Capítulo 11
Esta mañana, a diferencia de la anterior, Severus aún está a mi lado en la cama, por lo cual deduzco que me he despertado más temprano. A pesar de que no quiero levantarme y abandonar su abrazo, la necesidad de ir al baño es mucho mayor. Cuando termino de asearme y vuelvo a la habitación, él ya está despierto.
-Buenos días amor, ¿cómo has pasado la noche?
-Estupendamente, como cada vez que duermo contigo.-Me responde.
Tas unos arrumacos y besos, por fin consigo bajar a la cocina, donde están Ginny y Draco conversando como si fueran amigos de toda la vida, una escena bastante diferente a la de la mañana anterior. Cuando entro en la sala, ellos ni se inmutan, y siguen a lo suyo como si estuvieran solos. Me molesto un poco, ya que mi mejor amiga parece no echarme cuenta. Cuando estoy terminando mi desayuno entra Severus en la cocina y se hace el silencio. Parece que su presencia sigue imponiendo como cuando estábamos en Hogwarts y nadie quería recibir un castigo.
-Padrino, ¿que vamos a hacer hoy?-Se atreve a preguntar su ahijado.
Tras debatir varios minutos por fin conseguimos acordar a lo que vamos a dedicar el día. Vamos a seguir buscando ingredientes, pero como no conocemos bien las zonas de la isla, iremos con un amigo que tiene Draco aquí, al que conoció durante unas vacaciones. Vive a una media hora de distancia, y nació en la isla, por lo que se la conoce completamente. Tras equipar las mochilas con comida y los mapas, salimos en busca del amigo de Draco.
Unos treinta minutos después llegamos a su casa. Un edificio espectacular, de solo una planta, pero construido con madera y piedras. En la parte frontal de la casa hay un jardín lleno de plantas exóticas muy bien cuidadas. Llamamos a la puerta y sale a recibirnos un muchacho de piel morena, alto, algo musculoso, de pelo negro y grandes ojos azules.
-Draco,¡cuánto tiempo!-Le da un fuerte abrazo al rubio y de repente parece reparar en nosotros.
-Oh,¿estos son tus amigos?
-Sí, este es mi padrino, Severus Snape. La pelirroja se llama Ginny Weasley,y el moreno Harry Potter.-Noto como su mirada se dirige hacia mi cicatriz.
-¡¿Eres Harry Potter?! ¡Genial, nunca me hubiera imaginado que te iba a conocer alguna vez, y menos que ibas a estar en mi casa!-Yo me remuevo un poco incómodo, como siempre que alguien se muestra altamente sorprendido de hablar conmigo, y a mi lado oigo un pequeño rugido proveniente de Severus.-Pasad, pasad. Decidme para qué me necesitáis y os ayudare en lo que haga falta.
Pasamos a su salón, una gran estancia decorada con pocos muebles, y nos sentamos en un sofá. Severus se sienta muy pegado a mí y no deja de sujetarme por la cintura. El chico entra tras varios minutos y nos da a cada uno un vaso con zumo. Sev no coge el suyo y se lo devuelve al amigo de Draco.
-Pero, ¡que maleducado soy! ¡Si ni siquiera me he presentado! Mi nombre es Erick. Mis padres eran ingleses pero se mudaron aquí cuando se casaron, por lo que yo nací aquí. Desde pequeño me han gustado las aventuras, por lo que decidí ser explorador en el futuro, y a eso es a lo que me dedico ahora. Exploro las islas buscando pequeños lugares donde no haya estado nadie, por lo que conozco prácticamente cada rincón de este lugar. Ahora es vuestro turno, contadme qué os pasa.
Severus no abre la boca por lo que Draco es el que termina relatándolo todo desde el principio: lo de los anillos, el enlace y el hechizo que hemos encontrado para evitarlo, y para el cual hace falta una poción.
-Así que necesitáis que os lleve a los lugares donde se encuentran los ingredientes,¿no?
-Sí. Ya los tenemos marcados en el mapa, pero no queremos perdernos, por eso queríamos saber si nos podías hacer ese favor.
-Por supuesto, ¿cuándo empezamos?
-Cuánto antes mejor, si puede ser esta tarde.
-Claro, podéis quedaros a comer queréis.
-No, ya volveremos esta tarde si podemos. Es más, esta tarde no vamos a volver, mejor empezamos mañana por la mañana. -Es lo único que ha dicho Severus en toda la velada.
