Capitulo 10
Escritoras: Anle-Snape y Helen Black
Beta: Dea Lizardi
Ilustradora: Dea Lizardi
Clasificación: NC-17
Palabras: 6171
Advertencias: NC-17
Resumen: Cometer errores es de humanos, pero Harry se da cuenta de su error demasiado tarde.
El tiempo había pasado y pronto, los días se convirtieron en semanas, al principio Harry estaba seguro que sería Severus el que lo buscaría pero después de ocho meses se estaba dando cuenta que eso no pasaría. No estaba cien por cien seguro de qué estaba pasando, se suponía que el Maestro de Pociones no podía vivir sin él y ahora empezaba a entender que las cosas tal vez eran distintas.
Había estado muy molesto, pero como no iba a estarlo si Severus era el culpable del litigio por estar con ese tipo y además lo había rechazado, es que Severus no había entendido que él sólo quería solucionar el problema, que quería sentirse cerca de su esposo.
— Harry es hora de que salgas y te diviertas como todos los chicos de tu edad, tienes que volver a ser tú, el mundo no se ha terminado porque él ya no esté —había dicho Ron hacia ya más de cinco meses.
Después de que Severus se fuera, Harry se había encerrado en su casa, se sentía tan mal… se preguntaba una y otra vez en qué momento se habían alejado tanto, y cómo habían terminado de esa forma. Aún podía recordar las crueles palabras que Severus le había dicho y lo peor es que había llegado a pensar que todo eso era cierto; pero las cosas no eran como su esposo decía, en un principio, él se había enamorado de un hombre fuerte y muy valiente que había dado todo por mantenerlo vivo, que había superado muchas cosas sin quejarse, y además era un gran Mago y Maestro en Pociones. No sabía en qué punto se había vuelto tan ciego, y ahora que sabía que tal vez volvería a ver a Severus no tenía ni idea de cómo reaccionar. Las cosas en su vida habían cambiado de mil y un formas, entre ellas recordaba que por fin había usado su fama para no sentirse solo, Ser Harry Potter, El Salvador del Mundo Mágico, le había ayudado a salir con muchos chicos y chicas de la alta sociedad mágica y aunque había vivido experiencias divertidas y hasta interesantes, se sentía vacío en las noches por lo que empezó a recurrir al alcohol, y tuvo que soportar los regaños de Hermione.
—Harry ¿Por qué no admites que extrañas a Severus y dejas de lastimarte de esta forma?
—No sé de qué me hablas Hermione, yo estoy bien. Se lo dije, él volverá a mi lado y me pedirá perdón.
— Harry, nos preocupas, Draco mencionó que la semana pasada estuvieron a punto de lastimarte en el trabajo, no creo adecuado que sigas así.
—Te lo repito Hermione… todo está bien.
Harry sonrió con amargura, aún lo recordaba, porque dos días después había ido a un bar donde se había pasado de copas, se sentía mareado y le costaba trabajo caminar, entonces recibió una llamada de Ron diciéndole que lo necesitaban para ir a detener al ladrón que llevaban tiempo siguiendo.
Las cosas se habían complicado ya que no era sólo un ladrón, sino que eran varios y se vieron rodeados. Aún se preguntaba cómo había sobrevivido, recordaba las maldiciones a diestro y siniestro. Harry no quería atacar ya que no sabía dónde estaban sus amigos y no quería lastimarlos, cuando por fin pudo ver a Ron desarmando a uno de los ladrones, sintió un fuerte golpe en la espalda y después…
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Estaba en San Mungo, le dolía todo el cuerpo y su única compañía, al parecer, era Hermione que parecía muy preocupada.
Tenía los ojos rojos se notaba que su amiga había estado llorando, cuando se dio cuenta que Harry estaba despierto primero le abrazó e inmediatamente después empezó a regañarlo. Ron y Draco estaban también hospitalizados según le contó Hermione.
Pero él era quien estaba más lastimado, y el Medimago que lo atendía dijo que debía quedarse ingresado varios días, tenía mucho tiempo para pensar y asumir que todo estaba mal.
No estaba seguro de si había sido un sueño o en verdad Severus había estado con él.
Sus amigos habían ido a descansar y él estaba solo en el cuarto del hospital, adormilado por el efecto de las pociones calmantes, primero había sentido una mano acariciando su cabeza pero por más que había tratado de ver quien era no pudo, los párpados le pesaban demasiado, y sin sus gafas lo veía todo borroso.
—Mírate Potter —se escucho entre las sombras, la voz era sin duda la de Severus— ¿quién es una piltrafa de ser humano?
