gabrielle62
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| Tema: Engañado capítulo 9 Sí quiero...¡Claro que quiero...! Sáb Mayo 31, 2014 1:57 pm | |
| El tiempo, si bien es cierto que no lo cura todo, ayuda bastante a suavizar las cosas tristes de la vida. Un año después, los atribulados corazones de los Weasley se sentían un poco más ligeros. La vida seguía, y ya habían llorado bastante; era hora de sonreír de nuevo y valorar las cosas buenas que la vida les ofrecía, que de lo malo ya habían tenido bastante.
Había llegado la hora de celebrar, ¡por fin!, el enlace de Harry Potter y Severus Snape, Éste último era quien más había insistido en ello. Harry no era demasiado amigo de celebraciones y multitudes; además, pensaba que su unión no necesitaba bendición alguna, que era simplemente perfecta como estaba ahora mismo, y que los sentimientos no entienden de contratos, por muy mágicos que éstos fueran. Pero sabía también que el hombre de ojos negros como la noche, que le taladraban el alma cuando le miraban de cierta manera haciéndole sentir mariposas en el estómago…, quería legalizar las cosas, y a él no le costaba darle gusto después de todo, con tal de verle feliz…
Molly Weasley había abandonado San Mungo hacía ya un par de meses, muy recuperada, aunque la tristeza parecía haberse instalado para siempre en sus dulces ojos castaños sin embargo, la organización de la boda de Harry parecía haberle aportado energías renovadas.
La mujer había insistido mucho para que la boda se celebrase en “la Madriguera”, algo que a Severus no le había hecho ninguna gracia. Harry había tenido que hacer uso de todo su “encanto personal” para convencer a su pareja de que no era tan mala idea. “A Molly le vendrá bien organizarlo todo” había dicho el de ojos esmeralda. “Le vendrá bien olvidarse de lo que pasó durante unos días al menos” acabó, poniendo cara de cachorrito abandonado, y rogó y suplicó hasta que finalmente con un bufido Severus se dio por vencido.
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-Estás muy elegante, Harry, Severus alucinará cuando te vea…- decía Ron por quinta o sexta vez –. ¿Quieres sentarte y estar tranquilo por favor?- suplicó al borde de un ataque de nervios.
Harry, incapaz de estarse quieto, se había hecho el nudo de la corbata y vuelto a deshacer media docena de veces. Draco, por su parte, sentado en una cómoda butaca, se reía a mandíbula batiente.
-¡Menos mal que te traía sin cuidado la boda, Harry!-se burló -. Eres un manojo de nervios. A ver, deja que te ayude…- dijo levantándose y supervisando el nudo de la corbata de su amigo y el resto de su indumentaria-. Estás muy guapo, Harry, en serio, así que deja ya de preocuparte…- dijo el rubio con una amplia sonrisa, que el moreno le devolvió, aunque un poco inseguro aún.
Harry se miró en el espejo, evaluándose, sin acabar de creerse que la imagen reflejada en el mismo fuese la suya. Llevaba una camisa de seda blanca y un pantalón gris marengo que se notaba hecho a medida pues le caía perfecto. Un fajín gris perla ceñía su cintura a juego con el corbatín también de seda en un gris un poco más oscuro. Completaba el conjunto una levita a juego con el pantalón. Draco le aplicó un hechizo al cabello del chico de ojos verdes, y consiguió que, por primera vez en su vida, éste no pareciera un nido de pájaros.
-¡Este no es mi Harry, me lo han cambiado!- exclamaba Molly Weasley, con lágrimas de emoción coriendo por sus mejillas –. ¡Que guapo estás, hijo mío!.
Harry se emocionó y carraspeó, desviando la mirada, pero corrió a abrazar a la buena mujer que era como una madre para él.
Hermione Granger entró a felicitar a Harry. Embarazada de nueve meses, parecía a punto de explotar, pero nada le hubiera impedido asistir a la boda de su mejor amigo. Esas cosas de la vida que no se planean, “por una vez no pasa nada, la urgencia del momento…” Lo cierto había sido que sí que pasaba, y el resultado era un bebé en camino. Se habían casado precipitadamente, prometiéndose celebrar una ceremonia como mandaban los cánones cuando el bebe naciese por fin y toda la familia estuviese de nuevo reunida”. Aquellos días estaban todos aun demasiado afectados para pensar en celebraciones. Además, Molly estaba en San Mungo, así que decidieron esperar. Ahora el futuro bebe era la gran ilusión de su abuela, estaba deseando consentirle y verle la carita…
-Hermione…-exclamó Harry, feliz -¡Estas…
-¡Redonda!, ya lo sé – dijo con un puchero y todos se rieron
-¡No iba a decir eso…!- se defendió el de ojos esmeralda-. Iba a decir que estabas bellísima, y es la verdad, tienes… “angel” en la mirada- la castaña se ruborizó pero sonrió encantada.
-Gracias, Harry –exclamó, intentando abrazarle, algo prácticamente imposible dado su avanzado estado de gestación. Todos rieron de nuevo.
