Capitulo 8
Escritoras: Tsmutsukuri y Snarry Love 20
Beta: Dea Lizardi
Ilustradora: Dea Lizardi
Clasificación: NC-17
Palabras: 5331
Advertencias: NC-17
Resumen: un viaje cambio todo, pero el viaje aún no termina. Y la búsqueda de una solución los lleva al lugar donde los secretos solo una persona entiende.
Hermione se encontraba cansada, eran muchos días invertidos en una búsqueda que no parecía querer dar frutos y que además le habían proporcionado un buen par de ojeras… Hacía semanas que había solicitado autorización a Lucius Malfoy para utilizar la biblioteca del colegio, en especial la Sección Prohibida…
—¡Arrrrrggggghhh!, me rindo por hoy —dijo Draco colocando un marcador en la página donde se había quedado y cerrando de golpe el libro— tanta palabrería me tiene cuadrada la cabeza.
—Siempre la has tenido cuadrada hurón —contestó Ron desde un extremo. —¡Ah no, lo olvidaba!, antes era redonda de tan inflada y hueca.
—No fastidies comadreja y termina de atragantarte con lo que sea que estés comiendo. —Le respondió el rubio molesto.
—No veo nada de malo en comer algo cuando se tiene hambre.
—Comadreja, tú vives para comer no comes para vivir, además tu cerebro, aun sin estrenar, no nos es de gran ayuda, así que evita tus comentarios.
—¡Dejen de discutir! y tú Ron compórtate como el adulto que eres. —Dijo Hermione.
—Si comadrejita haz lo que tu novia te pide —rebatió Draco burlándose.
—Dime hurón ¿no habrá un libro que nos sirva en la biblioteca de tu padre? Digo, como a él le atrae tanto la Magia Oscura…
—Si tuviera algo que nos llevara a la solución de esta maldición hace rato que lo hubiera traído. —Le contestó Draco algo ofendido.
—Supongo que aquellos ejemplares son exclusivos y muy escasos, aun para los Malfoy, al parecer tu apellido no tiene tanto peso hurón.
—Tiene más que el tuyo por cierto…—le recalcó el rubio.
—Esta maldición es tan propia de una serpiente… —Comentó Ron con fastidio. Seguro que Salazar Slytherin la encontraría divertidísima.
—¡Por supuesto! —Gritó Hermione de repente—. No sé cómo pasé eso por alto… Ron eres un genio.
—¿Alto qué?... un momento ¿Un genio? ¿Yo? — inquirió Ron confundido.
—Exacto Ron, Salazar Slytherin era uno de los más grandes magos conocidos, además de ser uno de los fundadores del Colegio de Magia y Hechicería Hogwarts, también era un viajero constante en busca de conocimientos, su especialidad era la Magia Oscura, era amante de las serpientes y podía hablar pársel... ¿Quién dice que no haya tenido ese conocimiento durante algunos de sus viajes?, Como buen erudito debía tener un sitio donde guardar todo ¡Uhmmmm…!
—¡La cámara de los secretos! —exclamaron al unísono Draco y Ron.
—Efectivamente, sólo Harry ha estado allí, bueno…y Ron y yo cuando fuimos a buscar algunos colmillos para acabar con Nagini. Sí, sería bueno investigar la Cámara, puede que allí esté lo que necesitamos —explicó Hermione.
—Muy bien pensado cariño —dijo Ron admirado.
—Haces valer tu apodo de sabelotodo, Granger.
—Lo tomaré como un cumplido —respondió Hermione con una gran sonrisa que dejaba entrever la esperanza que acababa de nacer en ella.
Habían planeado una cena entre amigos para dar a conocer las nuevas noticias a Harry, éste por su parte se había esmerado en que todo estuviese listo antes de que sus amigos llegaran. Sentía mucha curiosidad por saber que era lo que estos tenían que decirle. Aunque toda la situación lo tenía al borde de la histeria, seguía sin rendirse. Esto sólo sucedió después de pasar por varias etapas de negación y depresión, la nueva cita de sus amigos renovaban su esperanza de encontrar una solución.
—Tú dirás Hermione. —Dijo el joven.
—Harry, estuvimos buscando exhaustivamente un contra maleficio pero no encontramos nada, hasta que Ron dijo algo que llamo mi atención y que ciertamente yo había pasado por alto… Salazar Slytherin.
