Capítulo 22.Hay un motivo muy concreto por el que escogió a Lauder y Miller para revisar a Potter. Y no es solo que, tras dos años de verlos todos los días, sabe que se preocupan realmente por el chico.
Tiene algo que ver, pero no lo es todo.
Es una conversación que tuvo con Lauder tiempo atrás, acerca de la relación entre él y los otros tres hombres que solían acompañarlo todas las tardes en la jaula y que le demostró hasta que punto entendía ese sanador sobre las relaciones y el comportamiento humano.
Así que le cuenta todo, a solas en su despacho, con Miller sentada a su lado sin decir una palabra. Black se ha marchado apenas ha terminado la reunión con el ministro, para atender sus compromisos laborales.
—Ya veo —dice Lauder, al acabar su relato—. Siempre me intrigó el asunto de las mariposas. Cuando me dijo que pensaba que eran la clave no le di el suficiente crédito, pero debo reconocer que tenía razón.
—Sí —sostiene Miller, pero luego lo mira preocupada—. No obstante, ¿está seguro de que el señor Potter desintegró a la criatura? ¿Completamente?
Severus asiente, muy serio.
—Las mariposas la destruyeron por completo. No quedó nada.
Ellos creen en su palabra, pero los tres saben que deben realizar un reconocimiento exhaustivo del joven antes de estar seguros. Conversan un rato más. Snape los pone al día sobre todo lo sucedido desde que salieron de San Mungo, Lauder y Miller firman el nuevo contrato de confidencialidad que les extiende sin leerlo demasiado (lo cual demuestra hasta que punto confían en su juicio) y luego pasan del despacho a las habitaciones privadas del profesor, en donde un muy despierto Harry Potter, que estaba jugando al ajedrez mágico con Lupin, los mira con curiosidad nada más atraviesan la puerta.
—Estos son los dos sanadores que estuvieron a cargo de tu recuperación en San Mungo, Harry —los presenta Snape—. Thomas Lauder y Brenda Miller.
—Es un placer poder hablar por fin con usted, señor Potter —saluda Lauder, estrechando la mano del joven.
—Muchas gracias por cuidar de mi mientras estaba en coma —agradece el chico, sonriendo un poco.
Lauder y Miller parecen encantados. No pasan ni cinco minutos hasta que tienen a Harry sentado en una de las habitaciones, lanzandole hechizos de reconocimiento por todo el cuerpo. Snape y Lupin los observan desde el marco de la puerta.
Black llega unos veinte minutos después, cuando los sanadores ya han comenzado con los cuestionarios psicológicos, para determinar en que grado mental se encuentra. El animago sonríe al asomarse y ver a Harry responder bastante incómodo y luego se dirige a la mesa en donde están los dos profesores tomando té.
—He cancelado todos mis compromisos de los próximos dos meses —anuncia mientras toma asiento, cogiendo una taza y sirviéndose de la tetera con un golpe de varita.
—Sirius, no hay necesidad...
—Claro que la hay —corta, sin dejar que el licántropo termine la frase—. No podemos sacar a Harry de Hogwarts y vosotros dos tenéis clases que dar. Alguien se tiene que quedar con él y ese alguien soy yo.
Lupin frunce el ceño. Snape no dice nada, porque sabe lo terco que es Black y además tiene razón. Potter no debe quedarse solo ni un minuto mientras esté en el castillo, es demasiado arriesgado. Y, al mismo tiempo, no hay posibilidades de que abandone la escuela por lo menos hasta que termine el curso escolar y los "temores" de Fudge ya no tengan fundamento.
—Canuto, de verdad creo que podríamos habernos organizado sin que dejases el trabajo. En tu profesión un mes de inactividad puede resultar fatal, dos es un suicidio.
—Ya he decidido, Lunático. Y, si tengo que elegir entre Harry o seguir siendo modelo, creo que escojo a Harry.
Snape reprime una mueca detrás de su taza de té. El vanidoso Sirius Black renunciando a su exitosa carrera de modelo... Ver para creer. Ya sabía que Potter estaba por encima de cualquier cosa, ya que el hombre nunca jamás faltaba a sus citas en la jaula a pesar de que seguramente le llovían ofertas de trabajo por las tardes, pero esto...
Quizás entre los tres conseguirán mantener a Potter a salvo del resto del mundo el tiempo suficiente.