—Te dije que regresarías a mi Snape, te lo dije— susurró.
—No Harry, no confundas las cosas, no he regresado a tí simplemente quería ver con mis propios ojos si lo que había oído era cierto, quería ver en qué te habías convertido, héroe del mundo Mágico.
— ¡Cállate!, ¡yo estoy bien! —gritó en un patético intento de convencerse a sí mismo de sus palabras. Severus se burló de él, su risa despectiva aún taladraba sus oídos.
—¡Estás de maravilla.., es verdad, casi te matas y de paso casi matas también a tus queridos amigos. No sé dónde está el chico valiente y noble del que me enamoré.
El sueño invadió a Harry sin que pudiera evitarlo.
Se convenció de que lo había soñado cuando Hermione le aseguró que era imposible, que nadie podía entrar en su habitación a parte de ellos.
Después de eso dejó las misiones, ya no salía sólo para ligar y después olvidar todo; simplemente salía y se divertía de forma más sana. Eso había tranquilizado mucho a Hermione, aunque le doliera aceptarlo las palabras que supuestamente le había dicho Severus a eran ciertas ¿Dónde estaba el antiguo Harry, el verdadero? Aún después de tanto tiempo seguía sin saber en qué momento su vida se había ido a la basura.
En unas horas iría al cumpleaños de Lucius Malfoy, al principio creyó divertido ir con Andru, el nieto de uno de los ancianos del Wizengamot, pero Draco le avisó que su padre sabía el paradero de Severus, su esposo y que lo había invitado. Harry le había gritado al enterarse, ¿Cómo era posible que no le dijera dónde estaba?, y además ¿por qué lo iban a invitar? La respuesta de Draco le había perturbado todavía más.
—Harry no sé de qué te quejas, que yo sepa, nunca le preguntaste a mi padre si sabía algo de Severus y además que esperabas sabes muy bien que entre ellos hay una buena amistad. Además no sabemos si vendrá —dijo en un susurro
Harry no supo muy bien que decir, era cierto no había tratado de buscarlo simplemente había asumido que Severus lo buscaría y después simplemente se había empezado a divertir.
Más tranquilo, se levanto para empezar a arreglarse, se había comprometido a asistir a la fiesta y ahora no podía echarse atrás, por poco que le gustase la idea. Se puso una túnica de gala color verde oscuro con bordados en plata. Sabía que esos colores le quedaban muy bien, a Severus le encantaba vestido de esa forma; le demostraría a su esposo que podía vivir sin él, que no lo necesitaba, prefirió no pararse a pensar por qué se ponía la ropa que más gustaba a Severus, tampoco quiso plantearse por qué estaba tan nervioso.
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Severus observaba el paisaje desde el carruaje, vestía una túnica negra con bordados dorados y en su regazo descansaba una máscara color plata muy elegante, para la fiesta de su amigo Lucius. La verdad era que no quería ir, pero cuando su amigo le dijo que era una fiesta de máscaras decidió ir. Nadie lo reconocería.
Mientras el paisaje pasaba ante él sin verlo, reflexionaba acerca de los ocho meses que llevaba lejos de Harry.
Aquellos meses habían sido una liberación, extrañaba a su mocoso insolente, pero no al joven que ahora se hallaba en Londres, ese Harry no era su esposo.
Le había visitado en el hospital y le había dicho palabras crueles, pero que no estaban tan alejadas de la realidad, aunque después de hablarle Harry se durmió a causa de los sedantes. No creía que Harry se acordara de nada, estaba muy sedado cuando lo visitó, en el caso de que recordase algo seguramente lo interpretaría como un mal sueño.
Cuando el carruaje se paró al llegar a su destino, se cubrió el rostro con la máscara antes de abandonarlo y bajar y se dispuso a saludar a su amigo.
Cuando entró a la Mansión, ya había algunos invitados, entre los cuales destacaba uno, que estaba rodeado por muchos moscones. No tenia que preguntar de quien se trataba, ya sabía que era Harry. Observó desde lejos el tumulto que había alrededor del joven y también pudo apreciar cómo quería aventarse de aquel acoso. Escapar como en el pasado, cuando las personas se le acercaban sólo por ser El niño que vivió. Harry estaba incomodo, se veía a distancia.
—Ha comenzado a incomodarle de nuevo su fama —exclamó Lucius, él guardó silencio.
>>Está harto, probablemente explote, ojalá no haga una escena —dijo al alejarse de Severus, éste prefirió dejar de observa al chico de oro y disfrutar de la fiesta, había ido para divertirse, no para observarle.
