Capítulo 18
-Lo siento, creo que nos precipitamos un poco ayer y no pensamos antes de hablar.
Molly y Arthur me miran tristemente a los ojos. Acabo de entrar por la puerta de La Madriguera, dispuesto a escuchar sus disculpas y a razonar con ellos. Solo les pienso dar una oportunidad, si vuelve a insultar a Severus o me hacen sentir mal de nuevo, se pueden ir despidiendo de mí para el resto de sus vidas.
-Disculpas aceptadas. Ahora creo que debemos de aclarar unos cuantos puntos. Sé lo que vais a decirme y no me importa ni la edad de Severus ni que él haya sido un mortífago ni nada de eso. Todos cometemos errores, y nadie merece que esos errores se les recuerden de por vida. Sí, él fue un seguidor de Voldemort, pero después se arrepintió y se unió a nuestro bando, poniendo su vida en peligro demasiadas veces, la mayoría para ayudarme a lograr mi misión y evitar mi muerte, así que prácticamente le debo la vida.
-Harry, cariño, todo lo que has dicho es muy bonito, pero no sé, solo no me parece bien. Aparte de la diferencia de edad, hasta hace poco le odiabas y, ¿ahora vas a tener un bebé con él?
-Molly, tienes razón al decir que antes odiaba a Severus, pero eso fue hace demasiado tiempo. Cuando me enteré de que en realidad estaba protegiéndome, ese sentimiento cambió y se transformó en gratitud, hasta que finalmente, se convirtió en amor, un amor puro y verdadero. Y quizá este bebé haya sido un accidente y un poco precipitado, pero eso no implica que sea menos querido, todo lo contrario. Ambos estamos esperando su llegada con impaciencia y me encantaría compartir este sentimiento con vosotros, que siempre habéis actuado como mis padres, pero si continuáis insultando o mirando mal a mi pareja, me temo que no va a poder ser.
-Bueno, solo déjanos un poco de tiempo para adaptarnos. Prometemos que la próxima vez que veamos a Snape no le diremos nada fuera de lugar. Es más, dile que puede venir a cenar esta noche, vamos a preparar una gran cena de bienvenida para los señores que se hospedarán aquí, ahora no recuerdo sus nombres.
-Sara y Jeff, os caerán muy bien, son muy simpáticos y sociables.-Comienzo a relatarles todo lo que hicimos en la isla, empezando por cómo conocí a Jeff y Sara y terminando por Malfoy y los anillos de enlace que lo atan a Severus.
-¡Os ayudaremos en todo lo que haga falta! Ese Malfoy no puede salirse con la suya.
-Sí, si necesitáis algo del ministerio podéis pedírmelo. Aunque esté jubilado todavía tengo mis contactos por allí y personas que me deben favores. Conseguiremos anular ese enlace cueste lo que cueste.
Volví a Hogwarts de mejor humor, incluso tarareando una canción. Por el pasillo me encontré a Mcgonagall que me felicitó por mi embarazo.
-¡Enhorabuena! Ya me lo ha contado todo Severus. Estas radiante, y me alegro de que por fin mi compañero tenga algo por lo que levantarse feliz en las mañanas, alguien a quien amar.
Tras varios minutos de conversación consigo abandonar a mi ex-profesora y bajar a las mazmorras, donde me dirijo directamente a la puerta del despacho de mi amado. Llamo, pero, como no responde nadie, entro directamente. No veo a Severus por ninguna parte, así que comienzo a buscarlo por toda la estancia.
-¡Sev! ¡Sev, ¿dónde estas?!
