La Mazmorra del Snarry
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La Mazmorra del Snarry... El escondite favorito de la pareja más excitante de Hogwarts

 

 Engañado capítulo 7 Hora de ajustar cuentas

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gabrielle62

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MensajeTema: Engañado capítulo 7 Hora de ajustar cuentas   Engañado capítulo 7  Hora de ajustar cuentas I_icon_minitimeSáb Mayo 31, 2014 1:52 pm



Harry, acompañado de Severus y los demás, se dirigieron al despacho del Ministro. Percy quedó al cuidado de su hermano Ron, que insistió mucho en ser él quien lo vigilara personalmente, mientras iban en busca de Fudge.

Harry y Hermione se miraron significativamente, y a la castaña le faltó tiempo para decidir que se quedaba custodiando a Percy junto con su novio.

El carácter explosivo del pelirrojo era conocido por todos, y esta vez Ron tenía motivos sobrados para querer liquidar a Percy con sus propias manos. Sus amigos no creían realmente que esos fueran los propósitos del pelirrojo, pues éste era incapaz de ello, pero sí le creían perfectamente capaz de darle una soberana paliza a su hermano mayor, algo que Percy sin duda se había ganado a pulso.

Para evitar males mayores, Hermione se quedó con Ron, vigilando al vigilante, mientras éste bufaba muy molesto, pero en el fondo el joven sabía que si se dejaba llevar por la ira no iba a lograr nada, si acaso descargarse, para sentirse después peor de lo que se sentía ahora mismo, si es que eso era posible.

Derrotado, y mientras dejaba su pena salir, trocada en ardientes lágrimas, el pelirrojo no lograba entender cómo Percy y él podían ser hijos del mismo padre y la misma madre, no concebía que tuvieran los mismos genes.

Ron, temía sobre todas las cosas la reacción de sus hermanos en general, y la de sus pobres padres, en particular.

En especial temía la reacción de Molly, su madre, que aún no había superado la muerte de su hermano Bill en la cruel guerra.

Molly defendía a todos sus hijos y a Percy en especial, siempre negó la evidencia. Como cualquier madre, se negaba a aceptar que su hijo fuese un miserable bastardo que, de hecho, se avergonzaba de formar parte de la familia Weasley sólo por que eran pobres.

Molly no había asumido que su hijo no iba a volver jamás. ¿Cómo iba a asumir ahora que, además de un arribista, su hijo era un asesino que había matado nada menos que a su propia hermana, y que Percy y Ginny eran los culpables de la desaparición de Harry?

Su madre y su padre jamás iban a superar algo así. Definitivamente, Percy Weasley no sólo había matado a Ginny, además les había destrozado la vida a toda la familia.

-Es un enfermo, un pobre psicópata enfermo…- decía la cálida y consoladora voz de la castaña en su oído. Hermione se había acercado a “su pelirrojo” y le ceñía contra su pecho, mientras Ron, sin dejar de llorar, asía a la chica por la cintura y la pegaba a su cuerpo en un gesto desesperado, mordisqueando ansioso sus suaves labios, reclamando ingresar a explorar la cálida y conocida boca de su amada, en un beso atormentado, buscando un poco de consuelo para su alma desgarrada, en donde sabía que lo conseguiría, y la castaña le correspondía poniendo toda su alma en aquel contacto

*^^*^^*^^*^^*^^*^^*^^*

Harry, Severus y Draco irrumpieron sin contemplaciones en el despacho del sorprendido Ministro de Magia, que fue a protestar, pero que al ver que Harry Potter apuntaba directamente a su corazón con su varita, cambió inmediatamente de parecer.

Pálido como un muerto e incapaz de apartar la vista de aquel al que consideraba muerto, Fudge se dejó caer pesadamente en su sillón, plenamente consciente de que su hora había llegado.

-¡Ha… Harry Pot…Potter!- logró farfullar al fin -. ¡No puede ser….yo…me dijeron….todos te dimos por muerto..!

Harry paseaba por el despacho sin decir una palabra, poniendo al Ministro aún más nervioso.