Harry sonreía, a la fuerza, incluso con la máscara lo habían reconocido, por lo que ahora estaba siendo acosado por muchos de los invitados. Cada vez estaba más agobiado y no dejaba de ser curioso, unos meses atrás era justo eso lo que buscaba, el halago fácil de los que adoraban al héroe del Mundo Mágico, no a Harry, sino al ídolo que pensaban que era, y por ocho largos meses se dejó llevar por esa vorágine y se aprovechó de su fama, era como si quisiera demostrar algo a Severus, no estaba muy seguro de qué exactamente. Harry se sentía sólo, los días que estuvo ingresado en el hospital, ninguno de sus fans estuvieron con él, solo sus verdaderos amigos y en sueños…También estuvo Severus, su esposo, no acababa de creerse que solo hubiese sido un sueño. Inconscientemente todos los días que permaneció en el hospital, miraba a la puerta, esperando verlo aparecer en cualquier momento, pero eso no sucedió y se sintió decepcionado. Igual que ahora, esperaba que Severus hubiese asistido a la fiesta de Lucius, pero no lo veía por ninguna parte y eso lo entristecía más de lo que quería aceptar.
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Severus continuo disfrutando de la fiesta y de vez en cuando miraba sin poder evitarlo a Harry, que continuaba rodeado de admiradores. Oculto tras la máscara, Severus sonrió, por fin lo había hecho, de la forma más educada que podía, los había mandado al infierno a todos, de la manera más educada posible para después irse a esconder a uno de los rincones más alejados de todo el salón. Estaba claro que deseaba estar solo.
Las horas pasaban y Harry se limitaba a mirar como todos se divertían, pero él no lo hacía, harto de tanta hipocresía les había dicho, tan sutilmente como era capaz que se largaran. Se alejó para estar en aquel rincón, tranquilo, pero se sentía vacio, por fin comenzaba a darse cuenta de que nadie lo amaría como Severus.
Varios intentaron sacarlo a bailar y él simplemente se negó.
La orquesta comenzó con un vals que él conocía muy bien, un vals que sin que siempre había identificado con Severus, sin que pudiera evitarlo los ojos se le anegaron de lágrimas, recordando. Alguna que otra lágrima traidora rodó por su mejilla pero Harry las limpió rápidamente.
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Su melodía favorita era tocada por la orquesta en aquel preciso momento, Severus recorrió el salón con la vista buscándolo, y lo encontró, le pareció que lloraba y se acercó. No habló, porque lo reconocería y simplemente le tendió la mano en clara invitación a bailar.
Harry iba a negarse, pero sin comprender muy bien por qué, aceptó bailar. La pareja bailo olvidándose de los que les rodeaban, Severus tenía entre sus brazos a un joven tímido, a su verdadero esposo, mientras que para Harry aquel extraño, era en esta ocasión su Severus, todo le recordaba a él, y al menos podía bailar aquel vals que significaba tanto para él y su pareja.
Severus abrazaba con fuerza el cuerpo de Harry, el abrazo que le daba cuando quería reconfortarlo, cuando le decía que todo iba a estar bien y Harry se aferraba a su cuerpo aceptando aquel consuelo.
Pero todo en la vida se acaba y el vals no fue la excepción, al terminar Severus se separo de Harry, hizo una pequeña salutación y se retiró.
Harry quería pedirle que no se fuera, pero ese hombre no era su esposo, así que decidió salir al jardín para tomar el aire fresco, eso aclararía un poco su mente.
Hermione lo vio salir del salón de baile y lo siguió, tenía que hablar con él había visto al hombre con el que su amigo había bailado y por fin había visto algo de paz en los ojos de Harry, quería averiguar qué era lo que había pasado.
—Harry ¿estás bien? —preguntó su amiga.
—Sí Hermione, todo está bien —mintió.
Si ya de por sí su vida era un caos, ahora podía decir que estaba al borde del abismo, el vals había acabado de desesperarlo. Necesitaba hablar con Severus, tenía que verlo.
—Harry creo que es tiempo de que reflexiones qué quieres hacer con tu vida —dijo la chica— si quieres tratamos de buscar a Severus para que puedan hablar.
Harry se preguntó si su amiga no habría usado la Legeremancia en él y no se habría dado cuenta. ¡Era increíble!
Harry estuvo a punto de decirle que sí, pero otro recuerdo llego a su mente del día en el que se habían separado, el de Severus reclamándole sobre el hecho de que sus amigos siempre se metían en sus discusiones.
—No Hermione, no es una buena idea.