—¿Qué tiene eso de importante?
—Salazar era un gran aventurero y viajó a muchos lugares recónditos, es posible que en su biblioteca podamos encontrar aquello que necesitamos…
—¿Una biblioteca oculta? — preguntó Harry pensativo.
—Sí, y a que no adivinas donde creemos que se encuentra hermano—. Dijo Ron con la boca llena de comida.
—No seas grosero Ron y traga antes de hablar. —Le reprendió Hermione.
—Sólo se me ocurre un lugar —contestó Harry—. La Cámara de los Secretos.
—Hay que ir allí y sería importante que nos acompañaras— sugirió Hermione.
—Debemos ir cuanto antes —dijo Harry— ¿Avisó alguien a Severus?
—El hurón se encargó de esa parte, descuida, Snape estará al tanto de cada cosa que hagamos —respondió Ron poco antes de enfrascarse a comer una rica tarta de frutas.
OoOoOoOoOo
Los tres amigos se detuvieron frente a la puerta a la entrada del dichoso baño, hogar de Myrtle la llorona. Se miraron por última vez a los ojos, dándose valor mutuamente, para entrar con determinación y valentía. Ron y Hermione miraban de soslayo al joven hombre de ojos verdes, preocupados y esperanzados. Harry se dirigió directamente al lavabo junto a sus fieles amigos, pero la residente del lugar los interrumpió.
—¿Qué hacen aquí?— la llorosa voz adolescente retumbó en el hasta ahora silencioso baño.
—Necesitamos entrar a la Cámara, ¿te molestaría dejarnos pasar? —le pregunto amablemente Harry.
—¡Emmmmm…No!, ¡Adelante! —le respondió con un evidente rubor, en su transparente rostro.
Sin perder más tiempo, Harry dio la orden de abrir la cámara en perfecto pársel. El lavabo de pronto cobro vida y se apartó de su lugar para dejar un hueco por el cual podrían pasar los tres Gryffindor. Ron fue el primero que se adelanto, para transfigurar un almohadón en un tobogán.
—Hermione, mi vida... —dijo tendiéndole la mano a su novia.
—Gracias, ¡que caballeroso…! —respondió sorprendida y alegre la bella castaña.
Una vez que Hermione se lanzó por la entrada, la siguieron los otros dos, pero no sin que Harry se burlase cariñosamente de Ron; realmente el pelirrojo era muy protector con su novia.
Al reunirse los tres nuevamente, emprendieron el camino por los túneles subterráneos. Pasaron por la Antesala donde reposaba el cadáver del enorme basilisco, para rodearlo y volver a transitar por las oscuras tuberías, solo iluminadas por los lumus del trío, hasta que llegaron a las puertas de la sala presidida por la estatua de Salazar Slytherin.
—Bien, ¿Y… ahora qué? —pregunto Ron, con aire ausente.
—¿Tú nunca me escuchas? –refunfuño la castaña.
—¡Eh! ¿Por qué lo dices?
—Ya lo dijo antes, al explicármelo todo —cortó Harry para evitar que se pelearan—. No peleen… Hermione ya sabes cómo es Ron ¿Realmente esperabas que recuerde algo con la enorme cantidad de comida que había en la cena? —le preguntó con una sonrisa.
—Bien. —Respondió resignada, y un poco divertida— Harry pídele a la estatua de Salazar que nos deje entrar.
Harry se concentró, miro a la cara de mármol y simplemente pronuncio en pársel:
—Guardián de la entrada a la Biblioteca de Slytherin, déjame pasar para ampliar mis conocimientos con la sabiduría del gran Salazar Slytherin.
Entonces, la enorme estatua pareció cobrar vida. Con ruidos muy fuertes, se corrió unos pocos metros de su antiguo lugar de reposo y reveló unas escaleras en espiral. Los tres amigos tomaron una de las antorchas del lugar y la prendieron fuego con magia, se acercaron a la escalera y, con Harry a la cabeza, descendieron lentamente por ellas.
Pasó un buen rato hasta que lograron bajar todos los escalones y se encontraron frente a unas gruesas puertas de color verde con el escudo de la Slytherin grabado en ella. Los dos chicos lograron abrir las pesadas puertas, finamente talladas, antes de cederle el paso a su amiga. Cuando todos estuvieron dentro, las luces de las antorchas y arañas del interior se prendieron revelando el magnífico lugar.