Tras buscar en su habitación y en el baño vuelvo al despacho. En el momento que pienso entrar en la sala cerrada con llave, noto unos brazos rodeándome la cintura. Unos labios se posan en mi oreja y me susurran con voz calmada: “¿me llamabas?”. Se me erizan los bellos al oír esa voz grave en mi oído. Solo hay una persona capaz de provocar todas esas sensaciones en mí, Severus. Sus labios me rozan el cuello y yo abro los mios para dejar escapar un sonido de placer. Él me arrastra hasta el sofá que está junto a la puerta y yo me dejo caer, seguido por mi amado, que se apoya encima con cuidado de no aplastarme la barriga. Abre con cuidado mi camisa, a la vez que sus labios se depositan en los mios y nuestras lenguas se unen, comenzando una danza lenta y suave. Sus dedos empiezan a jugar con mis pezones y, al poco tiempo, son sustituidos por su lengua, que recorre un un largo camino hacia mi ombligo, donde se detiene mientras sus manos se dirigen al botón de mis vaqueros. Yo no puedo resistirme más, así que intento desabrochar su camisa, sin éxito ninguno, ya que mi barriga a penas me permite moverme. Él suelta una pequeña risita divertida cerca de mi bragueta, lo que sube aún más mi temperatura, y se quita él mismo la ropa. Alargo mis manos para tocar su pecho y mi amante corre a terminar lo que comenzó. Lentamente, comienza a bajar mis pantalones y ropa interior, y roza su lengua con la punta de mi miembro, que comienza a gotear instantáneamente. Empieza a lamer en toda su extensión, hasta que estoy a punto de venirme, momento en el que le ordeno que pare y él entiende mi petición. Dilata un poco mi entrada con sus dedos y, poco a poco, comienza a introducirse en mi interior, que lo acoge desesperadamente. Sus embestidas, que al principio eran suaves, se tornan cada vez mas rápidas, hasta que alcanzamos un ritmo frenético, que ninguno de los dos quiere que termine, pero nos terminamos corriendo, los dos al mismo tiempo, y Severus cae sobre mi cuerpo, apartándose enseguida para no hacerme daño. Descansamos un rato abrazados, hasta que recordamos que teníamos que recoger a Sara y Jeff, momento en el que nos soltamos y comenzamos a vestirnos. En ese momento recuerdo la puerta bajo llave y le pregunto a Severus de qué se trata.
-Es solo mi laboratorio de pociones. Lo tengo cerrado con llave para que no pueda entrar alguien y tener un accidente o hacerse daño.
-Alguien como, por ejemplo, yo.
-Sí, alguien como tú. Aún recuerdo las clases de pociones,tienes que reconocer que esa habilidad nunca se te ha dado bien.
-Quizá, aunque quizá fuera también por el profesor que tuve, que no me ofrecía ningún apoyo.-Veo como su semblante se entristece.-Aunque ahora amo a ese profesor de pociones.
Él me sonríe y me besa. Acto seguido nos dirigimos a la chimenea, cogemos un puñado de polvos flu que arrojamos al fuego y nos aparecemos en la casa de la playa en la que nos alojamos durante la búsqueda de ingredientes. Tras una pequeña caminata, para mí el doble de larga debido a los dolores de espalda, llegamos a casa de Jeff y Sara, que nos están esperando con equipaje listo.
-¿Ya estáis preparados? Genial, ahora conoceréis a los Weasley, veréis que son geniales.
Partimos desde su casa hacia La Madriguera, donde Molly y Arthur están esperando junto a la chimenea, con Hermione y Ron. Draco y Ginny se encuentran ya sentados en la mesa. Corro a abrazar a mis amigos, aunque con Hermione me cuesta un poco, debido a las barrigas de ambos. Tras el saludo inicial, procedo a las presentaciones.
-Jeff, Sara, ellos son Molly y Arthur, os acogerán hasta que nos compremos una casa. Estos dos son Ron y Hermione, mis mejores amigos desde que entré en Hogwarts y también están esperando un hijo, como podéis ver. A Ginny y Draco ya los conocéis.
-Jeff, Sara, encantada de conoceros. Venid conmigo, os mostraré la casa y la habitación en la que os hospedaréis.
Mientras que Molly sube a enseñar la casa al matrimonio, Severus y yo nos sentamos junto al resto de ocupantes de la casa. Conversamos un poco de temas triviales y Hermione y yo compartimos dolencias y efectos de nuestros respectivos embarazos, hasta que comenzamos a hablar del asunto que más nos preocupa en este instante.
-¿Qué vais a hacer con lo del enlace?-Pregunta mi amigo pelirrojo
-De momento, Severus va a comenzar a preparar la poción esta misma tarde y cuando esté lista ya veremos lo que se puede hacer. Tal vez, si Malfoy tiene que tomarla, Draco pueda suministrársela.
-Sin problema, haré lo que sea para que mi padre esta vez no se salga con la suya. Ya se ha salido con la suya demasiadas veces en esta vida, y no voy a permitir que esta vez arruine la existencia de mi padrino, aunque tenga que lanzarle un cruciatus para que ingiera la poción.