—Pero Harry… podemos pedirle el favor a Draco, con él es más comprensivo que con nosotros.
—Te lo repito Hermione… no es una buena idea —masculló entre dientes, furioso consigo mismo, se preguntaba cuando había dejado de hablar y enfrentar a Severus y también con éste lo había permitido. No sabía en qué momento les había pasado la pelota de sus problemas a sus amigos, dejando que ellos mediaran con su esposo cada vez que discutían.
— Emmm… entonces tal vez el señor Malfoy — propuso la chica, al parecer era su última opción.
— ¡Basta! —Grito Harry— ¡No quiero que nadie se inmiscuya, esto es asunto de mi esposo y mío, de nadie más!
Harry vio dolor en la mirada de su amiga, tal vez se había extralimitado al gritarle pero necesitaba pensar y averiguar qué le estaba pasando.
—Hermione, por favor no te enojes —dijo el chico tomándole las manos—. Sé que quieres ayudarme, pero tú misma me los has dicho, ya no soy el mismo, todo ha sido horrible, no sé qué hacer.
— Es que quiero verte feliz —dijo la chica en un susurro.
—Lo sé y te lo agradezco toda la ayuda que me has dado, pero contéstame una cosa ¿Cuando he tenido miedo a enfrentarme a Severus?
—Nunca lo has tenido.
—Lo tengo en este momento… lo tuve mucho tiempo, creo saber cual fue uno de los grandes errores que he cometido —dijo sonriendo
—No entiendo a que te refieres.
—Es simple, Severus se quejó de que había cambiado y que lo estaba cambiando, ¿Cuando necesité a alguien para perder puntos en su clase?
—Nunca, siempre fuiste muy insolente con el —contestó la chica sonriendo también, entendiendo adonde quería llegar su amigo.
—No debí pedirles que solucionaran mis problemas con él, porque en ese momento fue cuando me empecé a perder, por buscar cierta comodidad.
Por fin entendía las palabras de Severus, por qué decía que él ya no era el chico que amaba… por que el Harry del que se había enamorado siempre tuvo valor para gritarle sin problemas si algo le parecía mal o injusto.
—Sólo queríamos ayudarte.
—Lo sé y se los agradezco con el alma, son mis mejores amigos y los quiero mucho, pero tengo que solucionar este problema con Severus, y lo tengo que hacer yo sólo.
Hermione le sonreía.
Ahora entendía parte de la pelea con Severus y era cierto, él había tenido la culpa en varios aspectos, tenía ganas de golpearse contra la pared había sido tan ciego y tan soberbio…
Severus vio como Hermione regresaba al salón de baile y también se dio cuenta de que Harry continuaba en el jardín, no sabía si aquello era algo bueno o no, pero en ese momento pensaba en el vals que habían compartido. Había sido como retroceder en el tiempo, cuando disfrutaba de la buena compañía de su esposo.
—Veo que el vals fue una buena oportunidad ¿no? —comentó Lucius que recién llegaba con una sonrisa en los labios. Él había pedido que tocaran aquella pieza.
—Sí, gracias por permitirme reencontrarme con mi verdadero esposo.
—Está reflexionando, así que posiblemente regresen, creo que solo estaba confundido y temeroso.
—¿Temeroso Harry? Lucius creo que hablamos de dos personas distintas.
—No, Severus dime, desde que están juntos ¿cuanto tiempo han tenido de felicidad y cuanto de tristeza y dolor? —Severus se mantuvo callado.
—Es lógico que el chico tenga miedo y esté confundido. Antes de que te fueras, había perdido su magia y cada vez que se acercaba a ti sufrías, ¿Cuántas veces han sido separados? Cuando llegó un momento de tranquilidad creo temió perder esa comodidad, si lo quieres llamar de esa forma, así que hizo lo más fácil para él, recurrir a sus amigos cuando algo estaba a punto de alejarlos, al fin y al cabo ellos han sido de ayuda en las veces anteriores.
—Sí, pero puso a sus amigos sobre nuestra relación, el matrimonio es cosa de dos.
—Lo sé, y te aseguro que ya se dio cuenta, para él lo más cercano a una familia son sus amigos.
—Tú nunca te metiste en nuestros problemas.
—Eso fue porque tú me pedias consejos, no que arreglara tu vida y ellos siempre han arreglado su vida juntos.
— Sí, siempre fueron el trió dorado, aunque claro hay que hacer que se separen un poco ¿no crees?
—Si, lo creo...
Harry se mantuvo un rato mas en el jardín, necesitaba pensar y reflexionar, pero ese no era el lugar, así que entró de nuevo al salón y buscó a Lucius, que estaba hablando con quien lo había sacado a bailar.