Tenía una altura y anchura que rivalizaba perfectamente con toda la planta baja del mismísimo castillo Hogwarts, repleta de antorchas a los costados y elegantes arañas de fino material, que dejaban claro que no había sido creado por manos humanas, colgaban del techo revestido de bello mármol color ceniza. Las exquisitas estanterías de madera oscura, estaban hermosamente talladas y eran casi tan altas como la sala misma. Las estanterías estaban repletas de miles de libros de distintos tamaños y grosores bellamente encuadernados, sobre tantos temas que solo Merlín conocería. Los pisos estaban totalmente alfombrados, las mesas y sillas tenían la misma elegancia que las estanterías, con bellos candelabros para iluminar de cerca la lectura. Y por último, estaban las columnas que se sucedían a lo largo del lugar idénticas a las que estaban en la sala de la estatua de Slytherin. Todo el panorama estaba cubierto por una atmosfera tétrica y docta. Por increíble que pareciese, estaba todo muy limpio y en perfectas condiciones.
—¿Creen que los elfos son los que limpian este lugar o es que tiene un hechizo limpiador permanente? —partió el silencio la voz del pelirrojo. Y como eso fuera una orden, un elfo domestico apareció con un sonoro ¡PLAP!
—Jóvenes aventureros, bienaventurados sean a los conocimientos del gran Salazar Slytherin —saludó con una reverencia. Traía puesto el mismo traje que los demás elfos del castillo, tenía el pelo blanco y ojos enormes de color violeta. —Soy Tyrthot, el último elfo de mi familia, sirviente de la noble casa de la serpiente. ¿En qué puedo ayudarles?
—¿Por qué razón es tan amable con nosotros? Después de todo somos Gryffindor –susurró la chica extrañada y tan perspicaz como siempre.
—El amo Salazar dijo que cualquier hablante de pársel era bienvenido aquí. “Aunque no pertenezcan a mi noble cuna, no reniegues a aquellos que desean el don del saber a manos de la sabiduría de la serpiente”. —Recitó solemne el anciano elfo—. Yo sólo sigo los deseos de mi amo… Pero debo pedirles que guarden el secreto, mi Amo no deseaba que todo el mundo supiese la enorme colección que guardaba, si quieren acceder a sus libros tendrán que firmar primero el contrato.
Y el trío no pudo más que aceptar. El elfo los llevo entonces al lado de la sala donde Salazar Slytherin tenía su escritorio, silla, archivador y lámparas de su tamaño para que firmaran el contrato de silencio que Salazar exigía a todo el que traspasara las puertas de su biblioteca. Lo que sorprendió al grupo de amigos fue que sólo había cinco nombres en el papel: Godric Gryffindor, Rowena Ravenclaw, Lorelay Slytherin, Merope Gaunt y Tom M. Riddle. La combinación de personajes era muy extraña, sin embargo no comentaron nada al respecto. Unos minutos después, sus nombres estaban junto a los demás.
—Bien ¿Qué necesitan de la biblioteca? —Les preguntó mirándolos con anhelo, los jóvenes intuyeron que estaba feliz de ver gente allí.
—Algún libro sobre Quetzalcóatl y sus rituales, maldiciones y como revertirlos. —respondió apurado el chico de ojos verdes.
—Profanaste su templo, ¿Eh? —Dijo el elfo burlonamente. —Salazar estuvo a punto de hacer lo mismo, suerte que su hija lo detuvo… —comento en susurros para sí mismo.
La localización del dichoso libro les llevo a recorrer casi la mitad de la enorme sala durante varias horas. Ron se maravillaba por la extensa colección de Quiddich, mientras que su pareja observaba anhelante los libros de Leyes Mágicas, Historia, Pociones, Animales mágicos, Leyendas… todo, Harry rogaba interiormente por encontrar el libro pronto. Pasaron varios minutos más antes de que finalmente, el elfo se detuviera ante un estante con libros de cuero en color claro. De entre todos, escogió uno bastante voluptuoso, lo reviso unos segundos y les condujo a una mesa cercana. El elfo abrió el libro y comenzó a leer…
—¡Aquí esta! El ritual de pago tiene tres opciones: la primera ofreciendo la magia externa del mago, la segunda la fertilidad de la hechicera y la tercera la vida del primogénito. Todas con la consecuencia del distanciamiento entre la pareja, el dolor de la cercanía y el bloqueo del núcleo mágico.