>>Pero…¡Cuánto me alegro de que estés vivo, mi querido muchacho!- dijo Fudge, haciendo un ímprobo esfuerzo por intentar salvar la situación –. Si yo hubiera sabido…pero desapareciste tras la batalla…nadie sabía…- intentó explicarse

-No se moleste, Fudge- siseó Severus tras él. El Ministro sintió un escalofrío al sentir el aliento del ex Mortífago tan cerca de su nuca -. Sabemos absolutamente todo lo que ha hecho. Sabemos que usted es el único responsable del intento de asesinato de Harry Potter, y le juro que va a pagar cada lágrima de Harry y todos nosotros- concluyó con voz helada.

Severus agarró violentamente al hombre por la pechera y le arrojó contra la pared. Aterrado, el Ministro lloriqueaba como un bebe y se meó en los pantalones, consecuencia del miedo que sentía ; cayó despatarrado en el suelo en una imagen realmente patética, pero sus piernas se habían vuelto de gelatina y eran incapaces de sostenerle por más tiempo.

Su mirada suplicante se posó en Harry, pero el moreno no le miraba a él sino a una estantería cercana, a la que se dirigió cuando al parecer encontró lo que estaba buscando.

Draco, simplemente se mantuvo la expectativa, muy interesado repentinamente en sus uñas, haciendo caso omiso a la muda súplica implícita en los ojos de Fudge.

Harry tomó un frasco de tinta y un pergamino que depositó sobre la mesa y seguidamente agarró al Ministro de un brazo y le obligó a levantarse, empujándole para que cayera sentado en su sillón nuevamente y le arrojó el pergamino a la cara sin contemplaciones, mientras le clavaba la varita en la sien. El hombre chilló de terror ante el gesto del joven de ojos esmeraldas

-¿Qué…que quieren de mí? Haré lo que me pidan…pero, por favor, ¡no me maten!- suplicó desesperado

-¡Escriba, yo le diré lo que debe poner para que no se “confunda”!- ordenó Harry, sin alterarse lo más mínimo, pero sin apartar su varita y clavando su dura mirada en el Ministro de Magia. Harry empezó a dictarle:

Yo, Cornelius Fudge, actual Ministro de Magia, me declaro culpable de los criminales actos que detallo a continuación.

Yo, en persona, fui quien ordenó a los Aurores: Ojo Loco Moody, Ian Mackenzy, Robert Watson, Burt Edwards y Richard MacCloud, acabar con la vida de Harry Potter, la misma noche de la batalla final, tras vencer éste a Voldemort.

A cambio de su “trabajo” recibieron diez mil galeones cada uno de ellos y el encargado de retribuirles fue el señor Percy Weasley, que era mi mano derecha y estaba al tanto de todo.

Mis razones para querer acabar con la vida de “El niño que vivió” no han sido otras que mi gran miedo a perder mi cómodo sillón Ministerial, pues sabía que con solo pedirlo él, se lo concederían.

También, así mismo, temía y mucho a su gran Poder Mágico, pues temía que pudiera convertirse en un nuevo Señor Oscuro.

Lo que indica que aunque siempre supe de primera mano que el joven era incapaz de usar su Magia para hacer el mal y que lo único a lo que siempre había aspirado Harry Potter era a tener una vida tranquila alejado de la fama y el Mundo Mágico, una vez hecho lo que todos esperaban de él y a lo que tenía perfecto derecho, decidí que era mejor eliminarlo.

Yo quise negarle ese derecho, el derecho a vivir su propia vida. Me declaro culpable, también, de usar el poder de Harry Potter para conseguir mis fines de acabar con El Innombrable, para después utilizar mi puesto e influencias para intentar asesinarle.

Por tanto, y a día de hoy, yo, Cornelius Funge, renuncio de manera irrevocable a mi puesto de Ministro de Magia.