—Señor Malfoy, feliz cumpleaños.
—Señor Potter, muchas gracias, espero que este disfrutando de la fiesta.
—Sí, gracias; pero de hecho venia a despedirme.
—¡Oh!, entiendo, ¿Una conquista nueva? —preguntó malicioso mientras miraba de reojo a su amigo.
—No, me voy a casa, no me siento muy bien que digamos, gracias por la invitación y gracias por sacarme a bailar—dijo Harry mirando a ambos hombre, que inclinaron la cabeza en respuesta.
>>Hacía mucho que no disfrutaba un vals, pero me hubiera gustado más, bailarlo con mi esposo.
Aquel comentario hizo que Severus lo mirara fijamente, no dejó de hacerlo hasta que se retiró a través de la red flu.
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Harry llego a su casa, tan…vacía desde que Severus se había ido, miro a su alrededor y tomo una fotografía de su boda, sin darse cuenta se sumió en sus pensamientos, recordando su última pelea y otros sucesos. Recordaba que se limitaban a tener sexo, ya no hacían el amor, ya no había conversaciones, ni besos tiernos ni romanticismo. La escena de la cena de su graduación le golpeó ¿En qué demonios estaba pensando? prácticamente había querido tener sexo con Severus allí mismo, pero… ¿Por qué lo había hecho? En ese momento quería dejar claro que Severus era suyo y de nadie más, sin importarle los sentimiento de Severus. Pero… Severus era suyo, como él era de Severus, las alianzas lo demostraban, pero…le había dicho que era su padre ¿Que le paso aquel día? Primero en la cena de graduación había intentado tener sexo delante de todos, para demostrar que Severus era su esposo y días después, lo había negado ocultando el anillo. ¿Por qué lo hizo? ¡No era feliz! ¿Por qué negarlo?
Hasta ahora ya había logrado encontrar el sentido a algunas cosas: primero había puesto a sus amigos sobre su matrimonio; segundo, su matrimonio comenzó a basarse solo en sexo y tercero había tenido el descaro de negarlo como su esposo.
Ya había logrado un paso importante, buscaría a Severus sólo, sin la ayuda de sus amigos y hablaría con él. Además se había jurado que en las peleas futuras ellos, sólo ellos las resolverían. Pero mientras pensaba en el futuro, recordó que Severus le había dicho que ya no lo amaba. Apretó con fuerza la foto de su boda y sollozó.
—Y...yo se que tu amor por mí aun existe, pero debo despertarlo, te juro que lo hare, despertare aquel amor y no permitiré que se duerma de nuevo, lo juro.
Con lágrimas en los ojos se quedó dormido. Al despertar al día siguiente se levanto, se duchó y desayunó para ir a ver al hombre ante el cual había negado a Severus. Tal y como esperaba, el hombre lo trato mal, pero no le importo, por el momento ya había arreglado algo. Había aclarado que Severus no era su padre, sino su esposo.
Ahora la misión más importante para él, era encontrarlo y enamorarlo de nuevo.
Mientras caminaba por el callejón Diagon, pensaba en cómo reconquistar a su esposo, Severus era muy especial.
Sin saber cómo se encontró ante la tienda a la que siempre iba Severus para surtirse en ingredientes para sus pociones, entró sólo por curiosidad y admiró todos aquellos remedios. No sabía dónde estaba Severus, por lo que no podía saber si necesitaba algo para lo que estaba haciendo...
Después de ver el lugar, supo que aunque quisiera comprarle todos los ingredientes de la tienda no podría, ya que no sabía cómo mantenerlos en el perfecto estado que se necesitaba; además de que no sabía cuanto tardaría en encontrarlo. Con un suspiro de cansancio salió de la tienda, debía buscar algo que le ayudara a reconciliarse con Severus.
Sin obtener nada regreso a casa, decepcionado por no saber cómo empezar, se sentó en el sillón y tomo de nuevo la fotografía, ambos estaban radiantes de felicidad,¡ Cómo necesitaba en esos momentos algún consejo de su viejo mentor!, quería tomar un puñado de polvos flu para pedir ayuda a sus amigos, pero sabía que eso solo lo devolvería al círculo vicioso en el cual se hundió.