—¿La magia externa del mago? ¿Bloqueo del núcleo mágico? —Harry estaba confuso.
—Sí, la magia no se puede quitar… es algo que forma parte del Mago, no puede existir el uno sin lo otro, la Magia no es algo que se pueda remover como si se tratase de un objeto. Si eso fuera posible no existirían los squibs —les explicó el perspicaz elfo.
—Tiene sentido. Entonces ¿Sólo me sacaron una parte de mi magia, bloqueando mi núcleo?
—¿Ya te hicieron el ritual? —Gritó escandalizado, el elfo—¡Entonces requieres urgentemente una contra-maldición!— y acto seguido adelantó páginas del libro a una velocidad alarmante.
—Debimos decírselo desde el principio. —sugirió Ron ganándose un par de airadas miradas por el comentario.
—Espero que esto te sirva, muchacho: Ritual contra Maldiciones. Sirve para revertir el pago y las consecuencias del ritual, sellando un nuevo contrato para salvar la relación de la pareja y la blasfemia al dios Quetzalcóatl.
—¡Estupendo! ¿Qué hay que hacer? —preguntó Harry exultante ante la posibilidad de revertir la Maldición.
OoOoOoOoO
Horas más tarde, los chicos estaban en casa de Harry tratando de decidir que hacer ahora. El elfo les había dado una valiosa información, además de una copia de la misma, pero también les había dejado con una tarea pendiente y una pesada incertidumbre.
—Bien, esto es un nuevo reto… Según los datos proporcionados por Salazar Slytherin debemos dar la ofrenda del Oro Azteca con la Sangre del Sacrificio de Amor —leyó Hermione.
—Además, debe ser en el mismo templo… También implica la actividad mágica de mi pareja, para unir mi núcleo con el suyo… Y de esa forma liberar mi magia…—recordó Harry.
—¿Y cómo haremos todo eso? Ni siquiera sabemos cuál es el templo… ¡Y ni hablar del Sacrificio del Oro, o como sea que se llame! —refunfuñó Ron.
—¡Claro que sí! —Hermione se levantó recordando algo de pronto— ¿No te acuerdas de la caja que nos mostró Draco?
—No… ¿Qué hay con ella? —Preguntó el despistado pelirrojo— ¡Espera…ya recuerdo!
—¡Oro Azteca! —exclamaron al unísono—, eso resuelve una parte, faltan dos… —se quejó Ron.
—Tú siempre tan encantador, amigo… —dijo Harry rodando los ojos.
OoOoOoOoOoO
Una semana después todos estaban instalados, aunque en hoteles diferentes; Lucius pidió que lo reemplazara Minerva McGonagall.
Necesitaron aún cuatro días para tener todo en orden, era muy importante que nada saliera mal. Hermione, histérica mantuvo a Harry ocupado mañana y tarde; Draco se encargaba, con mucha paciencia y algún que otro insulto, de que en el cerebro de tamaño nuez de Ron entraran todos los pasos que debía seguir al pie de la letra y Lucius hacía practicar a Severus la parte que le tocaba y revisaba que estuviera todo en orden.
Estaban listos, ya sólo faltaba aguardar la fecha propicia…
OoOoOoOoO
Al ser el día del Equinoccio, el lugar estaría concurrido por muggles, decidieron crear una barrera que los aislaba de todos ellos y los ocultaba de su vista, y también algunos hechizos silenciadores, todo estaba listo al pie de la pirámide. Justo donde la sombra de la serpiente iniciaba su descenso hasta la cabeza del inmortal.
La ceremonia se llevaría a cabo en pocas horas, justo en el momento en el cuál el dios Kukulcán o Quetzalcóatl bajara del inframundo que regía. Al ser el dios de los muertos, del viento, la sabiduría y también de la guerra, era más que obvio que era no solo un lugar maldito, sino también completamente espiritual, se sentía una enorme energía.
