Capítulo 12
Por la mañana, tan pronto como nos despertamos, decidimos ir a casa de Erick a realizar la excursión que planeamos ayer. Severus vuelve a estar de buen humor, pero parece que su ahijado aún está algo distante, y sigue sin hablar con Ginny. Entre ellos se ha vuelto ha instaurar la misma frialdad que tenían al principio y yo espero que lo solucionen pronto. Aunque con lo cabezotas y orgullosos que son los dos, seguramente tardarán un tiempo.
Cuando bajo a desayunar a la cocina, donde se encuentran todos, el aroma del café penetra en mi nariz, y yo la arrugo con algo de repulsión. Es extraño, porque este olor siempre ha sido uno de mis favoritos. Cuando entro en la sala me sitúo junto a Severus en una silla. Él automáticamente me ofrece una taza de café, a la cual le doy un sorbo con algo de asco. Las nauseas aparecen repentinamente y me dirijo corriendo al baño a echar la bebida. Severus entra detrás mía y se sienta en el suelo a mi lado. Ginny y Draco se encuentran en el umbral de la puerta, intentando estar lo más cerca de mí pero a la vez sin rozarse.
-Harry, ¿estás bien?
-Sí, solo son nauseas. Tal vez me ha sentado mal algo que comí ayer, o el café de esta mañana. Ya se me han pasado.-Miento. No me he encontrado tan mal en toda mi vida, pero decido no contar la verdad, ya que si lo digo nos quedaremos aquí en lugar de ir a buscar a Erick, y lo que más quiero es encontrar esos ingredientes cuanto antes.
Haciendo acopio de todas mis fuerzas, logro ponerme en pie y salir del baño con una sonrisa fingida. Todos me siguen y juntos preparamos los enseres que nos harán falta durante el día. Acto seguido, nos dirigimos a casa de Erick, donde éste nos está esperando con la puerta abierta.
-Buenos días chicos. Pensaba que ya no ibais a venir.-Nos da a todos un apretón de manos y noto como Severus se la aprieta con un poco más de fuerza de la necesaria. A Draco le da un abrazo que el rubio se resiste a aceptar.-Ya he pensado el lugar al que podemos ir hoy. Esta relativamente cerca de aquí y es un poco difícil de llegar a él debido a la cantidad de rocas y vegetación que hay a su alrededor, pero os ayudaré si hace falta.
Partimos enseguida y tras una hora caminado por fin llegamos al lugar que dijo Erick. A lo lejos se ve una pequeña montaña de difícil acceso, debido a la cantidad de objetos que la rodean. Yo me encuentro un poco mal, ya que las nauseas que sentía esta mañana aún no han remitido del todo y la caminata no han hecho otra cosa sino acentuarlas.
-¿Tenemos que subir hasta la cima de monte?-Pregunto.
-Me temo que sí,-responde Erick.-El ingrediente que estamos buscando se encuentra en la cumbre, en pequeñas cantidades. La última vez que vine había, espero que aún quede algo.
Eso espero yo también. No me apetece nada tener que subir la montaña, para que cuando lleguemos no haya nada arriba.
Empezamos a caminar, aunque es algo complicado con tantas rocas y plantas. Severus y Erick mantienen una lucha por ayudarme. Ambos intentan siempre ser los primeros en tenderme la mano para que pueda subir por una piedra alta, o intentan apartar las ramas de los árboles para que no me arañe. Yo intento siempre recurrir a Severus, para no darle más motivos para estar celoso, aunque a veces tengo que tomar la mano de Erick, porque me tropiezo y él es el único que está a mi lado en ese momento.
Como todos se han olvidado de Ginny, Draco se ve forzado a ayudarla. Al principio lo hace un poco tenso, pero después pasa a realizarlo con sumo gusto, ahora que parece que Erick ignora a Ginny y ella no deja de murmurar cosas en contra del chico, por dejarla sola con el rubio.
Tras mucho trabajo por fin llegamos al pie de la montaña y comenzamos a escalarla. Erick y Severus siguen peleándose por captar mi atención, y yo ya estoy harto, porque me encuentro lo suficientemente mal como para estar acostado en la cama y no escalando un monte. Cuando llegamos a la cima, me desprendo con mucho gusto de los dos e intento calmar un poco las nauseas. Pasados varios minutos llegan mi amiga y el rubio, que le pasa un frasco a Severus para que guarde el ingrediente. Es otra planta extraña como la del otro día. A mí me parecen todas iguales, pero está claro que a ellos no.