—Perdóname Severus, perdóname por ser tan idiota, por no saber cómo llegar de nuevo a ti, quisiera verte, pedirte perdón de todas las formas que me pidas o que existan, perdón por estar ciego, por volverme tan soberbio, por perderme a mí mismo y por querer obligarte a hacer lo mismo. Me di cuenta demasiado tarde y por ello te perdí. Te amo Severus… ¡Cómo me gustaría regresar el tiempo para no hacerte tanto daño!, pero es imposible…
A la mañana siguiente se presento en el colegio para hablar con el señor Malfoy que lo atendió enseguida.
—Dígame señor Potter ¿En qué puedo ayudarle? —pregunto el rubio, en su mirada había un brillo extraño.
—Quería hacerle una pregunta —dijo nervioso.
—¿Quería? así que ya no quiere…—le divertía ver al chico tan nervioso, como si no fuera obvio a qué había ido.
—Bueno sí —¡Cómo le estaba costando explicar lo que quería decir!—.Verá quiero saber donde esta Severus…
—Emmm… no creo que sea buena idea.
—Sé que las cosas no están bien pero quiero arreglarlas.
—¿Para qué quiere saberlo? ¿Qué gana con buscarlo? ¿Le va a exigir que se disculpe? o es que ya entendió qué estaba mal, dígame cuales fueron sus errores señor Potter.
—Sí… sé que cometí varios errores y no quiero ser mal educado pero este es un asunto nuestro y quisiera poder encontrarlo.
—Severus está en Durmstrang y espero que así como se ha comportado conmigo lo siga haciendo señor Potter porque un matrimonio solo es de dos personas, de nadie más.
Harry salió de la oficina algo confundido, primero pensó que no se lo diría pero después se lo había dicho sin ningún problema, nunca terminaría de entender a las serpientes, de eso estaba seguro, ahora debía ver la forma de encontrar el colegio. Se comunicó con Krum, el chico le dijo que se encontraba al norte de Escandinavia y le comento lo difícil que sería entrar, al parecer tenía que tener la autorización del director o esperar hasta fin de curso, ya que el barco donde viajaban llevaba a todos fuera de la escuela.
Así que solo le tocaba esperar un poco más para que terminara el curso… Eso le daría tiempo para buscar algún lugar para platicar con Severus, que no fuera frente sus alumnos, ya había cometido el error de dejar mal a Severus delante de ellos una vez, no haría lo mismo de nuevo.
Severus observó la clausura del año escolar, fue muy distinta a la de Hogwarts, podía recordar perfectamente a Dumbledore y sus palabras sin sentido que hacían a todos reír antes de que se fueran a dormir, pero esto era muy diferente, aún extrañaba Hogwarts esa sin duda era su verdadera casa, pensó amargamente.
A la mañana siguiente todos subieron al barco que los llevaría al puerto y de ahí el regresaría a Londres, aún no estaba seguro que haría en sus vacaciones pero sí lo estaba de regresar a su país.
—¿Qué piensas hacer estas vacaciones? -pregunto el director de la escuela
—No estoy muy seguro —dijo en un susurro, a veces le incomodaba el comportamiento del director, en ocasiones sentía cierto acoso de su parte.
—No estarás pensando en regresar con tu esposo…
—¡No! —contestó muy decidido, él no pensaba disculparse.
—¿Que te parece si vamos de vacaciones a Francia? —preguntó Escobar. A Severus no le agrado la idea, algo en la mirada de su amigo no le gustaba.
—no creo que sea buena idea, pero déjame pensarlo… –después de unos minutos de silencio, Severus aprovechó para irse con el pretexto de ver cómo estaban los alumnos, después de eso no regreso a ver al Director, si fingía tal vez así se podría librar de él.
Las horas pasaron y por fin pudo llegar al puerto dónde vio a los chicos bajar, cuando él lo hizo se quedo congelado, nunca se había esperado ver a Harry esperándolo, solo esperaba no pasar por una escena de su esposo, ya que estaban los padres de sus alumnos y eso sería muy mal visto.
Pero antes de que llegara hasta él, Escobar lo tomo del brazo.
– Severus no te he vuelto a ver y no me has dicho si vendrás conmigo o no —dijo acercándosele más de lo debido, Severus se imagino los gritos de Harry por este hecho pero le sorprendió cuando Harry se acercó, parecía tranquilo y eso le perturbó aún más.
—Ho…hola Severus —balbuceó.
Escobar lo volteo a ver y se alejó un poco de Severus pero no se iría sin una respuesta.
— ¡Harry! ¿Que haces aquí? —le preguntó, estaba temiendo que empezara a gritar
—No te quiero quitar mucho tiempo —dijo volteando a ver a Escobar—. Sé que estas ocupado; solo quería hablar contigo si tienes tiempo… estoy hospedado en el hotel Maison amour, en verdad espero que vayas, —y sin más se retiró.