Chichen Itzá, un antiguo lugar espiritual era el sitio para realizar tal ritual, Harry no podía negar que aquello le causaba cierto temor y dudas… ¿Y si aquello fallaba y estaba condenado a vivir separado de Severus como un simple squib?, bueno, su falta de magia no dolía tanto como el estar separado del hombre dueño de su ser completo tanto tiempo. Estar tan cerca y a la vez tan lejos había sido un verdadero infierno, las emociones afloraban sin que pudiese hacer nada por evitarlo. Sentimientos de vacío, soledad y recuerdos que a ratos le enloquecían y otros le hacían sentirse muy impotente. Si, deseaba que todo eso terminara pero y ¿si no salía bien? Las dudas le mataban.
—Hermione ¿No crees que será peligroso? —preguntó a su amiga preocupado.
—No si lo hacemos correctamente —respondió la joven—, vamos Harry no pongas esa cara, deberías estar feliz porque encontramos la contra-maldición y también porque muy pronto podrás estar con la persona que amas —le aseguró tomando sus manos para darle ánimos— tranquilo, todo saldrá bien.
—Aun así no puedo evitar preocuparme, sois mi familia —dijo el chico de ojos verdes presionando sus manos—. No podría…
—Mira Harry a nosotros nadie nos obliga, lo hacemos porque te queremos y porque tu felicidad nos importa, más que nuestro amigo eres nuestro hermano, así que tranquilo y mentalízate para estar al cien por cien ese día.
OoOoOoOoO
—¿Estas seguro que quieres hacer esto Lucius?, no será agradable— decía Severus.
—Tengo experiencia en cosas desagradables —contestó Lucius recordando ciertas partes de su pasado —créeme lo haré bien.
—Me preocupa Draco…¿Por qué tiene que ser él? —preguntó preocupado.
—Él se ofreció a hacerlo —respondió Lucius encogiéndose de hombros.
—Pues yo no creo que comprenda muy bien el alcance real de todo esto —protestó Severus.
—Confía en él, mi hijo ha madurado como no tienes idea.
La ceremonia se llevaría a cabo en pocas horas, Harry no podía ocultar su nerviosismo pese a que Hermione trataba de transmitirle calma. Draco observaba a su alrededor, el lugar era sorprendente y maravilloso tenía tanta historia en él…
Hermione observo el altar, que en realidad era una piedra para un sacrificio humano, del tamaño suficiente para que un ser humano coloque su espalda al ser asesinado, y en esta posición sacarle el corazón. No cabe duda, eran unos barbaros. Pensó la chica antes de agrandarla con un hechizo para que cogieran dos cuerpos.
—Debemos comenzar la ceremonia antes de la puesta de sol, creo que tenemos todo lo necesario, esto es para ti Harry —le tendió una especie de toga hecha de lino blanco, puedes conservar tu ropa interior —le explicó la joven con una sonrisa— Ron, Draco… aquí están las suyas.
—No las mires así Huron ese es el color —le dijo Ron.
—La de Harry es blanca —contestó Draco frunciendo la nariz para mostrar su desagrado.
—Estamos en el día del Equinoccio del mes de marzo, hay muchos turistas por aquí y debemos de pasar desapercibidos… además este es el color apropiado para recibir a la energía del sol… Y adivinen a que dios adoraremos hoy. —Puntualizo Hermione, intimidando a Draco. —Aquí está el cuenco, es originario de este país y utilizado principalmente para poner el corazón humano.
—La túnica es blanca como la de Severus ya que son ellos los afectados por la Maldición. La de color beige es para los que ofrendan su vida y la gris para los receptores…—aquí está el cuenco… —dijo mientras hojeaba una pequeña libreta que el Elfo le había entregado antes de marcharse de la Cámara Secreta, la dejo abierta en la parte donde se mostraba el grabado de dos dibujos.
—Mi padre no tardará en llegar con Severus…—explicó Draco— como Harry no puede permanecer cerca de su esposo sin experimentar dolor y viceversa decidió que era mejor que fueran los últimos en llegar.
Cuando Severus llegó, Harry lo supo enseguida, pues un profundo dolor recorría la totalidad de su cuerpo.
—Tranquilo Harry, respira hondo, pronto esto se hará más llevadero —decía Hermione acariciando la cabeza de su amigo que ya se encontraba recostado sobre la piedra—. Draco, pon tus manos sobre la losa por favor.
—Veo que todo está listo— dio Lucius mientras sujetaba a Severus para evitar que se cayera, pues los dolores que tenía eran tan fuertes que mermaban su conciencia y la mayoría de sus sentidos— Severus resiste un poco más, esto acabará enseguida —intentaba tranquilizar al hombre que en esos momentos respiraba ya con dificultad.
