Capítulo 08Si hay algo que Severus Snape no se considera, es un hombre con esperanzas.
La esperanza es para los débiles. Las cosas se consiguen o no se consiguen y de ello suele depender cuánto empeño y esfuerzo le dediques a lograrlo.
Nada viene regalado, ni es fácil. Su vida nunca lo fue.
Así que, Harry Potter reaccionando a la presencia de Lupin de la forma en que lo hace es algo que no puede explicar (y que, inevitablemente, le rompe un poco el corazón). Los sanadores que observan junto a él y Black tampoco pueden hacerlo.
Un milagro, lo llaman.
Severus no cree en los milagros, pero esta dispuesto a fingir que sí, si de esa forma Potter continúa progresando, si la próxima vez, cuando él entre, puede escuchar su nombre de esos labios.
Esta dispuesto a cualquier cosa con tal de no tener que cumplir con la promesa (casi obligada) que le hizo y que ha dejado en el aire durante dos años. Preferiría pasar el resto de su vida con Black (que ya es decir) a mantener su palabra.
No quiere matarlo.
Ha pasado demasiadas cosas con ese chico como para acabar así. Demasiadas cosas pendientes entre ellos, demasiadas palabras que nunca se pronunciaron y que, si tiene una sola oportunidad, le dirá.
Porque lo que al comienzo parecía inofensivo pronto se convirtió en algo demasiado peligroso. Hasta llegar ahí, a la jaula y al olvido.