Eso sí que fue perturbador, no sabía cómo interpretar lo que había pasado, de todas sus opciones no estaba el que Harry se fuera así sin más.
Escobar noto como se había trastornado Severus y entendió que sus planes de vacaciones se habían arruinado, nunca se hubiera imaginado que aparecería el chico al bajar del barco fuera de las protecciones del colegio.
—Lo siento Escobar no tengo tiempo —dijo alejándose de él, necesitaba saber que había pasado con Harry, por qué se comportaba de ese modo, sólo esperaba que en el tiempo que habían estado alejados nadie se ganara su corazón, no era normal que no estuviera gritando o algo por el estilo.
Tardó un poco en encontrar el dichoso hotel y dar con la habitación de Harry, al tocar estaba nervioso. Escuchó la voz de Harry diciéndole que pasara y sin más entró. El cuarto era muy amplio y podía ver que estaba dividido, dónde estaba era una especie de salita para recibir a la gente, el lugar era color beige, con amplios ventanales que permitían una buena iluminación, los sillones eran del mismo tono, y en medio había una mesa de madera. La puerta por la que salía Harry daba a otra habitación de un color amarillo muy claro. Fue lo poco que pudo ver de la estancia desde el ángulo que tenia, se imaginó que era el dormitorio.
—Severus no pensé que vinieses tan rápido —dijo Harry con media sonrisa; no sabía qué era lo que estaba pasando por la mente del chico.
—Tenía curiosidad por saber que era lo que querías decirme.
—Siéntate por favor —le pidió y sirvió dos vasos de Whisky de fuego, uno se lo tendió a Severus y el otro se lo quedo él, sabía que su esposo adoraba esa bebida, se había propuesto reconquistarlo como fuera.
Severus se lo tomó de un sólo trago, no entendía lo que estaba pasando, sólo esperaba que sus miedos no se hiciesen realidad.
— Severus, quería hablar contigo, pero no sabía cómo hacerlo —dijo Harry sonriendo, —Sé que he cometido muchos errores y sé que tal vez te perdí para siempre, pero necesito que me escuches.
—Harry ¿Qué es lo que pasa? —preguntó cada vez más alarmado.
—Dije muchas tonterías, es más me comporte como un idiota, pero la verdad es que no me di cuenta de lo que estaba haciendo hasta que fue demasiado tarde.
—Harry —trató de hablar Severus.
—No me interrumpas por favor…—le pidió sonriéndole –déjame terminar de decirte todo lo que quiero y después me dices tu punto de vista…—rogó.
Severus al ver su mirada de dolor no pudo más que asentir para que el chico terminara su monólogo.
—Han pasado tantas cosas en nuestra relación que no sé en qué momento me perdí, pero creo que este tiempo me ha servido para darme cuenta de muchos errores que cometí. Tú eres un gran ser humano y siempre lo has sido, todo lo que dije fueron tonterías dichas en un arranque de ira, sé que eso no justifica nada y tampoco puedo borrarlo, sólo puedo pedirte disculpas. También quiero que sepas que por fin entendí que una relación amorosa es sólo de dos, sé que no debí meter tanto a mis amigos, pero tenía miedo de perderte y si por algún motivo yo no era capaz de solucionarlo tal vez podías dejarme, por eso prefería que fueran mis amigos los que hablaran y así evitar que tú y yo nos separáramos y ese fue uno de los motivos que nos separo, es irónico ¿No crees?
—Harry, entiendo tu miedo pero ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque muchas cosas ni siquiera las noté Severus, muchos errores los cometí sin darme cuento o sin entender porque lo hacía, no sé si es tarde pero espero que me perdones —pidió mirándolo a los ojos no tenía por qué temerle, nunca lo había hecho y esta vez le mostraría que aún era un Gryffindor. Aceptaría si lo rechazaba pero antes de eso pelearía por su amor.
Severus se quedo callado, tenía muchas ganas de perdonarlo, en verdad lo deseaba pero si todo regresaba al ciclo del que había escapado, no quería volver a ser herido por Harry ya que aún lo amaba.
Harry estaba muy nervioso Severus no decía nada y él no sabía muy bien cómo reaccionar, así que se levantó para servir mas Whisky, y así tratar de liberar la tensión que había entre los dos.
—Harry ¿Por qué no dijiste nada en el puerto? —pregunto Severus
—Ya había cometido una vez el error de meterte en un lío en tu trabajo, ésta vez no cometería ese desliz, no tengo por qué incomodarte en el lugar donde trabajas —dijo el chico recordando la escena en Hogwarts.