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Severus estaba impaciente. Draco iba y venía de una habitación a otra, supervisando a los futuros contrayentes.
-¿De veras estoy bien?- preguntaba por enésima vez. Se había negado en redondo a que nadie más que el rubio le ayudara a vestirse. quería ver a nadie más hasta el momento de la ceremonia. Sudaba frío, no recordaba haber estado tan nervioso en toda su vida, aunque no lo reconocería ni bajo un cruciatus.
-Estas perfecto, Severus…Al final voy a creer que te gusta que te lo diga – se burló Draco, recibiendo una furibunda mirada de su padrino, a modo de respuesta.
El hombre estaba imponente, con una túnica negra, pantalón a juego y camisa azul claro. Completaba el conjunto una corbata gris y negra; el pelo lo recogía en una coleta baja, sujeta con un fino lazo de terciopelo negro.
-¡Tendrás que reanimar a Harry, seguro que se desmaya cuando te vea…!- bromeó el rubio, consiguiendo que al fin el hombre esbozara una tenue sonrisa.
-Espero que no, le necesito totalmente consciente para lo que le espera después…
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La ceremonia fue realmente preciosa y transcurrió sin incidentes. Ron era el orgulloso padrino de Harry y Draco a su vez lo era de Severus.
-Severus Snape Prince – dijo el oficiante de la ceremonia –. Es su turno…- Habló al tiempo que se retiraba un poco y el hombre de ojos negros avanzaba hacia su pareja hasta tomar las manos de un emocionado Harry entre las suyas
-Harry James Potter Evans, te pido que seas mi compañero de vida, en los buenos y malos momentos. Déjame amarte y respetarte, cuidarte cuando estés enfermo y adorarte cada segundo de mi vida, hasta que la muerte nos separe- dijo con voz grave por la emoción.
Harry carraspeó y se escuchó algún que otro emocionado suspiro…
-¡Si quiero!...Digo… ¡claro que quiero!- exclamó Harry con lágrimas en los ojos, haciendo reír a todos ante su sincera e impulsiva exclamación. Carraspeó de nuevo y dijo seriamente –. Yo Harry James Potter, prometo amarte y respetarte todos los días de mi vida, Severus. Eres mi amante, mi amigo,mi protector y mi compañero y te querré y cuidaré hasta mi último aliento.
Severus no dijo nada, intercambiaron los anillos de oro blanco y dorado y abrazó a su ahora esposo, besándole muy apasionadamente, poniendo el alma en ese beso. Aunque era consciente de que Harry sabía lo mucho que le amaba, con ese beso quiso expresar muchas cosas que no sabía decir con palabras… El de ojos verdes se dejó llevar, emocionado, mientras le besaba a su vez con auténtico fervor.
-¡Ooooooooooh….ahora no, por Morgana…!- gritó Hermione Granger. Todos miraron alarmados a la pálida y temblorosa castaña, a la que Ron Weasley, sin perder un segundo, cogía en sus fuertes brazos y se desaparecía con ella. Harry se encogió de hombros algo abochornado y Severus rodó los ojos. Al momento, se desaparecieron, abrazados por la cintura, para aparecerse en el hospital. El bebé había decidido venir en el momento menos oportuno…
-¡Tipico de los Weasley…! Siempre tan inoportunos….- rezongaba Severus, mientras Harry se mordía el labio inferior intentando que no se notara que se estaba muriendo de risa…
Sólo esperaba que Hermy y el bebe se encontraran bien.
Media hora más tarde, el Medimago hacía su aparición, sonriendo.
-Traigo buenas noticias, tanto la madre como la bebe se encuentran en perfectas condiciones. Es una nena preciosa y con unos pulmones muy desarrollados, me atrevería a decir
Todos rieron, aliviados
-Las están aeando, en breve les avisaran y podrán verlas, de uno en uno, por favor, y no estén demasiado rato. La señora Weasley está agotada por el esfuerzo, necesita descansar. Mañana tendrán más tiempo…- dijo mientras se alejaba, sonriéndoles afablemente.
-Quiere veros…- informó Fred Weasley un rato más tarde dirigiéndose a Harry y Severus. Todos las habían visto ya, sólo faltaban los recién casados
-¡Harry!- exclamó Ron cuando entraron en la habitación con los ojos brillantes de emoción y su pequeña hijita en brazos, mostrándosela a sus amigos, mientras Hermione sonreía agotada y feliz.
-¿Puedo?- dijo Harry, ofreciéndose a sostener a la bebe. Ron se la cedió y el chico sintió una indescriptible emoción en el pecho… Esa sensación del bebe en sus brazos no se parecía a nada que hubiese experimentado antes. Tendría que hablar seriamente con Severus respecto a eso…Quería hijos propios, desde luego que sí.