Depositar a Severus cerca de Harry fue toda una proeza ya que sus cuerpos se negaban a acercarse por las convulsiones que se generaban en ambos ante el acercamiento.
—Señor Malfoy colóquese al lado de Draco y ponga sus manos sobre la piedra, le pediría por favor que una vez comience todo no rompa el contacto con ella, sus manos no pueden abandonar la roca por ningún motivo o el dolor retornará a sus cuerpos y será mucho peor —pidió Hermione muy seria. A continuación apuntó al cuerpo de Severus con su varita y realizando un suave movimiento empezó a recitar las raras palabras que figuraban en el pergamino que portaba, eran una copia exacta de las que ponía en el libro de la Biblioteca de Salazar y que el elfo le había entregado. Apuntó después con la varita a Lucius y Draco son dejar de recitar el contra-hechizo, y una luz color ámbar les rodeó, mientras Harry y Severus dejaron de convulsionar y empezaron a respirar sin dificultad, no podía decirse lo mismo de Lucius y Draco pues el dolor les había sido transferido a ellos.
—¡Joder…—Draco se mordió la lengua para frenar la palabrota que estaba a punto de pronunciar—esto duele…mucho! Consiguió decir respirando a duras penas.
—Intenta relajarte hijo —le pidió Lucius casi en un susurro ya que bastante tenía con lidiar con su propio dolor.
—Es fácil para ti...Estás acostumbrado a la Cruciatus —le respondió el chico mientras trataba de controlar la oleada de dolor que recorría todo su cuerpo.
—Draco solo nos acostumbramos a soportar el dolor —contestó Lucius con un hilo de voz— No hay nadie que se acostumbre a él —un quejido escapó de sus labios— no quites tus manos de la piedra, eres un Malfoy y siempre estaremos sobre los demás…
—¡Vaya momento has elegido para bromear!— dijo Draco entre dientes tratando de esbozar una sonrisa que se transformó en un gesto de intenso dolor.
—Creo que aún soy demasiado orgulloso para admitir ciertas cosas —respondió Lucius.
—Ron, es nuestro turno, te advierto que aunque sea un corte mágico va a doler igual…—le comentó Hermione.
—Lo sé…¡Hazlo ya! —respondió Ron reflejando en su mirada el nerviosismo que no podía disimular.
—Bien…allá vamos… ¡Magia mística y antigua encerrada entre estos muros, durante siglos atrapada en el tiempo, haz llegar mi súplica al gran dios Quetzalcóatl* para que el agravio cometido sea perdonado…te ofrecemos este ritual de sacrificio para enmendar el error! —Hermione colocó las monedas dentro del cuenco— ¡Que la luna misteriosa y el sol benefactor secunden nuestros ruegos y el gran dios Quetzalcóatl se apiade y libere a estas almas de su prisión exonerándolas de su castigo quitándoles la maldición que ahora pesa sobre ellas…!— Hermione tomó su varita y la deslizó suavemente por su muñeca generando un corte por el que comenzó a emerger sangre, repitió el mismo acto con Ron y la sangre de ambos cayó dentro del cuenco mezclándose, poco después Hermione cerraba los cortes de sus muñecas de la misma manera— ¡A ti sagrado dios te ofrecemos el tributo del metal y la vida que corre por nuestras venas como pago y remisión confiando en tu infinita indulgencia…! —. El templo lugar comenzó a temblar con algo de brusquedad pero Hermione no se amedrentó, entreabrió la toga de Harry y Severus dejando sus torsos al descubierto y en comenzó a reproducir sobre ellos los dibujos de la libreta, Ron no decía palabra, consciente de que no debía interrumpir, pero eso no le impedía sentir miedo ate lo que estaba ocurriendo. Lucius y Draco por su parte resistían lo mejor que podían… al terminar el ritual las marcas hechas por Hermione comenzaron a brillar intensamente, de la figura en el pecho de Severus emano una luz blanca que se elevó en el aire formando una especie de u invertida y a continuación cayó sobre el dibujo del pecho de Harry, el cual comenzó a iluminarse lentamente, las sacudidas se hicieron más y más intensas parecía un terremoto, mientras el cuerpo de Harry estaba completamente imbuido y la luz seguía aumentando haciéndose cegadora. El templo temblaba tanto que apenas podían mantenerse en pie, parecía que todo iba a derrumbarse, de repente, la luz se apagó y todo quedo en calma.