Nos despedimos de Erick, que nos da a todos un apretón de manos y un abrazo, a mí un poco más largo que el de los demás.
-Hasta mañana, y encantado de conocerte Harry.
Por el camino de vuelta, mi amiga y yo vamos comentando la visita que hemos hecho a Erick.
-Parece un chico bastante inteligente-dice ella-, y ¡además es un explorador! Se pasa el día descubriendo cosas, seguro que su trabajo es muy interesante.
-Sí, debe ser genial eso de conocer a fondo el lugar en el que vives, sin que éste tenga ningún secreto para ti.-Le respondo.
Seguimos así todo el trayecto, durante el cual ni Severus ni Draco hablan. Cuando llegamos a la casa, ellos siguen sin hablar con nosotros, y ni mi amiga ni yo sabemos por qué. Se pasan el día entero muy callados y pensativos, hasta que llega la hora de dormir, momento en el que cada uno nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones. Ya en la cama, Severus se recuesta al lado mío, pero esta vez no hay ni beso ni abrazo. Ni siquiera me desea las buenas noches. Harto de la actitud que ha mantenido todo el día me pongo de pie y enciendo la luz.
-¡¿Se puede saber que diablos te pasa?!
-A mí no me pasa nada. ¿Qué te hace pensar eso?
-¡Deja tus sarcasmos para otro momento Snape! ¡Hasta que no me digas lo que te pasa no saldremos de esta habitación, aunque me tenga que llevar aquí una semana!
-¡¿Qué que me pasa?!¡¿Y tú lo preguntas?! ¡Pasa que ese imbécil no ha parado de intentar ligar contigo en toda la mañana, y tu le has seguido la corriente!
-¡¿Cómo?! ¡¿Estás loco?!
Severus me dirige una mirada muy enfadada, y yo ya tengo hinchada la vena del cuello, como un retrato de tío Vernon.
-Mira Severus, creo que lo mejor es calmarse, dejar de gritar y hablar como personas civilizadas.
-Está bien. Ese tío no dejaba de mirarte y tú le respondías a sus miradas. Además cuando volvíamos, lo único que sabías hacer era hablar bien de él. Aunque en parte lo entiendo. ¿Cómo voy a competir contra él? Él es joven, atractivo, con un trabajo interesante y todo lo que habéis dicho. En cambio yo soy todo lo contrario. Lo mejor será que dejemos esta misión, así tu podrás irte con él, y yo me casaré con Malfoy y tendré ese hijo, total, no me quedará mejor opción.
Intento calmarme para evitar gritarle en la cara. Aunque lo que está diciendo me está desesperando, comprendo que solo es inseguridad, porque pocas veces lo han tratado con cariño, y, debido a los errores que ha cometido en su vida, siente que no lo merece, y que nadie se debe molestar en tratarlo bien. En realidad es como un niño pequeño necesitado de amor.
-Escucha atentamente Severus. Vale que Erick es más joven que tú, pero eso no importa. He tenido a muchos chicos jóvenes detrás, intentando conseguir una relación conmigo, y de entre todos te escogí a ti. Porque esos chicos solo querían una relación con Harry Potter, con un famoso, en cambio tú nunca me has mostrado admiración, y si decidiste salir conmigo fue como persona, porque realmente me amabas. Erick es solo un chico del montón con un trabajo interesante, en cambio tú tienes un montón de cosas que me enamoran: tu personalidad, tus gestos, ese aura de misterio que te rodea... Todo sobre ti. Estoy enamorado de Severus Snape, y Erick jamás se parecerá a Severus Snape.
Él me mira fijamente a los ojos. -Lo siento, siento haber puesto en duda tu amor. Yo también te amo y es por eso que no soporto la idea de perderte y verte en los brazos de otro.
-Eso nunca va a pasar Severus, nunca lo dudes.
-Lograremos como sea romper ese enlace, aunque sea lo último que haga. Malfoy no se saldrá con la suya.- Dice convencido mientras me da un suave beso en los labios.
Acto seguido ambos nos acostamos y nos abrazamos fuertemente. Así nos dormimos toda la noche, contentos por haber aclarado todos nuestros sentimientos. Espero que de una vez por todas, mi amado pueda dejar a un lado sus inseguridades y poder ser feliz con nuestra relación. Y si no es así, yo me encargaré de que lo sea, porque él ya ha sufrido demasiado, y se merece pasar el resto de sus días rodeado de felicidad.