-Eres preciosa, pequeñaja- musitó besando la suave pelusilla pelirroja que crecía en su cabecita –. ¿No te parece, Severus?- dijo, acercándose a su esposo para que la viese mejor
-Sí, por cierto…- dijo el de ojos negros admirando a la bebe–. Espero que heredes la inteligencia de tu madre…al menos tienes sus ojos…¡ya es algo!- comentó burlón
-¡Tan gracioso como de costumbre, Severus – exclamó Ron, sacándole la lengua. Severus era un gran amigo pero había cosas que no podía remediar, y meterse con Ron era una de ellas
-Me habían dicho que cuando eras madre, el bebe ocupaba el primer plano paro todo, pero aún estoy aquí-gimió la castaña, risueña –. ¿Alguien se acuerda de que existo?
-¡Perdóname Hermione!- se apresuró a disculparse su amigo, dándole a la nena y besándola afectuosamente en la frente. -¿Qué tal te encuentras, preciosa?- preguntó apretando su mano. La chica sonrió feliz, pero estaba cansada y se le notaba.
-Bien, bueno…cansada, ahora sólo quiero dormir. ¿A que es linda?- susurró, observando a su bebita
-Casi tanto como su bella madre…
-Adulador…- dijo, dándole un suave empujón-. Por cierto, Ron y yo queremos pediros algo – comentó poniéndose poniendose seria de pronto
-¿De qué se trata, Hermione?- preguntó Harry, alarmado
-En vista de que hemos fastidiado vuestra boda…-dijo Ron solemnemente –, queremos que seáis los padrinos de nuestra pequeña Valeria. Decir que sí, por favor….-
Severus y Harry se miraron unos instantes y sonrieron
-Estaremos encantados de ser los padrinos de la pequeña- dijo Severus -.Supongo que el nombre habrá sido idea tuya, Hermione. Ron no tiene tan buen gusto
No podía evitarlo, le encantaba mortificar al pelirrojo. Harry y su amiga se partían de risa mientras Ron juraba en arameo y enrojecía hasta las orejas…
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Epílogo
Severus se tomaba su tiempo. Quería que su noche de bodas fuese realmente especial. Desnudaba a su pareja con parsimonia, recorriendo con sus manos y su boca cada pedacito de piel que descubría al desnudarle, mientras Harry entornaba los ojos y se deshacía bajo su toque.
-¡Oooooooh…Sev…sí…así…Mmmmmmmmm!- gemía sin poder evitarlo, mientras su recién estrenado esposo mordisqueaba sus pezones, y su pene ya totalmente erecto reclamaba un poco de atención. Severus se tumbó sobre Harry, él también estaba muy excitado e hizo que sus erecciones se rozaran. Ambos gimieron con fuerza ante el exquisito contacto.
Se apoderó nuevamente de la boca de su pareja, recorriendo cada centímetro de ésta con su lengua, sorbiéndole el labio inferior al finalizar el beso. Un gesto que Harry adoraba hacer y que le hicieran…y que se apresuró a devolver.
El de ojos negros, descendió por el cuerpo de su amante, cubriéndolo entero de besos hasta llegar a su ombligo, donde se entretuvo un buen rato. Sabía que su esposo adoraba esa caricia de manera especial.
Le volteó sin previo aviso y bajó a través de su espalda, prodigando besos y pequeños y excitantes mordisquitos que hacía gemir y suspirar al mas joven, sin detenerse hasta llegar a su delicioso y excitante culo. Adoraba las nalgas de su pareja, tan llenas y tan suaves. Las amasó con sus manos y las llenó de besos y pequeños mordiscos, acercándose al sonrosado y exquisito ano de Harry cada vez más, hasta perder su lengua en la amada entrada que lamió con fruición, lubricándola… haciéndole gritar de placer,
Cuando entendió que Harry no aguantaría un segundo más, entro en él de una sola estocada. El moreno gritó, le gustaba duro, que Severus le llevara al extásis mas endiablado, perderse con él en esa locura exquisita… en un orgasmo enloquecedor.
¡Una, dos, tres embestidas… en su próstata!, fueron más que suficientes para que el excitado chico de ojos verdes alcanzara el éxtasis sin remedio. Severus se derramaba en él casi al instante, con un grito ronco, que a Harry le sonó a música celestial
-Oye…Sev….
-¿Huuuuummmm?
-¿Verdad que la nena es preciosa…?
-Siiiiiii……..
-¿Porqué no encargamos uno?
Silencio
-Sev…..
-¿Si?
-Quiero un bebé…
-¡Está bien….!
-¿Qué dijiste?
-Que a mí también me gustaría…
Beso….besos y otro beso…más profundo
-¿Te he dicho ya que te amo, Sev?
-Muchas veces, yo también te amoa ti …Harry
-¿Empezamos ahora…?
Severus le mira de hito en hito y no dice nada
-Tengo una poción fertilizante en la mesilla de noche…..
Severus se ríe, suavemente al principio, más fuerte después. Harry le mira desconcertado. Severus se inclina y coge la poción del cajón.
-¿Te la tomas tu o lo hago yo?
-¡Oooooooooooh! Sev….mi Sev ¿Te he dicho ya cuanto te amo
Y…colorín colorado el fin del fic ha llegado…
FIN
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