Atentamente:

Cornelius Fudge

El Ministro, con gesto cansado, envió el escrito al Winzegamon, máximo órgano de los Magos del Mundo Mágico, en su forma habitual, tenía su propio buzón Mágico, privilegio del Ministro que le comunicaba automáticamente con los demás despachos del Ministerio de magia.

Sin sentir ni una pizca de remordimiento, Los tres hombres, acompañados por Funge, que caminaba delante de ellos con la varita de Harry aún clavada en su espalda, se fueron en busca de Ron y Hermione, y como no, del malnacido de Percy, para llevarles a Azkaban, dónde ambos recibirían seguramente el Beso del Dementor. Aunque primero deberían someterse a juicio ante el Winzegamon.

Tras dejar a los dos asesinos a buen recaudo, se dirigieron a la Central de Aurores en busca de los demás implicados. A Ojo Loco, en especial, Harry quería pedir unas cuantas explicaciones “personalmente”, pues recordaba que había sido el más cruel de los cinco Aurores que le atacaron aquella triste noche, y que por desgracia había recordado con nitidez meridiana.

*^^*^^*^^*^^*^^*^^*^^*

-Hola….- saludó Harry, consciente del impacto que producía su presencia en la central de los Aurores, donde sin duda todos le daban por muerto. Cinco de ellos con más motivo que el resto, pues habían participado activa y cruelmente en el desempeño del intento de asesinato.

No era nada difícil saber de quienes se trataban, pues todos lucían pálidos como muertos en vida, algunos incluso temblaban sin atreverse a creer lo que veían. Era totalmente imposible que Harry Potter estuviera vivo, después de cómo lo hechizaron y torturaron.

>>¡Todo el mundo fuera!- ordenó Harry –. Excepto, Ojo Loco, Mackency, Watson, Edwards y Mac Cloud, tengo “una pequeña charla pendiente con ellos”- dijo mientras acariciaba su varita.

En menos de cinco minutos, sólo quedaban diez personas en la sala de entrenamientos de los Aurores del Ministerio. Los otros cinco eran, el propio Harry Potter, Severus Snape, Hermione Granger, Ron Weasley y Draco Malfoy.

>>¡Ahora sí será una lucha igualada. Os daré la oportunidad que no me dístéis a mí. ¿Tanto me temíais que vinisteis cinco a por mí? Y encima me atacasteis por la espalda. Pero os salió mal la jugada, puesto que sigo vivo.

Sólo se oía la voz del de ojos esmeralda y las respiraciones tensas y desacompasadas de los Aurores.

>>¿Por qué Ojo Loco? Necesito que me digas por qué precisamente tú, y por qué te ensañaste conmigo de forma especialmente cruel. De los demás me creo lo de la motivación económica, no tenían nada contra mí, puesto que ni me conocían. Pero tú, que luchaste tantas veces a mi lado, que como yo pertenecías a la Orden del Fénix., que se suponía era tu deber protegerme….

-No lo entiendes, ¿verdad Harry?. Simplemente no podía dejarte con vida; me he pasado la vida luchando contra Magos Oscuros, perdiendo hasta partes de mi cuerpo en esas peleas. El poder acaba con la integridad de las personas, lo he visto demasiadas veces, y tú tenías demasiado, habías vencido a Voldemort. Era necesario matarte, por el bien del Mundo Mágico; no podíamos permitirnos otro Señor Oscuro. Nunca me creí tu inocencia, siempre desconfié de tus buenas intenciones- la locura se reflejaba en el único ojo sano del Auror, que sí, definitivamente estaba completamente paranoico.

-Bien, tendrás la oportunidad de defenderte que no me diste a mí, ¡Detener a los demás!- ordenó Harry a sus amigos-¡Éste bastardo es mío!- bramo, y la gran pelea comenzó.
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MensajeTema: Re: Engañado capítulo 7 Hora de ajustar cuentas   Engañado capítulo 7  Hora de ajustar cuentas I_icon_minitimeMar Feb 10, 2015 10:07 pm

antes del beso del dementor unos buenos cruciatus debieron de darles al ministro de magia y a percy..T_T lo minimo que se merecian..XD
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