—¿Funciono o no Hermione? —susurró Ron nervioso.
—No lo sé… Draco, Señor Malfoy ¿Cómo se encuentran? ¿Aun sienten dolor?
—No, respondió Draco, el dolor se fue cuando al mismo tiempo que despareció la luz supongo que ya puedo quitar mis manos de aquí…
—Sí, creo que puedes—respondió Hermione.
—Lo importante ahora es ver cómo se encuentran a Severus y a Potter.
Todas expectantes miradas se centraron en la pareja. Severus se sentía cansado pero el dolor había abandonado su cuerpo, volteó su rostro hacia su esposo topándose con unos hermosos ojos color esmeralda y la hermosa sonrisa de Harry. ¡Cuanto había anhelado volver a ver aquellos ojos que le robaban el sueño! ni siquiera reparó en los presentes, capturó aquella boca que lo hacía derretirse por completo y su pecho latió como nunca antes solo sentirlo cerca. Poder tener acceso a él era más que suficiente para hacerle sentir completo y lleno de una infinita felicidad que era imposible de describir con palabras, aunque quizás si fuera capaz de hacerlo de una forma…una que por el momento y el lugar donde se hallaban tendría que esperar.
—Te amo Severus— dijo Harry sintiendo como sus ojos se llenaban de lágrimas— este tiempo que hemos estado separados ha sido un verdadero infierno, no quiero estar lejos de ti nunca más…no quiero que nos separen.
—Yo también te amo más que a nada en este mundo, quiero estar a tu lado, vivir contigo, despertar siempre a tu lado….—le respondió estrechándolo aún más entre sus brazos— Por mucho que las circunstancias se empeñen en separarnos volveré siempre a tu lado.
—Ejem... si ya terminaron preferiríamos que se levantaran, aun debemos ver si el moco…digo el señor Potter ha recuperado o no su magia —dijo Lucius con su conocido tonito.
—Harry, me tome la libertad de traer tu varita, es necesario que realices una prueba.
—Entiendo, aunque quiero decirles que si no recupero mi magia, no me moriré porque aun tendré a Severus a mi lado y nuestro amor es lo más importante de todo.
—Eso sonó muy bonito Harry —dijo Hermione—pero sé que todo ha salido bien, por lo menos es la corazonada que tengo.
—¿Podrías convertir en estatua a este hurón? —preguntó Ron apuntando a Draco.
—Ni siquiera lo intentes—respondió a la defensiva Draco.
—Haz algo más simple Harry —dijo Severus— levanta ese cuenco.
—¡Wingardium Leviosa! —Exclamó Harry apuntando al cuenco con su varita, éste se estremeció un poco y lentamente comenzó a elevarse, Harry sonrió aliviado, su magia había regresado, podía sentirla en su cuerpo…— volvió Severus… mi magia regreso.
Tras el ritual Hermione volvió todo a su estado anterior y tomando el translator que les había llevado hasta allí, desaparecieron para reaparecerse esta vez a las afueras de Hogwarts, como siempre Harry termino aterrizando con su trasero para no variar.
—¡Merlín! ¿Es que nunca voy a caer de pie? —se quejó levantándose y sacudiéndose el polvo.
—La elegancia nunca será tu estilo Potter —le pinchó Draco.
—Ni la modestia el tuyo Malfoy —respondió Harry.
—¿Que puedo decirte Potter? algunos nacemos con porte y elegancia —dijo Draco pero esta vez esbozando una leve sonrisa.
—Lo que me recuerda que tenemos una cena en casa querida —musitó Ron y Hermione no pudo evitar ruborizarse ante sus palabras.
—Yo me iré a casa, tengo algo de jaqueca—dijo Draco—. Si me disculpan...
Ron y Hermione también se desaparecieron. Sólo Lucius, Harry y Severus entraron al castillo…
—Quiero volver a Hogwarts…—comentó Severus, cosa que sorprendió tanto a Harry como a Lucius aunque este último esbozo una sonrisa de medio lado.
—Supongo que quieres tu puesto— señaló Lucius.
—El de Maestro de Pociones si no te molesta —contestó abrazando a Harry.
—Muy bien Severus, se ve que extrañas aterrorizar a los estudiantes.
