Capítulo 7
Imposible. Llevamos tres horas revisando el libro completo y no hemos encontrado absolutamente nada. En él se menciona este tipo de enlace, pero ningún hechizo o cualquier otro tipo de solución para anularlo. Severus respira profundamente a mi lado. Ambos estamos ya hartos de buscar, pero no tiramos la toalla. Queremos encontrar un remedio cueste lo que cueste.
-Harry , ya es la hora de almorzar. Sería mejor que te fueras y volvieras más tarde.
-¿Y por qué no puedo quedarme a comer aquí, contigo?-Veo que abre la boca para negarlo, y me adelanto.-Por favor.-Pongo mi mejor cara de cachorrito y lo miro fijamente.-Por favor, por favor,por fa...
-Esta bien.-Lo dice de forma cansada.-Pero esta tarde te vas y descansas un poco.
-¡Por supuesto, gracias!-Me lanzo a sus labios dispuesto a besarlo, pero él, con rápidos reflejos, gira la cara, por lo que el beso se lo termino dando en la mejilla. Esto me molesta un poco, y me da más fuerzas para seguir luchando, ya que sé que esto ocurre por culpa de ese enlace, y que cuando encuentre la solución Sev y yo podremos estar juntos y vivir felices hasta el final de nuestras vidas.
-Bueno, estaremos más cómodos en mi dormitorio.
Dicho esto se dirige hacia la puerta que se encuentra a la izquierda del escritorio y la abre. Me hace señas con la mano para que entre y yo lo hago con paso inseguro. “No puedo creerlo, estoy entrando en su habitación”, eso es lo único que puede registrar mi cerebro ahora mismo. Cuando consigo entrar mis ojos recorren la sala de una punta a la otra varias veces. Es una estancia bastante amplia, con dos puertas que dan a otros lugares. Uno es el baño y el otro no lo sé. En el centro y pegada a la pared de la derecha se encuentra una cama de grandes dimensiones, vestida con sábanas verdes y cojines negros. En el centro de la antecámara hay una pequeña mesa con dos sillones a su alrededor.
En la sala también hay un gran armario de caoba en cuyo interior, me imagino, habrá decenas de túnicas y capas negras.
Cuando termino de observar la habitación me doy cuenta de que Severus ya está sentado en uno de los sillones esperándome, y yo me dirijo rápidamente a tomar asiento en el otro. Él llama a un elfo, que aparece instantáneamente y nos pregunta qué deseamos tomar. Tras darle la orden, éste desaparece y vuelve enseguida con el pedido. Ambos empezamos a comer despacio y yo no puedo parar de fijarme en sus labios y su boca. Cuando ya estamos terminando se oyen unos golpes en la puerta. Severus se levanta a abrir y cuando lo hace se topa de frente con Draco Malfoy.
-¡Padrino! ¡He vuelto!
Se abrazan y entonces Malfoy se percata de mi presencia.
-Padrino,¿ qué hace Potter en tu habitación?
Su voz destila el mismo odio de antaño. Yo no se la relación que tiene actualmente con su padre, ni si es de fiar. Severus decide poner paz antes de que comience una guerra entre los dos.
-Harry, Draco ha estado este último año de vacaciones recorriendo el mundo, por lo que no ha mantenido ningún tipo de contacto con su padre y sabe nada de lo que ha sucedido.
-Espera,¿ qué se supone que tengo que saber?
-Draco, tú conoces los pares de anillos de enlaces que posee cada familia de magos, heredados de generación en generación¿cierto?
-Por supuesto, mi familia tenía varios pares.
-Pues tu padre ha robado uno de los míos y se lo ha puesto, por lo que ahora estamos comprometidos, y tú sabes lo que significa eso.
-¡¿Qué mi padre ha hecho qué?!
-Lo ha hecho porque ambos salimos juntos, hasta que yo lo dejé porque tenía que casarse con tu madre y ahora ha decidido vengarse, y lograr retomar nuestra relación a la fuerza. Harry me esta ayudando a buscar un hechizo para romper el enlace, pero solo hemos encontrado un libro y no viene ninguna solución en él.
-En la biblioteca de mi mansión había varios libros de este tema, creo. Puedo traerlos y ayudar yo también. Creo que esta vez mi padre si que se ha pasado de la raya. No tiene ninguna autoridad para hacer lo que ha hecho.
Es la primera vez que estoy de acuerdo con Malfoy en algo. Se queda para contarle todos los detalles de su viaje a Severus y yo decido marcharme y regresar a la tienda. Cuando subo a mi apartamento me encuentro a Ginny en el sofá llorando. Intenta secar sus lágrimas y fingir una sonrisa, pero no le sale demasiado falsa. Yo creo que ya es hora de hablar sobre el tema, y no me iré hasta saber todos los detalles de su relación con Dean.
-Dean y yo hemos roto definitivamente. Él llevaba varios meses engañándome con una compañera de trabajo. Yo llevaba tiempo sospechándolo, por eso estaba más distanciada de él. Llevaba varios meses llegando más tarde de lo habitual, y oliendo a un perfume extraño, que no era mío ni suyo. Hoy por fin he confirmado mis sospechas, ya que llevaba un moretón en el cuello y no se lo había hecho yo. Lo que no entiendo es por qué me ha hecho esto, si yo se lo he dado todo, sin nunca quejarme de nada. He movido cielo y tierra para que él tuviera lo que necesitaba.
El llanto no la deja continuar. Yo la abrazo y dejo que se desahogue en mi hombro. Nunca hubiera pensado que mi excompañero de habitación pudiera hacerle esto a mi amiga. Yo lo tenía por un buen chico, y ahora sale con esto. Creo que no lo podré mirar más a la cara, porque solo pensaré en mi amiga y le soltaré un puñetazo para que él también sienta dolor.
Tras una hora llorando, Ginny se queda dormida. La llevo a su cama, la arropo y le doy un beso en la frente. Ya en mi dormitorio me dirijo a la ventana y me asomo por ella. Ya esta comenzando a anochecer por lo que cojo la correa y saco a Max a dar un paseo a un parque cercano. Cuando regreso ceno algo rápido, me pongo el pijama y me tumbo en la cama. Pasan varias horas y no puedo dejar de dar vueltas sobre las sábanas, sin poder pegar ojo. Miro el reloj que está encima de mi mesita de noche. Son las tres de la mañana.
No se porque lo he hecho, pero ya no hay vuelta atrás. Estoy en la puerta del dormitorio de Snape, esperando a que alguien me abra. Antes de salir le he dejado una nota a Ginny en la mesa del comedor. Los acontecimientos del día, primero la frustración de no encontrar el hechizo, y después la rabia por lo que está sintiendo mi mejor amiga, me han llevado a estar frente a esta puerta. Por fin me abre Severus, que se encuentra en pijama y me mira con cara de sorpresa.
-Déjame pasar la noche aquí, por favor.
Me lanzo hacia él llorando y él me acoge entre sus brazos y me lleva hasta la cama. Nos metemos ambos bajos las sábanas y él no me suelta en ningún momento. Me desahogo aferrado a su pecho y él sigue sin soltarme, y no hace ninguna pregunta. Antes de darme cuenta ya estoy dormido en su cálido abrazo. El abrazo más reconfortante que me han dado jamás.