-Hacía cuatro años que no hacía el amor con un hombre…- soltó Harry sin pensar, acababan de hacer el amor, en una entrega total y absoluta por parte de ambos. El respingo que había dado Severus estaba más que justificado.
-¿Cómo lo sabes, Harry?¿recuerdas algo?- Harry le miró desconcertado, había hecho el comentario sin pensar, pero su subconsciente se había rebelado, el chico estaba muy confundido.
-No sé como explicarlo, pero lo sé, Sev, sé que era una mujer- dijo clavando su verde mirada en la azabache de su pareja-. Veo su imagen y sus ojos oscuros, marrones como el chocolate, me es muy familiar… muy cercana
Ahora sí Severus dio un salto de la cama, tremendamente nervioso, al fin parecía que empezaba a aclararse la mente de Harry.
Se arrodilló al pie de la cama al lado de su pareja para preguntarle con ansiedad:
-¿Y que más Harry? Inténtalo, por favor…-suplicó el hombre mayor, pero el muchacho parecía muy confuso y se apretaba la cabeza con las dos manos, como si ese gesto le ayudara a recordar
Al fin, el muchacho suspiró con pesar, dándose por vencido, negando con la cabeza claramente irritado
-¡Lo siento tanto, Sev- se disculpó entre desolado y confuso-.Lamento no poder serviros de más ayuda…!
El de ojos negros le acarició el cabello, atrayéndole hacia sí, estrechándole contra su pecho, al tiempo que le besaba dulcemente en el pelo.
-Tranquilo, amor, ya recordarás, sólo ha pasado una semana, la culpa es mía por forzarte demasiado- dijo, volviendo a besarle. Esta vez le dio un pequeño pico en los labios, que Harry le devolvió con una sonrisa, apretando más el abrazo como si quisiera fundirse con él.
El chico se sentía aún algo desorientado y triste, por no poder recordar y atrapar a los que tanto mal le causaron, pero a la vez se sentía tan bien…tan protegido entre los brazos del hombre que amaba, que simplemente le resultaba difícil imaginar siquiera que había estado cuatro largos años lejos de Severus, de sus caricias, de su calidez…de su amor en definitiva.
El simple pensamiento le producía una gran desazón.
Algún malnacido casi le arrebata la vida, y alguien más, aún no sabía si la misma persona que había intentado matarle, le había secuestrado alejándole de todos los que amaba, haciéndoles sufrir.
Harry no pensaba en él,no ahora; pensaba en sus amigos y en Sev, que no se habían rendido nunca, que de ningún modo habían creído en la versión del Ministerio que le había dado por muerto.
El de ojos verdes pensaba en su gente…tan querida, y en que habían removido cielo y tierra por hallarle, y aunque fue el destino, o la casualidad, quien hizo que Severus…su Severus, le encontrara finalmente, no había manera de que Harry dejara de dar las gracias a Dios, Merlín, la Providencia y a cualquiera que tuviera la “culpa” de que él retornara al lugar del que nunca debió irse…a los brazos de su pareja.
Emocionado, no pudo evitar que las lágrimas bañasen su rostro. Severus le observó, algo inquieto.
-¿Qué te ocurre, Harry?¿Por qué lloras?- preguntó el mayor, sintiéndose culpable, pensando que el chico estaba en ese estado por algo que él había dicho, aún sin tener idea de qué podía ser.
-Pasa…que me siento fatal, pero no es por ti- se apresuró a aclarar, al ver la contrita mirada de los ojos negros que tanto le seducían. Me siento mal por haber estado tanto tiempo separado de ti, por no poder recordar y darle su merecido a los que me hicieron esto- dijo en un sollozo al tiempo que ocultaba su rostro en el pecho de su pareja-. Porque me han robado cuatro años de mi vida y no tenían ningún derecho a hacerlo, me parece una gran vileza, pero sobre todo porque me separaron de ti y pude perderte para siempre…
Severus le obligó a mirarle a los ojos cogiéndole por la barbilla
-¿Perderme?¿Aqué viene eso?- preguntó el mayor claramente preocupado y Harry bajó la vista avergonzado
-Pues…viene a que podías haberte olvidado de mí en este tiempo, y haber rehecho tu vida con otra persona, de hecho, aún no sé muy bien por qué no lo hiciste- otra vez las esmeraldas que Harry tenía por ojos brillaron por las lágrimas retenidas.