—creo que sería una buena terapia de relajación, hace mucho que no quito puntos y lo estoy extrañando…
—¡Ni te atrevas a hacerlo con mi antigua casa! —exclamó Harry a la defensiva Severus no pudo evitar sonreír.
OoOoOoOoO
Todo parecía haber regresado a la normalidad tras algunas semanas, Severus no había tenido problema alguno en retomar sus clases recuperando incluso el respeto de sus alumnos imponiéndose amenazador como en sus mejores tiempos y era que algunas cosas nunca cambiaban…
Aquella noche Severus llego a la habitación que compartían sumamente exhausto y Harry le preparo un baño relajante. Lo desvistió él mismo sin prisas, lo guió a la tina y con infinita ternura, le lavó el cabello y le enjabonó el cuerpo. Dejó que se relajara en aquel baño de espuma de fragancia exquisita, para que actuara sobre su dolorida espalda. Una vez que Severus se sintió satisfecho, Harry lo secó apropiadamente, lo tumbó sobre la cama y le obsequió con un maravilloso masaje. Pero Harry no se detuvo al terminar sino que se desvistió sin prisa y empezó a estimular a su esposo.
Las ligeras manos recorrieron las piernas de Severus, su espalda y sus hombros... con suaves caricias y tiernos besos repartidos por doquier, se abrió paso por el cuerpo de su pareja hasta llegar a su nuca y deleitarle con sus labios. Instantes después, ambos estaban frente a frente.
Harry recorría con sus caricias cada rincón de la anatomía de su hombre, sus sensuales movimientos excitaban cada vez más a Severus mientras la mirada de uno se perdía en la del otro.
Con amor y toda la delicadeza que podía, Harry levantó las piernas de Severus hasta sus hombros y comenzó a estimular la rosada y arrugada entrada de su amante. Le pidió a Severus que lamiera sus dedos, para acto seguido deslizarse con deleite en su apretado ano. Una vez que notó cómo se contraía, Harry beso a su hombre con pasión y metió el segundo dedo, cuidadosamente; aunque el otro no pudo evitar protestar por la intromisión. Estuvieron unos minutos disfrutando del beso, al tiempo que Harry metía otro dedo en el interior de su pareja y los movía para dilatarlo. Con su otra mano Harry acariciaba la piel expuesta al tiempo que Severus mimaba con las suyas la espalda de su amado, maravillándose de lo que estaba sintiendo, era algo totalmente nuevo para él.
Con entrega y palabras en el oído susurradas por la dulce voz de Harry, Severus se quejó al sentir que los dedos de Harry le abandonaban para ser sustituidos por su pene. No podía decir que dolió, porque lo único que sintió fue cierta molestia, pero Harry lo recompensó con caricias y suaves lamidas a sus erectos pezones. Una vez que la incomodidad pasó, fue la hora de las embestidas certeras.
La pasión se desató entre ellos, el amor danzaba en el aire. Ambos cuerpos se acoplaban perfectamente, estaban hechos el uno para el otro. Justo cuando Harry tocaba su próstata sintió la mordida en el lóbulo de su oreja. Severus poco a poco, fue bajando hasta la parte más sensible de su cuello. El deseo y la pasión de ambos embriagaban cada poro de su piel y las embestidas eran cada vez más profundas. Severus pidió más y Harry puso su mejor esfuerzo en complacerlo.
Ya estaban al borde del abismo, uno en que felices iban a caer. Más y más próximos a terminar con esa entrega que mostraba la parte sensible de un hombre, que se empeñaba en mantener una faceta fría y distante ante los demás.
Entonces Harry le susurro al oído las palabras más hermosas que alguien le había dicho jamás, lo que ocasionó que al culminar la única palabra que se escapó de sus labios fue el nombre del otro.
OoOoOoOoO
*Según se habían informado en varios libros antecesores Quetzalcóatl es también el nombre nahuatl de los mesías mesoamericanos y el título de los sacerdotes supremos de la religión tolteca. Se manifestó en diversos profetas históricos, el último de los cuales fue Ce Acatl Topiltzin, rey de Tula que vivió entre los años 947 y 999 de la era cristiana.
La creacion de Hogwarts fue en 990 Despues de Cristo asi que es probable que se hayan conocido. Pues las fechas coincidían y la prueba estaba ante sus ojos.
Continuara...