizo y lo vas a hacer bien, si no quieres tener problemas.
-¡No pienso hacerlo y no me vais a obligar!¿Qué vas a hacer, pegarme?Eso es ilegal.
-Lo es, pero esto no va salir de estas cuatro paredes, así que...-Le da una bofetada en el rostro y le comienza a salir sangre de la nariz.-¿Piensas actuar correctamente ahora o quieres que siga? Puedo llevarme así todo el día.
Tras varios golpes más logra convencerlo. Severus se toma la poción también y ambos pronuncian el hechizo. Automáticamente una luz les rodea y los anillos caen de la mano y el bolsillo de Malfoy.
-Creo que unos meses en Azkaban no te vendrían mal, por secuestro y amenazas.- Ron se marcha junto con los aurores, llevándose a Malfoy con ellos. Draco también se va, con el fin de comunicar mi rescate a los demás.
-¿Qué tal estás?
-Bien,ha sido un día muy largo. Aún me duele la patada.-Severus me la caricia con suavidad. En ese momento me percato de la foto rota tirada en el suelo.-Por cierto, el médico me dijo el sexo del bebé.-Su mirada muestra curiosidad.-Es una niña, aquí está la foto.-La recompongo con la varita y Severus la mira durante varios minutos, antes de comenzar a llorar de felicidad. No puedo resistirme y acabo llorando con él.
-Estoy tan feliz de que todo haya salido bien. Por un momento llegué a pensar que te perdería para siempre. A ti y a nuestra hija.
-Eso jamás ocurrirá, permaneceremos juntos toda la eternidad, siempre juntos.