Severus se levanto, tal vez Harry sí podía cambiar, al menos eso estaba demostrando, se acercó un poco al chico que le estaba dando la espalda y apoyo su cabeza en el hombro para hablarle en el oído—¿Por qué me citaste en un hotel? —preguntó en un susurro y sintió como el joven se estremecía.
—Porque no sabía cuánto tiempo tardarías en quedar libre, creí que sería mejor así. Mi primera opción había sido ir a comer pero si discutíamos eso sería poco adecuado ya que igual montábamos una escena y ahora tú estás trabajando aquí. —Harry sentir el calor de Severus, lo había extrañado tanto…
—Los errores no solo fueron tuyos Harry, yo también te he dicho cosas desagradables pero no sabía cómo ayudarte, cómo hacer que el chico del que me enamore regresara a mi lado.
—Severus perdóname, se lo estúpido que he sido, pero creo que aprendí mis errores —dijo el chico rogando por qué no fuera demasiado tarde.
Pudo sentir como Severus lo abrazaba y le daba la vuelta, sin más sintió unos labios rozando los suyos, y cuando sintió que Severus quería profundizar el beso simplemente lo aceptó, sintiendo cómo su corazón se aceleraba, en ninguno de los juegos que había tenido ese año se había sentido así. Era como el primer beso que se había dado con él, cuando se habían dicho lo mucho que se amaban era increíble sentir de nuevo mariposas en el estomago.
—Severus por favor hazme el amor, por favor… quiero volver a sentirte —suplicó.
Severus ni pudo ni quiso evitarlo, tomó al chico y lo llevó hasta el dormitorio, dejándolo caer en la inmensa cama matrimonial con dosel. Por un instante observó el reflejo de ambos en el espejo ovalado de estilo clásico que había en un rincón de la estancia. Encontró muy excitante verse desvistiendo a Harry, tomándose su tiempo para hacerlo entre besos y caricias.
Cuando por fin estuvieron desnudos Harry empezó a besar el pecho de Severus y fue descendiendo poco a poco sin dejar de acariciar cada trozo de la añorada piel a su alcance, así hasta que llegó al sur de su esposo, hasta su preciosa polla, con la que empezó a jugar enseguida, primero con la mano y después con la punta de su lengua excitándose cada vez más mientras le escuchaba gemir. Le encantaba verlo así, suplicando por él. De repente Severus lo levanto y lo recostó de nuevo en la cama para prepararlo estaba realmente ansioso había extrañado mucho las caricias y besos de su esposo.
Acercó sus dedos a la boca de Harry paro que los llenara de saliva, ya que no tenían lubricante ninguno de los dos, pues nunca se imagino que terminaría así su conversación. Introdujo un dedo en su ano y sintió como su chico se excitaba más pues sus suspiros se volvieron gemidos, cuando logro meter los tres dedos Harry empezó a empujar la cadera, pidiendo más, sólo entonces sacó los dedos de su interior para sustituirlos con su hambrienta polla, una vez dentro del chico Severus se contuvo para no lastimarlo.
Cuando Harry se empezó a moverse y jadear, Severus embistió cada vez más rápido y fuerte intentando ser lo más preciso posible y golpear una y otra vez su próstata, volviendo loco de placer. Pero Severus necesitaba más así que volteó a Harry para ponerlo en cuatro y poder tener mayor control al llevar el ritmo de las embestidas, tomó la cadera de Harry y empezó a moverse con más fuerza. Harry casi gritaba de placer.
—Más… Sev…mas...—decía entre jadeos provocando que Severus se excitara aún más.
En la estancia sólo se escuchaban los gemidos, y jadeos de ambos, hasta que Harry aulló al llegar al orgasmo, haciendo que Severus se viniera casi a la vez al contraer sus paredes internas. Exhaustos, sudorosos, jadeantes y felices, se dejaron caer en la cama contentos y se abrazaron con brazos y piernas hasta que el sueño les venció.
OoOoOoOoO
Después de unas horas Harry se levanto para mirar por la ventana del cuarto, observando la bella escena ante sus ojos, la ciudad estaba a oscuras, alumbrado por las farolas, se quedo absorto contemplándola hasta que sintió como alguien lo tomaba por la cintura; aun estaba desnudo y sintió la piel de Severus.
—Perdona si te desperté —dijo recostando su cabeza en el pecho del hombre que amaba.
—No te preocupes Harry, es solo que la cama se sentía muy fría sin tí — se besaron despacio, saboreándose con calma antes de regresar a la cama.