Su mirada era de determinación y todos los que estamos presentes en la sala nos damos cuenta de que en realidad sería capaz de hacerlo. Parece que tiene años de rencores acumulados contra su padre y ahora están saliendo todos a la luz. Cuando por fin bajan Molly, Jeff y Sara, tras dejar el equipaje, decido marcharme con Ginny a nuestro piso para saludar a Max y abrir un rato la tienda. Severus también se va, pero al laboratorio de pociones, donde va a comenzar a preparar la poción con los ingredientes que tanto nos costó encontrar.
Tras pasar varios minutos jugando con mi perro, mi amiga y yo bajamos y abrimos la puerta del comercio. Pasa media hora hasta que por fin entra el primer cliente, que para nuestra sorpresa no es otro sino Lucius Malfoy. Mi primera reacción es dirigirme hacia él y expulsarlo del establecimiento, pero Ginny me detiene rápidamente, ya que se supone que yo no sé nada del hechizo de enlace y él seguramente no conoce mi relación con Severus.
Mi suposición es errónea. Erick también conoce a Lucius y por mi negativa a mantener una relación con él, aún conociendo la historia del enlace que une a Sev y el rubio, se lo ha contado todo, así que ahora ya sabe que estamos preparando una poción contra él.
-Creéis que sois muy listos, Potter, pero jamás conseguiréis lo que os traéis entre manos. Ya veréis como no lo conseguís. Y yo que tu le diría todos tus secuaces que tuvieran cuidado conmigo, si no quieres que a esto-me da una palmada en la barriga-le pase nada.
Cuando Ginny va a replicar contra él, ya se ha marchado. Las lágrimas se escapan instantáneamente de mis ojos aunque intento retenerlas. Mi amiga me consuela abrazándome y yo sigo llorando en su hombro.
-Lo mejor es que le cuentes todo a Severus, debe saberlo.
-Pero ¿y si lo que hago es preocuparlo más?¿Y si Draco o él deciden tomar una medida desesperada? Yo no quiero que ninguno de los dos cometa una locura, Ginny.
-Estoy segura de que Severus jamás cometería una locura de ese tipo, igual que también estoy segura de que no permitiría que su ahijado cometiera algún acto del que se arrepintiera después. Por favor, díselo, hazlo por mí, por tu mejor amiga.
Cuando me doy cuenta ya estoy de pie ante las puertas de Hogwarts. Entro en el castillo y me dirijo a la mazmorras, donde entro en el despacho de mi amado. La puerta del laboratorio de pociones está entreabierta. Llamo con suavidad, apenas sin hacer ruido. Cuando estoy a punto de repetir la acción temiendo que Severus no me haya escuchado, la puerta se abre y aparece él.
-¿Qué haces aquí?¿no tendrías que estar en la tienda?-Noto su semblante lleno de preocupación, ya que le había dicho que no vendría hasta la noche.
-Sí, es solo que Malfoy...Malfoy...-sin poder evitarlo rompo a llorar y él me abraza contra su pecho. Le narro la visita de Lucius a la tienda y él se muestra un poco preocupado a la vez que enfadado.
-Maldito Erick. Tendrías que haberme permitido matarlo cuando pude.
-Solo prométeme que no cometerás ninguna locura.
-Por supuesto, jamás descenderé a su nivel. Esto lo vamos a arreglar con el libro de Draco, pero se solucionará todo, y como ese Malfoy se atreva a tocarte a ti o a mi hijo, me temo que tendré que romper la promesa.
Una semana después por fin la poción está lista. No hemos vuelto a tener noticia de Malfoy, ni siquiera Draco, que no ha vuelto a pasar por su casa, ahora se queda en nuestro piso. Jeff y Sara han congeniado muy bien con Arthur y Molly, tanto que ya conocen unos sobre otros más que los propios hijos del matrimonio. Severus por fin ha conseguido averiguar lo que hay que hacer con el brebaje. Lo tienen que tomar él y Malfoy, y a continuación recitar ambos un complicado hechizo. Tienen que haber al menos dos testigos. Yo me he ofrecido voluntario, pero Severus a discrepado, ya que teme que me ocurra algo, aunque yo no desisto de intentar convencerlo. Aún no sabemos como vamos a hacer para que Lucius colabore en todo esto, pero si no quiere participar voluntariamente, le obligaremos, aunque sea con un imperius. Lo intentaremos a partir de mañana.