Con el ingrediente ya en la mochila comenzamos el descenso y ya abajo, decidimos comer en un pequeño claro al lado de un río. Cuando terminamos de almorzar, yo no como casi nada porque aún me encuentro mal, Severus va a inspeccionar por los alrededores por si encuentra algo de utilidad para la poción y Ginny y Draco van a dar también una vuelta por el bosque, por lo que Erick y yo nos quedamos solos. No hablamos ni nos decimos nada al principio. Ambos estamos sentados, uno enfrente del otro y la tensión se puede percibir en el ambiente.
-Bueno, y entonces, ¿estás saliendo con ese?
-”Ese” se llama Severus, y sí, estoy saliendo con él.
-Vale, solo me parece un poco extraño. Eres muy atractivo, joven y tendrás a miles de chicos detrás, y él, bueno, él no.
-Me da igual lo que pienses, y si lo crees extraño o no, pero yo a él lo amo y por eso no lo pienso dejar. Estamos luchando mucho para poder romper ese enlace, para poder estar juntos completamente, y no dejaré que nada ni nadie se interponga entre nosotros dos. Él me quiere por lo que realmente soy, y no como todos esos chicos jóvenes que tú dices, que solo vienen a mí por ser famoso.-Me estoy empezando a cabrear, tanto que incluso se me están pasando las nauseas.
-Bueno, todos los chicos jóvenes no te quieren solo por eso. Hay algunos que verdaderamente aprecian como eres realmente.
Acto seguido, me sujeta la cara con las manos y me da un beso en los labios. Intenta profundizar el beso pero yo se lo impido forcejeando contra él y echándome hacia atrás. Antes de poder reclamarle nada, algo lo sujeta por el cuello y se lo lleva hacia una pared de rocas cercana. Es Severus, que al parecer lo ha visto todo.
-Escúchame imbécil. Te he estado soportando durante toda la mañana, aguantándome las ganas de pegarte un puñetazo en esa asquerosa boca que tienes. Pero esto ya si que no lo voy a soportar. Como te vea otra vez rondando a mi pareja, te juro que no tendrás isla donde esconderte. ¡¿Me has entendiendo?!
Viendo que Erick ya se está poniendo morado debido a la falta de oxígeno, decido lanzarme en su ayuda.
-¡Severus suéltalo! ¡Lo vas a matar, y no merece que te ensucies las manos con él!
Lo suelta y el chico automáticamente se lanza contra él Comienzan una pelea que intento sofocar, pero no lo logro hasta que no aparece Draco para ayudarme. Ginny y él han venido alertados por los gritos. Al fin conseguimos separarlos y Erick se marcha tras dejar en el aire un “Ya veremos. A lo mejor tu querida pareja viene a mis brazos por su propia voluntad”.
El camino de vuelta a casa lo recorremos en silencio. Esa noche Severus se va a la cama casi sin hablarme. Yo estoy dividido, por un lado no me parece bien que no me dirija la palabra cuando yo no he tenido culpa de nada, pero por otro lado es la primera vez que le he escuchado decir que soy su pareja y eso me hace bastante feliz. El segundo pensamiento supera al primero, por lo que me abrazo a él en la cama y le comienzo a hablar con tono dulce.
-Sev, Sev. Sé que estás despierto y que estás escuchándome, así que por favor contéstame.-Sigue sin dirigirme la palabra.-Yo no siento nada por él. Es más, cuando me ha besado solo estaba pensando en ti, y en que si llegabas podía surgir una confusión, por eso me he separado lo más rápido que he podido. Vale que estés enfadado con él, yo también lo estoy, pero no la pagues conmigo por favor.
Dirige sus labios a los mios y comenzamos el beso más dulce que nos hemos dado en la vida. Empezamos una caricia por aquí, un beso por allá. Una cosa lleva a la otra y acabamos haciendo el amor apasionadamente durante varias horas. Cuando terminamos, ninguno de los dos nos queremos separar del otro, así que dormimos fusionados en un estrecho abrazo.
-Te amo, Harry. Nunca lo olvides, bajo ninguna circunstancia.-Es la primera vez que me dice directamente que me ama, por lo que a mí el corazón casi se me sale del pecho. “Yo también Sev, yo también” le respondo.
Esta noche duermo sin preocupaciones, con una sonrisa en la cara, y sin pensar en el futuro, solo disfrutando del momento.