-¿No lo sabes, Harry?- dijo Severus, con la diversión bailando en sus pupilas-. Bien, pues te lo diré. Sólo espero que estés preparado, pues no soy dado a este tipo de demostraciones, no soy dado a propagar mis afectos de forma ostentosa,al menos en público- ahogó una risita pensando en lo que estaba por venir-. Pero como entiendo que necesitas que te lo diga, lo haré, sin que sirva de precedente, no te acostumbres que lo cursi no es lo mío- acabó diciendo con una sonrisa
“-No busqué a nadie, porque sólo te quiero a ti,
porque nunca renuncié a encontrarte de nuevo,
porque eres todo para mí,
porque eres todo lo que amo,
todo lo que necesito para ser feliz.
porque te anhela mi corazón
y sólo al tenerte cerca,
vuelve de nuevo a latir
porque te añora mi alma,
porque te extraña mi cuerpo
porque no entiendo la vida
sin vivirla junto a ti,
porque te pertenezco… AMOR”
>>¿Te parecen suficientes razones? No te costumbres, no creo que esto se vuelva a repetir,he sido totalmente cursi, por primera y última vez en mi vida, y ya vale para los restos…y a ti también, mi consentido…- dijo gruñendo, pero sus ojos decían otra cosa…
Un Harry radiante se abalanzó sobre Severus, tirándose encima de él comiéndoselo a besos, haciendo reír al de ojos negros por su impulsividad
-¡Eh, eh jovencito…!, deja algo para mañana que estoy mayor…- dijo haciendo soltar una carcajada al de ojos esmeraldas, que ahora brillaban de forma especial, con una luz única. Esa que te da el saberte amado, esa que sólo aparece cuando el corazón está pleno de dicha…lleno de felicidad…
Harry sabía que Severus era profundo, inteligente, sagaz, honesto…y muchas cosas más, sabía también que podía ser el más terrible de los hombres, de hecho, lo había sido en su pasado como espía y Mortífago.
También lo había sido con él en Hogwarts, durante muchos años, hasta que tuvo que entrenar con él, todas las materias, día tras día, hora tras hora, y empezaron a tolerarse y acabaron por hacerse amigos, una vez que cada uno dejó sus prejuicios a un lado y decidieron sentarse a escuchar lo que el otro tenía que decirle.
Así fue como Severus se dio cuenta de que Harry no era el niñato mimado, engreído y prepotente que fue su padre durante su época en Hogwarts.
De hecho, Harry nunca fue mimado, aunque eso lo descubrió más adelante, cuando la confianza creció entre ambos, y maldijo mentalmente a Dumbledore por ocultarle tantas cosas, y se prometió a sí mismo hacer una visita de “cortesía” a los tíos de Harry para “ agradecerles” de forma especial su “dedicación” a su sobrino.
Harry, por su parte, descubrió que Severus no era un murciélago grasiento, impotente y amargado, como siempre pensaron Ron y él, y que incluso era guapo cuando sonreía y se relajaba abandonando el ceño preocupado y tenso que siempre marcaba su rostro.
Se encontró con alguien confiable, con el que podía hablar de cualquier cosa.
Severus Snape se convirtió con el paso de los meses en su maestro, su amigo y confidente.
El siguiente paso fue descubrir que sentían algo más, algo diferente, distinto e irrepetible, y una vez que la guerra entró en sus vidas con toda su crudeza y supieron que podían morir al minuto siguiente, al día siguiente, tuvieron también la certeza de que no podían perder ni un segundo más sin amarse, sin entregarse el uno al otro, sin hacerse uno...
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Sáb Mayo 31, 2014 1:46 pm
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